Red Hood ha vuelto para proteger Gotham
«You almost got yourself killed. The angry, reckless vigilante bit is my thing»
Red Hood the Hill es la continuación de la ya finalizada serie de 52 números Red Hood and the Outlaws. Tras la marcha de Scott Lobdell en el número 50 se abrió una trama que solo duró dos números y quedamos expectantes de cuando continuaría, pues tras varios años de espera ha llegado el momento. Shawn Martinbrough continúa sus aventuras como guionista tras pasar de ser entintador y dibujante para asumir el reto narrativo; le acompañan Sanford Greene, uno de los mejores portadistas del momento que sus interiores son también dignos de analizar y Matt Herms al color.
A pesar de tener el título de Red Hood bien en grande, las apariciones de Jason durante este primer número son anecdóticas. La trama se centra en los personajes secundarios y vigilantes que le acompañan durante sus travesías en The Hill, el peor barrio de Gotham. La introducción hace más hincapié en el ambiente y las dinámicas que puedan tener los personajes que de presentarnos realmente una trama profunda, que adentrarse en la psique de Red Hood. Para ser una miniserie centrada en él se siente un poco vacía en cuanto a la información que nos prestan.
La sombra de Scott Lobdell es extensa, pero tampoco es que dejase el nivel muy alto durante los dos anteriores volúmenes de Red Hood, ya que sus series recibieron opiniones bastante mixtas y existían muchas ganas de que un nuevo autor tomase las riendas del personaje. Tras que se acabase su última serie regular hace 4 años, el personaje ha estado dando saltos en distintas cabeceras, destacando Batman: leyendas urbanas donde tuvo dos historias importantes. Al menos, en este cómic, los textos en castellano están bastante mejor que los de Miguel Barragán con Lobdell, aquí solo han fallado una sola palabra, no está mal.
La idea de continuar una trama que se había presentado hace 4 años, es cuanto menos curiosa. El número cero de esta cabecera es en realidad los números 51 y 52 del segundo volumen de Red Hood and the Outlaws. Allí fue donde nos presentaron por primera vez a personajes como Strike. Aunque el concepto de vigilantes Outsiders funcione muy bien con el redimido Robin, estamos muy acostumbrados a tenerlo en series corales o compartiendo cabecera, por lo que deja un poco frío que la primera miniserie de la década sin el subtítulo de Outlaws al lado sea sin centrarse en él.
Shawn Martinbrough sabe dotarnos de una atmósfera muy bien lograda, pero no deja de ser una trama que hemos visto en muchas obras del universo de Batman. Se siente muy genérica y se queda a medio gas para ser un número uno. La pequeña banda de justicieros de este bajo Gotham son sin duda el punto a destacar del guion, sobre todo sus inquietudes y personalidades. Están bien trabajadas y hace que no eches de menos tanto a Jason. Con una presentación con tan poca chicha, no se puede juzgar como será la obra, así que tendremos que esperar hasta que salgan los 5 números restantes.
Si en algo destaca este cómic es en el dibujo de Sanford Greene. El ya ganador de un Eisner hace un trabajo soberbio en las escenas de acción, recreándose todo lo que quiere en la violencia y con un dinamismo por el que pasas las páginas sin darte cuenta. Ya demostró su potencial en la Liga de la justicia contra la Legión de superhéroes trabajando con Brian Michael Bendis en un magnífico annual. Si vienes de leer el número cero, el salto del dibujo es muy notorio y se nota el gran trabajo detrás de Sanford.
El color a cargo de Matt Herms está al nivel de su trabajo en Alan Scott; The Green Lantern. Aquí cambiamos el juego de colores para diferenciar las elipsis temporales con unos tonos más oscuros y mucho más difuminados para marcar la acción de este cómic. Es sin duda cuando quiere dar dinamismo y velocidad a las viñetas donde más destaca su trabajo.
En resumen, estamos ante un cómic sobre los bajos fondos de Gotham con un nuevo señor del crimen alzándose y un equipo de vigilantes a los que les sobrepasa la situación. Una introducción que deja un sabor amargo y muy poca participación del protagonista, pero un dibujo increíble por el que merece la pena quedarse.
Lo mejor
• Un dibujo dinámico que funciona a las mil maravillas
Lo peor
• No es que salga mucho Red Hood.
• Es una continuación de una historia que se publicó hace 4 años en solo dos números