Un necesario regreso a las esencias
«Cuéntaselo a tus amigos. Cuéntaselo a todo el mundo que conozcas. Díselo a todos ellos. ¿Cuándo me veáis venir? Corred.»
Desde hace dos años, y coincidiendo con el estreno de la serie protagonizada por Caballero Luna en Disney+, Panini Cómics se ha puesto las pilas con el personaje como quizás nunca antes lo haya hecho.
Y es que, a la reedición de las aventuras clásicas del personaje, ha seguido una edición en formato Marvel Saga de todas sus etapas modernas, al tiempo que la colección actual se edita en tomo rústica con solapas por arcos argumentales.
Dejando de lado lo que la serie de televisión nos haya parecido a cada uno, de lo que no cabe duda es de que son buenos tiempos para el Caballero Luna, al menos en lo que se refiere a sus cómics, pues a día de hoy resulta muy fácil coleccionar las distintas aventuras del personaje.
De hecho, el tomo que nos ocupa, fue editado hace tan solo año y medio en formato 100% Marvel HC, y es que una de las mejores razones para acercarse a este personaje por vez primera, o tras mucho tiempo sin leer sus aventuras, es sin duda, que sus etapas son mucho más autoconclusivas y autodefinidas que las de otros personajes más populares.
Si damos un pequeño repaso a las etapas precedentes ya publicadas en Marvel Saga, la llegada del personaje al Siglo XXI se vio marcada por un inicio a día de hoy muy controvertido a cargo de David Finch y Charlie Houston en el que el personaje era redefinido como una especie de inquisidor-matón que luchaba con su locura interna mientras servía víctimas en bandeja de plata a un siempre descontento y brutal Khonshu.
A esta etapa le siguió la de Mike Benson, muy continuista con la anterior pero que rebajaba el tono violento del personaje y abrazaba más el vigilantismo y los cruces con otros personajes de Marvel una vez que el guionista comenzó a volar solo.
Por su lado, Gregg Hurwitz y Jerome Opeña firmaron una Venganza del Caballero Luna en la que el personaje se ponía en el centro del Reinado Oscuro de Norman Osborn, convirtiéndose, momentáneamente en la némesis habitual del enemigo jurado de Spiderman.
Siguiendo con esta interelación del personaje con el resto del Universo Marvel, que siempre se ha antojado ligeramente forzada en lo relativo al Caballero Luna, Brian Michael Bendis y Alex Maleev realizaron una etapa muy criticada en la que Marc Spector sustituía sus habituales personalidades por las de Spiderman, el Capitán América y Lobezno.
Pues bien, en este punto, llega Warren Ellis a la serie, con Declan Shalvey al dibujo, y lo que hacen, tras unas etapas modernas tan agitadas y más caracterizadas por encontrar el lugar del Caballero Luna en el Universo Marvel, es devolver al personaje a sus esencias más básicas.
Así, tenemos a un vigilante que no necesariamente comparte escenario con otros personajes de Marvel. A un Puño de Khonshu que cuando tiene que actuar de forma violenta contra los enemigos de su Dios, lo hace, pero que el resto del tiempo no se trata de una persona cuyo desequilibrio mental presida todas y cada una de sus acciones.
En lo relativo al aspecto más metafísico, Khonshu no es aquí tan brutal y exigente como lo fura en la etapa de Charlie Houston, ni brilla por su ausencia, como ocurría en las siguientes. El Dios Egipcio aquí es una pieza capital de la trama pero más como guía espiritual y padre que como figura aterradora que utiliza a Marc hasta que no queda nada de él.
En cuanto a las distintas personalidades del alter ego superheroico del Caballero Luna que se presentan por aquí, volvemos a la tríada clásica de Marc Spector, Jake Lockley y Steven Grant, pero se deja claro que el Caballero Luna en su actitud de vigilante resulta una personalidad totalmente distintas a las tres mencionadas, y se da a conocer una cuata personalidad a caballo entre el héroe y el alter ego: Mr. Night.
Este Caballero Luna ataviado con su tradicional máscara pero con un traje chaqueta de blanco impoluto, es el superhéroe que Khonshu necesita cuando, a priori, la violencia no es la respuesta a todo conflicto.
Dejando de lado qué personalidad nos guste más, o con cuál nos encontremos más cómodos, la realidad es que este añadido hace que esta etapa resulte particularmente interesante, al tornarse así en una mezcla perfecta entre clasicismo y modernidad.
Pero aquí, no acaba la cosa, y es que Warren Ellis y Declan Shalvey tienen una sorpresa más para los lectores en este tomo autoconclusivo que recoge los seis números en los que se dividió esta corta etapa.
Y es que, cada número es independiente del anterior. Por tanto, no estamos aquí ni ante un arco argumental que forma una unidad en sí mismo, ni ante una especie de hiato que sirva de conexión entre dos etapas más largas. Lo que tenemos ante nosotros es lo más parecido que existe a una pieza única dentro de Marvel; una miniserie que a través de números independientes presenta distintos aspectos que los autores juzgan importantes a la hora de tratar al Caballero Luna.
Por su parte, el dibujo de Declan Shalvey es, simplemente espectacular, y siendo completamente honestos, el mejor que el personaje había recibido en el Siglo XXI hasta la llegada a la serie del ilustrador. La línea de Shalvey son suaves y muy detalladas, con una agilidad muy particular en las escenas de acción, suponiendo en su conjunto un auténtico espectáculo visual.
Ingredientes todos estos que hacen de esta etapa un auténtico Must que no deberíais dejaros pasar bajo ningún concepto, a no ser que queráis, claro está, que la ira de Khonshu caiga sobre vosotros…
Lo mejor
• El dibujo de Declan Shalvey.
• El regreso a las esencias pero con un toque de modernidad que plantea Warren Ellis.
• Que cada número sea autoconclusivo.
Lo peor
• Que este experimento no fuera un poco más largo.
Guión - 8.5
Dibujo - 9
Interés - 8
8.5
Imprescindible
Hablamos de la reedición en formato Marvel Saga del Caballero Luna de Warren Ellis y Declan Shalvey.
