Gert is back
Podemos decir que Skottie Young vive un gran momento profesional en los últimos años. El célebre autor, poseedor de un dibujo con una personalidad maravillosa, se ha ido haciendo fuerte en su desempeño como guionista hasta destaparse como un escritor a tener muy en cuenta en la escena estadounidense. Trabajos como Middlewest o Soy quien amas en la sombra nos han permitido disfrutar de sus virtudes con la pluma, pero todo tiene su contrapunto, claro. Y es que hemos ido disfrutando menos de su arte.
Toda esa actividad era incompatible con el desempeño necesario para dibujar a la vez una serie regular como era I Hate Fairyland, su primer gran éxito creator-owned, lo que llevaría a pausar la serie de Gertrude tras una conclusión que dejaba un punto y aparte que pudiera ser continuado en algún momento. De aquella primera etapa, recopilada en cuatro tomos publicados por Panini Cómics, os hablamos hace poco por aquí. Y lo hicimos con la vista puesta en estar listos para su regreso.
Porque sí, todo llega, y fue en 2022, tras cuatro añitos desde aquel punto y aparte, cuando I Hate Fairyland regresó a las tiendas con el estreno de un nuevo volumen con el que Skottie Young continuaba con las aventuras de su niña de pelo verde. Un regreso que Panini Cómics, licenciataria de la serie, nos ha traído recientemente en español, acompañado por la reedición de los ya casi agotados primeros volúmenes.
Este regreso llega con un sabor diferente, y es que, siguiendo esa dinámica de los últimos años, Young lega aquí las labores artísticas para centrarse únicamente en el guion. Al mando de los lápices nos encontramos esta vez a Brett Bean, un artista principalmente vinculado a proyectos juveniles como Zoo Patrol Squad (Penguin Workshop), Battle Bugs (Scholastic) o Beasts of Olympus (Workshop), además de un número de la serie de Marvel Rocket & Groot precisamente junto al propio Young. Al color, por supuesto, se mantiene el fiel Jean-François Beaulieu, habitual en todos los proyectos de Young.
La serie nos sitúa justo a continuación de los eventos que cerraron el cuarto tomo de la serie, así que por si hay algún despistado, quede claro que a continuación van obvios spoilers. La caótica Gertrude logró escapar de Fairyland, pero la vida adulta le ha traído un amargo descubrimiento: el mundo real es una mierda. La que fuera la niña más peligrosa de un mundo de fantasía hoy no es más que una joven adulta que debe sobrevivir a base de curros para los que es un tremendo desastre. Pero todo eso podría cambiar cuando un poderoso empresario le ofrece el único trabajo para el que está capacitada: regresar a Fairyland y cortar unas cuantas cabezas.
Lo mejor y lo peor del regreso de I Hate Fairyland se puede resumir en una sola frase: es más de lo mismo. Skottie Young siempre nos ofreció una serie que no buscaba una gran profundidad, sino una parodia negra constante llena de humor gamberro y divertido. Y eso es algo que no ha cambiado con esta nueva etapa. En base a una premisa lo suficientemente plausible, el guionista nos devuelve a Gertrude a sus mundos de fantasía para retomar sus aventuras y cafrerías como si el tiempo no hubiera pasado desde su último episodio allá por 2018.
En esencia, volvemos a la metralleta de gags, chistes y ocurrencias que formaban parte del ADN de la serie, con un tomo que en cierto modo es más bien una manera de calentar y refrescar sensaciones. Ni más ni menos. Nadie debe esperar una gran vuelta de tuerca o un cambio de enfoque rompedor, la serie se mantiene en sus zapatos y no parece que vaya a ofrecernos grandes sorpresas, sino únicamente el confort de una lectura amena y gamberra sin más ambición que hacernos reír. Los próximos volúmenes (en EEUU han alcanzado ya el tomo 7) nos dirán si en algún momento la serie decide ir por otros derroteros nuevos.
La gran novedad del nuevo volumen de I Hate Fairyland es sin duda su dibujo, y es que perder a Skottie Young como dibujante era un riesgo muy grande para hacer que una serie que vive básicamente de su humor y de su estética perdiera la mitad de sus virtudes. El estilo cartoon de Young es incomparable y el cambio podría haber sido doloroso, pero me alegra poder decir que el nuevo dibujante pasa el examen con nota. Brett Bean coge el relevo con solvencia y se funde por completo en el espíritu visual del universo de su creador original. El artista no renuncia a dejar su firma aportando una estética algo más grotesca de lo que Young nos tenía acostumbrados, pero mantiene perfectamente su esencia de dibujo animado, con la inestimable ayuda de ese maravilloso colorista que es Jean-François Beaulieu.
En definitiva, el regreso de I Hate Fairyland nos da exactamente lo que ya nos dio, ni más ni menos. Skottie Young resucita su exitosa obra manteniendo por completo su esencia, para bien y para mal. Seguimos hablando de una serie con poco fondo y pocas sorpresas, pero mucho humor y un dibujo vigorizante al que Brett Bean, que toma el relevo de Young, le coge el pulso sin problemas. Una lectura amena que no cosechará nuevos seguidores, pero satisfará a los fans de la serie original.
Lo mejor
• La historia de Gert sigue manteniendo divertidísima con su humor gamberro.
• Brett Bean hace un gran trabajo manteniendo el espíritu visual de Skottie Young.
Lo peor
• No parece ofrecer nada especialmente nuevo, si no te enganchó la primera etapa esta tampoco lo hará.
Guion - 7
Dibujo - 8.5
Interés - 6.5
7.3
Fluffing
Skottie Young nos devuelve al universo de Fairyland con una continuación en la línea de su trabajo anterior, esta vez legando el dibujo a un notable Brett Bean.