Mucho más que un viaje nostálgico
Unas semanas antes de leer el cómic del que aquí vamos a hablar, me sorprendió uno de esos incidentes chorras que tienen lugar en las redes sociales. Un comentarista estadounidense parecía no dar crédito a que un españolito hiciera una broma alrededor de un superhéroe. Señalaba que aquella aberración debía de ser el tipo de humor que hacían esos Spaniards, que qué debían de creerse. Bueno, no nos creemos gran cosa, y ahí está parte del secreto. Se nos da bien reírnos de aquello que nos entusiasma, quitarle la solemnidad, verle las costuras y compartir el chiste con los demás. Aquel comentarista pensaba que se trataba de una burla, pero tiene otro nombre. Y ese nombre es amor. ¿Qué mejor manera de mostrar el amor que sientes por algo que enseñando su lado divertido? En el cómic patrio, hay una larga tradición de parodia hacia los superhéroes y aledaños, desde Superlópez a Fanhunter, pasando por Pafman o… Team Triumph.
Da vértigo pensar que este cómic se publicó originalmente entre 1998 y 2000, no porque ha transcurrido una vida desde entonces, somos mucho más viejos y estamos mucho más cansados, sino porque… caray, que bien continúa funcionando. ¿Has probado a leer casi cualquier tebeo de superhéroes de la época? Hay un montón que se te caen de las manos, incluso títulos que entonces nos flipaban. ¿Qué nos pasó en los noventa? Todavía no lo sé, la verdad. Bueno, pues lo increíble, lo maravilloso, la sorpresa que recibimos con alborozo es que es algo que no ocurre con Team Triumph. «Espero que seas fiel al recuerdo que tienes de él«, me decía José Enrique Machuca, uno de los culpables de la obra. Y madre mía que sí. Funciona como un tiro. El ritmo se ha mantenido endiablado, fresca y tremendamente chisporroteante, de viñeta a viñeta. Hay paletadas de referencias, no sólo a la época concreta de su publicación, sino, y sobre todo, hacia los grandes clásicos (en un momento, además, en que no era fácil el acercamiento a ellos, lo que demuestra el pedigrí de los autores), algunas más obvias que otras y algunas para premio (no se trata, por ejemplo, de que aparezca tal parodia de tal o cual personaje, sino además de que lo haga en determinado número). Y hay homenajes que sirven como disparadores de recuerdos. Los unos y los otros te van a tener con una sonrisa que no se te va a borrar durante toda la lectura, salpicada con frecuentes carcajadas. Pero, además de eso, hay una trama bien construida que ya presagiaba entonces el futuro brillante de algunos de sus autores. Soy de los que dicen que El Torres es el mejor guionista actual de cómic en lengua española y uno de los mejores del mundo mundial, y nadie me bajará de esa burra, porque es así y no hay nada más que hablar. Quienes conozcan su faceta terrorífica, o aventurera o costumbrista deberían pasarse por aquí para descubrir que la parodia se le da igual de bien. En cuanto al dibujo, la recopilación facilita que apreciemos cómo va mejorando Pepe Díaz casi en cada página, cogiendo seguridad, deglutiendo sus influencias (he visto de Jan, de Quino, de Toriyama y de los tótems del superheroismo) y subiendo la apuesta una y otra vez. Una maravilla, oigan.
¿La edición de Rockmedia? Pues otra pasada. En su interior encontramos las dos miniseries originales de Team Triumph, extras, algunos conocidos y otros inéditos y artículos (el que cierra la obra, de César Atalaya, es un viaje por la memoria que hace que a un blando como yo se le salte alguna lágrima), hasta completar 268 paginazas. En el exterior, el formato y sobre todo el diseño recuerda indisimuladamente a uno que me sé, y no podía haber quedado más chulo. Yo venía a este tebeo para recordar viejos tiempos, pero me encontrado con mucho más: me he encontrado un lugar feliz al que volver muchas veces. Ojalá Team Triumph fuera más allá de este integral, ojalá volviera con nuevas historias, porque vamos a estar ahí para gozarlas. Vamos, ni te lo pienses.
Firma Invitada: Julián M. Clemente
Guion - 8
Dibujo - 7
Interés - 8
7.7
Mítica parodia superheroica made in Spain de finales de los noventa ahora recopilada en edición integral. Divertido siempre, carcajeante por momentos y salpicado con decenas de extras en los que detenerse conforme avanza la lectura. Mucho amor hacia los superhéroes (y muchas más cosas molonas, como los simios parlantes), en una obra que se mantiene tan fresca como el primer día. Si pillas todas las referencias, te llevas un gallifante.