La belleza de la amistad.
«Quizá no se vivieron grandes emociones, pero si se busca bien siempre se encontraban todo tipo de pequeñas aventuras.»
Aunque el escritor escoces Kenneth Grahame (1859 – 1932) publico diferentes libros a lo largo de su vida es conocido sobre todo por su última obra El viento en los sauces que vio la luz en el año 1908. Una fábula surgida de los cuentos que el escritor le contaba a su hijo que está llena de humor y toques poéticos y que nos habla sobre la amistad y las bondades de la vida sencilla en la campiña inglesa. Su popularidad creció con los años convirtiéndose en un clásico que ha traspasado las fronteras de la literatura infantil para deleitar a todo tipo de lectores. Como sucede con todos los clásicos, con el tiempo la obra pasó a otros medios con una versión en dibujos animados de Disney, una serie de televisión animada y una película en acción real dirigida por Terry Jones. Un interés por trasladar la historia a otros medios al que no ha sido ajeno el cómic que cuenta con una extraordinaria adaptación del historietista francés Michel Plessix publicada en cuatro volúmenes entre 1996 y 2001. Una versión que tras muchos años ausente de nuestro mercado nos acaba de traer a España Nuevo nueve en una cuidadísima edición. Una alegría enorme ver de nuevo la serie en castellano por la que el autor francés obtuvo Alph’Art del público del festival de Angoulême de 2000 por el tercer volumen entre una lista larguísima de reconocimientos, ya que es una de esas obras imprescindibles que han estado demasiado tiempo sin ser accesibles para los nuevos lectores como sucedía con Cuando el viento sopla de Raymond Briggs editada hace unos meses por Blackie Books en castellano y por Retranca en galego.
Michel Plessix es un autor nacido en la localidad de Saint-Malo en la Bretaña francesa en 1959 en el seno de una familia de marcadas inclinaciones artísticas, ya que su padre y su abuelo eran pintores. Pasó su juventud leyendo las obras de grandes autores como Jijé, Franquin o Hergé y dibujando sus propios cómics. Además, desde los 16 frecuentó el estudio de Jean-Claude Fournier, sucesor de Franquin en la serie principal de Spirou, al que consideraba su maestro. Sin embargo, sus estudios se centraron en la rama sanitaria trabajando en una ambulancia, pero tras unos años dedicado a esa actividad se matriculó en una escuela de arte. A principios de los años ochenta comenzó a publicar su primeros cómics e ilustraciones en el ámbito de su región. En 1987 creó junto a Jean-Luc Hiettre a Mark Jones, un policía que protagonizó las historias incluidas en el álbum Pas de banane pour Miss Blanquette. Un trabajo que le sirvió para darse a conocer en el medio y un tiempo después comenzó a colaborar con el guionista Dieter en el álbum La diosa de los ojos de jade (Anaya). Una colaboración que continuó en la serie Julien Boisvert que les abrió las puertas de la editorial Delcourt. Esta serie estaba muy inspirada por Tintin y tuvo cuatro álbumes aparecidos entre 1989 y 1995 que transcurrían en diferentes partes del mundo que Plessix visito para documentarse. El primer álbum de la serie, Neekino «El que no ha crecido», fue publicado en España por Ediciones B en 1991. Un año después de publicar apareció el primer volumen de la adaptación del libro de Kenneth Grahame, que se convertiría en su obra más conocida publicándose en numerosos países a lo largo de los años. Tras la conclusión de los cuatro volúmenes que completaban la adaptación de once de los doce episodios que componen el libro original, el autor bretón se embarcó en una continuación apócrifa de la obra que se tituló Le Vent dans les Sables y duró cinco volúmenes publicados entre 2005 y 2013, que esperemos este en los planes de futuro de Nuevo Nueve, ya que nunca ha visto la luz en España. Su siguiente trabajo destacado fue Allí donde van las hormigas (Planeta Cómic), un cómic aparecido en 2016 con guion de Frank Le Gall. Fue su última gran obra ya que fallecía prematuramente en 2017 a causa de un ataque al corazón con solo 57 años.
El argumento de El viento en los sauces es bastante sencillo ya que nos cuenta la historia de cómo un día Topo decide dejar de lado las tareas del hogar para dar un paseo y disfrutar del soleado día paseando junto al rio de la zona en la que vive. En su bucólico devenir termina entablando amistad con Rata, Sapo, Tejón y Nutria, algunos de los animales antropomórficos que vive en una campiña muy similar a la inglesa. En esos paisajes veremos cómo se ven envueltos en diferentes situaciones y problemas que acaban por superar gracias al apoyo mutuo pese a ser cinco personajes muy diferentes.
El cómic está dividido en once capítulos y un epilogo que adaptan la práctica totalidad del libro de Kenneth Grahame. Se puede considerar como una historia formada por dos partes bastante diferenciadas, en la primera, con protagonismo compartido por Topo y Rata, tenemos unas historias breves en las que conocemos a los personajes que pueblan esa campiña y al entorno en el que viven con un delicioso toque naif y una visión muy poética. A partir del sexto capitulo la historia se centra en los problemas que tiene Sapo por su insensatez y su desmedida afición por los coches. Esta segunda parte deja un poco de lado la ternura que impregna cada personaje y página para volverse mucho más aventurera y humorista. Además, gracias a la vanidad e insensatez de Sapo tenemos una visión del mundo bastante critica con un sentido del humor muy fino e irónico que apreciaran los lectores más adultos.
Como muchas de las grandes obras destinadas al público infantil, tanto la obra original como esta adaptación tratan de enseñar una serie de valores a quienes la leen. En este caso destaca por encima de todo la importancia de la amistad personificada en los cinco personajes principales. Unos protagonistas que son un fiel reflejo de las diferentes clases sociales de la Inglaterra Victoriana con Sapo personificando las clases más altas, Rato y Tejón las clases medias y Topo y Nutria las más bajas. Pese a sus diferencias económicas y culturales consiguen forjar una amistad muy sólida y marcada por la generosidad, que sabe convivir con las diferentes personalidades de cada uno. Una crítica social que está presente de manera muy sutil, pero que se convierte en una de las muchas capas de lectura de una obra que debajo de la serena belleza de sus paisajes encierra algunas enseñanzas muy útiles para sus lectores, pero sin caer en el error de convertirse en algo moralizante.
Entre esos otros valores que trata de enseñar la obra nos encontramos con una decidida defensa de los entornos rurales como unos lugares más tranquilos y saludables en contraposición con las ciudades mucho más estresantes y dañinas. Además, se cuestiona el uso que los humanos hacemos de cualquier adelanto tecnológico, ya que siempre parece que lo usemos de la forma más perjudicial y para el entorno y el resto de sus habitantes. Y nos enseña la importancia de tener un sitio al que llamar hogar donde nos sintamos seguros independientemente de los recursos económicos que tengamos. Todo ello hace que la obra siga de plena actualidad puesto que son problemas que siguen vigentes más de cien años después de la aparición del libro.
Gráficamente es una obra sobresaliente con un Plessix que sabe apartarse del estilo de los autores que ilustraron la novela, E.H.Shepard y Arthur Rackham principalmente, para conseguir una visión y estilo propios. Sus personajes resultan increíblemente expresivos reflejando perfectamente sus personalidades a través de sus diseños. Además, todos los escenarios son de una de belleza deslumbrante con un nivel de detalle increíble de forma que es imposible no quedarse parado admirando las coloridas acuarelas de cada viñeta. Pero es algo que no provoca la sensación de estar ante una serie de ilustraciones inconexas, ya que nuestra un gran dominio de la narrativa que hace la lectura sea muy fluida a pesar de que en muchas ocasiones nos encontramos con textos que reiteran lo que ya nos están mostrando las imágenes. Pero la belleza y poesía de las palabras de escritor escoces hacen que no sean tan molestos como en otras obras. El dibujo sirve para rescatar y potenciar toda la poesía encerrada en esos textos de Kenneth Grahame, algo que resulta todo un acierto y un deleite para la vista en la mayoría de las ocasiones. Sin embargo, tiene una parte negativa, puesto que esa misma belleza y luminosidad hacen que se desdibujen algunos de los pasajes más oscuros del texto original como la estancia de Sapo en la cárcel, que en sus lápices no resulta un lugar para nada amenazador, al igual que sucede con las ruinas de la ciudad de los hombres en las catacumbas de la madriguera de Tejón o el Bosque Oscuro que también pierden esa oscuridad que el autor escoces quería transmitir.
Como es habitual Nuevo Nueve hace una edición de una calidad enorme con un gran tamaño y una reproducción perfecta como se merecen las páginas de Plessix. El único punto negativo es el precio que resulta bastante elevado y puede alejar a potenciales lectores.
Con El viento en los sauces Michel Plessix realizo una de las adaptaciones literarias al cómic más bellas de la historia que sabe transmitir la ternura y los valores del texto de Kenneth Grahame sin perder de vista la parte más lúdica, pero aprovechando las herramientas propias del medio. Una fiesta visual para todos los públicos y un canto al valor de la amistad.
Lo mejor
• La exaltación a la amistad que vemos entre los personajes protagonistas pese a sus diferencias sociales y de carácter.
• La belleza y el nivel de detalle de cada viñeta.
• La fina ironía que se deje entrever en muchas ocasiones.
Lo peor
• Aunque la edición es realmente buena el abultado precio puede alejar a muchos lectores.
Ay, y yo que creía (viendo el precio que habéis puesto arriba) que habían decidido rebajarlo! Nop, siguen siendo 40 euros, no 16.50.