Primero de ornitología
Desde que se estrenó la cinta The Batman dirigida por Matt Reeves, la figura del Pingüino, como villano de Batman, cambió de forma radical. Su enfoque para aquella película lo convirtió en un hombre de negocios despiadado, duro, frio e inteligente, pasional incluso, capaz de hacer cualquier cosa con tal de continuar ganando dinero a través de sus negocios fraudulentos. Esa imagen fue tan reveladora que Warner no dudo en poner en marcha una serie de televisión en la que será el protagonista.
Y como suele siendo ya habitual, para disgusto de los seguidores de los cómics, lo que pasa el cine, suele contaminar a las viñetas. El personaje hacía ya tiempo que había dejado atrás su aspecto visual clásico, con frac, paraguas, chistera, monóculo y puntiaguda nariz, para ir transmutando a algo más sofisticado, más letal, más serio, alejándose de su singular aspecto fundacional. Y aquí s apuntala ese cambio de forma clara y significativa.
En este primer tomo ECC recopila la primera mitad de la miniserie de 12 entregas. En ella vamos a descubrir que nos quiere contar King sobre este particular villano, caído en desgracia, que busca ascender de nuevo y volver a estar en lo más alto de la cadena trófica de Gotham. Una primera mitad en la que narra el proceso de disponer de la mano de obra necesaria para rodearse de elementos disuasorios y expeditivos que le permitan a Cobblepot, garantizarse el éxito en su empresa.
En DC nos gusta el termino entomología para referirnos a ese ejercicio de mirar al pasado y rescatar viejas ideas, personajes o situaciones en el presente, para disfrute de los aficionados acérrimos a eso que llamamos continuidad. King en esta miniserie juega a esto de manera descarada y directa, lo cual es fantástico, porque no lo hace como un mero recurso nostálgico, sino que lo usa de manera útil y certera. Aunque en esta ocasión, tal vez, sería mejor denominarlo, ornitología profunda, por eso de alinearlo más con su protagonista.
La imagen que King nos proyecta del Pingüino es la de un hombre maduro, ajado incluso, de viva inteligencia, al que todo el mundo subestima, mientras da rienda suelta a su pasión por los pájaros. Una visión de un mafioso crepuscular, que inserta dentro del cosmos del Universo DC, donde lo mezcla con los conceptos más superheroicos del género de los pijamas ajustados. En solo cinco entregas, define a la perfección al Pingüino que necesita (no olvidemos que es King y lo de retorcer a los personajes es ya marca de la casa y es el peaje que pagar en sus trabajos) para contar esta historia de los bajos fondos, en los que todos quieren ser los más duros entre los duros.
Es el momento de hacer foco en dos aspectos narrativos de este trabajo. El primero es el uso de los narradores que hace King a lo largo de la trama. No tenemos a Cobblepot al frente, sino que usa a los secundarios para crear el hilo narrativo a través de los textos de apoyo. Con ellos marca el tempo y da un punto de vista ajeno al protagonista. Esto no solo afecta al tempo, sino también, de forma muy significativa, al punto de vista de la propia historia, dejando al Pingüino en un segundo plano, que aporta los diálogos de la escena en cuestión, por lo que esa dualidad narrativa, se hace novedosa, aunque hay que darse un espacio para asimilar el mecanismo y adentrarse de lleno en la trama.
La segunda peculiaridad es el uso de los símbolos que simulan las palabras mal sonantes e insultos que los personajes usan. King se pone intenso y hay tal abuso que la lectura de ciertos diálogos llega a ser agotadora por la intrusión regular de los $%·$”! que hace que todo sea una tremenda $%/&$ que no deja progresar de forma natural las conversaciones. Este recurso, denominado Grawlix, ideado a principios del siglo XX, no recibió este apelativo hasta el año 1964 de la mano de Mort Walter, creador de Beetle Bailey. La idea es encapsular un sentimiento, una expresión dura y contundente, que lance la emoción de ese momento en particular mostrado en la escena. Algo que esta francamente bien para proyectar algo tan abstracto en unos textos carentes de tono y cadencia. Sin embargo, King va del uso al abuso con demasiada facilidad. Y esa tensión pretendida, acaba volviéndose en contra del lector.
Hay una poderosa propuesta argumental por parte de King, con las salvedades comentadas, pero además tenemos al frente del dibujo a dos dibujantes en este tomo. Al español Rafael De La torre y a Stevan Subic que se encarga de la sexta entrega, una especie de año Uno del Pingüino del que hablamos más adelante.
El trabajo que despliega De Latorre, se aleja de las estridencias y poses que apuestan todo a lo visual. Su composición de página, su detallada narrativa y el enfoque que hace del negro, elevan la obra hasta el punto de proyectar el tono de historia de gánsteres que King desea contar. Su simbiosis es clara y concluyente. No estamos antes un trabajo donde el dibujo se doblegue, sino ante un dibujo que aporta valor y conjuga todo ese potente planteamiento que aportan los textos de King.
Subic, que se hace cargo de ese Año Uno, trabaja en la otra punta de lo que muestra De Latorre, sin perder esa atmosfera tan asfixiante que King desea mantener en todo momento. En este número King apuesta por un imposible, una historia que desafía al lector con lo que plantea, pero que logra hacer funcionar y se torna interesante, por poner en valor al protagonista frente a la figura terrorífica del crimen organizado en Gotham. Una humanización forzada, pero calculada, con la que el escritor juega con el lector.
Este tomo sabe a poco, y más cuando la espera para poder leer su continuación tardará en llegar. En USA se han publicado hasta el número 10 por lo que, si somos optimistas, tal vez en octubre o noviembre podamos leer la conclusión de este violento viaje de uno de los villanos más carismáticos de la galería de Batman. De momento nos quedamos satisfechos con lo que nos planeta esta entrega.
Lo mejor
• Su narrativa.
• Su propuesta que pone en valor al villano.
Lo peor
• EL abuso de ciertos recursos que acaban por lastar a la trama.
• EL peaje que obliga King a pagar para disfrutar de este trabajo.
Guion - 6.5
Dibujo - 8
Interés - 8
7.5
Interesante.
Una propuesta puramente King, que destaca en su acabado visual, mientras plantea una trama interesante que solo peca del abuso de ciertos recursos narrativos.
Lo vengo siguiendo USA, y tiene todos los pro y con que tiene King especialmente cuando está en el submundo gótico, como remarcan uds. Narrativa interesante, diálogos idem pero que a veces se hacen insufriblemente densos, y personajes entre oscuros y caricaturescos ad extremis, y acá es el caso de todos: Batman (es tarado o que?), los ambivalentes hijos del Pingüino, ese personaje kinginesco de La Ayuda, la rubia que no me acuerdo, y el propio Oswald. Todo es un «momentos buenos»…pero podria durar la mitad de capitulos creo. Como en TODAS las ecuaciones King-Gótica. El dibujo bien.
Yo sólo quería dejar constancia de mi alegría de ver qué cogen un personaje, Eric Needham, y hacen con él algo, es decir, ALGO, después de casi 30 años. Que habrá quien diga que lo han cogido y rehecho para cobrar sus cosas, pero bueno. Y encima con su uniforme de Araña Negra, no la cosa mamarracha de JRJr.
Saludos!