#ZNSeries – Crítica de The Umbrella Academy. Cuarta Temporada, de Steve Blackman

Hablamos de cuart temporada de The Umbrella Academy, la conclusión de esta producción de Netflix basada en el cómic original de Gerard Way y Gabriel Bá

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Dirección: Jeremy Webb, Paco Cabezas y Neville Kidd.
Guion: Steve Blackman, Jesse McKeown, Molly Nussbaum, Robert Askins, Aeryn Michelle Williams, Elizabeth Padden, Lauren Otero, Thomas Page McBee, Christopher High y Andrew Raab (Cómic: Gerard Way y Gabriel Bá).
Música: Jeff Russo, Perrine Virgile y Matías León.
Fotografía: Craig Wrobleski y Neville Kidd.
Reparto: Aidan Gallagher, Elliot Page, Tom Hopper, David Castañeda, Emmy Raver-Lampman, Justin H. Min, Robert Sheehan, Ritu Aya, Megan Mullally, Nick Offerman, Colm Feore, Jordan Claire Robbins, Millie Davis , David Cross, George Tchortov, Liisa Repo-Martell, Jessica Greco, Martin Roach, Derek Johns, Allison Brennan, Steffi DiDomenicantonio, Izaak Smith, Aidan Devine, Lynne Griffin, Michael Dyson, Marqus Bobesich, Kate Walsh, Matt Baram, Sheila McCarthy, Vinessa Antoine, Al Sapienza, Jason Bryden,Cameron Britton, Eden Cupid, Ethan Hwang y Kris Holden-Ried.
Duración: 6 capítulos de 60 minutos.
Productora: Dark Horse Entertainment / Universal Pictures. Distribuida por Netflix.
Nacionalidad: Estados Unidos.

 
Aviso de Spoilers: El artículo que sigue a continuación puede contener detalles argumentales de la primera, segunda y tercera temporada de The Umbrella Academy en esta versión de Zona Negativa, pero también en la que encontraréis en otras realidades paralelas del multiverso. Sobre todo, ponte al día con la serie y no toques nada, podrías provocar un fin del mundo no deseado. Quién avisa no es traidor…

“Baby Shark, doo-doo, doo-doo, doo-doo!”

La ficción se ha visto asaltada en las últimas décadas, y en casi todas sus facetas y formas, por el concepto de realidades paralelas y multiversos varios. En ese sentido, la evolución de nuestro entorno digital, los videojuegos y el impacto de las franquicias audiovisuales superheroicas han contribuido a afianzar esta idea en el imaginario colectivo. Todo ello además avalado por una teoría científica que sigue en estudio en la actualidad y que de confirmarse supondría toda una revolución en la manera de entender la vida, el universo y todo lo demás.

No es casualidad -al meno en este universo- que algunas de las películas que más impacto han producido en el público en los últimos años sean propuestas como Interstellar, Todo a la vez en todas partes, Barbie y algunas pertenecientes a la franquicia cinematográfica de Marvel Studios como Spider-Man: No way home y Vengadores: Endgame.

Estas propuestas normalmente llevan asociado un componente de nostalgia afincado en muchas ocasiones en el pretendido espíritu “rebelde y contestatario” de los ochenta. Sus historias intentan recuperar una parte de un mundo idealizado que nos resistimos a dejar desaparecer en favor de uno que solo nos causa miedo, desconcierto e incomprensión.

La conclusión es lógica: como especie no estamos preparados para aceptar una realidad fragmentada y caótica en términos puramente científicos. El componente humano siempre determinará la ecuación y, por ello, la ficción resulta siempre tan buena aliada, ya que nos permite una cierta catarsis colectiva sin mayores consecuencias que lidiar con las opiniones de los demás en redes sociales.

The Umbrella Academy: rompiendo con el relato cíclico… O no

Toda esta reflexión puede acontecer a algún espectador después de liquidar la cuarta y última temporada de The Umbrella Academy. Una serie que desde el final de su primera temporada, estrenada en el pre-pandémico año de 2019, se fue adentrando en un cíclico relato que ha ido evolucionando paulatinamente de la aventura espacio-temporal desarrollada en su segunda temporada, hasta su concepto multiversal ya presente en su tercera temporada y explotado con más ahínco en esta última entrega. The Umbrella Academy no es una meritoria adaptación de los cómics originales de Gerard Way y Gabriel Bá, no es un exponente del audiovisual superheroico y no es una historia del todo coherente consigo misma, pero sí es uno de los reflejos más claros de la ficción y de la realidad en la que hoy vivimos.

La cuarta temporada de The Umbrella Academy solo cuenta con seis episodios respecto a sus anteriores temporadas que todas tenían diez entregas en total. No queda claro si esto se debe a una decisión creativa, al impacto de la huelga de guionistas, al puro agotamiento de la serie y de la confianza de Netflix en el que había sido uno de sus productos estrella o -como insinúan algunas noticias- a las desavenencias entre su creador y showrunner Steve Blackman y algunos miembros del equipo creativo de la producción. Sea una cosa u otra, varias de ellas o todas a la vez, en todas partes, lo cierto es que da la sensación que The Umbrella Academy se despide de los espectadores por la puerta de atrás.

Esto último, respecto a nuestra percepción como marca de la serie de Blackman, porque en lo relativo al desarrollo de la temporada esta reducción de metraje no tiene mayor impacto en el tono y ritmo que ya arrastraba esta ficción de entregas anteriores. Lo que sí nos deja esta nueva tanda de episodios es la sensación de ser un largo epílogo a la tercera temporada de la serie y hasta cierto punto irrelevante, pues el final de una y otra tienen muchos elementos en común. Pero es el juego de esta serie: ese concepto de eterno retorno y «muñeca matrioska apocalíptica» que como punto de partida es muy sugerente, pero que más allá del carisma de sus personajes ha acabado dando lugar a una propuesta más conservadora y repetitiva de lo que necesario.

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Desde la primera temporada se ha utilizado un mismo esquema: familia disfuncional superheroica enfrentada al final de todas las cosas, desbandada (normalmente en grupos de dos) que nos permite seguir en paralelo las aventuras de todos sus miembros y hacernos creer en una evolución que nunca tiene lugar, en algún momento alguna muerte de corte siempre reversible y, finalmente, un episodio final en la que toda la familia vuelve a unirse para un último sacrificio, obteniendo un clamoroso y épico final a la par que agridulce que nos deja en vilo para la siguiente temporada. La cuarta temporada no es una excepción a esto último y aunque el esquema se acaba justificando en parte por la propia (meta)historia de la producción, no hace eso más llevadero su visionado en algunos tramos.

The Umbrella Academy es esa serie que acabas viendo por sus personajes y la deriva de los mismos, sorprendiéndote por la manera en la que complican lo aparentemente sencillo y la incoherencia de algunas de sus decisiones. El humor siempre ha sido una parte relevante del show y nunca se ha renunciado a él, dejándonos muy buenos momentos en el recuerdo pero en detrimento de otros aspectos presentes en los cómics. Así, el elemento superheroico siempre es el último recurso en esta adaptación y la acción casi siempre pasa por el diálogo y por unos efectos especiales que a día de hoy se antojan bastante pobres para una producción televisiva de este tipo. En el camino de esta cuarta temporada, The Umbrella Academy homenajea y deja palpable más que nunca la influencia de otras ficciones como las procedentes del universo compartido de Marvel Studios, The Boys, The Last of Us, Rick y Morty, y los videojuegos de Resident Evil.

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Una despedida agridulce para The Umbrella Academy

Por otro lado, e argumento de esta cuarta temporada redunda en el retrato de movimientos conspiracionistas y sectas pseudocientíficas, con un nuevo acercamiento a la realidad estadounidense actual determinada por la polémica figura de Donald Trump y hechos tan destacados de su historia reciente como el asalto al Capitolio. Los villanos de esta temporada son el mejor ejemplo de todo esto, unos extravagantes Gene y Jean interpretados por Nick Offerman y Megan Mullaly que resultan ser los líderes de una organización casi de corte vecinal llamada los Guardianes. Los actores aportan mucho carisma a sus personalidades y relación, pero que a estas alturas resultan redundantes habiendo contado la producción con villanos muy parecidos como fueron los Cha-Cha y Hazel de la primera temporada y el trío de asesinos suecos de la segunda formado por Axel, Otto y Oscar.

En el reparto principal, Colm Feore interpreta una vez más a otra variante del maquiavélico Sir Reginald Hargreeves y lo hace con el aplomo habitual, mientras que Elliot Page, Tom Hopper, David Castañeda, Emmy Raver-Lampman, Robert Sheehan, Aidan Gallagher, Justin H. Min y Ritu Aya, vuelven a recuperar sus roles de temporada anteriores. Entre ellos, cabe destacar el papel de estos últimos, Min y Arya que en sus caracterizaciones como Ben Hargreeves y Lila Pitts respectivamente, tienen más cuota de pantalla y peso en la trama que en las anteriores temporadas. No obstante, el gato al agua se lo sigue llevando Gallagher con su encarnación de Cinco y en detrimento del Klaus de Sheehan que en esta temporada no tiene el impacto de siempre.

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Los personajes se mueven por los mismos cauces en los que ya se habían asentado, redundando en sus traumas y en sus rencillas personales, pero sin llevarlas un paso más allá en ningún momento. El nuevo status quo que nos había dejado la tercera temporada con el grupo teniendo que lidiar con su pérdida de poderes y construyéndose una nueva vida dura un único episodio y, a partir de ese momento, tenemos una historia de orígenes revisados -un relanzamiento por utilizar la jerga comiquera- que no acaba de cuajar. No conocemos nada nuevo sobre estos personajes en su temporada final y algo falla en una ficción cuando su guion funciona mejor en sus escenas de transición, poniendo música de fondo y escenas a cámara lenta en la mejor tradición de un videoclip.

En lo positivo, la cuarta temporada de The Umbrella Academy nos deja un final bastante cerrado y la duda de si realmente es arriesgado o simplemente inevitable y fácil. No lo es respecto a los personajes, pero sí de cara a una ficción que parece simplemente bajar las manos ya exhausta y dejar que todo acabe lo más pronto posible. La despedida es hasta cierto punto emotiva, con muchos flecos abiertos que no se cierran con la excusa de fines del mundo y similares, pero carece de la fuerza y la épica que nos quiere dar a entender. En definitiva, mucho nos tememos que The Umbrella Academy será vista en unos años como un cadáver más de esa locura multiversal en la que se adentró la ficción de principios de este siglo. La cuestión será si eso mismo hará que la veamos con cierta condescendencia y nostalgia.

  Dirección: Jeremy Webb, Paco Cabezas y Neville Kidd. Guion: Steve Blackman, Jesse McKeown, Molly Nussbaum, Robert Askins, Aeryn Michelle Williams, Elizabeth Padden, Lauren Otero, Thomas Page McBee, Christopher High y Andrew Raab (Cómic: Gerard Way y Gabriel Bá). Música: Jeff Russo, Perrine Virgile y Matías León. Fotografía: Craig Wrobleski…
Dirección - 6
Guión - 6.5
Reparto - 7.5
Apartado visual - 6.5
Banda sonora - 6.5

6.6

Final

La cuarta temporada de The Umbrella Academy nos permite asistir a una situación que no ocurre todos los días: el final de una serie de Netflix que ha logrado superar la habitual cancelación. No obstante, el final deja entrever cierto agotamiento y es únicamente el apego generado con estos personajes a lo largo de temporadas anteriores el que hace que podamos ver con cierto buenos ojos este cierre, pese a sus evidentes carencias audiovisuales y de redundar en caminos y decisiones ya conocidos.

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