Entre lobos y hombres.
«Cuando la gente vive con miedo, no sabes en qué pueden convertirse… o qué pueden hacer.»
En el texto final que acompaña la estupenda edición de Nuevo Nueve de La voz de las bestias, el ansia de los hombres, el autor francés Thomas Gilbert (Angers, 1983) nos dice que con esta obra cierra un ciclo que comenzó con Mujeres de Salem (Dibbuks) y continuó con los dos volúmenes de la inédita en España Nos corps alchemins (Dargaud) en el que los temas principales son la violencia y la injusticia. Un cómic diferente a lo que nos solemos encontrar en la BD más comercial que nos ofrece una trama sobre la resolución de unos misteriosos asesinatos en medio de la locura y fanatismo religiosos que se desató por toda Europa ante la inminente llegada del año 1.000. Una historia que parece lejana en el tiempo, pero en la que el autor consigue integrar con enorme acierto y naturalidad muchos de los problemas sociales que vivimos en la actualidad.
La historia nos transporta al suroeste de Francia durante el año 999 D.C. donde conocemos a Brunhilde, una sanadora y encantadora de lobos de misterioso pasado, que va viajando por la región ofreciendo sus servicios. En sus vagabundeos se topa con Paulin, un buhonero ambulante, y con una serie de brutales asesinatos que los habitantes de la zona achacan a la presencia de un demonio o de lobos salvajes. Algo que lleva a Brunhilde a investigar ya que descubre que no es obra de sus queridos lobos y sospecha que detrás de todo está la mano del hombre.
Como sucede con las grandes obras históricas en La voz de las bestias, el ansia de los hombres, Thomas Gilbert consigue representar una Edad Media realista en la que vemos de primera mano las dificilísimas circunstancias en las que tenía que tratar de sobrevivir el pueblo llano. A través de los diferentes pueblos que visita la protagonista vemos como la enfermedad, los abusos del clero y la nobleza, el pillaje de los bandidos o las malas cosechas marcaban una vida en la que la precariedad era el denominador común. Un realismo reflejado con toda su crudeza y con una visión de la humanidad muy misantrópica que nos trae a la memoria todo lo que vemos en la gran serie histórica de cómic que transcurre en la Edad Media: Las torres de Bois-Maury de Hermann. Pero en lugar de ser una especia de pastiche estamos ante una obra con una personalidad marcadísima. Ese reflejo realista de la época no es lo único que no encontramos en este cómic, puesto que a medida que avanza la historia nos metemos de lleno en una trama de misterios y asesinatos con elementos sobrenaturales que nos deja ver de lleno la locura y oscuridad que provocó el milenarismo. Ese cambio de tercio en la historia es de agradecer, aunque provoque que algunas de los temas que trata la obra hasta ese momento queden un poco en el olvido. Aunque hay varios giros de guion muy bien llevados, la identidad del responsable de las muertes resulta demasiado obvia y provoca que la obra pierde la capacidad de sorprender al lector cuando se rebela.
Aunque la trama del asesinato no es todo lo buena que podría ser, la obra tiene otras virtudes que convierten su lectura en algo fascinante. Entre las que podemos destacar lo bien construidos que están los tres personajes principales (Brunhilde, Paulin y Othon) que dan voz a los marginados y sirven para ver aspectos de la realidad de la época más desconocidos, pero que tienen su reflejo en la actualidad como la intolerancia, los problemas que provocan la fe ciega en alguien, los abusos de poder, las desigualdades, el miedo al diferente o el machismo de la sociedad. Problemas que siguen siendo parte de nuestro día a día lo que nos puede llevar a preguntarnos si en muchos aspectos seguimos formando una sociedad tan supersticiosa, manipulable e ignorante como la de la Edad Media. Aunque todos esos temas son realmente interesantes, el principal que aborda la obra es la naturaleza humana y su difícil relación con otros miembros de su especia y la naturaleza. A lo largo de la historia somos testigos de lo increíblemente fina es la frontera que nos separa de las bestias y como, en determinadas circunstancias, somos capaces de cometer y justificar los actos más violentos contra quienes no cumplen con lo que creemos correcto.
Aunque argumentalmente es una obra con muchos temas en común con Mujeres de Salem, gráficamente vemos bastantes diferencias. La más obvia está en el trazo del autor francés que en esta ocasión es mucho más suelto y nervioso alejándose del entintado tan limpio que vimos en ese otro trabajo anterior y que va perfecto al tipo de historia que nos quiere contar. Una historia en la que juegan un papel capital el juego de luces y sombras que vemos en las escenas que transcurren en el bosque y en las nocturnas y una paleta de colores diferente y muy expresiva. Ambas sirven para recrear las diferentes atmósferas de los lugares donde transcurre el cómic. Gracias a lo acertado de esos colores nos vamos introduciendo en un entorno donde los paisajes abiertos y las aldeas que en un principio se ven encantadores y luminosos esconden un ambiente inquietante y opresivo. Por contra los bosques sombríos se pueden convertir en un lugar seguro, pero son sensaciones que en cualquier momento se pueden intercambiar. La naturaleza está muy bien representada con un dibujo que no busca ser un reflejo perfecto de la realidad, pero sí que nos sitúa en el lugar y nos transmite las emociones, al igual que sucede con los rostros de los personajes. La trama de la obra también tiene unos elementos fantásticos y oníricos que se alejan de la realidad para acercarse a la imaginería cristiana de la época, pero Thomas Gilbert opta por no replicar esas representaciones ya conocidas e icónicas y las lleva a su terreno otorgándoles un cariz más personal y terrorífico que refleja el fanatismo y la locura que marco la llegada del año mil. Narrativamente es una obra realmente sólida, en la que muchas veces son los silencios y las miradas quienes llevan el peso de la historia. Una historia en la que hay bastante violencia, que se refleja con sobriedad, pero sin esconderla. Un trabajo gráfico que supone un salto con lo visto en sus trabajos previos.
Con La voz de las bestias, el ansia de los hombres, Thomas Gilbert se consolida como un autor que sabe salirse de los caminos más trillados del cómic comercial francobelga para ofrecernos una oscura historia llena de capas de lectura que, desde el pasado, nos habla de temas de actualidad mientras, descubrimos cómo era la vida de los más desfavorecidos en la Edad Media.
Lo mejor
• El fiel reflejo de los problemas que vivimos en la actualidad.
• Lo bien representado que está la forma en la que se vivía en los pueblos durante una época muy convulsa de la historia.
• Las atmósferas que consigue crear con dibujo y color Gilbert.
Lo peor
• La identidad del asesino se intuye desde el principio.