La Espada que ya no es salvaje
«¡Eh, para el carro, mujer! ¡No eches a perder mis sueños, por Crom!»
Revisando las novedades de Panini Cómics de este mes me di cuenta, sorpresivamente, que se publicaba La Espada Salvaje de Conan en formato Magazine. Realmente el formato no es en puridad una revista como venía siendo en tiempos inmemoriales, y como lo es en su edición USA. Panini Cómics ha decidido que, en vez de grapa, tengamos un lomo, respetando, eso sí, las medidas del Magazine. Podrá gustar más o menos, pero puedo aseguraros que es el menor de los problemas que he detectado.
Las sensaciones no son malas, pero son agridulces. También os digo que voy a darle una oportunidad y seguiré por lo menos un par de entregas más para ver si mejora o no. ¿Por qué son agridulces?, sencillamente porque no estoy del todo contento con el contenido. Voy por partes.
En primer lugar, la entrega y formato respeta el espíritu de los años 70 y 80, tal y como acertadamente explican dos artículos que contiene la entrega. El contenido, extras, así como el tipo de papel, portadas, y la ausencia de color, dota al conjunto de ese empaque que permite que nos sintamos como en casa. En general, salvo el tema del lomo en el formato, el papel poroso, el tamaño, y este precio promocional son aspectos muy positivos.
En segundo lugar, tenemos dos historias, por un lado, una de Conan, por el otro, otra de Solomon Kane. Son diferentes en cuanto a su estructura puesto que la del cimmerio es autoconclusiva y la del famoso cazador de monstruos se trata de un serial. Entre medio, Jim Zub aporta su buen hacer con un relato corto que se basa en la estupenda portada de esta entrega a mano de Joe Jusko. Aquí es donde empiezan los problemas.
John Arcudi, autor muy solvente, cae en los estereotipos de Conan y nos ofrece una manida aventura de Conan, llena de sangre, algún pequeño retazo de cuerpos desnudos, y monstruos. Para mí una gran decepción como historia. El dibujo a cargo de Max Von Fafner no me ha gustado por la sencilla razón que se le ve forzado. Por un lado, dibuja a los hombres con el mismo ceño fruncido, a Conan como lo dibujaba John Buscema (no es el único estigio que lo hace) y un exceso de líneas en los cuerpos musculados que al final convierten a Conan en un Arnold Schwarzenegger a sus 77 años. Por el otro, dibuja a las mujeres con los mismos rostros que Esad Ribic lo cual me desconcierta, y mucho.
Sin embargo, la sorpresa viene de la mano de Solomon Kane con una historia de terror muy interesante que consigue ser el reclamo con su continuará para la próxima entrega, que os adelanto será cada dos meses. EL dibujo de Patch Zircher es como la noche y el día frente al de Max Von Fafner. La historia consigue dotar al personaje de ese perfecto contexto religioso y de terror sobrenatural que hizo famoso al personaje.
Finalmente, debo concluir, como podréis percibir de esta reseña, que la entrega es correcta, pero sin llegar, ni de lejos, a glorias pasadas. Es cierto que ha mejorado mucho respecto a la etapa anterior que se había alejado por completo del formato que hizo famosa a La Espada Salvaje de Conan, pero estamos muy, pero que muy lejos de lo que en su momento hizo famoso a este Magazine.
Lo mejor
• La historia de Solomon Kane
• El formato magazine
• El precio
Lo peor
• El precio de la siguiente entrega
• La historia de Conan
Guión - 6
Dibujo - 6
Interés - 6
6
Chasco enorme
Una entrega que intenta llegar a ser lo que hace 40 años fue un imprescindible, sin llegar, ni siquiera, a acercarse a lo que fueron esas ultimas entregas de los años 90.
Pues sí, totalmente de acuerdo. Pero es que además de que en la siguiente entrega ya suban el precio (mucho), también bajan, creo, el número de páginas. Entre todo, no continuaré con esta serie, y mira que tenía ganas, y seguiré con El Bárbaro y la Biblioteca Conan ( a pesar de que hasta el momento, los tenía en «retapados»)