LA MIRADA DEL VACÍO
«La naturaleza aborrece el vacío»
Continuamos el repaso a la reciente etapa de Donny Cates al frente de Veneno. En el artículo anterior analizamos las claves del primer arco de la serie, que explotó en popularidad y puso de nuevo al personaje en el foco del universo Marvel. Después de un comienzo tan prometedor hoy toca echar un vistazo al segundo arco y juzgar si estuvo a la altura.
Después de haber derrotado al Grendel, Eddie se encontraba al borde de la muerte, sufriendo graves heridas y quemaduras e incapaz de oír la voz de su Otro. En esta entrega encontramos que Eddie ha sido rescatado por una misteriosa organización liderada por un personaje que constituye una figura importantísima para la editorial. Eddie tendrá que tratar de escapar al tiempo que descubre aspectos de su pasado y su relación con el simbionte. Después de que conociéramos la auténtica naturaleza del Otro en el primer arco, ahora es el turno de descubrir lo que hay detrás de la persona de Eddie Brock.
Los dos primeros números de esta recopilación forman una especie de interludio, siendo casi un pequeño arco argumental en sí mismo. Sin contar con un exceso de acción, aunque no por eso abandonando la tensión ni la agilidad del ritmo, la historia que aquí se cuenta plantea un ligero cambio de dirección que se confirmará en los siguientes números. Tras la solemne presentación de Knull en el arco anterior, la gran amenaza de la etapa definida por su naturaleza divina, en las próximas entregas empezamos a tratar aspectos más terrenales. Los dos primeros números del tomo sirven de puente entre ambos tonos. Para el apartado artístico la serie incorpora en este punto al artista español Iban Coello (Los 4 Fantásticos). Como es natural, el dibujante barcelonés, junto con los colores de Andres Mossa, se luce en sus escenas de acción, ofreciendo un Veneno salvaje en el que destaca la marcada viscosidad del simbionte. Mas no son estos los únicos momentos en los que destaca la labor de Coello, que durante todas las páginas hace un gran trabajo en mantener lo que podrían ser simples escenas de conversación visualmente interesantes.
Los cuatro próximos números corresponden al arco argumental que da título al tomo, El abismo. Este arco nos regala el regreso del equipo formado por Ryan Stegman con los lápices, JP Mayer con el entintado y Frank Martin Jr. con los colores, que en los primeros números dotaron a la serie de su identidad visual. El resultado continúa siendo del primerísimo nivel, el detalle de los lápices y las composiciones cinemáticas con una paleta de colores que salta entre apagada y lúgubre. Tenemos además la incorporación de Joshua Cassara, acompañado de los colores de Rain Beredo, la labor artística es irreprochable y se utiliza para entregar los momentos de mayor impacto emocional. En el primer número en el que trabajan estos artistas existe una separación narrativa entre el estilo de Cassara y el de Stegman, que da a entender al lector que lo que dibuja el primero no sucede en la realidad de la historia, que está por su parte totalmente dibujada por el segundo. Sin embargo, esta herramienta narrativa, que me parece excelente, es abandonada en el número inmediatamente posterior, que está ilustrado en su totalidad por Cassara. Un detalle que puede llevar a confusión.
En lo narrativo, estos números me parecen los más interesantes del tomo ya que, a pesar del mencionado carácter terrenal de la trama en comparación a aquel primer arco, son los que aprovechan con mayor intensidad las claves temáticas de la serie. Los elementos relativos a la adicción, codependencia, redención y culpa que habitualmente se relacionan con el personaje resuenan con más fuerza en este arco. En la trama, los nuevos desarrollos que presenta Cates llevan al personaje a terrenos desconocidos que profundizará en próximas entregas. Si dije que el primer arco suponía un fin de la infancia para el simbionte, este supone el fin de la de Eddie Brock.
En conclusión, ¿está a la altura este arco? Bueno, no del todo. En general la historia que se cuenta en este tomo cuenta con un guion menos firme y sólido que su predecesora, con ideas que parecen haberse resuelto o dejado a un lado pero que son recuperadas inmediatamente después. Por otro lado, la serie sigue haciendo mucho uso de la retrocontinuidad. A diferencia de la introducción de Knull, los instantes de retrocontinuidad presentes en esta historia parecen tener un carácter más bien rectificador en lugar de expansivo. La lectura seguida de estos 6 números acusa además de la variedad de dibujantes y estilos, aunque todos ellos hacen una gran labor. En definitiva, una buena continuación a un gran inicio, pero que suelta un poco el pie del acelerador.
Lo mejor
• El arte de Stegman.
Lo peor
• Algunas revelaciones con el objetivo de sorprender pecan de ser resultado de retrocontinuidad antes que de aspectos establecidos con anterioridad.
Sólido
Guión - 7.5
Dibujo - 8
Interés - 8.5
8
En definitiva, una buena continuación a un gran inicio, pero que suelta un poco el pie del acelerador.