#ZNCine – Crítica de No hables con extraños, de James Watkins

Hoy hablamos de No hables con extraños, remake de la cinta danesa Speak No Evil producido por Blumhouse Productions y protagonizado por James McAvoy.

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Aviso de Spoilers: La siguiente reseña contiene algunos spoilers de cierta importancia relacionados con No hables con extraños y la cinta danesa que le sirve de inspiración
 

Dirección: James Watkins
Guion: James Watkins, basado en el guion de Christian Tafdrup, Mads Tafdrup
Música: Danny Bensi, Saunder Jurriaans
Fotografía: Tim Maurice-Jones
Reparto: James McAvoy, Mackenzie Davis, Scoot McNairy, Aisling Franciosi, Dan Hough, Alix West Lefler, Kris Hitchen, Motaz Malhees
Duración: 109 minutos.
Productora: Blumhouse Productions, Universal Pictures. Distribuidora: Universal Pictures
Nacionalidad: Estados Unidos.

 

Todos los años alguna película de las que se proyectan en el Festival de cine fantástico y de terror de Sitges da que hablar más que el resto de las cintas a competición. En 2005 fue Martyrs, de Pascal Laugier, en 2010 A Serbian Film, de Srdjan Spasojevic, este 2024 ha sido The Substance, de Coralie Fargeat y en 2022 le tocó a Speak No Evil. Titulada Gæsterne en su danés natal, se trataba de la tercera película detrás de las cámaras del actor, guionista y cineasta Christian Tafdrup, nacido en Østerbro en 1978, y seguía los pasos de una familia danesa que visitaba a otra familia holandesa, a la que habían conocido durante unas vacaciones, para pasar un idílico fin de semana en una casa de campo que finalmente se convertía en un infierno para los primeros. Speak No Evil levantó una considerable polvareda, sobre todo por una secuencia de violencia infantil en su recta final muy cuestionada moralmente por parte de no pocos de los espectadores que vieron el film. Cuando al poco tiempo me enfrenté al largometraje y la secuencia de marras, no me pareció para tanto, de hecho la ya mencionada A Serbian Film, pieza de calidad cinematográfica deficiente que solo apela al morbo por el morbo, tiene pasajes del mismo estilo bastante más explícitos. Pero la maquinaria publicitaria sensacionalista ya estaba en marcha, la obra de Christian Tafdrup funcionó muy bien internacionalmente y el foco hollywoodiense poso su haz de luz sobre ella, no solo para llevarla a tierras estadounidenses, sino para, como suele ser habitual, rodar un innecesario remake en inglés.

Universal Pictures y Blumhouse Productions son los impulsores de esta revisión y para replicar la tensión desplegada por Christian Tafdrup supuso todo un acierto contratar al director británico James Watkins. Aunque es el autor de una de mis películas de terror favoritas de los últimos años, aquella La mujer de negro adaptada de la novela homónima de Susan Hill, fue su ópera prima, Eden Lake, la que seguro Jason Blum y sus socios tomaron como ejemplo para darle el trabajo a Watkins. Aquel film protagonizado por Michael Fassbender y Kelly Reilly diseñaba una situación de opresión tensa como el acero con una pareja de turistas asediados por un grupo de niñatos descerebrados haciendo un retrato misántropo y pesimista de la naturaleza humana. Una vez vista esta nueva No hables con extraños vamos a analizar si es o uno una película que merezca la pena o si consigue superar a su predecesora en algún aspecto.

Vaya por delante que la Speak No Evil original me resulta una cinta muy irregular, efectista y, sobre todo, poco creíble, ya desde el mismo momento en el que Christian Tafdrup expone el conflicto que bascula el relato que había escrito junto a su hermano, Mads Tafdrup. El film se derrumbaba por completo cuando asistíamos a cómo la familia danesa, con su irresponsable cabeza de familia como principal responsable, sobrepasaba cualquier límite dentro de la asertividad no huyendo de lo que finalmente acabaron siendo sus captores para «no hacerlos sentir mal». La obra de Tafdrup planteaba cuán estúpido es en ocasiones el ser humano al permitir a unos desconocidos ejecutar notables situaciones de malestar para no crear un conflicto con ellos. El problema reside en que los personajes principales de Speak No Evil no tomaban un rol activo ni cuando ya estaban siendo agredidos psicológica o físicamente, algo del todo descabellado que desmontaba el guion dejándolo prácticamente inservible.

Se he convertido en la tónica habitual dentro de la prensa especializada afirmar que este remake de Speak No Evil es superior a la obra original en la que se inspira, tarea no demasiado ardua, todo sea dicho. Pese a que no yerran sus afirmaciones, aquellos que lo proclaman (estamos, efectivamente, ante una revisión que supera a la película primigenia), lo que no mencionan con tanta ligereza es que más de la primera hora de la versión de James Watkins es, salvo por algunos detalles que pasaremos a mencionar a continuación y para sorpresa de nadie, una copia idéntica de la cinta de 2022, aunque acentuando los aciertos de aquella, no demasiados, y atenuando las carencias, bastantes más. El resultado es un interesante thriller claustrofóbico e incómodo, que se sustenta principalmente en la labor de un reparto muy superior al conformado por intérpretes daneses y holandeses, pero que cae en casi sus mismos vicios.

Aunque el guion de Watkins trata de justificar de manera más razonable los motivos por los que el núcleo familiar conformado por los personajes de Scott McNairy, Mackenzie Davis y Alix West Lefler no abandonan la casa rural propiedad de los de James McAvoy, Aisling Franciosi y Dan Hough, sigue sin resultar creíble que los tres protagonistas no hagan lo indecible para huir del calvario al que están siendo sometidos, sobre todo, por mediación de Paddy. De esta manera el entramado argumental vuelve a quedar en entredicho, no de manera tan flagrante como en el film de Christopher Tafdrup, pero lo suficiente como para que el espectador, sobre todo el desconocedor de la cinta previa, arquee en más de un momento la ceja por lo inverosímil de lo acontecido en pantalla. Pese a todo Watkins consigue salir al paso y no perder el interés del espectador.

Es en el último acto donde No hables con extraños se desvincula notablemente de su hermana nórdica, añadiendo cambios, unos mejores que otros, para eludir los pasajes y conceptos más espinosos de la versión danesa y convirtiendo la recta final en casi una versión apócrifa del clímax de aquella obra maestra llamada Perros de paja (Sam Peckinpah, 1972). Porque, aunque con una puesta en escena bien medida y una narrativa cortante y hasta cierto punto malsana, estamos ante una película estadounidense y con tal de obviar la famosa escena de violencia aplicada a menores de edad, Watkins sustituye el desolador desenlace por uno más «agridulce» y que nada tiene que ver con el de 2022. En el proceso se cambia un detalle, aparentemente nimio, pero de vital importancia con respecto al cierre del film, que anula el mensaje profundamente xenófobo que latía en la Speak No Evil danesa y que, para el que suscribe, era el más cuestionable moralmente.

James McAvoy, viejo conocido de Blumhouse Productions al protagonizar Múltiple y Glass, es la mayor virtud del ya de por sí atinado casting y el principal motivo por el que merece la pena en desembolso de la entrada para ver No hables con extraños. El actor escocés destila una presencia magnética, primero carismática y cercana, para poco a poco tornarse en amenazante gracias en gran parte a que, desde que protagonizo su primer film para M. Night Shyamalan, ha mantenido el físico musculoso del que presumió allí. Fisicidad esta que juega a su favor a la hora de intimidar a sus compañeros de casting, y por consiguiente al espectador, con su escalada de hostilidades, primero verbales y luego físicas. Aunque destila química con todo el reparto, sobre todo con Aisling Franciosi y Dan Hough, cuando está en pantalla es una apisonadora que arrolla todo a su paso y no son Mackenzie Davis y Scoot McNairy rivales desdeñables, precisamente.

No hables con extraños finalmente se reafirma como un buen entretenimiento con el que perder 109 minutos, que lima algunas de las asperezas de su predecesora, pero sin llegar a pulirlas todas por culpa de la naturaleza misma, efectista y poco creíble, del relato planteado por Christopher Tafdrup en su cuestionable obra cinematográfica de hace dos años. Labor detrás de las cámaras, algunos apuntes de guion y un reparto entregado, con nuestro voluntarioso y joven Charles Xavier a la cabeza, hacen de la propuesta de James Watkins una buena opción para pasar un mal rato, pero no debe el espectador esperar una de esas excelentes muestras de género a las que nos ha malacostumbrado el presente 2024 con La primera profecía, El último Late Night, Longlegs o Alien: Romulus como principales muestras de cómo se deben hacer las cosas.

Aviso de Spoilers: La siguiente reseña contiene algunos spoilers de cierta importancia relacionados con No hables con extraños y la cinta danesa que le sirve de inspiración   Dirección: James Watkins Guion: James Watkins, basado en el guion de Christian Tafdrup, Mads Tafdrup Música: Danny Bensi, Saunder Jurriaans Fotografía: Tim…
Dirección - 7
Guión - 5.5
Reparto - 7.5
Apartado visual - 7
Banda sonora - 6.5

6.7

No hables con extraños mejora a la cinta danesa de la que es remake, eludiendo algunas de las carencias y efectismos de aquella. El resultado es óptimo en cuanto a apartado técnico y artístico, pero la inverosimilitud de su entramado principal la hace poco creíble por culpa de un guion casi tan torpe como el de la cinta original.

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