Hacia un superhéroe más corriente
Iron Man es sin duda hoy en día uno de los valores seguros de Marvel Comics. Decir esto puede parecer una obviedad, pero hubo un tiempo (más o menos hasta el papel del personaje en Civil War) en que Iron Man no era tan popular, cuestión que cambió radicalmente a partir de la ya mencionada guerra civil superheroica y, por supuesto, de la irrupción del Universo Cinematográfico Marvel, con un Robert Downey Jr. que hizo suyo al personaje.
En lo que a cómics respecta, en el año 2020, la última etapa del personaje había estado firmada por Dan Slott, autor que trató sin mucho éxito de darle más profundidad a aquel desaguisado del origen biológico de Tony Stark que pergeñó Brian Michael Bendis y que, a pesar de su innegable talento como escritor, firmó una etapa bastante anodina y pasable que yo, personalmente, no recomendaría a ningún fan del personaje.
Su sucesor, Christopher Cantwell, no era muy conocido dentro del mundo del cómic pero Marvel decidió apostar por este joven talento que se inició en los cómics con obras de la escena independiente como She Could Fly y en Marvel, con una serie sobre el Doctor Muerte, pero que realmente venía de realizar labores de producción y guion en cine y televisión (Halt and Catch Fire, The Parts You Lose etc).
Lo que Cantwell tenía claro cuando llegó a Iron Man, y esto se ve bastante claro prácticamente desde su primera página, es que quería reducir al personaje a sus esencias más básicas, lejos de los fuegos de artificio que habían desdibujado al Hombre de Hierro en los últimos tiempos.
Por tanto, se acabó aquello de haber muerto y resucitado como una especie de IA hecha de tecnología residual, la unión con la armadura mediante el compuesto Extremis, o lo de volver ya plenamente a la vida a través de un cuerpo clonado. Iron Man es Tony Stark y a Cantwell poco le importaba lo ocurrido anteriormente, partiéndose de la base de que Tony estaba vivo y coleando y con su mente y su cuerpo en el mismo sitio.
En este ejercicio de devolver al personaje a sus esencias, Cantwell también quería que Iron Man fuera más héroe que empresario, aspecto que casi siempre terminaba por envilecer al personaje más allá de lo necesario, por lo que nada más comenzar este volumen, veremos como Tony dimite de la Junta Directiva de Industrias Stark.
A partir de ahí, vemos como se enfunda una armadura de un diseño nuevo y mucho más sencillo labrado por Alex Ross, que precisamente nos trae de vuelta a ese Iron Man primigenio que tan solo era un hombre metido dentro de una armadura. Y es que, puede que la tecnología a la que tiene acceso Tony sea muy avanzada, pero en no pocas ocasiones, termina por parecer algo así como la envoltura de un dios que lo permite medirse con auténticos pesos pesados del espacio exterior, algo de lo que Cantwell quería huir a toda costa.
De este modo, veremos como Tony se enfrenta a personajes como el Unicornio, mucho más similares a enemigos más pretéritos del personaje como El Láser Viviente o Whiplash, mientras de hecho, colabora con una superheroína tan corriente y mundana como Gata Infernal.
En lo relativo al dibujo, los primeros números de la serie están llevados a cabo por nada más y nada menos que CAFU (acrónimo de Carlos Alberto Fernández Urbano) un autor a quien conocemos de varias obras, siendo muy relevante lo que hizo en el nuevo Universo Valiant en series como 4001 A.D.
Este artista, de trazo firme e imágenes muy espectaculares parece ser lo que Iron Man llevaba necesitando durante mucho tiempo y no terminaba de encontrar, dotado aquí de un aspecto mucho más imponente y de un movimiento muy fluido que, francamente, epata.
Por si esto fuera poco, el coloreado es llevado a cabo por Frank D’Armata, colorista de entre otros muchos cómics, gran parte de los números del Capitán América de Ed Brubaker, que hace justicia al dibujo de CAFU y termina por rematar una obra que a nivel estético es de lo mejorcito que hemos podido ver en esta segunda década del Siglo XXI.
Un auténtico must para los fans de Iron Man o para los lectores de cómic de superhéroes que busquen series más cercanas con los pies pegados a la tierra, o más similares al “héroe de fuera de tu ventana”.
Lo mejor
• El dibujo de CAFU.
• La visión renovadora pero a la vez clasicista que Cantwell le da al personaje, y que Iron Man necesitaba.
Lo peor
• Que tras la marcha de CAFU la serie se resiente bastante.
Guión - 6.5
Dibujo - 6.7
Interés - 7.1
6.8
Recomendable
Analizamos el comienzo de la etapa de Iron Man llevada a cabo por Christopher Cantwell y CAFU, entre otros.