Locura, psicopatía, Gotham, Batman…
«It’s magnificent work, you know.»
Dan Watters se ha hecho un nombre como escritor de cómics de terror o al menos los suficientemente oscuros. Esto le ha permitido llegar al género superheróico y mezclar historias macabras con el género que inició Superman.
Destaca su colaboración con la dibujante griega Dani en Coffin Bound y en Ciudad Arkham (publicada por DC), además de sus incursiones puntuales en Universo Sandman, Batman o Lucifer.
Watters destaca por una visión ominosa del género y en tener muy pocos reparos en mostrar violencia descarnada. Disfruta escribiendo sobre personajes retorcidos, lunáticos, y los sitúa en situaciones incómodas y turbias.
Contentos con las colaboraciones que ha hecho el guionista en el margen tenebroso de DC, los responsables de la editorial le han ofrecido la posibilidad de sumar su talento emergente con con Batman, en este maxiserie de doce números. Acaba de salir el primer número en Estados Unidos.
Le acompaña el dibujante Hayden Sherman. otro autor de trayectoria ascendente en el mercado y al que vemos cada vez de forma más frecuente en fill-ins , antologías y en Absolute Wonder Woman (por ahora llevamos un número).
Watters, marca de la casa, despliega todo su escritura tenebrosa y macabra. Gotham se ve amenazada por unos crímenes que van más de la compresión de una ciudad que suele ser ejemplo de brutalidad.
El primer número empieza con la presentación de la Gotham de Watters. Una ciudad oscura y cruda, tremendamente peligrosa y despiadada. Seguidamente nos encontramos con un cuerpo asesinado y expuesto a un nivel de tortura y crueldad que rompe los cánones de la ciudad.
El forense que se encarga de la investigación no convence a Batman, ya que parece más un admirador del asesino que un médico.
Watters hace un guiñito a los aficionados del Batman más detectivesco y estructura la historia en base a la investigación criminal. Destaca su manera de retratar a los personajes. Un Batman frio hasta la inhumanidad. Un James Gordon superado por la situación. Un forense morboso, llefiscós y casi animal.
Asistimos a un circo insano de personajes que son puro instinto, meros patrones de comportamientos explicados por su historia y sus circunstancias. Algo que ya vimos en Ciudad Arkham donde los villanos pululaban libres y locos por una Gotham atónita.
El toque Watters es casi de entomólogo (en un sentido diferente al que usamos habitualmente). Observa y expone a los protagonistas como si fueran insectos a los que observa con ojo clínico, dejando que fluyan en sus comportamientos obsesivos.
Subyace una filosofía casi «antihumanista» en la manera de enfocar a los personajes, sus interacciones, su manera de relacionarse con el entorno, de habitar el mundo… algo puramente conductual. Algo mucho más profundo que la aventura superheroica (pero hay que saber encontrarlo). No en vano, el cómic también se puede disfrutar (y mucho) de manera más superficial.
El estilo de Hayden Sherman encaja como un guante en el guion turbio, incómodo y macabro de Watters. Su trazo suave, casi dulce, le da un tono esperpéntico a la función y retrata el horror de forma mucho más incómoda.
Narrativamente, ayuda a comprender una trama tan densa con composiciones realmente novedosas y atractivas. La rareza y la capacidad evocadora de la estructura de página le dan un carácter juguetón y casi onírico a la historia.
El detallismo (Bruce bajo la máscara, los pliegues…) además de su mezcla de oscuridad y “línea clara” harán las delicias de los lectores que valoren un trazo más “europeo” e “indie” para Batman, Gotham y todo su entorno.
Se trata de un primer número muy prometedor, con los mimbres para una historia de Batman como mínimo interesante.
Lo mejor
• El toque Watters a Gotham.
Lo peor
• Visto lo visto, lo que vamos a tardar en leer esto por aquí.