FINAL ABRUPTO
«Esta nación es mucho más grande de lo que conocía.»
Reseñamos el final de la etapa de la guionista Eve Ewing en la cabecera de Pantera Negra. Este final llega de una manera abrupta, y no es difícil de imaginar que o bien la editorial o bien la propia autora estadounidense, que está metida de lleno en el último relanzamiento mutante, cortaran la serie antes de tiempo. Como vimos en la reseña anterior, hace ya unos cuantos meses, la premisa de esta etapa nacía de tener a un T’Challa exiliado y alejado del trono que busca encontrarse a sí mismo y a su nación en la ciudad de su padre, Birnin T’Chaka.
La trama sigue la guerra de bandas que comenzó en el tomo anterior, con un giro que presagiaba la página final. Ewing enlaza el argumento del arco con la historia de Wakanda y, con algo más de habilidad, con la etapa de Ta-Nehisi Coates que la precedió. El resultado es un cambio importante en la naturaleza de la serie, lo que empezó como un conflicto entre bandas a un nivel más callejero se convierte en una batalla por Wakanda que se extiende hacia lo sobrenatural, por el espacio y el tiempo.
El tamaño de los cambios que se producen se sienten como una falta de confianza en la serie, y fácilmente podrían ser consecuencia de intentar acercar un final que estaba planeado para más adelante. El argumento que dije que avanzaba a un ritmo lento aquí se ha acelerado hasta el exceso y tanto lector como personajes tienen poco tiempo para asimilar los desarrollos que se suceden. Los personajes secundarios que fueron introducidos en el principio de la trama son quizá los que se ven más perjudicados por los cambios argumentales, en especial Beisa, una ladrona que hace las veces de vigilante y se convierte en confidente de T’Challa, que a pesar de acompañar a Pantera Negra a lo largo del arco encontramos que tiene poco que hacer. Un destino algo mejor tiene N’Yobi, un abogado local que hace de consejero de T’Challa, que una vez se involucra en la trama juega un papel importante.
El apartado artístico de la obra, de forma similar al tomo anterior, es inconsistente. Chris Allen es el artista principal y el que más destaca en estos números, su trabajo es dinámico y pone atención en el nivel de detalle, en estas entregas intenta unas cuantas disposiciones de página únicas y originales pero que rara vez suponen una mejoría en la narrativa visual. Las tintas de Craig Yeung y los colores de Jesús Aburtov, omnipresente en este tomo, no ayudan al arte de Allen al no proporcionar un contraste suficiente que realce los lápices del estadounidense. Además de una breve aportación de Matt Horak, correcta y eficiente y con muy buenos momentos aunque no termine de deslumbrar, la cabecera cuenta de nuevo con Mack Chater en un rol casi de apoyo, encargándose de pocas páginas.
En definitiva, estamos ante el fin de una etapa se quedó sin lograr lo que pretendía. Ha venido acompañada de problemas editoriales, por un lado no ha aprovechado casi de ninguna manera el reciente cambio de status quo que llevó a T’Challa al exilio, al fin y al cabo ha permanecido en Wakanda y ha tenido acceso a casi cualquier tipo de recurso; por otro lado, el lanzamiento de Ultimate Black Panther poco antes del fin de la serie puede haber resultado en una competencia que no pudiera mantener. Está claro que Ewing tenía ideas y algo que contar pero no ha conseguido darle la forma que necesitaba. De esta manera Pantera Negra se queda huérfano de cabecera en el universo principal, donde tendremos que conformarnos con sus apariciones en Los Vengadores de Jed Mackay.
Lo mejor
• Se nota una intención interesante, aunque no termine de llevarse a cabo.
Lo peor
• Que Pantera Negra se quede sin serie.
Despedida
Guión - 5
Dibujo - 6.5
Interés - 5
5.5
El fin de una etapa se quedó sin lograr lo que pretendía.
