Hombres y animales.
«Un hombre debe hacer lo que debe con lo que tiene.»
El formato tomo que oscila entre las 48 y 64 páginas es desde hace muchas décadas el formato habitual de las historias más comerciales producidas por el cómic francobelga. Un formato rígido que en no pocas ocasiones provoca que, si estamos ante una historia con muchos personajes y sucesos, todo parezca contado con una endiablada velocidad independientemente si se trata de una serie o un tomo unitario. El resultado es que muchas veces queda la sensación de una excesiva premura que hace que no haya la pausa que muchas historias demanda y los personajes estén muy poco desarrollados. Por suerte, se trata de algo que ha ido cambiando con el paso de los años y cada vez nos encontramos con historias que tienen un número de páginas no predeterminado por el formato como sucede en el tomo unitario recientemente publicado por Cartem Cómics La serpiente y el coyote. Una historia que mezcla con mucho tino las road movies, el género negro y el western creada por el guionista francés Matz, seudónimo de Alexis Nolent (Rouen, 1967) y el dibujante Philippe Xavier (Burdeos, 1969) que ya habían colaborado en la serie Tango de la que en España solo hemos podido ver un integral con los dos primeros álbumes publicado por Ponent. Ambos cuentan con la colaboración en el color del veterano Jérôme Maffre.
La serpiente y el coyote nos cuenta una historia que transcurre en 1970 en Estados Unidos protagonizada por Joe, un hombre vive en perpetuo movimiento como un moderno nómada recorriendo el medio oeste del país en su destartalada caravana. Una forma de vida obligada por su pertenecía al programa de protección de testigos creado en 1970 por la Oficina Federal de Investigación (FBI), puesto que en el pasado fue parte de la mafia. Como nos cuenta Matz en uno de los textos que acompañan a la magnífica edición de Cartem se trata de un personaje que esta parciamente inspirado en algunos reales como Joseph Michael Valachi. Como no podía ser de otra manera su conflictivo pasado vuelve para complicarle más la vida cuando sus antiguos socios envíen a asesinos para vengarse de él y acallarlo.
El guionista de El asesino (Norma) escribe una historia que como ya hemos dicho mezcla lo mejor de varios géneros llena de interesantes giros de guion en la que los grandes espacios estadounidenses tienen una importancia enorme como podemos ver desde el principio con la estupenda escena inicial en la que el protagonista encuentra a un herido cachorro de coyote que convierte en su mascota y confidente. Unos escenarios que podemos disfrutar gracias a la pausa que tiene el guion que sabe cuándo toca acelerar y cuando hay que pisar el freno. Las viñetas panorámicas llenas de polvorientos y majestuosos horizontes desérticos brillan de forma imponente gracias al fantástico trabajo que realiza el dibujante de Conquistador (Norma) o Cruzada (Ponent) hacen que casi sintamos el mismo polvo en la garganta que tiene que respirar en su periplo el protagonista. Unas atmósferas desoladas, solitarias y calurosas a las que contribuye enormemente los tonos apagados y ocre de la paleta de color que usa Maffre.
La historia que incluye varios flashbacks en blanco y negro que nos permite conocer el pasado del protagonista se divide en varios capítulos que tienen títulos que hacen referencia a grandes clásicos del cine de género, un homenaje al que también se une Xavier con varios personajes de películas y series reconocibles entre las multitudes. Unos guiños juguetones que no distraen para nada de una historia contada con mucha gracia y saber hacer que te mantiene pegado a las páginas sin darte un respiro, aunque no es un dechado de originalidad ya se trata de una historia de búsqueda de redención, crimen y corrupción, pero que tiene los suficientes puntos de originalidad que hacen que no tengamos en ningún momento la sensación de estar ante una mala copia.
Junto con los fabulosos paisajes que vemos a lo largo de toda la historia lo más interesante de La serpiente y el coyote es Joe, un personaje que se aleja bastante de lo habitual ya que no muestra ningún signo de arrepentimiento y es capaz de realizar cualquier cosa con tal de mantenerse con vida. Pero esa falta de escrúpulos no es óbice para que muestre su lado más humano con el coyote, su hija o Georgia, dejando claro que no estamos ante una historia maniquea de buenos y malos. Matz crea un personaje complejo que conócenos gracias a los diálogos que mantiene con el coyote y a la gran cantidad de páginas que tiene el tomo, algo que no podría haber realizado en un tomo de 48 páginas. Georgia es el otro gran personaje de la serie. Una mujer fuerza y decidida que nos recuerda a los personajes que interpretaba la gran Pam Grier en las películas de blaxploitation de los años setenta. El resto de los personajes, en particular los dos asesinos que persiguen a Joe resultan mucho más arquetípicos y no están tan bien desarrollados, aunque también hay que destacar al alguacil federal que controla las idas y venidas del protagonista que tiene también alguna gran escena.
Como es habitual Cartem hace una edición fantástica con un gran tamaño, diseño y reproducción. Como extras tenemos un par de textos del guionista en los que explicar el proceso de creación de la obra y diferentes bocetos de Xavier.
La serpiente y el coyote es un notable cómic que sabe mezclar lo mejor de noir, el western y la road-movies para crear una entretenidísima historia con un protagonista lleno de grises en la que Matz y Philippe Xavier demuestran toda su sapiencia como historietista. Una obra que todos los amantes del género negro sabrán disfrutar.
Lo mejor
• Joe y Georgia.
• Los paisajes.
• La pausa que tiene la historia en los momentos que lo necesita.
Lo peor
• Algunos secundarios son poco más que un arquetipo.