Hoy no tengo nada que contar. El panorama está tranquilo. Sin novedad en el frente, señores (y señoras, mis favoritas). Ya os contó mi insigne compañero Alberto Benavente, en el post número 400 de esta humilde sección, que la web oficial de nuestros mutantes más inquietos había sido actualizada. Gracias a él, ¿cuántos de vuestros escritorios no están presididios por la efigie malencarada de Lobezno? ¿Por las curvas sinuosas de una diosa de piel de ébano y cabellos blancos? Pero las noticias mutantes nunca vienen solas, y tienden a multiplicarse como una enfermedad vírica. Los carteles de la Decisión Final han colapsado los blogs de nuestro miniuniverso (¿Acaso existe otro, mayor, fuera de sus fronteras?). Pero, ¿quién no los ha visto ya? ¿Tú? ¿Ese que mueve nerviosamente su trasero en el sillón? ¿El que pierde el resuello al recibir la noticia? ¿El que maldice las Vacaciones de Semana Santa con un «dónde demonios estaba yo para no enterarme de esto»? No te preocupes camarada. Aquí están ambos. Y a buena resolución, que paga el jefe.
Admiremos, compañeros, a ese Lobezno desempirizado, cortado a mano o a máquina de la portada de la famosa revista. A esa legión de secundarios en su obligado segundo plano, y a las dos supermegaestrellas chupando cámara, justo un paso atrás de sus archiconocidos nombres, que presiden sin rubor el cartel. Qué lástima ser uno de esos personajes de tercer plano, diminutizados por la grandeza de Berry y Jackman, gritando lamentos que ningún bocadillo comiquero es capaz de transmitir. (Casi) no hay hueco para tí, Famke, estás tapando la nube, James, no pregunte por Sir Ian, Mr. Stewart, y vuelva a sentarse. Dan ganas de llorar. Pero riamos. La Fox anuncia orgullosa que a través de su cadena televisiva emitirá el próximo 11 de Mayo los siete primeros minutos de la película. ¿Quién será el alma caritativa que sacrificará su ancho de banda transmitiendo la palabra a todos los lugares del mundo?
¿Y ahora esto qué es? El cartel de Iron Man, dicen. El cartel de esa película que sí-no-sí-no-sí se hará. ¿Qué Iron Man? ¿Tom, Ryan? ¿Ha visto esto Adi Granov? Se habrá caído de la silla. Y si no, ahora le damos el empujón definitivo. Me da pereza (y algo de vergüenza), pero la voz de mi compañero Toni Boix late en mi cabeza cual holograma Jedi. Postealo, dice. Súbelo, Pablo. Confía en la Fuerza (Negativa). ¿Y qué voy a hacer yo, un simple escriba de los deseos de otros?
Así que ahí está. Con ese morrillo blanquecino de niño rubio y feliz que grita contento «mamá, otro vaso más». Con esa expresión de defensor del Kinder Bueno. La realidad es esa, Lex necesita más calcio. Nuestro Clark, como ha crecido. Ya hasta le hace la competencia a Ronaldinho (superhéroe patrio). La leche estadounidense contra el Danet. No aprenderán estos americanos. ¿No ven el peligro de un lema como ese? Superman es la leche, proclamo desde aquí. Colegas más versados en el popular campo de la parodia hiriente (paródico, parodístico, periodístico al fin y al cabo) darán buena cuenta de él.
De modo que hoy no tengo nada que contar. Ni tan siquiera hablaré del estreno americano de Silent Hill, con sus 10 minutos de visionado gratuito para internautas, ni de la película que papá Ron y su hijita Bryce realizarán juntos, ni de que Bond es en realidad un Lucifer enmascarado, ni de que Sienna (mi Sienna, no la de Jude) regresará a Resident Evil. Hoy no contaré nada. Estoy demasiado cansado, perezoso y aburrido. ¿Que os da igual? No debería. Vosotros sois las víctimas de mi hastío.