Moving Pictures

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RESEÑA

Moving Pictures, Kathryn Immonen y Stuart Immonen; Dolmen Editorial; 144 págs., BN, 19’95 €.

No hace mucho y en referencia a Chernóbil – la zona estuvimos hablando sobre las dificultades del manejo narrativo del silencio en la historieta. En aquel mismo post, en la entrevista que manteníamos con Felipe Hernández Cava y en un comentario posterior de José Torralba, se mencionó también la necesaria concordancia en cuanto a complejidad que debe darse en los distintos estratos de un relato. Y si ahora lo sacamos a colación es precisamente porque Moving Pictures, sorprendente obra del matrimonio Immonen, constituye un claro ejemplo de esa armonia que debe subyacer entre los grados de complejidad de las diversas partes de una narración y, a la vez, supone también una muestra magistral de cómo controlar el ritmo de una historia a pesar de sus silencios… o gracias a ellos si, como los Immonen, se conocen las claves que permiten que el tiempo se demore en «lo que se calla» para que así dichos mutismos densifiquen su significación.

Debe avisarse, antes de nada, que esta obra queda muy lejos de los trabajos que los Immonen han construido en el mainstream a lo largo de los años, juntos o por separado. En el caso del dibujante, este cómic se halla en las Antípodas de su Superman: Secret Identity y algo más próximo al Next Wave: Agents of HATE que realizara junto a Warren Ellis. En lo que respecta a Kathryn, también se aleja del tono liviano de Hellcat y similares. De hecho Moving Pictures, en su planteamiento argumental, alumbrado inicialmente como webcomic, conecta fuertemente con algunos paradigmas de la novela gráfica, mientras que en su apartado visual recuerda bastante al Kane de Paul Grist por su apuesta por el claroscuro y la síntesis gráfica.

Viñeta de Moving Pictures que aglutina el grueso de características que conforman su narrativa visual

Su consecución de una morosidad secuencial trascendente se gesta a partir de diversos elementos, no ajenos a ese estilo sintético que permite concretar muy claramente los centros de interés de viñetas y páginas. Así, observamos como en muchas ocasiones las viñetas de este cómic presentan en su interior un doble contenido. Puede tratarse de un discurso visual y otro escrito, claramente diferenciados, como veíamos en la ilustración anterior; de dos presencias que alternan su valor narrativo de forma más o menos consecutiva; o de un gran espacio vacio que permite que lo que sucede respire y se prolongue ante nosotros.

Uso del espacio vacio y del doble punto de interés
(haced click sobre las imágenes para ampliarlas)

Otras veces, esa cadencia narrativa se logra mediante la contraposición de elementos distintos, bien en la viñeta o bien en la página, hasta lograr conjurar un cierto ritmo de lectura. A menudo los Immonen lo consiguen gracias a una particular manera de escribir sus diálogos en los que, muchas veces, a una frase relativamente corta le sucede otra frase todavía más corta, apenas una réplica. Otras veces esa contraposición de elementos se construye a partir de secuenciar al detalle movimientos muy sutiles de sus personajes, en ocasiones manteniendo el plano fijo sobre ellos y otras veces variándolo.

Diálogos en contrapunto

Atención al detalle gestual

Si todo lo mencionado hasta ahora se encuentra en el apartado gráfico de la obra, haciéndola merecedora de la curiosidad y el reconocimiento de cualquiera que esté interesado en narrativa visual, la urdimbre argumental de Moving Pictures tampoco debe menospreciarse y, como insinuábamos al principio, guarda una envidiable coherencia entre formas y contenidos y la riqueza de los mismos. Digo esto porque no son muchas las ideas que alberga en su interior, como tampoco son muchos los personajes que las expondran ante nosotros… pero sí que son ideas de una cierta hondura y complejidad y también así la plasmación de las mismas sigue una cronología enrevesada que captura la atención del lector y da fe de las luchas y contradicciones de los protagonistas del relato, permitiéndonos aventurar que nos hallamos ante una historieta ambiciosa y humilde a una misma vez, no exenta de pequeñas carencias… pero tampoco de notables aciertos.

Una Francia efervescente y posteriormente abandonada

Supuestamente en la Francia ocupada por los alemanes, una conservadora de arte parece verse obligada a colaborar en el expolio del patrimonio artístico del país por parte de los nazis. El corazón del relato lo constituye una tensa conversación entre ella y el oficial alemán encargado de la misión, pulso de voluntades punteado una y otra vez por flashbacks fragmentarios que progresivamente nos ayudarán a entender el trasfondo y la relevancia personal de dicho enfrentamiento, para que también nosotros acabemos afirmando como la protagonista que -para algunos y a pesar de todo- no es un error permanecer junto a aquello que todo el mundo abandona.

Porque hay situaciones... de las que uno no debe evadirse

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F.X
F.X
Lector
9 junio, 2011 12:38

Una obra fantástica.

Ocioso
Ocioso
Lector
9 junio, 2011 18:42

Estoy a la espera de mas comentarios positivos porque como escriba mi opinión sincera sobre este tebeo habiendo tan pocos comentarios, a Toni le va a dar un buen bajón.

Ocioso
Ocioso
Lector
10 junio, 2011 0:29

Podemos acordar el dibujo, una verdadera maravilla que hizo que comprara el tebeo a ciegas sin haber leído ni una sola reseña.
Pero el guión…¡Ay dios mío, el guión!
Leí el tomo despacito, con especial atención desde el momento en que me dí cuenta de que no me estaba enterando de nada, que fué nada mas empezar. Los personajes femeninos están dibujados igual, y la señora Immonen es incapaz de hacer lo mas sencillo, que se llamen por el nombre en los diálogos para poder diferenciarlos.
Es que es todo así. Nunca tienes claro de qué están hablando. Iba avanzando con el tomo con la esperanza de que todo me cuadrara al final, cuando se revelara ese «secreto terrible» que mencionan en la contraportada. Nada, chico, me quedé completamente descolocado.
Estuve unos días obsesionado con el tema. ¿Sería que me pilló un día en el que estaba especialmente espeso? No sé, es una historia bastante corta y con poco texto. ¡Tampoco había mucho espacio para perderse!
Total, que un par de semanas después hice algo que he hecho poquísimas veces, y es volver a leer el tebeo desde el principio. Mucho mas despacio. Intentando memorizar cada nombre y cada frase que me parecieran relevantes. ¿Cual era ese «secreto terrible» que seguramente le daba todo el sentido a la trama? Pues el resultado fué el mismo, solo que terminé mucho mas cabreado.
 
Entonces me dió por mirar el curriculum de la señora Immonen para ver si había leído algo suyo antes. Runaways y la miniserie de Hellcat.
¡Claro! Me encajó todo. Recordé haber tenido la misma sensación con aquellas obras, especialmente con Hellcat. Generos opuestos, tonos que no tienen nada que ver, y dibujantes estupendos en ambos casos. Y la misma sensación de no haberme enterado de nada.
 
Supongo que todos conocemos a alguien así: ese amigo o familiar que te explica algo, por ejemplo la forma de llegar en coche a un sitio, y que se explica fatal, con montones de huecos en su razonamiento. Dentro de su cabeza todo tiene sentido, pero cuando lo expone deja información relevante sin contar. ¡Y no se lo digas, que se pilla un cabreo que no veas! El lo está explicando perfectamente, eres tú el que no se entera.
 
Cuando leía Moving pictures pensaba que el problema era mío, que me faltaban conocimientos sobre el tema que se trata para llenar los huecos. Cuando descubrí que la guionista era la misma que en Hellcat sentí cierto alivio. ¡Que coño de falta de conocimientos! Esta mujer es incapaz de dialogar una escena.
Si a esa torpeza sumamos personajes dibujados casi iguales, saltos en el tiempo, ausencia de textos de apoyo, nada que señale los cambios de escena…¡un desastre!
 
Agradecería que alguien me explicara cual es ese «secreto terrible» que me hará encajar todas las piezas. Quedaré como un tonto por no haberme dado cuenta de algo que debe de ser obvio, pero al menos se me quitará el cabreo con la señora Immonen.
 
Un dibujo tan maravilloso para una historia tan pobre y tan mal contada. El señor Immonen tiene que estar enamoradísimo de su señora Immonen. Si no, no me lo explico.