Joann Sfar (autor de LA MAZMORRA y uno de los artistas más reconocidos en Francia) narra en EL GATO DEL RABINO, una bella fábula que mezcla poesía,una historia fascinante y una discusión inteligente sobre el Judaísmo, aunque se trate de una reflexión que podría aplicarse perfectamente a cualquier religión.
El rabino tiene un gato que, tras haberse comido a un loro, puede hablar. A partir de ese momento, el felino cambiará para siempre y empezará a discutir con los hombres sobre sus creencias, sus costumbres o su vida sexual, para ponerlos de este modo en aprietos y comprobar la resistencia de su moral y su fe. Ahora, el rabino y su gato viajan a Orán. Allí, mientras el primero se queda en el pueblo pelando pollos, el segundo sigue al Malka y a su león donde quiera que vayan, para contar sus fábulas a todo aquél que las quiera escuchar.
En estos días de conflicto entre Israel e Irán, golpea con dureza leer las últimas frases de este cómic. Una vez más, partiendo del humor, Sfar nos lleva por caminos insospechados dejando tras de sí tantas sonrisas como dolorosas percepciones.
La mortalidad, la decadencia, la cerrazón, los sectarismos y la voluntad de poder son algunos de los elementos que nos abofetean cuando Sfar nos los presenta como tan propios.
Ante ellos, dándoles réplica, la dignidad, el heroismo, la entrega, la humildad, la amistad y la confianza.
Un gato curioso, un león envejecido, el cuentacuentos de su dueño, una serpiente deseosa de repartir su particular justicia y un rabino sabio son los protagonistas que nos llevan de un lado a otro. De la alegría a la tristeza, de la soberbia a la humanidad.
Sfar narra con prisa, parece que sin orden, con un ritmo loco nada ortodoxo. Enmarañándonos entre cuentos dentro de cuentos que nos hacen perder el norte, incapaces de distinguir donde acaba la realidad y empiezan ficción y leyenda. En el fondo, él lo sabe, en un cuento puede haber más verdad que en la vida misma.
Me parece interesante la propuesta, aunque poco comercial. Si el dibujo me convence creo que lo compraré. 🙂