RESEÑAS
Españistán: Este país se va a la mierda, Aleix Saló; Ediciones Glénat; 144 págs., color, 17’95 €.
En su último lance creativo, Aleix Saló ha demostrado que vivimos bajo diversas dictaduras… y la de youtube no es la menos importante de ellas. Más bien al contrario puesto que, mientras que corría por todas las listas de correos el enlace a su video La burbuja inmobiliaria, eran muchos menos los que trasladaban su entusiasmo al cómic que secundaba dicho video en la particular campaña-denuncia de Aleix Saló Braut contra The powers that be. Lástima, porque Españistán: Este país se va a la mierda se empareja sin duda a nivel de contexto temático con su primo audiovisual, pero lo hace utilizando unos mecanismos comunicativos distintos -los del cómic de humor- al servicio también de un relato diferente, una suerte de El Señor de los Anillos en versión cañí.
Fredo, un nini al uso, emprende un azaroso viaje por las distintas comarcas de Españistán buscando encontrar quien le anule su hipoteca. Así, desde el País de los Curritos, pasando por Ciudad Burocrática, las Tierras Muertas y la Aldea Santa, hasta llegar al Distrito Financiero, Fredo y sus «acompañantes» (Samu «el entendido», el abuelo Gandolfo y la funcionaria Sufrida Toldía) padecen en propia carne los absurdos constantes de un país en proceso de colapso y derrumbe. Sin voluntad pormenorizadora pero sí caleidoscópica, Saló hurga en los principales tics de nuestra sociedad todavía en Transición y de los estamentos que la componen para emitir un veredicto crítico, cómico, discretamente lúcido y abiertamente militante, sobre el proceso de degradación en el que vivimos inmersos y las causas de esta crisis que amenaza con engullirnos. Su propuesta resulta alentadora y optimista en la medida en que todavía nos podemos reir de ella, pero también subreptíciamente descorazonadora en lo que tiene de eco certero de nuestra realidad actual.
Bien es cierto que las criaturas de Saló, monigotes minimalistas en un teatrillo sin apenas escenarios y poco dados a los grandes discursos, aparentan ser absolutamente inofensivos desde su sencillez y sus idas y venidas un tanto absurdas. Pero, por desgracia, no lo es menos que acabamos reconociéndonos poco o mucho en su Españistán… y eso resulta preocupante sin dejar de ser -por virtud del autor- tristemente gracioso.
¡La crisis está siendo un éxito!, Manel Fontdevila; Astiberri Ediciones; 88 págs., color, 12 €.
Este volumen regoce chistes de Manel Fontdevila publicados en el diario Público a lo largo de tres años. Nos hallamos, pues, ante uno de nuestros autores satíricos más brillantes y consolidados y frente a una propuesta que se sostiene sobre los paradigmas del humor gráfico, por lo general resuelto en grandes viñetas que contienen en sí mismas la presentación, el nudo y el desenlace de una determinada anécdota tan cómica como reveladora. La brevedad a la que el mismo formato obliga, sin embargo, parece propiciar que Fontdevila haga uso constante de unos estereotipos muy claros que funcionan en todos los chistes bajo una misma lógica: 1- Banqueros, empresarios y agencias de calificación, todos ellos presos de la mala fe y la avaricia; 2- Políticos que tienen tanto de títeres como de saltimbanquis; 3- Inocentes y estóicos obreros o simples y sufridos ciudadanos de clase media. Son estos los actores que una y otra vez se interrelacionan, funcionando siempre según el correspondiente y reiterativo patrón que el autor les atribuye, en una ejercicio constante de generalización de colectivos que refleja lo que es la opinión pública general sin matizarla o modularla en ningún momento. Por supuesto, a juzgar por las interminables tertulias radiofónicas que llenan nuestros días, no puede decirse que Fontdevila erre en exceso al escoger el sambenito que le cuelga a cada cual… pero cuando un chiste tras otro insiste en unos mismos perfiles colectivos, algo hasta cierto punto lógico si nos percatamos de estar ante creaciones publicadas en su día aisladamente las unas de las otras, el conjunto acaba resultando un tanto simplista si uno se lo lee de un tirón. En el fondo, en una obra como esta se echa en falta un retrato de la clase obrera más crítico y una aproximación tridimensional a la política y al mundo de la empresa y las finanzas, aunque bien es cierto que tomadas aisladamente la mayoría de las ocurrencias de Fontdevila funcionan a la perfección.
Otro aspecto de esta obra que merece destacarse lo constituye su apartado gráfico. Si los dibujos de Fontdevila nunca dejan de desprender soltura de trazo y grandes dotes para la caracterización, en esta recopilación de chistes constituye un verdadero placer ver cómo resuelve las distintas composiciones de cada viñeta a partir de unos elementos gráficos muy simples, así como también comprobar con que facilidad altera el acabado de su tinta para dotar de una especial prestancia artística a sus dibujos.
Andando, Alejandro Torres, Daniel Riego y Albert Carreres; Norma Editorial; 152 págs., bicolor, 18 €.
Y para terminar el recorrido por este, nuestro mundo en crisis visto desde la historieta, toca ahora que hablemos de la más seria de las tres propuestas… aunque tampoco Andando sea una obra falta de sentido del humor.
Claramente, hay una voluntad testimonial en esta narración, tanto por el rigor contextualizador y de verosimilitud con el que sus autores acometen cada detalle como por la elección de las tres líneas argumentales concretas que ejercen de columna vertebral del relato. Un hombre cerca de la sesentena a quien despiden de la empresa donde siempre ha trabajado, un joven que debe elegir entre su pareja y el trabajo a riesgo de perder su lugar en el mercado laboral y una abogada que se juega eso mismo al quedar embarazada: tres situaciones desgraciadamente frecuentes en nuestra actual cotidianidad que, al desplegarse ante el lector, ofrecen fugaces atisbos de otras tantas vicisitudes también co-partícipes de la realidad económico-social de nuestro país. Este es uno de los principales valores de la obra, que destaca especialmente por la humanidad con la que retrata alguna de esas circunstancias poderosamente reconocibles para cualquiera: brillante, para mí, es su aproximación a la relación amorosa del segundo protagonista, y más todavía la credibilidad con la que muestran la desfachatez de la que hace gala el yerno del pre-jubilado cuando pretende aprovecharse de la indemnización de su suegro utilizando la sonrisa de la nieta para ello. Otras escenas, no obstante, no están resueltas con la misma brillantez, adoleciendo de un ligero aire de frialdad que les resta empaque: lo que sucede en ellas es bien creible, por supuesto, pero todo está demasiado en su sitio, todo demasiado calculado, hasta los chistes, de manera que los personajes parecen actuar en vez de vivir… para deterioro de la experiencia lectora. La obra, quede claro, se lee con interés en todo momento, pero por lo dicho no siempre consigue penetrar en la interioridad del lector y dejar marca en él. Es loable, sin embargo, el armonioso engarce que los autores hacen de todos los hilos que maneja el guión y su destreza en el manejo de la narrativa visual desde una apuesta por la sencillez que sólo rompen cuando es necesario, aumentando así el impetú comunicativo de dichos momentos.
Queda, en resumen, un trabajo aceptablemente relevante por la solvencia con la que trata los temas escogidos, aunque su factura, siendo prometedora, debe todavía ser objeto de revisión, ajuste y sedimentación para que en futuros proyectos podamos descubrirnos realmente ante un equipo autoral que hoy por hoy debe seguir buscando su auténtica voz, profundizando en sus virtudes y alejándose de las tendencias estilísticas un tanto feístas de determinado cómic social que en el fondo, creo, les son ajenas.
ZN ENTREVISTA A… ALEJANDRO TORRES Y ALBERT CARRERES
Toni Boix: En los comentarios del final del libro contáis que os pidieron “un cómic social”. ¿Cómo llegó hasta vosotros exactamente esa petición y de que forma intentasteis trascender la demanda inicial para que no fuese un simple cómic de encargo?
Albert: El camino empieza durante el Salón del cómic de Barcelona del año 2009. Enseñamos nuestros trabajos a Óscar Valiente, el editor de Norma, y nos dijo que ellos buscaban novelas gráficas con tintes sociales. Dicho y hecho, esa misma tarde a Alejandro se le encendió la bombilla y propuso un cómic sobre la crisis.
Alejandro: Hace ya bastante tiempo que Albert y yo colaboramos juntos, normalmente como dibujante y colorista en trabajos de encargo para editoriales francesas y americanas, y siempre hemos tenido la intención de participar en un proyecto más propio, menos “fordiano”.
Como bien menciona Albert, cuando Óscar nos propuso desarrollar un cómic auto-conclusivo de tintes sociales lo vimos bastante claro. Sólo hacía falta mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta de que la “crisis” era el tema vigente en nuestras vidas en ese momento y que lo sería durante bastante tiempo.
El gran “pero” fue decidir cómo enfocar el tema. No somos expertos en macroeconomía, sistemas de créditos y demás datos que suelen apabullarnos en las noticias y diarios. Por lo cual, decidimos hacer una novela gráfica que abordase esta problemática desde un punto de vista más cercano. Que tratase de la gente que realmente “padece” e intenta “sobrevivir” a estas circunstancias.
Finalmente propusimos la idea y presentamos unas muestras a Norma. Enseguida fue aprobado y comenzamos a desarrollar la trama en base a tres situaciones, documentadas a partir de casos reales, que sirviesen de pilares para dibujar un “mapa de la España actual”.
Albert: Es importante resaltar que Andando nunca ha sido un proyecto de encargo. A partir de la pauta o temática “social” propuesta desde la editorial, hemos dispuesto de total libertad durante todo el proceso creativo, tanto en la parte literaria como en la artística.
Toni Boix: En esos mismos comentarios del final, surge la pregunta acerca del papel que tuvo Daniel Riego en el guión, aunque tal vez sería mejor que nos explicaseis cómo os organizasteis unos y otros para abordar conjuntamente la obra.
Alejandro: En un principio el cómic lo íbamos a hacer íntegramente entre Albert y yo.
Lo que teníamos claro desde el principio es que el guión sería cosa mía y el dibujo de Albert. El acabado nos era un poco indiferente, porque lo podíamos hacer cualquiera de los dos. La cuestión era desarrollar un estilo legible y atractivo y después repartirnos las funciones de “entintador” y “colorista”.
Además, cuando comenzamos a trabajar seriamente en el proyecto, le enseñé a Daniel Riego lo que estábamos haciendo, le gustó y se ofreció a ayudarnos con el guión. Dani tiene una memoria impresionante y la aprovechamos para recolectar lo que oíamos de la calle. Además de una habilidad encomiable para hacer diálogos creíbles y cargados de ironía.
El problema fundamental fue la organización y los tiempos que disponíamos para desarrollar Andando, puesto que Albert, Dani y yo trabajábamos simultáneamente en otros proyectos de cómics y trabajos no relacionados con el mundo del cómic. En definitiva, que no pudimos realizar la novela gráfica de una forma tradicional (guión-dibujo-acabado) y tuvimos que improvisar el siguiente método de trabajo:
Guión: Comencé realizando un esquema donde secuenciaba lo que le ocurría a cada personaje. Realmente era una estructura donde estaba bien detallado todo lo que queríamos contar en las tres historias (Andrés-ERE, Sergi-Autónomo y Claudia-Mobbing maternal) desde el principio hasta el final.
Lo dividimos en secuencias de a tres (una para cada personaje, o incluso a veces compartidas) y empezamos a desarrollar los diferentes bloques narrativos. En principio Daniel y yo charlábamos durante horas sobre cómo queríamos contar esa parte en concreto y después yo la escribía narrativamente e incluía diálogos. Finalmente Daniel los implementaba o incluso los obviaba y finalmente lo terminábamos repasando entre los dos.
A medida que fuimos desarrollando secuencias, nuestras funciones iniciales fueron cambiando. Comenzaba a escribir Daniel, implementaba yo o simplemente repasábamos lo que había escrito el otro. En definitiva, ha sido un trabajo escrito codo con codo, muy discutido y consensuado en cada parte del proceso.
Esta estratagema nos permitió tener una base estructural sólida de la historia y total flexibilidad para empezar por cualquier parte del cómic, en función de la documentación de la que por entonces disponíamos y de los tiempos que podíamos dedicarle cada uno. Incluso nos permitió poder improvisar en los diálogos en función de lo que ya teníamos hecho y lo que nos iba pidiendo el desarrollo de la historia.
Además, al no tener la necesidad de escribir los diálogos de la obra en su totalidad, Albert podía avanzar story-boards y páginas a lápiz mientras que nosotros dos acabábamos nuevos bloques de guión o incluso simultáneamente yo entintaba los lápices.
Albert: Mi trabajo en esta empresa comenzaba cuando me mandaban el guión, ya pulido y revisado, de una secuencia. Una vez leído, garabateaba los story-boards, dedicándole tiempo a dividir la secuencia en páginas y viñetas para que todo cuadrase, e imprimirle un ritmo adecuado y una narrativa acorde con la historia. Estos story-boards los discutíamos con Alejandro para acabar de tener la cosa lo más unitaria posible.
Alejandro: También los mostrábamos a nuestro editor, Àlex Fernández, que ha estado muy implicado en todo el proceso.
Albert: Una vez aprobados entre todos, comenzaba a trabajar con las páginas a lápiz. Dibujando todo con un lápiz bastante graso para intentar alejarme lo más posible de mi estilo habitual. Una vez acabadas las páginas comprobábamos que no hubiese fallos de racord importantes y Alejandro las entintaba digitalmente.
Alejandro: Sí, decidimos que me encargaría del entintado para que Albert tuviese un margen más amplio a la hora de componer páginas y realizar los lápices.
Albert: Decidimos tener primero toda la obra en blanco y negro y al final añadir el bitono, en este caso azul. En esta parte también intervine. Realicé las bases y Alejandro lo remató.
Alejandro: Realmente tardamos muy poco en acabar el coloreado de toda la novela. Decidimos el tipo de acabado en un día y después, como menciona Albert, lo acabamos entre los dos en menos de un mes.
Albert: Creo que al final, al estar los dos durante todo el proceso gráfico, queda una obra bastante uniforme. Pese a tener dos estilos bien distintos.
Toni Boix: En cierto momento, se diría que vuestro cómic es como ese mapa de España en el que vuestro enajenado va enganchando noticias sobre la realidad social de nuestro país, puesto que ni que sea a través de un comentario trivial o de acontecimientos que se muestran en segundo plano intentáis testimoniar muchas de las problemáticas que plagan los telediarios. ¿Por qué esa necesidad de no dejar palos sin tocar cuando la obra tenía unas tramas principales muy claras y ya de por sí relevantes?
Alejandro: Sí, de hecho la doble página con el mapa es una declaración de intenciones sobre lo que pretende ser nuestro cómic y lo utilizamos de broche para cerrarlo.
La verdad es que no nos lo hemos tomado como una necesidad de dejar palos sin tocar, más bien ha salido de manera espontánea. Y creo que tampoco está contado todo lo que ha pasado y está pasando… es un tema que realmente desborda.
Al principio teníamos la idea de plasmar la historia con un solo hilo conductor: Andrés (que es el señor de unos 60 años al que “despiden” de la empresa en la que ha estado trabajando toda su vida) e ir abarcando más temas a partir de aquí…
Pero ya habíamos empezado a indagar en más problemáticas actuales y surgieron Sergi (autónomo cuya empresa se va a pique por la explosión de la burbuja inmobiliaria) y Claudia (Abogada de élite que sufre mobbing maternal en el bufete al que pertenece).
Con esta triada abarcábamos un espectro más completo, y en cuanto empezamos a desarrollarlos individualmente quisimos comenzar a narrar la historia de cada uno a través de su entorno. Y para recrear ese entorno necesitábamos más personajes complementarios.
La verdad es que la galería de secundarios ha sido una gozada… hemos disfrutado con ellos muchísimo. Nos han permitido explayarnos con cualquier tema que quisiéramos exponer y desde diferentes puntos de vista. De manera que hemos tratado de hacer crecer las situaciones y personajes principales con la ayuda de estos.
Toni Boix: Y, puestos a hablar de las tramas principales, ¿qué os llevó a escoger precisamente esas y por qué decidisteis contraponerlas con la actitud jocosa de vuestros secundarios?
Alejandro: En cuanto a la primera pregunta; barajamos muchas opciones para comenzar a trabajar. Pero nos decantamos por el “paro” desde dos puntos de vista diferentes; el del joven emprendedor sin posibilidad de seguir adelante con su empresa y el del trabajador por cuenta ajena y de mediana edad en una empresa en pleno ERE. Son temas que no podíamos obviar y terminamos añadiendo el personaje femenino de la novela con la temática del mobbing maternal en un bufete de abogados de élite.
Quizás, esta sea la situación más ajena a la crisis. Pero nos pareció muy importante añadir en nuestro “mapa de España” el papel de la “mujer trabajadora” (y en este caso concreto, “independiente y monoparental”) y los conflictos a los que se enfrenta cuando decide ser madre.
En la realidad española la compaginación de la vida “laboral” con la “familiar” es un caos, como con tantas otras cosas. No somos tan “europeos” como quisiéramos y en la resolución de la historia de Claudia lo dejamos muy claro.
Por otro lado, la elección de estos tres temas también estaba supeditada en cierta medida a las fuentes de documentación de que disponíamos para dotarlas de credibilidad y consistencia. Por suerte disponíamos de varios testimonios reales de cada caso expuesto. Eso no significa que las historias sean 100% basadas en hechos reales. Las hemos adaptado según lo vimos conveniente. A fin de cuentas, lo que hemos hecho es literatura y siempre da mucho más juego creativo que una historia verídica.
Con respecto a la segunda pregunta: Fundamentalmente porque las tramas principales son temáticas “duras” y “dramáticas”. Hemos intentado no caer en la lágrima fácil y tratarlas con la mayor naturalidad y credibilidad posible, pero a medida que las íbamos desarrollando nos dimos cuenta de que necesitábamos también un contrapunto humorístico.
Cuando Daniel se incorporó al proyecto lo primero que dijo fue: “Paro, crisis, mobbing… ¿Esto es un cómic o Documentos TV?” y decidimos utilizar la ironía y el humor para “coser” los dramas.
Lo vimos muy claro cuando nos enfrentamos al primer bloque, el inicio de la novela gráfica. Cuando Andrés se encuentra con sus amigos del barrio en el bar y les explica que lo van a despedir.
Anímicamente este hombre estaba hundido y “descolocado socialmente”… Una de sus frases es “no quiero ser un trasto inútil”. Obviamente el momento por el que pasaba este señor era muy delicado de plasmar. Teniendo en cuenta que había trabajado desde joven en esa empresa y aún le quedaban unos años para jubilarse. Además Andrés pertenece a una generación donde el rol paternal estaba centrado únicamente en el trabajo y que su sueldo era el pilar económico de toda la familia, incluyendo en la actualidad a los hijos independizados.
Y aún así nos empecinamos en desarrollar toda la secuencia con chistes e ironías continuas de los amigos… incluso terminan riéndose los cuatro al final. Al terminar la secuencia y testearla entre todo el equipo, vimos que era la metodología narrativa a seguir.
Dicen que la risa espontánea en situaciones reales es una “risa en bruto”, de simple rechazo o autodefensa y que la ironía es un arma idónea para criticar el entorno social, económico y moral de una sociedad.
Toni Boix: ¿Creéis que en el cómic social existe demasiada propensión a cargar las tintas sobre los aspectos más dramáticos de la realidad?
Alejandro: Depende del autor y también de lo que se quiera delimitar y etiquetar como “cómic social”. Ahora todo cómic que trata de un tema “candente” -llámese crisis, enfermedades, conflictos internacionales, etc- se le enmarca dentro de esta categoría y usualmente suelen ser temas dramáticos.
Aunque casualmente, los cómics que se han publicado tratando el tema de “la crisis actual” ha sido en diferentes claves de humor: Españistán de Aleix Saló, Fagocitocis de Marcos Prior y Danine, la tira de Manel Fontdevilla, ¡La crisis está siendo un éxito!, y nuestro Andando. Hay muchas maneras de tratar un mismo tema, aunque sea dramático… algún motivo debe haber para que haya predominado el humor en las formas de todas ellas.
De todas maneras, antes ya existían este tipo de cómics “sociales” sin necesidad de la reciente “etiqueta” y sin llegar a cargar siempre las tintas en los dramatismos. Porque a fin de cuentas, siempre ha habido necesidad de contar historias y cada uno tenemos nuestra manera de hacerlo en función del bagaje del autor, sus intereses y su habilidad narrativa.
Particularmente, creo que el “cómic social”, si tenemos que etiquetarlo así, debe salir de la calle. Inspirarse en la realidad, o al menos lo que el autor entienda como su “realidad”, y servir de catarsis para plasmar sus preocupaciones y cuestionarlas críticamente. La dificultad estriba en intentar no caer en el panfletismo o la demagogia, y sobre todo en ser honesto con uno mismo cuando se está contando una historia.
Toni Boix: También en los comentarios finales bromeáis acerca de que vuestro proceso de documentación se circunscribió a los bares. Bromas aparte, imagino que os preocupasteis lo bastante de documentaros como para huir de los tópicos y la rumorología y poder presentar a vuestros personajes en contextos plenamente reales. ¿Cómo fue ese proceso de documentación y hasta qué punto desmontó algunas de vuestras preconcepciones sobre la situación por la que pasa nuestro país?
Alejandro: Huir de los tópicos es siempre complicado, hemos intentado alejarnos lo más posible de ellos. O al menos tratar de compensarlos, como en el caso “del funcionario vago y maleducado” vs. “la funcionaria amable y trabajadora” del INEM y muchos otros.
Cuando le pedimos a Jaime Martín que leyera el cómic y nos aconsejara, nos dijo que veía alguna situación un poco tópica. Pero que a él también le pasaba en sus cómics y su madre le decía; “No es tópico, es que el ser humano se empeña en hacer las mismas maldades una y otra vez”. Y que nosotros estamos para contarlas…
Por otro lado, el proceso de documentación fue bastante divertido. Leímos, escuchamos, adaptamos e interpretamos… De hecho, es cierto que Daniel y un servidor íbamos con los “radares puestos” por todas partes. Por las calles, el metro, los supermercados, la cola del paro, los bares… especialmente los bares. Son una fuente de información inagotable.
Pero hablando en serio, lo que nos ha sido impagable son las experiencias de varias personas que se prestaron a contarlas y a participar en el cómic. Sin ellas nos habría sido imposible intentar desarrollar a nuestros protagonistas de forma “creíble”.
En cuanto a las “preconcepciones”… pues bastantes. Es lógico si indagas profundamente en el tema. Concretamente, el concepto que suele tener la “gente de la calle” de la crisis y la lectura del informe de la fundación MADRINA que comentaba que 9 de cada 10 mujeres trabajadoras en España sufre mobbing maternal y realmente somos muy poco conscientes de ello.
Toni Boix: ¿Hasta qué punto esa necesidad de contar con testimonios reales para conseguir dotar de credibilidad a vuestra obra pensáis que se debe a que hasta entonces, en vuestra trayectoria creativa, os habíais dedicado más a los temas gráficos que a los literarios?
Alejandro: Somos novatos en escribir cómics. Pero no es excusa para dotar a la obra de mayor credibilidad el hecho de documentarse de fuentes que enriquezcan los ambientes en los que no hemos tenido vivencias más directas.
Siempre es necesario documentarse. Y en este caso tratamos de hacer varias historias de la calle; necesitábamos información y “experiencias reales” de cada situación.
Toni Boix: Después de ese proceso de documentación, ¿de veras creéis, como dice vuestro Andrés, que esta crisis es una estratagema de quienes manejan los hilos de la sociedad para apear del juego social a parte de la población?
Alejandro: No de manera estricta. Es la opinión de uno de nuestros personajes -Andrés- y teníamos que ser coherentes con su personalidad y situación.
No hay una opinión nuestra directamente explícita de la crisis, ni de las situaciones que presentamos, o absolutamente unidireccional. Hemos intentado que cada personaje exponga lo que piensa desde su punto de vista y contexto, y que el lector saque sus conclusiones. Si no, no dejamos pie a jugar e interpretar y queda todo demasiado “triturado”. Además, como no hemos introducido personajes diversos…
De todas formas, hemos sido absolutamente subjetivos a la hora de seleccionar las opiniones reflejadas y la manera de hacerlo. Hemos tratado de dejar claro que estas crisis siempre las pagamos y sufrimos los mismos. Y que una vez inmersos en ellas, pese a ser la gran masa que mueve la sociedad, nos quedamos aislados y tratamos de salir de ellas individualmente. Lo cual es verdaderamente desolador a la vez que una hazaña.
Albert: Personalmente creo que hemos estado durante demasiados años viviendo por encima de nuestras posibilidades. Sin ningún ente bancario o estatal que lo impidiera. Y como todo lo que sube baja, pues ahí estamos. En caída libre.
Y evidentemente, como casi todo el capitalismo tiende a tener que reiniciarse cada cierto tiempo. Como Matrix, jejeje. Y en cada reinicio hay unas víctimas.
Hay crisis que se han salvado con guerras mundiales, guerras de Irak (la primera), etc. Vaya, me acabo de dar cuenta de que de las crisis solo se sale cuando hay un “petardazo” mundial… Tengo miedo…
Toni Boix: Imagino que la anécdota del señor con el First Certificate en la cola del Inem es verídica, ¿verdad?
Alejandro: Sí, por dos bandas además. La leímos en Internet y después se la enseñé a un amigo que trabaja en el INEM y me comentó que le había pasado eso mismo a un compañero hacía unos meses… casualidad.
Como comentaba antes, hemos estado mucho tiempo con el “radar puesto” y casi todas las anécdotas están basadas en hechos verídicos. Obviamente, adaptadas literariamente para que la historia tenga sentido y sea de fácil legibilidad.
Toni Boix: Respecto al apartado gráfico, ¿por qué sentisteis la necesidad de dotar a la obra de un entintado más underground y grueso que no detallado y sutil como el trazo que presentaba el trabajo a lápiz?
Albert: Bueno, eso fue ya una idea que nace desde el inicio del proyecto. Diría que desde el mismo momento en que aceptamos hacer Andando.
Mi estilo de dibujo y de entintado es bastante comercial, con algo de “Cartoon” y perfeccionista a niveles enfermizos. Muchos cómics sociales tienden a ser dejados en el aspecto grafico y decidimos que la mejor manera de que se acercara a lo pretendido era que Alejandro, con un estilo más “underground”, entintara.
Al principio del proyecto nos costó un poco encontrar el camino, pero a medida que íbamos sacando páginas, era evidente que la decisión fue acertada. La mezcla funciona y al final parece todo hecho por la misma persona.
Toni Boix: ¿Creéis que la asociación mental que se produce entre temática social y grafismo “dejado” deriva únicamente de la tradición y del “siempre se ha hecho así” o tiene raíces más profundas?
Alejandro: Creo que finalmente es una cuestión personal y de aptitudes del autor. Pese a que parezca que haya un movimiento general predominante en este caso. Considero que las historias de Jaime Martín y Carlos Giménez, además de muy críticas y comprometidas socialmente, no son nada dejadas en la parte gráfica. Soy consciente de que me dejo muchas más sin mencionar…
Toni Boix: Albert dice haberle dedicado mucho tiempo al story-board con la voluntad de que la historia sea fácil de seguir. ¿Esa voluntad de ser transparentes gráficamente hablando es la causa de que la ambientación y los encuadres sean muy funcionales y casi nunca irrumpan en la historia?
Albert: Soy de la opinión de que cada historia tiene un ritmo, una narrativa concreta y unos tempos que son “impepinables”. No puedo usar narrativa “yankee” en una historia que trata de unos viejecitos que van a jugar al dominó. Bueno, se podría, sería gracioso, pero no sería acorde con lo que queríamos contar.
En este caso es evidente que lo más importante es lo que nos cuentan nuestros personajes, en la actualidad y con problemas mundanos. Y que mejor manera que mostrar la historia de manera cotidiana, cercana, mostrando estos personajes sin esperpentos gráficos y sin quitar el protagonismo a lo que importa, que son la historia y sus personajes.
Aunque es verdad que la libertad creativa antes mencionada ha sido aprovechada para experimentar un poco en la narrativa. Un profano probablemente no lo detectará porque son cositas personales o internas, pero que me han servido para aprender muchísimo.
Toni Boix: A este nivel, me ha sorprendido cuando en las dos primeras viñetas de la página 97 tapáis alternativamente con el bocadillo a los dos personajes que están dialogando. ¿Qué queríais comunicar con esa disposición tan agresiva del globo de texto?
Albert: Nada en especial, es una mezcla de motivos: cuestión de espacio, centrar la atención de quien habla sin necesidad de usar primeros planos, y experimentar en narrativa para llamar la atención.
Toni Boix: ¿Os han quedado ganas de repetir a todas las partes implicadas?
Alejandro: Sin duda, estamos preparando nuevos proyectos. Seguimos “Andando”…
Toni Boix: ¿También en el ámbito del cómic social o deseáis probar con otros terrenos?
Alejandro: Estamos preparando dos nuevas, una puede considerarse dentro de los límites del cómic social y la segunda para nada… nos mudamos a otro género. Hay que invertir tiempo en experimentar y crecer. Cambiar de género es siempre un reto.
Albert: Además ayuda a no encasillarse. Y a mí personalmente me encanta ir probando toda clase de géneros y estilos de dibujo.
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Saludos;
Pues es una alegría ver que no sólo de superhéroes vive el hombre, aunque éstos también molen. Interesante la entrevista por cuanto siempre es interesante ver la infrahistoria y el trasfondo de la creación de una obra. Y, desde luego, me encanta que se haga en estos tiempos y en éste país cómic «social», que con la que está cayendo no es para menos. Diré, a modo casi de anécdota, que yo trabajo en un departamento de personal y puedo asegurar que las situaciones descritas no son tópicos, si no la puta y pura realidad de cada día. Por ello, lo cierto es que le daré a la obra ANDANDO una oportunidad…He dicho en el post sobre NECROMICON DE ALAN MOORE que no sabía si gastarme 18 eurazos en ella, pese a tener el nombre bien grande en portada del bardo inglés. Pues bien; finalmente me he decidido a que estos 18 euros sean para esta obra, por todo lo comentado.
Las otras obras; Aleix Saló me llama, y mucho, pero (otros) 18 euros…¿por qué no se hacen ediciones más accesibles? Y soy lector del diario Público (de tanto en tanto), y me encantan los chistes de Manuel Fontdevilla, pero no sé si presentados todos así, juntos, fuera del contexto de las noticias…
En todo caso, es bueno que haya autores comprometidos que hagan humor (crítico) sobre la crisis…
Por cierto; es una clara (y consciente) desviación del tema original, pero es que no veo ningún otro sitio donde meterlo y dado que aquí se habla de cómic patrio y he argumentado mi anterior comentario pues ruego me permitan estas líneas, que si no reviento y ya se sabe que la acumulación de bilis, sobre todo si es mala, es mala para el organismo.
Mi más enérgica y máxima queja sobre el cómo EDICIONES B ha publicado esa joya del humor llamada LA FAMILIA CHURUMBEL, salida de la pluma de ese genio que es Manuel Vázquez.
Enérgica queja por el formato: 48 páginas en blanco y negro a 12 euros, por muy cartoné que sea.
Pero, sobre todo y ante todo, también por la forma; hay páginas que están claramente remontadas, ya que así las publicaba Bruguera cuando le daba la gana, y no respetan la impresión original. No una ni dos, si no un buen montón (de esas escasas 44 páginas, todo sea dicho). Ya que se publica a ese precio, que menos que editar las páginas tal y como fueron pensadas para su publicación, no? Y no es excusa que Bruguera, años después, las estropeara y se hayan tenido que coger de ese TÍO VIVO del 72 donde se remontara.
Luego, ojeándolo en la librería (por que evidentemente no pienso gastarme el dinero en algo editado de esa forma), me ha parecido ver que la selección es un tanto…como lo diría…yo tengo, de los DDTs originales, páginas más elaboradas que las que son objeto de la selección. Pero también son más «políticamente incorrectas», ya que LA FAMILIA CHURUMBEL no deja de ser una obra que se mete por activa y con pasiva con los tópicos de los gitanos (ladrones y vagos). Me da la impresión (en la que puedo estar equivocado, porque como he dicho me he mirado el tomo por encima) que se han cogido las más «suaves», que aún así tela marinera en estos tiempos en los que nos la cogemos con papel de fumar.
En todo caso, sólo por el precio y la forma de imprimir páginas de cualquier manera valga mi disgusto…y pensar que lleva la firma de ANTONI GUIRAL en la introducción.
Gracias por los comentarios, Spirit. Celebro que la entreviste te anime a invertir en el libro. Respecto al tomo de la Familia Churumbel, no he tenido el placer o el disgusto de ojearlo. Por otro lado, faltaría averiguar hasta donde llega la responsabilidad de Guiral, puesto que probablemente sólo alcanze al contenido de la introducción y él nada haya tenido que ver con la factura editorial del producto.