¿Qué está pasando con el comic americano? (Edición especial NUDC)

Una de las primeras polémicas que surgieron tras el anuncio de las primeras bases del Nuevo Universo DC fue aquel rumor según el cual, tras arrancarle su estrellado culotte a Wonder Woman y calzarle unos políticamente correctos tejanos, la editorial pretendía hacer lo mismo con otras superheroínas de la editorial. Aunque las primeras imágenes con los rediseños de personajes como Zatanna o Lady Blackhawk parecían respaldar dicha teoría, esta caería por su propio peso en cuanto aparecieron las primeras imágenes de Supergirl o Harley Queen y la editorial diera marcha atrás en sus intenciones dejarle las piernas tapadas Wonder Woman. Aun con esas, la leyenda de que DC pretendía cubrir las partes más sugerentes de sus superheroínas sobreviviría al desmentimiento editorial no siendo pocos los que siguen sospechando que esa era la intención inicial de editorial afincada en la puritana América aunque hayan convertido en objetos sexuales hasta a Ma Hunkel. Pero hay un cambio estético -todavía más absurdo- que ha afectado a varios personajes sin que haya forma humana de entender a que se debe tal eliminación de un elemento tan icónico en personajes como Green Arrow o Deadshot y que hay que estar muy enfermo para considerar necesario erradicarlo:

Que vale que le quiten la barba a Aquaman apostando por un look inmaculado a pesar de que se había convertido en algo tan representativo que aparecía hasta en las últimas adaptaciones a la pequeña pantalla. ¿Pero que les ha dado con los bigotes? ¿Están pasados de moda y no encajan con el toque eternamente juvenil que quieren transmitir en su universo? ¿Lo consideran algo obsceno y peligroso de lo que es mejor alejar a las tiernas mentes de sus lectores no sea que se le ocurran ideas raras? ¿En DC los prefieren bien depilados? Únicamente James Gordon ha escapado a esta cruzada contra los bigotes y por los pelos, que por los esquilados que presentan algunos casi parece que los hayan rasurado por las bravas antes de saltar a las viñetas. Más le vale a Ollie, Floyd y compañía ponerse en plan Bad Company y reivindicar su derecho a llevar bien poblado el labio superior.

Pero no se vayan todavía, que aún hay más. Y es que los títulos de la familia del murciélago nos han regalado más momentos dignos de mencionar en esta sección. Que majos que piensan en nosotros. Y aunque tengáis que esperar todavía un par de puestos más del Top Ten para contemplar las ideas de Tito Tony en Detective Comics, ahora nos podemos centrar en el cliffhanger de Dark Knight. Y es que, ¿qué otra idea podía salir de las calenturientas mentes de David Finch y Paul Jenkins? Dos personas como ellos, recién llegados de Marvel, saben mejor que nadie que es lo que se lleva esta temporada otoño/verano: Hulks de colorines. Que si Hulk Verde, Hulk Gris, Hulk Rojo, Hulk Naranja… Ah, espera! ¿Que aquí no tenemos Hulks? ¡¡Qué más da, hombre!! Nos montamos uno enseguida y santas pascuas. Ahí vamos.

En este reboot relanzamiento del Universo DC, una de las incógnitas más interesantes (bueno, quizás no sea muy interesante, pero ahí queda el tema) es saber cuál va a ser el destino de Los Nuevos Dioses en general y de Mr. Miracle en particular. De momento nos han prometido la aparición de Darkseid en la primera saga de Justice League, y algunas pistas apuntan a que Carmen Sandiego la Encapuchada Escarlata también tiene que ver con los Nuevos Dioses. ¿Pero y de Mister Miracle? Y es que con tanto tiempo desaparecido, Scott Free corre serio peligro de perder su título honorífico del Mejor Escapista del Mundo. ¿Y en manos de quién? Y es que, en un impresionante alarde de originalidad y coordinación editorial (no hablemos de continuidad), en tan solo una semana pudimos contemplar no una sino dos fugas de Arkham Asylum. Y en ambas estaba presente nuestro amigo Schwarzenegger Mr. Frio. Aunque a decir verdad, sus verdaderos esfuerzos han acabado siendo frustrados. Pero por intentarlo que no sea.

¿Quién había dicho que las fugas de las cárceles no estaban ya de moda? Y para que aquí no lluevan palos solo para DC, que nadie se olvide que en Marvel lo han vuelto a hacer, y como ya quedaba lejos el New Avengers #1 y la fuga de la Balsa, han decidido volver a hacerlo en Fear Itself y unos mesecitos después en el New Avengers 16.1, con lo fuga de Normy. ¿Mola o no mola? De momento el segundo mes editorial del NUDC (bueno, los cuatro comics que nos hemos leído) no hemos visto más fugas, pero oye, dadles tiempo, que llevan más de medio año sin explotar el Helitransporte de SHIELD, y eso es algo inadmisible.

PD: Me recuerdan desde el departamento de dirección que las semejanzas no acaban ahí y que no solo queda claro que desde las oficinas de DC están aficionados a Prision Break, sino que también a Perdidos. Y es que no uno sino dos son los títulos (además en la misma semana) cuya mayor parte de la acción transcurre en un avión (con escapada a tiempo): Resurrection Man y Grifter.

Si algo no se le puede negar al Tony Daniel es que ha sabido jugar sus cartas desde el primer número del nuevo volumen de Detective Comics dejando muy claro que es lo que ofrece y a qué tipo de lectores le pueden interesar sus historias. Continuando con su visión al más puro estilo «Saw» del tenebrista y sórdido entorno de Gotham City, para su primer número nos ofrecería un enfrentamiento entre Batman y su eterna némesis Joker con su presentación, nudo y desenlace. Utilizándolo además para introducir a un nuevo y misterioso villano, su debut nos dejaría como postre un cliffhanger bestia como él solo de esos que aseguran que un buen puñado de lectores repitan con el número dos:

Experto en devolver a su gloria pasada a esos grandes héroes de la editorial cuando estos no atraviesan su mejor momento, resulta cuando menos extraño el enfoque elegido por Johns para reflotar las aventuras en solitario del señor de los océanos. Siendo la oportunidad perfecta para sentirse como pez en el agua recuperando el rico mar de elementos que conforman su mitología, el guionista se empeña en nadar contracorriente regalándonos un festival de mofas a costa del personaje. Desde poner en duda sus habilidades ofreciéndole un vaso de agua no sea que se deseque o enfrascándolo en un diálogo de besugos al más puro estilo Tarantino con un blogger en un restaurante, Johns se divierte haciendo el gamba tirando de mil y una bromas que se hayan vertido sobre el personaje mientras este aguanta el chaparrón a cara de perro. No dando indicios de abandonar este enfoque en un futuro próximo, el guionista parece determinado en demostrarnos la incomodidad de Aquaman entre el hombre de la superficie -que ya lo dice el refrán, de la mar el mero y de la tierra…- habrá que ver si su reiteración en las añejas bromas que rodean a Aquaman no terminan siendo la pescadilla que se muerde la cola y acaban en agua de borrajas. Si lo que quería era desmentir la colección de tópicos en torno a su persona para demostrar que en el fondo mola, ya podía haber optado por la vía propuesta por Bleeding Cool y apostar por un Aquaman baddass de verdad, que ya se sabe que a camarón que se duerme…

La semana pasada, en una disclosed location y en una habitación a oscuras nos reunimos todos los redactores de Zona Negativa, y entre perfeccionar el plan de conquista y dominación mundial y unos canapes de piña con langostinos recubiertos de chocolate calientes con trozos caramelizados de almendras, nos pusimos a votar todas las series del NUDC. En una de las cosas que más hemos coincidio en pleno el staff tecnico de Zona Negativa, es que el Batman de Scott Snyder y Greg Capullo ha sido una de las más interesantes. De hecho, en los próximos días estamos en condiciones de anunciar que os ofreceremos un analisis de las 10 series más votadas entre todos nosotros, para que podais llevarnos la contraria a gusto del consumidor.

Y es que este primer número nos ha gustado mucho (como a Jim Shooter, aparentemente) y además, nos ha dejado uno de los momentos más wtf-eantes del mes. Y no, no nos referimos a que de repente Bruce Wayne le saque una cabeza de altura a Dick Grayson (¿serán los bati-tacones?) en una escena de los más tierna con todos los miembros de la familia murcielago. Nos refereimos al cliffhanger, uno de los más poderosos del relanzamiento. Y es que lo que parecía un crimen de lo más normal, acaba convirtiendose en una amenaza de muerte a Bruce Wayne («Bruce Wayne will die tomorrow«). Batman y su bati-cinturon multiusos se curran un test de dna en un periquete, y los resultados son de lo más interesantes. ¿Quien es la misteriosa amenaza para Bruce Wayne?

De entre el aluvión de guionistas que han desembarcado en DC con motivo de los 52 números unos, nadie (ni siquiera Liefeld) ha desencadenado el vertido de tanta tinta digital y ha traído tanta polémica como Scott Lobdell. Perennemente asociado a una de las etapas más infames del comic USA, desde que se anunció como nuevo guionista de los Teen Titans con el noventísimo Brett Booth (heredero de Whilce Portaccio, Ron Lim y otros grandes hitos de la década incluyendo al propio Rob) la noticia se convirtió en hastag mundial manteniéndose en primera plana de las principales redes de comunicación ligadas al medio cuando sus comics salieron a la calle. Consiguiendo situar las tres series entre los primeros 50 puestos de ventas, da igual si fusila el arranque de Civil War, lo llena todo de cuadros de texto plagados de diálogos farragosos o apuesta por tramas repletas de conspiraciones chungas a la mejor tradición de los 90 con jóvenes chuletas y una total falta de descaro para usar carnaza como reclamo. Lobdell parece siendo capaz de apelar a ese lector básico y hormonado incapaz de hacer ascos a una hamburguesa con toda su grasa o un botellón de cuatro euros que se ve todavía tenemos dentro. Pero es que además lo hace con tal desparpajo, ganso como él solo, que es imposible negarle el mérito de cabrear a tanta gente y que sus comics funcionen.

Solo él ha sido capaz de sacar de sus casillas a la mitad de las mujeres de DC con su polémica versión de Starfire (toreando con inusitada gracia alguna que otra protesta vía twitter), pasar de todo y seguir adelante con sus ideas a pesar de las recomendaciones editoriales y superar a Winick y su Catwoman en lo que a ruido mediático se refiere. Solo Lobdell ha logrado que le acusen de sexista por su versión de la antigua miembro de los Titanes de Wolfman el mismo mes que su Superboy se pasa medio comic prácticamente en pelotas y su coprotagonista femenina (Caitlin Fairchild, icono sexual de la Image de los 90 por excelencia) aparece celibemente tapada hasta el cuello. Únicamente el bueno de Scott ha sido capaz de remover internet por presentar al personaje gay más cliché de la historia del comic incluso antes de que aparezca en el papel impreso o de, dos días después de que la editorial proclame que no ha existido ninguna encarnación de los Titanes anterior a la actual, Lobdell publique un número de la serie indicando exáctamente lo contrario. Solo entre eso y la entrañable socarronería patana (a mandíbula desencajada) de escenas como la de la anciana pidiendo ayuda desde su casa en llamas mientras Superboy pasa de todo para acompañar a la chica que le gusta a casa, bien merece ser reseñada el ruidoso regreso triunfal de Lobdell cual elefante en una cacharrería.

Un tema controvertido durante este relanzamiento ha sido las altas dosis de violencia expuestas en la mayoría de los títulos del Nuevo Universo DC. Curiosamente no ha sido tan polémico como las actidudes de Catwoman o Starfire (ya sabéis como son los americanos, chico) pero es que la violencia ha sido entre abundante y excesiva en muchos casos, lo cual hace a uno preguntarse exactamente cuál es el límite y a que target comercial va dirigido este relanzamiento, teniendo en cuenta que en la portada llevan bien clarito el símbolo “T” (Teen – lectura apropiada para lectores de 12 o más años). Para muestra, un boton. Bueno, varios botones, concluyendo con un número que ha debutado en el segundo mes del NUDC, Shade de James Robinson (que no contento con hacerle a Roy Harper perder una mano en esa obra maestra que es Cry For Justice, lo que le ocurre aquí a Shade le hace «perder la cabeza»). Sabemos que no es del primer mes, pero hacemos trampa (porqueyolovalgo) y lo incluimos aquí también, aunque solo sea por la espada tamaño Rob que se luce el amigo Deathstroke.

Por no hablar del Curso Intensiva en Nuevas Técnicas de Motivación en Interrogamientos y Extorsión que se imparte en el primer número de Suicide Squad, donde desde la primera pagina (la-primera-página) ya vemos a dos ratones mordiendo la carne viva de uno de los presos y luego de ahi pasamos a un original uso de la sal, los clásicos chuchillos que nunca pasan de moda, la electrocución (¿se escribe así?) y tratamiento intensivo con insectos. La mismísima Gail Simone, experta y licenciada donde las haya después de su periplo en los añorados Secret Six, estaría orgullosa de haber firmado estas secuencias.

Es curioso cómo tras años de representar el lado más rancio y conformista de DC (ah, Miller, todo el bien que le hiciste a Batman y lo mal que dejaste a Superman) en este nuevo universo DC el último hijo de Krypton se ha erigido como la alternativa más disidente y contestataria de la familia editorial. Dejando de lado la Justice League de Geoff Johns y Jim Lee con su Goddam Superman, en Action Comics Grant Morrison reimagina los inicios del primer superhéroe americano tomando como modelo al defensor de las clases bajas que fue en tiempos de Jerry Siegel y Joe Shuster desde un enfoque más cercano al movimiento 15-M. Todavía lejos del pleno potencial de sus poderes, el guionista escocés nos muestra al joven Superman luchando contra empresarios corruptos y un sistema autoritario enfrascado en una interminable lucha por el hombre de a pie.

Pero más allá de esta invitación subversiva firmada por Grant Morrison y sus primeros efectos sobre el panorama internacional, Action Comics no es la única serie del Hombre de Acero en la que podemos encontrar un mensaje reivindicativo. En su reencuentro con Superman en el nuevo volumen de la cabecera del mismo, el mítico George Pérez se une a nuestro compatriota Jesús Merino para ofrecernos un número autoconclusivo con un claro paralelismo con el clásico ¿Qué sucedió con el Hombre del Mañana? de Alan Moore en el que casi se puede intuir un más que probable mensaje oculto. Arrancando con la imagen del sempiterno Daily Planet solo para ver como este se derrumba ante nuestros ojos para dar paso a un nuevo y flamante Planet -repleto de lujo y opulencia- en el que pese a las quejas de un afligido Clark Kent, Lois Lane y sus compañeros renuncian a su integridad profesional en virtud del simple y llano dinero en un mercado agonizante en el que tratan desesperadamente de salir a flote. Si al final de la historia de Moore una puerta se cerraba dando luz a la esperanza, el primer número de Perez termina con Lois dándole a Clark con la puerta en las narices para entregarse carnalmente a su nueva pareja mientras habla de su relación con su compañero redactor como una historia del pasado que nunca existió. Que cada uno interprete como juzgue.

Lo de Starfire y Voodoo (¿sabíais que sale al menos una tía en sujetador en todas las páginas menos cuatro?) ha dado que hablar. Objetivo conseguido. Lo del Joker ha dado que hablar. Objetivo conseguido. Lo de la violencia desmesurada también ha ocupado unas cuantas líneas. Pero sin duda, lo que más ha dado de hablar ha sido el apareamiento entre el murciélago y la gata. Tras unas primeras páginas en las que parecía que estabamos leyendo el comic con grafas en 3D (tusaaaabes), las escenas finales del comic han pasado directamente a la historia. Dentro de 50 años (o 20 para algunos), cuando contemos estas historias a nuestros nietos, diremos que el Goddam Batman también tuvo sus «pequeños fracasos» (a no ser que lo rebooten de nuevo, porque de aqui a dentro de medio siglo les da tiempo a hacerlo dos o tres veces más). Podemos hacer muchos chistes sobre el tema (pero muchos, muchos), pero lo mejor es que pasemos directamente a las imagenes. Así que cambiad el raton de mano, clickad en el boton de spoiler y …

Aviso de Spoiler «De todas formas, no dura mucho tiempo … «¡¡WTF!!