Introducción: Breves Apuntes al Género Negro
Guión: John Wagner
Dibujo: Vince Locke
Edición España: Panini Cómics
Contiene: A History Of Violence TPB USA
Colección: Panini Noir
Formato: Libro tapa dura en blanco y negro de 296 páginas
Precio: 25,00 €
El género negro o policiaco tiene su origen en la novela de misterio y detectivesca de mediados del siglo XIX que figuras como Edgar Allan Poe y Arthur Conan Doyle cultivaron y llevaron al éxito aportando al imaginario popular obras y personajes ya míticos que han pasado a formar parte de la historia de la literatura como Auguste Dupin o Sherlock Holmes; referentes de primera magnitud para un tipo de historias, herederas en cierta manera de la publicación folletinesca, caracterizadas por la «encorsetada» estructura de sus narraciones, la particular atmósfera presente en sus relatos y la magnética personalidad de sus protagonistas. Estas cualidades y características propias han sido desde entonces ampliamente imitadas y copiadas, con mayor o menor fortuna, pero no sería hasta principios del siglo XX cuando escritores como Dashiell Hammett, Raymond Chandler, Jim Thompson o James M. Cain llevasen la propuesta original a un nuevo nivel en obras tan destacadas y renovadoras como El Halcón Maltés, El Largo Adiós, El Cartero Siempre Llama Dos Veces o Extraños en un Tren.
En estas novelas, ya propiamente englobadas dentro del llamado género negro, encontramos personajes que se convertirán en prototípicos de este tipo de publicaciones; ambiguos y llenos de matices, supervivientes de un mundo corrupto y peligroso en el que no existen los héroes, sólo hombres duros, descreídos y curtidos en las frías calles con unos principios a prueba de balas, amantes del alcohol, el tabaco y las mujeres de mala fama, y enfrentados a asesinos, policías corruptos y mafiosos tan implacables como ellos mismos. El cine de la época ayudo a encumbrar este tipo de relatos, consolidando una cierta estética de «luces y sombras» en sus historias y haciendo famosos a actores como Humphrey Bogart , James Cagney y Robert Mitchum; para la posteridad quedarían películas como El Hombre que Sabía Demasiado de Alfred Hitchcock, Retorno al Pasado de Jacques Tourneur, Perdición de Billy Wilder, La Dama de Shangai de Orson Welles o La Jungla de Asfalto de John Huston que contribuirían a la popularidad del género negro entre los espectadores de la época. El mundo del cómic no fue indiferente a esta moda, mucho más virulenta a partir de la Gran Depresión derivada del crack bursátil de 1929, y pronto harían acto de presencia series de corte policiaco como el Dick Tracy de Chester Gould o el The Spirit de Will Eisner, híbridos del género negro, el cómic de aventuras y el superheroico que serían el preámbulo a otras propuestas más cercanas y puras como Radio Patrol de Eddie Sullivan y Charlie Schmidt, Secret Agent X-9 de Dashiell Hammett y Alex Raymond o Inspector Wade de Sheldon Stark y Lyman Anderson.
En décadas siguiente el género negro no haría más que expandirse en todos los sentidos posibles, asumiendo diferentes registros, categorías y perspectivas, como el estilo noir de los cuarenta y cincuenta o el blackxplotation de los años setenta, tomando por asalto la literatura, el cine y el cómic, pero manteniendo muy presente su legado pulp y las primeras historias del llamado hard-boiled estadounidense, como la definió en 1950 Raymond Chandler en su obra El Simple Arte de Matar. El género negro influiría y prosperaría cinematográficamente en la visión de multitud de directores contemporáneos hasta llegar a la actualidad, muchos de ellos engloblados en lo que hoy se conoce como neo-noir que no necesariamente se relaciona con el género policiaco, de esta manera podemos citar cineastas tan dispares como Clint Eastwood (Mystic River), David Lynch (Mulholland Drive), Ridley Scott (Blade Runner), Michael Mann (Heat), Christopher Nolan (Memento) o Quentin Tarantino (Pulp Fiction). Por otro lado, en la historieta norteamericana el género negro tendría una gran acogida en el trabajo de autores como Frank Miller (Sin City), Brian Michael Bendis (Alias), Brian Azzarello (100 Balas), Alan Moore (Watchmen), Max Allan Collins (Camino a la Perdición), Peter Milligan (Blanco Humano) o Ed Brubaker (Criminal), entre otros muchos.
Pero ahora hemos de retroceder un poco en el tiempo hasta los años noventa del ya pasado siglo XX. Estamos en 1993, fecha en la cual la editorial DC Comics crearía Paradox Press, un nuevo sello editorial dedicado a la historieta negra en el que vería la luz cuatro años después, en 1997, la novela gráfica Una Historia de Violencia del guionista John Wagner y el dibujante Vince Locke, obra que pese a pasar algo desapercibida en un primero momento, su posterior adaptación a la gran pantalla por parte de David Cronenberg y su reedición dentro de la línea Vertigo la acabarían restituyendo en el lugar que le correspondía por derecho, como una de las mejores historias del género publicadas de los últimos tiempos.
Sobre los Autores de la Matanza
El guionista británico John Wagner es ampliamente conocido por los aficionados al noveno arte por la creación de Juez Dredd, una serie de ciencia ficción publicada por primera vez en 1977 en la revista 2000 AD junto al dibujante español Carlos Ezquerra, una obra distópica cercana al género negro que ya avanza el interés de su autor por la violencia como elemento indivisible y moldeador de las sociedades establecidas. No obstante, la carrera de John Wagner comenzó en los años sesenta como sub-editor en DC Thompson & Co Ltd. donde coincidiría con el también escritor y editor Pat Mills, apodado «el Padrino del cómic británico», aunque ambos abandonarían la editorial a principios de los años setenta. Durante una temporada trabajaría como editor de cómics destinados al público femenino, como Sandie y Princess Tina, pero pronto iniciaría su carrera como guionista de cómics. Casualmente, en esta nueva andadura, Pat Mills sería el editor de John Wagner en 2000 AD y participaría de la creación de Juez Dredd, un personaje cuyo éxito inesperado acabaría por saturar a su creador hasta conseguir haberle hecho renegar de él en alguna ocasión.
La obra de John Wagner no se desligaría de la ciencia ficción en años sucesivos, ni a lo largo de su dilatada carrera, así lo demuestran series como Strontium Dog, de nuevo uniendo fuerzas a Carlos Ezquerra, o Robo-Hunter, con lápices de Ian Gibson y con la colaboración de Alan Grant en los guiones, obras publicadas en 2000 AD que lo consagrarían como uno de los autores más interesantes del panorama británico de finales de los años setenta y durante la década de los ochenta. El primer «acercamiento frontal» de John Wagner al género negro sería con The Bogie Man, junto a su inseparable Alan Grant y el dibujante Robin Smith, una serie en la que la figura de Humphrey Bogart resulta decisiva y determinante. The Bogie Man tendría varias secuelas, Chinatoon, The Manhattan Project y Return to Casablanca, aunque su historial de publicación resulta algo confuso pues ha recalado en varias editoriales como Toxic!, Fat Man Press o John Brown Publishing. En 1998 incluso serían reeditadas algunas de estas historias en Paradox Press después de que su autor hubiese publicado un año antes en la misma editorial su novela gráfica Un Historia de Violencia que le había hecho compartir esfuerzos con Vince Locke, ilustrador, pintor y dibujante estadounidense.
Este último es conocido por su trabajo en Deadworld, un cómic underground de terror zombie creado de la mano de Stuart Kerr y Ralph Griffith en 1987 para Arrow Comics, aunque posteriormente pasaría a propiedad de Caliber Comics, en la que Vince Locke sigue colaborando en la actualidad. También destaca su aportación como ilustrador en series como The Sandman, American Freak, Witchcraft: Le Terreur o The Spectre, así como su labor como dibujante en algunas historias para 2000 AD, entre ellos dos relatos en Juez Dredd, The Sexmek Slasher de John Wagner y Birthday Boy de Pat Mills, y uno para la cabecera Tharg’s Future Shocks, Yggdrassil de Arthur Wyatt. Por otro lado, cabría mencionar su experiencia en la línea Vertigo en un par de miniseries como American Freak: A Tale of the Un-Men del guionista Dave Louapre y The Books of Faerie: Auberon´s Tale de Bronwyn Carlton y compartiendo lápices con Peter Gross. Por último, Vince Locke, ha realizado un trabajo más o menos regular para las portadas de varios discos de la banda de death metal Cannibal Corpse que, por su violencia explícita, han sido censuradas en varios países.
Sinopsis de Una Historia de Violencia
La epopeya violenta de John Wagner y Vince Locke
Una Historia de Violencia de John Wagner y Vince Locke es una obra compuesta por varios niveles, independientes unos de otros y al mismo tiempo complementarios, un mosaico o collage en el cual el espectador o lector puede disfrutar de sus aspectos más generales o centrarse en algunos más concretos y profundos. De esta manera, Una Historia de Violencia es un relato que puede funcionar como un sencillo ejercicio adscrito a la novela negra, el cine de acción o incluso el western, como más claramente se puede apreciar en la adaptación llevada a cabo por David Cronenberg; pero también es la plasmación de una realidad cotidiana y un estudio explícito, aunque no necesariamente manifiesto, de la violencia como instrumento vehicular de las personas y de la sociedad en la que vivimos; y por último, resulta un juego de dualidades que demuestra la imposibilidad, como bien apuntaba el periodista Jesús Jiménez en el blog Viñetas y Bocadillos del portal de RTVE , «de llegar a conocer a los demás e incluso a nosotros mismos», en definitiva, un análisis «sobre la verdadera identidad de las personas». Pero dejando a un lado el trasfondo de la obra de momento, Una Historia de Violencia destaca por ser una historia contada con oficio, de forma detallada y pausada, sirviéndose de la habilidad de John Wagner para explorar la tensión del relato y de la capacidad expresiva de Vince Locke en virtud de su trazo sucio y desgarrado.
«Mario Puzo se encuentra con Norma Rockwell en este magnífico relato sobre crímenes pasados y consecuencias presentes», comentaría en su día Max Allan Collins, autor de Camino a la Perdición, sobre Una Historia de Violencia, ensalzando así el retrato costumbrista en forma de thriller y con tintes de novela negra que sus autores llevan a cabo en las páginas de la obra. No es una comparación exagerada, aunque los referentes en el trabajo de John Wagner y Vince Locke parecen más cinematográficos que literarios, un género que nos ha legado excelentes films como la propia saga de El Padrino de Francis Ford Coppola, de la que podemos encontrar algún que otro homenaje y guiño en la trama de la presente novela gráfica, Uno de los Nuestros de Martin Scorsese o El Clan de los Irlandeses de Phil Joanou. No obstante, en la narrativa de John Wagner se pueden evidenciar otras influencias más decisivas, no ligadas estrictamente al género negro, sino más bien enraizadas en su propios gustos como lector y que han acabado moldeando su faceta como guionista y autor a lo largo de las décadas. En este sentido debemos mencionar a John Steinbeck, escritor estadounidense de obras tan importantes como De Ratones y Hombres o Las Uvas de la Ira o las novelas navales del Capitán Jack Aubrey escritas por el británico Patrick O´Brian. John Wagner hereda de ellos la minuciosidad y detalle con la que viste sus relatos, algo muy evidente en Una Historia de Violencia, y el tratamiento realista, moral y consecuente de sus personajes protagonistas.
El dibujo en este caso ayuda a la plasmación del marcado perfil psicológico de la trama, la experiencia de su responsable en publicaciones de terror sirve aquí perfectamente a la hora de retratar la crudeza, ambigüedad moral y emociones encontradas que propone el guión de John Wagner, es decir, en Una Historia de Violencia encontramos, como explica de nuevo Jesús Jiménez, «una violencia perfectamente reflejada por el trazo fuerte, sucio, realista y grotesco de Vince Locke« y ello acaba por convertir el experimento en una delicia que funciona en todas las cotas que sus autores no dejan entrever. Todo ello desde una pragmática neutralidad, ajena a cualquier intromisión políticamente correcta, en Una Historia de Violencia no encontraremos juicios morales ni valoraciones personales, sólo diálogos, ideas y una epopeya violenta en la que no hay un blanco ni un negro determinados, más bien al contrario, los grises de Vince Locke se extienden por toda la historia reflejando una realidad, un mundo corrupto y cruel, sobre la cual dejan la responsabilidad al lector para que se forme su propia opinión. En este sentido Una Historia de Violencia nos habla «sobre la cotidianeidad de los actos violentos», como la define certeramente Diego Matos Agudo en la introducción a la presente edición de la obra, reflejando sutilmente a fascinación de la sociedad moderna por este fenómeno tan humano y tan presente en los medios de comunicación y en las calles de nuestras ciudades.
En relación a esto último es curioso como el punto de partida de la acción se sitúa en un pequeño pueblo del medio oeste estadounidense, en una apartada zona rural del estado de Michigan, donde el protagonista de la historia se ha refugiado escapando de la violencia de su vida pasada ignorando que esta volverá a él para estallarle con terrible virulencia. Un planteamiento que recuerda poderosamente a la película Perros de Paja de Sam Peckinpah con la cual Una Historia de Violencia comparte intenciones en su descarnado tratamiento de la violencia. También hay que tener presente que John Wagner y Vince Locke optan en la obra por dividir la trama en tres capítulos, Matanza en un Pequeño Pueblo, Los Asesinatos de Brooklyn y Con Malévola Intención, una decisión nada aleatoria ni trivial a través de la cual la acción bascula del presente del protagonista a su pasado para volver por último sobre el posible futuro que se abrirá después de la resolución final de la historia, a medio camino entre la tragedia shakesperiana y alguna producción menor de terror con alguna que otra escena gore para el recuerdo. El trasfondo moral y ético que se deriva de ello es palpable y los autores no escatiman esfuerzos a la hora de acercarse a los límites de la crueldad humana, siempre desde una perspectiva realista y creíble, con un ritmo pausado, seco y punzante y con vueltas de tuerca y golpes de efectos compatibles con la cotidianeidad que intenta relatarnos y con la que sus autores pretende dejarnos claro que absolutamente nadie puede escapar a la violencia. Nadie se encuentra a salvo ni es ajeno a ella.
Sobre la línea Panini Noir y otras ediciones
En nuestro país Una Historia de Violencia ha sido publicada anteriormente por la editorial Astiberri Ediciones, en un formato que ha gozado de varias ediciones a raíz del éxito de la adaptación cinematográfica que David Cronenberg realizó hace ya casi seis años. No obstante, los derechos de la obra parecen haber revertido y Panini Cómics ha aprovechado para hacerse con ellos, motivo por el cual hemos podido ver la obra de John Wagner y Vince Locke incorporada al catálogo de su reciente sello Panini Noir dedicado al género negro. En este sello encontraremos títulos de autores de renombre, muchos de ellos han trabajado para Marvel Comics en algún momento de su carrera, y ahora en estas historias nos ofrecen, en palabras de Alejandro M. Viturtia, «la mejor novela negra en cómic». El pistoletazo de salida a la nueva línea la darían dos obras como Asquerosamente Rica de Brian Azzarello y Víctor Santos y Bronx Kill de Peter Milligan y James Romberger, luego han llegado títulos como Exterminador de Andy Diggle y Victor Ibañez, Noche Roja de Simon Oliver y Jason Latour, Área 10 de Christos N. Gage y Chris Samnee, El Ejecutor de Jon Evans y Andrea Mutti o Camino a la Perdición de Max Allan Collins y compañia.
De esta manera, la colección Panini Noir está dedicada al género negro clásico, cercano a las propuestas originales de la novela de género que autores como Jim Thompson o Dashiell Hammet encumbraron a principios del siglo XX, por lo que son historias desprovistas de elementos fantásticos o propiamente superheroicos que no encajen en esta dirección. Hecho que explica porque quedan descartadas en esta línea editorial propuestas híbridas como podrían ser el Powers de Brian Michael Bendis y Michael Avon Oeming, Incógnito de Ed Brubaker y Sean Philips o el grueso de los relatos englobados dentro de la línea Marvel Noir en la que encontramos personajes míticos de La Casa de las Ideas como Spider-man, los X-men, Punisher o Luke Cage reinterpretados y adaptados al género negro. Obviamente, Una Historia de Violencia de John Wagner y Vince Locke encaja perfectamente en esta colección, aunque para la ocasión Panini Cómics se desvía del formato estándar para ofrecernos una edición en libro de tapa dura, muy cuidada en todos sus aspectos y con la ya mencionada introducción a cargo del compañero Diego Matos Agudo titulada Cotidianos Hijos de la Ira, aunque con un incremento en su precio bastante notable respecto a la antigua edición de Astiberri Ediciones.
La violencia salpica la gran pantalla
En 1995 John Wagner veía como su emblemático personaje Juez Dredd era llevado a las pantallas de cine por el director Danny Cannon en una película protagonizada por Sylvester Stallone, Rob Schneider, Diane Lane y Max von Sydow. La producción fue un sonoro fracaso de crítica y taquilla, vilipendiada con furor por los aficionados del cómic, e incluso Sylvester Stallone sería nominado ese mismo año al Premio Golden Raspberry en la categoría de Peor Actor por su interpretación en dicha película. Estos resultados hicieron reflexionar a John Wagner, a partir de entonces se mostraría reacio y desinteresado sobre otras posibles adaptaciones de sus historias al mundo del cine. Pero entonces llegaría 2002, DreamWorks Pictures y 20th Century Fox anunciaban la adaptación a la gran pantalla de Camino a la Perdición, la novela gráfica de Max Allan Collins, un film dirigido por Sam Mendes con un reparto de lujo integrado por Paul Newman, Tom Hanks, Daniel Craig y Jude Law, y cuyos excelentes resultados posiblemente hiciesen replantearse a John Wagner su postura respecto a la unión del séptimo arte y el cómic. El hecho determinante que haría cambiar su paradigma se produciría poco después cuando la productora New Line Cinema le presentó a John Wagner su propuesta para una película basada en su obra Una Historia de Violencia, el excelente casting formado por nombres como Viggo Mortensen, William Hurt o Ed Harris y bajo las riendas de David Cronenberg pareció satisfacer finalmente al autor británico que les otorgó su visto bueno.
Una Historia de Violencia se estrenaría en 2005 con una gran acogida del público y la crítica especializada, siendo nominada a la Palma de Oro como Mejor Película en el Festival de Cannes, recibiendo también dos nominaciones a los Premios Oscar en las categorías de Mejor Actor Secundario para William Hurt y Mejor Guión Adaptado para Josh Olson y alzándose como los premios del Círculo de Críticos de Nueva York al Mejor Actor de Reparto, de nuevo William Hurt, y a la Mejor Actriz de Reparto para Maria Bello, a lo que habría que sumar el galardón de la Asociación de Críticos Norteamericanos al Mejor Director para David Cronenberg. «Me gustó mucho», comentaría John Wagner tiempo después a propósito de la película, «pienso que capturó el humor del libro muy bien. Podría haber sido más consistente en el tono (y más horroroso) si ellos hubieran dejado mi final, pero entiendo por qué hicieron el cambio y la actuación de William Hurt fue extremadamente entretenida». No obstante, los cambios respecto a la novela gráfica resultan abundantes y llamativos, la película conserva la atmósfera y el tratamiento de la violencia de la obra de John Wagner y Vince Locke pero profundiza en la relación familiar del protagonista priorizando o añadiendo nuevas tramas y elementos sobre otros presentes en el original. El director David Cronenberg hace suya la historia, los cambios se entienden aún mejor si se sabe que este reescribió el guión junto a Josh Olson y, como él mismo explica, «hasta el final de esta fase, no supe que la historia estaba inspirada en un cómic».
«A diferencia de Sin City», añade David Cronenberg, «no pretendimos en ningún momento transponer el cómic a la gran pantalla» pero en esencia la historia capta perfectamente las intenciones del relato propuesto por John Wagner e incluso la sobriedad y los grises del dibujo de Vince Locke. Una Historia de Violencia es un juego de identidades, algo habitual en la filmografía de su director que ha explorado dicha temática a lo largo de su carrera en títulos como La Mosca, La Zona Muerta o Promesas del Este. En este caso concreto, en Una Historia de Violencia, el género negro se funde con el western y en ella se pueden rastrear influencias del cine de John Ford, Samp Peckinpah o Elia Kazan. En este sentido Una Historia de Violencia es, cayendo en la redundancia, una disección de la violencia, «una película sobre las consecuencias de las acciones que emprendemos» según su responsable, emparentada con obras como Retorno al Pasado de Jacques Tourneur, Perros de Paja del citado Sam Peckinpah, La Naranja Mecánica de Stanley Kubrick, El Padrino de Francis Ford Coppola o Terciopelo Azul de David Lynch. Todo esto hace que la visión de David Cronenberg, pese a sus diferencias con la de John Wagner y Vince Locke, resulte complementaria de esta y que se convierta en un espectáculo con sus propias y sólidas raíces. En todo caso, el próximo reto de Jon Wagner será algo más difícil pues tendrá evaluar el futuro nuevo largometraje de su Juez Dredd, esta nueva versión será dirigida por Pete Travis en base a un guión de Alex Garland y con Karl Urban, Olivia Thirlby y Lena Headey como principal reclamo de la película.
Una Historia de Violencia es una novela gráfica, o cómic para los más susceptibles, cuya temática y tratamiento la convierte en una obra accesible e interesante para diferentes tipos de público, ya sea hablando en relación a los amantes de la novela negra, los partidarios del cómic independiente o europeo, seguidores del cine de acción clásico o para aquellos que simplemente buscan una buena historia alejada del redundante género superheroico y fantástico. Tanto John Wagner como Vince Locke rinden a un alto nivel en Una Historia de Violencia para ofrecernos un relato lleno de matices, sórdido y truculento en muchos de sus pasajes, y en el cual destaca la caracterización de personajes que sirven a una «terrible humanización» de una violencia hipnótica y adictiva. El dibujo de Vince Locke, en un glorioso blanco y negro, recuerda en su visceralidad y trazo errático al Eddie Campbell de From Hell, y sin llegar a las excelencias de este consigue atraernos por su narrativa y capacidad expresiva en el que sigue siendo su trabajo más representativo hasta la fecha. Por su parte, John Wagner parece tener controlados todos los aspectos de la obra, realizando un análisis social intrínseco al relato que no impide por ello disfrutar de la historia como un simple entretenimiento alejado, si así lo desea el lector, de mayores repercusiones y sesudos debates sobre la esencia violenta de la naturaleza humana.
Una Historia de Violencia parte de una sencilla premisa, lo cual nos hace más cercano el drama en el que pretendemos sumergirnos, permitiendo una completa inmersión en una historia donde la culpabilidad y la redención, tan propias de este tipo de propuestas, no siguen los patrones y esquemas habituales. Estas virtudes son las que favorecieron que David Cronenberg pudiese narrar su versión del relato de John Wagner y Vince Locke sin traicionar a su referente, en este caso, como comenta Diego Matos Agudo en su artículo Cotidianos Hijos de la Ira, «ese riesgo a desnaturalizar una obra original se convierte en una oportunidad de darle un nuevo aire sin dejar de lado su esencia». Es por ello que a pesar de sus diferencias estamos en uno de esos extraños casos en que ambas versiones resultan perfectamente complementarias la una de la otra como ya ha sucedido con otras historietas adaptadas a la gran pantalla como El Cuervo de James O´Barr, Kick-Ass de Mark Millar y John Romita Jr. o el Hellboy de Mike Mignola. En definitiva, Una Historia de Violencia de John Wagner y Vince Locke es una obra muy recomendable, una lectura ligera y llena de interesantes sutilezas que por su especial configuración, lejana a cualquier tipo de excentricidad o artificio con balas de fogueo, puede admitir diferentes relecturas y aportarnos una sugestiva distracción, como no, llena de una plástica y salpicante violencia.
Maravilloso artículo Jordi, nos estas mal acostumbrando que lo sepas!
A mí me gustó el cómic original, sólo tiene un problema –y es algo muy raro, y que se da en contadas ocasiones-: ¡es que la película es aún mejor! Cronemberg es un genio. De todas maneras, como ya digo, es un excelente cómic noir.
Oooh ,de vertigo… No Sabia qu las aventuras del Agente X-9 eran escritas por Dashiell Hammett (el master del genero noir) y con dibujos de Alex Raymond que mas se le puede pedir a la vida.
Ridley Scott por Blade Runner??? Pero si el deleteo el voz en off y cambio toda la trama porque hasta la fecha no entiende ni una puta idea del genero noir… Oh, bueno, no vamos a repetir lo mismo.
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Excelente!!! Genial reseña de Una Historia Violenta y de todo el trabajo de John Wagner asi como de todo el genero de la novela noir desde las noveletas pulp, el cine, los comics para acabar con el ard-boiled actual… Intimidante hacer algo en el genero noir ante geniales trabajos e influencias, un comic o novela bien escrita del genero noir adaptada a cine y es Oscar con Palama de Cannes incluido…
Soy un nostalgico sentido amante de lo chafa, pero que paso con el Mike Hammer de Mickey Spillane y todo el genero policiaco de las tv-series. Tambien porque Batman Year One no entra dentro de lo noir, porque usar mallas ya no lo hace noir. En fin, repetemos la pureza del genero noir.
Acabo de leer que ha fallecido Joe Simon. Maldita sea, qué día tan triste. R.I.P.
Grandísimo tebeo! Ay, John Wagner y Pat Mills, que infravalorados estáis, y que infrapublicados en la piel de toro.
¡Menudo artículo que te has marcado, Jordi! Es cojonudo, completo a más no poder y está excepcionalmente documentado. Enhorabuena y muchas gracias por contribuir a la sección Vertigo con tan excepcional contenido. Lo dicho ayer: ¡así da gusto jubilarse! Un abrazo.
La verdad es que es un comic con uno de los finales de boca abierta que mas recuerdo.Me gusto bastante y tenia mis dudas con la movie lo mismo este fin me la veo.
Alabado sea Cronenberg.
(y larga vida a la Nueva Carne)
A mí me gustó la peli y me encantó el cómic,y eso que Mortensen y sobre todo Ed Harris lo bordan.
Otro de los tuyos, Armín.
No he leído el cómic, pero la película es sencillamente una genialidad, un durísimo golpe en pleno rostro de la familia occidental media y a la american way of life. Un western contemporánero con el que Cronenberg confirma que se ha adaptado magníficamente al cine de género con aspiraciones más comerciales sin perder un ápice de su discurso autoral. Ah y el plano secuencia que abre la cinta, tan sencillo como bien ejecutado, para quitarse el sombrero, eso es medir el tempo narrativo y lo demás es tontería.
Pd: Me tiene calado el Jorge.
Siempre siento cierta rabia cuando se menciona El Halcón Maltés como obra renovadora/iniciadora del género, y creo que es debido al éxito y la fama de la adaptación de John Huston con Bogart, pero ese trono debería ocuparlo una obra anterior y para mí muy superior, Cosecha Roja, que crearía las bases del hard boiled, olvidada a menudo cuando se habla del género negro o policíaco.
Qué grande es Juez Dredd!!!
Por cierto, aprovechando la oferta que tenéis en el banner de la FNAC con gastos a 1€, aquí el enlace de la edición de Astiberri http://libros.fnac.es/a196070/Una-historia-violenta?PID=5&Mn=-1&Mu=-13&Ra=-1&To=0&Nu=1&Fr=0 (no me llevo comisión, es que soy contrario a los precios desorbitados, lo que me parece la edición de Panini a pesar de la tapa dura).
La película es genial, por suerte me la pillé de saldo en DVD por 3€ en un Urende. 😀
Muchas gracias a todos por los comentarios.
«Maravilloso artículo Jordi, nos estas mal acostumbrando que lo sepas!»
Vosotros que me veís con buenos ojos 😉
«A mí me gustó el cómic original, sólo tiene un problema –y es algo muy raro, y que se da en contadas ocasiones-: ¡es que la película es aún mejor!»
Como ya dije en el artículo yo creo que, en este caso, por suerte, ambas interpretaciones son complementarias lo cual sólo sirve para enriquecer el concepto de la historia. Hay cosas que me gustan más en el cómic, otras me gustan más en la película; pero, en general, son dos buenos relatos.
«Lo dicho ayer: ¡así da gusto jubilarse! Un abrazo.»
¿No te has enterado que las jubilaciones ahora se han retrasado? 😛 Ya nos gustaría haberte retenido con esa excusa.
«Siempre siento cierta rabia cuando se menciona El Halcón Maltés como obra renovadora/iniciadora del género, y creo que es debido al éxito y la fama de la adaptación de John Huston con Bogart, pero ese trono debería ocuparlo una obra anterior y para mí muy superior, Cosecha Roja, que crearía las bases del hard boiled, olvidada a menudo cuando se habla del género negro o policíaco.»
Posiblemente tengas muchas razón, ciertamente la novela negra no es uno de mis fuertes, de hecho me estoy aficionando al género ahora, así que a la ahora de abordar el artículo sólo me atreví a hacer una pequeña introducción para centrarme en los referentes que yo conozco y de ahí la ausencia de la mención a Cosecha Roja aunque si cite a Dashiell Hammett.
Pues te recomiendo Cosecha Roja y cualquier cosa que esté escrita por Hammett (aunque puedes pasar sin las recopilaciones de historias del Agente de la Continetal), y después pases a Chandler, y después a todo el cine de John Huston, te aficionarás definitivamente. 😉
Pues se agradecen las recomendaciones Smanosuke, de hecho tengo algún amigo bastante aficionado al género y me ha hecho recomendaciones muy parecidas; aunque al gran John Huston sí lo tengo algo más controlado pero me falta mucha filmografía suya por catar 😉