Lena es una joven misteriosa y elegante del barrio de los antiguos dignatarios de Berlín Este. Allí, recibe una lista de nombres y números de teléfono que deberá memorizar. Comenzará entonces un largo viaje que la llevará por Budapest, Transilvania, Kiev, Siria…
Una historia de ficción que conecta con los grandes acontecimientos actuales, y que combina el intimismo tan querido por André Juillard con el gusto por el fresco geopolítico de Pierre Christin.
En la entraña de El Largo Viaje de Lena palpitan obras tan dispares como Munich de Steven Spielberg y Azul de Krzysztof Kieslowski. Sin duda, consecuencia del bagaje y los respectivos intereses de su equipo autoral.
Pierre Christin y André Juillard, aunque de generaciones bien distintas, pertenecen a aquel colectivo de creadores cada vez más reducido que contribuyeron en su día a aportar indudable prestigio y grandeza al cómic europeo y que áun hoy se mantienen fieles al medio.
A lo largo de sus muchos años de aportaciones a la historieta Christin ha demostrado repetidamente su gusto por entrecruzar aventura y política. Su trabajo junto a Mezieres en Valerian da fe de ello. Pero, sobretodo, ha sido su colaboración con Enki Bilal la que ha ayudado a dibujar ese perfil de guionista «comprometido» que le acompaña, gracias a unas obras en las que el componente político constituía el verdadero subrallado del argumento.
Juillard, por su parte, se fogueó junto a Cothias en relatos de tinte similar. Donde también la aventura estaba teñida de denuncia social, como pudimos ver en Las 7 Vidas del Gavilán. Pero a partir de Diario Azul, al encontrar su propia voz en aquellas dos obras que realizó como autor completo, evidenció su predilección por relatos de corte más intimista. Que giraban alrededor de mujeres solitarias las cuales, presas de una poderosa melancolía que las envolvía en el misterio, iban desentrañando lentamente la razón de su soledad.
Y es fruto de esa diversidad de intereses, entre guionista y dibujante, que surge esta obra de facetas distintas, aparentemente insolubles, que Christin y Juillard consiguen hacer casar a la perfección.
Curiosamente, dibujo y guión parecen avanzar en paralelo.
Gráficamente, un Juillard que cada vez asume más las formas de la línea clara, muestra a una mujer de porte sombrío en viaje constante por la Europa que desemboca en Oriente Medio.
El apartado literario introduce la mirada «política» a través de los misteriosos encuentros de nuestra protagonista con otros personajes y de los diálogos que mantienen.
Y es en la voz en off que se tienden los puentes entre una historia y la otra. Entre el intimismo y la política. Entre la herida interior de la protagonista y aquello que la produjo. Pero, por supuesto, todo eso no se revela de una vez. La obra está repleta de silencios, de frases a medias, de detalles que la protagonista escoge callar, prefiere no ver. Envolviéndolo todo en tras una máscara de frialdad que a algunos se les hará extraña pero que, en mi opinión, refleja el esfuerzo de Lena por distanciarse de todo para no percibir el dolor que en alún rincón de su interior se esconde, tal como le pasaba a Juliette Binoche en la película de Kieslowski que antes mencionábamos.
Así nos llevan en vilo hasta la conclusión del relato, demasiado feliz para mi gusto. Aunque tal vez algún detalle se me escape. Porque…
Aviso de Spoiler |
Otro que apunto a la lista. Toni, mi librero está más que contento de que hagas reseñas como esta.
Mientras el que tambien siga contento, seas tú… 😉
Todavía no he comprado nada recomendado por tí que me haya defraudado, my master…
Lena es muy, muy aburrido. No tiene guión, sino una sucesión de encuentros, todos iguales y sin interés. La historia no avanza hacia ninguna parte, no hay desarrollo ni giros dramáticos.
No la recomendaría para nada. Los dibujos no están mal, aunque el de Lena es totalmente inexpresivo, y no creo que sea por su personalidad.
Mucha gente opina como tú, Isabel. No sé por qué será, pero a mí me ha gustado… mucho más que cosas que la mayoría de la gente ponen por las nubes como Los Combates Cotidianos.
Bueno, yo tampoco soy una experta en cómic. Leeré Los Combates Cotidianos, a ver qué tal.
Jajaja. Yo no soy ningún experto en cómic. Sólo digo que el cómic me ha gustado y explico qué componentes me ha parecido que lo animan. Saludos y gracias por participar en este pequeño intercambio de opiniones 🙂