Descripción Editorial
Desastre y resistencia: cómics y escenarios para el siglo XXI
Autor: Seth Tobocman
001 Ediciones– 176 págs color y BN – 18,50 €
«Seth Tobocman reflexiona sobre cómo los líderes mundiales nos están llevando a todos al infierno.»
Un libro de historietas cortas que analizan las luchas sociales y políticas en los albores del siglo 21, cubriendo eventos como el ataque a las torres gemelas del 11 de septiembre, la ocupación de Palestina por los israelíes, la gestión del desastre creado por el huracán de Nueva Orleans o la guerra en Irak. Seth Tobocman reflexiona sobre cómo los líderes mundiales nos están llevando a todos al infierno utilizando su original estilo gráfico, a la par que celebra la existencia de movimientos de resistencia que podemos encontrar en la vida cotidiana.
Reseña
Estos días me ha sorprendido de forma especial que tanto el Ministro del Interior desde Madrid como el Conseller d’Interior en Catalunya hayan delimitado con tanta seguridad hasta dónde nos estaba permitido manifestar, en la Puerta del Sol o en Plaça Catalunya, nuestra indignación de ciudadanos. Si el año pasado se urdieron todo tipo de tretas para desballestar las movilizaciones con cautela, temiendo un posible enfrentamiento frontal con la población, ahora que se cumple el primer aniversario del 15-M no hay rubores ni rebajas a la hora de dejar claro cuán corta es nuestra correa… según la lógica de una ley que está más del lado del ciudadano que otorga callando que del que se expresa cuestionando. Será este un síntoma más de ese escenario que a poco a poco se va urdiendo y en el que, mientras se recortan derechos básicos, se incrementan las plantillas llamadas a garantizar la Ley y el Orden, eufemismos estos para referirse a un statu quo en el que unos pocos privilegiados se enriquecen a costa de la miseria de la gran mayoría.
Ante semejantes horizontes, la propuesta de Seth Tobocman que llega a España de la mano de 001 Ediciones resulta de lo más pertinente y oportuna, no sólo porque se dedique durante sus 176 páginas a poner constantemente el dedo en las llagas de ese nuestro mundo donde lo que más se globaliza es lo que menos conviene, sino también porque consigue hacerlo de forma que la lucidez de conciencia no nos prive de conservar la ilusión de que cada gesto comprometido, por nimio que parezca, empuja nuestro mundo en la buena dirección. Esta proeza, Tobocman la realiza amparándose en la franqueza y la sencillez. Sus pequeños alegatos son como instantáneas que nos transportan donde desastre y resistencia se enfrentan, sin apenas espacio para urdir un argumento, preocupado sobre todo por dar testimonio de las maquinaciones inmisericordes de los que detentan el poder político y financiero y de aquellos seres humanos que osan enfrentárseles porque en ello les va su casa, su identidad, su tierra… porque en ello les va la vida.
Gráficamente, Tobocman aboga por un retrato contrastado de la realidad, donde blanco y negro dialogan o se oponen, construyendo personajes y escenarios de fuerte simplicidad, comunicativamente transparentes y efectivos. Sólo cuando elabora su dibujo raspando sobre un fondo negro o pintando sobre papel rugoso, éste se carga de matices. El resto del tiempo, resulta tan unívoco y claro como tiene que serlo quien desee que la imagen no induzca a error sobre lo bueno y lo malo, oprimido y opresor. Incluso la simbología que Tobocman utiliza es, paradójicamente, casi diríase que monosémica, pensada para amplificar y subrayar un significado concreto antes que para crear una cadena de asociaciones de ideas de amplio alcance.
Lo mismo podría decirse de su enfoque narrativo. El lector español estarà ya acostumbrado a tebeos de corte político y documental como los que autores de la talla de Alfonso López o Joe Sacco suelen realizar. No es la de ellos la aproximación de Tobocman. Donde López y Sacco gustan de introducir elementos desdramatizadores, irónicos o de gradación, Tobocman opta por alinearse por completo junto a unos y frente a otros. Su preocupación no es exactamente retratar lo complejo de una realidad en conflicto, sino presentar la situación de injusticia que subyace en ese conflicto y validar la respuesta que el pueblo ofrece ante él, remarcando los logros que obtienen con su simple actitud de resistencia. Es por eso que resulta tan fácil -o tan difícil- adherirse a los manifiestos de este autor neoyorkino, comulgar con ellos, dejar que crezca en nosotros la convicción de que cada gesto cuenta y de que no podemos rendirnos. Incluso, la convicción de que en la resistencia hay alegría… porque la alimenta la esperanza.
Respondía recientemente el cantautor Ismael Serrano en una entrevista en Catalunya Radio, al ser preguntado por si la música puede cambiar el mundo, que al menos servía para que los que lo cambían se sientan acompañados. Algo similar podría decirse de este cómic de Seth Tobocman: aunque no cambiará el mundo, puede servir para recordarnos que hay mucho por lo que luchar, que hay gente que ya lucha por ello… y que ni ellos ni nosotros estamos solos.
Parece interesante, y es el tipo de obra (en cualquier medio) que supongo que es natural que exista en este período de la historia que vivimos. Por tu reseña, lo más preocupante es que caiga en el maniqueísmo o en el panfletismo. Pero eso debe juzgarlo cada uno: le echaré un ojo.
A mí adjetivos y frases como “
statu quo en el que unos pocos privilegiados se enriquecen a costa de la miseria de la gran mayoría.”, “franqueza y sencillez”, “fuerte simplicidad”, “monosémica”, “alinearse por completo”, me suenan a panfleto. No porque las cosas no sean como las describes, sino porque no son sólo así, y el mundo para bien y para mal es más complicado. Me quedo con Joe Sacco.
Pues mira, chico, ya que has sacado el tema, al 15M le ha faltado los ultimos 100 m. Si hubiera tenido algunos voceros/portavoces significativos que se hubieran centrado en una o dos demandas determinadas, habría sido la bomba. (Portavoces no es lo mismo que líderes o manipuladores, que aquí en España no se entiende mucho esta diferencia).
Gatillazo. Y yo también estoy indignado. (Ni te cuento mi situación laboral, cuando la tengo, lo del prestamo del piso ni hablamos: al director de «mi» banco lo veo todos los meses en persona y a veces todas las semanas…Y no sé hasta cuando estaré en esta cuerda floja. Estoy trabajando a 600 Km de mi familia, con una media jornada que a veces es jornada y media y con un sueldo que, bueno, este mes aún no me han pagado…¿Sigo?)
Así que uno se vuelve más descreido con todas estas cosas y se pregunta: ¿Comic oportuno o Comic oportunista? ¿Me acompañará cuando llega esas noches que te invade la tristeza y te dan ganas de pasartela llorando? ¿O será otro intento de «El mundo está muy mal» «hay que cambiarlo» pero que no aporta soluciones claras y directas?
En fin, que espero que además de llenarse la buchaca (o ganarse la vida, que esto tampoco es que venda mucho, la verdad) el Seth Tobocman este aporte algo más que un frio retrato de la realidad. Y es que para ver ese retrato me vasto yo sólo con salir a la calle y asomarme a mi entorno…
Y Toni, tampoco les des tanta caña a las plantillas de la ley y el orden, que a final de cuentas son unos «mandaos» y aprenden de sus errores. (¿No están más «suaves» ahora que hace un año? Pues eso.)
Depende, Mr X. Hay obras de este tipo, de épocas y medios muy distintos, que se benefician precisamente de su toma de partido (hasta mancharse, que decía el Celaya), de tirar por la sinceridad y del punto de vista subjetivo, y no por ello se convierten en panfletos. No tiene por qué tratarse de convencer al personal.
Pero lo dicho: antes de opinar, habrá que mirarlo.
Después de leer la reseña, me da la opinión de que este cómic solo se dedica a decirnos que estamos jodidos durante un porrón de páginas.
«¿O será otro intento de “El mundo está muy mal” “hay que cambiarlo” pero que no aporta soluciones claras y directas?»
Como apunte mazo pedante: decía Chèjov que el trabajo del escritor no es ofrecer soluciones, sino plantear problemas.
Sobre el 15M, y sin ser yo poco más que simpatizante, diré que opino que se le está dando más caña de la debida por dos motivos: uno, se critica que «no han hecho nada» en un año, como si el cambio social, cultural, económico y político que se demanda y se pretende no fuese, por lo que la Historia nos ha enseñado, algo que va a llevar décadas de hostias en la cara. En esta cultura de la inmediatez que vivimos eso es algo que nos rompe los esquemas, pero éche a que hai. Y dos, porque ese «no han hecho nada» es muy relativo. No han hecho nada que se difunda en los medios. No han hecho nada que haya provocado cambios profundos en la sociedad. No han hecho nada en opinión de aquéllos que se indignaron y apoyaron el 15M sin enterarse de qué iba el asunto, y luego votaron a la derecha. Pero en mi ciudad hay gente que conserva su casa y/o que sigue teniendo comida en la mesa porque se hicieron asambleas y se organizaron plataformas. Hay un alcalde alcohólico, putero, mafioso y cocainómano menos.
Y qué carallo, tres: porque se nos educó en el cinismo de que, de la «Generación X» en adelante, todos tenemos un gen defectuoso que nos convierte en peleles incapaces de hacer nada. Después de más de veinte años de apatía mosqueada ya no estamos tan convencidos de que eso sea cierto. Eso está bien.
(Igual off-topiqueé demasiado, y si es así lo siento. Si sirve de consuelo, esto es todo).
De lo mejor que he escucuchado/leído esta semana sombre el 15M Sputnik, chapó. Y es que no hay más que ver las portadas de varios periódicos desde el sábado a esta parte: si no han hecho nada, ¿por qué ese afán por desacreditar el movimiento y atribuirle teorías conspiratorias? No os creáis todo lo que leáis en la prensa o veáis en la televisión, que eso sí que suelen ser panfletos publicitarios.
No creo que Tobocman sea un oportunista. En todo caso y en lo que a nosotros respecta, oportunista podría ser la edición de esta obra en España en este momento concreto… pero viniendo de quien viene, creo que es más «militante» que «oportunista».
Respecto a lo que yo considero más valioso de la propuesta de Tobocman, aparte de una gracia lírica -casi melódica- de la mayoría de sus historietas, pues diré que es precisamente que contagia cierta ilusión, cierto optimismo. Él no aporta soluciones, sino que retrata las soluciones que la gente de a pie le está dando a sus problemas concretos… y ese retrato confiere un tono a cada historia que invita a que el lector también tenga ganas de «moverse».
Lamento la situación por la que pasas Alfeizar, a la par que te agradezco que te hayas atrevido a compartirla.
Optimismo, ilusión, retrato de soluciones… Eso me gusta. Intentaré darle una oportunidad.
Gracias por la aclaración Toni
Un placer.
Y un abrazo 🙂
Sputnik: Lo de plantear problemas por parte del escritor tiene mucho que ver con la descripción de una sociedad que no mira sus defectos. Creo que esta es la idea: El escritor es espejo de los problemas que no quieren verse dentro de una sociedad.
Pero cuando los defectos están encima de la mesa, cuando la realidad es más fuerte que la ficción… ¿Para qué plantearlos sin aportar algo más? Es muy dificil abordar temas como el hambre en Etiopia o la situación de las castas más bajas en la India sin aportar algo de ilusión o de optimismo.
Salvando las distancias (y mucho, ya quisieran la mitad de los paises menos desarrollados tener una crisis como la nuestra, con toda la prima de riesgo que quieras)nosotros vivimos también una situación muy crítica. Al menos para muchos de nosotros lo es. Y no quiero a alguien que me lo enseñe (al menos yo) quiero a alguien que me ilusione.
Entiendo que Seth T. va por ahí.
Este comic tb yo le dare un vistazo si le veo disponible en «mi» tienda del barrio.
Sobre si habla o aporta o no soluciones sobre los problemas q actualmente vivimos o sufrimos todos en este país de pandereta. No es algo q realmente me termine de llamar para decantarme x el, prefiero saber q historia puede ofrecer aunq no me incluya soluciones.
Lamentablemente somos nosotros (yo, en este caso) quien debo decidir hacer «algo» o seguir manteniendome al margen si aun me queda margen para manternerme hay sin hacer nada…
Con respeto al 15M, me considero tb simpatizante de dicho movimiento y coincido con Sputnik: «…la Historia nos ha enseñado, algo que va a llevar décadas de hostias en la cara» con lo q el cambio (si finalmente se produce) desde luego no va a ser de un día para otro… Me temo q esto va a llevar muchisimas decadas y algunos nos quedaremos sin dientes x el camino.
Bueno, tened en cuenta que este cómic no habla de España en ningún momento. Pero sí que habla de temáticas que tienen relación con lo que de alguna forma estamos viviendo… porque Alfeizar, creo que me has entendido mal cuando hablaba de la ley y el orden. No pretendo darle ninguna caña a los cuerpos policiales y de seguridad. Lo que enjuiciaba es que se prefiere invertir en LEY antes que invertir en JUSTICIA SOCIAL. Hablaba de los que deciden donde prefieren invertir el dinero público. Y en cierta forma, cosas como esta son las que aparecen en este cómic.
Sí, tienes razón, leí entrelíneas y no lo entendí bien. Uno ya va con la escopeta cargada cuando se tratan ciertos temas.
i’m sorry.
Hacen falta mas «graphic novels» de este tipo… Me ha gustado, especialmente la frase del cantautor Ismael Serrano al final…
Andaba yo pensando en la reseña, cuando en la radio dieron esa entrevista con Ismael Serrano. Providencial.