El Marqués de Anaon 2. La Virgen Negra
Guión: Fabien Vehlmann
Dibujo: Matthieu Bonhomme
Norma – 48 pág color – 13€
El Marqués de Anaon, apodado «el Marqués de las almas en pena» desde su paso por la isla de Brac, llega a Puy-Marie, donde empezará a investigar para descubrir porqué un abominable demonio está matando a las chicas del pueblo. Para ello deberá hablar con la guapa Sara, que sabe leer las líneas de la mano.
Sin ser aún conocido en nuestro país, Fabien Vehlmann ya está considerado en Francia uno de los guionistas más punteros, y será el encargado del guión en el próximo trabajo de Juanjo Guarnido.
Una frase así quizás podría aplicarse al segundo número de El Marqués de Anaon. Y es por eso que, no sin dudas, he etiquetado este cómic bajo el sello “Zona Recomienda”.
Tengo mis dudas al respecto porque éste no es un cómic excepcional en cuanto a su propuesta argumental. Pero me empuja a hacerlo la maestría con la que sus autores desarrollan la trama que tienen entre manos. El Marqués de Anaon equivaldría – siguiendo con el símil inicial – a una chica preciosa con una conversación inteligente, aunque no lo bastante como para destacarnos por eso. Quizás no me explico y será mejor que pasemos a analizar el tebeo
El contexto
La serie transcurre en el siglo XVIII, en localizaciones más o menos apartadas de las grandes urbes y entre gentes que – se diría – viven todavía inmersas en el oscurantismo de la Edad Media. Así pues, esa ubicación temporal nos sitúa al final de la Edad Moderna, cuando aún los valores de la Ilustración no están lo suficientemente extendidos. Ese detalle da razón de las diferentes historias. Los conflictos en los que se ve envuelto el Marqués de Anaon afloran en ese espacio de roce entre la superstición y la ciencia, entre la credulidad y el empirismo. El Marqués tranista por un mundo violento que se afana por entender y al que intenta enfrentarse mientras que, a su alrededor, la gente sigue interpretándolo todo en referencia a la brujería.
El protagonista
Después del “afortunado” desenlace del primer caso en el que se vio envuelto, al Marqués le acompaña la fama de ser alguien con la capacidad de ayudar a las almas en pena. Eso le permite mezclarse ligeramente con el pueblo llano y le ayuda en sus investigaciones, que siempre buscan arrojar un poco de luz y de consuelo en el seno de comunidades afectadas por algún tipo u otro de “oscuridad”.
Los motivos que tiene el Marqués para ello no quedan del todo claros, pero parecen tener que ver con su pasado. Hay en él una necesidad de entender el papel que juega la crueldad en la psicología humana. Cuáles son sus causas y cuáles sus consecuencias. De él sabemos que sus padres le han desheredado y que, siendo niño, vivió una traumática experiencia. Para nosotros su andadura comenzó el día en qué debía convertirse en preceptor del hijo de un noble, aunque ahora su zurrón esté lleno de libros esotéricos. Recientemente una adivina le ha predicho que salvará muchas vidas antes de tener una muerte violenta y miserable. En cierta forma, algo se augura de ese fatídico destino, puesto que el aspecto del protagonista se está endureciendo de número a número, se le ve desmejorado, como si llevara sobre sus hombros un peso que empieza a serle difícil de soportar.
Guión y dibujo fusionados en soberbia narración
La propuesta, cómo ven, resulta prometedora y sugerente, aunque sus detalles de mayor interés están lejos de haber sido desarrollados con amplitud en los dos números publicados hasta ahora. Donde más destaca esta serie – y destaca de manera sobresaliente – es en su confección, en su perfecto discurrir, sin estridencias, sin brusquedad, sin que nada chirríe porque todo está en su sitio. No hay en el guión una frase de más, ningún necesario texto explicativo que se inserte con calzador en el argumento, ninguna apología descarada y molesta de puro propagandística. Todo está medido y comedido, con una elegancia sorprendente por lo inusual. Y sin quererle quitar ningún merito a Fabien Vehlmann – que los tiene, y muchos – si todo eso se hace posible es gracias a la extraordinaria habilidad del dibujante de la obra, Matthieu Bonhomme.
Bonhomme dibuja de manera sencilla, apostando por la simplificación del trazo, pero a pesar de ello resulta elogiosa su capacidad para captar cualquier tipo de matiz. El deterioro del protagonista, las emociones y la gestualidad de los personajes, la riqueza de detalles escenográficos y ambientales… nada de esto parece tener secretos para él permitiendo, con su soberbio y atractivo dibujo, que el guión de Vehlmann no precise de palabras sobrantes.
Enlaces de interés |
La exposición argumental más sobria del panorama historietístico de la actualidad.
Gran BD, yo aún creo que a Vehlmann es un genio planteando la historia (que en este tomo me parece mucho mejor) pero le fallan los finales. Los encuentro un poco forzados aunque evidentemente el de este número es mucho más creíble que el del primero.
El dibujo muy bueno (quizás incluso mejor que en el otro).
Celebro que coincidamos, porque cuando uno se encuentra ante una obra tan interesante como este Anaon, de lo que más ganas tiene es de hacer proselitismo 😀
gracias por enlazarme, y en nombre de la tienda Mazinger, claro, que son amiguetes…pasad por su web, venga 🙂
En serio ya, creo que evidentemente este tebeo tiene ese «algo» que lo destaca. En otras manos sería uno del montón, pero en las de sus autores cruza la línea y se vuelve de esas lecturas que, sin llegar a ser ejercicios de estilo ni pretenderlo (no estamos ante Blain, vamos), resultan adictivas.
En fin, terminemos siendo cordialmente provocativos: lo que muchos buscamos denodadamente y con poco éxito en el mainstream USA, nos lo está dando este bd: entretenimiento realizado con elegancia y sabiduría.
Eso, eso, provocaciones como esa convienen, porque no dejan de ser ejercicios de lucidez 😀
¡Este me lo compro, Toni!
Yo no he leído ningún tomo (de momento), pero por lo que comentas en la reseña este comic me recuerda un poco a la película «El pacto de los lobos»… ¿o me equivoco?
Blade, algo hay, sí. Con más estilo el cómic, elegancia, es menos fashion, para entendernos (que no estaba del todo mal, la peli aquella, sin ser nada del otro jueves)
Bueno, ya es demasiado tarde.
Se que la próxima vez que me acerque a mi tienda habitual acabaré comprándolo…Y yo intentando ahorrar…ya hablaremos seriamente tú y yo, Toni Boix…
Lo mejorcito que se está publicando ahora en España.
Excelente reseña, Sr. Boix
Me encanta ser culpable de este tipo de cosas, victor. Coincido con Punch, el comic es más verosímil y menos fantástico que la peli aquella, aunque coincide la ambientación y el talante de las gentes.
Genial, Toni. Gracias por el aviso. Lo anotaré el primero en la lista de lecturas próximas (porque Orn integral no lo encuentro por ningún lado).
De nada, AM. Si no encuentras el integral, puedes hacerte igualmente con la nueva etapa que ha iniciado Dolmen sin problemas.