Edición original: sep. 2002/ sep. 2007; Vertigo (DC Comics).
Edición España: I Norma editorial (sep. 2003); II Planeta (dic. 2005/oct. 2008); III ECC Ediciones (abr. 2013/-).
Guión: Brian K. Vaughan.
Dibujo: Pia Guerra (principal), Goran Sudzuka, Goran Parlov, Paul Chadwick.
Entintado: Jose Marzan Jr.
Portadas: J.G. Jones, Massimo Carnevale.
Color: Pamela Rambo, Zylonol.
Precio: 10 tomos a 14,95 € c/u (Rústica, alrededor de 160 páginas c/u). Otras ediciones descatalogadas.
En septiembre de 2002, la línea Vertigo de DC Comics comenzó la publicación de Y, el último hombre, serie de ciencia ficción que pronto se convertiría junto con Fábulas en la abanderada de la nueva hornada editorial de la casa. Co-creada por su guionista (Brian K. Vaughan) y su dibujante principal (Pia Guerra), la serie supuso un éxito de crítica (nominaciones Eisner incluidas) y público apabullante, lo que permitió llevar a cabo el plan inicial de Vaughan: desarrollarla en 60 números, el último de los cuales se publicó en enero de 2008 (tras un tiempo con periodicidad bimestral).
La popularidad aparejada al material ha conseguido que, desde hace tiempo, se venga mostrando interés por sacar a adelante una adaptación cinematográfica de la colección. Durante un tiempo, páginas como themovieinsider o imdb daban por segura la producción inminente del filme señalando como director a D.J. Caruso y como protagonista a Shia LaBeouf, que repetirían así el tándem que ambos formaron en la funcional Disturbia, pero palabras de Caruso a principios de 2011 confirman que el proyecto se ha abandonado. David S. Goyer también estuvo relacionado con la adaptación.
En otro orden de cosas, en España la edición de Y, el último hombre comenzó en septiembre del año 2003 con la públicación por parte de Norma Editorial del primer tomo recopilatorio USA (aquí titulado Y, el último hombre a secas). La etapa de Norma Editorial llegó hasta el número #17 USA, y tras perder los derechos en favor de Planeta DeAgostini, esta última comenzó –siguiendo la práctica habitual de la época– una doble publicación: continuación de la serie siguiendo escrupulosamente los TPB USA y publicación mensual de la misma desde el principio a razón de dos números USA por ejemplar español. Y si bien la primera de estas dos acometidas pudo continuar hasta el final, la segunda cayó rápidamente en desgracia para ser clausurada por bajas ventas tras un buen puñado de números (para desgracia de unos compradores que poseían, tras la cancelación, un material inconcluso e inservible). Dado que la etapa de Norma Editorial era muy difícil de encontrar, especialmente el primer número, tener la serie en un formato homogéneo resultó durante mucho tiempo poco menos que imposible. En cualquier caso, la guía de lectura original sería la que sigue:
- Y, el último hombre (#1-5 USA). Norma Editorial. Descatalogado. Reeditado en prestigios por Planeta.
- Ciclos (#6-10 USA). Norma Editorial. Descatalogado. Reeditado en prestigios por Planeta.
- Un pequeño paso (#11-15 USA). Norma Editorial. Descatalogado. Reeditado en prestigios por Planeta.
- Comedia y tragedia (#16-17 USA). Norma Editorial. Descatalogado. En USA, se editó un único TPB recogiendo los números #11-17, pero aquí se dividieron en tomos separados en su publicación. Reeditado en prestigios por Planeta.
- Palabra clave (#18-23 USA). Planeta. 9,95 €.
- El anillo de la verdad (#24-31 USA). Planeta. 12,95 €.
- Chica con chica (#32-36 USA). Planeta. 9,95 €.
- Muñecas de papel (#37-42 USA). Planeta. 9,95 €.
- Dragones en el kimono (#43-48 USA). Planeta. 11,95 €.
- Madre Patria (#49-54 USA). Planeta. 11,95 €.
- Cómos y porqués (#55-60 USA). Planeta. 12,95 €. Último volumen.
Sea como fuere, tras la pérdida de los derechos de DC Comics por parte de Planeta en favor de ECC Ediciones, esta última editorial emprendió la publicación de toda la serie desde el principio en formato rústica. La colección se compone de diez volúmenes en total, a un precio aproximado de 14,95 € por tomo. El primero de ellos (a la venta en abril de 2013, coincidiendo con el Salón de Barcelona) recoge los números #1-6 de la serie.
Año 2002. Yorick Brown es un joven neoyorkino inmaduro y despreocupado, aficionado al escapismo y muy enamorado de su novia (una estudiante de intercambio que se encuentra en Australia). Pasa el tiempo dejando que la vida se escurra, holgazaneando en su apartamento mientras intenta amaestrar a Ampersand, un mono que tiene por mascota temporal. Pero su existencia dará un vuelco cuando ambos se conviertan, por causas desconocidas, en los dos únicos supervivientes de una repentina y extraña plaga que ha acabado con todos los seres de este planeta que portan un cromosoma Y.
Atrapado en un mundo caótico en el que las mujeres luchan por reorganizarse y sobrevivir, la primera intención de Yorick es buscar a su prometida trasladándose a Australia, pero pronto será disuadido por una agente del gobierno encargada de su protección (la agente 355) y por una científico (Dra. Allison Mann) que intentará despejar las evidentes dudas que asaltan al lector: ¿Qué o quién ha provocado la plaga? ¿Por qué Yorick y Ampersand son los únicos supervivientes? ¿Hay algún tipo de cura? Lo que sigue es una odisea épica de este trío protagonista alrededor del globo en pos de las respuestas a estas preguntas, mientras Yorick madura poco a poco a medida que va aceptando la terrible verdad: muy posiblemente, tiene en sus manos el destino de la humanidad. Eso sí, el camino no va a ser fácil y estará plagado de peligros: fanáticas que intentarán asesinar al último hombre sobre la tierra para liberar a la mujer del yugo masculino, militares que consideran la relevancia de tener al único espécimen humano varón u organizaciones de oscuras intenciones intentarán obstaculizar el destino de nuestro héroe.
Yorick Brown. Protagonista absoluto del cómic, Yorick es el «último hombre» del título, único superviviente de una plaga que ha acabado con todos los de su sexo y, en general, con todo portador de un cromosoma Y. Su principal obsesión tras la plaga es encontrar a su novia, Beth Deville (que se encontraba en Australia en el momento de la tragedia), aunque la inexistencia de más hombres hará tambalear los cimientos de su fidelidad. Adolescente despreocupado, los acontecimientos que le suceden en el cómic le harán madurar a pasos agigantados, llevándole desde los 22 a los 27 años de edad (en palabras de Vaughan, el período más importante de la vida de un hombre joven y, también, el más inexplorado). Es aficionado al escapismo y toma su nombre de la famosa calavera –o mejor dicho, de su célebre dueño en vida– examinada por Hamlet en el drama del mismo nombre, ya que su padre era un gran amante de Shakespeare. Es absolutamente inseparable de su mascota.
Agente 355. Perteneciente la organización ultrasecreta del gobierno estadounidense Culper Ring, la Agente 355 (pronúnciese tres-cincuenta y cinco) soporta la mayor parte de la carga física de la serie, al ser asignada como guardaespaldas de Yorick Brown desde los primeros números. Consciente de la importancia de su misión, es el punto de cordura, estabilidad y fortaleza del trío principal protagonista (junto al propio Yorick y a la Dra. Allison Mann). Es especialista en combate cuerpo a cuerpo y armamento, y no dudará en usar los métodos más expeditivos para proteger la vida de Yorick y cumplir su misión.
Dra. Allison Mann. De ascendencia chinojaponesa, la Dra. Mann es una experta y joven genetista que supone desde el comienzo de la serie el tercer miembro del inseparable grupo protagonista. Su misión es evidente: estudiar a Yorick Brown y a Ampersand para averiguar el origen de la plaga, el motivo de la supervivencia de nuestro protagonista y su mascota y la posibilidad de una cura que salve a la humanidad y asegure la reproducción.
Ampersand. Mono capuchino que Yorick está intentando amaestrar en las semanas previas a la plaga y que se convertirá en su inseparable ayudante después de la misma. Es el único otro macho vivo del planeta, por lo que puede ser igualmente clave en el esclarecimiento de la trama. Como curiosidad cabe destacar que su nombre es la palabra que designa al signo «&»; es decir, un equivalente en ciertas expresiones anglosajonas de la conjunción «and», y que aquí traducimos, precisamente, como «Y».
Hero Brown. Hermana del protagonista y oveja negra de la familia. La plaga tendrá consecuencias terribles para Hero, que se desequilibrará psicológicamente y se unirá a una especie de secta fanática ultrafeminista (Las Hijas de las Amazonas) que se congratula de la erradicación del sexo masculino. Es uno de los personajes más interesantes de la historia, ya que es el que más evolución experimenta, al tiempo que proporciona profundos dilemas morales en su hermano. Su nombre también procede de una obra de Shakespeare, en este caso de una de las protagonistas de la comedia Mucho ruido y pocas nueces.
Principales antagonistas. La serie tiene a dos mujeres temibles como villanas principales: Alter Tse’elon, general israelí que intentará hacerse por todos los medios con Yorick para tener la ventaja táctica militar que supone controlar la reproducción, y Victoria, líder de las Hijas de las Amazonas, un grupo sectario y ultrafeminista que pretenderá eliminar a Yorick para así liberar definitivamente a la mujer del yugo masculino. Las Hijas de las Amazonas, con evidentes reminiscencias de los grupos de Mad Max, suelen ir montadas en motos y llevan uno de sus pechos amputado para poder usar mejor su arma favorita: el arco (exactamente igual que las Amazonas clásicas). A este grupo se une Hero Brown tras la muerte de todos los hombres.
Mujeres. Todas las mujeres que aparecen a lo largo de la serie poseen algún rasgo distintivo o alguna peculiaridad que las hace únicas, teniendo casi en su totalidad un denominador común: han sabido adaptarse y se han vuelto emocionalmente muy fuertes. La construcción psicológica de cada una de ellas está muy conseguida y son elementos que enriquecen enormemente la trama. Mi favorita: la capitana del barco The Whale, Kilina, una aventurera nata.
Visto con perspectiva, lo primero que hay que decir acerca de la gestación de esta colección es que Vaughan empezó la serie como un veinteañero recién graduado, con muy poco bagaje «comiquil» a sus espaldas, y totalmente inexperto. Pero, como al propio Yorick, el cómic que por entonces acababa de gestar le terminaría conduciendo a una cima de maduración, sólo que profesional y artística además de personal. Gran parte de este éxito se debe a que en Y, el último hombre no se limita a exponer una aventura más, sino a construir todo un contexto para ella hasta el más mínimo detalle: un mundo sin hombres. Al parecer, este desarrollo era ya profuso incluso en su propuesta original para Vertigo; detalles que tenían su origen en una especie de reivindicación: demostrar que tenía más cabeza de la que aparentaba el guionista que asumió con espíritu iconoclasta una –según él y las ventas– catastrófica etapa en Swamp Thing. Esta planificación –que le llevó a escribir el guión hasta quizás doce veces antes de entregarlo a su editor– también se hacía extensiva a los personajes principales de la serie, para los que Vaughan ideó dónde exactamente acabarían su peripecia, tanto emocional como geográficamente. Otro de los apartados destacables en esta planificación fue el exhaustivo estudio de estadísticas de «comparación sexual» hombre VS mujer que realizó en diversas bibliotecas (hasta que se dio cuenta de que «probablemente debería aprender a usar un ordenador»).
Portada del #1 de
Y, el último hombre
El resultado final desde luego ha sido impresionante: un gran respaldo por parte de los lectores, que entendieron el potencial de la historia planteada en el cómic (uno de los miedos de Vaughan era que la tomaran por carne de serie B), y una satisfacción artística absoluta por parte del autor, que ha desarrollado cada personaje en su justa medida y que ha negado siempre la necesidad argumental de plantear spin-offs. Eso sin contar que para el escritor, Y, el último hombre es su «gran embajador», tanto para desarrollar series nuevas como para llevar a cabo productos en otros medios (su participación como guionista en Perdidos). Evidentemente, Vaughan atribuyé el mérito a todo el equipo creativo, como es de suponer.
No obstante, sí es cierto que las reacciones analíticas han sido más variopintas, algo que Vaughan comenta jocosamente: «Me divertí con todas las reacciones, buenas y malas. Fue genial leer a un tipo diciendo que el cómic era basura misógina mientras que ‘Ms. Magazine’ decía que éramos el triunfo del feminismo; o el tipo que dijo que éramos propaganda sionista mientras que otros decían que el cómic contenía un discurso de odio antisemita […] Lo opuesto al amor no es el odio, sino la indeferencia, así que mientras que el cómic haga a la gente sentir algo, me siento genial».
Pero vayamos a las siempre interesantes curiosidades argumentales: el guionista tuvo que cambiar el guión original para eliminar una secuencia que estaba ambientada en Afganistán y que implicaba a un –por entonces– oscuro grupo formado por talibanes… ¿el motivo? Os lo podéis suponer perfectamente. Por otra parte, como resulta casi imposible mantener una obra con un personaje principal sin diálogos, y como para dialogar sin parecer tarado o trascendente se necesita un interlocutor, Vaughan introdujo a Ampersand como compañero inseparable de Yorick. ¿Por qué un mono y no cualquier otro animal? En sus propias palabras: «Los monos en las portadas venden. Es una regla tan vieja como el tiempo». Para preparar semejante personaje, Vaughan llegó a interaccionar con auténticos monos capuchinos.
Otro personaje con una buena preparación a cuestas fue la Agente 355, cuyo nombre nunca es revelado en la serie –si bien puede ser adivinado mediante pistas que Vaughan dice haber dejado en los cómics–. Con este personaje el guionista quiso invertir el tradicional papel de «aventurero/damisela en apuros», convirtiendo a una mujer en el baluarte físico y resolutivo de su obra. Para conseguirlo, revisó varios libros de Historia en busca de eventuales mujeres espía, inspirado por el carisma de la Mata Hari de la Primera Guerra Mundial y encontrando una organización –real– de la era revolucionaria estadounidense: el Culper Ring. «Desde ese punto, 355 se escribió ella sola, signifique lo que signifique» sentencia el autor.
Hablando de Yorick… el nombre del personaje ya hemos dicho que hace referencia a otro muy secundario –por decirlo de algún modo– de Hamlet. La inspiración, en realidad, fue buscada: Vaughan necesitaba un nombre que empezara, como el cromosoma, por «Y» (otro de los nombres barajados fue Yossarian). En todo caso, para su hermana Hero la «conexión Shakespeare» no es tal: Vaughan quería una villana cuyo nombre planteara una especie de oxímoron; villana que ha sido la creación cuya evolución más le ha sorprendido a medida que la ha ido desarrollando. Más cosas: una de las principales características de Yorick (su fascinación por el escapismo), nació de la necesidad de agregar un rasgo singular al personaje para que, aunque siguiera siendo un «hombre ordinario», no se convirtiera en un «don nadie»; es decir, para que cualquiera pudiera empatizar con él y al tiempo tuviera cierta consistencia. Para el resto de su personalidad, Vaughan se basó en sí mismo, si bien se congratula de no ser tan «irritante y suicida». Respecto a la Dra. Allison Mann, que continuamente desafía los prejuicios y expectativas del lector, decir que fue para el escritor una de las más difíciles de construir en tanto en cuanto era para la que con menos referencias contaba (por su carácter de brillante bioingeniera).
Otro punto reseñable lo constituyen las Hijas de las Amazonas. Aunque gran parte de la construcción de estos personajes es autónoma, sí hubo cierta inspiración que vino de la mano de las feministas radicales Andrea Dworkin y Valerie Solanas y su Manifiesto SCUM. Vaughan también recalca que tanto él como Pia Guerra trabajaron estos personajes como si fueran asexuales, a pesar de que muchos lectores las tomen por «lesbianas furiosas». Por otra parte, ambos niegan que detrás del colectivo se oculte una crítica velada al feminismo, sino que su denuncia se orienta a cualquier «pequeña banda de extremistas cuidadosamente manipulados».
¿Y qué podemos decir de Pia Guerra? En primer lugar, que su compañero de trabajo le otorga todo el mérito de haber conseguido atraer a numerosas mujeres al mundo del cómic gracias a esta serie, en especial por su contribución a ciertas líneas argumentales (la más importante la de todo el arco Palabra clave) y la creatividad a la hora de retratar a los personajes femeninos. Toda una ruptura del prejuicio de que los cómics de ciencia ficción no son territorio abonado para el público femenino, idea que por cierto Vaughan aborrece y desprecia: «A las mujeres les gusta lo mismo que a los hombres –grandes historias bien contadas con buenos personajes– […] lo único que una mujer puede rechazar es una continuidad convulsa, una narrativa grafica confusa y un guión mediocre».
Portada del tomo
Palabra clave
Pero vayamos a las frases y anotaciones que Guerra ha dejado en las múltiples entrevistas respecto al tema. Lo primero que nos aclara es que su entrada en la serie de debió exclusivamente a Vaughan, quien al ver alguno de los bocetos que llevaba tiempo mandando a Vertigo exclamó un raudo «conseguidme a esta tía». Y así empezó a forjar sus diseños… algunos (como Yorick o 355) están ausentes de referentes gráficos existentes, pero otros fueron modelados a partir de personas reales, como la Dra. Mann (inspirada por Sandra Oh), Natalya (por su madre) o Ampersand (¡por su gato!). Respecto a sus preferencias, lo tiene claro: su personaje favorito es 355; el más difícil de dibujar fue Mann; el más fácil, Ampersand; y el que con más ganas se quedó de seguir dibujando fue 711 (de Palabra clave).
Pero su gran reto como dibujante de la serie tiene nombre, y es «realismo». Desde los consabidos diseños arquitectónicos hasta detalles nimios, como que cualquier coche o artilugio tecnológico no fuera posterior al verano del 2002, o el ya famoso pelo creciente de 355. Lo más molesto del asunto era encontrar al tiempo de haberse quebrado los sesos buscando referentes gráficos adecuados, un reportaje de National Geographic o una película (cita Chacal) que ilustraba a la perfección una imagen que había tardado horas en planificar. En cuanto a localizaciones, la mayor parte de ellas las conoció a través de Google Earth excepto una: París. A la ‘ciudad del amor’, Pia Guerra fue expresamente para documentarse; aunque esto tal vez sea inexacto. Al parecer, Guerra alude a que la invitaron a una convención fabulosa en el norte de España (¿Salón de Barcelona tal vez?) y que se tomó una semana extra para ver Barcelona y Londres, estirando el itinerario para ver París porque sabía que allí iba a suceder una escena importante del cómic.
Es un hecho que vivimos un tiempo en el que la mejor Sci-fi se ha trasladado desde la gran pantalla a su hermana pequeña. Mientras que en el cine cada vez escasea más la creación de obras significativas netamente originales (que no se basen en libros, cómics u otros medios), las producciones televisivas están alcanzando unas cotas de calidad inusitadas, generando millones de seguidores a lo largo del globo y enganchando a la audiencia con tramas complejas y actuaciones realmente destacables.
Al mismo tiempo, esta edad de oro de la TV estadounidense viene marcada por una nueva concepción a la hora de desarrollar las tramas: frente al marcado carácter episódico de las series de los años ochenta y noventa (con notables excepciones), series como Perdidos o Héroes prefieren un desarrollo continuado y verdaderamente serializado. Así, cada capítulo no es una historia aislada casi independiente del anterior, sino que forma parte de una estructura superior a la cual sirve y en la que se integra.
Este método de narración permite, por una parte, desarrollar mucho más a los personajes y dotar de profundidad a la historia y a sus protagonistas pero tiene dos graves inconvenientes: el enlentecimiento de la acción y la complicación de la trama hasta límites irresolubles. El primero de estos factores se subsana gracias al uso y abuso del cliffhanger, protagonista indiscutible y elemento necesario para que el espectador considere necesario ver la siguiente entrega de la obra serializada. El segundo de los factores es hoy por hoy una incógnita, pero es indiscutible que será el cierre de estas producciones, la forma en la que aten todos los cabos, lo que las convertirá en grandes clásicos o en despreciables productos de consumición rápida.
¿Por qué he hablado durante tres párrafos sobre la nueva narrativa de la ciencia ficción televisiva? Porque Y, el último hombre es en sí mismo un producto en el marco del noveno arte que sigue en todos sus aspectos, virtudes y defectos este nuevo canon de la narración serializada. Desde la narrativa visual (tremendamente cinematográfica) al desarrollo de la trama y de los personajes, esta es una serie de ciencia ficción netamente contemporánea. No en vano, Brian K. Vaughan fue fichado precisamente como guionista de una de esas series de televisión (Perdidos) que resulta paradigmática de los tiempos en que vivimos, además de haber estudiado Comunicación Audiovisual en la Universidad de Nueva York.
Sin embargo hay dos o tres circunstancias que hacen de este cómic una pieza original, extraña a las tramas contemporáneas y fácilmente atribuible a una concepción de la ciencia ficción y de la serialización más clásica. Sin duda la más destacable de todas es el propio punto de partida: todos los hombres están muertos y la sociedad está una situación postapocalíptica. Esta premisa, la del individuo aislado en un entorno hostil nos recuerda grandes obras del género como El Planeta de los Simios, Mad Max, la excepcional novela de Richard Matheson Soy Leyenda y, más concretamente, a una obra de ciencia ficción ambientada en el siglo XXI escrita por Mary Shelley (sí, la de Frankenstein) y a la que el propio título del cómic le rinde homenaje: The Last Man (El último hombre). Otras importantes referencias confesas de Vaughan aluden a escritoras de ciencia ficción como Joanna Russ (concretamente a su historia When it changed, ganadora del Nebula), P.D. James (por su historia de 1992 Hijos de los hombres, llevada al cine con maestría en 2006) o Alice Bradley Sheldon (que firmaba con el nombre de James Tiptree Jr. y cuya historia Houston, Houston, Do you read? supuso otra inspiración mayor para el cómic). Vemos así que la trama principal del cómic le aporta un regusto a aventura clásica que lo destaca por encima de los argumentos de series posmodernas.
La segunda circunstancia es también muy reseñable. Si nos fijamos, la mayor parte de las obras de ciencia ficción actuales prefieren un protagonismo coral, en el que diversos personajes desarrollan tramas paralelas que acabarán confluyendo, pero que tienen un peso similar en la estructura argumental de la serie. Aquí no. El protagonista es único e indiscutible y sólo se puede hablar de los demás en clave de «secundarios». Ya desde el mismo título se específica esta voluntad: Y, el último hombre; sólo uno, y sólo él. Es esa «Y» la que, como muy bien dice David Hernando en el prólogo a la edición mensual (artículo verdaderamente imprescindible) define totalmente al cómic, al señalar a su protagonista (Yorick Brown), al rasgo definitorio del argumento (el cromosoma Y y su desaparición) y al motor principal de la acción (descubrir el «porqué» de la plaga; en inglés «why», que fonéticamente suena igual que pronunciar la «y» en este mismo idioma).
El último factor que aporta a Y, el último hombre un marcado carácter clásico es el uso que hace de la serialización. En las propias palabras del autor, a Vaughan le gusta usar una serialización que termine y que exija tener planificada desde el principio hasta la última palabra de la última viñeta de la última página sin secuelas, spin-offs o miniseries. Pero incluso dentro de este tipo de serialización, Vaughan recurre a un estilo que podríamos llamar «dickensiano» o «dumasiano». Si la serialización actual recurre al cliffhanger y a la continuidad entre capítulos, es igualmente cierto que tiende a establecer una serie de arcos argumentales que sí son más o menos estancos. Sin embargo, en Y, el último hombre sólo hay una historia: el periplo de Yorick y sus acompañantes alrededor del mundo para encontrar la solución al exterminio de los hombres del planeta. Existen por supuesto arcos argumentales que enriquecen la trama y aportan verosimilitud, pero a lo largo de todo el cómic tenemos esa impresión de viaje físico y de maduración emocional, que bien se podría comparar salvando las distancias con el recorrido de Frodo en El Señor de los Anillos.
En resumen, podríamos decir que estamos ante un obra de ciencia ficción de corte realista que aúna los métodos narrativos de los mejores exponentes del género actuales (claramente los televisivos), junto con el encanto, la magia y el regusto clásico de unas obras de referencia que no deben ser eclipsadas ni olvidadas. Una mezcla perfecta que, para todos los que hayan leído su final, se habrá ya convertido en uno de esos clásicos de los que bebe.
La composición de página en Y, el último hombre tiene un único adjetivo: cinematográfica. Si en otras obras observamos un uso de la viñeta panorámica anecdótico o destinado puntualmente a crear un determinado efecto, en el cómic que hoy nos ocupa podría decirse que es el elemento de composición básico de la página, hasta el punto que la crítica llegó a decir que es «un cómic que pide ser filmado» (Cinescape). Si el número de viñetas por página es de 4-5, en cualquier página al azar (salvo excepciones) siempre habrá alguna que otra viñeta panorámica que añada ese carácter cinemático al cómic. El segundo tipo de viñeta más utilizado es una viñeta rectangular (vertical, alargada y estrecha), generalmente en grupos de tres unidades que ocupan todo el ancho de página, y que es usada como viñeta descriptiva y también de transición entre dos viñetas panorámicas.
Por último, podemos tener viñetas cuadrangulares mayores (1/3, 2/3 de página), para destacar un determinado momento u acción y, en determinados casos muy espectaculares y especialmente en las resolución de cliffhangers, podemos encontrar viñetas a página completa. Sin embargo, los cliffhangers son expuestos la mayor parte de las veces de forma minimalista, como si fueran una viñeta más en la que la acción se corta y se intercala un modesto «to be continued…». En todo caso, a nivel compositivo no hay estridencias; es decir, encontramos una página con su distribución de viñetas sin apenas hallazgos formales visuales, sin superposiciones, etc. Fondo blanco y viñetas con recuadro, como queriendo destacar el total protagonismo de una pausada pero rítmica narración argumental.
Sólo se observa un recurso formal propio, no por su concepción en sí, sino por su uso recurrente: la viñeta situacional, que busca contextualizar dónde y cuándo ocurre la acción no tanto para que el lector no se pierda, sino como definición del pasaje que se va a tratar (cada localización equivaldría por tanto a una subtrama argumental) y, especialmente, como un recurso dramático muy potente. Este segundo uso es claramente explotado en el primer número (brillante al máximo), donde una serie de viñetas panorámicas en sucesión nos van mostrando los efectos de la plaga mientras las viñetas situacionales nos ayudan a comprender, impactando, que el efecto de la pandemia ha ocurrido en el mismo exacto momento en todo el globo.
El dibujo de Pia Guerra se caracteriza por el uso de la la línea continua como elemento primordial a la hora de determinar los rasgos faciales de los personajes. En un cómic donde hay tanta cantidad de personajes secundarios o incluso que podríamos llamar «extras», mantener la identidad de cada personaje es el gran reto del autor. Para conseguirlo, Guerra utiliza un trazo claro y simple, si me apuran parco, que se centra en los aspectos más reconocibles de una cara (ojos, cejas, nariz, boca y cuidado facial) con especial cuidado de la mirada, de forma que cuando por razones de guión tiene que ofrecer un primer plano, no aumenta el nivel de detalle general, sino profundiza en aquellos aspectos que ya se veían en el plano medio. Este recurso permite por una parte, mantener la frescura del cómic (característica que la mayor parte de los analistas atribuyen a Guerra) y, por otro, componer de forma sintética multitud de personajes fácilmente identificables por el lector. Esa frescura además, se ve consolidada y potenciada por el uso de tintas planas muy luminosas en el coloreado, que ha ganado un poco de complejidad en los últimos tomos publicados en España.
Por otra parte, la dibujante muestra un especial cuidado en dos elementos que también usa para identificar a sus personajes, pero en una escala más sutil: los ropajes y el cabello, en los que a una mayor profusión de líneas (si bien estas mantienen su identidad, sin cruzarse ni emborronarse) se une un muy bien desarrollado juego de sombras. Tal es el cuidado de Pia por estos detalles que el cabello de sus personajes cambia de tamaño a lo largo de la serie, alargándose para demostrar el paso del tiempo (algo plenamente visible en la Agente 355).
De hecho, el trabajo de Guerra, aparentemente simple, es soprendentemente minucioso y, a pesar de su economía, se define como altamente realista. Eso se explica gracias a que las líneas escogidas para el dibujo no están ahí al azar, sino que suponen simplificaciones de formas reales, como si hubiera quitado lo que sobraba (al estilo de Warhol en sus dibujos). Efectivamente, nuestra dibujante se define como una «amante del lápiz» (que le permite retocar y perfeccionar su obra hasta la saciedad) en detrimento del permanente uso directo de la tinta. Su método de trabajo: realizar primero bocetos a pequeña escala y, una vez aprobados, trasladarlos a una página a tamaño completo en la que compone la imagen definitiva tras muchos retoques. Además, Pia ha contribuido con algún que otro detalle a la trama y a la construcción de personajes (suya por ejemplo fue la idea de que una de las antagonistas de Yorick, aficionado al escapismo, fuera una experta en bondage).
Respecto a las portadas, decir que las correspondientes a los dos últimos tercios de la colección no son santo de mi devoción. El grafismo de J.G. Jones me resultaba más adecuado para la serie, unas veces esquemático y otras icónico, pero no tan hiperrealista como el de un Massimo Carnevale que entra a partir del número #23 USA y cuya labor compositiva deja mucho que desear (así como su estética anatómica). Donde Jones establecía rompedores diseños cercanos al mundo de la publicidad, Carnevale aporta una labor irregular y la mayor parte de las veces poco inspirada. Podéis encontrar todas las portadas de la serie aquí.
Si alguien me preguntara en un mes algo apretado de dinero qué único cómic compraría, le diría sin duda: Y, el último hombre (y probablemente robaría algo por si acaso Planeta saca el mismo mes otro tomo de 100 Balas). De todas las series Vertigo actualmente en curso, ésta es la que, manteniendo la agradable distancia que marcan todas ellas respecto a un universo autorreferencial superheroico, más se permite crear un mundo propio y personal. El mundo de Yorick y compañía está extraordinariamente bien construido, es absorbente y genera una gran adicción, haciéndose perentorio conocer la continuación de las aventuras de nuestros protagonistas número a número.
En todo ello tiene mucho que ver la ya citada construcción de la obra a la manera de las mejores series de ciencia ficción en TV actuales (Perdidos, Héroes), con un uso del cliffhanger muy acusado unido a un desarrollo de la trama pausado, que prefiere focalizarse en la construcción de los personajes antes que en las perspectivas geopolíticas y globales. Por otra parte, la serie está muy bien llevada a nivel gráfico, con un trazo sencillo pero muy efectivo a la hora de componer la personalidad y los rasgos definitorios y que, además, no pierde frescura. Cierto es que no posee demasiadas innovaciones formales, pero la historia no lo pide. Para cualquiera que guste de la ciencia ficción y de las buenas historias en general, Y, el último hombre debe ser una obra de referencia.
Tal vez el único pero que pueda mencionarse sea precisamente que se focaliza demasiado en los protagonistas, dejando de lado todo lo demás. Además, excepto determinadas pinceladas (Australia, Israel, Japón), la acción se centra casi en su totalidad en EE.UU. Se pierde por tanto fuelle a la hora de explorar las complejidades descriptivas de un mundo sin hombres, pero se gana en posibilidades dramáticas.
En definitiva: tiene mi recomendación al 99%. Además, un pequeño adelanto: si a alguien le preocupa la capacidad de Vaughan para cerrar la serie, que deje de pensar en el tema… el final de Y, el último hombre es de los más bellos, redondos y emotivos que se ha visto jamás en un cómic. Hasta el punto, tal vez, de elevar la percepción de calidad que el lector pueda tener acerca del irregular último tercio de la colección.
Reseña de Jose Antonio Serrano en Guía del Comic. Gran reseña en español, pero algo desactualizada y con pérdida de vigencia de los enlaces. Además, artículo de la Wikipedia en inglés, ficha en Comic Book DB y un excelente análisis interdiciplinar de la obra.
Análisis publicado en Zona Negativa [27/02/09] con motivo de la finalización de la serie. Contiene spoilers, y está basado en su mayor parte en las entrevistas que a tal efecto se publicaron en Newsarama: una a su guionista, Brian K. Vaughan, en dos partes (aquí y aquí) y otra a su dibujante, Pia Guerra. Debe considerarse a todos los efectos como artículo compañero de este mismo texto.
Guión del número #18 que nos permite observar la gran influencia cinematográfica de Vaughan a los guiones: muy pulcro y ordenado, desglosa el número en páginas y viñetas, realizando para cada una descripciones que oscilan entre el comentario suscinto y la profusamente detallada según convenga, e indicando finalmente los diálogos en cada caso. Todo un ejemplo de estructuración. De postre, entrevistas a Pia Guerra acerca de la obra en comicon, sequentialart y CBR.
Reseñas dedicadas a los tomos Y, El Último Hombre, Ciclos, Un Pequeño Paso, y Comedia y Tragedia, Palabra Clave, El Anillo de la Verdad (de Juanjo Palacios), El Anillo de la Verdad (por David Fernández), Chica con Chica, Dragones en el kimono, Madre Patria, Cómos y porqués.
para mi esta serie es imprescindible…
Fletcher!!
¡¡¡Hola Fletcher!!! Es un gustazo ver como a pesar de la poca periodicidad que tengo ahora mis habituales están al salto de la mata… Espero que os guste el artículo a todos. Un saludo y un abrazo.
PD. Para mi también es imprescindible.
Un artículo estupendo, además dedicado a la serie que más me gusta después de Fábulas.
José, no se si sigues la edición americana, pero lo que sucede en el 58 USA es para quedarse con la mandíbula en la mano.
Por cierto, el mes que viene sacan por aquí DMZ, he oído que está bien, ¿la has leído o algo?
¡Gracias Juanjo! No hago nada que vosotros no hagáis a diario. :p
De DMZ, he leído los primeros números y es junto con Testament la serie a la que más ganas le tengo de las nuevas de Vertigo que va a publicar Planeta. Va del único reportero gráfico que consigue entrar en la DMZ (Zona Desmilitarizada) de Nueva York en medio de unos Estados Unidos inmersos en una nueva guerra civil. Realismo, crudeza y análisis social desde el punto de vista de un periodista (un tema que de por sí ya me atrae bastante).
PD. El número 58 de Y lo tengo aquí pendiente de lectura así que shhhhhh. 😀
PD2. ¿DMZ en noviembre? ¡Sí que estoy desactualizado! En el plan de Vertigo de junio no estaba, pero por lo que estoy viendo en Planeta dicen que sí, que sale en noviembre. ¿Hay alguna otra novedad destacable de última hora?
Que yo sepa no hay ninguan otra novedad Vértigo que no supiésemos. Seguramente me pille DMZ y como dices que a Tempest le tienes ganas habrá que echarle un vistazo también. Lo que no me terminó de gustar fue American Virgin.
No esperes más y lee el Y 58!!!!!!!!
Es una de mis series favoritas del momento, sin lugar a duda. El planteamiento inicial es bueno y da mucho juego, y su desarrollo posterior es muy habilidoso. Algunos de los cliffhangers son antológicos. Los principales personajes secundarios (debería decir «lAs principales») tienen carisma e interés.
La única pega que le pondría: al principio la serie se centra en un enfoque de distopía política, elucubrando cómo sería un mundo sin hombres. Eso, se pierde en buena medida más allá de los 10 primeros números, dando lugar a una especie de road movie postapocalíptica muy bien llevada, pero que, a mi modo de ver, desperdicia buena parte de su potencialidad.
Por otra parte, las características de la historia reclaman que no se prolongue más de lo necesario lo cual, afortunadamente, parece garantizado.
En cuanto a su adaptación al cine, hoy que se adapta todo lo que se menea (incluidos productos tan melifluos como Los Perdedores), era dee xtrañar que nadier adquiriese los derechos de una obra tan fácilmente adaptable (entre comillas) como Y el último hombre. Lo que vayan a hacer ya es harina de another costal.
Pero en definitiva, una estupenda serie, de lo mejor de los últimos tiempos.
Pues yo creo que una buena serie de la HBO o la NBS le vendría mucho mejor que una adaptación cinematográfica, daría más juego y respetaría adecuadamente toda la trama del cómic. Las películas basadas en cómics que adaptan rigurosamente el argumento siempre me parecen algo precipitadas (a excepción de V de Vendetta), como si fueran capítulos piloto muy caros.
Quiero darle una oportunidad a esta serie, a pesar de que leí los dos primeros tomos Norma en la biblioteca provincial y no me convencieron. Los personajes me resultaban insípidos y mal definidos, y el desarrollo argumental no me parecía consistente. En cambio Ex Machina me impactó desde el primer momento, grandiosa.
Por ello, y por el sin fin de críticas y opiniones positivas que he recibido, voy a empezar de nuevo. Nunca es tarde para encontrar una buena historia.
«…que aúna los métodos narrativos de los mejores exponentes del género actuales (claramente los televisivos)»
para mi las dos series mas punteras de la television actual ( Perdidos y, aun no se muy bien porq, heroes ) aunan los metodos narrativos del comic, y de ahi su exito.
Jose, me tendras siempre por aqui vigilando vuestra pagina como el gran hermano que soy…je je je
Fletcher!!
PD: el de 1984…no el de la basura televisiva…
Es curioso Anteo, para mí los primeros números son precisamente los mejores, así que si no te gustaron esos…
Por otra parte, la serie me parece superior a Ex Machina, aunque a este respecto tengo la sensación de que esta última goza tiene más seguidores.
Jjejejejej… no era necesaria la aclaración Fletcher! Lo daba por descontado!
Ender, tu comentario es muy acertado. Bien puede ser como dices pero yo creo que no, que es al revés. No creo que ningún cómic aguantase un desarrollo tan lento como el de esas series de TV (hay capítulos en los que pasa más bien poco), más que nada por el tema de la periodicidad. Las series se emiten semanalmente mientras que los cómics son quincenales o mensuales, por lo que la mayor parte de ellos tienen que contener una mínima dosis de progresión y acción en cada número.
En cualquier caso fijémonos que las series de Vertigo concretamente no pueden ser analizadas igual aquí que en EE.UU. por cuanto en España las consumimos en TPB o en prestigios de 2-3 números.
Ex Machina a mi lo que me pasa con ella es que argumentalmente me parece divagatoria, políticamente me parece superficial y estéticamente no me gusta el hiperrealismo fotográfico.
Un artículo genial, completo y muy agudo.
La serie me encanta, con 100 balas lo mejor de vértigo y lo mejor de Vaughan.
Por cierto y ya que ha salido el tema…sabéis si Testament tiene fecha de publicación en España?
José, de las tres cosas que dices de Ex Machina coincido especialmente en las dos últimas.
Gracias por el elogio bongo! Testament, junto con Jack of Fables, The Exterminators y unas cuantas más se esperan a partir del mes de abril del año que viene. Por otra parte Belano, celebro coincidir contigo. 😀
OYE JOSE… OYEME JOSE pero QUE BUEN ARTICULO este que hiciste…no quiero parecer burlón pero te aplaudo (cllaannn-clllannnn) completísimo esto es lo mas bueno que e leído en la ZONA desde hace mucho y no quiero menospreciar a los demás colaboradores…
Sobre “el ultimo hombre” lo e leído no regularmente pero esta enganchable muy bueno pero que puedo decir si TU LO DIGISTE TODO…
Saludos cordiales,
Y a todo esto, ¿cómo está acabando la serie? ¿Bien, mal, regular?
Pues a mi gusto… la trama de la plaga en sí, con una resolución un tanto descafeinada. Pero todo el argumento que implica a los personajes y a las relaciones personales que estos tienen entre sí, de momento va genial (a falta de dos capítulos).
PD. Y sí… anoche me leí el 58 y buffffffffff.
PD. Muchísimas gracias chacal. Se hace lo que se puede. Eso sí… mis compañeros de Zona hacen artículos igual de buenos que los míos y para muestra un botón: échale un vistazo al análisis que hace hoy David Fernández sobre Batman y los Hombres Monstruo.
Hola a todos. Tengo una buena pila de comics por leer, a este ritmo de edición no se que va a pasar. Entre esta pila se encuentran Y, el ultimo hombre y 100 Balas.
Respecto de la primera, comencé a comprar serie regular y serie en tomos, todo de Planeta, y luego me di cuenta que se solapan a partir de la nueve regular. Me imagino que en 100 Balas ocurrirá igual (24 regular).
Podría Ud decirme cuando acabará Y. Seguirán hasta el final en tomos?…
Cuando hablan del 58, se trata de la edición americana?
Muchas gracias por adelantado, un excelente artículo. Muy completo.
Y no quiero ser pedante pero creo que ralentizar es mejor que enlentecer. Disculpeme, no quiero ofender. Yo tambien me equivoco, y bastante.
Para empezar, puede hacer uso del tuteo cuando guste. Paso a responderle:
– Y, el último hombre acabará en el número 60. En principio las dos ediciones actuales son independientes; es decir, que ambas finalizarán (cada una en su formato) la serie. El motivo es que estas ediciones no están pensadas para el mismo público: la edición mensual se orienta a aquellos que parten de cero, mientras que la edición en tomos se orienta a aquellos que ya tenían los números editados por Norma Editorial.
– Cuando hablamos del número 58, efectivamente hablamos de la edición estadounidense, que está a punto de concluir (en noviembre sale el número 59 y en enero el número 60).
– Respecto al verbo «enlentecer», el DRAE (que puede usted consultar online de forma gratuita) lo considera sinónimo de «ralentizar» y «lentificar», otorgando a las tres palabras la misma exacta definición sin ningún tipo de matiz diferencial. Por tanto la expresión que uso es perfectamente válida. Por otra parte, dada mi edad y mi contexto cultural, tiendo a usar la palabra «ralentizar» para calificar procesos informáticos, de edición de imagen, etc. prefiriendo «enlentecer» para otro tipo de procesos (esta preferencia es puramente caprichosa pero válida).
Gracias por los elogios y espero haber aclarado sus dudas.
Pues muchas gracias José, ¿ves como yo me equivoco?. La verdad es que no me sonaba nada bien lo de enlentecer. Pero lo que no he hecho, ha sido verificarlo. A disculpar y te reitero mis enhorabuenas por el artículo.
Y por otra parte, dada mi edad, lentos eran los odenadores que había cuando empecé a trabajar (8086).
Un fuerte abrazo.
Y yo jugaba con ventaja me temo, porque ya usé ese verbo en un artículo anterior y otro lector me puso en la duda de tener que verificarlo entonces (aunque lo había empleado desde que tenía uso de razón). En cualquier caso hoy toca llevar razón y mañana tocará equivocarse… es ley de vida. Por otra parte, en ningún caso de este tipo hay lugar para ofensas y disculpas puesto que las cuestiones académicas son puramente impersonales, y es mas soberbio que digno el que se ofende porque se le haga algún tipo de corrección.
Gracias de nuevo por los elogios, y reciba un cálido saludo.
PD. Si estuviese yo en su lugar, de las dos ediciones continuaría la que viene en tomo, porque es más vistosa y permite mejor la conservación, al tiempo que es probable que se vuelvan a reeditar con el tiempo los primeros números en este formato (y por supuesto, su gran ventaja es ir más avanzado en la trama).
Hombre, José, como se te echa de menos… Y eso que casi no tengo tiempo ni de leer la página (Toni, de momento lo de la colaboración va a ser que no por culpa mia, gracias de todos modos a toda ZN por la invitación).
Personalmente, voy retrasado con la serie porque en su etapa Norma preferí quedarme con Fábulas, y la empece con la edición de números dobles de Planeta. Pero coincido contigo en que son las dos series que han revitalizado la línea Vertigo, y muy merecidamente en ambos casos. Vamos, las dos series con las que yo me quedaría en un mal mes.
PD: ¿Has leido Desolation Jones? La verdad es que me encanto el tomo, pero especialmente el apartado gráfico. Sería magnífico para un análisis si alguien se anima, tiene tiempo y esas cosas
¡Hola Phantomas! También se os echa de menos por mi parte… Ya sólo falta Cannonball para que estemos todos 😀 Precisamente sobre Fábulas voy a hacer mi próximo artículo bien entrado octubre.
Respecto a Desolation Jones sí: me lo compré y lo leí. El apartado gráfico es muy bueno, pero la trama no me gustó excesivamente. Me pareció demasiado sórdida y que fusilaba demasiadas ideas… aparte, soy muy clásico con el género hardboiled. Veré si el segundo arco me convence más. Eso sí: ya no lo dibuja JH Williams III así que a ver que tal va…
la serie es genial, me encanto la historia, quee esta muy bien compuesta y entrelasada, el arte es muy bueno y aunque paresca simple se pueden apresiar con detenimineto varios detalles interesantes, solo me queda una pregunta ¿ puede ser qeu apartir del tomo 5 se haga un cambio ene l dibujo? porqeu a mi me aprese qeu se empiezana utilizar otras tecnicas. bueno pero no importa, de todas formas sigues siendo bueno.
la mejor ciencia ficcion extranjera que lei hasta ahora.
el aurticulo es muy completo ( como siempre) me ayudo muchos
gracias.
[…] Artículo sobre “Y, el último hombre” https://www.zonanegativa.com/y-el-ultimo-hombre-ciencia-ficcion-clasica-y-contemporanea/ Artículo sobre “100 balas” […]