El Asco: Piezas de un tablero infinito

Un vistazo a las entrañas de esta asquerosa obra del escocés loco.

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Edición original: ago. 2002/oct. 2003; Vertigo (DC Comics)..
Edición nacional/España: I Norma Editorial (2003); II Planeta DeAgostini (jun. 2011)..
Guión: Grant Morrison.
Dibujo: Chris Weston.
Entintado: Gary Erskine.
Portadas: Carlos Segura.
Color: Matt Hollingsworth, Hi-Fi Design.
Rotulista: Clem Robins.
Formato: Cartoné, 320 págs.
Precio: 30 €.

 

Estamos en el año 2002. Grant Morrison, guionista ya absolutamente consagrado, disfruta de una etapa laboral estable en Marvel escribiendo New X-Men. Atrás queda la epopeya artística de Los Invisibles –que terminó en 1999– y su incursión en el mainstream DC con JLA y JLA: Tierra 2; mundo al que años después volvería para regalarnos el trabajo, cuanto menos prolífico, que ha venido desarrollando en los últimos años y que aún continúa en la actualidad. Pero entre DC y DC, y estando aún en Marvel, Morrison concibió una de las miniseries más estimulantes del sello Vertigo, la cual le permitió seguir en contacto con ese público acostumbrado a la densidad argumental y referencial de su obra al tiempo que desarrollar, una vez más, un universo propio. A los lápices, todo un veterano de la casa como Chris Weston, británico que ya había trabajado con Morrison narrando las aventuras de King Mob & Company, que contaba en su haber con participaciones en Starman, Swamp Thing o Lucifer y que actualmente se encuentra trabajando en The Twelve junto al incombustible Straczynski.

Inicialmente pensada como un guión para Nick Furia (Marvel Comics), El Asco es una secuela conceptual confesa de Los Invisibles –no en vano los protagonistas de ambas series podrían ser considerados dos caras de una misma moneda– y si bien los planes originales la situaban como la segunda parte de una saga que habría completado El Hombre Indestructible, acabó constituyendo la última parte de una trilogía que fue iniciada con Flex Mentallo (manteniéndose Los Invisibles, sólo que en segunda posición). Aclarando la cuestión de semejante trabalenguas: tenemos Flex Mentallo/Los Invisibles/El Asco en lugar de Los Invisibles/El Asco/El Hombre Indestructible.

A nivel editorial, la serie se publicó sin problemas y fue especialmente aclamada por las magníficas portadas«fármaco-modernistas» Morrison dixit–. Respecto a la censura que azotó Los Invisibles, en El Asco brilló por su ausencia, si exceptuamos el pene pixelado del productor porno Tex Porneau (si bien Morrison afirma que fue aposta) y una viñeta un tanto escabrosa en la que un personaje embadurnaba de semen negro a una actriz porno.

En España, la tarea de llevarla al aficionado corrió a cargo de Norma Editorial, que publicó los 13 números USA originales en tres tomos (#1, #2 y #3) ahora descatalogados. Sin embargo Planeta DeAgostini, basándose en el TPB que recogió en USA toda la colección en 2004, la publica y rescata en junio de 2011 (con prólogo, por cierto, a cargo de un servidor). Una reedición más que merecida si tenemos en cuenta que estamos hablando de una pequeña joya, mucho más accesible que la obra por la que Morrison alcanzó el olimpo del Noveno Arte aunque con menor carga referencial y mayor preferencia por la provocación y la irreverencia que por la auténtica transgresión revolucionaria.

Argumento

Ned Slade es un londinense de clase media tópico, típico, aburrido, perdedor y consumido por una vida social inexistente si exceptuamos a su entrañable y querido gato. O no, porque Ned Slade no existe… es una parapersonalidad; una tapadera modélica asimilada neurológicamente para creerse cierta y que esconde a Greg Feely, uno de los mejores agentes de La Mano. Pero ¿qué es La Mano? Aparentemente es una fuerza policias extradimensional, con vastos poderes de manipulación de la realidad, que bajo la apariencia de basureros hightech, se aseguran de que la raza humana y su civilización sigan un camino que asegure en todo momento el Status Q o, en otras palabras, la estabilidad.

Agentes de La Mano en una situación descontrolada

A lo largo de la serie, veremos a un reticente y cada vez más desquiciado Slade que va recuperando su personalidad como Feely, al tiempo que hace frente –junto a su equipo de especialistas teñidos de antiheroísmo– a una serie de agentes que no dudarán en introducir el caos y la inestabilidad en la sociedad, a su vez comandados por el ex-compañero del protagonista: el temible Espartacus Hughes. Aunque muchas cuestiones quedan todavía en el aire: ¿Es más real Feely o Slade? ¿Dónde está ubicada La Mano? ¿Quién la dirige? ¿De dónde sacan el poder para reescribir y manipular la realidad? pero, sobre todo y ante todo ¿Es posible la evolución social sin convulsiones puntuales y hechos que se salgan de la norma? ¿Es humana una completa normalidad que no deje espacio para la discordancia? En el complejo mundo de espionaje y alta tecnología de El Asco lo importante, sin duda, es hacerse las preguntas adecuadas.

Historia de una revolución menor

Cuando en la mayor parte de los medios se le pregunta a Grant Morrison a propósito de El Asco, tiende a dar una respuesta completa que engloba desde detalles de la trama a la reacción de los lectores, pasando claro está por la intención de la obra: «He leído reseñas que decían cosas como ‘Sí, es Arte, ¿pero por qué debería importarnos?’ o ‘¿Por qué debería importarme un tipo viejo y su gato?’. Y mi única respuesta es ¿por qué debería importarme un personaje de ficción que viste como un murciélago? ¿por qué iba cualquiera a preocuparse por cualquier historia de ficción y, sin embargo, lo acaba haciendo? Porque la ficción ilumina la vida. Personalmente, creo que si puedes empatizar con un superheroe ridículo y no con un hombre ordinario y solitario cuidando de un animal enfermo, entonces hay algo desesperadamente erróneo en tus emociones y prioridades. Para ayudar a curar esas deficiencias emocionales, El Asco puede ser visto como una inoculación de desperdicios. Deliberadamente inyecto los peores aspectos de la vida en las cabezas de mis lectores con una pequeña y humorística dosis de metáfora y simbología, en un esfuerzo por ayudarles a sobrevivir al torrente de repugnancia, horror y porquería al que estamos expuestos cada día, especialmente en las culturas occidentales caucásicas, cuyas industrias del entretenimiento venden casa por casa una entumecedora y pervertida cocción de fantasía, violencia y sexualidad degradante mientras vivimos holgadamente a expensas de los pobres de otros países. Piensa en el modo en que el sistema inmune trabaja regulando los procesos corporales».

Cartel entre irónico y paródico sobre Morrison

Algo resbuscado, pero bueno. Ahora… como le preguntes por el proceso de escritura… te perdiste. No lo transcribo porque es una explicación cabalística (afirma que hay simbología de la Cábala a lo largo de toda la historia) acerca de elevarse y ascender a un grado determinado de la Golden Dawn de Aleister Crowley –aquí Morrison se marca un tanto diciendo que es un mago con 20 años de experiencia–, para lo cual tuvo que hacer frente a la ordalía consistente en enfrentarse a los «Siete Enanos del Horror» y sentirse tentado de cometer varios intentos de suicidio. Como resultado, y en sus propias palabras: «Fui capaz de procesar toda esta energía negativa, plasmarla en mis guiones y emerger de la Tierra de las Sombras cambiado para siempre habiendo logrado el más alto grado posible de Magia Ceremonial. El Asco, pues, es también un diario de mi descenso al Abismo de los Cabalistas, y los lectores con el conocimiento adecuado reconocerán La Mano como si se tratara de un ‘qlippthic’ o ‘agencia del lado oscuro’ –incluso los colores de sus uniformes tienen significación, pues representan reversos de los tradicionales esquemas de colores de El Arbol de la Vida».

Puede seguir así horas… lo único que se saca en claro es que Morrison siempre escucha música cuando escribe, y El Asco fue creado entre acordes de Momus, Pulp, Chris Morris, The Rutles, Black Box Recorder, Pole, Eminem, Melt Banana, Supercar y The Streets, entre otros. También afirma que la construcción de este trabajo, al contrario que Los Invisibles (donde dominaba más improvisación según el autor), fue mucho mas meticulosa, haciendo deliberadas referencias a áreas a las que se había aproximado in el pasado.

Análisis conceptual

«Dios mueve al jugador, y éste a la pieza ¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza de polvo, tiempo, sueño y agonías?» Esta cita del inmortal Jorge Luis Borges sirve para abrir la primera de las tres reflexiones que pueden asaltar al lector –como a mí– al leer este cómic, aunque no son ni mucho menos las únicas ni las mejores. No obstante, lo cierto es que tampoco debe causar sorpresa alguna cuando se analiza la producción de Morrison empezar con ella pues, a lo largo de toda su obra, late el interés por explorar los caminos que llevan a un ser humano a elevarse a la categoría de dios… así como aquéllos que llevan a los dioses a serlo solamente en apariencia, revelándose como seres encerrados en una cáscara de nuez que se sienten reyes de un espacio infinito, que diría Shakespeare en la boca de Hamlet. Y es precisamente en El Asco donde esta voluntad alcanza su más alta clarividencia expositiva, incidiendo en la efímera distancia que separa a unos de otros (hombres de dioses) y en la posibilidad de que tan sólo sean piezas de un tablero jerárquico que continúa hasta el infinito tanto hacia arriba como hacia abajo.

Lo cierto es que el hombre parece inmerso indefectiblemente en un continuo proceso, cada vez más acelerado, de adaptación al medio cuya responsabilidad ha tendido en el último par de siglos a desplazar desde la naturaleza hasta la tecnología; desde lo casual hasta lo controlado; desde un mítico dios a sus propias manos. Y se ha convertido así, controlando su destino y su medio, en un dios para sí mismo. Pero en cualquier caso, no hay divinidad que no cree y que no sojuzgue a sus creaciones. En efecto, el ser humano cada vez se comprende más a sí mismo con herramientas tales como la neurología o la genética, pero también desea crear emulaciones de la propia vida, bien a nivel macroscópico (robots, animales trangénicos), bien a nivel microscópico (el propio Morrison incorpora en este cómic conceptos tales como la nanotecnología). Y aunque la palabra clave –está claro– sea aquí vasallaje, control y esclavitud, lo más interesante y paradójico es que, si algún día tenemos realmente éxito, éste vendrá marcado por la sublevación y la necesidad de autonomía de nuestros experimentos de demiurgo, de la misma forma que nosotros nos rebelamos –metafóricamente o no, decídalo usted– contra el nuestro: crear vida supone inevitablemente hacer un brindis al caos y a lo desconocido; hacer frente al hecho de que algún día perderemos parcialmente el control sobre ella.

Dioses detrás de dioses

Lo interesante es que, de la misma forma que las futuras tensiones de nuestros inventos nos parecerán ridículas por su misma escala, hemos de tener en cuenta que, de existir un ser superior, nuestras propias visicitudes le resultarán igualmente risibles. No obstante, un territorio inexplorado es pensar que igualmente él podría resultarle risible a un tercero. ¿Hay Dios detrás de Dios? Podría ser pero, entonces, ¿en qué nos convertiría eso? ¿Estamos preparados para aceptar que podemos ser simplemente organelas en una célula llamada Tierra del cuerpo infinito y eterno, sólo en escala, de un ser que nos defeca a través de agujeros negros mientras él mismo adora a otro Dios y así sucesivamente? Probablemente, nuestro alto concepto de nosotros mismos y de nuestra capacidad nos lo impida aunque, lo cierto es que saberlo tampoco nos haría precisamente más felices. Ahí queda eso.

El segundo nivel de lectura en este tebeo hace referencia a la fisiología misma del ser y a si verdaderamente podemos estar seguros de ser nosotros mismos. Nuestra naturaleza, ésa de la que hablábamos antes, incluye toda una suerte de posibilidades de despersonalización tales como el Alzheimer o la esquizofrenia; enfermedades en suma que nos hacen olvidar quiénes somos e, incluso, creer que somos quienes en realidad nunca hemos sido. Por si fuera poco, la ciencia médica ha provisto una auténtica suerte de mecanismos para conseguir el mismo efecto de forma artificial y condicionada, al tiempo que el psicoanálisis freudiano o el conductismo watsoniano nos ofrecen toda una ciencia que desvela los misterios ocultos tras nuestros impulsos, manías o sentimientos.

El protagonista eliminando su parapersonalidad en el #1 USA

El ego –en el sentido más clásico de la palabra– se antoja así una construcción influenciable, modificable e incontrolable de la que no siempre nos podemos fiar. Cada vez que hablamos solos, cada vez que acometemos una acción impulsiva de la que nos arrepentimos a posteriori, cada vez que nos dejamos guiar únicamente por el instinto o cada vez que nos vemos al espejo y éste nos devuelve una mirada que desconocíamos… en todas esas ocasiones se está manifestando ese extraño que hay en nosotros a propósito de cual Stevenson hizo todo un tratado y del que nunca sabremos hasta qué punto es más «nosotros» que nosotros mismos. Todos contenemos un Tyler Durden o un Hyde y tal vez habremos de decidir, algún día, si queremos dejar de ser Jekyll… o si hemos dejado de serlo y no nos hemos dado cuenta… o si alguna vez lo fuimos.

Por último, el tercer nivel hace referencia a la estructuración y evolución de la sociedad. Y es que si éste cómic trata acerca de algo, es sobre la evolución y el control que podamos tener sobre ella. No se le habrá pasado al lector mínimamente atento el hecho de que el protagonista de la obra sirve a una organización cuyos fines son justamente los opuestos a los de la Hermandad Invisible. Si aquí se lucha por eliminar cualquier elemento que destaque, sobresalga o suponga una disrupción, allí se elevaba la rebeldía a un valor supremo que permitía al individuo ser por sí mismo. Sea como fuere, en ambos casos el The Illuminatus! Trilogy de Robert Shea and Robert Anton Wilson supone –por su visión posmoderna de los conspiranoico, lo posmoderno y lo contracultural– una inspiración mayor.

Pero si analizamos este motivo en un contexto social, repararemos en que hay un potente subtexto en cuestionarse acerca de si es preferible, como supraestructura gregaria, la estabilidad o la inestabilidad; la norma o la diferencia. En este sentido, me gusta extrapolar la situación a las –a mi gusto– dos obras cumbre de Asimov: El Ciclo de Trantor y El Fin de la Eternidad. En la primera veíamos las consecuencias perjudiciales que traía consigo la existencia de la excepción, derivadas del hecho de que, por su misma naturaleza de anomalía estadística, es imprevisible e incontrolable. Un solo individuo puede cambiar un paradigma filosófico, político o científico, abriendo camino a toda una legión de seguidores o discípulos… pero puede hacerlo para bien o para mal. Puede ser un renovador espiritual o un genocida superlativo y, tanto en un caso como en el otro, se tratará única y exclusivamente de un solo un hombre y, por tanto, no sujeto a planificaciones o modelos estadísticos.

Los avances de la humanidad

Podría pensarse no sin cierta lógica que, en tal caso, llegado un determinado punto de felicidad aceptable, sería conveniente que el esfuerzo político fuera dirigido a mantener la sociedad tal y como es, eliminando la excepción y siguiendo a todas luces la norma. Para conseguirlo sería necesario, tal y como ocurre en El Asco, la creación de un cuerpo parapolicial netamente orwelliano a modo de un mal menor. Pero entonces viene la otra cara de la moneda: La Eternidad de Asimov –no muy diferente al cuerpo de Green Lanterns, los Cascos Azules o La Mano del cómic que nos ocupa– nos alecciona acerca de por qué las convulsiones (para bien o para mal) son necesarias en la Historia del hombre ya que, aún cuando la examinemos en base a un modelo cíclico, es cuestión de perspectiva acabar observando un avance lineal. En efecto, pararse sólo lleva al estancamiento; y el estancamiento, a la decadencia y la autodestrucción. Si queremos sobrevivir, hemos de reformularnos constantemente, estando seguros de que nunca podremos estar absolutamente seguros. La humanidad avanza, como los niños, a trompicones; y como los niños, necesita de los trompicones para crecer.

Aspectos técnicos

La narrativa visual en El Asco está al servicio de la historia. Y como la historia apuesta por una imagen rompedora y ciertamente impactante, todo el aspecto gráfico de la obra, a cargo de Chris Weston y Gary Erskine –dibujante y entintador respectivamente– se orienta al exceso (numerosas splash-pages simples o dobles), el caos (pérdida absoluta del espacio interviñeta o gestión desigual) y los hallazgos formales (viñetas que imitan pantallas de televisión, superposiciones, viñetas irregulares). Es inútil hablar, por tanto, de estructura fija o número de viñetas por página.

Viñetas a modo de monitores de TV

Entre esos hallazgos formales, uno de los más vistosos y mejor llevados está constituido por las rupturas de la cuarta pared (the fourth wall), en perfecta sintonía con el guión de un cómic que también las emplea como elementos conceptuales y argumentales. Para los que no lo sepáis, la «ruptura de la cuarta pared» es un recurso que se originó en el teatro. El espacio escénico teatral se considera contenido entre cuatro paredes: tres reales (izquierda, derecha y fondo) y una irreal, que es a través de la que el público asiste a la actuación; público que generalmente suele ser ignorado por los actores. Cuando un actor «rompe» esa cuarta pared e interactúa con el público, hablamos de «ruptura de la cuarta pared», algo que se ha extendido a medios como el cine, la televisión (Luz de Luna se hizo famosa por ello) o los cómics. No obstante, he de decir que la «ruptura de la cuarta pared» en este tebeo es más argumental que efectiva, puesto que los personajes no se dirigen a nosotros.

Cuarta pared El Asco
Rupturas de la cuarta pared en El Asco

Si hablamos de estilo de dibujo, el de Chris Weston es claramente deudor del característico en la segunda mitad de los ’90, a saber: un entindado profuso apoyado en la creación de sombras y rasgos de expresión a base de trazos gruesos paralelos, un silueteado de las figuras a base de una línea continua más fina que las que se usan para definir los rasgos faciales y un marcado gusto por el detalle con tendencias levemente orientadas (casi imperceptiblemente) hacia el feísmo.

Pero sin duda la estrella de la función está formada por la imaginería gráfica que despliega Weston en la serie, componiendo todo un mundo de diseños bizarro, colorista y hightech, que cobra personalidad propia y le da empaque a la obra. No obstante, sería un poco injusto atribuírselo todo a él, puesto que el propio Morrison trabajó activamente en los mismos. El propio Weston lo explica: «Grant me envío un boceto grueso sobre el uniforme de oficiales de El Asco, y yo lo perfeccioné para ajustarlo a mi visión. Además, diseñó a los personajes del Status Q».

Un futuro setentero

Respecto a esos diseños de los que hablábamos, Weston dice: «Quería crear visiones de la ciencia ficción que no hubiéramos visto desde la década de los setenta, para que se parecieran a la clase de diseños que se ven en las portadas de los ‘paperbacks’ de ciencia ficción. La tecnología se supone que debe parecer pre-STAR WARS y pre-BLADE RUNNER; por lo que usé una imagen que ha estado muerta durante dos décadas. Grant me pidió que lo hiciera como si pareciera como ‘una vuelta de tuerca horrible de Roger Dean’, mencionándose también La Naranja Mecánica y La Fuga de Logan».

Dicho esto, ya sólo nos queda comentar las impresionantes portadas, a cargo de un Carlos Segura que sustituyó al inicialmente previsto Weston para crear un estilo de portada entre minimalista y modernista, con inspiración médica. ¿Por qué médica? Porque en todas las entrevistas Morrison gusta de comparar La Mano con una suerte de sistema inmunológico cuyo cuerpo es la sociedad, y cuya temperatura normal es el Status Q, de forma que ante situaciones tales como fiebre (provocada por infecciones), el sistema inmune se movilizaría.

Portada para The Filth #10 USA

Valoración personal

Teniendo en cuenta que estoy reseñando una obra que no está actualmente disponible, que no parece que vaya a estarlo en un futuro próximo y que lo hago con la manifiesta voluntad de reivindicarla, el lector del artículo ya se habrá percatado de que esta miniserie me encanta –lo importante es reivindicar, otra cosa es que crea que mis reivindicaciones tienen la importancia necesaria como para ser escuchadas–.

El Asco tiene todo lo bueno de Morrison: reflexiones sociales, fantasía, organizaciones distópicas de control gubernamental, intriga, espionaje, violencia… Y lo mejor de todo es que resulta lo suficientemente corta como para no dispersarse, conservar la esencia de los mejores trabajos del guionista y mantener toda su sólida potencia argumental. Además, no sólo funciona como pseudosecuela y contrapunto (aparente) de Los Invisibles, sino que actualiza acertadamente al siglo XXI una creación que era netamente un producto intelectual del siglo XX. Ciencia ficción, distopía orwelliana y tecnología cobran así cuerpo a través de una narración que se antoja mucho más revolucionaria a nivel formal que su predecesora.

Pero precisamente esta predecesora constituye el único escollo que a duras penas supera el cómic que nos ocupa: más allá de la actualización, las connotaciones provocadoras y escatológicas (por doquier) y algunos matices nuevos, El Asco no ofrece mucho más sobre lo que ya ofertaba Los Invisibles, sus personajes antiheroicos y perdedores no son tan carismáticos y, como siempre que se condensa, se pierden muchos matices. Poca cosa, en cualquier caso, para todo lo que ofrece: una lectura gratificante, entretenida, inspiradora, que llena (aunque no todo lo que podría) y que deja en el imaginario del aficionado al cómic un rico mundo sobre el que pensar. Nunca hubo tanto en tan poco.

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Última actualización de este artículo: 26 de marzo de 2013

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Pater
14 marzo, 2008 9:31

me acuerdo que me pillé el primer tomito de norma y me gustó mucho, y cuando me quise pillar el 2º no quise hacerlo porque había un defecto en tooooodos los ejemplares y no hubo dios que lo remediase, así que me olvidé de dicho cómic… y ahora descatalogado, pues vaya ¬_¬
si lo reeditan me lo compro fijo, así que paciencia, ¿no?
saludos^^

Phantomas
Phantomas
Lector
14 marzo, 2008 12:22

Una de las mejores reseñas, tal vez… Aunque no me he enterado bien de como iría la cosa en caso de haber existido El hombre Indestructible. Y Morrison hizo toda su etapa de la JLA antes de el especial de Tierra-2.

Y joder, no me había fijado en eso de los colores inversos a los del Arbol de la Vida. Habrá que releerselo y fijarse. Este tipo de chuladas son algunos de los motivos por los uqe Morrison aporta algo más en sus comics que otros autores.

Por lo demás, de acuerdo contigo en los tres puntos principales. Morrison siempre juega con el potencial de la humanidad para convertirse en dioses. Es algo muy presente en sus trabajos como Invisibles, Animal Man, Vinanarama (guiño, guiño)… También por eso me parecia muy suya (y acertada) la idea de convertir a los héroes clásicos de DC los Nuevos-Nuevos Dioses.

Y esa posibilidad de los dioses en escala, siempre me la he preguntado desde pequeñito. Recuerdo (momento Abuelo Cebolleta) que jugaba a putear a las horminas en el pueblo de mis abuelos, cual demiurgo infantil, y pensaba si nosotros seríamos como hormigas para otros seres, tan insignificantes que en el día a día no te fijases en ellos, salvo tal vez para jugar a su costa. Y estudiar Química y conocer (algunas de) las distintas escalas en las que nos movemos no ha hecho que se me vaya la idea…

Por otro lado, aparte de Jeckil y Hide, también debería ser obligatoria una referencia a Frankestein, tanto en el jugar a ser dios y la rebelión de nuestra criatura, como en que debemos buscar nuestro verdadero «ser». Y en cuanto a la necesidad de la revolución como medio de evolución, no seré yo quien la niegue, aunque me alegro de no haber estado presente durante la Revolución Francesa (claro ejemplo de esa necesidad).

Y como último punto de este largo comentario, yo me acorde de La fuga de Logan leyendo el comic, me ha hecho gracia verlo en el post, y a mi me parece que sí funciona como contrapunto de la Hermandad Invisible. De hecho, plantea la necesidad de la existencia de las dos fuerzas opuestas para permitir la evolución de la raza. Es necesario que existan orden y caos, razón contra imaginación, jedis y sith, etc. El problema viene cuando una de esas fuerzas arrincona a la otra (bueno, lo dejo que empiezo a disiparme mucho)…

Phantomas
Phantomas
Lector
14 marzo, 2008 12:26

Escribire mil veces correctamente Dr. Jekyll y Mr. Hyde

Escribire mil veces correctamente Dr. Jekyll y Mr. Hyde

Escribire mil veces correctamente Dr. Jekyll y Mr. Hyde

Phantomas
Phantomas
Lector
14 marzo, 2008 13:03

No he leido Flex Mentallo, no puedo opinar, pero veo mucho más lógica la primera opción que el mezclar un spin-off de la Doom Patrol (que a mi no me termina de convencer, ya pueden apalearme), con Los Invisibles y El Asco.

Por lo demás, ¿nunca has jugado a poner un petardo en la entrada del hormiguero?¿O a provocarles una inundación, un terremoto/tormenta de arena?¿Y a tirar a una hormiga a la red de una araña para ver que pasaba? Pero bueno, veo que no soy el único niño transtornado, porque lo de la avispa es genial…

En cuanto a lo de la Revolución Francesa, totalmente de acuerdo. Es necesaria, como cualquier otra revolución que haga avanzar la Historia, pero menuda putada si te toca por medio. Y, sobretodo, si en esa vida eras de la nobleza 😛

Y lo divertido de la dualidad es que, realmente, no existen héroes y villanos, ya que ambos son necesarios para que avance la historia. ¿Es más héroe (aunque sea con el «anti» delante? King Mob o el agente Feely?¿Es Judas un traidor, o el único con los arrestos para hacer lo que era necesario (sin él no hay historia)?

Phantomas
Phantomas
Lector
14 marzo, 2008 13:05

Y que aparezca Cannonball (por cierto, el que te agrego al msn el otro día fui yi) de una vez, para otra genial charla a tres…

Cannonball
14 marzo, 2008 13:55

Aqui estoy, despues de pelearme toda la mañana con el ordenador, formatear y todas esas cosillas.

Lo primero, leete Flex Mentallo, porque es una pasada, de lo mejorcito del escoces y encima esta dibujada por Quitely ¿que mas se puede pedir? Ademas, se puede leer libremente sin tener ni idea de la existencia de la Doom Patrol. Y si, se puede entender que diga que la trilogia la forman Flex Mentallo/los Invisible/El Asco, porque tienen bastantes conceptos comunes.

Y hablando propiamente de «El Asco», aunque sirve de perfecto contrapunto a «Los Invisibles», yo siempre he pensado, o me gusta pensar, lo mismo da, que realmente cierra un ciclo que se inicio con «Animal Man», porque, a diferencia de este, Ned Slade y cia escriben su propia historia

Cannonball
14 marzo, 2008 13:56

Tomo nota de lo del msn, aunque no lo puedo usar mucho porque apenas tengo tiempo XD…

Adam Strange
14 marzo, 2008 14:03

a quien quiera ver las portadas esta es la direccion de segura inc.

Phantomas
Phantomas
Lector
14 marzo, 2008 14:04

Pero para lo de Flex Mentallo, el único medio disponible es la mula, ¿no?

PD: el msn yo tampoco lo utilizo mucho, pero por si coincidíamos algún dia…

Cannonball
14 marzo, 2008 15:27

Yo lo pille por Ebay, aunque hay que estar dispuesto a pagar su precio en oro

Cannonball
14 marzo, 2008 15:53

Bueno, pues para discrepar un poco, a mi la Doom Patrol me parece una serie por encima de la media, si exceptuamos el apartado grafico… aunque entiendo que el surrealismo que destilan sus paginas puede ser demasiado incluso para el lector habitual de las obras de Morrison.

Y gracias por dedicarme el articulo, si te aburres te sugiero otras cosillas para reseñar XD.

Cannonball
14 marzo, 2008 17:04

En muchos aspectos, creo que lo has clavado, aunque personalmente creo que «El Asco» ofrece un discurso mas solido, con un cierto regustillo orwelliano, y mejor articulado (sobretodo estructuralmente) que en «los Invisibles». Y, metalingüisiticamente, es uno de sus trabajos mas elaborados y originales…

Sergio Robla
Autor
14 marzo, 2008 17:25

De hecho creo que el problema de Doom Patrol es ese: es una obra sin segundas lecturas, sin referentes, siempre explícita, a veces demasiado, llegando a convertir conceptos en entes. Es locura y caos. Él se lo pasó bien, eso se nota. Pero más allá…

Lord_Pengallan
Lector
14 marzo, 2008 17:45

Menuda caricaturización de la Historia y demostración de que esta, en el siglo XXI, aún se estudia bajo principios decimonónicos. Pero eso no tiene nada que ver con el tema y esta dicho con todos los respetos.
«Lo de la Revolución francesa… evidentemente es nefasto para el que la toca vivir. » No me resisto, vivir los años de la Revolución fue más nefasto para los campesinos revolucionarios (que anti también los hubo) absolutamente oprimidos y explotados por el llamado Antiguo Régimen, que haber continuado sus vidas igual?
En fin, yo creo que para redondear el post falta la clave mítica. Yo creo que para leer a Morrison hay que acudir antes al mito que a la Ciencia. No es casualidad que los 7 soldados este inspirado en la mitología celta.
El mundo mítico esta construido por elementos antitéticos en constante dialéctica que se puede resumir en la lucha caos/antisocial contra el orden/sociedad. Que es de lo que habla Morrison (desde su perspeciva personal y una mirada posmoderna) en los comics que habéis mencionado.
Más que la divinización o apoteosis del hombre no estaría hablando Morrison de un proceso de trascendencia y ascensión? Esto es, superar la humanidad-mortalidad y llegar al cielo donde habitan los dioses. Un poco como lo que dicen las filosofías-religiones orientales y la filosofía neoplatónica tan del gusto de Morrison. No habla Morrison más del intento de unirse a Dios, de volver al origen que de convertirse en uno? No es una pregunta retórica.

Cannonball
14 marzo, 2008 18:19

Yo creo que, al menos en «el Asco», el discurso es mas nietzscheano, en tanto los protagonistas niegan el determinismo divino y asumen la responsabilidad de sus propias acciones

Phantomas
Phantomas
Lector
14 marzo, 2008 18:42

Hombre, sinceramente Pengallan, no creo que ni José ni yo hallamos caricaturizado la Historia.

Y oye, que quieres que te diga, personalmente no tengo ningún interes en vivir en mis carnes una Revolución que suponga un cambio tan drástico como para alterar el orden establecido o estatus. Porque, a pesar de que ideológicamente me gusta la idea, soy un burgués de mucho cuidado.

Y yo creo que Morrison sí habla de la divinizaión del hombre. No sólo desde el punto de vista de trascendencia, sino incluso desde un punto de vista de creador. De hecho, algunas filosofías consideran que somos nosotros los que modelamos la realidad a nuestro alrededor, a través del pensamiento. Y en obras como Animal Man está claro que él mismo es el dios que maneja los hilos del destino de Buddy.

Phantomas
Phantomas
Lector
14 marzo, 2008 18:48

Y José, tengo dos contra dos: a favor V y La cosa del Pantano, y en contra Lucifer y Shade (la primera sin comprar y de la segundatengo 3 o 4 tomos en la lista de pendientes, y en función de si me gusta o no seguir pillandolos).

¿Al final te has pillado The Extremist? AL final, entre los dos, me hareis picar para comprarlo via internet… ¡Cabrones! 😛

Cannonball
14 marzo, 2008 19:09

>>Y yo creo que Morrison sí habla de la divinizaión del hombre.

Yo disiento XD, porque Morrison nunca presenta a Dios como un absoluto, sino como el demiurgo o, en su defecto, visiones panteistas, que no son mas que el reflejo de las potencias del hombre.

Phantomas
Phantomas
Lector
14 marzo, 2008 19:27

Vale, acepto que no utiliza el término de dios en sentido abrahámico de «único», como creador y señor absoluto (ambas cosas de forma conjunta y simultanea), sino que utiliza concepciones panteisticas. Pero no por ello deja de ser una divinización del hombre.

Phantomas
Phantomas
Lector
14 marzo, 2008 20:08

Venga, tres a favor de que está mejor estructurada, mucho menos dispersa que Los invisibles.

Volviendo al tema, el hecho de la divinización no es sólo visible en El Asco. También es la conclusión clara que yo saco del final de Los invisibles, Vinanarama, Animal Man…

Y la democracia ya se sabe, es el «menos malo» de los sistemas, pero, por dios (o por nosotros mismos), ¿cómo podía valer lo mismo el voto de mi abuela de 83 años y que pasaba de toda actualidad política lo mismo que el mio?

Aunque bueno, mi abuela era de Soria y por tanto Cannonball nos puede dar algún discurso sobre si su voto vale más, menos o lo mismo que el de uno del barrio del Pilar XDDDD (para pillar la referencia me remito al foro de política de Dreamers)

PD: Lo de la Revolución francesa, a mi modo de ver, no merece la pena darle más vueltas. Por cierto, ese tipo de cifras dejan de tener sentido cuando se visita Auschwitz, o cierta sinagoga de Praga donde están grabados todos los nombres de los judios fallecidos durante los años del nazismo, y se da uno cuenta de la magnitud real que hay detras.

Lord_Pengallan
Lector
15 marzo, 2008 0:58

Bueno, que lo de la caricaturización no iba por lo de la Revolución, iba por la visión simplista de Historia como progreso del hombre y la revolución como evolución.
Comprendo que era difícil que no os defendieséis de mi comentario, pero esto no es un tema para discutir en el exiguo espacio de un comentario en un blog? sobre comics.
«personalmente no tengo ningún interes en vivir en mis carnes una Revolución que suponga un cambio tan drástico como para alterar el orden establecido o estatus.»
Ajajá! Lo sabía ZN es un nido de burgueses, tradiconalistas y conservadores. 🙂
«yo me quejo de su falta de respeto para con las cifras de muertos y el carácter marcadamente romántico con el que analiza la Revolución.»
Me parece que deduces demasiado de una mísera frase.
«Que sí, que es cierto, que vino muy bien… pero oiga, infórmese de la que lio Fouché en Lyon durante los primeros días de la Asamblea» etc.
Qué te hace pensar que no lo sé? Qué no te doy la razón o el qué? Tu opinión me parece bien pero es sesgada. De tus palabras se podría deducir que la Revolución fue un hecho aislado de influencias exteriores. Muchas de las cosas que dices se explican porque la Revolución vivió inmersa en un contexto internacional hostil, el cual no justifica, pero explica el porque las cosas ocurrieron así. En aquella época o defendías tus ideas a sangre y espada o te despedías de ellas y de tu vida. Era otra época y se hacían las cosas de otra manera. Si las monarquías no se hubiesen unido una y otra vez para combatir la Revolución seguro que la historia no habría sido la misma. Y qué pasa porque muriesen millones (contando los muertos de toda Europa desde 1789 a 1815)? Hubiera sido mejor que por evitarlo, mucha gente siguiese con una vida mísera y que nos hubiesen legado su absolutismo? Estamos hablando de hechos humanos luego no perfectos, llenos de fallos y cosas que A POSTERIORI son evidentes que fueron decisiones erróneas. Por no hablar de que mucha gente en los 2 bandos dió su vida gustosamente por lo que creía que era mejor.
«Visto así es una cifra, pero trate de leer sus nombres uno por uno a ver cuanto tarda. El pueblo francés no conservó la paz ni el convencimiento de poder tener la cabeza sobre los hombros desde que estalló la mismísima Revolución.»
No digo que lo pasaran bien, habría gente que si y gente que no. Seguro que mucha gente vivió el día más feliz de su vida el día que guillotiron al noble que le había estado puteando toda su vida y seguro que el día más feliz de la vida de Napoleón fueel día en que se coronó emperador. No todo fue sufrimiento y muerte. Lo único que pasa es que leyendo vuestros comentarios me da la impresión de que deseáis que no hubiese ocurrido. Que pensáis que la mayoría siguiese con su vida de mierda para que nadie muriese (cosa que al final les iba a pasar).
«Y es algo que dije la semana pasada: la democracia sin información y conocimiento es una mentira;»
Esto no entiendo a que viene, no sé si me estas llamando necio e ignorante o que para tener esta democracia mejor que no hubiese habido Revolución. Sea como sea, la Revolución no se llevó a cabo, al final hubo que contemporizar y llegar a un compromiso entre los radicales y los conservadores. Quizás por eso estamos como estamos.

Cannonball
15 marzo, 2008 8:08

Por cierto, se me olvido comentarlo ayer, «El Asco» fue inicialmente una propuesta para el personaje de Nick Fury dentro del sello Max

Cannonball
15 marzo, 2008 8:42

>>El problema de la óptica Nietscheniana es que los nietzschenianos son ateos… consideran la moral un convencionalismo represivo. Pero en El Asco los dioses existen; otra cosa es preguntarse ¿dios con respecto a qué?

Si, son ateos en el sentido estricto de la palabra, pero la cosa no es tan sencilla XD, la negacion de Dios como forma absoluta de la esencia humana posibilita al hombre el camino de la ascension, porque en cada hombre puede esconderse la potencia de Dios, se niega su exsitencia para poder asumir la plena responsabilidad de las acciones propias y se niega la moral para romper cualquier limite impuesto a la voluntad; Y eso sin entrar en el territorio de la vuelta al mito sobre el logos…

Y en «El Asco» si existe un demiurgo que es claramente Grant Morrison, una mano puesta al servicio de los personajes, que escriben su propia historia, algo que quedamente patente en la ruptura de la cuarta pared, donde se expone abiertamente que los personajes son algo mas que las tradicionales creaciones bidimensionales, han adquirido tridimensionalidad por obra y gracia de la libertad. Metalenguaje en estado puro

Phantomas
Phantomas
Lector
15 marzo, 2008 9:20

«Hubiera sido mejor que por evitarlo, mucha gente siguiese con una vida mísera y que nos hubiesen legado su absolutismo?»

Yo es que no sé de donde deduces tú eso. Vamos a ver:

Celso –> «Y en cuanto a la necesidad de la revolución como medio de evolución, no seré yo quien la niegue, aunque me alegro de no haber estado presente durante la Revolución Francesa (claro ejemplo de esa necesidad).»

José –> «la Revolución francesa… evidentemente es nefasto para el que la toca vivir. Pero se hace necesaria si lo que estás analizando es la Historia y puede que, hasta sea positiva»

José (again) –> «Que sí, que es cierto, que vino muy bien… »

O sea, que queda claro que o no nos lees, o no entiendes lo que decimos. Y, personalmente, creo que es lo segundo, porque estamos hablando de que las revoluciones son necesarias para evolucionar socialmente , alterando el estatus preestablecido, que es de lo que habla esta obra. Porque tampoco creo que nos estemos refiriendo a la Historia desde una óptica de «progreso del hombre».

Y bueno, que soy un burgués ya es algo que he dicho yo mismo. Lo que pasa es que yo lo reconozco abiertamente… 🙂

Phantomas
Phantomas
Lector
15 marzo, 2008 9:23

Cannonball, pero entonces, ¿Morrison sería un deniurgo o un autentico dios (creador y todopoderoso) para los personajes?

Cannonball
15 marzo, 2008 9:48

Un demiurgo, puesto que es el principio activo de su mundo, su creador y… poco mas, no se le presupone ningun otro atributo divino.

Cannonball
15 marzo, 2008 21:04

Me he debido expresar mal (nunca madrugueis un sabado XD) porque no considero que «el Asco», ni en general la obra de Morrison, sea vocacionalmente nietzscheana, aunque muchas veces pueda ser interpretada desde esa perspectiva, en gran parte debido a eclecticismo selectivamente permeable que desprende la obra del escoces, y tambien a que Nietzche es el primer autor que habla claramente de la muerte de lo real, y de eso hay mucho en la obra de Grant Morrison.

>>en El Asco Morrison es un Dios todopoderoso que se hace pasar por demiurgo para exponer el hecho de que él mismo puede ser títere en lo planes de un demiurgo que a su vez sea pieza de otro demiurgo y así al infinito. Pero no por ello deja de ser todopoderoso con respecto a su creación.

Pero es que en «el Asco» Morrison no solo es el titere de otro demiurgo, sino de su propia creacion, que ha tomado las riendas de su destino y actua sin su consentimiento.

>>Respecto a Nietzsche… en tu párrafo hay una inconsistencia

Si, pero eso es debido a que yo me he expresado mal (repito, nunca madrugueis un sabado), para Nietzsche, todos los aspectos que le otorgamos a Dios son en realidad potencias del hombre, que se niega a asumirlas como propias; la negacion de Dios es, por tanto, el primer paso de la ascension al superhombre.

ZANTOBLIN
Lector
17 marzo, 2008 13:13

Felicidades por el articulo.
No me pierdo cada viernes la sección VERTIGO.

Me gustaría decir que acabo de terminar una más o menos completa estadística de los Premios EISNER y VERTIGO en mi blog.
Invito a todo el mundo a que se pase y haga los comentarios que quiera.
el blog es: devertigo-zan.blogspot.com

Derkesthai
Derkesthai
18 marzo, 2012 10:11

Impresionante como siempre! XD con éste, al fin me he podido leer todos los articulos que Jose Torralba ha escrito sobre el sello Vertigo y me quito el sombrero completamente!
los comentarios además son una delicia, por el nivel de interés y el tono respetuoso! realmente un lujazo que se agradece!
EL ASCO es de las pocas obras de Morrison editadas en español que no me he leído aún pero lo corregiré esta semana, XD, el tomo recopilatorio de Planeta aún está disponible y no quiero quedarme sin él!
muchas gracias señor Torralba, por la profundidad de sus articulos y la atención que presta a los comentarios, moderando el tono y manteniendo conversaciones casi tan interesantes como el propio articulo!, para una aficionada como yo, en serio le digo que Zona Negativa no sería igual sin sus reseñas, tan extensas y completísimas que suelo releerlas cuando me dispongo a hacer lo mismo con alguna de las obras que comenta, o antes de comprármela!
(vuestra web la he descubierto hace tan solo un añito, ¡aún soy una novata en este lugar pero ya una seguidora fiel! que no conozco otra web en español tan completa sobre el mundillo, aunque reconozco que también soy novata en la red, que solo disfruto en mi domicilio desde fecha reciente)
Muchísimas gracias por el tiempo que le haya dedicado, que seguramente habrá robado de horas de estudio, trabajo o vida personal! lo menos es agradecer que comparta todo este trabajo, porque también lo es, de un modo tan altruista y hacerle saber que no cae en saco roto y se disfruta y agradece realmente! un lujazo sus articulos! mil gracias!