Bendis e Immonen introducen nuevos cambios en la vida de la Bestia

Desde que Gerry Conway y Steven Englehart decidieran convertirlo en una suerte de Doctor Jekyll moderno en las páginas de Amazing Adventures la vida de Hank McCoy ha estado sometida a una constante cadena de cambios que lo han conducido hasta la situación actual. Ya os anunciamos hace un par de meses que Brian Michael Bendis parecía tener entre sus planes someter a la Bestia a una nueva mutación que avanzase un paso más el descenso en la cadena evolutiva que sugiriese Grant Morrison en su día. Uniéndose al final de los primeros arcos argumentales de Marvel NOW!, el quinto número de All New X-Men supone un paso vital en la senda del personaje, que vuelca importantes cambios sobre su existencia. A partir de aquí, SPOILERS.

Desde un tiempo a esta parte, las oficinas de Marvel Cómics se veían enfrascadas en un irresoluble debate cada vez que el nombre de McCoy surgía sobre la mesa. Y es que parte del equipo parecía añorar su diseño de «monete pitufado» de la Edad de Bronce, mientras que una férrea facción consideraba que era mejor dejar atrás el pasado y continuar mirando hacia delante. La solución elegida ha sido una comunión entre ambas posturas y, lejos de tirar por tierra el trabajo de guionistas anteriores, continúan la historia de Bestia justo donde estos la dejaron.

En sus comienzos, Hank McCoy era un postadolescente de genial intelecto, cuyos pies y manos no habrían pasado desapercibidos ni siquiera en Hobbiton. De fisionomía simiesca, sus logros en el campo de la bioquímica le conducirían a ser reclutado por la Corporación Brand, donde su vida cambiaría por completo cuando en pleno frenesí científico, experimentase sobre si mismo convirtiéndose en aquel monstruo peludo y salvaje que recordamos. Su forma iría perfilándose mediante la labor de los artistas George Pérez y John Byrne, derivando finalmente en su forma azulada con melena a lo «Lobezno» que fue tan emblemática durante los setenta y la primera mitad de los ochenta, y tanto se devaluó a lo largo de los noventa.

La llegada de Morrison supondría un nuevo punto de inflexión en su deriva vital, cuando el escocés decidiera acelerar su bestialización un paso más, convirtiendo al simio azul al que a todos nos habíamos acostumbrados en un furry a medio camino entre la Bestia de la película de Disney y el Aslan de El león, la bruja y el armario, también de Disney. Sin dejar de ser una revisión de la trama que trazaran Conway y Englehart 30 años antes, esto sirvió para sacar al personaje de su zona de confort y a la vez plantear un interesante argumento de cara al futuro, sugiriendo que los masivos cambios fisiológicos desencadenados por el accidente primigenio no fueran sino el primer estadio en una caída a través de un darwiniano infierno que podría haber sido fruto de la imaginación de Franz Kafka.

A esta descorazonadora promesa de futuro es a lo que se ha amoldado Bendis a la hora de propiciar un nuevo cambio en la vida de McCoy, forzando su evolución hasta el punto de que organismo fuera incapaz de resistir tan profundos cambios a nivel fisiológico y estuviese a punto de sucumbir, consumido por si mismo. Con el viaje de la Patrulla-X original al presente, el guionista encontraría un puerta para salvar a la azulada Bestia de su anómala condición y de los dibujantes que no parecían ponerse de acuerdo respecto al aspecto que debería tener en su forma más zoomorfa.

Antes de continuar hablando del nuevo diseño que adquiere el personaje en el cierre del primer número de la serie de Bendis (en el que ingeniosamente congrega a las cuatro formas capitales que Bestia ha tenido a lo largo de su historia), os vamos a dar una última oportunidad para abandonar el post si no queréis destripároslo. En caso contrario, no hace falta decir que el diseño ha corrido a cargo del dibujante oficial de la colección Stuart Immonen, quien recibiría la ardua misión de congeniar las distintas posturas del equipo editorial con una reimaginación que dejase satisfechos tanto a los partidarios de la Bestia de Colan, Pérez y Byrne, con los que abogaban por mantener la de Quitely, Cassaday, Dodson y Bradshaw.

Desechando por completo -a Dios gracias- el peinado de «búho«, esta nueva forma física estabiliza al personaje en una situación a medio camino entre su segundo diseño clásico y el tercero. De aspecto verdaderamente simiesco, ya no es un simple tipo con problemas de vello corporal, sino que adquiere unas proporciones bestiales a medio camino entre un espalda plateada y pies grandes. Su rostro conserva ciertos rasgos lupinos por lo que en cierto modo es una forma de readaptar el diseño de los setenta a los nuevos tiempos, eliminando todo aquello que no funcionaba y añadiendo varios rasgos en consonancia de la Bestia de los últimos años. También tenemos un aumento masivo de volumen, pero tampoco es menos cierto que desde hace unos años los dibujantes estaban pasando por completo de aquellos supuestos 300 kilos que pesaba según Morrison, por lo que en cierta manera se antoja como algo adecuado.

Como cabía esperar, la cuestión ha provocado una división de opiniones entre el fandom pudiendo encontrar desde las clásicas voces de indignación hasta otros que se muestran entusiastas por el cambio de aspecto y otros a los que esta vuelta de tuerca no les provoca ni frío ni calor. En el siguiente vídeo puede verse un resumen de como se gestó el tema en la mesa de trabajo de Marvel Comics, con el editor de la franquicia mutante Nick Lowe como uno de los principales defensores de la versión de estos últimos años y a Bendis abogando por el cambio (con el apoyo de Loeb, Slott, Remender y otra vez Slott según parece). Mientras el primero sostenía que el devolver a la Bestia a su segunda imagen clásica únicamente obedecía al sentimentalismo y estaba completamente fuera de personaje, Bendis insistiría aludiendo que su diseño de los setenta era mucho mejor y fue el que realmente hizo cool al personaje.

La voz de la cordura llegaría a través de Matt Fraction, quien según parece propuso que Immonen hiciera su magia y crease un diseño nuevo para ofrecer un acercamiento fresco al personaje. El resultado fue esta nueva apariencia gráfica presentada en el primer arco de la nueva serie de Bendis y el dibujante de Nextwave, y que incluso llegaría a convencer al editor de la línea a pesar de sus reticencias iniciales. Según palabras de Lowe, las discrepancias son algo habitual cuando se trata de una familia tan extensa como su cuerpo editorial, pero generalmente logran resolverse por consenso entre guionistas y editores.

En este caso, él nunca estuvo muy convencido de dejar atrás la labor de Quitely, pero el que lejos de ser un simple retroceso se tratase de un nuevo diseño a cargo de alguien tan talentoso como Immonen, le animó a subirse al barco viéndolo no como un paso atrás en la historia del personaje, sino como un nuevo apartado en el constante proceso de su evolución. Lejos de ser una transformación meramente artística, Lowe avisa que este cambio tendrá repercusiones sobre el devenir del personaje. El cómo encajará con el resto de series en las que aparece McCoy (lease Lobezno y la Patrulla-X o New Avengers) es algo que todavía esta por ver.

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Desde que tomase las riendas de la franquicia mutante de la mano de Axel Alonso, Lowe se ha mostrado sumamente interesado en fomentar la evolución de los personajes. Esto es especialmente palpable en el rumbo que han vivido figuras tan icónicas comomo Cíclope, Lobezno, Kitty Pryde o Emma Frost, más personajes como Hope Summers, Fantomex o Quentin Quire durante estos últimos años. El nuevo cambio en la vida de Bestia supone un nuevo paso en su ajetreada existencia, trayendo vientos de cambio a los más que recomendables All New X-Men de Bendis e Immonen. Como aporte de humor, os dejamos con los diseños descartados según Bleeding Cool.

Fuente: MTv Geek y Newsarama.