Ayer tuvimos la primera parte del especial de Los muertos vivientes y lógicamente ahora tocaría la reseña de al menos un integral, pero no… Hoy es el día de reivindicar la labor de Charlie Adlard, el dibujante regular de la serie de zombis (y que dentro de poco cumplirá el centenar de ejemplares en esa cabecera) y lo voy a hacer con una obra que para mí fue la gran sorpresa del año pasado: Rock Bottom. Y, además, más abajo tenéis otra reseña, aunque menor, porque la semana pasada tuvimos nuestro especial apocalipsis y, por aquellas cosas del destino, al día siguiente llegó a mis manos un tebeo apocalíptico que había salido a la venta en Estados Unidos la semana anterior y que habría encajado a la perfección en el artículo de la semana pasada. Evidentemente, no puedo volver atrás en el tiempo y añadirlo porque tengo el DeLorean en el taller, así que me tomaré una ligera licencia y esta semana os haré un dos en uno.
Rock Bottom
Edición original: Rock Bottom.
Guión: Joey Casey.
Dibujo: Charlie Adlard.
Grises: Charlie Adlard y Paul Peart.
Formato: Cartoné, 120 páginas.
Precio: $19,99.
“Conoce a Thomas Dare… un hombre ordinario que se enfrenta a una circunstancia extraordinaria, ¿Qué harías si descubrieseis que te estás convirtiendo en piedra? ¿Qué elecciones tomarías? Pista: ser un superhéroe no es una de ellas.”
¿Cómo sería el mundo si nosotros adquiriésemos “poderes” como los de los tebeos? Esa es la premisa que Rock Bottom explora al explicarnos la vida de Thomas Dare, un hombre que de repente cae en una enfermedad desconocida: la petrificación humana. Y si la premisa es clara, yo lo seré aún más: odio los cómics en los que se tratan los superpoderes de una manera realista. Siempre fallan en lo mismo, intentan justificar lo injustificable mediante teorías científicas y al final consiguen un relato tan creíble como el origen de la Masa. En serio, los odio. Pero me encanta Rock Bottom. Es la primera vez que alguien da en el clavo en la tan manida pregunta que inicia este párrafo. Según Joey Casey, si nosotros adquiriésemos “poderes” y, más concretamente, la petrificación, en realidad estaríamos padeciendo una enfermedad desconocida que podría en peligro nuestras vidas y las de nuestros descendientes. Por si esto no fuese suficiente, nuestro mundo se iría al garete. Como Thomas Dare, un músico cuya consistencia corporal cambia hasta tal punto que ya no es capaz de tocar un instrumento sin destrozarlo, nosotros nos deberíamos despedir de todo lo que nos gusta hacer. Seguramente deberíamos poner en orden nuestras relaciones amorosas, rompiendo algún que otro corazón. Y si nuestra enfermedad llegase a la prensa, como en el caso de Dare, nuestra vida se convertiría en un infierno por culpa del circo mediático que se levantaría. Si algún día os despertáis con el cuerpo más duro de lo normal y veis que vuestro dedo se ha convertido en piedra, ni se os ocurra leer Rock Bottom porque eso tendría un efecto devastador en vuestras mentes, pensaríais que estáis visionando vuestro futuro y os deprimiríais tanto que ni siquiera os atreveríais a visitar al médico. Si los superpoderes existiesen, el mundo estaría lleno de… (Y dejo la frase inconclusa para no desvelaros el final de la novela, aunque tampoco es que importe demasiado porque esta es una de aquellas historias en las que lo realmente es el cómo se llega y no tanto el adónde se llega).
Efectivamente, Rock Bottom es una buena historia, narrada de una manera magistral, pero es mucho más. Casey no solo acierta en el planteamiento de esta novela gráfica, además hace un tratamiento de personajes excepcional. ¿Hasta qué punto es creíble Rock Bottom? Hasta el punto que puedo decir sin miedo a equivocarme que conozco a Thomas Dare. En serio, en mi mundo ni se llama así ni es músico (aunque también conozco a unos cuantos y también me creo la trama musical de la novela) pero existe, y tiene los mismos complejos que Dare. Trata igual de mal a las mujeres e incluso tiene la misma filosofía de vida. Thomas Dare respira, y seguramente en muchos lugares del mundo. Así de grande es el tratamiento de personajes de Casey. Por supuesto, Dale no es el único héroe de la historieta, y todos sus compañeros de viaje son tan creíbles como él. Todos tienen unas voces diferentes y se comportan de una manera distinta según sus intereses y su manera de ver la vida. Desde el médico hasta la novia, pasando por los amigos. Todos los podemos encontrar en la calle en cualquier momento, eso si no forman ya parte de nuestras vidas. Aunque llegados a este punto debo hacer un inciso. Cuando me empecé a ojear el tebeo, mis expectativas eran nulas (ya os he dicho que odio este tipo de historias), así que lo que me encontré, que para mí fue tan creíble como cercano, lo valoré de una manera extremadamente positiva. Después de leer esta reseña, seguramente tendréis una idea demasiado elevada de Rock Bottom y eso puede jugar en su contra, sobre todo si no conocéis a Thomas Dare tan bien como yo. No quiero decir que yo exagere, porque lo que estoy escribiendo son exactamente las impresiones que tuve al leer el cómic, pero sí os aviso que tampoco estamos ante el Santo Grial del noveno arte. Aunque me quedo tranquilo con lo que os digo sobre Rock Bottom porque, como os habréis dado cuenta, más que decir “me encanta” os explico los motivos por los que me encanta.
Y acabado el inciso, volvamos al tema que nos ocupa, pero ahora a la parte gráfica. Yo a Charlie Adlard sólo lo conozco – que yo recuerde – de Los muertos vivientes (y eso ya es suficiente para hacerse una idea de cómo dibuja, que me he leído casi cien cómics firmados por él), y mi impresión siempre ha sido positiva. Adlard es muy bueno dibujando cómics, tiene un estilo muy elegante y efectivo, pero… en algunos momentos falla en la expresión humana. No sé vosotros, pero en ocasiones (muy puntuales) me cuesta distinguir algunos personajes de la cabecera de Kirkman. Con Rock Bottom, Adlard utiliza un estilo aún más minimalista que en Los muertos vivientes porque las escalas de grises se reservan única y exclusivamente para el protagonista, que va adquiriendo tonalidades de gris a medida que su enfermedad avanza y afecta a más partes de su cuerpo. Por lo tanto, la historia podría ser más difícil de entender, pero no es así, al contrario. En Rock Bottom encontramos al mejor Adlard, con unas páginas muy bien detalladas cuando deben serlo pero que también saben jugar con los grandes espacios en blanco cuando la ocasión lo requiere. Y, sobre todo, Adlard triunfa con la expresión humana. ¿Os acordáis que dije que Dare era creíble? Pues en la parte gráfica lo es aún más. Adlard trata el cuerpo de este personaje (que aparece casi desnudo en más de una ocasión) de una manera magistral, mostrándonos un físico que no es el típico cuerpo diez que vemos en los tebeos de superhéroes. Al contrario, Dare es un hombre con un cuerpo adecuado a su edad, sin musculaturas exageradas y con algún defecto que otro. Y lo mismo que digo sobre los cuerpos se puede aplicar a las caras. Las expresiones de Rock Bottom son casi siempre acertadas, y además los personajes muestran una heterogeneidad en los rasgos (es decir, cada uno de los protagonistas de esta novela es muy diferente respecto a sus compañeros) que nos demuestra que Adlard puede hacer lo que quiera con la fisonomía humano. En serio, el trabajo de Adlard en esta novela es para sacarse el sombrero (aunque también es cierto que el exceso de minimalismo juega alguna mala pasada en algunos momentos, no nos engañemos).
Los pormenores de la publicación
Hoy he empezado la casa por el tejado y ya os he dado las opiniones nada más empezar… Así que ahora os pondré en sintonía con los pormenores de la obra y empiezo con un dato que seguro que os sorprenderá. La edición de Rock Bottom que me he leído yo es la editada por Image Comics en noviembre del año pasado, pero en realidad hablamos de una obra publicada por primera vez por AiT/Planet Lar en tapa blanda en septiembre de 2006. ¿Cómo es eso posible? La respuesta la encontramos en algunas declaraciones de los autores… Según Joey Casey, Rock Bottom “es una historia antigua, y básicamente, el contrato original del libro expiró. De una manera parecida a la edición en tapa dura de ‘The Milkman Murder’ que editaré este verano, Charlie y yo simplemente hemos tenido que ser pacientes hasta que ‘Rock Bottom’ ha estado libre y disponible y, de nuevo en nuestras manos. Personalmente he estado contando los meses que faltaban para que fuésemos capaces de hacerlo, porque estoy orgulloso del trabajo que hicimos. Es una historia muy humana, muy realística, no como el resto de cómics por los que se me conoce últimamente. Así que no puedo pensar de nada más punk rock que dar ‘Rock Bottom’ a cualquiera que haya estado leyendo mi trabajo en cosas como ‘Officer Downe’ o ‘Butcher Baker’ ”. Aunque Casey no lo diga, ahora también es el momento ideal para recuperar esta obra porque tanto el guionista como el dibujante (seguramente más Adlard gracias a Los muertos vivientes) ya han disfrutado de una carrera altamente alabada y son seguidos por muchos amantes de sus historias. Una novela gráfica con Adlard en la portada quizás no venda tanto como algo escrito por Kirkman, pero seguro que llega a más gente que la primera edición que se editó en el 2006.
Ya puestos, me hago eco de otras importantes declaraciones de Casey, en este caso sobre la historia: “Hay una gran cantidad de miedo que queda impregnada durante toda la historia, mucho más de lo que ahora mismo consideraría escribir. No sé dónde tenía la cabeza. No estoy muy seguro de lo que me preocupaba cuando se me ocurrió la idea, por aquel entonces. Claramente, es una metáfora de una
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y eso no es algo con lo que yo tenga demasiada experiencia personal. Pero me intrigaba explorar el tema en algún nivel. Quizá sea mi parte hipocondriaca, que me pide que la escuche. Al menos, es una historia gracias a la cual conseguí quitarme algunas cosas de la cabeza”. Pero no os asustéis, el asunto no es tan negativo como dice Casey. Tal como comenta Adlard “según lo que ha dicho Joey, el libro parece deprimente. Pero, el motivo por el cual me atrajo el guion fue que éste es la historia más inspiradora que jamás he leído. Es el único guion que he leído el primero y he sentido que yo TENÍA que dibujarlo, nadie más”.
Y con una última declaración de Adlard dejamos la reseña de Rock Bottom… “Debo añadir que creo que éste es el mejor trabajo que Joey y yo hemos hecho en nuestras colaboraciones. Es más, iré más lejos y diré que creo que es el mejor trabajo que he visto de Joey (nota: la frase es de marzo de 2012), y es parte del mejor arte que había hecho hasta aquel entonces. Así que si alguien está interesado en BUENOS tebeos realmente debería leer esto. Normalmente no me interesa la auto promoción, pero creo con pasión en este proyecto”.
Ahora pasemos a la segunda parte del artículo…
The End Times of Bram and Ben #1
Edición original: The End Times of Bram and Ben #1.
Guión: James Asmus, Jim Festante.
Dibujo: Rem Broo.
Color: Overdrive Studio.
Formato: Grapa, 32 páginas.
Precio: $2,99.
“¿Qué harías si quedases atrapado en los bíblicos últimos días? Después de que el Cielo rapte al total bastardo Bram Carlson en un ‘error clerical’… ¡lo envían de vuelta y él inmediatamente utiliza el Armageddon para su propio beneficio! ¿Puede su ansioso compañero de piso Ben salvar a Bram de él mismo y de las crecientes fuerzas del Armageddon?”
Eso es justamente lo que faltó la semana pasada en el especial Apocalipsis: la muerte bíblica. Lástima que este cómic saliese a la venta tan cerca de la fecha de publicación del artículo. Pero no importa, que yo aprovecho que seguimos con el tema apocalíptico para tratarlo… Y vuelvo un poco a lo de arriba, este tebeo es otra de las sorpresas de estos meses, aunque por motivos completamente diferentes. Ya veréis. The End Times of Bram and Ben es una miniserie de 4 números que parte de una premisa bastante original dentro del manido género apocalíptico. Resulta que el fin del mundo se acerca y los del Cielo han decidido separar a los “buenos” de los “malos” llevándose allí arriba a los “buenos” y dejando aquí abajo a los “malos”, pero cometen un error. “Raptan” a uno de los “malos”, confundiéndolo con alguien que se llama igual, y lo devuelven a la Tierra. La cuestión es que aquí abajo nadie sabe lo que ha pasado, los «malos» simplemente creen que la gente ha desaparecido porque sí y, como son “malos” tampoco es que les importe mucho. Pero el compañero de piso del desaparecido sí sabe lo del Armageddon y quiere hacer algo para detenerlo, a pesar de que a nadie de su entorno parece que le preocupe el tema. Más bien a contrario. El «raptado» Bram quiere aprovecharse de ello por todo lo alto (la conclusión a la que llega no tiene desperdicio, pero es el descubrimiento final del primer número, así que me la callo).
The End Times of Bram and Ben es una comedia. El debut de esta miniserie está plagado de momentos memorables como aquellos en los que se explica por qué tal o cuál personaje no ha ido al Cielo, o las locuras de los amigos de los protagonistas, que algunos parecen salidos de una mala película de humor norteamericana, si bien esta apreciación no es del todo correcta porque este tebeo, a diferencia de muchas de estas películas, sí tiene una buena caracterización. Como en Rock Bottom, los personajes de la última locura de Image tienen voces muy bien diferenciadas (aunque todos tienen ese punto pasota, que está completamente justificado porque… ¿Qué demonios? ¡Son malos y egoístas!).
Si algo caracteriza a The End Times of Bram and Ben es la sorpresa. Este tebeo asombra por tener una premisa original en un género en el que parece que todo ya esté escrito. También se diferencia de los demás en que intenta hacer gracia, y lo consigue. Muchos otros cómics de este tipo recurren al chiste fácil y no se llevan más que una sonrisa, pero esta miniserie llega más allá. Igual hasta consigue dos sonrisas (esto es una broma de cosecha propia y sin gracia, sorry). Pero lo más sorprendente de todo son los créditos. Ahora mismo casi todos conocéis a James Asmus, sobre todo por su etapa en Marvel Comics, pero… ¿quiénes son Jim Festante y Rem Broo? En el tebeo figuran como creadores de la miniserie, pero… ¿alguien se ha leído algún otro tebeo suyo? No creo, porque a mí me consta que ésta es su ópera prima. Siendo este el caso, cuando abres el cuaderno no sabes qué te vas a encontrar. Igual algo bien escrito pero con un dibujo horroroso, o lo contrario, o un horror de proporciones bíblicas, o el mejor cómic que te hayas leído nunca. The End Times of Bram and Ben tampoco es esto último (ni el resto de cosas), es un tebeo muy bien escrito y dibujado que te ofrece un buen rato…
Y ya para terminar, hablemos del apartado gráfico. Esta miniserie es curiosa hasta para eso. A pesar de tener una portada horrible (al menos para mi gusto, la del primer número no está a la altura de las del segundo y tercero que os he incluido más arriba), el interior está muy bien dibujado. Rem Broo tiene un estilo elegante y bastante personal, con un buen uso de las líneas, unos exteriores muy bien hechos y un buen catálogo de caras. Lo raro es que en ocasiones reconozco figuras y posiciones típicas de los mangas, en otros momentos me vienen flashes de la obra de Simon Bisley y en algunas páginas veo un tebeo experimental independiente. No sé si el/la dibujante (lo siento pero no sé si Rem es nombre de hombre o de mujer) es un genio de muchos recursos o simplemente está en esa época de experimentación de los inicios… Sea como fuere, Rem promete, y mucho. Y si no lo creéis, aquí tenéis estas páginas de muestra:
Y ya con esto nos despedimos hasta el noticiero del viernes.
Gran articulo Enrique, enhorabuena, respecto a Adlard dejaré la ironía a un lado y diré, Charlie Adlard es un dibujante mediocre.
Habeis conseguido que pique con Rock Bottom. Los garifaldes de editoriales como Planeta y otras deberian seguir vuestros post y reseñas para tomar nota del interes del aficionado para animarse a publicar obras como estas, muy interesantes. A ver si se interesan por esta en particular.
Seguro que tiene a alguien infiltrado en ZN en los comentarios.