Capitán Meteoro: Introducción

Cuando se me propuso, hace ya algunos meses, incorporarme a este proyecto global, a esta Zona Negativa que tan positiva nos parece a muchos, escribiendo de vez en cuando algún artículo, me encontré con un dilema que, por aquel entonces, parecía de complicada solución… Me pareció un honor que alguien (en este caso Raúl), me hiciera tal ofrecimiento y, sin embargo, albergaba profundas dudas de que lo que yo contara pudiera interesar a alguien. Sinceramente, me siento un amante más de los tebeos, y lo de exponer mi alma de aficionado, aunque fuera en un lugar que me ha tratado tan bien, nunca terminó de convencerme del todo… Sin embargo, de nuevo, la providencia (en este caso el Dios de los comics), se ha vuelto a apiadar de mí.

Hace poco más de una semana recibí noticias de un viejo y querido amigo mío que por esos avatares del destino ha terminado afincándose y trabajando en los Estados Unidos: se trata de Vicente Cifuentes. En otra ocasión contaré el proceso entero… si es que a alguien le interesa. El caso es que a través de él ha llegado a mí un material que, creo yo, sería de gran interés para cualquier buen aficionado. Diría más: por algún motivo, ha caído en mis manos un tesoro que quiero compartir aquí con vosotros (he debido de ser muy bueno en otra vida….). Se trata de una serie de archivos (reproducciones de escritos, dibujos, cartas, fotos e incluso facturas….), que en su día pertenecieron a Vincent F. Martin, editor, guionista y creador, entre otros, de personajes tan célebres como el Capitán Meteoro, Tozeur el Hombre de Ceniza, Cornelius “Conan” Wild o el Doctor Odran… Se me ha encargado un trabajo que para alguien como yo no es trabajo, es más bien una suerte de entretenimiento que nunca podré terminar de agradecer: pasaré los próximos meses de mi vida empleando parte de mi tiempo en realizar un estudio sobre la figura y la obra de Martin. Hasta entonces, he pensado que sería buena idea el que, al igual que yo, pudierais disfrutar aquí de algunos de sus textos. Dado que todavía estoy empezando a ordenar el material no seré riguroso a la hora de presentarlo. Me regiré por un criterio caprichoso, basado más en gustos personales que en órdenes de cualquier tipo…

Vincent fundó en 1930 Phoenix Publications, luego Phoenix Comics, sobre, nunca mejor dicho, las cenizas de lo que había sido el imperio editorial de su familia. Fue después del crack del veintisiete, tras enterrar a su padre. Partiendo desde la más absoluta humildad, el joven Vincent, se olvidó de publicaciones más “serias” y levantó una empresa sólida, basada en una serie de personajes heroicos, tal vez minoritarios y algo menos conocidos hoy en día (sobre todo en nuestro país), pero que se han mantenido en la memoria de muchos buenos aficionados durante años.

Última encarnación del logotipo corporativo de la editorial Phoenix Comics,
diseñado en la década de los ochenta. Este nuevo icono sustituyó al clásico
creado por Martin, apareciendo en un número muy reducido de portadas
debido al cierre definitivo de la editorial.

Aparte del puro interés documental, de reflejo de una época, de las creencias, deseos y anhelos del autor, motivo que ya justificaría la publicación de parte de este material, estos documentos son singulares por el simple hecho de contener lo que contienen y por la forma en que fueron concebidos. No olvidemos que Martin, además de un gerente excelente, fue un hombre con unas convicciones y unos valores artísticos tan firmes como singulares. Durante más de treinta años, ya digo, alternó su labor de editor con la de guionista, y pasó, por ello, a formar parte fundamental de la historia del noveno arte. Sin embargo, estoy seguro de que os sorprenderéis (como lo hice yo y algunos otros antes que yo), al leer los renglones que más abajo se reproducen. Parece ser que Martin nunca llegó a escribir un guión al uso. Redactaba sus historias como pequeños cuentos (o novelas), que luego leía en persona a sus colaboradores, no sé si por una preferencia personal, por capricho, o porque su estatus de editor le permitía trabajar de una manera que quizás no hubiese sido tolerada en otro. El caso es que, con ese material como base y tras largas conversaciones con dibujantes y coloristas, los empleados de Vincent terminaban por dar forma a sus ideas, fraguándose así algunas de las páginas más memorables y originales que la industria haya visto nunca…

Así que me he permitido el lujo de tomar algunas de esas historias y componer con ellas mi propio diario del Capitán Meteoro… No es gran mérito, estaba todo en la imaginación de Martin, y por eso lo he tomado más como un juego, como una especie de regalo que me ha sido concedido, con el que me he divertido, y con el que espero que os divertáis, a partir de ahora, también vosotros… Perdonan el atrevimiento, muchos pensaréis que he sido un osado, casi un sacrílego, pero espero que me concedáis el indulto… Si amáis los tebeos tanto como yo, seguro que lo haréis…

No quiero aburriros más… El interés está en las historias de Martin. Sirva esta introducción para centrar al aficionado más despistado, o para poner un marco al colorido cuadro que, de aquí en adelante, y pintado casi exclusivamente con palabras, vais a contemplar…