Tumbita

Aunque parezca mentira, hubo un tiempo, y no hace tanto, en que toda la información que se podía obtener del material publicado en España estaba contenida en el mismo tebeo físico. Sin Internet, y en manos de editoriales no demasiado escrupulosas, los lectores debíamos hacer cábalas, cuando no directamente fantasear, con el recorrido de nuestros personajes favoritos. Así las cosas, en los tardíos ’70 los aficionados a los héroes en pijama teníamos una empresa de referencia: Ediciones Vértice. En parámetros modernos, aquello era un caos. Quien crea que las editoriales modernas se inventan formatos y cronologías debería echar la vista atrás y examinar aquellos libritos que reducían tamaño, remontaban viñetas y prescindían del color, entre otras varias lindezas. La compañía fue corrigiendo errores y el volumen 2 ya se acercaba razonablemente a su modelo USA, aún conservando ciertas peculiaridades. Una de ellas fue la inclusión de una tira cómica, Tumbita, en las solapas.

Tumbita fue una creación temprana de Antonio Vila López, más conocido como Tunet Vila, para las Selecciones Ilustradas de Josep Toutain. El editor no confiaba en el personaje, por lo que quedó aparcado hasta que Tunet Vila fue fichado por Ediciones Vértice en 1970. Su nueva casa fue considerablemente más receptiva al humor inocuo de este esqueleto. La tira fue un éxito y aún hoy es recordada por los ya talluditos niños de entonces, lo que no deja de ser meritorio si observamos que, realmente, los sketch son bastante repetitivos y los chistes tampoco van más allá.

Tunet Vila se esfuerza en un humor amable con abundancia del absurdo y de las situaciones paradójicas, muy de la escuela Bruguera. El gag se distribuye entre dos y cuatro viñetas y suele consistir en un truco de Tumbita para salirse con la suya, lo que habitualmente consigue. El tiempo no le ha sentado particularmente bien. En esta época descreída, la visión ingenua de la vida que representa Tumbita aparece ya bastante superada. Su atractivo, innegable, responde más al filtro de la nostalgia que a valores mensurables. El personaje asume su carácter inofensivo y vividor, ajeno a cualquier convención social, pero habría que exagerar notablemente para ver aquí la más mínima crítica al franquismo o a cualquier autoritarismo. De creer al autor, entrevistado con motivo de la recopilación, su único interés entonces era ganarse «un buen dinero«.

El dibujo es ágil y efectivo, sin apenas fondos, buscando expresividad con los mínimos elementos posibles. La idea de retratar un esqueleto procede del cuadro El triunfo de la muerte, de Bruegel el Viejo, que el autor conoció muy joven. Tunet Vila cita como influencias en su estilo a los hermanos Blasco, Milton Caniff, Figueras, Frank Robbins, Carlos Giménez o Iranzo, pero poco de estos artistas puede apreciarse en los esquemáticos trazos de Tumbita.

Una tira simpática, en definitiva, que tuvo su momento y que devolverá una sonrisa condescendiente a quienes la conocieron de niño, pese a que el tiempo, inmisericorde, le ha pasado por encima como una locomotora. En 2004 la editorial Non Stop! Comics recuperó, dentro de su colección No lo pillo, una selección con los mejores sketch con motivo del Salón del Cómic. Unos años antes El Boletín ya le había dedicado su número 24. Por si no bastase con nuestros ajados ejemplares de Spider-Man, Los 4F, etc.

(Sí, lo habéis adivinado. El motivo de estas líneas es hablar en los comentarios de nuestros tebeos de Vértice) 🙂