Edición original: The Originals (DC, 2004).
Edición nacional/ España: The Originals (Planeta DeAgostini, 2005).
Guión y Dibujo: Dave Gibbons.
Color: B/N.
Formato: Novela Gráfica.
Precio: 12€.
Alan Moore es una estrella tan brillante, su talento tan puro y avasallador, que con frecuencia eclipsa a sus colaboradores, aún cuando al marido de Melinda Gebbie no le duelan prendas en reconocer las aportaciones de sus paternaires (decisivas, a veces: pensemos en la máscara de Guy Fawkes en V de Vendetta, sugerencia de David Lloyd). Sus admiradores decimos entonces, redoblando la injusticia, que Moore extrae lo mejor de sus compañeros. Y es verdad. La injusticia radica en que esos tipos, por sí solos, suelen tener, asimismo, un talento considerable. Repasemos: Alan Davis, Rick Veith, Brian Bolland, Curt Swan, Kevin O’Neil, J.H. Williams III, Eddie Campbell, Bill Sienkiewicz, Klaus Janson, el citado David Lloyd… Sus carreras no se agotaron, ni mucho menos, en sus trabajos con el genio de Northampton.
Es el caso de Dave Gibbons. Quien no sepa que el británico es el dibujante de una de las mejores historias de Superman (Para el hombre que lo tiene todo) y el co-autor de la imprescindible Watchmen que haga el favor de levantarse y marchar al fondo de la sala. Es el efecto Moore. Hasta el día en que se muera será recordado por esos trabajos. Pero es que, además, Gibbons ha desarrollado una carrera interesantísima a ambos lados del charco. En Inglaterra co-creó Rogue Trooper (bajo las directrices de Gerry Finley-Day) y participó en prácticamente todos los personajes relevantes de IPC, incluida una reivindicable etapa en Dan Dare. En USA, tras un mejorable anual de la Legión de Super-héroes se fogueó en Green Lantern, en unos entretenidísimos números guionizados por Len Wein que deberían recuperarse para las nuevas generaciones. Tras Watchmen, ya convertido en estrella, probaría suerte con el otro gran nombre del momento, Frank Miller, en la gran saga de Martha Washington e iniciaría una respetable carrera como guionista con títulos como Los Mejores del Mundo (ilustrado magistralmente por Steve Rude) o Kal (arrebatadoramente dibujado por José Luis García López) que, poco a poco, iría perdiendo fuelle en productos como Batman vs. Predator o su vuelta al universo Green Lantern en la época Johns. Entremedias le daría tiempo a volver al tablero de dibujo para elaborar The Originals, cuidado trabajo como autor completo publicado en 2004 por el sello Vertigo.
The Originals rediseña las viejas rivalidades de Mods y Rockers en un futuro indeterminado muy british, a medio camino de La naranja mecánica y Akira. Seré yo, seguramente, y puede que a Gibbons ni se le pasase por la cabeza (a fin de cuentas, Inglaterra tiene una señora reputación en distopías tenuemente futuristas), pero en los enfrentamientos entre las dos bandas rivales de moteros hay una vibración de Kaneda y los suyos, lo que es buena señal, porque la obra de Otomo, aparte sus indudables virtudes, y que entró como un vendaval en nuestras vidas cuando todos éramos más jóvenes e impresionables, la obra de Otomo, decía, desprende esa cualidad inespecífica tan rara de ver y que denominamos “carisma”. No me iré por las ramas: Akira, más allá de sus virtudes y defectos, mola. Y algo de esa seducción contagia The Originals. La sencillez de su planteamiento se ve arropada por un amoroso diseño, una estilizada propuesta que macera sin reparo envoltorios pop (desde una portada que podría ser la cubierta de un disco de algún epígono del Nuevo Romanticismo a la integración de la experimentación lisérgica heredera de Steranko en los momentos en la discoteca). La narración, engañosamente simple, busca en todo momento una iconicidad cinematográfica, con estructuras recurrentes y simbologías fácilmente identificables (a modo de ejemplo: los dos chavales protagonistas “necesitan” ser Originals -repárese en el juego de palabras, especialmente significativo en la adolescencia- pues pertenecer a la banda es un rito imprescindible para la madurez, aspecto subrayado por la inclusión del símbolo de lo masculino en la propia denominación. No es casual, por tanto, que no haya moteras en el club. Las chicas, como el estatus social, se conquistan a través de la pertenencia al grupo y a la aceptación entusiasta de sus normas.)
Gibbons crea una fantasía pop que es como la respuesta europea a Calles de Fuego (Walter Hill, 1984). Donde los norteamericanos veían un salvador romántico que abandona el escenario cuando sus servicios no son ya necesarios, Gibbons pone a un crápula -de nuevo- no muy distinto de Kaneda, cuya motivación no es la justicia sino la venganza y que se vale de los personajes a su alrededor para sus fines. El apartado gráfico juega con la reveladora contradicción de que este futuro sin especificar quede retratado en blanco y negro, pero no en el blanco y negro puro de la línea y la mancha sobre el papel sino en un blanco y negro de grises semejante al del cine clásico, lo que nos remite inevitablemente a Salvaje (László Benedek, 1954) y a la chulería de Brando, pero también al brillo particular de los dibujos para cascos y motos. Gibbons despliega gran elegancia (casi podríamos llamarlo virtuosismo) en la composición de página, meticulosa, variada y efectiva, huyendo -como buen inglés- de los picados y escorzos violentos caros al mainstream USA en busca de una percepción más natural de la acción. No todo son aciertos: los personajes son arquetipos y el dibujo de Gibbons tampoco apuesta por fisonomías demasiado diferenciadas, sobre todo cuando los retrata con el uniforme de la banda. Ambas consideraciones limitan el impacto de la obra y, aunque sigue puntuando alto, la apean de lo inequívocamente memorable.
The Original fue publicado en España en 2005 por Planeta DeAgostini en un bello tomo en tapa dura de 160 páginas por 12€.
«iría perdiendo fuelle en productos como Batman vs. Predator»
Aquí uno que se lo pasó pipa con ese engendro de chavalín. Es posible que aún esté por algún armario de casa de mis padres.
La historia de este cómic es bastante típica y tópica pero el dibujo y el trabajo de diseño son una virguería. Se nota que Gibbons es dibujante antes que guionista.
Desconocomiento total de la misma. Me pongo a buscarla en breve. No será quizas una obra maestra pero Dave es Dave. Su WatchMen y Martha son unolvidables.
Must have.
Me prodigo poco en los comentarios de tus artículos, Javier, pero que conste que los leo todos. Sin embargo, hoy, tratándose de una obra de la línea Vertigo, no tenía excusa posible: un texto cojonudo. Guardo esta obra como oro en paño. Como dice jorge, es elegante como pocas. Yo también la emparento con Akira, Calles de fuego y, sobre todo, con Quadrophenia; intertexto este, por cierto, que plantea una relación con otra obra de la línea Vertigo un tanto desconocida pese a ser de Brubaker: Deadenders. Sea como fuere, ¡bienvenido a la sección Vertigo de Zona Negativa! Me he tomado la libertad de indexar el artículo en la guía de lectura correspondiente. Desde que empezaste a colaborar con Zona, si de algo tenía ganas es de que uno de mis antiguos (y más interesantes) comentaristas tuviera un hueco en este club tan particular. ¡Un abrazo, Javier! (se me sigue haciendo raro no llamarte por el nick).
Honor que me haces, José. Espero no desmerecer en tan selecta compañía, pues el nivel de reseñas de la línea Vertigo está por la estratosfera. Y más no siendo un experto en la materia.
Es cierto lo de Quadrophenia, en particular en la forma de vestir y en ciertas actitudes. La verdad es que no la recuerdo mucho, lo mismo que Easy Rider. Un día de estos convendría revisarlas, aunque -sospecho- habrán quedado viejunas. Deadenders no la he leído. Y ya es curioso que ayer anduviera haciendo arqueología de Brubaker. ¡Son los taquiones!
Todos coincidimos, además, en el cuidado que ha puesto Gibbons en esta obra, donde los elementos de diseño obedecen a un estudio previo (vamos, que no están puestos porque sí). En cierto modo me recordó a La ley de la calle, de Coppola, también una historia sencilla con una voluntad autoconsciente de trascender el material de partida. Ambas se salvan por la labor estética y ese llamamiento al mito urbano, venciendo el escollo de unos personajes bastante planos y una trama previsible (pero que gusta). The originals también sirve para restituir los indudables méritos de Gibbons en el acabado formal de Watchmen… del mismo modo que refleja que la habilidad de Moore para las dobles (y triples y… ) lecturas no tiene parangón. Dave lo intenta, conoce el mecanismo, pero no es capaz de darle la profundidad necesaria. Y así y todo a ver cuánta gente te escribe y dibuja una impecable obra de 160 páginas que se lee con fruición, sobre todo de un tema como este, que -no nos engañemos- tampoco tuvo nunca demasiado prestigio ni exponentes demasiado meritorios.
Un abrazo, José (y espero seguir viéndote por aquí). 😉
Copia infumable y mala de Quadrophenia con la que Gibbons queria dar un homenaje a su juventud y que solo merece la pena por su dibujo (con ciertas referencias a su trabajo en la saga de Martha Wanshinton de Frank Miller) , pero cuya historia en si, hace que termines odiando al protagonista y desandole que se mate con la moto despues de perder la piernas XP
En el cómic se presenta una inglaterra de los 60 retrofuturista, homologa la inglaterra de la postguerra mundial, donde por un lado están los Originals, que son guais, toman drogas de diseño en los mejores clubs, van perfectamente aseados y siempre ganan las peleas.
Son lo más de lo más, (tal y como se veian los Mods a sí mismos), en cambio, por el otro lado, están los….los…(bueno nunca se sabe como se llaman los rockers en este comic, solo como los denominan despectivamente-Los guarros- !!pero es que a ellos los laman los «afeminados»¡¡), que son sucios, maleantes, racistas, llevan motos malas, se ligan a las tias más feas y no están a la moda porque llevan cupas de cuero (¡¡puagh, escoria social!!) orcos de mordor a los que hay que dar palizas ya bien vayan en grupo o se los encuentren solos (que por cierto en el comic, explicitamente hacen eso, los muy cerdos).
En todo esto está Lel (supongo que acortación de Lelo) que es el Mod…digo el Original perfecto, con su amigo negro, que vive alegres aventuras dando palizas a los «guarros» y tomando pastillones (cosa que curiosamente no coincide con el protagonista de Quadrophenia, esto es, !!que no se molesta en buscar curro porque es un jeta y un vago¡¡), entre discursión y discursión con su acartonado padre.
En una de estas trifulcas, el pardo del grupo, a quien siempre Lel ha tratado como la mierda, la caga y mata a un «guarro» en un pelea… y a estos le parece requetemal (osea que dar palizas de muerte en plena calle…pasa, pero matar…hu, no que eso está mu feo…) por lo que medio marginan al tio y por consecuencia, los «guarros» se vengan (cosa que me parece normal, por otro lado) y matan (de la paliza, no a puñaladas) al colega negro de Lel.
Este decide vengarse asesinando a sangre fria al lider de los moteros (una suerte de Elvis gordo, literalmente) y cargandole el muerto al pringao, para ver si hay suerte y le matan él (todo un hombre de principios chaval…).
El comic termina con un final abierto en el cual nuestro prota decide hacerse un hombre de bien asociandose con un mafioso de cojones y con la novia dejándole porque es un completo gilipollas, la frase Cani de «Tenia 18 años y ya estaba acabao…» resume muy bien toda la historia por la que has pagados 12 pavos y que el de la tienda de comic no piensa devolverte (y lo he intentado, creedme).
La pelicula de Quadrophenia, que dicho sea de paso, deja en bastante mejor lugar a los rockers que a los mods, es un viaje sobre el proceso de la maduración personal a través de los muchos desengaños de la adolescencia. Finalmente el protagonista, que creia que ser Mods era ser lo mejor, se le quita la venda de los ojos y reniega de todo lo que ha hecho hasta la fecha (y le jode la moto a Sting, entre risas y aplausos del público).
En este comic no, aqui los Originals, ni son originales ni ganas de serlo y el protagonista es un niño pijo de los suburvios que se cree la elite social por tomar drogas y hacer el animal.
Un comic realmente prescindible, si alguien me lo compra, que avise.
Un saludo.
Y lo siento por los que les haya gustado, respeto sus gustos y tal… pero es que no….
En cambio DeadEnders si me gusto más y tiene una historia mucho más callejera, más real y personal que la que se presenta aqui.
Un saludo y disculpas de nuevo, por si he molestado a alguien.
Hombre, Bluntman, respeto tu opinión, pero no destripes la historia a los posibles lectores, que bastante cuidado he puesto en el texto para no revelar nada… He editado tu comentario para dejar las zonas más sensibles bajo la etiqueta de Spoiler. Espero que no te importe.
En otro orden de cosas, como ya insisto en la reseña, Lel se parece más a Kaneda (¿no hacía exactamente eso en Akira?) que a los precedentes que citas. No sé si la obra de Otomo despertó en ti esa misma reacción por la «amoralidad» del protagonista.
os enlazo un poco de ese espiritu mod ochentero del que habla jorge para ambientar ambientar el debate:
http://www.youtube.com/watch?v=OrAI_JXA_0A
ja, jaa.
y, de propina, ésta de la primera hornada (de éstos no se acuerda ni ocioso):
http://www.youtube.com/watch?v=QGDkZhPkjYc
@Javier Agrafojo:
No solo no me ha importado que edites mi comentario, sino que considero que yo mismo deberia haber puesto el boton de Spoiler en el mismo. Procurare que esto no se repita.
En cuanto a la comparación Kaneda/Lel, bueno, primero de todo que soy de los que sienten cierta afinidad por los personajes de caracter rebelde (como Johny Roqueta, Buddy Bradley, Raul el Rude, Lobo, etc, etc) que se enfrentan a una sociedad funesta y en contra suya con sus propios medios. Considero que la amoralidad del protagonista es relativa a su situacion.
¿Diferencias entre Lel y el japo de la anfeta en la chupa?
La primera de ellas es que Kaneda en ningun momento deja de ser un pardillo, ya bien sea en el instituto, donde el profesor de educación física les da de yoyas, ya bien sea en la calle las otras bandas o con las tias, que más gañan que un jornalero. Es un motero, el un come anfetas, un delicuente y un broncas, pero en el fondo no deja de ser un criajo ahostiado por la vida.
Es un superviviente nato frente a un entorno hostil, sabe que sin su amigos sus posibilidades en la calle son cero y por ellos sus amigos son su familia, la gente por la que se desvive. Esto se ve claramente en su relación con Tetsuo, un pringao que de repente adquiere poderes y que les traiciona, pero que aun asi sigue intentado salvarse cuando está en peligro de muerte.
Lel no, Lel es un niño de papa obrero que se las da de pijito, trata a los menos «cools» como autentica basura, en vez de darles la oportunidad de mejorar, y solo vive para drogarse y buscar peleas. Un Cani retrofuturista, vamos.
La segunda, y más importante, es que Kaneda, al contrario que Lel, evoluciona, madura, se vuelve menos capullo de instituto y se combienrte en un tipo duro capaz de hacer frente al desastre social y real que es NeoTokio.
Me gusta el dibujo de Gibbons pero la historia, en su momento, me gusto tan poco que incluso llegue a dibujar* una parodia del mismo comic (The Subnormals) una lastima que no tenga scanner o sino os la pasaba.
Un saludo y espero que nadie se haya molestado por mi opinión (o mi spoiler)
*Bueno, dibujar, lo que se dice dibujar….no, más bien a calcar el dibujo porque soy bastante manco 😛
the drummer ha comentado: de propina, ésta de la primera hornada (de éstos no se acuerda ni ocioso)
¿Telegrama? Berto estuvo haciendo la mili en Gijón (no sé como se las arregló) y coincidimos alguna vez tomando cañas en la ruta.
Si hay un grupo mod español que no puede faltar son Los Elegantes. Que fueran los mas conocidos no significa que no pudieran ser tambien los que hacían mejores canciones.
joer abuelo, ahí si que me has matao.
por cierto, que al buscar el tema de telegrama me he topado con el ‘esclavo de la noche’ de la banda del tren, que hacía mil años que no escuchaba, y se me han caido dos lagrimones de la emoción.
En su momento la dejé pasar, ignoro por qué, y después de leer tanto la reseña como los comentarios no tengo claro si de verla por ahí pillarla o no. Parece una obra con mejores intenciones que resultados, pero aún así digna y competente (que ya es mucho más de lo que se ve habitualmente en estas fechas, incluso en el sello vértigo).
En fin, aún a riesgo de salirme del tono de la reseña y mientras me lo pienso, lo que sí que molaría es que re editasen los 12 números que dibujó Gibbons de Green Lantern con guiones de Wein, que son una delicia ochentera.
@jorgenexo:
Gracias por decir que he hecho una buena descripción del comic, pero precisamente no me ha gustado por eso: pone a los Mods como los limpios, los integradores sociales, lo molones y a los Rockers como sucios, tontos y que no saben pelear….
Dave Gibbons hizo este comic en homenaje a los mods, ya que fue uno de ellos en su juventud y se nota en el dibujo elegante, limpio y bien definido cuando se trata de retratar a esta gente y su ambiente, en cambio a los rockers (que ni siquiera se ha molestado de darles un mombre de banda, solo «guarros») los dibuja practicamente iguales, siempre sucios, desarreglados y reciviendo palos a diestro y siniestro. Ya desde la primera pelea parecen más un saco de boxeo que una banda rival.
Eso es lo más me fastidia de los mods: siempre tiene que estar comparandose con los demás, mientras que otras tribus tiene sus propias historias y rollos pseudoculturales…
Y lo que más me carga es el prota, que es un autentico capullo y encima se sale con la suya 😛
Quadropenia: Es más que evidente que lo que se tira por los acantilados de Dover (preciosos, si vais a inglaterra no perdais la oportunidad de visitarlos) es Jimmy el Mod y a partir de ahi sera simplemente Jimmy……….Al menos es lo que entendi.
Tengo Quadrophenia en DVD con la edicion extendida y no me parece que haya envejecido mal para nada, ya que retrata a la juventud de una epoca concreta (medidados de los 60) con mucho acierto el auge y caida del movimiento mod real (duraron del 60 al 65, luego digi-evolucionaron en Hard Mods para terminar constituyendose como los famosos SkinHeads del 69). Cada vez que puedo se la enseño a mis amigos, que junto a peliculas como The Wanders, the Warrios o This is England, la tiene entre sus favoritas de cine pandillero.
Soy bastante aficionado a las historias/culturas de tribus urbanas, si te interesa hay unos cuantos libros sobre el movimiento mod y sus peleas con los rockers ingleses. Este es especialmente bueno, pero solo está en ingles: http://www.amazon.es/Folk-Devils-Moral-Panics-Creation/dp/0631157824
En cuanto a la España de los 80…pues para darnos de comer aparte. En esa decada salto todo aquello que no se pudo disfrutar durante 40 años de encorsetada dictadura, asi que habia mod, punks, skins, heavis, rastas, hippies, etc, etc, bajo el mismo techo. Carlos Azagra, con su Pedro Pico y Pico Vena, hizo uno de los mejores retratos urbanos de lo que se movia por la calle en esa época (y por eso es uno de los mejores autores que han estado en El Jueves, digan lo que digan Monteys, Edgar y compañia…)
Y ya que estamos con la musica: https://www.youtube.com/watch?v=psdlx9p9fC4
Un saludo.
¿Y yo que pese ami declarado modernismo no he leído ni este tebeo ni Deadenders?
Tampoco soy un entusiasta de Quadrophenia, quizás porque la escena revivalista a la cual la peli respondía (Jam, Chords, Merton Parkas, Purple Hearts…). Todo aquello de punksy parkas y tal nunca me ha entusiasmado más allá de canciones concretas y cosas de Paul Weller, que todo se ha dicho con la edad se ha vuelto un tío pesadísimo. Pero desde luego fue clave para la escena española de los 80 con grupos como Brighton 64, Kamenbert, Elegantes… y ya después Los Flechazos, esto ya grandes de verdad y mucho más en su encarnación personal y presente: Cooper.
Un par de cosas obre el asunto subcultural brit. Si se me permite:
http://nevillescu.wordpress.com/2013/03/12/estilo-de-clase-obrera-la-subcultura-en-el-cine-ingles-i/
http://nevillescu.wordpress.com/2013/03/19/estilo-de-clase-obrera-la-subcultura-en-el-cine-ingles-ii/
Va, yo pongo otra de la parte rocker hispana
http://m.youtube.com/watch?feature=related&v=4iO8kDWlJ5I
Pd. Bluntman, muy bueno el grupo… y el nombre del pueblo, ¡¡Calasparra!! Qué grande.
Pd2. Y esta de propina. De los tiempos mozos del Loco. ¡Y como se movía el tipo!
http://m.youtube.com/watch?v=vSRAxe4qlRQ
>>En fin, aún a riesgo de salirme del tono de la reseña y mientras me lo
pienso, lo que sí que molaría es que re editasen los 12 números que
dibujó Gibbons de Green Lantern con guiones de Wein, que son una delicia
ochentera.
http://www.bookdepository.com/Green-Lantern-Sector-2814-v-1-Len-Wein/9781401236892
Si el ingles no es un handicap se ha reeditado recientemente. Yo me lo pille y creo que la nostalgia nos juega una mala pasada. El comic esta bien, pero tampoco es nada del otro mundo. Entretenimiento puro y duro sin mas expectativas, q tampoco es malo. Eso si gibbons esta enorme, como casi siempre.
El 2o volumen en unos 2-3 meses
Lord_Azoth ha comentado: El comic esta bien, pero tampoco es nada del otro mundo. Entretenimiento puro y duro sin mas expectativas, q tampoco es malo.
Bueno, mejor que los de ahora que no entretienen. Tanto barullo de personajes en cada viñeta, tanta muerte violenta, gente vomitando sangre…dejé de leerlo porque no es solo que no me entretuvieran, es que me pillaba unos estreses…
Si, desde luego Ocioso, estyos comics de GL son hijos de su tiempo. Old school total, con sus tramas mas o menos sencillas y un tono un poco naif que se agradece. Es cierto que el oscurantismo y realismo sucio que se ha exendido por la mayoria de las colecciones de las 2 grandes es un poco saturante en ciertos momentos. Por poner un ejemplo, el Batman de Snyder en black Mirror y Court of Owls me ha gustado mucho, mas el segundo que el primero. Pero quizas abunda demasiado en lo morboso y retorcido. Que puede ser interesante y original en ciertos momentos, pero tanto y de seguido, cansa.
El último disco de Cooper es sublime: http://vozdesuamo.wordpress.com/2012/10/02/tras-un-fundido-en-negro-de-mas-de-veinte-inviernos-cooper-mi-universo/
(y aprovecho para colocar la esbilla disquera)
Muy guays sus artículos de subcultura británica, sobre todo ahora que soy adicto a la grandísima serie Shameless (la buena, la original 😉
Gracias, gracias. Esa no la he visto… (ni la usamericana tampoco).
Luego no me eches la culpa…