Reseñas DC: The Movement #1

 

Guión: Gail Simone
Dibujo: Freddie E. Williams II
Color: Chris Sotomayor
Portada: Amanda Conner
Editorial: DC Comics
Formato: Grapa, 32 páginas
Precio: 2,99 $
Valoración:

 

Seguimos con nuestro repaso a la actualidad de DC Comics por medio de todo nuevo número 1 que lanza la editorial, que dada su constante política de renovación son bastantes al año. Este mes, como os contábamos hace poco, debutan dos series…extrañas: The Movement  y The Green Team.  El problema con la comentada política de DC es saber que una de estas dos series sustituye al Yo, Vampiro de Joshua Hale Fialkov, guionista ahora fugado tras el “incidente Green Lantern”. El mercado está como está, y desde los puestos de mando han de tener claro que van a tener muchas series con ventas bajas. Independientemente de que sean o no buenas, series que no tienen a un superhéroe reconocible como protagonista están abocadas a los puestos bajos de la tabla. Por eso Marvel Comics inunda las tiendas con series de Vengadores y mutantes. Así funciona el mercado yanqui. Así pues, conscientes de esta realidad, lo que creo es que deberían darle el “Permiso Especial Vertigo” a aquellas series que tengan una calidad más que buena. Por hay que recordar que series como 100 Balas, Unwritten o tantas otras jamás sobrevivirían bajo el Universo DC. Así pues, si tienes series con premisas parecidas… ¿por qué no darles la misma oportunidad? Al menos Dial H parece que va aguantando, pero esto es, obviamente, más por el laureado currículum de China Miéville que por otra cosa.

Dicho esto, el caso es que aquí está, una nueva serie de Gail Simone. Tampoco quisiera meter más el dedo en la yaga, pero ya sabéis, la guionista que fue despedida de Batgirl y vuelta a contratar al día siguiente ante el “clamor popular”. Parece que en DC quisieron premiar a Simone por su fidelidad con otra serie más. Una que, para regocijo de cualquier guionista, comienza algo de cero con personajes desconocidos. Sin duda, muchos considerarían éste el mejor ambiente para trabajar en grandes editoriales. Lo malo, la inestabilidad de la serie. Sería interesante conocer, eso sí, cuanto del argumento inicial fue mandato editorial y cuanto ideas de la propia Simone. Porque un problema que he ido observando con esta serie es que el camino recorrido desde su anuncio oficial, pasando por las entrevistas previas y hasta llegar a su primer número, es que aquella idea que nos vendieron como “el movimiento Occupy en DC Comics” ha ido diluyéndose con el tiempo. Y seguramente lo mismo acabe ocurriendo con su contrapartida, The Green Team. Pero si obviamos esa parte de “esto no es lo que me dijeron”… ¿Qué tenemos? Pues una ciudad corrupta, Coral City. Una barrio degradado, the ‘Tweens (ahora toda ciudad tiene que tener su propia copia de los Narrows de la trilogía cinematográfica de Christopher Nolan). Y varios adolescentes con poderes. Esta especie de Runaways deceíta lucha contra las injusticias con puños y con teclados, y son conocidos en los medios como Channel M, un grupo de activistas anónimos.

Este grupo es apoyado por mucha de la gente del barrio, que para mostrar su apoyo en ciertas acciones se enfundarán una máscara al más puro estilo del V de Vendetta de los cines. Sólo que con una máscara de diseño mucho menos icónica y mucho más fea. El Movimiento, como se llaman a sí mismos está compuesto por: Temblor, una chica con poderes algo similares a los de Terra; Ratón, el Príncipe de las Ratas; Catarsis, una chica con alas y mucha pegada; y Virtud, la líder del grupo y con extraños poderes psíquicos. A ellos se unirá en este primer número un joven que todavía no controla bien sus poderes. Y más tendrán que ir llegando, por lo que vemos en la portada del cómic. Aunque en este primer número el único caso que vemos es el de la lucha contra la corrupción policial, es de esperar que este grupo tenga objetivos más diversos para el futuro. Si así fuera, en este grupo podría encajar perfectamente Anarquía (Anarky), aquel personaje creado por Alan Grant y Norm Breyfogle y que disfrutó a finales de los noventa de una miniserie y una serie que duró sólo ocho números. Estas lecturas, dicho de paso, son hoy día más actuales de lo que lo fueron en su momento, con su protagonista despotricando sobre banqueros y grandes multinacionales. Aquel era un intento de crear a una especie de V dentro del Universo DC, igual que El Movimiento parecía una forma de crear las inquietudes propias de la sociedad actual dentro de la sociedad ficticia deceíta. Y digo parecía, porque por el momento no lo consigue.

Y no lo hace más por la premisa anunciada que por el cómic en sí. Porque The Movement no es un mal producto. La factura es aceptable y los personajes podrían tener potencial. Pero para eso habrá que conocerlos algo más, ya que aquí poco se nos cuenta de ellos, algo en lo que sin duda ha fallado Gail Simone. Difícilmente uno puede animarse a comprar el segundo número de unos personajes que ni conoce ni empatiza con ellos. Algo que por ejemplo, hizo mucho mejor Brian K. Vaughan en aquellos Runaways.  Si, puede jugarse con el misterio de quiénes son y cuál es su pasado, pero tampoco es que nos den muchas pistas de ello. Y el cliffhanger tampoco es que diga nada en particular. Más que en los personajes, la guionista ha querido enseñarnos un escenario, una maniobra harto peligrosa dada las caídas en ventas que suelen tener estas series en DC. Por lo menos ese escenario está bien tratado por Freddie E. Williams II, que nos muestra un ambiente oscuro y decadente, al que ayuda mucho su colorista Chris Sotomayor. Casi parece la Littleville de Mateus Santolouco (Dial H), aunque con menor índice de acierto en perspectivas y composición de página. Lo peor a mi parecer es mostrar a dos de las chicas protagonistas con caderas imposibles y pechos despampanantes, cuando se supone que rondan los 16 años. No porque no pueda darse el caso, sino porque estropea unos diseños de vestuario bastante acertados y una temática distinta a casos cercanos como The Ravagers, donde encajan mejor esas figuras.

En definitiva, este primer número puede apuntar a algo interesante, pero hubiera sido mejor echar más carne en el asador para no espantar al público potencial. Porque en 6 meses esta serie venderá como lo hacía Yo, Vampiro, y entonces será difícil explicar por qué tenemos ésta y no la otra.