Edición original: Batgirl#1-8, 10-13 (DC, 2011-2012).
Edición nacional/ España: Batgirl (nUDC) vol.1 a 3 (2012-2013).
Guión: Gail Simone.
Dibujo: Ardian Syaf, Alitha Martínez, Vicente Cifuentes, Ed Benes.
Entintado: Vicente Cifuentes, Ed Benes.
Color: Ulises Arreola.
Formato: Tomo.
Precio: 8’95 c/u.
No sé si estarán de acuerdo conmigo, pero la historieta, mal que nos pese, es un medio tristemente machista. Vale que es una afirmación que podemos extender a otras artes y aficiones, como el cine, la literatura o la música pop. Pero todo lo que digamos para esos ámbitos, en el mundo del cómic vale por dos. O por tres. A fin de cuentas, el disco más vendido en 2012 correspondió a la británica Adele. ¿Dónde está “nuestra” Adele?
En más de cien años de historia hemos tenido nombres célebres como Rumiko Takahashi, Marjane Satrapi, Ana Miralles o Posy Simmonds, magníficas artistas con buenas ventas y seguidores fieles. No por casualidad, ninguna de ellas hace superhéroes. Porque lo que he dicho en el párrafo anterior sobre el medio llega ya al punto de congelación en este género. Previsible, dirán, teniendo en cuenta que los supertipos nacieron como fantasías de poder adolescentes elaboradas por autores rechazados en los “medios serios” (prensa, ilustración). Pues no tanto, me permito añadir, si caemos en la cuenta que a día de hoy el lector promedio sobrepasa la treintena y que estos personajes han demostrado una adaptabilidad importante, siendo receptáculos de obras notables y exportándose con éxito a otros formatos.
La mayoría de los personajes femeninos del cómic han sido creados por hombres, lo cual no es necesariamente malo si se trata de Eisner (Sylvia Satin), Foster (Aleta) o Quino (Mafalda), pero sí reduccionista. Porque Satin (el más claro precedente de Catwoman; otro día hablamos de Miss Fury, de Tarpé Mills) rondaba a Spirit, como Aleta a Val, es decir, no son dueñas de su cabecera; y Mafalda es una niña eterna, como lo puede ser el Calvin de Watterson. Otras grandes creaciones, como la Valentina de Crepax, son demasiado “sui generis”, digamos. Como en Doctor Zhivago, cuando Lara lee los poemas que le ha dedicado y dice: “Son hermosos”, el amante contesta: “Eres tú”, pero ella replica: “No. Eres tú”. Son, en definitiva, mujeres recreadas por un hombre. Con toda la sensibilidad que se quiera (véase el adorable elenco de Jaime Hernández para su serie Locas), pero ¿no es una injusticia que la mitad de la humanidad no tenga su propia representatividad?
En el género de los superhéroes la cosa se agrava porque a los condicionantes expuestos se añade la propia iconicidad de las identidades superheroicas, tan poderosas que reconocemos a los personajes por su símbolo y no por sus caras, gestos o maneras, mudables según la época y los gustos del lector. Siguiendo esta premisa, cualquier personaje femenino será básicamente indistinguible de otro, excepción hecha de su atuendo. Pero es que, para más INRI, muchas veces el atuendo ni siquiera es suyo, sino una feminización de una formulación previa, léase Superman, Batman, Spider-Man o Hulk, por lo que ya vienen lastrados de origen. Que yo recuerde, sólo un personaje creado de estos mimbres ha superado en popularidad a su contrapartida masculina: Zatanna (tal vez porque su padre, Zatara, no era sino una mala copia de Mandrake que, ¡lo que son las cosas!, llevaba el rostro de su creador, Lee Falk).
Los que hayan llegado hasta aquí merecen un premio. Les aseguro que he tratado de ser lo más sintético posible, pero es que había que dejar claro el estado de la cuestión. Y la cuestión es que las superheroínas han sido creadas por hombres que pensaban en lectores masculinos y que, no pocas veces, se han limitado a poner un bolso o una falda al diseño original. Descorazonador, ¿eh? Lógicamente, de esta siembra brotó una cosecha escasa. Si dudan de ello, sólo tienen que echar un vistazo al top de ventas de cada mes. Repito: descorazonador, ¿eh?
Lo asombroso del asunto es que, aún con todo en contra, de vez en cuando salta la liebre. O sea: ¿Batgirl? Barbara Gordon fue creada en 1967 siguiendo escrupulosamente los parámetros mencionados. Bill Finger y Sheldon Moldoff, empujados por las exigencias del triunfante show televisivo de Batman, la presentaron en el nº 359 de Detective Comics. Una adaptación del traje del hombre murciélago, como años antes se hiciera con el de Superman para la exitosa Supergirl (a su vez inspirada en Mary Marvel), y aquí paz y después gloria. Como su frecuente aliada, la doncella de acero, Batgirl se insertó en el universo peculiar de su padre putativo. Mientras en las calles se quemaban sujetadores, Barbara Gordon llevaba un bolso para sus batarangs. Probablemente gracias a ello salió elegida congresista, con la credibilidad habitual de los cargos públicos en los tebeos de superhéroes. El personaje era simpático, pero tan insignificante que, ya que había sobrevivido a Crisis en Tierras Infinitas (algo que no podía decir su colega kryptoniana), decidieron dejarla inválida aprovechando una visita del Joker al Comisario Gordon, otro juguete roto en la cuneta de enfrentamientos entre el príncipe payaso del crimen y el señor de la noche.
Paradójicamente, Barbara Gordon (que no Batgirl) salió fortalecida. Si hasta entonces no era más que otra saltimbanqui en los cielos de Gotham, de la noche a la mañana se convirtió en una diosa informática llamada Oráculo, capaz de hackear cualquier sistema en cuestión de minutos. En Aves de Presa estableció lazos con Canario Negro, otro gran personaje de la casa, y se lió con Dick Grayson, el chaval que vuelve locas a todas las lectoras. Se convirtió en un referente único en el Universo DC y en eso que queda tan bien en las entrevistas a los medios de fuera (“un ejemplo de superación”, etc.)
Esta idea, por cierto, fue criticada por Alan Moore, quien sostuvo que nunca pensó que La broma asesina significase un cambio tan radical para Barbara. Lo digo para demostrar que el barbas también se equivoca. Pero, claro, como en DC saben que la salud de su universo depende de las cuatro ideas que les brindó el genio hace casi 30 años, dijeron ¡pardiez! y aprovecharon el cacareado reboot para devolvernos a Barbara Gordon enfundada en su viejo-pero-nuevo uniforme. Negros augurios. Afortunadamente, no hay vuelta atrás (de momento). Vuelve a caminar. Vuelve a ser Batgirl. Pero, gracias a la escritora Gail Simone (entusiasta del personaje y responsable de su destino en una larga etapa en Aves de Presa), la maduración de Barbara no ha caído en saco roto.
En este nuevo universo no ha existido Oráculo. Hace cuatro años recibió el disparo, tres años languideció en una silla de ruedas y recuperó la movilidad hace un año tras una milagrosa operación en Sudáfrica. Desde entonces se entrena para volver a saltar por los tejados y correr tras los malos. Y lo hace. Con miedos e inseguridades que debe vencer. Una pistola le apunta al vientre y se queda paralizada. La bala que le cambió la vida sigue estando presente. No hay contradicción entre esta Barbara Gordon y la que escribieron Chuck Dixon en Batgirl Año Uno o Fabián Nicieza en La gata y el murciélago, esa jovencita con más arrojo que envergadura física. Hay tres años de convalecencia y uno de ardua recuperación. Esta Barbara Gordon no es la mujer que fue, sino la que va camino de ser.
Simone, astutamente, deja crecer al personaje, dosificando la información y los secundarios con las fórmulas de antaño, cuando los tebeos no dependían de arcos argumentales sino de aventuras que se encadenaban orgánicamente dentro de un marco general: la visión del autor. Para entendernos: más el Peter David de Supergirl o Hulk que el Brubaker de Capitán América. Con David comparte, asimismo, el gusto por el humor y una cierta desmitificación del superhéroe, que Simone lleva más lejos con bienintencionadas (aunque tibias) críticas al capitalismo, llamativas en un tebeo de superhéroes convencional… y más de la familia Batman. Argumentos, tramas, secundarios nos remiten a los tebeos del ramo antes de los eventos y la descompresión narrativa que ha matado el género. Esta planificación a largo plazo entraña sus riesgos, no se crean, como demostró aquel despido finalmente revocado. Las preceptivas reuniones de la Batfamilia Simone las resuelve como el Claremont cuando no estaba interesado en la imposición: con el personaje dando una vuelta por ahí sin molestar (ni ser molestado) en demasía. Así, su participación en el embrollo ese de la Corte de los Búhos orquestado por Snyder se salda con un meritorio episodio autoconclusivo que ECC, con buen criterio, publicó en la serie de Batman. Así y todo, la descoordinación editorial asoma en los lugares más insospechados, como el repentino cambio de color de capa del violeta al amarillo; por fortuna, sin mayores consecuencias que la anécdota.
Hasta la fecha en España han salido tres tomos de Batgirl con los números 1 a 13 USA (el 9 en la serie Batman) a razón de cuatro números USA por volumen español. Como soy poco amigo de revelar argumentos apenas diré que la guionista está rodando a Barbara con rivales de perfil bajo creados ad hoc (como hiciera De Falco para que Spidergirl adquiriera su propia personalidad), antes de lanzarla contra los pesos pesados de la editorial. No importa. Lo interesante en Batgirl (también en Spidergirl) es la protagonista y su entorno, el cariño con que Simone va rellenando su mundo con la complicidad de los dibujantes Ardian Syaf, Alitha Martínez y Ed Benes. Syaf no es el ilustrador que yo hubiera elegido, tiene una genuina dificultad para dibujar manos, entre otras carencias, y, sin embargo, le da un sello personal a la serie que se echa en falta cuando no está, por mucho que sus sustitutos le imiten o que Benes le supere en anatomía. La Batgirl de Syaf, menos hermosa que la de las portadas de Adam Hughes, es, sorprendentemente, más auténtica, más coherente con la visión de Simone (con todo, es Alitha Martínez quien ofrece un retrato más fidedigno de la madre de la protagonista).
El rasgo más distintivo y, a la vez, polémico es la voz en off. Accedemos por ella a la incesante cascada de pensamientos de Barbara. Es lo que más me gusta, de hecho. Pero entiendo a quienes puedan quedar saturados por este caudal. Hace veinte años sería incluso poco texto. Para los estándares actuales es una barbaridad y, encima, no tienen nada de literario o épico sino de coloquial y jocoso. Son engañosamente sencillos, porque reproducen la volubilidad e inconsistencia del habla mental. Nada que ver con los recargados globos de texto autoconscientes de antaño que hacían hablar igual a todos. Tampoco con esas máquinas sin alma en que han convertido a los Batman/Lobezno “soy el mejor en lo que hago”. Bien se percibe en este recurso el cariño que Simone siente por su criatura, a la que dota de coraje, inteligencia, vulnerabilidad, orgullo, dudas, comprensión… humanidad. Cerrando el círculo, nada como una mujer para meterse en el cerebro de una mujer.
Al final, todo este fárrago de letras y presunciones sólo viene a envolver una idea: Barbara Gordon es la superheroína mejor escrita de la actualidad. Antes de que me arrojéis los cuchillos: La Wonder Woman de Azzarello y Chiang es mejor tebeo, con tramas más interesantes construidas con habilidad. Diana, en cambio, resulta menos cercana. También Saga es un gran cómic con un maravilloso personaje femenino… de otro género (la fantasía). Me gusta el Levitz de Las mejores del mundo, lo que no es óbice para admitir que si en vez de Power Girl y la Cazadora fueran Hawkgirl y Canario Negro apenas se notaría la diferencia. Así que me reafirmo: Barbara Gordon es la superheroína escrita con más mimo de la actualidad.
«Al final, todo este fárrago de letras y presunciones sólo viene a envolver una idea: Barbara Gordon es la superheroína mejor escrita de la actualidad. Antes de que me arrojéis los cuchillos…»
Huy, aquí van a volar…
Bueno, estoy bastante en desacuerdo. No pertenezco al bando de los haters de Simone, me parece que escribe unos tebeos «como los de antes», mínimamente entretenidos, respetuosos con los personajes. Pero la verdad es que su Barbara Gordon no me dice mucho.
Por ejemplo, en la misma DC, Batwoman me parece muy por encima (por no nombrar a Wonder woman, que está más bien a un par de años-luz). La protagonista me parece un personaje más interesante, con más conflictos internos, se ha creado un mundo propio con un elenco de sencundarios que me gusta mucho más y, aunque el guión tiende a veces a ser confuso, la parte gráfica, tanto la del propio Williams como la de Trevor McCarthy, que en los últimos números se sale, me lo compensa.
Como gran fan de Gail Simone que soy, ojalá pudiera ver esta serie con los mismos ojos que tu Javier, ojalá…
Con las féminas de Ghotam City ando perdido, pues conocía a Oráculo, pero no realmente a Batgirl, y a Batwoman no la conozco de nada. Y reconozco que no me hago con sus cómics por miedo a que sean unas simples adaptaciones femeninas de los originales ¿me equivoco? es que comentan maravillas de Batwoman. A Supergirl también quisiera darle una oportunidad.
Pueeeh no podía estar más en desacuerdo con la crítica. Simone en esta serie no sólo está poco atinada y midiendo mal los tempos, sino que además es a-bu-rri-da. El primer arco tenía un villano que a mí me pareció interesante-por-diferente (diferente al tipo de villano estándar de DC), pero la historia se alargó mucho, cuando no tenía que haber dado más que para dos números (no había más chicha ni más limoná).
Y a partir de ahí no corrigió el rumbo, la Noche de los Búhos sólo le dio para un número decentillo, volvió el coñazo y ya con La Muerte de la Familia entró en un círculo de endogamia que pa’ qué. Fawkes hizo dos rellenos mejores que el 80% de los de Simone y su regreso volvió a la monotonía.
Lo siento, Mr. Agrafojo, pero esta vez no me incitas a dejarme los cuartos.
Desde un punto de vista más general, no creo que estemos en un mal momento del cómic pijamero «femenino»: aparte de las citadas, tenemos a la Capitana Marvel, que no he leído, pero que todo el mundo elogia, Glory en Image, incluso haciendo un poco de trampa, esa gran antihéroe que es la Josephine de Fatale de Brubaker…
Hola. Sigo WW, Supergirl y Batwoman, pero Batgirl no está a la altura, lo siento, no despierta ningún interés en mí. En Marvel no se que pasa que las cabeceras protagonizadas por superheroinas no consiguen atraerme. Por ejemplo, Capitán Marvel, como comenta Mr. X. Dicen que está muy bien y todo eso, pero cuando miro al personaje…no veo nada que pueda interesarme. Sin embargo, hay chicas mutantes que me encantan en sus respectivas series (grupos).
Me pregunto como hubiese sido si el cambio de guionista hubiese sido permanente. Por supuesto, llevado con mucho mas respeto hacia Gail.
Pues a mi me ha gustado mucho y el dibujo esta por encima de la media, el problema es que a partir de ahora cambian al dibujante y posiblemente lo deje.
El dibujo de Ardian Syaf impresionante, las tramas entretenidas, pero es que esta todo muy trillado y es difícil sorprender argumental-mente hablando.
Muy recomendable si te gusta Batman y su mundo.
Me hace gracia que se citen numerosos personajes femeninos pero se ignore a la actual Batwoman, inmejorable referencia a la hora de citar a personajes femeninos con una mitología y personalidad propios.
Por cierto, Jorgenexo, ya que estamos en un tema femenino y usté es quien es… Supongo que conocerás The Hawkeye Initiative (y te llenará de odgullo y satisfacción 😛 ).
jorgenexo ha comentado: Y sí, pa´lo que va a servir
Granito a granito…
Mola. Pero habría sido aún más cachondo con el Punisher en lugar del Hawkguy.
Estoy opinando casi sin leer, pues me bajé luego del primer tomo ECC, pero de lo que leí no me gustó nada.
Una mezcolanza de clichés con uno que otro momento rescatable no me daban para seguir la serie. De más está decir que el 90% de los comentarios supuestamente ingeniosos/graciosos de Batgirl me dejaban gusto a nada.
Del dibujo, que decir, problemas graves de anatomía, especialmente en la protagonista. Syaf dibuja bonitas ciudades pero poco más, su batgirl es fea y el color de la serie tampoco ayuda, todo brilla, en el mundo batgirl no existen los colores opacos.
No se si la serie habrá mejorado radicalmente desde su primer arco y tal vez me estoy perdiendo algo grande, pero creo que hice bien en dejarla, para batgirl me basta con el bello tomo Año 1 de norma, historia simple pero entretenida y muy muy bien dibujada.
Mr.X, a mi Batwoman (la actual, se entiende) me parece más un personaje «modélico» que «real», no sé si me explico. Un poco lo que comentaba de Wonder Woman, que -no me canso de decirlo- es la mejor serie que publica DC hoy día. Como si Diana fuera una superestrella y Barbara tu vecina. Me resulta más humano y falible el personaje de Simone. Más cercano, como digo en el texto. Los argumentos son más o menos los habituales en la Batfamilia. Pero mientras Batman estaba preocupado porque le arrebataban «su» Gotham y otras tonterías por el estilo, Batgirl sale contenta de una escaramuza donde salva a una pareja de un atraco. Es como volver a los tiempos en que el heroísmo consistía en ayudar a la gente y no en complicados (y nauseabundos) juegos de poder entre «buenos» y «malos». Por supuesto, es solo mi opinión… y no la mayoritaria, por lo que veo.
Jordi, a mi me pasa lo contrario. Sin ser un gran seguidor de Simone, su Batgirl me ha sorprendido porque tiene algo que no percibí en otros de sus guiones.
Reverend, lo que cuenta Batgirl -siempre EMHO, claro- no es la lucha contra Espejo y demás morralla, sino el camino que recorre Barbara para volver a ser la que era. Compárese la actitud en el tomo 1 (con la parálisis frente al enemigo que la apunta y más cosas) con la desenvoltura en el tomo 3 (¡enfrentada a seres con superpoderes!). Ahí es donde está el meollo.
ShintaX, es un hecho que a las féminas de Marvel les va mejor con sus paternaires masculinos que en solitario, véase Tormenta o Elektra. Tal vez la excepción sea Hulka (aquí no contamos a Millie la modelo, ¿verdad?).
jorgenexo, Catwoman, nominalmente, fue creada en el primer número de Batman a mediados de 1940… pero no era la Selina Kyle que conocemos. Ni siquiera se llamaba Catwoman, sino La Gata (The Cat), algo que parecían ignorar quienes lamentaron esta opción en la película de Nolan. Silk Satin apareció por primera vez en la entrega de 16 de marzo de 1941, pero el personaje ya quedó completamente definido, y en pocos meses evolucionó de la forma que Catwoman tardaría años en conseguir. Y si contamos lo de su hija Hildie (descubierta en 1946) a Selina Kyle le llevaría décadas ponerse a la par. Para entendernos, es como si dijéramos que El Chacal fue creado en los números de Ditko donde aparecía como el profesor Miles Warren y no 10 años más tarde, ya con Ross Andru, con el disfraz y demás atributos de supervillano. Catwoman ni siquiera llevaba motivos felinos en sus primeras intervenciones.
r7varola, si no te gustó el primer tomo, desiste. Sigue -afortunadamente para mí- en la misma línea.
con la desenvoltura en el tomo 3
…convirtiéndose en la enésima superheroína.
Jajaja. No, Reverend:
«Tarde o temprano todo héroe de Gotham debe preguntarse… ¿soy un capullo?»
«Es decir, ¿formo parte del sistema que se ensaña con quienes no tienen nada?»
«¿Merece la pena enviar al hospital a un par de tipos de estos con tal de proteger el coche de lujo de alguna pareja rica?»
(Batgirl#10 USA)
Igualito que sus compañeras de profesión…
Tengo muchas ganas de que analices los siguientes tomos, a ver si continuas pensando tan bien de la serie, la protagonista (la cual, ojo, era el primero en querer que Barbara dejase la silla de ruedas) y la escritora.
Ay, ay, ay. Miedo me das, Jordi, que en esto de los tebeos pijameros soy más proclive a creer que las cosas empeoran en vez de mejorar, pues los obstáculos son muchos. ¡Si hasta la última etapa de Moore al frente de la Cosa del Pantano baja el nivel respecto a la primera!
Igual la próxima vez me ves con la cara larga y las expectativas frustradas. 🙁
«Es como volver a los tiempos en que el heroísmo consistía en ayudar a la gente y no en complicados (y nauseabundos) juegos de poder entre “buenos” y “malos”. »
Je, creo que ha quedado clara su opinión sobre el Batman de Snyder 😉
No diré que me ha convencido, mi chica de Gotham es Kathy Kane, pero es posible que vuelva a releerme los 4 primeros números de Batgirl, a ver que tal…
Yo echo de menos a Black Bat, la Bat Girl disfuncional-rarita-hija de asesinos con su máscara-cosida-sin boca.
Mr.X, corresponderé revisando el primer volumen de Batwoman que, pese al excepcional dibujo, me dejó un tanto frío.
Snyder me parece un bluf pero mi queja era más general. ¿No da la sensación de que los tebeos de ahora no son más que luchas de egos entre tipos disfrazados? ¿Donde ha quedado el rasero humano de Green Lantern/Green Arrow o del Daredevil de Miller? Que lo de los dioses en leotardos hay gente que lo hace muy bien, como Ellis, pero a veces echo de menos personajes más mundanos, más a pie de calle.
Forager, Cassandra Cain tiene su gracia, a pesar de ser la enésima revisión de Elektra, cuando en el Universo DC ya tenían a Lady Shiva. Supongo que en manos capaces podría desarrollarse, aunque me pregunto que necesidad hay de insistir en otra «definitiva máquina de matar». Como si no hubiera bastantes por ahí (a veces pienso que cuando un guionista no sabe qué hacer recurre al «tipo entrenado desde la cuna en todas las disciplinas de infligir dolor» y Santas Pascuas).
La cosa estaría, Javier, como tú mismo dices, en desarrollar el personaje. Pero es que Cassandra me seduce un montón visualmente.
Mr. X ha comentado el 20 mayo, 2013 a las 19:08h
No diré que me ha convencido, mi chica de Gotham es Kathy Kane, pero es posible que vuelva a releerme los 4 primeros números de Batgirl, a ver que tal…
Mr. X, si los relees, por favor dame tu impresión. Ahora me entró la duda si no lo habré leído muy apurado y no vi lo que otros ven. Como el primer tomo no pasó el corte, ya fue vendido y el dinero reutilizado en otro cómic, mi forma de acceder a más material sin recurrir a la internet.
De todas formas, sigue sin gustarme la parte gráfica, porque brilla y refleja tanto todo, parece que el tebeo viniera saliendo de la tina, hasta la cara de Batgirl es como un espejo en que rebotan otros colores
a menos que ignoren el trabajo de Morrison,Cassandra esta en los nuevos 52 siendo la batman de china.
No podría gustarme menos. Despropósito total el sacarla de la silla de ruedas si lo que obtendrás es… esto.
¿De verdad es un avance volverla de una mujer segura, llena de recursos, independiente, de la que el mismo Batman (ese tipo infalible), la Justice League y cualquier otro supergrupo donde el guionista necesitara una ayudita extra dependían; a una niña insegura, llena de dudas y chistes cliché, volviéndose otro murciélago más en una ciudad llena de ellos sin nada diferente que aportar, salvo su cabellera suelta?
Ni siquiera he querido leer los números de Fawkes (por muy bien que puedan estar) porque no me interesa Barbara en su faceta de vigilante.
Definitivamente, me quedo con Batwoman. Por muy regulares que a veces resulten los guiones de Williams y Blackman, toda su mitología, trasfondo, secundarios y Kate Kane en sí misma me resultan mil veces mas atractivos.