V + X: Alucinante

 

Edición original: Marvel Comics – diciembre 2012 – abril 2013
Edición España: Panini Comics – julio 2013
Guión: Dan Slott, Chris Bachalo, Peter David, Jason Aaron, James Asmus, Kaare Andrews, Jason Latour, Kathyrn Immonen, Kieron Gillen
Dibujo: Ron Garney, Dale Keown, Chris Bachalo, Mike del Mundo, Pasqual Ferry, Billy Tan, Kaare Andrews, David López, David Lafuente, Joe Bennett
Entintado: Danni Miki, Cam Smith, Mark Morales, Tim Townsend, Mike del Mundo, Pasqual Ferry, Billy Tan, Álvaro López, David Lafuente
Color: Will Quintana, Frank D´Armatta, Chris Bachalo, Mike del Mundo, Brian Reber, Jim Charalampidis, Lee Loughridge, Jim Campbell
Portada: Nick Bradshaw
Precio: 11 euros (tomo de 120 páginas de la línea 100% Marvel)

 

Una de las consecuencias del enfrentamiento entre los Vengadores y la Patrulla-X ha sido la alianza forjada por ambos grupos para actuar de forma coordinada, elaborar estrategias conjuntas, contribuir a hacer realidad el sueño de coexistencia de Charles Xavier y, en definitiva, tener buenas excusas para que los personajes más populares de ambas franquicias se multipliquen y paseen sus pijamas por más colecciones, como esta V+X que se presenta como una antología de historias cortas en las que equipos creativos de todo tipo, condición y pelaje cuentan relatos en los que un vengador hace equipo como un hombre-x o viceversa (es complicado cuando aparecen en danza personajes como la Bestia, Lobezno o Tormenta, que han militado en ambos grupos y hasta compaginan membresías). Este primer tomo recopila los cinco primeros números de la serie yanqui, y si tenemos en cuenta que cada entrega tenía dos historias eso arroja un resultado de diez aventuras donde hay un poco de todo. Como diría el pensador y filósofo nipón Hayato Tani ¡vamos al turrón!

Capitán América (y Bucky) con Cable

La primera de las historias del tomo reúne a dos guerreros con más mili a cuestas que la cabra de la Legión: el Capitán América y Cable. Dan Slott y Ron Garney cuentan una historia que aprovecha la capacidad de Nathan Summers para viajar por el tiempo y darse un paseo hasta el teatro europeo de operación durante la II Guerra Mundial. Ahí se encuentra con el abanderado y su leal y expeditivo escudero, y podemos verles interactuando de esa forma en la que uno –el mutante de pelo blanco- sabe más de la historia que el otro. Mucho agua ha corrido bajo los puentes desde que Mark Gruenwald les hiciera saludarse brevemente en ese clásico a reivindicar que es Jauría de lobos. Luego Jeph Loeb (con Rob Liefeld) y Fabian Nicieza tuvieron ocasión de ponerles bien juntitos, a veces de forma puntual (como en los tiempos de Heroes reborn) a veces como forma de contraponer puntos de vista. Así como el Capi es un producto de la edad dorada y sus héroes arquetípicos y bien desempercudidos, Cable es la concentración hormonal y encartuchada del prototipo de antihéroe seispesetas que se extendió cual mala hierba durante la era Reagan. El escudo del cabeza alada es un arma más noble para tiempos menos tenebrosos (o tebeos más inocentes) en tanto que don Nathan podría suministrar armas a un país pequeño (o a una película de la franquicia de los mercenarios de Stallone y sus amigotes). Aquí se produce un encuentro motivado por la manipulación de la línea temporal generada por uno de los integrantes de la familia Trask, que da ocasión a los autores para “hermanar” dos de las creaciones robóticas del gran Kirby: los durmientes del III Reich y los centinelas de papá Bolívar. La historia es entretenida, la caracterización de los personajes correcta y Dan Slott vuelve a demostrar por qué es uno de los guionistas más interesantes de cuantos pueblan el invento de Marvel ahora. Por otra parte siempre es una delicia volver a ver a Ron Garney encargándose del Capitán América y recordando aquella etapa noventera en la que pasó a lápiz los guiones de Mark Waid y recuperó al personaje de la senda de la lenta pero inexorable decadencia.

La Masa y Lobezno

La segunda historia reúne a dos caballeros que llevan desde la primera aparición de uno de ellos liándose a mamporros cada cierto tiempo como son Logan y Hulk. Ya sea en su versión Ultimate que en la tradicional, parece casi inevitable que cada cierto tiempo un autor quiera contar un nuevo desencuentro entre el gigante verde y el enano peludo, con la consecuente devaluación del concepto que ello supone. En esta ocasión y para rizar el rizo Jeph Loeb y Dale Keown nos proponen un cuarteto de a dos con la visita a uno de los cuarteles vengativos del Maestro (la Masa barbuda de Futuro impefecto) y el comandante Logan (el superviviente de la cazadora de Días del futuro pasado). ¿El motivo? Otro viaje en el tiempo en que los segundos han de enfrentarse a los primeros porque éstos están cobijando a un criminal. Como la edad no les ha hecho personas razonables y dialogantes, tenemos una estúpida pelea cuyo motivo permanece en sombras rojizas y bigotudas, como anunciando su continuación en un futuro más o menos próximo. Si tenemos en cuenta que el guionista es un señor como Jeph Loeb, que últimamente no da pie con bola, mucho me temo que la explicación será una chorrada como un piano de cola. Por lo menos se puede disfrutar del reencuentro entre el dibujante Dale Keown y el personaje que le catapultara a la fama hace ya ¡uf! veinte años.

Pícara y la Viuda Negra

Chris Bachalo se atreve como autor completo para contar una historia en la que Pícara (recién nombrada vengadora para el equipo comandado por Kaos) y la Viuda Negra (recién ascendida a miembro imprescindible del grupo por obra y gracia de la versión cinematográfica) hacen equipo. Sorprendentemente, la historia está muy bien narrada, lo cual es de agradecer, después de tantos experimentos extraños con los que don Chris nos ha quemado las pestañas. A nivel de guión la cosa no pasa de ser una versión acelerada de una “peli de colegas a la fuerza” en la que la suspicacia inicial es sustituida por el respeto y el inicio de una hermosa amistad. La veterana espía rusa y la joven sureña, ambas antiguas enemigas de sus respectivos grupos y ambas convertidas en piezas importantes dentro de los mismos.

El Hombre de Hierro y Gatasombra

Peter David se atreve con el encuentro entre dos personajes que no ha manejado en demasía como son Tony Stark y Kitty Pryde. El primero intenta convencer a la segunda para que trabaje para él o, mejor dicho, para la compañía que dirige Pepper Potts, la Resiliente creada durante la etapa de Fraction y Larroca a los mandos de las andanzas del cabeza de lata. Katya es un genio de la informática y Stark está interesado en fichar su talento. Pryde se muestra impresionada y un poco intimidada por la seguridad del inventor y filántropo, hasta el punto de que por un instante vuelve a ser la adolescente insegura de sus comienzos. Con Tony todo parece ir deprisa y a lo grande, pero don Peter equilibra la balanza cuando encuentra un forma de que Kitty salve el día y que Stark comprenda por qué es mejor no tenerla cerca, aunque sea a costa de algunas “incomodidades de vestimenta” para los villanos. Las ilustraciones de Mike del Mundo están bastante bien, aunque quede un tanto extraño que nos seres de aspecto artrópodo pueda embutirse en las armaduras de lata fabricadas por el Antoñito.

Pantera Negra y Tormenta

Jason Aaron y Pasqual Ferry exploran las consecuencias de la ruptura entre Ororo y T´Challa, como consecuencia del enfrentamiento precedente entre los Vengadores y la Patrulla-X. Historias como ésta son las que hacen que estas colecciones antológicas tengan algo de “chicha” y ayudan a recuperar algo que el modelo actual de producción parece haber dejado en un segundo o tercer plano: el análisis y la narración de las consecuencias de una situación. En honor a la verdad, el matrimonio entre ambos personajes fue más una maniobra comercial que algo que se pudiera vincular al desarrollo de unos personajes que no se habían relacionado más que en una historia corta (no muy distinta de las que alberga esta antología). Durante todos los años posteriores la unión no terminó de ir a ninguna parte y, de hecho, los autores responsables de las aventuras de cada uno de los cónyuges se las arreglaron para ir pasando por alto los lazos maritales. Con todo, han existido oportunidades como las relacionadas con su unión temporal a los Cuatro Fantásticos o su encuentro en los Vengadores, pero lo primero no duró mucho y lo segundo fue un embarque en un largo cruce sin que hubiera tiempo más que para generar el conflicto que ha acabado en divorcio. Cada uno retoma su vida y T´Challa vuelve a las obligaciones de su cargo (y a la participación en los Nuevos Vengadores) y Ororo se une al proyecto de Logan de una nueva escuela para la enseñanza a la especie mutante. Como el señor Aaron es el responsable de la colección que cuenta cómo va la actividad docente de Lobezno, aquí se preocupa de poner punto y final al principal y más poderoso de los vínculos precedentes. La despedida, motivada por la inevitable razón de Estado, es elegante, romántica, divertida y deja la puerta entreabierta para que el futuro –y / o razones editoriales- vuelva a reunirlos. Muy buen dibujo de Ferry, como viene siendo uso y costumbre, lo que hace que me pregunte cómo sería una serie ambientada en Wakanda y dejada a su imaginación.

Ojo de Halcón y Gambito

Aquí tenemos una de las historias más flojas del tomo, de la mano de James Asmus y del muy mediocre Billy Tan. Dos tiradores certeros con mucha chulería que inevitablemente chocan. Fin y la eterna pregunta de cuántas veces más habrá que aguantar el chiste de comparar a Remy con Pepe la Mofeta.

Spider-Man y la Bestia

Kaare Andrews y Zeb Wells cuentan una trepidante y divertida historia en la que dos científicos residentes se enfrentan a un viaje en el tiempo y a la visita a un mundo que bien podría haber estado imaginado por H. G. Wells. La humanidad ha degenerado a una masa de zombis y la civilización se conserva en una especie gatuna de costumbres guerreras que adora a Hank McCoy como su antecesor. El trepamuros las pasa canutas y su compañero peludo se deja tentar por las ventajas de una sociedad que le considera su padre fundador. Muy buena interacción entre ambos personajes, acostumbrados ambos a las bromas, la investigación científica y a ciertas dosis de autocompasión. Andrews se suma así a la lista de autores que, como Erik Larsen o J. M. DeMatteis, ya han demostrado que estos dos pueden dar mucho de sí juntos.

Capitán América y Quentin Quire

A petición de Logan y por cortesía de Jason Latour y Mark Brooks el Capi tiene que lidiar con ese dolor de gónadas que es Quentin Quire. El telépata chulangas puede ser mejor de lo que aparenta y en esa apuesta se basa la idea de Lobezno. Que la bandera humana se acerque a esa nueva generación de la que está tan lejano. Steve es el símbolo de un país que debe acercarse a esa parte de la población que no se siente identificada con el estandarte de las barras y estrellas. El uso de la minoría mutante es solo un plus en el caso de Quire, que es joven, creído y autocomplaciente en sus innegables talentos. De nuevo estamos ante una “historia de colegas” como la de Pícara y la Viuda Negra e igualmente entretenida.

Puño de Hierro y Doop

Desde su creación por Mike Allred y Peter Milligan Doop se ha convertido en una especie de chiste recurrente sobre la ubicuidad espaciotemporal de ciertos personajes. El mutante de formas boniateras parece haber tenido historias con cualquier paisano del universo marveliano, lo que aprovechan Kathryn Immonen y David Lafuente para emparejarle con Puño de Hierro en una historia bastante tonta que no termina de tener ni pies ni cabeza. Buen dibujo del español para un relato en la línea de lo que es habitual en la escritora.

Loki y Mister Siniestro

Kieron Gillen y Joe Bennett llevan a cabo el que, en mi opinión, es el mejor de los encuentros de este tomo. Dejamos a los héroes y nos centramos en dos de los tradicionales enemigos de ambos grupos, el genetista Nathaniel Essex y el dios nórdico Loki, este último en la versión adolescente que tan bien ha sido utilizada por el guionista en cuestión. Una de las decisiones erróneas de Guerra Civil sirve para narrar el enésimo duelo de ingenio entre Reed Richards y Victor von Doom. Si el primero contribuyó a la creación de un clon de Thor el segundo prueba a hacer lo mismo con el material genético de Loki. Como el gremio de los científicos sin escrúpulos requiere para acceder un alto nivel de ego, Mister Siniestro se interesa por el proyecto con el fin de demostrar que en la materia su talento es superior al de cualquiera de los mencionados. La arrogancia de británico victoriano que don Kieron imprimió durante su trabajo al frente de la Patrulla-X se mantiene y contrasta con la pícara astucia del hijo de Laufey, gracias a la cual Viaje al misterio fue una de las colecciones más interesantes de los últimos tiempos. Gillen reúne a dos personajes con los que ha trabajado mucho y muy bien para reflexionar sobre la ciencia, la magia y lo que hace cada cual ser lo que es.

En conclusión

V + X es una serie antológica donde se han tomado la molestia de dar el encargo a un plantel de autores que, en conjunto, presenta un balance positivo. Guionistas de distintas generaciones, algunos más veteranos que otros y dibujantes que reflejan la evolución de veinte años en la industria. Premisas interesantes e historias tontorronas que gustarán a los aficionados a ambas franquicias.