Collider #1

 

Edición original: Collider #1.
Guión: Simon Oliver.
Dibujo: Robbi Rodríguez.
Color: Rico Renzi.
Formato: comic-book de 24 pgs.
Editorial: DC Comics (Vertigo)
Precio: US$ 2.99.

 

Collider, segundo título que se estrenó el pasado 31 de julio en la renovada Vertigo. Con Simon Oliver como guionista (Exterminators, GEN13, Hellblazer: Chas The Knowledge) y Robbie Rodríguez (Maintenance, Stephen’s Colbert Tek Jansen) como artista, esta serie se presenta como el cómic donde la física se vuelve impredecible. Una propuesta que a priori suena interesante y a la que nos hemos acercado para valorar esta nueva iniciativa del sello para adultos de DC.

«911. Dígame cual es el motivo de su llamada. ¿Un incendio, la policía, una ambulancia o física?»

La Tierra ha cambiado, las reglas de la física que se habían escrito en piedra ahora lo están sobre la efímera arena, porque lo ilógico puede desencadenarse en cualquier parte del mundo de un momento a otro. No sabemos qué ha ocurrido o quién lo ha provocado, pero en este mundo de ficción es muy frecuente encontrarnos, por ejemplo, una escuela donde la gravedad ha dejado de actuar. Menos mal que está el FBP (Federal Bureau of Physics o Departamento Federal de Física) para encargarse de estos sucesos y darles solución.

La propuesta inicial de Collider tiene su gancho; un mundo que se ha acostumbrado a vivir con una física caprichosa y un cuerpo de federales especializado en lidiar con ellos. Una vez más me vienen a la cabeza referencias a otros textos tal como me pasó con The Wake. Si la obra de Snyder me recordó éxitos de la gran pantalla, la de Oliver lo hace con uno de la pequeña pantalla, con la serie Fringe para ser más concretos. En la producción de J.J. Abrams también tenemos a un departamento federal norteamericano que trata con problemas extradimensionales provocados a raíz de un suceso. No obstante, este suceso es aún una incógnita en Collider, pero estoy seguro de que tarde o temprano daremos con su explicación. Y no quiero seguir por este camino para no destripar el final del cómic porque creo que ya he dicho suficiente sobre uno de los motivos por los que se produce esa física caótica.

Hay que añadir que Oliver, al menos en este número de presentación, no muestra los casos de física caótica como si de Expedientes X se tratasen. Estos son acontecimientos muy integrados en la vida cotidiana y no tienen nada de siniestros salvo por los problemas ocasionales que puedan provocar. Es decir, que el tono inicial de la obra se aleja de lo paranormal, misterioso o cualquier etiqueta lúgubre que relacione la ambientación de Collider con las series de TV en el artículo mencionadas. Eso sí, conspiraciones hay y es aquí donde la serie gana complejidad.

En lo que se refiere al protagonista tenemos a un agente de campo del FBP, Adam Hardy. Podemos decir que es la oveja descarriada del departamento, pero es el mejor en su trabajo y por eso se le permite sus excentricidades. Lo que me ha llamado la atención es que tiene cierto magnetismo inmediato con el sexo femenino, una especie de Don Juan instantáneo, lo que me lleva a plantear si él también es un producto de la ¿Química? caprichosa. Los siguientes números nos dirán si esto es así o es que directamente usa el famoso desodorante del anuncio de tv.

Sin embargo, el esfuerzo del escritor no es suficiente como para que Collider me convenza del todo. Sí, la temática es interesante y puede dar para mucho, pero si en adelante no hay giros argumentales importantes o revelaciones sorprendentes, temo que se convertirá en una serie anodina. Las siguientes entregas serán determinantes para el devenir del título.

Por último valorar positivamente tanto el trabajo del artista Robbi Rodríguez y del colorista Rico Renzi. Por un lado, los trazos del primero le dan mucho dinamismo a las viñetas y le vienen muy bien para el tipo de cómic que estamos leyendo. Por otro lado, la paleta de colores vivos que Renzi ha utilizado ayuda a alejar a la obra de atmósferas siniestras o motivos paranormales y definitivamente no encuadrar Collider en la senda de clones de Fringe o Expediente X, por ejemplo. Además, jamás pensé que el uso exagerado del magenta y los tonos violáceos no me fueran a molestar en absoluto.