El cosmos está más cerca

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No soy un lector dado a lecturas cósmicas.

Me explico. Nunca, en mis años como lector de tebeos americanos, me han gustado demasiado los cómics que transcurren en contextos cósmicos, con el infinito universo como telón de fondo, poblados por seres hiperpoderosos y plagados de conceptos físicos, realistas o no. Por ello, tradicionalmente he renegado o mirado con inicial recelo a los Thanos, los Darkseid, los Metrones, los Capitán Marvel, los Rick Jones, los Krees, Skrulls y Shi’Ar, los Nuevos Dioses y los Jim Starlin. La Guerra Kree/Skrull nunca me ha parecido una maravilla ni una obra maestra, y cosas como El Abismo del Infinito y Cosmic Odissey me aburren a la quinta página. Puede que a un tipo de letras, amante de la lectura, el dibujo y la música, flagrante enemigo de las ciencias y reincidente cateador de física en mis años de colegio tanta entropía y tanto poder a la enésima potencia le quede grande o directamente no le interese. Puede que personajes capaces de alterar las dimensiones chasqueando los dedos, de desgarrar el tejido de la realidad sólo con su deseo, semidioses muy por encima de la humanidad no sean del agrado de un aficionado a los superhéroes con pasiones y debilidades humanas e incluso de los justicieros sin poderes, como yo (Nota: Yo soy el aficionado, no el justiciero sin poderes. Aviso. Por si acaso). En definitiva, no es lo mío. Ese tipo de cómics y yo no congeniábamos.

Hasta hoy.

Hoy, por recomendación y por el autor, he comprado un tomo de Forum de Capitán Marvel de Peter David. Sí, el gordito calvo este que escribe muy bien, que sabe del mundo del cómic por un tubo, pero al que le cancelan muchas series (claro, el pobre tiende a aterrizar en personajes que no gozan del favor del público) y que pone una vela cada seis horas al santo de las causas perdidas para que Fallen Angel dure unos números más. Lo que me atraía principalmente de ella era el número #13, una irónica e hilarante metáfora sobre la ocupación de EEUU en Irak. Vale, el motivo principal por el que lo compraba era ese número, por su contenido político/irónico. Pero no dejaba de ser un cómic de un personaje que nunca me ha llamado la atención, que nunca me ha gustado y cuyas aventuras transcurren, maldita sea, entre estrellitas. Se me hacía raro verme a mi mismo comprando algo de ese personaje.

Y me encuentro con un cómic genial. El número #13 es soberbio, sorprendente, atrevido, fabuloso. Es divertido, tiene un sentido del humor afilado y preciso como una estocada, una mala leche corrosiva, tiene valor y ganas de decir las cosas claras sin pelos en la lengua con un deseo de hacer pensar aunque sea predicar en el desierto, está muy bien estructurado, los gags son desternillantes, los diálogos son audaces e intuitivos y es una gozada de lectura. No es la reivindicación política del año, no es un estudio sobre las mil y un razones de porqué la guerra de Irak y la ocupación es mala y no va a ganar en Nobel de la Paz, pero es una lectura imprescindible, que me ha dejado una excelente sensación de haber leído algo bueno. Pero, oh horror, los demás números me daban miedo. Era meterse en un terreno que no dominaba, extraño… Pero hay que tirarse a la piscina y probar, así de claro. Leer siempre lo mismo no es sano, me dije, y si no quieres acabar leyendo las únicas dos o tres series que sabes que no van a salirse de lo que tu consideras interesante vas jodido. Así que, como quien se mete un trozo de carne de no se sabe qué animal en un restaurante vietnamita, leí los otros tres números.

Me han gustado. Salen Krees, y Skrulls, y duplicados de otros tiempos, y cambios en la realidad, y seres superpoderosos, y el jodido Rick Jones, al cual tengo una tirria tremenda no me preguntéis porqué. Y el tomo me han gustado. Es original, es divertido, es ameno, es inteligente, es atrayente y deja con un gusanillo delicioso. Así que ya estoy revisando mi cerdito-hucha en busca de líquido para ir probando otros tomos de este demente y poderoso personaje. Me ha gustado, con universo de por medio y todo. Ha conseguido los que los 4 Fantásticos, los Vengadores o la Liga de la Justicia no habían conseguido, a puro golpe de ingenio y buenos guiones.

No soy un lector dado a lecturas cósmicas.

Pero gracias al Capitán Marvel de Peter David, hoy para mí el cosmos está un poco más cerca.

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