Dirección: James Wan
Guión: Leigh Whannell (Historia: James Wan, Leigh Whannell)
Música: Joseph Bishara
Fotografía: John R. Leonetti
Reparto: Patrick Wilson, Rose Byrne, Lin Shaye, Ty Simpkins, Leigh Whannell, Barbara Hershey, Steve Coulter
Duración: 105 minutos
Productora: Alliance Films / Blumhouse Productions / FilmDistrict
País: Estados Unidos
Hace tan sólo unos meses el director el origen malayo James Wan, creador de la sangrienta saga Saw (2004), estrenaba con el beneplácito de la crítica especializada El Expediente Warren (2013), una cinta de terror clásico que contaría también con el apoyo del gran público que la respaldaría con fuerza en taquilla y la acabaría convirtiendo en uno de los sleepers de lo que llevamos de año. Esta producción vendría a confirmar a James Wan como uno de los últimos talentos más interesantes ligados al género de terror moderno, aunque nuestro protagonista parece ahora aspirar a nuevos aires en un futuro o, al menos, eso comentaba después del estreno de El Expediente Warren: «Voy a decirlo oficialmente, he terminado con el género del terror. El Expediente Warren: The Conjuring e Insidious 2 son mis dos últimas películas de terror. He pasado los últimos diez años de mi vida haciendo esto. Es tiempo de cambiar». Por lo tanto, la secuela de Insidious (2010), película que seguía las desventuras del matrimonio formado Renai y Josh Lambert y sus tres hijos asediados y atemorizados en su propia casa por fuerzas sobrenaturales y desconocidas, será el último legado y concesión de este cineasta al género de terror si nadie lo consigue remediar.
Por supuesto, esta voluntad de evitar el encasillamiento es del todo respetable, pero siempre estará condicionada a que el éxito siga acompañanado a este director en sus futuros proyectos y sólo entonces podremos ver si esas aspiraciones se pueden convertir en una realidad. Por lo pronto, las primeras críticas de Insidious: Capítulo 2, como así ha sido titulada esta continuación, no están siendo tan entusiasmas y positivas como su predecesora pero James Wan sí continúa manteniendo el respaldo de los espectadores que en Estados Unidos convertirían su película en el segundo mejor estreno de todos los tiempos para un mes de septiembre atesorando 40 millones de dólares para una película con un irrisorio presupuesto de 5 millones.
En esta aspecto, la rentabilidad de James Wan queda fuera de toda duda, la primera entrega de Insidious ya seguía estos derroteros, con una inversión de 1.5 millones de dólares el conglomerado de productoras Stage 6 Films, IM Global y Alliance Films lograrían embolsarse unos beneficios de 97 millones y, por tanto, haciendo de la secuela casi una obligación y necesidad. En la esta película James Wan contaría con un reparto encabezado por Patrick Wilson, Rose Byrne, Lin Shaye, Elise Rainier, Ty Simpkins, Barbara Hershey, Leigh Whannell y Angus Sampson, con los que jugaría a subvertir los tópicos del género, poniendo ya sobre la mesa algunas ideas materializas a posteriori en arquetipos de la terrorífica filmografía de este director, un canon en el que los espectros y espíritus tienen sus propias normas, la luz del día no significa necesariamente salvación, las maldiciones son capaces de viajar a placer y las casas encantadas no tienen fronteras. En definitiva, Insidious venía a ser una interesante actualización de la mítica Poltergeist (1982) de Tobe Hooper y Steven Spielberg, consiguiendo traspasar el umbral del simple homenaje, un muro realmente sólido contra el cual se han estrellas muchas producciones, para ofrecernos una historia con su propia personalidad y una perspectiva amplia y arriesgada.
En la presente secuela, contrariamente a lo que sucede muchas veces con este tipo de producciones, en las que se suele aprovechar el tirón comercial conservando el título original de la película pero haciendo borrón y cuenta nueva, contando la misma historias con idénticas particularidades pero con un reparto distinto, James Wan vuelve a reunir a los mismos protagonistas para seguir narrándonos su particular y horrible odisea sobrenatural. La historia de Insidious: Capítulo 2 retoma las vidas de Josh y Renai Lambert en su intento de volver a la normalidad, después de haberse mudado con sus hijos a la casa de la madre del primero, pero pronto, las extrañas visiones y los fenómenos paranormales comenzarán nuevamente a reproducirse y el mal volverá a acecharles para llevarse lo que más aman. En apariencia, una premisa repetida mil y una veces en el pasado, pero las virtudes de James Wan no vienen impuestas en sus planteamientos de partida, cosa que ya pasada en la original Insidious o en El Expediente Warren, suelen brillar y descubrirse precisamente en la escasa distancia que toma con los tópicos y clichés del género de terror logrando a pesar de ello, con oficio y técnica, dotarlos de una nueva dimensión. ¿Pero se cumple todo esto en Insidious: Capítulo 2? ¿Es la despedida de James Wan del género de terror un buen broche a su trayectoria?
El subgénero de terror astral, por Jordi T. Pardo
La propuesta original de Insidious de James Wan, aún sin provocar un gran terremoto ni convertirse en un gran fenómeno de masas, sí acabó dejando cierta fantasmagórica huella, consiguiendo sorprender, en términos generales, a la crítica especializada y asustar, o al menos inquietar, al público y a los aficionados ávidos de este tipo de películas. En la secuela era de esperar la repetición de la misma jugada, manteniendo el esquema original y una estructura similar, unas mismas ideas y normas e incluso los mismos sustos a ser posible pero, por suerte, James Wan ha demostrado en su aún breve carrera ser un realizador poco interesado en perpetuarse en la repetición, aún cuando su cine también presenta sus propios clichés y tópicos, achacables o comprensibles en voluntad de crear su personal universo fílmico. De esta manera, Insidious: Capítulo 2 funciona como secuela, pero ciertamente atípica, al tomar el guante y aceptar el reto de enfocarla realmente como una estricta continuación, sin recular en lo visto en su primera entrega, partiendo de la historia, para bien y para mal. Este punto se debe alabar por el riesgo asumido, aún cuando derive en una huída hacia delante, con sonoros huecos argumentales, situaciones forzadas y, posiblemente, un sobreexceso de “temática astral” respecto a la más mundanal o comedida interpretación de su primera parte.
Estos defectos están presentes, no se pueden negar, lo cual hará desconectar a más de un espectador, pero siendo algo indulgentes en este aspecto, Insidious: Capítulo 2 se puede disfrutar a otros niveles y tiene reconocibles virtudes de merecida valoración. La primera de ellas sería la notable capacidad de James Wan para conseguir mantener en una tensión casi constante al espectador, posiblemente en algún momento excesiva, corriendo el peligro de hacerse demasiado reiterativo, pero logrando salir bien librado por el valor añadido técnico del producto y su construcción de una historia capaz de reinterpretarse a sí misma sobre la marcha asumiendo la presencia de referentes tan dispares como pueden ser auténticos clásicos como el Psicosis (1960) de Alfred Hitchcock, El Resplandor (1980) de Stanley Kubrick o Poltergeist (1982) de Tobe Hooper. Porque Insidious: Capitulo 2 acaba siendo un mosaico en el que todo tiene cabida, mezclando diversos elementos aparentemente disonantes, siendo varias películas en una sin llegar a ser plenamente ninguna de las mismas, atrapando nuestra atención por su sano sentido del suspense y el misterio pero en base a un guión que acaba desdibujándose y con tendencia al exceso, participando de algunas decisiones poco meditadas o cerradas de la forma más apresurada posible.
Por otro lado, en esta irregular propuesta, otro aspecto a destacar de la dirección de James Wan es su siempre elegante factura visual, con un medido e inteligente uso de las escenas de transición, con unos encuadres y buen uso de la cámara con aspiraciones narrativas más allá del género abordado. La historia transcurre a su personal ritmo, ganando en intensidad a medida que avanza el metraje y se suceden las revelaciones. En algunos casos, estas requieren cierta dosis extra de suspensión de la credulidad porque en su ambición Insidious: Capítulo 2 acaba mostrando más de lo que debería, haciendo un viaje más largo de lo aconsejable y tomándose a la ligera ciertos principios no escritos, siendo este posiblemente el mayor de los defectos de esta producción junto a un epilogo totalmente innecesario y sin relación alguna con lo que hemos visto en la gran pantalla en la anterior hora y media.
En definitiva, la anunciada despedida de James Wan del género de terror resulta un tanto agridulce, no alcanza las bondades de El Expediente Warren o la primera parte de Insidious, aún con las muchas cosas en común que estas tienen, pero supone un producto entretenido y con las buenas dosis de sustos y vueltas de tuerca -en diferentes y múltiples planos- que una experiencia cinematográfica de este tipo requiere y necesita. Hay suficientes virtudes aisladas en Insidious: Capítulo 2 para justificar su visionado, situándolas estas como una producción por encima de la media en este aspecto, pero la historia peca de cierta falta de contención y tampoco logra superar a su precedente y, no por ser esto lo habitual, acaba siendo por ello algo positivo. Lo verdaderamente temible será comprobar que podrá aportar esta saga sin la dirección y guía de James Wan…porque queda claro es que a pesar de su creador Insidious tiene asegurada una tercera parte para seguir adentrándonos en este «subgénero de terror astral».
La magia se apaga, por Enrique Ríos
Insidious: Capítulo 2 se enfrentaba a expectativas muy altas, dado lo lograda que estuvo su primera parte; y el excelente trabajo de su director en Expediente Warren: The Conjuring. Nosotros mismos alabamos el trabajo de James Wan en nuestra crítica a las aventuras del matrimonio Warren, así que nadie nos puede acusar de tener algo en contra del equipo creativo de Insidious: Capítulo 2. Por supuesto, aclaro esto porque – tal como habréis intuido con un rápido vistazo a las estrellas – la película en sí ha sido una profunda decepción.
Hablemos primero de las cosas negativas y finalicemos con las positivas. Así no os quedará mal sabor de boca. Insidious: Capítulo 2 es una secuela y en ningún momento se plantea ser otra cosa. No hay un ejercicio de accesibilidad. La historia principal se “inicia” (las comillas vienen porque antes hay un flashback que nos traslada a los años 80) donde finalizó la otra. Se explica muy por encima lo sucedido anteriormente y, a partir de ahí, entramos en la sucesión de acontecimientos que compondrán este segundo episodio de la saga. Se presupone que nosotros sabemos ya todo lo que hay que saber sobre los personajes y su mundo. Y eso es un error porque si no hemos visto la primera parte, no tenemos pistas sobre qué piensan y/o sienten los protagonistas de la historia, ergo, la trama en la que se juega con los posibles cambios de actitud de uno de ellos carece de sentido. Por otro lado, el mundo de Insidious tiene sus reglas. En la primera parte nos las explicaron largo y tendido. Ahora ya las debemos saber. Y cualquiera puede argumentar, y eso es irrebatible, que estamos ante una secuela. Si el guionista ha decidido hacer una película con cierto grado de inaccesibilidad, es su elección. Sea o no de nuestro agrado, es lícito continuar algo justo tras el final del primer episodio y después ahorrarse explicaciones que ya se dieron en aquella otra película. Y por supuesto que es lícito, pero… El universo Insidious se cimentó con unas fuertes reglas, que en la segunda parte se pasan por alto completamente. Todo lo que sucede puede tener su explicación, pero esos motivos no se relatan en ningún momento. A la salida del cine, la discusión de por qué sucedió tal o cual cosa está asegurada.
Ahora comentemos lo que acontece a los personajes. El efecto secuela también los atrapa, y para peor. En algunos casos es lógico. Por ejemplo, la madre ha vivido una experiencia traumática y entiendo que desde el primer momento de la película actúe como una histérica que teme y sospecha de todo. El marido se enfrenta a los traumas a su manera, también es justificable su actuación. Gracias al efecto secuela, los personajes son planos, no evolucionan a lo largo de la película ni se explica sus intereses personales. Eso en los de la primera parte se puede perdonar, pero es que los personajes de nuevo cuño se desarrollan a un nivel muy básico. Dado que la abuela cobra un protagonismo inesperado, habría estado bien saber más sobre ella. Y también se habría agradecido que se desarrollase mejor la situación del marido, sobre todo si tenemos en cuenta que él es el personaje más interesante del largometraje. Miento, era. Su interés se quedó en la primera parte.
Otro punto negativo relacionado con los personajes es que el coro no sabe cantar. Me explico. Cada uno de los componentes de la familia, e incluso los personajes secundarios, tienen su propia trama. Y eso es algo que podría dar profundidad a la historia porque es rica en argumentos… Sin embargo, a la hora de juntar todas esas tramas… Pues, no se unen. Cada una va por un lado diferente y el resultado es como un cocido que sacamos del fuego sin haberlo removido. Evidentemente hay cierta conexión entre ellas, pero la mayoría es gratuita. Pondré un ejemplo sin desvelar acontecimientos. Dada la miríada de personajes, suceden acciones paralelas, y son capaces de ayudarse unos a otros sin ni siquiera haber hablado del tema. Y es que aquí todo el mundo se enfrenta al mal a su manera, independientemente de sus compañeros, y qué casualidad que son capaces de solucionar los problemas de los demás justo cuando lo necesitan.
Y lo peor de todo son los sustos fáciles y las luchas. En una película como Viernes 13 o Halloween, nadie pide que se justifique el susto porque ni siquiera necesitamos que un slasher tenga argumento. Nos basta con que los asesinos estén convenientemente motivados. Sin embargo, en un film en el que se supone que hay una historia detrás, pedimos más. En Insidious: Capítulo 2, los sustos fáciles parecen puestos con calzador. Y es una lástima porque la historia no necesita de esos elementos para funcionar y/o dar miedo. Y de las luchas ya ni hablemos. El villano de la historia debe ser la entidad más afortunada del mundo, porque es capaz de tumbar a la gente a golpe de suerte.
Llegados a este punto, las estrellas están más que justificadas. No he puesto 0 estrellas a la película porque la base es buena. El problema es del desarrollo, pero si pensamos que Insidious: Capítulo 2 es un borrador que nos delimita capas de historias, lo que obtenemos es una obra maestra potencial. Si el guionista hubiese avanzado más en la historia, hubiese hecho autocrítica sobre lo que había escrito, hubiese trabajado más los personajes, etc., la película habría sido redonda. Todos los fallos que encontramos en este trabajo son fácilmente solucionables. Pero como no lo ha hecho, Insidious: Capítulo 2 es decepcionante.
A mi la primera parte de Insidius me pareció una estafa de las gordas.
Cuando vi el tráiler con toda esa gente ACOJONADA con la película, luego la vi y era de risa.
Creo que la gente del tráiler eran actores porque nadie se puede asustar con esa película.
Cuando yo la vi en el cine la gente del publico se reía y eso es definitivo en una peli de terror.
Creo que la gente del tráiler eran actores porque nadie se puede asustar con esa película.
¡No! ¿En serio? Pero… Oh, dios. ¡Vivimos una mentira!
A mí también me pareció ridícula la primera… hemos llegado a un punto en que, quizás por la influencia del cine de slashers y del cine japonés con fantasmas que no son mas que gente pintada de blanco ya casi ninguna película de terror echa mano del terror psicológico, que es lo que realmente te hace acongojarte, pero es que ésta película llevaba eso al extremo, mostrándote los fantasmas de pies a cabeza como si fueran simples zombis o vampiros que aterrorizan por su aspecto físico y no por el misterio detrás de entes que no comprendemos… ya no hay puertas que se abren solas mientras emiten sonido de crujido de madera ni sombras que pasan detrás de tí ni ese aliento en tu nuca, sino niños vestidos de épocas más antiguas saliendo de armarios y correteando por la casa… Luego para añadir elementos identificativos que le den un aire «cool» van y meten máscaras anti gas en una sesión de espiritismo, algo ridículo e ilógico por ser nada más que eso, una máscara anti gas, no algo parecido con propiedades distintas. Y del final, qué comentar de ese final… todo pasó de ser una película de «terror» a un capítulo más de los X-Men, pues me recordaba todo demasiado a una lucha en el interior de la psique de Xavier, igual que cuando se separaba de su cuerpo y viajaba a la zona astral para luchar con demonios sombríos y la forma psíquica del villano de turno, léase Magneto o El Rey Sombra. Si añadimos a ese capítulo de X-Men que el malo parecía un Darth Maul sin espada láser no me extraña que en los cines hubiera risas en vez de pavor. Cuando en una película de terror todos permanecen callados es porque se masca el terror psicológico, cuando hay chillidos es porque es una mala película de terror donde sólo se aprovechan del susto fácil (eso no es terror, es dar sustos, y pueden asustar incluso mostrándote un Happy Meal de improviso poniendo de fondo un estruendoso sonido) y cuando hay risas y comentarios es que estamos ante un capítulo más de Insidius… nada más que decir.
Gracias por los comentarios 😉
Pero he de decir que para mí que la gente se ría en una película de este tipo no me indica que esta sea necesariamente mala… sino que me hace pensar en los niñatos y maleducados que van a las salas de cine a molestar al resto de espectadores (y en estas producciones son mucho más habituales).
Y para mí, la primera Insidious sí tenía cosas interesantes, y si hacía uso del terror psicológico y aún con su temática «astral» me resulta menos tramposa y artificial que, por ejemplo, la cacareada El Sexto Sentido a la que se supone una de las cumbres del terror psicológico. La segunda parte sigue el mismo esquema, pero a la vez diferente, pero no es un género el de terror al que yo haya ido siempre buscando el realismo y la lógica (con eso se desmontaría el 99% de las producciones) porque por norma van contranatura de la propuesta. Lo que se le puede pedir es coherencia y una buena historia. En Insidious 2 yo he encontrado suficientes elementos para disfrutar, pero entiendo que a muchos esos mismos les sacarán de la película, no es tan redonda como El Expediente Warren para mi gusto, aunque creo que esta juega con la ventaja de la recreación de época, pero ya me gustaría este nivel medio para el género.
Vale esta claro que cada uno tiene sus gustos pero cuando vi el tráiler de la segunda parte y volvían a utilizar el mismo truco pero esta vez con toda ese rollo de controlar el ritmo cardiaco de los espectadores…
Yo me dije «una mierda me van a volver a cazar con el mismo truco»
Es que lo de los tráilers son chorradas, siempre. Ahora mismo están en Antena 3 bombardeando con lo de Una cuestión de tiempo. No la he visto y creo que hasta puede ser una buena película (aquí ya se hizo la crítica y pintaba bien). Pero me parece vergonzoso el «spot» que se han montado con las «opiniones» de los «espectadores».
Especialmente demigrante el señor que dice «Mucho amor».
En la estupenda aunque algo anticuada película de fantasmas «The Changeling» de 1980, hay una escena realmente muy conseguida y desasosegante que consiste en una simple pelota cayendo por una escalera de una casa vacía.
Y la inquietante «The Other», de 1972, repleta de planos luminosos y radiantes que no hacen si no acojonar cada vez que el niño empieza a discutir con su hermano muerto.
Quizá falta la imaginación porque sobran los medios.
Buen trabajo con las reseñas, chumachos, cuando la vea descubriré con cuál de las dos concuerdo más.
Es curioso lo de James Wan. Hace la primera Saw (estaba basada en un corto de su propiedad, es lógico) que era la única buena de la saga y decide desvincularse de aquella como realizador (no como productor, tío listo) y empieza a desarrollar un tipo de cine deudor del de los 70 y 80. Su primera toma de contacto con el mismo fue Deadly Silence, una cinta fallida pero en la que ya apuntaba maneras. Después (obviando su coqueteo con el cine de venganzas urbanas en Sentencia de Muerte) con Insiduous llega a cotas de acierto remarcables, dando una vuelta de tuerca muy interesante al manido subgénero de casas encantadas. Pero con The Conjuring ha tocado el cielo en todos los sentidos, realizando una de las mejores películas del año y una de las muestras de cine de terror más interesantes en mucho tiempo. Por eso mismo no espero otra The Conjuring con Insidious: Capítulo 2, pero con que mantenga varios de los aciertos (que no eran pocos) de la primera parte de la saga me doy por satisfecho. Esta semana, o como muy tarde la siguiente, iré a verla en pantalla grande.
Lo que es a mi me ha gustado. No como película tanto de miedo como un thriller, aunque ese saber hacer de cámara logra tenerte en tensión todo el rato. Eso sí, vaticino una Insidious 3 mojón épico como James Wan se vaya.
pues lamento informarte que tus temores tienen visos de hacerse realidad,isabel,ya que el proximo destino de wan esta en la saga fast n furious.a ver a quien reclutan para la tercera.y,por cierto,bienvenida a la zona¡.
Por cierto, para la tercera… Que pongan a Bill Murray para terminar de montar los Cazafantasmas.
Aún sin tener el impacto de la primera peli, me moló. Me moló esa mitología que se va desarrollando; con personas que viajan al otro lado: con muertos que regresan para ayudar; con esas conexiones hacia la primera; con no recrearse en una secuela típica…
Lo que no me gustó fue ese epílogo, con el regreso del parasito rojo.
Lo que yo no comprendo es esa veneración a expediente Warren, no me hizo nada de gracia.