Edición original: Good Dog, 2013, Fantagraphics Books.
Edición nacional / España: Septiembre 2013, Ediciones La Cúpula.
Guión y dibujo: Graham Chaffee.
Formato: 104 páginas en B/N editadas en cartoné.
Precio: 14 €.
La Cúpula tiene el buen gusto de editar la última obra de Graham Chaffee, un artista y tatuador norteamericano que no se prodiga en esto del tebeo. Su obra previa, publicada hace la friolera de veinte años, así lo confirma. De lo que se deduce que debe vivirse más holgadamente con la aguja de tinta en la mano que con el pincel.
Al lío. Buen Perro no parece, ya desde sus primeras páginas, la obra de un autor que solo ha publicado tres obras en dos décadas. La intuición para la expresión plástica y sus dones para el tempo y la narración saltan a la vista en cuanto abrimos el tomo. Cada personaje rezuma un importante trabajo de caracterización previo y sus gestos y miradas definen sus personalidad con trazos sencillos. Pero esos personajes no son seres humanos, sino perros, con lo que la diana resulta más sorprendente. Tal es la capacidad de Chaffee de presentar a los canes que deambulan por sus páginas. Por unas calles que parece que siempre han estado ahí. Por unos paisajes norteamericanos dignos de la mejor estampa de un fotógrafo realista. Cada cuadro desprende emoción. Cada viñeta está pensada para narrar en su justa medida. Y emocionar. Con un trazo detallista, pero sin apabullar, Chaffee logra que los perros, sus razas y fisionomías luzcan del todo reconocibles, pero envueltas en un agradable aspecto humanizado, sin llegar al caricato de una película de animación. Con lo que las miradas, los gestos y las sonrisas aparecen con la misma potencia con la que lo hacen en un rostro humano. De ahí que la metáfora de la vida que Chaffee pretende llevar a cabo se consiga con tanta efectividad. Pues Buen Perro trata sobre la necesidad, tanto del can como del hombre, de encontrar su lugar en el mundo.
Resultar útil, descubrir que la vida tiene cierto sentido es el detonante del deambular de Iván, el perro protagonista, cuyo periplo le lleva a juntarse con una jauría de perros sin amo, que viven de lo que cazan y que responden ante un líder canino de tintes místicos. Como capítulo de la vida de un ser que busca su brújula vital, esta detalle de la trama le permite al autor reflexionar sobre el sentido de la lealtad y la jerarquía, confirmando la inevitable existencia de castas entre los humanos, de peldaños a los que hay que subir para llevar a cabo según qué acciones. Chaffee desarrolla así la idea de que lo que cada uno pueda aportar al grupo –llámese manada o similar- define al individuo. A priori una reflexión simplista, son los actos y en aquello a lo que dedicamos nuestro tiempo lo que nos completa e Iván no logrará alcanzar el objetivo de su vida hasta encontrar su lugar en el mundo. Como la mayoría de nosotros.
Pues tiene buena pinta. Y eso que soy de los que no les hacen gracia los animales fuera del plato…
A mi me huele que al final es una llorera, sin haber leído nada más que la reseña, me da que el perro muere. ¡Nunca matéis a un perro en ficción, insensibles, matad al crio que da menos pena!
Estoy con usted, sra López, desde que tengo gatos no puedo ver una peli o leer algo donde se maltrata un animal, me remuerde por dentro. Eso si, una peli donde un psycokiller se carga de la forma más macabra y horrible posible a un sinfín de adolescentes, eso pongame 20.
No lloro yo por un bicho ni aunque se llame Yoda. 😛
Otra cosa es lo de Maus, claro.
Oye, que entonces me echas. ¡Que yo estoy aquí para hacer arqueología!
Se necesita tener mucha sensibilidad para hacer comics de animales particularmente de perros, espero que no tenga ese final triste que dicen.
Yo lo leí con expectativas altas y quizás por eso no me terminó de encandilar del todo.
La narrativa es muy buena, pero la caracterización de los perros es excesivamente humana en muchos casos. Muchas veces no llegas a empatizar porque dejan de ser perros para convertirse en personas vestidas de animales.
El ritmo del comic, también sufre más de un altibajo.
Pero vamos, en general es curioso y una lectura diferente.