Rondador Nocturno, el alma de La Patrulla-X

¡Idiotas! ¡Ellos son los monstruos, con sus insensatos prejuicios!”

La primera página del mítico Giant Size X-men 1, encargado de presentar una segunda generación de mutantes y redefinir a la nueva Patrulla X, no estaba protagonizada por el ya conocido Profesor Xavier, ni por Lobezno, Coloso o Tormenta. Len Wein decidió abrir su historia con un azulado germano que definía perfectamente el concepto “perseguidos y odiados” a punto de convertirse en la constante en este rincón del Universo Marvel llamado a explotar de la mano de Chris Claremont. Un concepto perfecto para el año 1975, punto álgido de la lucha por los derechos civiles de la sociedad estadounidense, mezcla del rechazo a la guerra de Vietnam, la generación hippie y la defensa de los derechos de los negros.. En la más tenebrosa oscuridad de la pequeña Windeldorf (Alemania), las viñetas introducían a Kurt Wagner, o Rondador Nocturno como lo conoceríamos más tarde, quien, cual Dr. Frankenstein, era perseguido por una enfurecida turba empuñadora de antorchas que no aceptaban su color de piel ni sus inusuales poderes teletransportadores. El “monstruo” de cola puntiaguda y aspecto demónico no tardó en convertirse en una de los miembros clave de la Patrulla X.

Lo más curioso es que el diseño de Dave Cockrum se fraguó casi por casualidad. El que estaba llamado a ser uno de los artistas más icónicos de la Patrulla-X diseñó al diablillo cuando, estacionado en Guam con la marina estadounidense, un tifón no lo dejaba pegar ojo. Su visión primigenia era la de un demonio que se negaba a volver al infierno, por miedo al castigo que le sería impuesto al fallar en su misión. En un primer momento, el personaje estaba llamado a ser un simple sidekick de otras de sus creaciones, The Intruder, e incluso llevó la idea a DC, con el objetivo de que fuera incluido en los Outsider en las páginas de la Legión de Super-Héroes, su último trabajo antes de llegar a Marvel. El editor Murray Boltinoff describió su apariencia, vestido solo con pantalones, como “demasiado graciosa” y la rechazó. En la competencia, Roy Thomas quería formar grupo multi-racial y adulto para la Patrulla X. El resto, es historia Marvel.

Casi cuatro décadas después de su creación, Kurt había pasado por todo tipo de aventuras, conflictos, actitudes y relaciones. Cada autor había dejado impreso en él una vertiente de su personalidad: su fe, su complicado historial familiar, su lado vivaz, dicharachero y aventurero… En 2010, sin embargo, Rondador murió. Su final, aunque velado, fue tan heroico como el resto de su vida junto a los chicos de Xavier. Su última misión fue salvar la vida de Hope, cuya supervivencia había separado en dos facciones a sus amigos, al colocarse entre la joven pelirroja y Bastión, dispuesto a asesinarla, y fundirse con el brazo del clon de Cable, en el vigésimo-sexto número de X-Force. El evento mutante Second Coming cerraba con un gran golpe de efecto, pero un vacío crecía en el corazón de los seguidores más veteranos. Lobezno sintió el golpe especialmente cercano, incluso empujándolo a la decisión de enfrentar su propia facción X al ideal de Cíclope.

Todo lector asiduo de Marvel ya se imaginaba por aquel entonces, no obstante, que el eterno ‘Mein freund’ no tardaría en levantarse desde la tumba con un estruendoso ¡Bamf! acompañado por un rastro de azufre azul. Lo único que nos quedaba por saber era cuándo. Respuesta ahora ya resuelta con el lanzamiento de la jovial Amazing X-men, donde Jason Aaron y Ed McGuinnes han colocado a Rondador Nocturno de nuevo en el epicentro de una Patrulla X más aventurera que nunca. Su alma, perdida en el infierno, tomará el epicentro en la nueva colección.

Segunda generación

Si bien Stan Lee y Jack Kirby son los creadores de la Patrulla-X original, nada hoy en este rincón del universo sería igual sin Len Wein, Chris Claremont y Dave Cockrum. Tras haber sido cancelada por bajas ventas, seguido de un tiempo desaparecida de las estanterías, el nuevo equipo creativo reunía a una flamante prole de agentes de Xavier más adultos, que se encargaba en su primera misión de rescatar a los desaparecidos hombres X originales de entre las fauces Krakoa. El inválido profesor se daba una vuelta por todo el globo para reclutar a un grupo de marginados e incomprendidos que contaba con personajes ya afincados en Marvel (como Lobezno o Fuego Solar), así como con un elenco de nuevos caracteres venidos de Rusia o Alemania. El carisma, la amistad y los objetivos compartidos entre los miembros de esta segunda generación enseguida se convirtió en el alma y motor de la Imposible Patrulla X. Kurt Wagner alias Rondador Nocturno, por su parte, no sería el protagonista de grandes sagas interespaciales, ni se convertiría de manera inmediata en el fan-favorite de los lectores, pero nadie representaba mejor este nuevo espíritu que él, el verdadero pegamento de la banda.

Demasiadas veces descrito como el menos poderoso del grupo, Chris Claremont fue poco a poco puliendo sus poderes más allá de sus habilidades teletransportadoras, tan útil para momentos de dificultad que muchos otros mutantes y superpoderosos heredarían sin el icónico rastro de azufre azul de Nocturno. La evolución de su poder fue una de las facetas más interesantes de un personaje que se iba haciendo más útil bajo el manto del patriarca mutante, quien lo convirtió en una de sus constantes etapa tras etapa. Pese a las limitaciones que el guionista le imponía (y que otros se cargarían) cuando el mutante decía que solo podía transportarse a lugares que tuviera en su mente, Rondador fue aprendiendo paulatinamente a viajar con todo tipo de objetos inmateriales y personas (cada vez viajaba con un grupo más multitudinario). Sus años en el circo le habían enseñado bien. Sus saltos se fueron haciendo más rápidos, y con la ayuda de sus acrobacias, desarrolló una técnica de lucha y esgrima (propias de novela caballeresca) donde dejaba al enemigo completamente desorientado. El trapecista parecía estar en todos los lados. Con el tiempo, aprendería también a sacar su lado más salvaje, no sólo transportándose dentro de personas y entidades, sino desgarrando las articulaciones de sus enemigos. Técnica que al final lo acabaría llevando hasta su final. Sus poderes seguirían una evolución similar a la de su futura amiga inseparable Kitty Pryde, cuyos poderes de entrar en fase terminaron dando mucho juego.

Aun eternamente acomplejado, Rondador servía a menudo de relajación cómica del equipo, una máscara a su depresión que había aprendido a ponerse en el mundo circense. Criado por gitanos con sendos nexos mágicos, después de ser abandonado por sus padres biológicos, en el circo también habían nacido sus talentos como saltimbanqui oficial y una agilidad que le había llevado mucho más allá de su poder mutante, a ser un prodigio en el mundo de las tres pistas. Antes incluso de que aparecieran sus habilidades mutantes, Kurt se había forjado un nombre como acróbata. En el viejo continente, los espectadores del circo de Max Getmann, quien sedaba a su mascota entre acto y acto, pensaban que el azul de su faz era un simple disfraz para sorprender a las masas. Sus poderes de teletransportación se activaron cuando, una vez que el jefe de pista decidió venderlo, su hermana lo ayudó a escapar y, en medio de la confusión, Kurt acabó quemando el circo. Asustado y perseguido por primera vez, el nuevo mutante escapó de las escopetas con un bamf. Su salto a la iglesia del Padre Wagner, cual Jean Valjean de Los Miserables, no sólo le dio cobijo sino que le inculcó una serie de creencias que cambiarían su vida. Los hombres del circo, aun así, acabaron encontrándolo. Cuando se disponían a quemar la iglesia, llegó Xavier, congeló a la masa enfurecida y les hizo creer que su perseguido había muerto en el incendio. Su traumática existencia sería definitoria en su carácter, aunque también lo sería los objetivos pacifistas inculcados por el cura, lo que tantas veces le pondría a un paso de discernir con los métodos de Xavier y a parar los pies de su compañero. Un alma que haría de perfecto contrapeso a Lobezno.

Con el tiempo, Xavier trató de cancelar sus complejos físicos mediante un aparato con el que esconder su apariencia e infiltrarse como un humano corriente. Algo que con el tiempo acabaría rechazando gracias en parte a los lazos forjados junto a sus compañeros. Al lado de sus amigos, el veinteañero alemán comenzó un amor con la bella Amanda Sefton, que acabó revelándose como su hermanastra Jimaine Szardos, hija de los padres adoptivos gitanos con los que creció en el circo (su complicado árbol familiar y sus traumáticos orígenes se convirtieron en uno de sus grandes puntos de interés) y que todavía le daría algún que otro dolor de cabeza, mediante conexiones mágicas e infernales. La confianza de Kurt acabó completamente recuperada, pese a constantes cavilaciones sobre su religión, cuando incluso se atrevió a hacerse con el liderazgo del equipo, después de que Tormenta perdiera sus poderes, aparentemente para siempre.

Por desgracia, no todo era de color de rosa en el mundo de la Patrulla X. Después de la larga lucha contra Nimrod, poniendo punto y seguido a un conflicto de años con el Club Fuego Infernal, y una súbita desaparición y rescate por parte de sus compañeros, los poderes de Rondador Nocturno no volvieron a ser lo mismo. Tras un tiempo sin poder teletransportarse, sus habilidades estaban completamente resentidas. Hasta que, luchando contra los Marauders, su cuerpo no pudo más y desfalleció, en un coma que lo llevó a guardar cama en la Isla Muir durante meses. Cuando despertó, nada era igual. Su próxima aventura lo esperaba.

Viaje a Inglaterra

Pese a que Kitty Pryde (Kätzchen, para Rondador) primero desconfiara y temiera el aspecto de Rondador, el elfo no tardaría en convencer a la joven de su carácter afable. Tanto fue así que acabaron siendo inseparables hasta el punto de que, cuando dieron por muertos al plantel principal de la Patrulla X en su lucha en la Masacre mutante contra los Morlocks, volaron juntos (aunque Rondador en realidad ya estaba allí) hasta las islas británicas, donde formaron Excalibur. En Europa, la pareja logró captar la señal telepática de su amiga Rachel Grey, que, junto a Capitán Britania (deprimido y alcohólico tras la desaparición de su hermana) y su pareja élfica Meggan, fundó también el curioso equipo que, en época de dominación global mutante, venía como anillo al dedo a Kurt. Más cercano a la capa y espada que a los conflictos mutantes, los dramas interdimensionales por OtroMundo, los viajes por los infiernos, las invasiones demónicas y los conflictos medievales eran el pan de cada día del equipo con nombre artúrico. Kurt incluso volvió a atreverse con el manto de líder, dentro de un grupo que comenzó con el faro de los Braddock como cuartel general y que acabó con sus propios N-Men. En él, acabaría forjando amistades tan perdurables como las forjadas en la Patrulla X, desde la que terminó volando personajes como Coloso.

Chris Claremont y Alan Davis en estado de gracia

Entre otras muchas aventuras y conflictos, durante su estancia allí volvimos a ver a la siempre conflictiva Amanda, y Mística reveló por fin uno de los grandes misterios con los que Claremont venía jugando durante años. La azulada asesina madrasta de Pícara era su madre biológica. Así lo confirmó Scott Lobdell, tras años de insinuaciones. El alemán tuvo además tiempo para mantener una relación con la Shi’ar Cereza, de sentirse atraído por Meggan (que, temporalmente, le devolvía el cumplido), y de volver a toparse con la complicada Amanda Sefton/Jimaine, ahora miembro oficial del grupo british. Pese a lo perdurable de sus amistades, su vida amorosa no parecía del todo estable.

La llamada de la Iglesia

Una vez que todos los X-men (originales y segunda generación) volvieron a estar reunidos, el equipo británico regreso a tierras americanas (previa cancelación de Excalibur y boda de Meggan y Britania) para montar un maxi-equipo separado en dos. Joe Kelly tuvo a bien reunirlos con sus antiguos amigos, incluso con el resentimiento que Kurt y Kitty mostraban por la falta de comunicación entre continentes. En los tiempos de Chuck Austen, asimismo, un desdibujado Rondador descubriría incluso su origen paternal, en una etapa que si bien nadie considera como su favorita, sería definitoria para Wagner. El arco fue solo uno de los giros argumentales que carcomieron a los fans.

Durante esta época, por ejemplo, por primera vez en décadas, Kurt se tomó varias bajas auto-impuestas. La primera de ellas fue cuando, llamado por los cantos de la iglesia católica que lo cobijó, decidió tomar su manto como pastor, una decisión que sorprendió a muchos. Este golpe de efecto era la maniobra con la que Claremont volvía a la franquicia mutante en X-Men #100, lo que enseguida se convirtió en un dolor de cabeza para la continuidad. La flamante etapa del guionista comenzaba seis meses después del último número, con lo que justificaba los aparentes cambios en los protagonistas. La situación del católico también se mencionaba en la colección de Uncanny X-men que en ese momento llevaba Joe Casey. Incluso en la segunda mini-serie sobre el elfo, publicada en 2002, Chris Kipiniak se adentró en la renovada condición del protagonista, en una lucha de fe contra la trata de esclavos. La idea, sin embargo, no debió de gustar a Austen, quien se las apañó para, de golpe y plumazo, cargarse esta situación en Uncanny X-men 423. Aparentemente, todo era una malvada tapadera creada por su mentor, el Padre Whitney. No nos convertiremos nosotros en defensores de la iglesia, pero al guionista el catolicismo parecía gustarle mucho menos, aunque leyendo esos números es obvio que el Austen tampoco es un gran conocedor de su contenido, rituales y creencias, ni de los fundamentos del relato narrativo.

Volviendo a la Patrulla X, en ciernes del Virus de Legado perpetrado por Scott Lobdell, la muerte de su viejo amigo Coloso como consecuencia del virus volvió a alejarlo, aunque no tardó en regresar cuando otro escritor tomara las riendas. Desde entonces, sus idas y venidas se convirtieron en algo intermitente, pero nadie pudo capturar su alma como lo había hecho Chris Claremont en sus orígenes. La mayoría se había decidido a relegarlo a un honroso segundo plano, fuera o no como líder.

La tercera venida de Claremont, en el enésimo ret-con en pocos años, se saldó también con polémica, con Rondador convertido en un rompe-corazones. Falto ya de ideas y de líos amorosos, Wagner se besó con su antigua amiga de Excalibur, Marvel Girl, y tuvo sus escarceos con Tormenta, mientras que ésta se liaba con Lobezno. Los tríos amorosos entre antiguos amigos, y líderes X, nunca funcionaron.

Ya en 2004, Marvel se atrevió a lanzar la primera serie regular (y tercer volumen con su nombre en el título) dedicada al personaje. Roberto Aguirre-Sacasa y Darick Robertson se encargaron de una docena de números donde el alemán recuperaba la espada alma de Illyana guardada en su cuerpo por Jimaine durante los tiempos de Excalibur, e incluso celebraba su cumpleaños. La serie sobrenatural trató de sobrevivir mediante referencias a los títulos madres y un nuevo repaso de sus flashbacks circenses, pero Rondador nunca logró ser un best-seller.

La familia es la familia

Gracias a la disparidad de sus padres biológicos, pocos árboles genealógicos hay tan curiosos en el Universo Marvel (Visión te miramos a ti) como el que rodea al bueno de Rondador Nocturno. Un linaje que se fue desflorando a medida que pasaban las décadas y a los guionistas se les ocurrían nuevas y brillantes ideas para atar cabos sueltos, y, de paso, embrollar unos orígenes en su fundamento simples.
La historia queda así. En la forma de una noble germana, Raven Darkholme, alias Mística, había contraído matrimonio con el Barón Christian Wagner. Pero la alta alcurnia no era suficiente para ella, y acabó teniendo un affair con el rojizo Azazel, de Las Islas Demonas. Creado por Chuck Austen y Sean Phillips, Azazel era el miembro de una raza de mutantes con aspecto de demonios conocidos como los Neyaphem y cuyo origen data de los tiempos bíblicos, cuando fueron llevados a otra dimensión por mutantes angélicos. Por mucho que se le haya dado vueltas a su origen, y los constantes rumores, por el momento no nos ha quedado claro si el elfo rojo tiene alguna relación con algunos de los miembros del panteón demónico. Veremos si en el futuro algún escritor se atreve a atar cabos sueltos.

Desde su primera aparición, el elegante demonio no ha dado pocos dolores de cabeza a su hijo, incluso llegando hasta el trabajo de Jason Aaron en Lobezno y la Patrulla X, como miembro del profesorado de la Escuela del Club Fuego Infernal de Kade Killgore, donde ha estaba acompañado de sus propios Bamfs rojos. El guionista de Scalped volverá a contar al patriarca en el despegue de Amazing X-men. El primer arco, no en vano, llevará a Lobezno y su equipo a acudir en auxilio de Rondador Nocturno, cuya alma flota el epicentro de una Guerra contra Azazel, “convertido en el pirata del más allá, entre barcos piratas voladores, un equipo demónico y una arma de Bamfs rojo.”

Dados sus ilustres padres biológicos, Kurt cuenta con un curioso grupo de hermanos. Pícara, a la que Mística adoptó después de abandonar a su hijo, es su hermanastra. El político del odio Gaydon Creed, hijo de Dientes de Sable, es su hermanastro por parte de madre. Mientras tanto, de parte de Azazel podemos contar a Abismo (Nils Styger) y Kiwi Black, ambos hijos biológicos del demonio rojo. Una cena de Navidad que nos gustaría presenciar.

Claremont, sin embargo, no era de los escritores que tuvieran todo pensado desde el principio. Ni mucho menos. Su método consistía en ir plantando semillas que, con el tiempo, pudieran dar sus frutos de diferentes maneras. Una mezcla entre varias ideas y la más pura improvisación que, por ejemplo, llevó al escritor a dibujar un misterioso primer encuentro entre Rondador y su madre, quien recomendaba a su hijo biólogico preguntar a su madre adoptiva, Margali Szardos, por su obvio parecido. Antes de que el propio Claremont y los guionistas que lo siguieron erigieran este complicado entramado, el patriarca mutante barajó otras ideas muy jugosas, pero lejanas de Azazel. El villano Pesadilla podía haber sido su padre, hasta que el entonces editor del Dr. Extraño del Roger Stern se negó. Otra de las ideas dejaba la relación romántica entre Mística y Destino más clara que nunca, con la cambia-formas convertida en el padre y la vidente como su madre. La relación lésbica, que nunca llegó a confirmarse (pero que todos nos olíamos), no llegó a progresar tampoco por obvias dudas editoriales sobre la temática.

Sustitutos en su ausencia

Desde su muerte, Rondador Nocturno no sólo ha permanecido muy presente en el recuerdo de los fans, sino también en el de guionistas y editores, como muestran algunas de las técnicas utilizadas para contar con él, sin tener que incluirlo.

Rick Remender aprovechó su ausencia para dar al famoso elfo una vuelta de tuerca, al mantener su rostro pero cambiando por completo su personalidad. Dado que la línea temporal de la era del Apocalipsis llevaba tiempo siendo una de las sub-tramas de su aplaudida Imposibles X-Force, qué mejor excusa que ésta para recuperar a un Kurt que, pese a ser ya reconocido por el lector mutante, pocos rasgos psicológicos compartía con nuestro elfo favorito. Despiadado, oscuro y tan atormentado como sus compañeros de equipo, este Rondador nacía de la venganza y el odio forjado en un mundo de destrucción y muerte donde las hordas de Apocalipsis lo habían llevado a vivir en la reclusión como rebelde. Los señores del Apocalipsis habían acabado con la vida de algunos de sus seres más queridos, entre los que se encontraba su esposa Linda, asesinada por el régimen del nuevo Apocalipsis, Arma X, su antiguo amigo Logan. Su aire afable y su rostro conocido hacían del nuevo miembro uno en quien el Lobezno del 616 confiaba con sólo mirarle. Pero éste no era su amigo de toda la vida, pese a que algunos de los rasgos que compartía con su alter-ego del 616 (el compañerismo y el saber trabajar en grupo) fueran reapareciendo con el tiempo. Bajo la pluma de Remender, este Rondador tomó vida propia.

Este elfo, miembro del grupo rebelde liderado por Magneto, se había criado junto a su madre Mística, de lo que se deducía un carácter más fiero y salvaje, y una absoluta oposición a la religión organizada. Pese a todo, el personaje se mantuvo tan fiel a su equipo como en la realidad original, siempre al lado del grupo rebelde. Más allá de la caída de Apocalipsis y sus acólitos, ayudó a la coexistencia entre humanos y mutantes y luchó contra las tropas de mutados todavía fieles al dictador. Juntos, observaron como el Lobezno del 295 acababa convirtiéndose en el nuevo Apocalipsis. Después de que X-Force los ayudara en su Tierra, e incluso con los miramientos que le producía luchar junto a Logan, les devolvía el favor viajando al 616 para clamar venganza contra algunos de los vecinos que durante años habían buscado refugio en esta dimensión: Bestia Oscura, Mole (el asesino de su mujer) o el Hombre de Hielo (su antiguo amigo). Nadie estaba a salvo de la vendetta de Kurt Darkholme, sólo la azulada villana que lo crio y de la que tomó el apellido podría hacerle cambiar de parecer.

La relación entre Lobezno y el Rondador del 616, tras la muerte del segundo, se desarrolló también en Lobezno: Arma X, que anticipaba la pasión de Jason Aaron por el personaje. En el particular viaje al infierno de Logan, el canadiense tuvo la oportunidad de decir adiós a su antiguo compañero, cuya alma lo ayudaba a luchar contra su demonio interior. Para el escritor de Lobezno y la Patrulla X, su relación fue el desencadenante para el camino que el garras tomó camino a convertirse en director de su propia escuela, “aunque Rondador no haya estado alrededor, ha tenido mucha influencia en todos estos eventos”.

Ya a principios de la década, todo sea dicho, Judd Winick aprovechó Exiliados para traerse a un Rondador Nocturno de una realidad paralela al 616. Esta vez la elegida fue la azulada Nocturna, Talia Wagner, hija de Rondador y la Bruja Escarlata de un universo donde creció junto a la Patrulla X. Los poderes de la niña iban mucho más allá que los del progenitor con el que tantos rasgos compartía. La joven se convirtió en uno de los personajes más carismáticos del equipo de saltadores temporales. Tanto fue así que T.J. se mantuvo cambio de alineación tras cambio, para acabar aterrizando en el 616 y unirse a un nuevo Excalibur, tomando el testigo de su padre, sólo para acabar de vuelta en Exiliados, junto a su amiga Destello.

Mientras tanto, casi como una broma, Jason Aaron se lo pasaba en grande escondiendo a los metomentodos Bamfs (criaturas semejantes a Rondador creadas por Kitty Pryde para narrar su cuento de hadas de bucaneros y piratas a Illyana Rasputín) por la escuela Jean Grey, en Lobezno y los X-men. Poco podíamos imaginarnos cuando los vimos por primera vez que estas criaturitas, y sus contrapartidas rojas a las que también hemos visto como parte del Academia Fuego Infernal, acabarían siendo el desencadenante para la resurrección de Rondador Nocturno. Al comienzo de Amazing X-men, el alemán parece perdido en un infierno reflejo del mundo pirata por el que ya paseó en las páginas de Excalibur. Por fin, resolveremos el misterio que los trajo a la Academia Jean Grey para Jóvenes Talentos. “Esta historia explicará lo que son, de dónde vienen y por qué están allí”, asegura Aaron.

Los bamfs y su particular sentido del humor aparecieron también en la primera mini-serie protagonizada por Rondador Nocturno –junto con Lockheed-, publicada allá por 1985, donde el diseñador del personaje Dave Cockrum se lo pasaba en grande creando un cómic caballeresco de cuatro números cuyo aspecto nos recuerda fuertemente a lo visto de la nueva serie de Aaron.

En cine y TV

Cambiemos de medio. Aunque Rondador Nocturno no haya sido uno de los más prominentes X-men cinematográficos (quizás por contar con demasiada gente azul en pantalla), el alemán tuvo su momento de gloria en X-men 2: Unidos. Interpretado por un más que convincente Alan Cumming, Bryan Singer dibujó a Kurt como un mutante afligido y asustado utilizado por Stryker para poner al Gobierno en contra de los mutantes. La impresionante secuencia introductoria que narra el intento de asesinato del Presidente por los pasillos de la Casa Blanca es uno de los mejores momentos de la saga. Tormenta y Jean Grey dan con Kurt en una iglesia católica, donde descubren su fe, por la que se ha tatuado el cuerpo con símbolos angélicos en respuesta a sus pecados. Sus escenas le dan tiempo para forjarse una especie de amistad con Ororo reflejo de la de los cómics. Teniendo en cuenta el registro de Cumming, es curioso que el lado dicharachero y bromista de Kurt no fuera trasladado también al celuloide, lo deja su encarnación como una dramatis persoae envuelta en su depresión.

Pese a la satisfactoria aparición de Rondador en la gran pantalla, Cumming es uno de los pocos en no regresar a su personaje, más allá de en el videojuego del film. Por desgracia en ninguna de las dos producciones llega a convertirse en miembro con pleno derecho. No en vano, es uno de los pocos que no regresa para X-Men: Días del futuro pasado, para la que sí fue considerado. Aunque el siempre ocupado calendario del actor en teatro, cine y televisión ha podido ser justificación de su ausencia, mucho se ha especulado sobre la falta de Rondador. Oficialmente, por ejemplo, su desaparición de X-Men 3: El desafío final se explicaba en el videojuego X-Men: El juego oficial, donde se argumenta que había abandonado a sus compañeros porque no compartía sus métodos violentos. Detrás de las cámaras, sin embargo, Cumming se echó para atrás al descubrir que debería pasar por el laborioso proceso de maquillaje para un rol que era mínimo en la tricuela. Más allá, siempre se ha rumoreado que su relación con Singer nunca fue ideal, como demostraban estas declaraciones en 2005: “No puedo negar que creo que tiene verdadero talento, y estoy muy orgulloso de la película –creo que es una gran película- peo no disfrute demasiado al trabajar con él”. Sea como fuera, su visión del personaje fue una de los grandes aciertos de la trilogía en general y, en particular, de la que sigue siendo la entrega más redonda de la saga.

En televisión, por su parte, sí que hemos tenido un elenco de Rondadores de lo más variado. La primera aparición animada fue como invitado de la serie Team-Up Spider-Man and his Amazing Friends, donde formaba parte de unos X-men presentados como estrellas de la semana. Y aunque Kurt también era miembro del equipo en el piloto de 1989 Pryde of the X-men, no se pudo graduar como componente de la recordada serie mutante de los noventa, en la que cedió su hueco a mutantes más modernos como Gambito y Júbilo. Sí que apareció como invitado, pero al igual que en el cine nunca acabó formando parte de la Patrulla X.

Ya en los 2000, Rondador rejuveneció para ser uno de los protagonistas de X-men: Evolution. Su acomplejada personalidad era perfecta para vender un drama adolescente, con romancero incluido, y, de paso, reciclar los conflictos familiares con Mística y Pícara. En su último salto a la pequeña pantalla, sin contar sus cameos en la serie de Anime y en Pantera Negra, un Wagner mucho más maduro y experimentado se ganó un papel recurrente en Lobezno y los X-men, siempre repleta de personajes y bebiendo de todos los rincones de la historia de la colección. En esta reciente versión progresaba, además, un sorprendente romance con la Bruja Escarlata. Algo para lo que ningún lector veterano estaba preparado.

El Futuro

Rondador vuelve, y está para quedarse. No sabemos si lo veremos en el mundo de los vivos, ni cuánto tardará en escaparse de la divertida dimensión pirata de los Bamfs, pero Amazing X-men parece ser el proyecto hecho a la medida de Kurt. Como una de las anclas imperecederas del universo mutante, y más allá de sus poco memorables mini-series, el azulado se merecía un proyecto dedicado a sus capacidades. Esperemos que Jason Aaron y Ed McGuiness, que según cuenta llevaba años pidiendo dibujar una serie divertida sobre Rondador Nocturno, sepan aprovechar todas las cualidades que convirtieron al elfo en favorito del lector, y también de sus compañeros de viaje. Prometen explicaciones; incontables aventuras; evento tras evento; Azazel, Bamfs, Estrella de Fuego, y una mirada profunda a la relación de amistad entre Lobezno y Rondador Nocturno, fundamental en el diseño histórico de la Imposible Patrulla X. Lobezno es la cara visible. Rondador es el alma.