Rom y los Caballeros del Espacio de Galador

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Sin duda, muchos de los lectores más veteranos, aquellos que llevan siguiendo los cómics Marvel desde hace no ya años, sino décadas, debieron esbozar una sonrisa cuando abrieron las páginas de Infinito, el gran evento de la temporada. En estas y en las del prólogo que se cuenta en las de la serie de Los Vengadores, hacían aparición unos personajes que defendían encarnizadamente su mundo, combatiendo a la gran amenaza que Jonathan Hickman ha concebido para esta historia.

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Para el aficionado que no lleva tanto tiempo, puede ser una suposición lógica que estos Caballeros del Espacio del planeta Galador sean otra creación más de Hickman, presentada expresamente para esta aventura. No es que a este autor le caracterice precisamente la falta de inventiva, después de todo.

Pero no es así. Los personajes y el mundo de Galador forman parte del telón de fondo de una antigua colección de Marvel que data de finales de la década de los setenta. Una colección a la que apenas se puede hacer referencia en los cómics actuales, dado un problema de derechos legales, y que por los mismos motivos no ha podido ser jamás reimpresa ni tiene pinta de que vaya a serlo en un futuro próximo. Esta serie, cuya sola mención despierta un escalofrío de nostalgia entre no pocos de los que la pudimos leer en su momento, tenía el nombre de Rom, Caballero del Espacio.

De cómo los juguetes se transformaron en tebeos, por Sergio Aguirre

Corría el año 1979 cuando unos tales Scott Dankman, Richard C. Levy y Bryan «Bing» L. McCoy diseñaron y patentaron un muñeco ligeramente articulado que incorporaba algo de circuitería en su interior para así hacer funcionar unas luces LED y unos sonidos electrónicos montados en el juguete. Dankman, Levy y McCoy, venden los derechos de su creación de aspecto robótico, a la cual bautizan como COBOL, y salen ya de nuestra historia para no volver a ella hasta mas tarde.

La empresa juguetera Parker Brothers, nueva propietaria del producto, lo lanza al mercado en 1979, cambiándole el nombre por el de Rom, el cual consideran que conserva esa idea de usar nomenclatura de programación, pero teniendo supuestamente mayor tirón comercial. Aquí, podemos ver el anuncio de esta figura de acción de bizarra apariencia mostrando sus entonces punteras características electrónicas.

El lanzamiento de Parker Brothers se encuentra con cierto interés por parte del público. El suficiente como para que se hable de Rom en las páginas de la revista Time (y llegue a aparecer en una esquina de la portada) en su número de Diciembre, aunque no en términos muy favorables. Time pronostica que al ser tan cutre el muñeco, este “acabará junto a las pelotillas de debajo del sofá del cuarto de juegos”. A pesar de esto, el artículo sí que le hace cierta publicidad y además, dice la leyenda que consigue que los ojos de Marvel Comics se fijen en esa licencia.

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Marvel acababa de experimentar de primera mano cómo la publicación de un producto licenciado de otra empresa ajena a los cómics les salvaba el pellejo del hundimiento. A finales de los setenta, la crisis económica y unas grandes nevadas que habían dejado incomunicado medio Estados Unidos tuvieron una gran incidencia en el sector editorial.

Éste, ya debilitado por la primera causa, recibió la puntilla al no poder distribuir sus productos durante un largo tiempo debido a la segunda, y no poder recibir el dinero de la venta en esas zonas aisladas de los ejemplares ya impresos y pagados a imprentas y autores.

Para salir de esa difícil situación financiera (que a punto estuvo de acabar con la competencia, la cual tuvo que diezmar sus publicaciones en la llamada Implosión DC), Marvel tuvo que contar con un éxito tan abrumador e inesperado como el de Star Wars. Los cómics que Marvel publicó sobre la franquicia de George Lucas tuvieron tales ventas que hicieron salir airosa de tan peliaguda coyuntura a la editorial, la cual puso a sus mentes pensantes a vigilar cual podría ser el siguiente filón a explotar.

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Alguien en Marvel pensó que Rom entre otras podría tener posibilidades de ser ese próximo bombazo, así que, por si acaso y para probar, adquirieron los derechos para la publicación de un cómic que narrase sus aventuras.

Se dice, como hemos comentado, que esta decisión vino de leer el mencionado artículo de Time, pero esto no parece probable: el primer número de Rom tiene también fecha de portada de Diciembre de 1979. Dado además el adelanto de unos meses que solía haber entre esta datación y la salida real de los cómics por aquella época, probablemente la aparición de Rom en los kioskos norteamericanos fuese en Septiembre u Octubre. Si a eso sumamos el tiempo entre comprar los derechos, encargar el cómic, escribir el guión, dibujarlo, terminar de producirlo etc., pues parece claro que nos remontamos incluso a más atrás a la hora de determinar en qué momento la editorial se fijó en el producto de Parker Brothers, desde luego mucho antes de la aparición de aquel número de Time. Sobre todo considerando que ya habían aparecido anuncios en el resto de cómics Marvel, tanto del juguete como de la aparición de su nueva serie. Y todo esto, sin tener en cuenta que no parece probable que nadie pueda pensar tras leer el susodicho artículo, que esa fuese a terminar siendo una licencia arrasadora en ventas.

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En cualquier caso, Marvel comenzó a publicar los cómics de Rom a finales de 1979 y la colección duró hasta 1986 con 75 números y 4 anuales, sobreviviendo así al juguete a partir del cual había sido creada. Éste, corrió peor suerte al vender finalmente solo entre 200.000 y 300.000 unidades en Estados Unidos y ser abandonado por Parker Brothers, que tenía depositadas en el producto expectativas de ventas mucho mayores.

De cómo el Caballero del Espacio inició su andadura en la Tierra Marvel, por Sergio Aguirre

¿Cuál era la premisa argumental de esta colección? Bueno, al contrario que en otras licencias adquiridas por Marvel, estos tuvieron que inventarse prácticamente todo, cosa que luego veremos que resultará bastante importante. Si en Star Wars o Conan ya había un trasfondo definido previo, un universo propio que los autores solo debían ampliar y narrar en forma de cómic, en Rom solo teníamos como guía lo que rezaba aquella ominosa voz en el anuncio televisivo. No había juguetes sobre personajes secundarios, vehículos, aliados o enemigos de Rom como es habitual hoy por hoy en otras líneas de muñecos articulados, y fue labor de los autores de Marvel establecer todo esto.

Algo similar pasó en las posteriores Transformers y GI Joe (la definición de su trasfondo corrió a cargo de conversaciones ente autores Marvel y las empresas jugueteras, quienes aprovecharon para plasmar estas ideas en los embalajes de los productos), con una sustancial diferencia, heredera de la serie Micronautas, también licenciada por Marvel a la juguetera Mego el año anterior: Rom estaría integrada dentro del Universo Marvel, de forma que el personaje se podría interrelacionar con los habitantes y situaciones propios de la editorial. Y, por tanto también lo que en su serie pasase era susceptible de tener consecuencias en el resto de publicaciones Marvel.

Rom comenzaba de una forma curiosa: Tras asistir a su llegada a la Tierra en la actualidad, el protagonista ejecutaba a sangre fría desintegrándolos, a varios inocentes viandantes de la pacífica e imaginaria ciudad norteamericana de Clairton, en el estado de Virginia. ¿Habían decidido en Marvel hacer una historia sobre un supervillano, un asesino mucho más sanguinario incluso que la mayoría de los que rondaban sus colecciones? No, como pronto revela Rom a la humana Brandy Clark (el principal secundario de la serie), y a los lectores.

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Sus víctimas, ni estaban muertas (sino desterradas a otra dimensión, el Limbo), ni eran tan inocentes: se trataba en realidad de miembros de una maligna especie alienígena multiforme, los Dire Wraiths. Éstos (Fantasmas o Espectros Malignos en la variable traducción al castellano), enemigos acérrimos de Rom, llevaban años infiltrados entre la humanidad con el objetivo de sojuzgarla y el héroe había venido desde el espacio a salvarnos de ellos.

Rom, seguía contándonos, era un habitante del planeta Galador, una sociedad utópica que fue atacada de forma despiadada por los Fantasmas hacía más de 200 años terrestres.

Los Galadorianos, de apariencia idéntica a la humana y sin un ejército en condiciones con el que defenderse dada su pacífica naturaleza, tienen que darse prisa desarrollando un sistema para oponerse a sus enemigos. La única opción parece escalofriante: los científicos de ese planeta ha encontrado un procedimiento según el cual pueden extraer los principales órganos vitales de una persona e insertarlos en una armadura cyborg, dando lugar a poderosos guerreros. A cambio, claro, los sometidos al proceso renuncian a su humanidad, sus sensaciones físicas, aunque el resto de sus cuerpos quedará congelado y almacenado, esperando a que la guerra termine para realizar la operación que les restituya sus cuerpos.

La benevolente la sociedad Galadorana hace un anuncio en el que se piden voluntarios para tan escalofriante sacrificio entre sus miembros, pero en principio nadie responde. Es un idealista joven, Rom, el que da el primer paso y se ofrece para ser transformado. Inspirados por su valentía, después muchos más, hasta alcanzar los mil, se unen a las filas de los Caballeros del Espacio.

Cada uno de ellos, aparte de la fuerza y resistencia que les confiere su robótico cuerpo hecho con el metal llamado Plandanium, con propiedades autoregenerativas, tiene la capacidad de volar, incluso por el espacio, ha perdido la necesidad de comer (aunque no de respirar, para así respetar uno de los ruidos electrónicos del juguete original; en entornos hostiles tendrá una generosa reserva de oxígeno en su armadura) y poseerá algunas armas y poderes, diferentes en cada Caballero.

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A Rom le toca, al ser el primero, el arma más poderosa, el Neutralizador. Con ésta especie de pistola, puede anular fuentes de energía, lanzar poderosos rayos y exiliar, como hemos dicho, a los fantasmas al limbo abriendo un pequeño portal dimensional durante una fracción de tiempo. También dispone de un Traductor universal, muy útil dados los viajes que afrontará y de un Analizador que le permitirá discernir las propiedades de aquello que se encuentre y, más importante todavía, averiguar si está frente a un Fantasma bajo otra forma.

Todos estos dispositivos pueden ser invocados desde el subespacio cuando le son necesarios a Rom, a donde los devuelve cuando ya no los necesita. Por supuesto, coinciden con los accesorios del muñeco articulado fuente de inspiración del personaje.

Los Caballeros del Espacio se enfrentaron por tanto hace años a los Fantasmas en una épica contienda… y ganaron. Lamentablemente, los malignos cambiaformas, se replegaron, huyendo de su propio planeta para infiltrarse en docenas de mundos y jurando volver para vengarse de los Galadorianos.

Con esta explicación de su protagonista, queda extendido el tapiz sobre el que transcurrirá la colección. Rom ha venido a la tierra a acabar con su misión de búsqueda y expulsión de sus enemigos. Sus acciones sobre lo que para el público son personas inocentes, no alienígenas suplantando a gente, le harán ganarse la desconfianza, miedo y persecución de la sociedad que ha venido a salvar, que le ve como a un robot asesino. Además, la infiltración Fantasma en todos los estratos sociales, naciones, y estamentos como la prensa, el gobierno y el ejército, no harán sino fomentar esa confusión para acabar con él. Y, por supuesto, varios conocidos del Universo Marvel, empezado por la organización SHIELD y pasando por abundantes superhéroes, se enfrentarán a Rom, dadas las circunstancias. En cualquier caso, los Fantasmas por si solos no están indefensos, pues aparte de sus cualidades multiformes, dominan una avanzada tecnología a la vez que el uso de la brujería, y lanzarán todo tipo de monstruos sobre su perseguidor.

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Contará con elenco de secundarios que poco a poco se irá ampliando que conocen la verdad tras su lucha, siendo encabezado siempre por la ya mencionada Brandy Clark, que, claro, se tornará en el interés romántico de Rom. Esta subtrama contiene varios elementos dramáticos, como la imposibilidad de consumar su amor dado la naturaleza cibernética del protagonista, por lo que éste intenta negarse a seguir los dictados de su corazón. Eso y que, vaya, Brandy era una mujer con novio antes de conocer a Rom. La inclusión de este prometido de Brandy, Steve Jackson, en la historia resulta un hallazgo, ya que la situación se vuelve compleja con el triangulo amoroso. Steve va siendo testigo de cómo el amor de su novia se le escapa de entre los dedos poco a poco, circunstancia por la que ambos sufren. Se da cuenta de que la amistad de Brandy hacia Rom se va transformando en algo mucho más intenso y no consigue hacer nada para evitarlo. Lejos de odiar al Galadorano, como le pide su corazón, ambos se caen bien y se respetan, y el heroísmo de hombre común que Steve demuestra resulta esencial en varias ocasiones a lo largo de la serie.

Recapitulando, los elementos que componen Rom son fruto de abundantes y rastreables influencias. Tenemos por un lado ese argumento tan de película de ciencia ficción de los años 50, con una amenaza alienígena infiltrada en nuestra sociedad. Gráficamente, esta atmósfera queda apoyada con la estética del lugar donde se desarrolla la acción, y por la apariencia del propio Rom. El tosco e infantil diseño del juguete, que parece una mezcla entre un hombre, un motor y un electrodoméstico, no chirría tanto al evocarnos un poco a los robots de la ciencia ficción de aquella época, entonando perfectamente en esa Clairton ( una ciudad por la que el tiempo no parece haber pasado en dos décadas) donde todo comienza.

Por otro lado a tal atmósfera se le incorpora unos elementos de historia de terror muy marcados, merced a los Fantasmas, su fría crueldad y sus artes oscuras. Escenas bajo la lluvia en cementerios, mansiones misteriosas, criaturas de pesadilla, experimentos con seres humanos e historias tan pavorosas como la de Híbrido, cuya narración podría encajar vagamente en un relato de HP Lovecraft, hacen que la fascinación que experimentamos debido a la ciencia ficción se entrelace con el terror cuando pasamos las páginas de Rom.

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Además, no es posible obviar los elementos superheroicos ya testados antes en otras colecciones que parecen constituir al personaje principal. Si a primera vista ya tenemos un rastro del Iron man primigenio, con ese humano encerrado en una maquina de aspecto retro (apariencia que el guionista se ocupó de justificar al contarnos que Rom fue el prototipo, el primer caballero del Espacio y que los siguientes modelos fueron saliendo mas pulidos), la personalidad, forma de hablar y nobleza de Rom nos retrotrae al Thor de Marvel. Su procedencia de un lugar cuyos motivos mezclan tanto la ciencia ficción como temas de culturas antiguas y épicas (la nórdica en el caso del Dios del Trueno, la caballeresca medieval en el de Rom) parece cimentar este parentela temática entre el hijo de Odín y el Galadoriano de largas melenas en su forma humana.

Además, el origen de Rom nos evoca al del Capitán América, ofreciéndose voluntario para un experimento que el transformará en el defensor de su lugar de nacimiento. Y la persecución e incomprensión por parte de una sociedad, la nuestra, que él lucha por proteger es reflejo directo de uno de las tendencias argumentales más habituales y exitosas de Marvel, pudiendo encontrarla en Spiderman, en Hulk y por supuesto en los X-men.

Todas estas influencias no parecen ni mucho menos metidas con calzador al leer Rom, sino que estando presentes de una forma sutil y orgánica contribuyen a hacer un todo homogéneo, una atmósfera y sabor propio que encandiló a muchos de los que leímos aquí en España las ediciones que Vértice, Surco y finalmente, Forum (como complemento en la serie Transformers) hicieron de la colección.

El largo sendero hasta casa, por Sergio Aguirre

Con todos estos elementos, la colección transcurrió a lo largo de la primera mitad de los años ochenta. Sin embargo, lógicamente al tratarse de una serie de cierta longevidad, hubo varias desviaciones respecto a este status quo descrito según avanzaba la trama.

Así, Rom decide tratar de volver a su planeta Galador, con el que hace años que perdió contacto al recibir noticias de que un gran mal se aproxima. Allí, se encuentra con que la guerra ha terminado y su hogar vuelve a ser esa utopía de la que partió. Más aún, su figura es adorada con fervor cuasi religioso. Pero nada resulta tan bello en realidad: lo que sucede es que un impostor detenta el gobierno de Galador suplantando la identidad de Rom. Este farsante (un caballero espacial renegado llamado Terminator) no solo habita una armadura idéntica a la de nuestro héroe, sino que las partes orgánicas que hay en su interior son precisamente aquellas del cuerpo de Rom que le estaban supuestamente esperando criogenizadas.

Para rematar la faena, el falso Rom es un peón del malvado Mentus, la parte oscura de la psique del benevolente Gran Director de Galador que ha cobrado existencia material. Este concepto de villano, se adelanta en años al de Onslaught-Charles Xavier, y al de la más cercana en el tiempo X-men Vs Micronauts de 1984, en la que el guionista de Rom, Bill Mantlo colaboró en la escritura con Chris Claremont, y donde al pobre Charles ya le salió una materialización de su mitad oscura. Aunque hay que decir que esta versión malvada del Profesor X, ya había hecho aparición en el X-men 106 de 1977, un número de relleno, también firmado por Mantlo. Parece que esta idea era bastante querida por el escritor, dados todos los usos que le dio.

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Una vez vencido Mentus, que había pactado con los Fantasmas el traslado del planeta Galador a la nebulosa oscura de donde proceden, los Caballeros del Espacio liderados por los dos Rom (ya que Terminator decide volver al bando de los buenos) deben afrontar la gran amenaza que se cierne sobre su ahora errante hogar: la llegada de nada menos que Galactus, el devorador de mundos.

Este finalmente es vencido por Rom mediante un engaño: le ofrece un trato parecido al que tuvo con Norrin Radd, Estela Plateada, pasar a ser temporalmente su heraldo y buscarle otro planeta para alimentarle a cambio de perdonar a su mundo natal. Galactus acepta y Rom le lleva al mundo de los Fantasmas para que lo consuma, matándose así dos pájaros de un tiro. No se llegará a tanto, ya que como hemos dicho se trata de un truco: la esencia de ese planeta es tan nociva que el intento de consumirlo casi acaba con Galactus. Éste, divertido por cómo se la ha jugado Rom, cumple su palabra de respetar Galador y se marcha a continuar con su peregrinaje galáctico.

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Pero todo esto ha tenido varios costes. El regalo de despedida de Galactus ha sido que los Caballeros del Espacio ya no saben la ruta para volver al ahora errante Galador, así que se dispersan por el cosmos para buscarlo y continuar su lucha contra los Fantasmas. Y el segundo Rom, Terminator, ha muerto en la contienda, perdiéndose así las partes de Rom que podrías haber restituido su humanidad: el protagonista, queda por tanto condenado a ser para siempre un cyborg.

Rom vuelve a la Tierra y el tono de las historias comienza a ser algo más tenebroso. Es justo decir que tampoco mucho más. Una de las cosas que caracterizan a la serie desde su inicio es que resulta sorprendente la violencia o el sadismo que a veces se despliegan en sus páginas, considerando que se trata de un cómic Marvel de los años ochenta pensado en principio para vender juguetes a niños. El escritor, Mantlo, ya había aplicado esta curiosa paradoja en la ya mentada Micronautas.

Con Rom sin esperanza ya de volver a recuperar su humanidad perdida y reclamar el amor de Brandy, todo entra en una espiral tenebrosa. Se produce un cisma entre las filas de los Fantasmas, que culmina en el demencial exterminio de los machos de la especie por parte de las hembras. Estas, aparte, de lucir un nuevo diseño estético (hasta el número 47 no se había visto ninguna en su verdadera forma), tienen una manera muy especial de obtener una nueva apariencia: lanzar un tentáculo que surge desde su boca y que se clava en el cerebro de su víctima, absorbiendo su esencia (incluyendo recuerdos y aspecto) y derritiendo al desafortunado al que van a suplantar. Algo similar, por cierto. al proceso que realizan los androides cambiaformas de la serie televisiva Fringe, al límite.

La lucha contra la maligna especie, que abandona la tecnología como arma para librar la contienda en favor de la brujería, se recrudece. En Clairton, de repente, asistimos atónitos al asesinato y suplantación por parte de las Fantasmas de todos los secundarios de la serie excepto Brandy Clark.

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La guerra se torna abierta cuando la infiltración de estos seres se hace pública para la humanidad. Una nueva dirección para la serie se produce en ese momento, cuando Rom pasa de amenaza número uno a liderar una contienda encarnizada en nuestro mundo en la que intervienen los ejércitos de todas las naciones, además de todos los superhéroes del Universo Marvel. Da la impresión de que ya no se sabe muy bien qué hacer para mantener el interés del público, y la colección se va acercando a su recta final.

Tras el intenso derramamiento de sangre, un nuevo giro se produce al culminar la guerra y conseguirse la expulsión al limbo para siempre de todos los Fantasmas. La misión de Rom queda finalizada y éste, sin objetivo vital y perdido, abandona la Tierra para iniciar un peregrinaje por el espacio que le llevará a reunir a sus compañeros Caballeros y regresar a Galador.

Allí, no ha terminado todo, pues Rom y sus compañeros se encuentran con una terrible situación: los Galadorianos han sido llevados a la opresión y casi hasta el exterminio por una segunda generación de Caballeros del Espacio que fueron creados durante su ausencia y que decidieron hacerse con el poder del planeta.

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La lucha por la liberación de Galador no tiene buenos resultados, y en la contienda caen no solo los Caballeros renegados, sino todo ser humano que allí habitaba, además de bastantes de los compañeros blindados de Rom. Este desolador escenario de genocidio no dura mucho: nos encontramos ya en el último episodio de la colección y en solo unas páginas todo queda resuelto. Con un Deus ex machina de última hora, Rom recupera su humanidad y junto con la terrestre Brandy (que ha sido transportada hasta Galador durante el crossover con Secret Wars II), repoblarán el planeta como unos nuevos Adan y Eva, donde les dejamos con su merecido (eso sí; a pesar de lo forzado de la situación lo cierto es que después da tanto horror, los protagonistas sin duda ya se lo habían ganado) happy ending en el paraíso que está destinados a crear.

Atrás quedan como decíamos, 75 entregas y cuatro anuales de una serie que, a pesar de la falta de dirección y apresuradas resoluciones de su último tramo, nos ha dado momentos realmente destacables. Y que, si queremos darle una lectura vital, nos habla de cómo si nos embarcamos en un objetivo, en una misión por justa que esta sea, corremos el peligro de obsesionarnos, insensibilizarnos, de perder nuestra perspectiva y tornarnos máquinas como el protagonista. Éste, cuando llega a la tierra tras doscientos años de lucha parece haber olvidado esa humanidad por la que precisamente se involucró en su cruzada. Y es solo al redescubrir el contacto humano, ya sea el debido al amor de Brandy o a la amistad que forja con el resto de secundarios, cuando despierta de ese letargo emocional y comienza su andadura hacia el reencuentro consigo mismo.

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Un Caballero del Espacio en el reino de los prodigios, por Sergio Aguirre

Como ya hemos dicho, las aventuras del Caballero del espacio transcurrían en el Universo Marvel, ese mismo lugar ficticio en el que suceden casi todas las aventuras publicadas por la editorial norteamericana. Por tanto, el encuentro del protagonista con otros personajes aparecidos en este era inevitable, mas dada su condición de pavorosa amenaza pública que parece estar asesinando personas aleatoriamente de forma masiva.

Así, ya vemos en los primeros números que los Fantasmas están infiltrados también en SHIELD y que Rom puede enfrentarse con villanos desechados de colecciones clásicas. Enumerarlos es casi una tarea titánica: la casa encantada que apareció en la recta inicial del Doctor Extraño de Steve Ditko, Quasimodo, los hombres lagarto que se lucharon contra Ms. Marvel cuando ésta acababa de estrenar la traje que el diseñó Dave Cockrum, el Hombre Topo, Ego, el Eslabón Perdido radiactivo y el Amo del Metal, oponentes ambos de Hulk, y aquel Fantasma del Espacio que atormentó a los Vengadores antes de que siquiera el Capitán América se uniese a sus filas. Villano, que por cierto, con tal nombre, siendo multiforme y estando exiliado también en el limbo, parecía que iba a tener más relación con los enemigos mortales de Rom, pero finalmente la cosa no dio para mucho y no pasó de anécdota.

Pero la cosa no se queda ahí, claro, y también son múltiples las apariciones y enfrentamientos con superhéroes, como la Sota de Corazones, Torpedo (que pasó a ser un secundario habitual de la colección durante un tiempo), Namor, los 4 Fantásticos, Shang-Chi, Nick Furia, el Hombre hormiga, Los Supersoldados Soviéticos, Los Nuevos Mutantes, la Guardia imperial Shi’ar, el Doctor Extraño, los Héroes de Alquiler o Alpha Flight, e incluso estrellas de la editorial como la Patrulla-X (en la ya mencionada historia de Hibrido) y algún cameo de Spiderman, Caballero Luna, Capitán América o Daredevil.

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Más aún, a partir del número 54, se uno otro secundario a su círculo: ni más ni menos que Rick Jones, el antiguo sidekick de Hulk, el Capitán América y el Capitán Marvel. Salido de las páginas de Hulk con un cáncer debido a la exposición a los rayos Gamma, su paso por la serie lidia con las su intento de asumir su cercana muerte. No se puede ser más del Universo Marvel que si Rick Jones aparece regularmente en tu colección, creo yo. Especialmente si para salvarle la vida en estas páginas, se aprovechan las Secret Wars II para que el Todopoderoso aparezca y le cure de su enfermedad.

Por otro lado, también tenemos la mencionada saga en Galador con Galactus, o el hecho de que en el número 50, los Skrull nos revelen que los Fantasmas malignos son una rama evolutiva perdida suya. Considerando la trama recurrente de Rom con los Fantasmas infiltrados en toda la sociedad, da qué pensar cuando lees el evento Invasión Secreta. Aunque en ésta también podemos ver trazas de Millennium, el evento de DC de mediados de los ochenta. Pero estoy divagando.

Las repercusiones de Rom en el universo Marvel no pueden ser medidas sólo en términos de la irrupción de éste en las páginas de su serie. Aparte de que el protagonista o sus villanos por supuesto apareciesen a su vez en varias colecciones de la casa de las ideas (como en Hulk, Los Vengadores, Marvel two-in–one o Heroes for Hire) se dieron varias historias que tuvieron cierta resonancia en este cosmos ficticio.

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Podemos comenzar con la resolución de la guerra galáctica Xandar-Skrull, que finalizó una trama que comenzó en la colección de Nova y se trasladó a la de los Cuatro Fantásticos donde se desarrolló el cuerpo de la saga. En los hechos narrados en Rom, Richard Rider, perdía los poderes de Nova y era trasladado a la Tierra, hasta que fuese reutilizado en la colección de los New Warriors a principios de los noventa.

Continuaremos con que la conversión de Picara, aquella miembro de la Hermandad de Mutantes malignos aparecida en un Anual de los Vengadores en una superheroina se da también en las páginas de Rom. Esa transición de la hija adoptiva de Mística, que mostraba un deje bastante sádico en su primera apariciones no fue gratuita, sino que era uno de los nudos argumentales de unos números en los que la futuro miembro de la Patrulla X entraba en contacto con Rom y quedaba impresionada por su nobleza.

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Para seguir con los mutantes, debemos recordar que una de las más bellas historias de estos, Muerte viva, en la que Barry Windsor-Smith ilustraba las consecuencias de la perdida de poderes de Tormenta, tenía como villanos a las Fantasmas malignas. De hecho, el dispositivo construido por Forja con el que Ororo perdía su habilidad mutante fue determinante para la victoria en la lucha contra ellos.

Al crear Forja un arma similar al Neutralizador de Rom, como las Fantasmas se temían la humanidad tuvo una manera de apoyar al caballero del espacio en su guerra con los multiformes una vez que esta se hizo pública. De hecho, este inventor mutante y el agente del gobierno Henry Peter Gyrich se convirtieron en personajes habituales de la serie de Rom en ese tramo de la misma.

En esa temporada también, en muchas de las colecciones Marvel se fue haciendo mención de la contienda narrada en Rom, como no podía ser de otra manera dada la magnitud de la misma. Y, en el episodio en el que por fin se libraba la batalla definitiva contra las alienígenas, hicieron aparición todos los superhéroes de la editorial, incluso los más secundarios, para ayudar a Rom en su momento más decisivo.

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Todo esto hace que la colección de Rom pasase a ser un poco como Marvel Team-up o Marvel Two-in-one, las series en las que Spiderman y La Cosa respectivamente cruzaban sus caminos en cada número con un invitado especial: de algún modo, su propia existencia además de lo que se narra, contribuye a cimentar esa sensación de que hay un todo unificado, que todas la colecciones de Marvel transcurren con un mismo telón de fondo. Por tanto, no hay duda que no solo Rom se benefició de su inclusión en este cosmos ficticio, sino que también sucedió a la inversa.

Otros nobles guerreros de Galador, por Sergio Aguirre

Es de justicia, ya que hemos comenzado este escrito hablando de los Caballeros del Espacio, por lo menos mencionar a los demás que también fueron presentados en la colección de Rom.

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Empezamos por Firefall, Catarata de fuego, el mejor amigo de Rom cuando ambos eran todavía humanos. Caído en la primera contienda de Galador contra los Fantasmas, su armadura le fue extraída quirúrgicamente para ser injertada posteriormente en un bienintencionado peón terrestre de los Fantasmas. Éste, Archie Stryker era un criminal de poca monta que creyó que Rom era un cruel asesino hasta que contempló la verdad de la infiltración Fantasma y se sacrificó para que Rom pudiese continuar con su lucha.

También tenemos a Terminator, víctima de un ataque con armas biológicas de los Fantasmas, de forma que nunca tuvo cuerpo humano al que volver como recompensa anhelada, solo su odio hacia la multiforme especie. Tal odio le convirtió en un ser despiadado que terminó por ejecutar inocentes, y por ser el peón de Mentus para suplantar a Rom. Como ya hemos dicho, también murió redimiéndose, esta vez enfrentándose al mismísimo Galactus.

Starshine, una joven Galadoriana, estaba enamorada de Rom. La muerte de la amada de éste, Ray-na, durante la guerra con los Fantasmas, la llevó a atesorar esperanzas de ser correspondida. Pero el corazón de Rom quedó frío y para cuando volvió a despertar a los sentimientos, fue debido a la terrestre Brandy Clark. Starshine volvió a la Tierra con Rom tras la lucha con Galactus, pero murió poco después frustrada sin ser amada por como ella desaba. Durante un tiempo, debido a un plan de un brujo Fantasma llamado Doctor Dredd, Brandy se encontró dentro de la armadura de Starshine, siendo la superpoderosa sidekick y amada de Rom. Esto parecía que les ponía en una nueva situación sentimental, al no importar ya la inhumanidad de Rom. Pero esto no duró y la amargada por la muerte de toda su familia Brandy Clark volvió a ser humana.

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En el anual 2 de la colección, se presentó a un grupo de Caballeros del Espacio que reaparecería hacia el final de la misma para ayudar a Rom a reconquistar Galador. Estos, una vez concluida la serie, se dispersaron por el espacio, al haber sido destruidos los restos orgánicos que les hubiesen restituido la humanidad.

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Podemos mencionar también a la guardia de élite de Galador, que no eran Caballeros con armaduras Cyborg, sino personas alteradas genéticamente para tener alas, resultando en un aspecto como de ángeles guerreros, recordando un tanto al de los Hombres Halcón de Flash Gordon o los Thanagarianos de DC.

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Y finalmente, debemos recordar que no todo fue nobles guerreros dentro de las filas de los Caballeros espaciales. Aparte de Terminator y Mentus (esta criatura, una esencia psíquica, se había alojado en una armadura cyborg para tener presencia material), también pudimos encontrarnos con el traidor Gloriole (que también murió redimiéndose, parece haber una pauta) y a la retorcida segunda generación de Caballeros del espacio, renegados comandados por Lord Dominor que conquistaron Galador y acabaron exterminando a la raza humana que lo poblaba.

El Universo Marvel sin Rom, por Sergio Aguirre

Una vez la serié concluyó, Marvel finalmente perdió los derechos del personaje. Pero, como dijimos, prácticamente todo el resto de creaciones de la colección eran propiedad de la editorial, al haberlas concebido Bill Mantlo para dotar de trasfondo a Rom.

Esto dio lugar a una curiosa situación, en la que el personaje principal no podía aparecer en cómics Marvel ni ser nombrado, pero sí seguían dentro de la continuidad Marvel todas sus historias.

Dado lo farragoso que se volvió el tema de sus derechos como veremos después, Marvel nunca ha podido reeditar esos números. Pero, al contrario que con por ejemplo Conan o GI Joe, probablemente aunque otra editorial se hiciese con la licencia el personaje, tampoco podría volver a imprimirlos, dada la enorme abundancia de aspectos del Universo Marvel que contiene en casi cada episodio. Por tanto, no parece que vayamos a ver pronto a Rom en las librerías ni por un lado ni por otro, lo cual es una autentica lástima aunque solo sea por las tramas de otras colecciones que por allí pasaron.

¿Y cómo se desenvolvió el Universo Marvel una vez que Rom tuvo que dejar de ser referenciado? Bueno, al principio simplemente fue ignorado. Pero con tiempo y poco a poco, varios autores fueron rescatando su recuerdo. Que si un flashback de Nova en la colección de New Warriors recordando cómo perdió los poderes, que si una aparición de Brandy y Rom en su forma humana en la boda de Rick Jones…

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Le vimos también sin su armadura en Universo-X, ese futuro posible del Universo Marvel concebido por Alex Ross como parte de su trilogía con Tierra-X y Paraiso-X, atrapado en el limbo, luchando contra sus viejos enemigos con su neutralizador y un escudo que era el peto de su cuerpo cyborg. Se referían a él solo como “El más grande de los Caballeros Espaciales”.

Ya en el siglo XXI, se le encargó a Jim Starlin y Chris Batista una miniserie sobre los Caballeros del Espacio. Parece ser que mientras que Batista estaba entusiasmado con la idea, para Starlin Rom era un personaje sin ningún interés, y reconoce que aceptó el trabajo solo para pagarse parte de una embarcación.

En Spaceknights, los protagonistas eran los hijos ya adultos de Brandy y Rom en un Galador repoblado (nos imaginamos que con otras parejas también, aunque no se explica de donde vinieron si así es) y en el que los Caballeros evocaban motivos más artúricos que nunca, debido a la influencia terrícola de la reina Brandy. De hecho, Rom había cambiado su nombre al de Artour, posibilitando que sea nombrado de algún modo. La colección, de 5 episodios, sin ser mala, luce el desinterés de su escritor y cayó en el olvido rápidamente, siendo difícil encajarla como parte de la continuidad oficial Marvel.

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Es ya cuando Dan Abnett y Andy Lanning están rehaciendo la parcela galáctica del universo de la editorial cuando vemos por fin referencias más claras a Rom. No solo aparecen Galador, los Caballeros del espacio y los Fantasmas, sino también un personaje llamado Ikon, que no es sino una versión femenina de Rom que pretende liderar el grupo de pesos pesados interestelares llamado Aniquiladores.

ikon

Ahora, los Caballeros del espacio han vuelto a asomarse en Infinito, aunque no con muy buenos resultados para ellos. ¿Volverán a ser una presencia habitual en los cómics de la Casa de las ideas? Ojalá que sí.

Ilustradores y escribas, por Sergio Aguirre

Rom contó en sus inicios, y hasta bien entrada la serie, con los dibujos de uno de los clásicos de Marvel, Sal Buscema, el hermano pequeño del gran John. Su talento como narrador siempre ha estado ensombrecido por ese aura de artesano, de mero dibujante funcional que siempre le ha acompañado y no de autor consagrado. Su capacidad de entregar siempre a tiempo en una industria que demanda precisamente eso siempre le ha llevado a tener trabajo asegurado, aunque al coste de no definir demasiado sus bocetos y quedar el resultado final muy dependiente del talento de quién después le entintase.

En Rom, sin embargo, esta característica juega bastante a su favor. Si bien en un principio no notamos nada especial, en el momento en el que otro clásico del Bullpen Marvelita, Joe Sinnott empieza a poner sus tintas sobre los lápices de Buscema, el aspecto de la serie pasa a ser el arquetípico (que no típico) de una colección Marvel de la época. Cuando Sinnott es sustituido por Akin y Garvey, la atmosfera se hace más opresiva, terrorífica, barroca, entrando en plena consonancia con el tono de las historias una vez que Rom ha vuelto de su encuentro con Galactus.

Las portadas de la colección también merecen ser mencionadas, estando la mayoría de ellas en manos de autores como Frank Miller, Michael Golden, John Byrne, Al Milgrom o Bill Sienkiewcz.

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Desgraciadamente, una vez que Sal Buscema abandonase la colección, su sustituto como artista regular no pudo estar a la altura. Un gran autor como lo es Steve Ditko, raramente consigue serlo durante toda su carrera y aquí demostró estar en franca decadencia. Ciertamente tal vez su estilo no hubiese sido adecuado para el tono de la colección (que recordemos que pese a todo lo dicho no era solo terrorífico, sino de ciencia ficción con vocación ser espectacular) ni en su mejor momento artístico,mas propio de otras temáticas. En cualquier caso, aquí ni la ayuda en las tintas de ilustres como Craig Russell o John Byrne consigue que el resultado sea salvable.

Sin embargo, si hemos de hablar de un autor que inevitablemente relacionemos con Rom, no lo haremos de sus dibujantes, sino del guionista que escribió todos y cada uno de sus episodios: Bill Mantlo.

Este escritor es probablemente una de las figuras más olvidadas y a reivindicar de la Marvel de los años setenta y ochenta. Empezó escribiendo fill-ins para casi todas las colecciones de la editorial y pasó a trabajar regularmente y de forma prolífica en títulos cómo Deadly Hands of Kung-fu, Spectacular Spiderman, Incredible Hulk, Iron Man, The Champions y Alpha Flight. Sus creaciones incluyen al Tigre Blanco, la Sota de Corazones, Capa y Puñal, los U-foes y al grueso de los Supersoldados Sovieticos. También es, por ejemplo, el hombre responsable de la revelación de que Magneto era el padre de Mercurio y la Bruja Escarlata en las páginas de la miniserie que esta compartió con su marido La Visión.

Pero probablemente sus admiradores le recuerdan mas por colecciones como este Rom, por la otra serie licenciada Micronautas (la cual él mismo propuso a Marvel que adquiriese los derechos al ver a su hijo con un juguete de esta línea y pensar que podía tener potencial) y por Piratas del Espacio, de la que aquí solo pudimos ver la novela gráfica que iniciaba la serie que el sello Epic les dedicó.

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En todos los casos, desde la primera vez que Tony Stark pierde su empresa (a manos del villano Midas en esa ocasión, años antes de la saga de Obadiah Stane) hasta la etapa en la que Bruce Banner controló el cuerpo de Hulk para finalmente perder las riendas de sí mismo hasta ser solo una bestia, Mantlo comparte la valoración que se puede dar a autores como Roger McKenzie o Roger Stern: artesanos que guionizaban con oficio y pasión, esforzándose por ofrecer un producto que, estando dentro del mainstream, pudiese ser satisfactorio. En resumen, hablamos de guionistas que que creaban muy buenos cómic de superheroes. No podía comparárseles con Alan Moore o Frank Miller, pero un tebeo que estuviese firmado por alguno de ellos tenía cierta garantía de nunca ser malo, y sus largas etapas al cargo de cabeceras clásicas de la casa de la ideas aguantan muy bien las relecturas tras tantos años.

Los frecuentes choques de Mantlo con el editor Jim Shooter, con el que se llevaba realmente mal, no le impidieron que la mayor parte de su producción se produjese en la Marvel de aquella era. En 1988 dio el salto a DC Comics escribiendo la miniserie central del crossover Invasion!, el cual desgraciadamente puede calificarse como su trabajo más flojo, siendo además uno de los últimos en el mundo del cómic. Poco después se sacó la carrera de Derecho y empezó a trabajar como abogado de oficio en el Bronx, dando rienda suelta a ese carácter social de solidaridad para con los mas desfavorecidos que a menudo percolaba en sus obras.

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En 1992, la tragedia se cernió sobre él al atropellarle un coche mientras patinaba, dándose a la fuga el conductor del automóvil. Mantlo sufrió un daño cerebral irreparable que le dejó en coma varios años. Hoy por hoy, vive teniendo que ser asistido permanentemente y nunca se recuperará. Uno de los grandes olvidados de esta a veces, demasiado a menudo, injusta industria, Mantlo y su familia pagan las elevadas facturas debidas a sus cuidados con lo que varias campañas benéficas recaudan para su causa.

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Tras, a nivel personal, reivindicar e intentar rendir un sentido homenaje con este escrito a uno de los contadores de historias que más marcó la infancia y más generó afición por el cómic en este redactor, me despido dejándoos en manos de mi compañero Marcos, que os aportará mas datos sobre este triste asunto y sobre cómo, si es vuestro deseo, ayudar a Bill Mantlo.

De bien nacidos es ser agradecidos, por Marcos Martin

Como ya sabemos, Bill Mantlo permanece ingresado en una residencia hospitalaria que se encarga de atenderlo debido al estado en el que se encuentra después del accidente que sufrió en 1992. Y también sabemos que el sistema sanitario norteamericano no es gratuito, ni barato, así que los costes de esa residencia deben ser asumidos por la familia de Mantlo, que precisamente no lo ha tenido fácil para que el escritor reciba los cuidados que se merece. Afortunadamente, la comunidad de creadores y fans del noveno arte suele ser muy solidaria y cuida de los suyos y gracias a iniciativas como la liderada por el guionista Greg Pak o la de un fan como Rob Harrington que intentan recaudar fondos para financiar los cuidados médicos de Mantlo. El primero, quien ha declarado que se siente muy influenciado por el trabajo de Mantlo, tiene una web en la que cualquier fan puede colaborar con un donativo. Parece ser que ha habido algún tipo de respuesta porque el hermano del autor, Mike, escribió en su momento unas líneas de agradecimiento a todos aquellos que mostraron interés por Bill. Las reproducimos:

Antes que nada, quiero enviarale unas GRACIAS enormes a todos aquellos que han ayudado a Bill a lo largo de estos últimos 19 años. Cada donación, da igual si fue grande o pequeña, y cada postal o carta se agradecen muchísimo. El estado de Bill sigue igual (sufre de graves deficiencias cognitivas, brotes de ira y depresión) y estos factores lo mantienen muy alejado del “mundo exterior”. Aparte de mis visitas, la amabilidad de mi maravillosa esposa y la atención de las personas que trabajan en la residencia donde Bill se recupera, su contacto con otros seres humanos es virtualmente inexistente. Pero el apoyo y el ánimo que nos dan los fans y los profesionales de la industria son como un rayo de sol en sus oscuros y deprimentes días. Cuando yo (o mi esposa) hablamos con Bill, ¡Su espíritu emerge y es tan fuerte y puro como siempre lo fue! Así que una vez más, no puedo más que ¡¡Daros las gracias a TODOS!! Creo firmemente en el poder de las muestras de solidaridad espontáneas y con esta creencia ¡Espero que TODA vuestra amabilidad os sea devuelta en mayores cantidades!

Cualquier postal, carta o donación para Bill Mantlo puede ser enviada a:
Mike Mantlo
26364 East Pintail Road
Long Neck, DE 19966

Por otro lado, Rob Horrington lanzó en junio de este año y a través de su blog una iniciativa para redibujar, con diferentes artistas, las veinte páginas que componen Rom #1 como homenaje a Mantlo y de paso colaborar en sus cuidados médicos con cualquier donativo que se haga. Sin embargo, aún no hemos podido ver el resultado final de este proyecto.

En definitiva, el cariño que los fans muestran por uno de los escritores más prolíficos de la Casa de las Ideas durante la década de los 80 es latente. Desde aquí vaya también todo nuestro aprecio y apoyo al bueno de Mantlo con este artículo.

El culebrón sobre los derechos de Rom, por Marcos Martin

Quien iba a pensar que Rom #75, publicado en febrero de 1986, iba a ser la última vez que veríamos un cómic del Caballero del Espacio. La serie había sobrevivido dignamente e ininterrumpidamente a lo largo de unos siete años, pero las bajas ventas, una vez más, fueron la sentencia de muerte del título.

Para aquellos que somos fans de Rom sabemos que el personaje tiene dos historias: La que se contó durante 75 números, cuatro anuales y unas cuantas apariciones en otros títulos, y la que tiene que ver con los derechos legales del personaje. Como ya hemos contado, el galadoriano fue una creación propiedad de Parker que cedió y permitió a Marvel explotar al personaje en formato de comic-book. Una vez la serie fue cancelada, los derechos de Rom regresaron a la compañía juguetera para nunca más saber de él. Esta, amigos, es la versión reducida y simplificada del Caso Rom. Por supuesto, el tema de los derechos de este personaje es mucho más complejo y si no hemos vuelto a saber del Caballero del Espacio en más de 25 años es porque el asunto tiene su enjundia.

rom-marvel-parker
Los directivos de Marvel y Parker. Por las caras ya se sabe a quien le iba a ir mejor con Rom.

Antes de entrar en materia hemos de agradecer a todos esos fans del personaje que pueblan la red con información sobre Rom y que con sus datos hemos podido completar un artículo como este. De todos ellos, Lee Seitz, es uno de los fans que parece tener mejor conocimiento sobre los entresijos legales del asunto, y consultando su blog se pueden obtener datos muy interesantes. En una de sus entradas comenta que ¡Oh, sorpresa! Hasbro, la actual propietaria de Parker, no es la única que retiene los derechos del personaje. Hay un tercero en discordia: Bing McCoy, el creador de la criatura. Y ya sabemos como se desenvuelven estos asuntos, mientras más gente involucrada, más problemas.

Según Seitz, McCoy retiene todos los derechos de merchandising secundario. Por lo tanto, fue este señor quien se estaba beneficiando del cómic de Rom y no Parker. De hecho Jim Shooter, editor de Marvel en los ochenta, lo confirmó en su blog hace unos años. Por tanto, si Marvel quisiera publicar o reeditar algo relacionado con el personaje, tendría que negociar a tres bandas. Seitz confirma que McCoy tiene mucho que ver en el asunto porque tras una entrevista que le hizo en 2006, éste le envió un correo electrónico en el que le comentó, y traducimos:

Estoy terminando de negociar con Hasbro y Marvel unos pequeños detalles sobre los derechos y luego me pondré a trabajar en el desarrollo de una serie animada basada en Rom. Marvel también está planeando incluir a Rom en una nueva antología de superhéroes, sólo unas pocas páginas.

La conclusión de Seitz fue que aquello era demasiada involucración para alguien que se creía que había vendido su parte de los derechos a Hasbro. Pero en realidad Bing McCoy siempre retuvo esos derechos de merchandising secundario, aunque no fuera de conocimiento público. Parece ser que la negociación tuvo lugar porque esa antología que McCoy menciona es la reedición en 2006 del Official Handbook of the Marvel Universe en formato Essential.

parker-logo Hasbro_logo

Lo siguiente que se supo del creador del personaje es que intentó comprarle a Hasbro todos los derechos de Rom, pero en septiembre de 2008 la compañía se echó atrás y se rompieron las negociaciones. A todo esto Hasbro quiso renovar la licencia de marca registrada (™) sobre Rom en noviembre de ese mismo año ¿Por qué? Porque no se había hecho desde 1987, un año después de que se cancelara la serie de Marvel. Parece ser que las negociaciones fallidas con McCoy llevaron a Hasbro a asegurarse de que nadie le quitaba ni un pedazo del pastel, que aún siendo de 1979, seguía despertando el apetito de algunos, ya fueran McCoy o Marvel, que posee los derechos de todo lo demás que rodea a Rom. Sin embargo, esta renovación de licencias no le salió a Hasbro como quiso.

Su intención era crear ocho marcas registradas relacionadas con las palabras “Rom” y “Rom the Spaceknight”, cuatro por cada título (son tantas licencias porque querían cubrir todos los productos posibles con los que comerciar el nombre; juguetes, publicaciones, juegos, etc.). Después de varios años de burocracia mercantil, la compañía sólo pudo registrar a finales de 2012 cuatro licencias, todas ellas con la palabra “Rom”, mientras que las que incluían “Rom the Spaceknight” fueron rechazadas todas por el organismo pertinente de patentes norteamericano. El motivo no fue otro que la palabra Spaceknight, que ya había sido registrada por Marvel en 2000 cuando publicó aquella miniserie de Jim Starlin y Chris Batista con los personajes secundarios de Rom y con ese mismo nombre. Si duda, una jugada inteligente que ha dado al traste con las intenciones de Hasbro. Por cierto, y a modo de anécdota, si recordais hasta no hace mucho se reeditó Spaceknights, ¿Adivinais el motivo? Renovación de licencia.

spaceknightsLo bueno es que a la hora de crear las marcas registradas, Hasbro tiene un tiempo máximo para comercializar el producto o de lo contrario se cancelará la licencia. De acuerdo con Seitz, con tanto lío burocrático la compañía podría contar con hasta tres años de tiempo para poder lanzar un producto con el nombre Rom. Si hemos esperado más de 25 años, ¿Qué más da esperar un par más? Lo malo es que una de las licencias cubre “figuras de acción y robots juguetes convertibles en otro tipo de juguetes visuales”, lo que hace sospechar que Rom puede terminar siendo una especie de Transformer.

Y a todo esto ¿Qué pasó con Bing McCoy? Este quiso demandar a Hasbro en 2008 por registrar una marca de la que él aún tenía ciertos derechos, pero no parece que fructificara. A finales de 2010 un hermano del creador de Rom se puso en contacto con Seitz y le confirmó que aún seguía reteniendo los derechos. Sin embargo, McCoy sufría una enfermedad mental degenerativa que le impedía hacer vida con normalidad y se encontraba ingresado, siendo su hermano y cuñada sus representantes legales. Azares de la vida, tanto creador como escritor del personaje pasando por trances de salud similares.

Como ven, la historia de los derechos de Rom es una bastante larga y compleja, pero parece que se vislumbra un final. Hasbro quiere hacer algo con el personaje y el formato comic-book tiene todas las papeletas de ser uno de los elegidos para relanzarlo. Salvo que los representantes de McCoy tengan la última palabra, en menos de dos años deberíamos tener noticias del Caballero del Espacio, o mejor dicho, de Rom a secas. ¿Volverá a la Casa de las Ideas? ¿O terminará siendo el héroe de otra editorial? Sea como sea, bienvenido será.

La otra Legión de Caballeros del Espacio, por Marcos Martin

Rom fue una serie que se prolongó durante unos siete años, tiempo suficiente para instalarse en el imaginario colectivo de todos aquellos que se acercaron a la lectura de sus cómics. El hecho de que nunca más se supiera del personaje desde 1986 ha significado la aparición de un movimiento nostálgico por parte de muchos fans. Y cuando nos referimos a fans, hablamos tanto de lectores como de autores. Porque muchos de los artistas y escritores que seguimos hoy en día fueron ávidos lectores de Rom. Gracias a internet podemos descubrir quiénes son ellos y de vez en cuando nos deleitan, especialmente los dibujantes, con algún detalle que nos devuelve, décadas después, al galadoriano más famoso del Universo Marvel.

avengers-12.1Por poner un par de ejemplos, por un lado Dan Abnett y Andy Lanning estuvieron hasta hace unos pocos años trabajando con la parcela cósmica de Marvel (Nova, Guardianes de la Galaxia, Annihilators) y sabían que Rom debía aparecer de alguna manera, así que crearon a Ikon, a quien podríamos considerar la versión femenina de este superhéroe. Por otro lado, Brian Michael Bendis es uno de los escritores que también se ha declarado abiertamente fan de Rom. En sus cómics siempre hemos podido encontrar alguna referencia a este personaje. Recordemos el Avengers 12.1 con Spider-Woman encontrando los restos de un Caballero del Espacio y que fue la previa de Age of Ultron. Esta serie limitada, también escrita por Bendis, en su momento levantó bastante revuelo porque en una de las ilustraciones de Brian Hitch se mostraba a Rom y se especuló con su regreso a Marvel. Es más, cuando se le preguntó sobre cómo sería su serie sobre los Guardianes de la Galaxia y si existía la posibilidad de ver a Rom en sus páginas, éste respondió:

Sinceramente, si llega el día en el que Rom pueda aparecer legalmente en un cómic Marvel, sea cual sea la historia que esté escribiendo, Rom va directo a ella. Me da igual quien esté hablando, Rom va a ir directo a su cabeza.

¿Y los dibujantes? Entre encargos, bocetos y la pura nostalgia, podemos encontrarnos ilustraciones de Rom para todos los gustos. Desde Walter Simonson, George Pérez, pasando por Francavilla, Chris Samnee o el mismísimo Rob Liefeld, quien también ha homenajeado alguna portada de Rom en su reciente serie para DC, Hawk & Dove. Sin olvidarnos tampoco de toda esa legión de ilustradores no tan conocidos y que muchos de ellos colaboran con su arte en la recaudación de fondos para los cuidados médicos de Bill Mantlo.

rom__spaceknight Rom-Francavilla Rom-liefeld

Pero Rom no sólo ha sido homenajeado por los autores del medio. El Caballero del Espacio también ha dado el salto del cómic a la pequeña y gran pantalla porque parece ser que muchos directores de cine también son fans del galadoriano y han querido hacerle su especial homenaje (picad sobre las imágenes para verlas mejor).

Exploradores (Explorers, 1985).
rom-explorers

Jóvenes Ocultos (Lost Boys, 1987).
rom-lost-boys

Robocop (1987). Sobre esta película hemos de comentar que Bing McCoy se sintió algo molesto porque según él Paul Verhoven copió su creación y luego incluyó el cómic en la película. Lo curioso del caso es que Frank Miller dibujó la portada de Rom #1 y fue quien posteriormente se encargó del guión de Robocop 2.
rom-robocop1 rom-robocop2

El Protegido (Unbreakable, 2000).
rom-unbreakable

Fanboys (2008).
rom-fanboys

Me Llamo Earl (My Name is Earl, Temporada I, Cost Dad the Election, 2005).
rom-mynameisearl

South Park (Imaginationland Episode III, 2007).
rom-southpark

Por último, no podemos olvidar a toda esa legión de fans anónimos que con su dedicación, ya sea en Twitter, Facebook, en la blogosfera, o en cualquier otro medio, mantienen vivo el espíritu de Rom el Caballero del Espacio.

Esperamos que 1986 no se confirme como el año en el que se escribió la última historia de Rom. Ojalá dentro de no mucho tengamos que redactar en Zona Negativa un artículo con el regreso del Caballero del Espacio más famoso del universo. Si lo hace, estamos seguros de que la espera habrá merecido la pena.

Rom-sketch
Fuente: EcleticLee

Fuente: Rom Spaceknight Revisited!

Fuente: Blog for fans who aren’t dicks

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frankbanner71
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Lector
19 noviembre, 2013 14:19

joer,que currada os habeis pegado¡¡

tengo muy buenos recuerdos de la coleccion y sobre todo de un sal buscema(¿cuando estuvo mal este grandisimo dibujante en algun sitio)que estaba soberbio.y lo mismo para michael golden en micronautas.ojala volviese este personaje en su encarnacion clasica,pero no parece marvel muy dispuesta a pelear por los derechos.

una lastima,porque el personaje pinta muy bien para una adaptacion en la gran pantalla.

JL
JL
Lector
19 noviembre, 2013 14:48

Juas recuerdo cuando lo incluían de suplemento en la colección ochentena de los Transformers.

Luis Javier Capote Pérez
Autor
19 noviembre, 2013 15:04

Un gran artículo sobre un gran personaje y un gran guionista. Felicitaciones 🙂

Wan Javi
Lector
19 noviembre, 2013 15:16

Lo dicho por JL. Voy a tener que desempolvar la vieja colección de «Transformers» para repasar alguna historia. Lo que sí recuerdo es que aquí dejaron de publicarla en su tramo final e incluyeron un resumen de los capítulos que no iban a publicar. Los de Forum con un par.

Mr. X
Mr. X
Lector
19 noviembre, 2013 15:17

Jope, qué artículo más chulo e interesante. Enhorabuena.

Antoine
Antoine
Lector
19 noviembre, 2013 15:26

Otro articulazo. Enhorabuena.

El lío con ROM es morrocotudo pero si se ha conseguido publicar Miracleman…

ROM era una de esas series que pillabas de vez en cuando, en aquel momento me encantaba pero nunca la seguí con regularidad y, la verdad, la aparición de los Caballeros en Infinity es el único momento que me ha emocionado algo de la serie.

Una reedición sería estupenda tanto para los lectores como para Mantlo, autor de una de la mejores historias de Spiderman: El ciego guiando al ciego.

Alejandro Ugartondo
Autor
19 noviembre, 2013 15:29

Un articulo estupendo y vaya recuerdos. Yo soy de los que conocí al personaje como complemento de Transformers y algunas de sus hustorias aun las recuerdo como la de Picara y la fuerza de la libertad. Felicitaciones por el esfuerzo y gracias por los recuerdos

abcdef
abcdef
Lector
19 noviembre, 2013 16:14

Recuerdo que un amigo me dejaba sus comics de Transformers para que me pudiese leer Rom… años más tarde cuando vivía en el extranjero con paciencia compré en las cajas de saldos todos los comics de Rom que pude hasta que la completé. Como todos los comics de Bill Mantlo, no es una obra maestra, pero como comic Marvel es de lo más entretenido, y sal Buscema siempre es bonito y eficiente.

Ocioso
Ocioso
Lector
19 noviembre, 2013 16:18

¡Que fuerrrrrrte, dentro de la armadura de Rom había un yeyé!

Luisru
Luisru
Lector
19 noviembre, 2013 17:36

Pedazo de artículo, mis más sinceras felicitaciones. Yo también recuerdo leer Rom como complemento de Transformers y puedo segurar que Rom era la serie buena de las dos. Recuerdo, por ejemplo, una historia que empezaba como una peli de terror con ciega acosada por los fantasmas y acababa en Atlantis con la misma ciega convertida en atlante que me pareció brillante. O ese cruce con Secret Wars II (en el que no sale Rom) en el que el Todopoderoso cura el cáncer de Rick Jones, muestras del buen hacer de Bill Mantlo.

Julio C. Iglesias
19 noviembre, 2013 17:39

Wow. Aquí otro que leía -y adoraba- la historias que venían como complemento en Transformers. Vaya pasada de artículo.

PD. Recuerdo que muy de pequeño cayó en mis manos una historia de Rom… y pasé miedo auténtico. A ver si la encuentro y la comparto 🙂

Retranqueiro
Retranqueiro
Lector
19 noviembre, 2013 17:57

¡Articulazo, señores!

La verdad es que a mí me son más conocidos los Fantasmas Espaciales, por sus apariciones en Los Vengadores y La Patrulla X que el propio Rom, que sí me sonaba pero cuya serie nunca leí. Y ahora, por culpa de este artículo, tengo unas ganas tremendas de leérmela.

Y, aún no siendo un gran conocedor del personaje, sí me resultó simpática la aparición de los Caballeros Espaciales en esa escena de Infinito. Tanto como ver que el muchacho a cuyo rescate acuden los sisodichos casi parece un sosias de un joven Luke Skywalker.

Retranqueiro
Retranqueiro
Lector
19 noviembre, 2013 18:50

Y por cierto. Ya sé que los negocios son los negocios y que los poseedores de los derechos miran por su pasta, pero no estaría de más un poco de humanidad. Si se pusieran de acuerdo y permitiesen una reedición de la serie de Rom, Bill Mantlo podría recibir un dinero (salido de los réditos de su propio trabajo, además) con el que podría pagar los cuidados médicos que precisa.

Ocioso
Ocioso
Lector
19 noviembre, 2013 18:56

Por decir que aporto algo, la primera vez que se publicó en España fué en Vértice. Una primera serie de 4 números, y otros 8 tras una renumeración ya en la Linea Surco.
Como al principio contenían dos tebeos americanos llegaron a publicar hasta el número 22, buena parte de ellos a color.

Marcos Martín
19 noviembre, 2013 19:39

Gracias por las felicitaciones, chicos. Retranqueiro, ha habido varias iniciativas por parte de aficionados, principalmente, para hacer lo que comentas. Ya sabes el resultado.

the drummer
the drummer
Lector
19 noviembre, 2013 20:09
the drummer
the drummer
Lector
19 noviembre, 2013 20:10

coneta?!? lamadrequemeparió

molon labe
molon labe
Lector
19 noviembre, 2013 20:37

Oci es mucho de coneta o conlaota, le da igual..

New_Rodro
New_Rodro
Lector
19 noviembre, 2013 20:45

Que gozada de articulo. Yo leia Rom como complemento de Transformers en la edición Forum. Recuerdo preguntarme porque tenia que tragarme a aquel personaje cuando a mi solo me interesaban los autobots y decepticons… y como a los pocos numeros siempre me leia la parte de Rom antes que la de los Transformers. 😉

Recuerdo una aventura a medias con Namor que era bastante chula.

redarrow884
Lector
19 noviembre, 2013 21:24

buen articulo, tenia una vaga idea sobre el personaje pero ahora lo tengo muy claro.

georgepak
georgepak
Lector
19 noviembre, 2013 21:30

Con solo verlos en Infinity , me dieron ganas de leerme toda la colección ! Articulazo y una reedición le caería bien al guionista

Louontherocks
Louontherocks
Lector
19 noviembre, 2013 21:53

Aquellos tiempos en los que te leías los suplementos del cómic porque eran de buena calidad… Rom, Power Pack, Los Defensores…

Enrique Doblas
Autor
19 noviembre, 2013 22:31

Lo que aprendo con vosotros, madre mía. Empecé por curiosidad y me he tragado el artículo de pe a pa. Muchas gracias!

dhaldon
dhaldon
Lector
20 noviembre, 2013 1:07

No habéis comentado en el articulo que los Fantasmas del espacio volvieron a aparecer en la primer colección de los New warriors, convirtiéndose en la trama principal de los últimos 12 números o así.

La ultima reina de ,los fantasmas venia a la tierra a buscar una armadura que los fantasmas macho habían creado como arma definitiva contra los caballeros de Galador. Esa armadura era la que usaba la superhéroe Turbo, que creo que llevaba un tiempo dando vueltas por el universo Marvel y no habían explicado nada de su origen, y también, si no recuerdo mal metía a los Rocketeers, que no serian si un diseño primerizo de la armadura definitiva. La trama involucraba a Nova y Xandar y a pesar de que se norma a Rom y los caballeros de refilón, era una historia muy buena que puso punto final a la colección por todo lo alto.

También recuerdo que los caballeros del espacio estaban muy involucrados en la segunda serie de aniquilación, siendo usados por la falange como portadores de un tecnovirus para hacerse con los imperios estelares. Vamos, que aparte de lo de Bendis nunca han dejado de estar en el universo Marvel de un a forma u otra.

abcdef
abcdef
Lector
20 noviembre, 2013 1:09

Ultimamente, los últimos años, no paraba de leer artículos de todo el mundo recomendaba aniquilación o los Hulk de Greg P. y yo pensaba… «esta gente… parece que nunca ha leído un tebeo de Rom…» Es que en mi opinión, eran bastante más imaginativos… es otro tono porque es otra época, pero mucho más estimulantes. Las comparaciones son odiosas, sobre todo porque son épocas distintas, ahora todo es más oscuro y son todos muy malotes, pero Rom sigue siendo una delicia, y sal buscema impide que te aburras… ya quisieramos ahora que lo peor que pudiera pasar, como antaño, es que tu serie la dibujara sal buscema…

Khonshu
Khonshu
Lector
20 noviembre, 2013 2:10

Gran artículo
Grandísimo Bill Mantlo
Y Grande ROM…
…EL MEJOR DE LOS CABALLEROS DEL ESPACIO (esto hay que gritarlo en plan soliloquio a las estrellas, como empuñando un Neutralizador).

Que Marvel haya perdido Conan, GI JOE y Transformers es un crimen.

Pero al menos esas obras pueden ser reeditadas en otras editoriales.

Lo de ROM, Shang Chi y Micronautas directamente es un pecado!

Y es que no estamos hablando de series cualesquiera. Eran magníficas las tres!

No me extraña nada la ilusión que despierta el Caballero del Espacio entre los fans, porque Rom era una serie francamentre impresionante.

Tuve la suerte de leerme muy niño el primer número (pensaba que ROM era malo y me aterrorizó), el del juicio de Terminator y tanto la primera aparición de Híbrido (joder, éste sí que me acojonó) como su continuación. Esos números eran de mis primos y no los conservo, pero lo de Transformers sí lo tengo todito.

Los que no han leído estos cómics no saben lo que se pierden y los que lo hicimos vivimos con la esperanza de poder ver reeditado algún día al galadoriano.

Inhumano
Inhumano
Lector
20 noviembre, 2013 2:48

A mi me gustaban más los comics de los Transformers por el complemento de Rom que por los propios Transformers.

Y si, yo también me acuerdo de la primera vez que vi a Híbrido y ese monstruo acojonaba de verdad.

Bill Mantlo era un buen artesano a la hora de elaborar historias. Para mi, desde luego, bastante mejor que Bendis. Y con diferencia.

TheBaldRocker
TheBaldRocker
Lector
20 noviembre, 2013 4:30

Dicen que de justos es ser agradecidos -y a fe mía que es verdad-, así que lo primero es lo primero:
Felicitar a los Misters Aguirre y Martín por el pedazo de artículo que se han currado. Si algo así no genera afición apaga y vamonos. Sres. permitanme me quite ante ustedes el tupé.

Y lo segundo (poco queda por decir que no hayan comentado por arriba los colegas zoneros)añadir mis deseos a que las negociaciones por los derechos del personaje lleguen a buen puerto; y no solo por que los aficionados al Caballero del Espacio podríamos ver reeditada, ojala!, la vieja serie completa, si no por que sería una forma de hacer justicia al gran Bill Mantlo (y no olvidemos al enorme Sal Buscema) y a su estupendo trabajo en Rom y, por supuesto, asegurar una fuente de ingresos mucho más eficaz y solida para poder hacer frente a los gastos medicos que, por desgracia, necesita.

Dicho esto, añadir también que yo recuerdo a Rom de algunos numeros sueltos que pude leer repartidos entre las ediciones de Vertice y Surco y que he podido volver a contemplar gracias al enlace de Mr.Drummer. Y como siempre comentamos por aquí los que ya tenemos una edad: nostalgia y recuerdos que me trae hablar de este tipo de tebeos y de aquellos años…

En fín, lo dicho anteriormente, que pagaría gustoso por ¿4 o 5 OmniGolds, quizás? y poder tener y leer completa una serie que, por lo poco que pude disfrutar de ella y con todo lo que he descubierto y leído sobre ella con el paso de los años, creo que podría situarse entre mis preferidas de la Marvel 70/80´s.

Cruzemos los dedos
Rockeros Saludos

dhaldon
dhaldon
Lector
20 noviembre, 2013 12:50

Pues si Sergio, acabo de consultar los cómics y respetan la historia original de Torpedo, haciendo referencia a Rom y a la matanza de Clairton en un ejercicio de continuidad como los que se marcaban Gruenwald o Thomas, y que ya se dan poco. Hasta donde yo se es la última historia de los fantasmas así que es muy recomendable para los aficionados de Rom y los caballeros del espacio, aunque supongo que estos cómics de los Nuevos Guerreros son inencontrables ya.

Lemmytico
Lemmytico
Lector
20 noviembre, 2013 12:54

«Que gozada de articulo. Yo leia Rom como complemento de Transformers en la edición Forum. Recuerdo preguntarme porque tenia que tragarme a aquel personaje cuando a mi solo me interesaban los autobots y decepticons… y como a los pocos numeros siempre me leia la parte de Rom antes que la de los Transformers. ;-)»

Venía a decir, exactamente eso. Aquí otro defensor de Rom, de Mantlo como guionista y, nunca está de más, de Sal Buscema.

Mi recuerdo de Rom: los episodios en los que salía Quasimodo y le quitaba la armadura, a cambio de darle un cuerpo humano que luego descubría que se corrompía. Es de esas veces que pensabas, «dios, cómo va a salir de esta». La verdad es que la Marvel ochentera era la rehostia.

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Lector
20 noviembre, 2013 16:20

y voy a decir algo que a algunos parecera una autentica herejia,pero el mejor kirby que he visto nunca jamas,esta en aquellas paginas de la adaptacion de 2001 una odisea en el espacio,de kubrick.

aquellas paginas siempre me parecieron fabulosas.

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Lector
22 noviembre, 2013 11:42

lo que esta claro es que tienes una autentica rareza en tu poder,jorgenexo¡.

pura arqueologia comiqueril.

Ocioso
Ocioso
Lector
22 noviembre, 2013 12:55

¡Yo me acuerdo!
Que coño me acuerdo, tengo todas esas mierdas y de vez en cuando las pego un repaso.
Mira que tengo huecos en las series de Vertice de los personajes normales, pero estas colecciones «contenedor» las tengo completas o casi.
¿Tendrían mayor tirada? Lo digo porque de aquella compraba todo lo que llegaba al kiosko, y todos sabemos como distribuía Vertice. Pues me faltan cosas de Thor o el Hombre de Hierro, pero cosas raras, todas.
¡Zembla! ¿Quiéns se acuerda de Zembla? Pues tenía colección propia y todo.