ZN Series – Especial Doctor Who: The Day of the Doctor

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Género: Ciencia ficción, aventuras, drama
Creador: Sydney Newman, C. E. Webber y Donald Wilson
Dirección: Nick Hurran
Guion: Steven Moffat
Reparto: Matt Smith, David Tennant, John Hurt, Jenna-Louise Coleman, Billie Piper, Jemma Redgrave, Joanna Page, Lisa Hammond, Ingrid Oliver, Ken Bones, Orlando James, Marshall Griffin
Producción: British Broadcasting Corporation (BBC)
Canal: BBC One
País: Gran Bretaña
Episodio: Especial 50 Aniversario

 

El 23 de noviembre de 1963 estaba destinado a cambiar la historia de la televisión británica para siempre, la primera emisión de Doctor Who, una nueva serie del canal de televisión BBC creada por Sydney C. Newman, acabaría provocando que el espacio y el tiempo ya nunca volviesen a ser lo mismo porque la ciencia ficción había engendrado uno de sus mitos modernos más poderosos y persistentes. La prueba de ello serían las veintiséis temporadas ininterrumpidas en las que se mantendrían en antena Doctor Who, con hasta siete actores diferentes ofreciéndonos su encarnación del viajero del tiempo y sus aventuras, a saber William Hartnell, Patrick Troughton, Jon Pertwee, Tom Baker, Peter Davison, Colin Baker y Sylvester McCoy. Más tarde se sumaría a ellos, después de la cancelación de la serie en 1989, un octavo intérprete, Paul McGann, al que veríamos en 1996 en la producción Doctor Who: La película, un intento de capítulo piloto que buscaba revivir la serie pero, por desgracia, el experimento fracasaría.

Tendríamos que esperar hasta tiempos más recientes, concretamente hasta el año 2005, cuando por iniciativa del productor Russell T Davies el Doctor Who, ahora con los rasgos de Christopher Eccleston, volvería a la pequeña pantalla que lo había visto nacer, recuperando así la magia de una serie de culto que a lo largo de su andadura ha ido generando spin-offs, películas, novelas, adaptaciones al cómic, programas especiales y merchandising de todo tipo. En los últimos casi ocho años, Christopher Eccleston se ha visto sucedido en el cargo por David Tennant, Matt Smith y, en los próximos y esperados capítulos, el veterano Peter Capaldi, coincidiendo con el 50 Aniversario de esa primera emisión de Doctor Who, una efemérides que la BBC ha decidido celebrar por todo lo alto y sin escatimar en gastos con el especial titulado El Día del Doctor, rodado en 3D y estrenado simultáneamente en más de 200 países, en televisión, en algunos canales de pago en internet e incluso en cines en todo el mundo.

En la larga trayectoria de Doctor Who, con el récord Guinness a serie de ciencia-ficción más longeva, ya se han podido ver anteriormente varios episodios especiales: The Three Doctors, estrenado 30 de diciembre de 1972 y dividido en cuatro episodios semanales que marcarían la apertura del año del décimo aniversario de la serie; The Five Doctors, un capítulo autoconclusivo emitido en Gran Bretaña el 25 de Noviembre de 1983 como conclusión a la vigésima temporada de la cabecera; o Dimensions in Time, un especial en dos partes de carácter benéfico emitido el 26 y 27 de noviembre de 1993 y que resultaba ser un crossover con la telenovela de la BBC One EastEnders. No obstante, The Day of the Doctor ha sido un acontecimiento que ha ido aún más allá, un especial acompañado del docudrama An Adventure in Space and Time y una versión completamente restaurada del primer serial An Unearthly Child en una programación de la BBC a la altura del mito. Incluso con un prólogo online, The Night of the Doctor, donde el octavo Doctor Paul McGann hacía un regreso triunfal para contar la última historia de su efímera trasformación. ¿Y qué nos cuenta la historia de The Day of the Doctor? Esta reúne a David Tennant y Matt Smith en una misión desesperada contra una terrible amenaza que ha comenzado a despertarse a lo largo del tiempo, en el presente, en el National Gallery de Londres, en el pasado, en 1562, en una conspiración contra la reina Isabel I y, por supuesto, en el futuro, en una antigua batalla de la que el Doctor parece tener las claves de un conflicto que podría fracturar y destruir con toda la realidad. Sólo el Doctor puede salvar el día.

Este importante capítulo en la historia de Doctor Who, escrito por Steven Moffat y dirigido por Nick Hurran, encargado anteriormente de episodios como La chica que esperó, El complejo de Dios, El manicomio de los Daleks y Los ángeles toman Manhattan, pretende sentar las bases de un nuevo renacer para la serie, marcar un antes y un después en la historia del viajero espacio-temporal más famoso de todos los universos posibles. Para ello no sólo David Tennant y Matt Smith recuperan sus papeles, el especial se encuentra plagado de estrellas invitadas, destacando en el reparto el regreso de Jenna Coleman, Billie Piper y un misterioso John Hurt al que ya se pudo ver en el episodio final de la séptima temporada El nombre del Doctor. Respecto a la trascendencia de esta historia, previa a la llegada del veterano Peter Capaldi a Doctor Who para mostrarnos una nueva encarnación del mismo, Steven Moffat ha comentado que «hay ciertas cosas que hemos estado estableciendo desde hace mucho tiempo y que se resolverán en el especial». Por lo tanto, la expectación de los seguidores ha sido máxima estos días, no menor a la de algunos redactores de ZN decididos, en este momento y lugar, a celebrar este 50 Aniversario con nuestro Especial Doctor Who: The Day of the Doctor. Hoy opinaremos sobre The Day of the Doctor pero antes de ello haremos un pequeño recorrido por la historia de Doctor Who, sus personajes, sus mundos, sus universos y todo lo demás… Por lo tanto, coged vuestro destornillador sónico y subid a la TARDIS, ¡la aventura nos espera!

Teaser tráiler de The Day of the Doctor

Retrospectiva de un viajero espacio-temporal

A ojos del teleespectador contemporáneo, Doctor Who parece la serie de televisión que no debía ser, que no podía prosperar, la serie imposible.

Sobre el papel, que todo lo aguanta, la idea germinal del productor canadiense Sydney C. Newman, Jefe del Departamento de Series Dramáticas de la BBC en 1963, tenía toda su lógica: rellenar el horario del sábado por la tarde con una serie familiar comercial y educativa a la par, protagonizada por un viajero espacio-temporal que tan pronto acompañaría a su audiencia al pasado para aprender Historia como los llevaría hasta el futuro para enseñarles Ciencia.

En la práctica, sin embargo, la modestia de medios técnicos y económicos de la época, el menosprecio paternalista con el que el resto de departamentos de la BBC contemplaban la propuesta y un planteamiento argumental cargado de excentricidades tenían todos los puntos para dar al traste con la idea. De hecho, su cocción no estuvo exenta de inconvenientes, puesto que la primera saga prevista nunca llegó a filmarse por la insuficiencia de los recursos necesarios para ello y el primer episodio de la serie tuvo que volverse a rodar íntegramente porque sus actores y realizadores no acertaban a cogerles el pulso a los protagonistas. No obstante, a pesar de todo esto, a pesar de que nadie en Producción estaba contento con el guión para la saga de debut que había elaborado el australiano ex actor Anthony Coburn, a pesar de las prisas, a pesar de que el primer director asignado a la cabecera (Rex Tucker) pronto decidiera huir lejos de aquel previsible desaguisado, aquí estamos, celebrando el 50 aniversario de la teleserie de ciencia-ficción más longeva de la Historia. Un producto que, enraizado orgullosamente en su pasado de serie B de casposa factura, tomando aire a bocanadas del mestizaje referencial para elaborar un discurso humanista de altos vuelos con el que enfrentarnos al MIEDO, no deja de ganar adeptos a lo largo de todo el globo terráqueo, adeptos que le han permitido conquistar las salas de cine 3D del mundo para conmemorar sus 50 años de trayecto y aventurarse así en el futuro con fuerzas renovadas.

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Sydney C. Newman (1963), creador de Doctor Who

Quién sabe como tal proeza ha llegado a producirse, aunque probablemente son variadas las circunstancias que la han hecho posible. Por eso, a continuación os listaremos algunas de esas circunstancias a modo de sintético repaso de la trayectoria de esta serie de culto que ya forma parte indeleble del imaginario cultural británico, indicando los años de vinculación a la serie de cada persona citada:

  William Hartnell (1963-1966), Verity Lambert (1963-1965) y Waris Hussein (1963-1964) – Nadie esperaba que triunfasen, pero ellos no podían permitirse fracasar: un veterano actor de difícil infancia que había quedado encasillado en papeles secundarios de hombre rudo, la única mujer ejerciendo tareas de producción en la BBC y un director indio recién graduado, no tenían a mucha gente que apostara por ellos… por eso tuvieron que darlo todo desde el principio.

  El futuro… hoy: Los guiones de Terry Nation (1963-1979); el elegante primer diseño del interior de la TARDIS, la nave del doctor, obra de Peter Brachacki (1963); la hipnótica e inquietante sintonía de apertura de la serie compuesta por Ron Grainer (1963) y Delia Derbyshire (1963-1972); los futuristas efectos de sonido -motores de la TARDIS incluidos- de Brian Hodgson y Dick Mills (1963-1989); la inverosímil peligrosidad de los Daleks según los imaginara Ray Cusick (1963-1966); y el exquisito vestuario ingeniado por el oscarizado James Acheson (1972-1976) para el cuarto Doctor y los Señores del Tiempo; consiguieron transportar al futuro a varias generaciones de televidentes y, por eso, siguen todavía inspirando a las nuevas generaciones de creativos implicados en las etapas más recientes de la serie.

  Compañer@s – De Susan Foreman a Clara Oswald: Desde su primera aparición y salvo contadas excepciones, nuestro buen doctor siempre ha tenido quien le acompañase en sus aventuras, empezando por la actriz Carole Ann Ford (1963-1964), pasando por los roles destacados que han jugado para él las mujeres interpretadas por Elisabeth Sladen (1973-2010) y Billie Piper (2005-2013), hasta llegar a la actual y pizpireta jovencita a la que da vida Jenna-Louise Coleman (2012-2013). A través de ellas, se activan distintos mecanismos de identificación de los espectadores con la serie y también los resortes más relacionales de la personalidad del Doctor, aquellos que le revelan como profundamente humano y extravagantemente inocente… o culpable.

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Susan Foreman (Carole Ann Ford), la primera acompañante del Doctor

  En la TARDIS todo cabe: Como dijo Clara Oswald, es más pequeña por fuera, pero a pesar de ello esta nave espacio-temporal con forma de cabina telefónica es el recurso argumental definitivo, capaz de llevarnos a cualquier parte que escritores tan imaginativos como Russell T Davies (2005-2010), Steven Moffat (2005-2013), Mark Gatiss (2005-2013), Paul Cornell (2005-2007), Tom MacRae (2006-2011), Matt Jones (2006), Matthew Graham (2006-2011), Neil Cross (2013), Stephen Thompson (2013) o Neil Gaiman (2011-2013), puedan pergeñar. Y cuando decimos “cualquier parte” queremos decir que esta serie es el melting pot definitivo de todo el acervo cultural anglosajón, donde es revisitado y revisado lo más variopinto del imaginario fantástico de Occidente, provenga del cine, la literatura o el cómic.

  Conciencia social: Las fábulas y el futuro, cual sugerentes metáforas, suelen ser terreno abonado para reflexionar sobre el presente… así que Doctor Who se ha constituido en muchas ocasiones en perfecto espejo deformante de nuestras sociedades. Tanto bajo la batuta del productor Barry Letts (1970-1974) con sus preocupaciones sobre política y medio ambiente, como cuando Andrew Cartmel (1987-1989) llenaba sus guiones de subtexto subversivo, la serie ha hecho gala de un gran potencial crítico, característica que en la etapa moderna han seguido explotando los guionistas comandados por Russell T Davies (2005-2010) y Steven Moffat (2005-2013) en episodios tan magníficos como Una jugada larga, Lobo malo, Nueva Tierra, Reunión escolar, La ascensión de los Cybermen, La caja tonta, Temedla, Atasco, El planeta de los Ood, La estratagema Sontaran y El cielo envenenado, La hija del Doctor, Medianoche, La carne rebelde y Las casi personas, El poder de tres, Las campanas de Saint John, Los anillos de Akhaten y La guerra fría.

  Mirando… desde detrás del sofá: Entre los objetivos de Robert Holmes (1968-1986), considerado por muchos como el guionista definitivo de Doctor Who, siempre estuvo el de “asustar a esos pequeños mocosos”, consiguiendo despertar la suspicacia de los defensores de la moral… y levantar las audiencias. Y es que los niños, aunque se tapen la cara con las manos o se escondan tras el sofá, a pesar del miedo, no pueden apartar la mirada de la pantalla. Holmes y el resto de guionistas logran tal paradoja utilizando como amenazas mortíferas elementos cotidianos como una butaca, un osito de peluche o un árbol de Navidad… y contrarrestan los mecanismos terroríficos que ellos mismos articulan con el optimismo bromista característico de muchas de las encarnaciones del Doctor. Doctor Who: lo mejor contra los terrores nocturnos.

  12 hombres distintos, un mismo doctor: Cuando, tras la marcha de Verity Lambert (1963-1965), William Hartnell (1963-1966) empezó a sentirse incómodo con las maneras del nuevo equipo de producción, los cerebros tras la serie pensaron que, si el Doctor era un Señor del Tiempo, bien podía tener su manera de huir de la parca. Idearon así la estratagema de la regeneración por la cual el personaje variaba y a la vez seguía siendo el mismo: una única historia, unos mismos recuerdos, pero un nuevo aspecto y una nueva idiosincrasia. Patrick Troughton (1966-1969) fue el primero que lo hizo funcionar, validando la clave en la que sin duda reside el secreto de la longevidad de esta serie, pero tras él no fueron menos importantes las aportaciones de Jon Pertwee (1970-1974), Tom Baker (1974-1981), Peter Davison (1982-1984), Colin Baker (1984-1986), Paul McGann (1996), Christopher Eccleston (2005), David Tennant (2005-2010) y Matt Smith (2010-2013). Y así la serie puede reinventarse cada cierto tiempo, para un nuevo público y una nueva era, una y otra vez, sin nunca decaer.

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Los once actores que han interpretado al Doctor hasta la fecha

La improbable biografía de un viajero del tiempo

No hablaremos de la vida de δ³Σx² (como sea que se lea) antes del inicio de la serie, aunque a lo largo de la misma ha ido dando datos dispersos sobre su estancia en Gallifrey, su planeta natal. Las aventuras propiamente dichas del Doctor, alienígena perteneciente a la especie de los Señores del Tiempo (Time Lords), comienzan cuando decidió robar una TARDIS, una nave capaz de viajar en el espacio y el tiempo y camuflarse convertida virtualmente en cualquier cosa, y abandonar su planeta. La nave era defectuosa, lo que a lo largo de los años le ha conducido a inesperadas destinaciones, además de quedar bloqueado su dispositivo de camuflaje con el aspecto de una vulgar cabina de policía inglesa que en 1963 y en la Tierra le sirvió mínimamente 😛

El Doctor huyó de su planeta con la que sería la primera de muchos acompañantes, Susan Foreman. Si bien se llamaban nieta y abuelo, nunca se ha explicado claramente nada de las relaciones familiares del Doctor, y únicamente en novelas se ha establecido que el nombre de Susan no es tal, sino que lo adoptó tras su llegada a la Tierra.

Durante años estuvo viajando por el universo movido por la curiosidad y fascinación que le producía el saber, y en una de sus primeras aventuras, en el planeta Skaro, conoció a los extraños Daleks, unos seres recluidos en el interior de cuerpos mecánicos que permitían a sus degradados organismos desplazarse. Los Daleks pronto demostraron estar movidos por sentimientos negativos muy básicos, como el odio o el miedo y, aunque el Doctor nunca pretendió ser ningún héroe, cada vez que se enfrentó a ellos les derrotó. Incluso trataron, sin éxito, de conquistar la Tierra en el siglo XXII. Poco a poco su enemistad fue creciendo…

Sin embargo, la primera vez que el Doctor se enfrentó a los Cybermen, y pese a su victoria, no pudo evitar que su avanzada edad le pasase factura, e inevitablemente murió. Entonces descubrimos una de las particularidades de los Señores del Tiempo, y es que tienen la posibilidad de burlar la muerte gracias a la regeneración total de sus células convirtiéndose física y mentalmente en un ser completamente nuevo y diferente aunque conservando todos sus recuerdos. El Doctor murió y se regeneró en un cuerpo más joven que le permitiría continuar con sus viajes.

La segunda encarnación del Doctor también encontró su final cuando se tuvo que enfrentar a los Señores del Tiempo. Estuvo evitando el encuentro durante años, pero se vio obligado a acudir a ellos por primera vez desde que abandonó Gallifrey en busca de ayuda. La obtuvo, pero ellos además le sometieron a juicio por el robo de la TARDIS y por haber roto la Primera Ley de su gente, que es la de no interferencia. En su defensa, el Doctor argumentó que son poseedores de un gran poder, y que deberían, como él estaba haciendo, emplearlo para ayudar. Después de sopesarlo, el tribunal decidió que en parte tenía razón, y lo sentenciaron al exilio en la Tierra, visto el imán que es para los problemas, y a una forzada regeneración.

El tercer Doctor pasó tres años atrapado en nuestro planeta, con el conocimiento para pilotar la TARDIS borrado de su mente. Durante este tiempo exiliado aprendió amar a la humanidad más allá de los ocasionales acompañantes que tenía, estableció lazos de amistad con el Brigadier Lethbridge-Stewart, a quien ya conoció en su segunda encarnación, y se convirtió en una ayuda valiosa para UNIT, la organización militar inglesa dedicada a… bueno, los típicos problemas que el Doctor encuentra. Además, ocasionalmente, viajó a otros planetas en misiones especiales para los Señores del Tiempo, lo que le ayudó a paliar su añoranza del espacio.

Fue en esta época, y en la Tierra, que se enfrentó por primera vez al Amo (The Master), un Señor del Tiempo malvado que se convertiría en su particular Moriarty, y conoció a Sarah Jane Smith, probablemente la más popular de sus acompañantes gracias a su carácter y su inteligencia.

El segundo y tercer Doctor ante Omega
El segundo y tercer Doctor ante Omega

La misión más importante que se le encomendó fue la de evitar la inminente destrucción del agujero negro que sustentaba el poder de los Señores del Tiempo. El responsable de tan crítica situación era Omega, el legendario Señor del Tiempo original que, junto a Rassilon, fue el creador de los avances tecnológicos más importantes y peligrosos de su especie. Dado por muerto en el interior del agujero negro, se volvió loco y ahora clamaba venganza hacia quienes le abandonaron. Para detenerle los Señores del Tiempo aceptaron romper su Primera Ley y permitir que el Doctor cruzase su propia línea temporal, coincidiendo hasta tres versiones de sí mismo que colaborarían para solucionar la crisis. El premio fue la recuperación del conocimiento sobre la TARDIS y el fin de su exilio.

El cuarto Doctor fue abiertamente excéntrico, cosa que no le impidió realizar grandes gestas. En cierta ocasión viajó a Skaro antes del nacimiento de los Daleks y vio ante sí la oportunidad de evitar la creación de los que habían llegado a ser sus más terribles enemigos. Aun a riesgo de romper nuevamente la Primera Ley hizo lo que pudo por que el científico Davros no culminase sus experimentos, pero únicamente consiguió retrasar los históricos sucesos. Los Daleks, con su particular memoria, ahora serían conscientes del intento del Doctor en los días del despertar de su especie y gestarían un gran odio hacia los Señores del Tiempo a través de los siglos.

El cuarto Doctor charlando con Davros
El cuarto Doctor charlando con Davros

En un viaje a Karn, antigua colonia de Gallifrey, ayudó a un culto conocido como la Hermandad a reavivar la Llama Sagrada que veneraban. Dicha llama destila de la roca el llamado Elixir Vital con el don de otorgar la inmortalidad, si bien los Señores del Tiempo lo usaban cuando alguno de ellos tenía problemas para regenerarse.

No le hubiera venido mal al Amo quien, habiendo llegado a su encarnación final tras haber agotado todas sus regeneraciones, buscaba alguna forma de alargar su vida. De hecho fue entonces cuando nosotros descubrimos que las regeneraciones no son ilimitadas, sino que los Señores del Tiempo solamente disponen de doce. El Amo trató de recuperar su virtual inmortalidad con algunos artefactos de Rassilon, pero el Doctor lo impidió. No por acabar con él, sino porque haberlo conseguido hubiera significado la destrucción de Gallifrey.

A raíz de estos hechos el Doctor llegó a ser investido como Lord Presidente del Alto Consejo de los Señores del Tiempo, aunque solamente fue por la necesidad del momento. El hacerlo le dio acceso a la Matriz, un repositorio/mundo virtual/base de datos que contiene todo el saber y vivencias de anteriores Presidentes y Señores del Tiempo fallecidos. Así obtuvo el conocimiento para construir uno de los ingenios de Rassilon y que le serviría para evitar la invasión de Gallifrey por parte de los Sontaran: el arma desmaterializadora (De-mat gun). Esta peligrosísima arma era capaz de borrar a un individuo de la realidad, y para limitar su uso Rassilon hizo que para que funcionase necesitara la llamada Gran Llave de Rassilon. Además, tras su uso, el arma era también eliminada de la existencia dejando únicamente la Llave tras de sí, y aquel que la disparase perdería recuerdos tales como, precisamente, el conocimiento para construirla, el uso que le había dado o, incluso, el de los últimos días. Así fue, el cuarto Doctor impidió la invasión Sontaran pero no recuerda haberlo hecho.

En esta época una de sus acompañantes fue la Señora del Tiempo Romana, que demostró ser capaz de escoger su regeneración, seleccionando entre diferentes aspectos, y escogió tener el de alguien con quien se había encontrado, el de la princesa Astra de Atrios.

Como un quinto Doctor se vio envuelto en un complot en Gallifrey en que se vieron arrastradas también sus cuatro anteriores encarnaciones. El Alto Consejo pidió ayuda al Amo para salvar al Doctor, y a cambio le dio un nuevo ciclo de doce regeneraciones. Más adelante el Doctor tuvo que hacer frente al regreso de Omega en una aventura en la que conocería al Comandante Maxil, Señor del Tiempo cuyo rostro emplearía, probablemente de forma inconsciente, para su siguiente encarnación.

El altivo sexto Doctor fue llevado a juicio por el Valeyard, nuevamente por romper la Primera Ley, pero esta vez la persecución fue más fiera y sus restantes regeneraciones podían ser el precio a pagar por la transgresión. El Valeyard extrajo y manipuló hechos almacenados en la Matriz para inculparle, pero finalmente fue el mismísimo Amo quien le salvó por sus propios intereses. Reveló que el Valeyard no era sino la encarnación número trece del propio Doctor, que trataba de prolongar su vida robándosela a una encarnación suya anterior. Según el Amo, la última encarnación saca todo lo malo que hay en los Señores del Tiempo, y eso era el Valeyard. Fue derrotado y dado por muerto, pero se quedó oculto en Gallifrey como Guardián de la Matriz.

El sexto Doctor y el Valeyard, tal vez el trece
El sexto Doctor y el Valeyard

Este relato ha sido abiertamente ignorado desde entonces ante el peligro que suponía para la continuidad y la coherencia de la serie, amén de atarse las manos al mostrar el que sería el último Doctor y que sería un villano. Sin embargo en acontecimientos recientes la Gran Inteligencia ha usado el nombre de “Valeyard” aludiendo a uno de los futuros nombres del Doctor, así que parece ser que estos hechos no caerán en el olvido.

El séptimo Doctor es el más enigmático de todos. Sus primeros días parecía ser alguien bastante despistado y bromista, pero con el tiempo demostró ser cada vez más calculador y manipulador. Llegó al punto de engañar a Davros para destruir el sol de Skaro con la Mano de Omega, el manipulador estelar que creó el primer agujero negro. Y así es: en realidad la enemistad de los Daleks hacia los Señores del Tiempo es toda culpa del Doctor…

Con este Doctor se insinuó que originalmente era un Señor del Tiempo al que se conocía como «El Otro«, y que era contemporáneo y tan importante como Omega y Rassilon. Ello explicaba sus continuos lapsus lingüe, aludiendo a las épocas más antiguas de Gallifrey como si las hubiese vivido, o como si hubiese presenciado las acciones de Omega y Rassilon, y sus acciones que aparentaban tener intenciones ocultas… Al final no se quiso continuar por ese camino, pero quién sabe si algún día descubriremos algo más…

El octavo Doctor fue el de vida más efímera en pantalla, pero en seriales en audio y novelas ha protagonizado muchas aventuras que expandieron el mito. De hecho hasta el momento se creía que era quien había luchado en la Última Gran Guerra del Tiempo, cuando Daleks y Señores del Tiempo se enfrentaron hasta el exterminio con la misma realidad en juego, y así fue reflejado en alguna de sus historias. En una de ellas se explicó que él creó el dispositivo llamado Momento a partir del arma desmaterializadora, lo cual era extraño, ya que no guardaba conocimiento de ella. Se ha tratado de justificar el error (del Momento hablaremos más tarde) basándose en la memoria fluida de los cambios en la historia, pero se hace evidente que esta historia ya no puede estar en continuidad. Ahora sabemos, a ciencia cierta, que el octavo Doctor no participó en la Guerra, fue por decisión propia, y antes del noveno hubo «alguien más».

Mini episodio The Night of the Doctor protagonizado por Paul McGann

El noveno Doctor surgió de las cenizas de la guerra. Gracias a él nos enteramos de algunos detalles de la misma, empezando por el hecho de que él era el único superviviente, explicando que murieron tanto Señores del Tiempo como Daleks, convirtiéndose en el último de su especie. Poco a poco descubrimos que esto no fue exactamente así, ya que muchos Daleks sobrevivieron de diversas formas, y hasta cierto punto su civilización ha conseguido continuar.

Con el décimo Doctor descubrimos que al final de la Guerra Gallifrey quedó atrapada en un cierre temporal del que nada podía entrar o salir, aunque el Dalek Caan, uno de los pocos que tienen nombre propio, logró entrar y rescatar a Davros perdiendo la cordura en el proceso. El Amo, revivido por los Señores del Tiempo para luchar por ellos, terminó huyendo hasta el fin del tiempo y ocultándose tras un disfraz y unos recuerdos humanos hasta que el mismo Doctor le alcanzó y recordó quién era. De nuevo en el presente el Amo volvió a ser la némesis de antaño. Y así, descubrimos que el Doctor fue el causante del fin de la Guerra, y que fue su mano la que destruyó Gallifrey.

El último día de la Última Gran Guerra del Tiempo el Alto Consejo, presidido por Rassilon, al verse acorralados ante una inminente destrucción, y con el Doctor a punto de utilizar el Momento, puso en marcha un desesperado plan para escapar del cierre temporal. Por un lado decidieron ejecutar la Sanción Final, destruyendo el tiempo mismo y convirtiéndose ellos en seres superiores, trascendiendo a formas de pura energía. Esto fue lo hizo que el Doctor se decidiese a utilizar el Momento, por el bien del universo. Y por otro lado implantaron una señal en el cerebro del Amo cuando todavía era un niño para utilizarla de ancla en el presente y escapar del cierre. Esta señal sería la que volvería loco al Amo y le convertiría en el ser malvado que es hoy en día.

Rassilon animando al Alto Consejo de los Señores del Tiempo
Rassilon animando al Alto Consejo de los Señores del Tiempo

Así, Rassilon se enfrentó al Doctor en la Tierra, a donde le había llevado la señal del Amo, en su último intento de salvación, pero él logró romper la conexión y Gallifrey regresó sin remedio a su fin en el cierre temporal, en el último día de la Guerra. Hay que hacer notar, que el Rassilon y el Alto Consejo no eran los únicos que estaban en aquellos momentos debatiendo el futuro de Gallifrey, pero mientras ellos buscaron una huida, todavía había otros que luchaban.

La mitología de Gallifrey y los Señores del Tiempo hasta el momento ha quedado bastante marginada en la actual serie, a diferencia de la serie clásica, evitando el abuso y reservando su efímero regreso precisamente para la despedida del décimo Doctor. Pero finalmente todo quedó reducido a una terrible guerra que le dejó solo.

El undécimo Doctor, extrañamente, nunca habló de lo sucedido… hasta ahora.

El Doctor Who en el siglo XXI (I): La etapa de Russell T Davies
 

Nombre: Stephen Russell Davies
Nombre artístico: Russell T Davies
Fecha de nacimiento: 27 Abril 1963
Etapa en Doctor Who: 2005-2010 (como showrunner)
Premios para Doctor Who: 1 BAFTA, 1 Dennis Potter Award.
Otros trabajos:Queer as Folk, Bob & Rose, The Second Coming, Casanova, Torchwood, The Sarah Jane Adventures.

 

El 26 de septiembre de 2003 se anunciaba oficialmente que Doctor Who, una de las series más emblemáticas de la BBC durante décadas, iba a volver después de un hiato de más de 14 años (con la excepción de una película en 1996). Uno de los instigadores del regreso, que al parecer se había pasado algunos años intentando convencer a la BBC, fue el guionista Russell T Davies, uno de los devotos fans del Doctor que durante años habían sobrevivido a base de novelas, audiolibros, y fanfics. Davies no lo tenía fácil, luchaba precisamente contra el poder del tiempo; la clásica idealización de los fans de la serie original, pero también el olvido por parte de la audiencia más mainstream, que había abandonado al Doctor durante la década de los ochenta. Expectativas, muchas. Y seguro que algunos ya estaban afilando sus espadas. La gran pregunta era: ¿cómo lo haría? ¿cómo conseguir actualizar un personaje que llevaba década y media congelado? ¿cómo llevar al mainstream una serie que en su última época sólo veían los fans más hardcore, dejando contentos a unos y a otros?

Quizás Davies ya lo tenía todo pensado, no en vano llevaba años persiguiendo a la BBC para que regenerase al Doctor de nuevo, pero las decisiones que había que tomar sobre cómo debía llevarse a cabo un retorno así eran críticas. Mark Gatiss, un ilustre whovian profesional (guionista, actor y muchas cosas más), propuso en su momento hacer un auténtico reboot, empezar de cero y cambiar algunas cosas importantes; quizás habría sido el camino más fácil. Pero Davies también era consciente de que, en el fondo, cualquier británico tiene algunos conocimientos básicos sobre la serie (incluso los más jóvenes), como icono cultural que es. Y además, com auténtico fanático de Doctor Who, no quería olvidarse de los 30 años de historia de la serie, de manera que optó por retomarla con un noveno Doctor. Y su forma de hacerlo parece que fue la correcta.

Su nuevo estatus como “el último de los Time Lords” y las referencias a la “guerra del tiempo”, fueron una buena forma de justificar la continuidad de la historia. Al mismo tiempo, esta época de la cual nadie sabía nada, permitía que se engancharan nuevos fans sin necesidad de conocer la serie antigua. Y algo así hizo con el regreso de muchos de los enemigos clásicos del Doctor. Fueron presentados poco a poco, apoyándose mucho en el punto de vista de los “companions” (compañeros de viaje del Doctor), que al igual que buena parte del público, sobretodo los más jóvenes, conocían poco o nada a los Daleks, Cybermen y demás. De hecho, los primeros enemigos a los que se enfrenta el noveno Doctor en el primer episodio (“Rose”), eran viejos conocidos, pero el Doctor se limita a hacer notar que tiene un pasado lleno de historias, sin que en ningún momento se requiera al espectador que domine esos conocimientos (como sí pasaba en los últimos doctores de los ochenta).

Russell T Davies en "su TARDIS".
Russell T Davies viajando en la TARDIS

Uno de los cambios más notables y necesarios para llevar Doctor Who al siglo XXI fue el formato de la serie. Se habían terminado esos largos seriales que duraban hasta seis semanas con episodios de 25 minutos (aunque hubo algunas excepciones en los ochenta). Las series dramáticas actuales tenían que durar unos 45 minutos, y esto iba a cambiar radicalmente los planteamientos habituales llenos de cliffhangers al final de cada capítulo. La mayor parte de episodios ahora eran autoconclusivos, con contadas excepciones en las que la historia podía llegar hasta un máximo de dos. Pero al mismo tiempo, y como es casi norma en las series de hoy día, habría una serie de tramas que se irían desarrollando poco a poco, no solo a lo largo de varios capítulos, sino a lo largo de varias temporadas (si sois nuevos en esto, empezad desde el primer día a buscar las palabras “Bad Wolf”). Sin las ataduras de tener que poner en una situación límite a los protagonistas cada 25 minutos a lo largo de seis capítulos, los guionistas tenían algo más de libertad para jugar con sus guiones, con historias más cortas e incluso experimentales. De hecho, fue gracias a esta nueva fórmula que Steven Moffat pudo lucirse con historias como “The girl in the fireplace” o la premiada “Blink”, o que nos encontremos con episodios tan curiosos como “Love & Monsters” (aunque este último fuese un episodio que se hiciera así también por necesidades técnicas).

La serie original había pasado de ser una serie didáctica, hasta cierto punto, a ser un puro y simple entretenimiento (especialmente por el gran éxito de los poco instructivos Daleks). Pero la etapa de Barry Letts y Terrance Dicks escondía en sus argumentos, una buena dosis de crítica social. Davies quiso tomar una línea parecida, y ya desde el primer episodio podemos ver pequeñas (y a veces muy inocentes) críticas a la sociedad de consumo (“Rose”), la obesión por la imagen (“The end of the world” o “Partners in Crime”), los medios de comunicación y la telebasura (“The Long Game” y “Bad Wolf”) e incluso la política (“Aliens of London”), haciendo volar en pedazos el número 10 de Downing Street. Y es que la ciencia ficción siempre ha sido una buena forma de tratar temas espinosos sin levantar demasiadas sospechas.

Uno de los cambios más controvertidos y revolucionarios que realizó Russell T Davies, fue quitarle al Doctor ese carácter asexual que había predominado durante toda su historia (con la excepción de unos besitos en la TV-Movie). Con el noveno, se iniciaba ya la trama amorosa entre el último de los Time Lords y Rose, la choni de un barrio obrero inglés. El propio Moffat siguió explotando la idea, no solo con el romance de un solo episodio (aunque de décadas de duración) entre el Doctor y Madame Pompadour, sino también con la introducción del personaje de River Song (Alex Kingston), que tanto protagonismo cogería ya en la época de Moffat.

Davies iría mucho más allá en cuestiones sexuales, haciendo aparecer por primera vez a un personaje bisexual (u omnisexual). El Capitán Jack Harkness se presentó mostrando tanto interés por Rose, como por el propio Doctor… y lo de omnisexual o pansexual se le aplica porque tampoco se cerraba a relaciones con otras especies extraterrestres. Las habituales voces críticas que la serie había sufrido durante sus primeros años en relación a la violencia, ahora centrarían el debate en si una serie familiar tenía que tratar o no estos temas (aunque parece que la mayor parte del público estaba encantado con el personaje).

Y es que si algo supo hacer Davies, fue hablar de sus protagonistas, de sus sentimientos y sus vidas. El nuevo Doctor empezó a relacionarse mucho más con los familiares y el entorno de sus “companions”. Madres, abuelos, novios, no son simples personajes secundarios, la mayoría acaban evolucionando a lo largo de la serie (las madres siempre empiezan odiando al Doctor, por ejemplo). Un enfoque más moderno del contexto humano que rodea al Doctor, y que algunos fans, seguramente los más veteranos, criticaron por darle un aire de “culebrón” a la serie. Davies era consciente de ello, y en el episodio “Aliens of London” podemos oír al 9º Doctor diciendo: “En 900 años nunca había sido abofeteado por la madre de nadie.” A pesar de la críticas de los típicos fans conservadores, estamos convencidos de que este lazo emocional, que ataba al espectador a los personajes, fue uno de los puntos que enganchó más al espectador medio, y por consiguiente, uno de los factores decisivos en el triunfo de la serie.

noveno

Otra de las decisiones críticas era el cásting. Al parecer, la prensa inglesa ya especulaba sobre posibles actores, la mayoría de los cuales no dejaban de ser personajes esperpénticos. Pero el equipo de Doctor Who no quería hacer un cásting de serie B, quería un actor con buenas referencias. Y parece que no tardaron mucho en decidirse por Christopher Eccleston (a quien hemos visto hace poco como Malekith en Thor: El Mundo Oscuro). El noveno (y primero de esta nueva etapa) puede recordar hasta cierto punto al Doctor original, William Hartnell. Se presenta como un personaje antipático y sabelotodo, orgulloso y hasta cierto punto violento. Es un superviviente, un solitario, y a pesar de sus constantes bromas y sarcasmos, se nota amargura en su existencia; la guerra del tiempo ha tenido un efecto tremendo en su carácter. Es por ello que el personaje de Rose, interpretado por Billie Piper (más conocida como cantante Pop que actriz), era tan importante en la evolución del Doctor. Rose Tyler iba a devolverle esa parte más humana, más solidaria, e incluso iría más allá de lo que ningún otro companion hizo antes.

Ya fuese porque Eccleston no quería continuar, o porque su contrato como Doctor solo se firmó para un año, el hecho de introducir la cuestión de la regeneración del personaje después de una sola temporada, se puede considerar una buena estrategia. Antes de que la gente pudiese acostumbrarse a un único Doctor, se le dejaba claro a la audiencia que en cualquier momento podían cambiar de actor y darle un nuevo carácter al personaje. Sin duda, una de las más ingeniosas y útiles ideas que salió de la serie original. Y el elegido, David Tennant, fue una de las mejores cosas que podían pasarle a la franquicia. Él mismo era ya un fan acérrimo de Doctor Who, y creemos que esa pasión se podía notar de alguna forma en el entusiasmo que transmitía el décimo Doctor. Con él llegó la consolidación de la serie, empezó a convertirse en el fenómeno global que es hoy en día, y se liberó totalmente del típico rollo masculino de las series nerds, para dar la bienvenida al fenómeno fangirl. Porque hay que reconocerlo, Tennant tenía mucho más gancho para las chicas (y el sector gay) que Eccleston. Además, ahora el romance con Rose era mucho más creíble.

decimo

Hay otra regla, aparte de la regeneración del Doctor, y es que los companions no son para siempre. Rose se despediría (aunque no para siempre), en la segunda temporada, dejando atrás también a su madre y a Mickey. La encargada de sustituirla fue Martha, interpretada por Freema Agyeman. Para los espectadores más expertos, la cara les podría sonar, ya que la actriz aparecía como una trabajadora de Torchwood en uno de los últimos episodios de la segunda temporada. Los guionistas explicarían ese “increíble parecido físico” dejando que Martha explicase como una prima suya había muerto durante los hechos transcurridos en ese anterior episodio. Aunque Martha tampoco se despidió definitivamente de Doctor Who y su universo (aparecería más de una vez en el spin-off Torchwood), su estancia en la TARDIS se alargó solo una temporada.

La cuarta y definitiva companion de la era Davies es seguramente una de las favoritas de muchos fans. Donna Noble, interpretada por Catherine Tate, apareció en un episodio especial anterior a la tercera temporada. Al parecer su paso por Doctor Who iba a limitarse a esa aparición especial, pero para muchos fue una grata sorpresa ver que regresaba en la cuarta temporada ya como companion oficial. Con ella, se terminaron esas compañeras enamoradizas y maravilladas con el ingenio del Doctor, Donna Noble no se dejaba impresionar fácilmente, y le ponía en su sitio a la mínima; todo un carácter.

lascompanions

En mayo de 2008, Russell T Davies anunció que se retiraba como «showrunner» de Doctor Who, poco tiempo después haría lo mismo David Tennant. Sin duda, se trataba el final de una etapa. Pero Davies prepararía una gran despedida, no solo para él, sino también para Tennant, y el resto de actores que habían pasado por la serie a lo largo de esos intensos cuatro años: cuatro episodios especiales en los que se pudo oír el canto del cisne del décimo Doctor. Una despedida lacrimógena, y con un momento dramático en el que no sabemos si el que está hablando es el Doctor, o un David Tennant que, como él mismo descubrió más tarde, quizás se fue antes de lo que realmente deseaba (y ojo a la frase que se repite en The Day of the Doctor).

Russell T Davies se fue en lo más alto, dejando la serie con algunos de los índices de audiencia más altos de su historia hasta el momento, y habiendo ganado un montón de premios BAFTA y premios Hugo. Se fue también habiendo expandido el universo whovian con las series Torchwood y The Sarah Jane Adventures, y convertido Doctor Who en un fenómeno global y, por qué no decirlo, en un negocio redondo. ¿Y quién iba a ser capaz de recoger semejante testigo? Pues otro fan acérrimo del Doctor, además de uno de los guionistas que más entusiasmó durante la época de Davies: Steven Moffat.

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El Doctor Who en el siglo XXI (II): La etapa de Steven Moffat
 

Nombre: Steven Moffat
Fecha de nacimiento: 18 Noviembre 1961
Etapa en Doctor Who: 2005-2010 (como guionista) / 2010-? (como showrunner)
Premios para Doctor Who: 1 BAFTA, 1 Writer’s Guild of Great Britain Award, 4 Hugo Awards
Otros trabajos: Sherlock, Coupling, Jekyll, Press Gang, Stay Luck, Joking Apart, Murder Most Horrid, Chalk.

 

El final de la etapa de Russell T Davies no significaría el adiós de Doctor Who, la apuesta de este guionista, director y productor en 2005, resucitando la serie de ciencia ficción británica por excelencia, había cuajado de tal manera entre el público que no sólo resistiría a su marcha, sino que también parecía más viva que nunca, con nuevos seguidores incondicionales y con la fuerza extra de su difusión a través de internet y las redes sociales convirtiendo el fenómeno ahora en algo internacional. En todo caso, la despedida de Russell T Davies en 2010 significaría también la de su protegido David Tennant, el segundo Doctor de esta nueva era, pero antes de producirse el traspaso de poderes al nuevo equipo se limarían tramas y cabos sueltos en una serie de especiales preparados para la llegada de Steven Moffat. Este popular productor y guionista escocés, creador de su no menos alabada serie Sherlock de la BBC protagonizada por Benedict Cumberbatch y Martin Freeman, había estado ligado a devenir moderno de Doctor Who desde siempre, participando en varios de los guiones más aplaudidos y premios del programa desde su regreso a la pequeña pantalla.

De esa manera, Steven Moffat había colaborado en la escritura de algunos capítulos de la etapa de Russell T Davies como serían El niño vacío y El Doctor baila -una historia en dos partes ganadora del premio Hugo en 2006-, La chica en la chimenea -por el cual su responsable sería nominado al premio Nebula en 2006 y ganaría nuevamente el premio Hugo en 2007-, Parpadeo -con el que sería reconocido como Mejor Guionista en los premios BAFTA-, y Silencio en la biblioteca y El bosque de los muertos -nominados al premio Hugo que se acabaría llevando el corto musical Dr. Horrible’s Sing-Along Blog de Joss Whedon-. Por lo tanto, la transición resultaba totalmente natural, la quinta temporada no podía recaer en mejores manos, Steven Moffat era un curioso fanático de la serie, como había demostrado también en sus guiños y homenajes a la misma en otros trabajos suyos como Press Gang o Copling, siendo también el firmante en 1999 del guión del especial Doctor Who and the Curse of Fatal Death, previo a la resurrección de la serie por parte de Russell T Davies, una simpática historia en la cual Rowan Atkinson, Richard E. Grant, Jim Broadbent, Hugh Grant y Joanna Lumley aparecían como las nuevas y curiosas encarnaciones del personaje.

Pero para Steven Moffat esto sólo era una pequeña diversión y entrenamiento, la esencia de Doctor Who estaba muy clara a sus ojos, se palpaba en las encarnaciones de Peter Davison y Paul McGann, los mejores intérpretes del personaje en su opinión, considerando también los episodios clásicos Snakedance y Kinda los mejores de toda la historia de Doctor Who. La genialidad del concepto original de Doctor Who según Steven Moffat había sido conseguir reconvertir una serie para adultos en una destinada al público infantil incluso teniendo en cuenta sus episodios más terroríficos y, como un niño más, para él era un sueño encontrarse abordo de la Tardis y poder viajar a lo largo del universo con el Doctor. En la web oficial de Doctor Who el productor y guionista expresaría su ilusión por esta nueva andadura y por su status en la serie: «Toda mi carrera ha sido un plan secreto para conseguir este trabajo. Me he presentado antes, pero me rechazaron porque la BBC quería a alguien más. También tenía siete años. De todos modos, me alegro de que la BBC finalmente viera la luz, y es un gran honor seguir a Russell en el mejor – y más duro – trabajo de la televisión».

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Benedict Cumberbatch, Steven Moffat y Matt Smith

La primera decisión de Steven Moffat sería encontrar a su Doctor, papel que acabaría recayendo en el británico Matt Smith, aún cuando para el actual responsable de Doctor Who el ideal sería «un tío con más de cuarenta y con un aspecto más raro – el tipo de abuelo chiflado que los niños conocen a la vista para ser en secreto uno de ellos». No obstante, Matt Smith se mantendría durante tres temporadas en la serie, con el beneplácito de muchos de sus aficionados, hasta el presente cambio de ciclo marcado a fuego con The Day of the Doctor y el anuncio del nombre de su sustituto, el veterano Peter Capaldi, un perfil más fiel a la citada descripción clásica del Doctor Who del propio Steven Moffat. En este tiempo, la esencia de Doctor Who se ha mantenido casi inalterable a la ya vista en la etapa de Russell T Davies, aunque los efectos especiales y la espectacularidad han dado un salto cualitativo desde los inicios modernos del programa. Por lo demás, Steven Moffat conoce muy bien el funcionamiento de Doctor Who, su sentido de la aventura y su concepto de la ciencia ficción, las pequeñas perlas filosóficas y metafísicas de sus historias, la relación del Doctor con el resto del personajes y las paradojas y viajes espacio-temporales a las que tanto partido ha sabido sacar.

La entrada de Steven Moffat, más que un punto y seguido en la historia de Doctor Who, ha resultado ser un punto y aparte. Nueva estética, nuevo Doctor, nuevas historias, y por supuesto, nuevos companions. En este sentido, Moffat ha sido algo más conservador que su predecesor, ya que a lo largo de tres temporadas se han mantenido los mismos. El primer episodio (En el último momento) de Matt Smith servía para presentarnos a una chica que durante años había esperado a que el Doctor volviese a aparecer en su vida. Amy Pond, la explosiva pelirroja interpretada por Karen Gillan, no era un simple personaje con el que se cruzaba, era alguien que se había pasado casi toda su vida obsesionada con ese loco con una caja azul (curioso paralelismo con el fenómeno fangirl que tanto ha crecido alrededor de la serie en los últimos años). En el mismo capítulo conocemos a Rory Williams (Arthur Darvill), el novio de Amy, que aún deberá esperar un tiempo en poder ser miembro oficial de la tripulación de la TARDIS, pero cuyo papel irá más allá de simple comparsa de la pelirroja. En cuanto a companions, el único rastro que encontramos de la época de Russell T Davies es el misterioso personaje de River Song (Alex Kingston); pero tiene trampa, ya que fue un personaje introducido por el propio Moffat en Silencio en la biblioteca.

undecimo

Si bien la etapa de Davies destacó por el gran protagonismo del entorno de los companions, dándole mucha importancia a su vida familiar y a todos sus conflictos personales, Moffat ha querido que los personajes orbitaran mucho más alrededor del Doctor, mostrando las consecuencias más directas de viajar con él. De hecho, el planteamiento de En el último momento ya dejaba claro que estos nuevos companions habían sido “tocados” por el gallifreyano de una forma especial. Además, Amy es huérfana (de pequeña vivía con su tía), y en cuanto a Rory, si bien veremos a su padre subirse a la TARDIS, el papel de éste es más testimonial que el de los familiares de la etapa Davies. Se podría decir que Moffat trata los aspectos familiares de los companions de una forma bastante más sorprendente y espectacular (no diremos más).

A pesar de los cambios, Moffat tampoco renuncia del todo a las relaciones amorosas del Doctor, que tan bien le funcionaron a su predecesor. Aunque, una vez más, lo hace con su particular estilo. Por un lado tenemos la supuesta tensión ¿sexual? con la que empieza la relación entre Amy y el Doctor. Aunque sería más acertado decir que es Amy quien tiene dudas entre él y Rory, ya que a nuestro parecer, el undécimo tiene un carácter casi asexual, que lo acerca más a los doctores clásicos que a Christopher Eccleston o David Tennant. De hecho, la propia relación entre River Song y el Doctor a veces resulta poco creíble, la química la lleva toda la Profesora Song y el Doctor no puede hacer más que sorprenderse; aunque no debe ser fácil vivir un romance tan desordenado cronológicamente.

Quizás esto es lo que más se le ha criticado a Steven Moffat, que en favor de centrarse en los grandes misterios del Doctor, los companions hayan perdido parte de la emotividad que ofrecieron Rose, Mickey, Donna o incluso Martha (e incluso el propio Doctor). Por supuesto, esto es muy discutible, pero la más reciente companion, Clara (Jenna Louise Coleman), nos muestra las dificultades que puede tener Moffat para crear un personaje con el que se identifique la audiencia. Clara es un personaje plano, sin carisma, sin desarrollo. Aunque habrá que ver lo que sucede con ella con la llegada de Peter Capaldi.

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Jenna-Louise Coleman y Matt Smith en una escena de El nombre del Doctor

Las comparaciones son odiosas, pero inevitables. El debate entre si es mejor la etapa de Moffat y Davies se ha ido acrecentando en los últimos años, sobretodo porque muchos fans se han visto algo decepcionados con el desarrollo del undécimo doctor. Si la etapa de Davies parece alinearse más con Barry Letts y Terrance Dicks de la época clásica, donde las historias tenían sentido por si mismas y buscaban esos paralelismos con la realidad del momento, Moffat se acerca más a la concepción ochentera de John Nathan-Turner, donde lo importante era crear grandes eventos televisivos, grandes historias dentro del propio universo, que quizás apelan más al fan hardcore que al público general. Moffat ha puesto más énfasis en las consecuencias de la misma existencia del Doctor y también en las que generan sus actos, añadiendo elementos como el poder tras su verdadero nombre o la ambigüedad y las falsas apariencias de sus respectivas némesis, alejándolos de posibles planteamientos y perspectivas más simples y maniqueas.

Si es mejor el enfoque de Russell T Davies o el de Steven Moffat dependerá exclusivamente de las preferencias de cada espectador. Pero creemos necesario tener muy en cuenta el contexto en el que ha trabajado cada uno de los dos showrunners. Davies tenía la responsabilidad de regenerar una serie que el gran público había olvidado, y no podía caer en el error de dirigirse solo a los fans acérrimos, ya que fue eso mismo lo que hundió la serie en los ochenta. Davies supo tocar las teclas necesarias para volver a hacer atractiva la serie para el público mayoritario, y para ello estableció una serie de reglas que funcionaron a lo largo de cuatro temporadas. Moffat no se olvidó de ellas, y hasta cierto punto ha mantenido la esencia de algunas de ellas. Pero en estos cinco años entre la vuelta del Doctor y la nueva etapa, no solo ha evolucionado el espectador del show, sino que también lo han hecho las series televisivas, que reclaman muchos más giros en el guión, muchas más sorpresas y eventos especiales. Ahora con un público más preparado y a la vez más exigente, Moffat tiene el deber de sorprenderlo para mantenerlo atento a la pantalla. Además, con la firme decisión de convertirlo en algo eterno, con todas sus tramas e historias, parece estar preparando el terreno para que la historia de Doctor Who se siga perpetuando durante décadas. Quizás lo más difícil del papel de Moffat es encontrar ese equilibrio entre una serie que se recrea en si misma, y que por lo tanto es exigente con el espectador, con la de una serie que puede llegar a un público masivo que pueda mantener a flote la enorme bestia en la que se ha convertido.

Los spin-offs y tierras paralelas de Doctor Who

En pleno apogeo del revival de Doctor Who, Russell T Davies decidió reciclar una de sus antiguas ideas para, patrocinado por BBC, lanzar el primer spin-off televisivo del universo Who. Una idea que los anteriores productores ya habían tenido, pero que nunca había acabado de prosperar. Bajo el paraguas de BBC Three y un horario más nocturno, Torchwood (anagrama de Doctor Who) era un drama procedimental de fantasía más adulto que utilizaba varias semillas plantadas en la serie madre durante su segunda temporada. Una reconversión de Excalibur, la serie que Davis anunciara como su versión de Buffy, el proyecto ponía además en el epicentro de la acción al carismático e inmortal viajero temporal del futuro Jack Harness (John Barrowman). En 2006, Torchwood se había convertido en una misteriosa agencia secreta experta en alienígenas que durante siglos había seguido los pasos del Doctor. Con el nombre afincado en la mitología, solo era cuestión de reunir a varios personajes para formar un equipo de especialistas con base en Cardiff que luchara contra cualquier amenaza alien que se cruzara en su camino.

Torchwood_Martha_Jones

Los altibajos fueron la tónica general de la irregular Torchwood que, durante sus dos primeras temporadas, intercaló episodios de relleno con otros dedicados a la evolución de los personajes protagonistas (que fueron ganando carisma) y a la mitología del universo. Poco a poco, fuimos conociendo un poco más el pasado y futuro de Harness, vigorizado sobre todo por su destructiva relación con el Capitán John Hart (James Marsters). Tuvimos Cybermen, por ejemplo, e incluso apariciones como la de Martha Jones (Freema Agyeman), a quien Davies tentó con incorporar al equipo antes de cambiar su status quo.

En la tercera temporada, y con varios protagonistas habiendo mordido el polvo para entonces, Davies y BBC decidieron saltar a la primera cadena pública para contar la historia más grande a la que el equipo jamás se hubiera enfrentado. Así vio la luz la mini-serie Children of Earth, que tornaba la producción por fin en un título que no debíamos perdernos. Más maduro, auto-contenido y emocionante que nunca, Harness y Gwen Cooper (Eve Myles), que había sido nuestra puerta en la ficción, trataban de controlar una amenaza alienígena que negociaba con un gobierno terráqueo tan maquiavélico y manipulador como el que más. Para la cuarta, manteniendo la estrategia mediante un acuerdo con la estadounidense Starz, el desbandado equipo cruzó el charco, donde sumó nuevos miembros contra una terrible amenaza global de origen desconocido: Nadie podía morir. Nadie salvo Jack Harness, quien había visto su modus operandi puesto en jaque de manera súbita tras el fatídico Miracle Day. Todavía no sabemos si Torchwood volverá alguna vez, aunque Davies ha dicho que, de tener la idea adecuada, no lo dudaría, presentándolo de nuevo como un evento que significara algo para la serie y los personajes. Barrowman, por su parte, siempre será bienvenido en la serie madre, aunque todavía no la haya pisado en tiempos de Moffat, quien paradójicamente lo creara allá por The Empty Child.

The-Sarah-Jane_Adventures

El segundo spin-off que prosperó no podía ser más distinto a Torchwood. The Sarah Jane Adventures de la CBBC no sólo recuperaba la ambientación para todos los públicos de la serie clásica, sino que reciclaba a una de las acompañantes más carismáticas de la historia del Doctor: Sarah Jane Smith (Elisabeth Sladen).

K-9 and Company, protagonizado también por Sladen, había sido uno de los primeros pilotos salidos de Who propuestos hace dos décadas. La veterana periodista, presentada para los nuevos telespectadores en el mágico capítulo School Reunion de la segunda temporada, volvía a estar en el ojo del huracán ahora que había recuperado su conexión con el Doctor y a su canino K-9. Sarah Jane tenía ahora un hijo adolescente, que, acompañado de sus amigos y vecinos, se unían a la Sra. Smith en sus aventuras contra Sontarans, Slitheens, Judoons y un buen número de criaturas exclusivamente creadas para la producción.

La premisa de BBC, no obstante, era muy diferente. Su idea: crear una serie juvenil dedicada a las aventuras de un Doctor de 12 años. A Davies, que pensaba que narrar el pasado de los Time Lords borraría parte del misterio de su protagonista, la idea no le apasionaba, así que decidió recuperar a la compañera del tercer (Jon Pertwee) y cuarto Doctor (Tom Baker) del limbo con la mirada puesta en su serie propio. El resultado no pudo ser más satisfactorio. El guionista incluso acabó utilizando la serie para el público infantil como plataforma para recuperar a antiguos personajes del universo. La presentadora de noticias Trinity Wells (Lachele Carl), que también tuvo un cameo en Torchwood, se dejó ver en un par de episodios; el Brigadier Lethbridge-Stewart (Nicholas Courtney) hizo su última aparición antes de morir, y Jo Grant (Katy Manning) volvió a cruzar su camino con Sarah Jane y el Doctor con el rostro de Matt Smith. En 2010, y con David Tennant habiendo sido invitado de honor a la Boda de Sarah Jane Smith, Sarah Jane y el viajero del tiempo tuvieron su última aventura en este Death of the Doctor, antes de que Elisabeth Sladen muriera de un cáncer con solo 65 años. De manera sorprendente, fallecía la que para muchos es la mejor compañera de la historia de la serie.

Gryffen-K9-promo

El tercer spin-off semi-oficial emitido desde que Doctor Who fuera relanzado en 2005 no llega desde Reino Unido, ni de la mente de Russell T Davies, sino desde las antípodas, en Australia. El creador original del perro robótico K-9, Bob Baker, llevaba tiempo tratando de confeccionar una serie solo para su canino. La producción, que llevaba en el limbo creativo desde que rodaran un piloto en 1997, volvió a tomar fuerza una vez que elsidekick fue recuperado para el episodio de Sarah Jane antes mencionado y en la posterior serie de CBBC. El proyecto, completamente independiente de la producción madre, fue lanzado en Network Ten y Disney XD en sus canales internacionales, con un K-9 remasterizado (dado que el diseño original es propiedad de la BBC) y una serie de personajes sin ninguna relación con los antes vistos. La primera temporada fue emitida en 2010, y la segunda temporada será lanzada en 2014. Por asunto de derechos, la serie no puede hacer ninguna referencia a Doctor Who, por mucho que el perro comparta la voz de John Leeson, K-9 oído en todas sus encarnaciones.

Desde que Moffat tomara las riendas de la serie, el guionista ha sido mucho más conservador y no se ha atrevido a relanzar proyectos derivados, fueran infantiles o maduros. Con las dos series canceladas o en stand-by, el foco central de la franquicia sigue siendo la serie madre, aunque no nos extrañaría volver a ver a Torchwood rodar con Davies de nuevo a la cabeza.

The Day of The Doctor. Steven Moffat al habla.

En ZN nos encantaría tener al Doctor en plantilla, o cuanto menos que nos prestase la TARDIS de vez en cuando. Lamentablemente, no tenemos ese privilegio y viajar en el tiempo queda más allá de nuestras posibilidades. Así pues, aunque vosotros leeréis este post cuando ya se haya estrenado The Day of the Doctor, algunas partes del mismo se han confeccionado antes de su proyección, como la que ahora nos ocupa, en la cual nos dedicaremos a repasar algunas declaraciones de Steven Moffat, el actual Escritor en Jefe y Productor Ejecutivo de Doctor Who, sobre el especial de aniversario. (Actualización: Habiendo visto ya el especial aniversario, puedo asegurar que Steven Moffat, al igual que el Doctor, miente… un poco)

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  Sobre aniversarios y juntar a varios doctores…

– En realidad solamente ha habido un especial aniversario y fue para el 20 aniversario con The Five Doctors. The Three Doctors no fue un especial aniversario ya que se realizó un año antes, aunque lo recordemos como un episodio de aniversario. Adoro The Three Doctors, fue genial, una pieza mágica. También me encantó The Five Doctors. Pensaba que posiblemente el deseo de celebrar el aniversario, bloqueó el deseo de contar una historia. Aun así no me molesta. (Destornillador sónico)

– (Así que ya vemos) que las historias con varios doctores no suelen corresponderse con los aniversarios ni a la inversa. (…) Hay fans que creen que vas a contratar a tres actores que están clínicamente muertos. No hay manera de que podamos hacer eso. Cuando se planificó The Five Doctors tenían a varios Doctores disponibles que conservaban bastante su apariencia de antes. Fue fantástico ver como Patrick Troughton (segundo Doctor) y Jon Pertwee (Tercer Doctor) mantenían un aspecto parecido. No del todo, pero lo suficiente. Tom Baker (cuarto Doctor), de haber tenido un papel significativo, habría estado perfecto, obviamente. Pero la realidad es que actualmente no teníamos a todos esos Doctores a punto de aparecer por la puerta. Había muchos impedimentos en relación con los que podrían participar. Todos ellos son brillantes, geniales, pero el tiempo ha pasado. Creo que resultaría poco digno para todos esos estupendos actores que les forzásemos a meterse en sus trajes de hace 20 o 30 años. Así que nos lo planteamos más como “¿cuál sería una gran historia del pasado del Doctor, que fuese relevante para los espectadores de hoy en día al mismo tiempo que celebrase el mucho tiempo de vida del personaje?” (Revista SFX #241)

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  Sobre la idea tras The Day of the Doctor

– No quería que fuese solamente una celebración de los 50 años pasados. Quería que fuera una celebración de la mitología y de la leyenda del Doctor y todo lo que ello conlleva. Este debe ser el primer paso del siguiente viaje, que garantice el centenario de Doctor Who. La historia se centra en la cosa más importante que le ha pasado al Doctor. Raramente hacemos esto en Doctor Who, ya que las historias tratan normalmente de la gente que encuentra al Doctor o sobre los compañeros que viajan con él. Esta vez es diferente. (Destornillador sónico)

– Es una historia enormemente importante para el Doctor. Esa era la misión que asumí. Muy, muy de vez en cuando en Doctor Who hay una historia que afecte al doctor profundamente. Obviamente, corre de aquí para allá, lucha contra mutantes, conoce a un tejón espacial, salva a todo el mundo, causa epifanías a cada persona con la que se topa, vuelve a la TARDIS y se olvida de todo. Si le preguntaras, tal vez tendría algún recuerdo vago del tejón. Y ya está. La gente me pregunta cómo voy a satisfacer al público habitual y yo siempre digo que estoy en una cruzada de reclutamiento para conseguir que la gente que nunca ha visto Doctor Who la vea. Eso es lo que importa. Hay gente que no lo ha visto nunca, Dios los perdone. Y uno quiere que piensen: ‘Oh, lo que me estaba perdiendo, me quiero unir ahora’. Si el objetivo es celebrar Doctor Who, pues entonces, ¿por qué no contar su historia? ¿Cómo es ser así para él? ¿Qué lo define, qué define qué es? ¿Cómo hacer que surja el momento en que se plantee todas estas cosas? ¿Cual sería el día más importante del Doctor, qué lo cambiaría como persona para siempre, alterando el curso de su vida». (Scifiworld)

– Es el capítulo dos de su vida. Algo le pasa que cambia su manera de pensar y su manera de aventurarse de ahora en adelante. Puedes celebrar un aniversario de muchas maneras. Opino que la más productiva narrativamente es decirse “Aquí es donde realmente comienza la historia. Aquí es donde descubre cuál es su misión y encuentra su destino”. (Revista SFX #241)

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  Algunos aspectos colaterales…

– Veremos desarrollarse algo de (cómo los Señores del Tiempo se convierten en una raza odiada). Ya hemos visto algo de eso desarrollarse en el programa, en El Fin del Tiempo, donde el Doctor revela que los Señores del Tiempo se volvieron tan malos como los Daleks hacia el fin de la Guerra, y estuvo tan preocupado por ellos como cualquier otra cosa. Y sabemos que el Doctor eliminó a su propio pueblo. Él no lo haría a no ser que las cosas se pusieran realmente mal. ¡El genocidio no es una decisión fácil para nadie. (Papel psíquico)

– (The Day of the Doctor trae de vuelta a los cambia formas Zygons, un monstruo que no habíamos visto desde los años 70). Son soberbios – brillantes desde las voces hasta la apariencia. Esencialmente hemos resucitado exactamente al mismo Zygon al que Tom Baker se enfrentó en los 70. Son preciosos y son una muestra de que el especial mira hacia el futuro, pero también celebra la leyenda. (Destornillador sónico)

– (Por otro lado, The Day of the Doctor será la primera vez que veamos Doctor Who en 3D). Mi primer impulso fue, que si íbamos a hacerlo en 3D, tenía que formar parte del argumento. Realmente teníamos que hacer el 3D parte de la historia, si aquello era posible. No voy a decir que esté en cada escena, pero hay un elemento del episodio que explota el hecho de que sea en 3D. (Destornillador sónico)

  Sobre juntar a Matt Smith y David Tennant…

– Todos querían ver a David de nuevo, eso está claro. Y tener a David y a Matt juntos es glorioso. Es una gozada” (Revista SFX #241)

– Matt y David interaccionan muy bien en la pantalla (…). Fue muy curioso tener a ambos en el rodaje. (…) A veces muy muy diferentes, otras veces exactamente iguales. (Destornillador sónico)

– Creo que tanto Matt como David estaban bastante nerviosos con este proyecto porque cada uno pensaba que el otro era la mejor representación posible de El Doctor. David fue tan bueno interpretando a El Doctor, y a Matt, a su vez, le va tan bien en su papel de El Doctor, que cada uno veía al otro como si fuera “el verdadero” Doctor. Matt veía a David en el rol de El Doctor y le encantaba; y David, que es un gran fanático de Doctor Who, sigue viendo la serie después de haber salido de ella, y cree que Matt es en realidad El Doctor. Creo que hubo momentos en los que ambos pensaron que no eran un Doctor fraudulento, cuando estaban uno frente al otro, pero de una manera mágica y maravillosa, supieron sacarlo adelante muy bien. Pienso que esto fue posible porque ambos han vivido la experiencia de interpretar el mismo papel y conocen todos los detalles. De hecho, en muchas ocasiones, durante el especial, podías verlos a los dos en una esquina hablando y murmurando. Lo que la gente está a punto de ver es un “2×1” realmente muy divertido y que salió muy bien. (Cine Premiere)

– Icónicamente, ambos son el Doctor. Son las dos caras de la etapa moderna, y ahí les tienes, juntos, con la apariencia perfecta, porque David está exactamente igual que cuando era el Doctor. (…) Los escribí interactuando de manera contrapuesta. Cuando hablas contigo mismo no hay límites (…). No necesitas ser amable o educado. Al mismo tiempo, como ambos son Doctores encantadores, alocados y cafeínicos, se admiran mutuamente. Piensan que encontrarse es bastante guay. No son Doctores taciturnos, preocupados: es más un “¡Somos dos! ¡Brillante!” Pero todo esto se da mayormente en el rodaje, porque se lo estaban pasando tan bien juntos que les fue saliendo así (…). Resultan divertidos de forma muy natural cuando interactúan. (…) Matt dijo que era como Laurel y Laurel, como si Hardy no apareciese: aunque sí que lo hace… ¡bajo la forma de John Hurt! (…) La verdad es que no les he escrito de manera muy diferente. He escrito bastante para ambos a lo largo de los años y sólo tengo su voz en la cabeza, de forma muy clara. Aquello en lo que son parecidos hace que su interacción sea divertida, porque van prácticamente al unísono, y luego resultan distintos porque David es un Doctor genuinamente guay, sexy y descarado, y está ante otro Doctor que piensa que es sexy y guay… ¡pero está tristemente equivocado al respecto! Y todo ello resulta divertido de manera muy orgánica. Esa es la principal diferencia entre ambos. Después de la primera lectura del guión, que tenía muy nerviosos tanto a Matt como a David, les escuché teniendo una conversación en la que venían a decir más o menos lo mismo: “Cuando te escucho, no dejo de pensar, ¿Así es como tú lo haces?” Se mantienen voluntariamente a distancia el uno del otro porque cuando escuchas a algún otro interpretando al Doctor, justo a tu lado, y que claramente lo hace muy bien, piensas “Oh, yo suelo hacer esto… yo ignoraría esa frase y enfatizaría esta otra…” Y así, manteniéndose lejos el uno del otro, no se infectan mutuamente. (Revista SFX #241)

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  Sobre la participación de John Hurt…

– En un primer contacto con Chris Eccleston, de forma muy amigable y educada, me dijo que no se veía regresando como el noveno Doctor. No fue en plan pataleta. Tuve un par de encuentros más con él y fue totalmente agradable, mostrándose bastante entusiasmado con el aniversario, aunque sin verse participando en él. Así que si no vas a poder hacer un aniversario de reencuentro (de personajes que nunca se han llegado a encontrar, lo cual resulta bastante singular), ¿qué otra cosa puedes hacer? ¿Por qué no un Doctor efímero, que aparezca únicamente en un episodio? A menudo había pensado sobre ello. ¿sería extraño en el curso de la serie tener al 45 Doctor apareciendo y siendo interpretado por Johnny Deep o alguien así? ¿Molaría? Barruntaba también sobre la idea de que si pudieses traer a un antiguo Doctor de vuelta, ese sería en realidad e imposiblemente William Hartnell (el primer Doctor). No querrías a ningún otro. Lo querrías entrando y diciendo “¡¿Por Dios, en qué me he convertido!? “. Esa es la confrontación que más te gustaría ver, para celebrar 50 años. Dándole vueltas al tema, pensé “¿Qué tal una encarnación del Doctor de la que él nunca habla?” Y qué tal si es un Doctor que ha hecho algo terrible, que es mucho más mortal y sombrío, que representa aquellas cosas que subyacen tanto en David (Décimo Doctor) como en Matt (undécimo Doctor). Sabes que hay un hombre antiguo y terrible dentro de ellos. Todos sabemos que no es despreocupado o dulce, que eso es la cara que muestra, y tanto en las actuaciones de Matt como de David podemos verlo con mucha claridad: hay otro Doctor ahí dentro. Bien, pues aquí está, enfrente de ellos y hablándoles. De todas formas, tal como lo veo, la idea de otro Doctor sólo funcionaría si la persona elegida era asombrosa. Tenía que ser una estrella, pero tenía que ser más que eso. Si apareciese Brad Pitt, te quedarías muy decepcionado, porque aunque es una estrella de renombre pensarías “No es verdaderamente el Doctor, ¿no?” Pero si apareciese alguien que siempre has deseado que fuese el Doctor… cuando entra en interacción con los demás Doctores, es capaz de todo. Como David y Matt no dejan de decir, “Nosotros brincamos por todos lados, lanzamos nuestros destornilladores sónicos y rebotamos contra las paredes… ¡y entonces John Hurt mueve los ojos y tú sabes que consigue toda la atención!” Se hace con ella. (Revista SFX #241)

– Sabíamos que Hurt haría una gran actuación y esa fue la intención al crear su personaje. John Hurt es uno de los actores más distinguidos de origen británico y ahora entrará a formar parte de la mitología de Doctor Who. (Destornillador sónico)

Y después de estas interesantes declaraciones, ahora sí, pasamos a opinar sobre The Day of The Doctor, para ello en esta ocasión contamos con un buen grupo de auténticos y empedernidos whovians formado por los companions descartados de antiguas temporadas de Doctor Who: Alberto Benavente, Oriol Estrada, Toni Boix y Sergio Robla. Y, para rematar, Oriol Estrada nos hablará también The Five(ish) Doctors Reboot y nuestro miembro reserva de Torchwood, Eneko Ruiz, hará lo mismo con el telefilm An Adventure in Space and Time visto también estos días en en la programación especial de la BBC para el 50 Aniversario de Doctor Who.

Palomitas, por Alberto Benavente

Doctor Who nunca ha pretendido ser ciencia ficción pura y dura. Como mucho, Doctor Who es un cuento de hadas, con la lógica de un cuento de hadas donde tenemos a este hombre maravilloso en su gran caja azul que al principio de cada historia aterriza donde quiera que haya un problema.

Si os ha gustado esa entradilla, le añadís unas comillas y le ponéis abajo un ‘Neil Gaiman’ así en color gris, pero que conste que suscribo todas y cada una de las palabras. Y además en ese orden. Y además le añadiría que el buen Doctor te coge y te lleva donde no te va a llevar nadie más. Y siempre a sitios asombrosos, como ese Galifrey eterno en un cuadro 3D de la colección privada de la Reina Isabel I de Inglaterra que sirve de McGuffin al ‘Día del Doctor’. Toma ya. Y a partir de ahí, magia.

Como quien transforma un insípido grano de maíz en una ligera palomita con miles de curvas y recovecos, ‘El Día del Doctor’ ha supuesto la transformación total de un fenómeno que hace 50 años nació como nació –esto es, mal– en algo que ahora se emite a la vez en (casi) todo el mundo, rompe récords Guinnes y conoce hasta tu hija pequeña. Y viva y bravo y la madre del topo, Moffat. Pese los agujeros de guión y al FAIL de la regeneración de Hurt a Eccleston por culpa de quien sea. Da lo mismo. Palomita tras palomita iban entrando en mi boca que apenas se podía cerrar de la emoción, la risa y la expectación del momentazo, que pese a no ser uno británico, ni escocés de pura cepa (ni de pura ni de media, ojo) sentía, y siento, como propio.

Y que dure, como han de durar las buenas historias. Incluidas las de los cuentos de hadas.

P.D: Dicho esto, los últimos 20 minutos de ‘Adventure of space and time’ me sacaron más lagrimas y emoción que todo el Day of the Doctor. Llamadme sensiblero.

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John Hurt y Billie Piper en The Day of the Doctor

El fin de una etapa y el nacimiento de otra, por Oriol Estrada

Tengo que reconocerlo, afrontaba este especial episodio con una mezcla de excitación propia del fan descerebrado, y el temor a que Moffat nos decepcionara con alguna de esas piruetas imposibles y desconcertantes que nos ha brindado en los últimos años. Pero ya con las pequeñas introducciones de Strax, Smith y Tennant, olvidé mis temores y me dejé llevar; y el resultado difícilmente podría haber sido más positivo.

Se había anunciado que The Day of the Doctor iba a suponer un antes y un después en Doctor Who. En esto hay que darle la razón a Moffat, ha cumplido. La historia del nuevo Doctor Who, el que regeneró Russell T Davies en 2005, y que se iniciaba con la cosmogónica historia de la Guerra del Tiempo, se ha cerrado, al tiempo que abría otra puerta para futuras historias.

Donde no han cumplido es en hacer un capítulo que podría seguir incluso aquellas personas que no conocían la serie. Pero esto no es una queja, porque este especial es un regalo para los fans. No solo por el regreso de David Tennant, o incluso el de Billy Piper, sino por todos aquellos momentos, guiños, bromas, y tantos otros detalles que hacían saltar a los fans de sus butacas. Y aún así, The Day of the Doctor tiene la virtud de poder funcionar como un episodio cualquiera, y que a mí parecer, ha sabido recoger parte del espíritu de Russell T Davies (especialmente con la trama de los Zygons) y juntarlo con el estilo 100% Moffat. Una mezcla que sin duda demuestra esa intención de cerrar una etapa.

A brilliant timey-wimey thing!

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David Tennant y Matt Smith cara a cara

Una trenza de aventura, simpatía y nostalgia, por Toni Boix

Fabuloso, ha sido fabuloso: esa fue la sensación que provocó en mí el visionado del especial aniversario el sábado por la noche en un cine de Barcelona. El ambiente festivo que reinaba en la sala así lo presagiaba y los entrantes protagonizados por Strax y Matt Smith no hacían más que acrecentar esa sensación. Así, para cuando empezó propiamente el espectáculo, Moffat y compañía ya contaban con nuestra más absoluta adhesión. No nos decepcionaron. Y es que su historia (o mejor, sus historias) contenía un destilado preciso de –prácticamente- aquellos de sus mejores ingredientes que han llevado a esta serie al gran lugar que ocupa hoy en día en el imaginario popular de buena parte del mundo. Carecía, si acaso, de algún detalle que explotase su faceta de reflejo crítico de nuestras borreguiles pautas sociales, pero se le puede disculpar porque el guión estaba tan abarrotado de otras virtudes que al menos yo, mientras veía el especial, nada encontré en falta.

Ahí estaban las bromas de todo tipo: sutiles, sexuales, desenfadadas, infantiles… Ahí estaban ciertas dosis de espectacularidad que explotaban las posibilidades visuales de la Tardis, Gallifrey y la Guerra del Tiempo (¡qué lejos está ya la serie de sus casposos inicios en cuanto a factura visual!). No faltaron tampoco los momentos de dramatismo, de duda, de caracterización extrema, dándonos lo que se nos prometía acerca de ese Señor del Tiempo que llegó a verse empujado por unas circunstancias sin parangón a exterminar a toda su raza. Todo ello, servido en una trenza de tramas que avanzaban de forma trepidante y sobradas de encanto, como en los mejores capítulos de la serie, pero también en un especial que era consciente de su condición de punto de inflexión y que supo regalarnos tanto emotivos homenajes a su pasado como una promesa de futuro conmovedora.

Congratulations, Whovians!

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Matt Smith, David Tennant y John Hurt

Playeras y botones rojos, por Sergio Robla

No sabía lo que me esperaba. Sabía qué podía esperar, claro, como en todo gran episodio de Doctor Who: algún engaño, algún juego con el tiempo, épica, risa, efectos especiales bastante dignos para una producción televisiva, algún momento emotivo… Lo que no esperaba era el espectáculo con el que me encontré. Primero porque el cine todo lo puede hacer magnífico si tiene con qué, y la música, Gallifrey y las hordas de Daleks volando al ataque, y el 3D lo han convertido en algo espectacular. Y después porque el resultado final ha sido, con todo, lo mejor que una temporada entera nos da, sumando sus pequeños detalles y argumentos que aparentemente no tienen una importancia real para lo que a ti te interesa ver cobrando de repente un sentido estúpido (como la velocidad, se entiende).

La interacción entre Doctores ha cumplido lo que prometía, y eso es mucho, porque cuando todo el mundo dice lo bueno que es te acercas con reticencia, pero era cierto. Me hubiese pasado dos horas viendo a este trío discutiendo que no me hubiera aburrido un momento. Y te lo crees, no ves un pastiche, una amalgama absurda de personajes que no deberían estar juntos. Ves que son ellos, que es cierto, y están viviendo la aventura más importante de su(s) vida(s) ante tus ojos, aunque al principio creyeses que estaban ante la enésima invasión alienígena del planeta Tierra y no tenía mucha razón de ser el juntarlos.

Pero ha merecido la pena, el especial es especial. No es el gran dramón del fin de un Doctor, es la asombrosa y mágica épica de la inteligencia y el entusiasmo del Doctor arrollándolo todo a su paso.

Y si no fuisteis al cine tendréis que esperar para ver la escena de Strax y de los Doctores dando instrucciones. Lo siento por vosotros.

Recordad: las palomitas sienten dolor.

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Matt Smith y Billie Piper en una escena de The Day of The Doctor

La Aventura espaciotemporal de la BBC, por Eneko Ruiz

 
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Género: Biopic, drama
Dirección: Terry McDonough
Guion: Mark Gatiss
Reparto: David Bradley, Jessica Raine, Brian Cox, Lesley Manville, Sacha Dhawan, Jemma Powell, Claudia Grant
Producción: British Broadcasting Corporation (BBC)
Canal: BBC Two
País: Gran Bretaña

 

Junto con Russell T Davies y Steven Moffat, podría considerarse a Mark Gatiss como el nombre creativo más influyente en la época moderna de Doctor Who. El co-creador de The League of Gentlemen y Sherlock (donde además interpreta a Mycroft Holmes) ha escrito seis episodios e interpretado a tres personajes –difíciles de reconocer- en el revival. Pero la pasión de Gatiss por el Whoverso, del que es fan incondicional desde niño, es mucho anterior al relanzamiento. Ha escrito novelas licenciadas, ha creado y protagonizado parodias oficiales, y se ha hecho cargo de varios de los famosos audio-relatos de Big Finish. En total, ha escrito para nueve doctores; trabajado con nueve de los actores, e interpretado, de manera oficiosa, tanto al Doctor como al Master, título que solo comparte Derek Jacobi. Con este currículo, no había nadie mejor que él para rememorar el desembarco de Doctor Who en las pantallas británicas, una odisea digna de contar. El telefilm apropiadamente titulado An Adventure in Space and Time (Una aventura en el espacio y el tiempo) nos lleva hata las oficinas de la BBC de hace 50 años, justo antes de que una pequeña serie de ciencia-ficción se preparara para hacer historia en un sábado 23 de noviembre de 1963.

Con Gatiss como guionista y productor, la película rezuma amor y cariño por Dr. Who, su historia, el primer doctor y todo lo que la serie significa como referente cultural británico. Con su director, el veterano televisivo Terry McDonough, tomando un inteligente paso hacia atrás, el relato deja ver por la mirilla las bambalinas de la BBC, donde un show para niños por el que nadie daba un duro se convirtió en un fenómeno sin parangón. Cercana en su propuesta a la futbolera The Damned United de Tom Hooper, Ed Wood de Tim Burton, The Late Shift o Cinéma Vérité de HBO, este viaje a los anales de la pequeña pantalla se olvida de lo estridente y polémico para echar mano a los conflictos personales de los protagonistas. El resultado es una mirada íntima a la producción, a caballo entre la screwball (sobre todo en la primera mitad) y el drama, donde son las personas las que priman frente a los momentos.

Seamos o no fans, la causa de llevar hacia delante Doctor Who, el perdedor –en realidad un simple parche en la programación- que pudo, enseguida fascina y atrapa, aún con la simpleza de su propuesta. Los diversos conflictos que el rodaje y emisión tuvieron que superar (con muerte de Kennedy incluida), lo imposible que parecía su propuesta, y, sobre todo, la motivación y el carisma de la pareja protagonista son los motores principales. A la cabeza, unos Jessica Raine (Llama a la comadrona) y David Bradley perfectamente elegidos.

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La primera da vida a Verity Lambert, ayudante producción de armas tomar en la que Sydney Newman (un Brian Cox en su faceta cómica) confía para ceder las riendas de esta arriesgada aventura catódica empujada por la carrera espacial. Contra todo pronóstico, la que fuera la primera productora ejecutiva de la British Broadcasting Corporation acabó convertida en un mito de ese mundo del entretenimiento que no la recibiría precisamente con los brazos abiertos. A su lado se encontraba William Hartnell, hastiado y veterano character actor relegado al olvido recuperado para encarnar a un genuino Señor del tiempo capaz de conquistar al público infantil. Lo que comienza siendo un proyecto menor que acepta a regañadientes, acaba devolviéndole la vida, al tiempo que se enfrenta a una enfermedad degenerativa que no le dejaría disfrutar plenamente de sus últimos años de carrera. Tan excéntrico y poco locuaz como el original, Bradley casi parece un clon –tanto por apariencia como por carrera profesional- del primigenio Doctor. El rol da la oportunidad al intérprete además de demostrar su lado más humano, lejos de los ariscos papeles en Harry Potter y Juego de Tronos por los que se ha hecho famoso entre el gran público. Hartnell pone el alma a una producción que logra estremecernos en más de una ocasión. Un hombre que conocía bien los altibajos de esta popularidad, inesperada amiga que sólo le llegó en su vejez, y de la que sabía tendría que volver a despedirse antes de cruzarse con la parca. Un actor para el que cualquier cambio se traducía en acercarse un poco más al final.

Con variados cameos y guiños, la película está hecha para los fans, pero no adolece de ser exclusiva para ellos. La historia de superación personal y evolución, así como unos personajes bien desarrollados la ponen un paso por encima. Un excelente homenaje de la mano de un Mark Gatiss en sus mejores horas, dedicado tanto a los 50 años de Doctor Who como a la magia de la televisión añeja, cuyas historias tras las cámaras resultan a veces más interesantes que las de los relatos que cuentan sus guiones.

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The Five(ish) Doctors Reboot, por Oriol Estrada

 
The Five(ish) Doctors Reboot

Género: Comedia, parodia
Dirección: Peter Davison
Guion: Peter Davison
Reparto: Peter Davison, Colin Baker, Silvester McCoy, Paul McGann
Producción: British Broadcasting Corporation (BBC)
Canal: BBC Red Button
País: Gran Bretaña

 

Nadie puede decir que la etapa clásica no se haya visto homenajeada y representada en The Day of the Doctor, ya que el espectacular y emotivo final no dejaba dudas de la importancia del legado de Doctor Who. Pero seguro que más de uno puede haber echado de menos algo más de protagonismo de los viejos doctores que, hoy en día, siguen en pie (sobretodo gracias a los audiolibros).

Uno de los primeros en creer que los clásicos debían tener un papel en el episodio especial fue Peter Davison, el quinto Doctor, y creador y director de este pequeño regalo a los fans de 30 minutos que se llama The Five(ish) Doctors Reboot (y que podéis encontrar en la web de la BBC al menos hasta el sábado).

Esta pequeña comedia de enredos empieza en casa de Davison, viendo el último episodio especial de Navidad de 2012 (“The Snowmen”), junto a sus dos hijos. Hablando de las futuras celebraciones del 50 aniversario, los dos chicos le preguntan a su padre si va a tener un papel en el especial, pero no sabe qué contestar. En ese momento, Davison se empeña en que debería aparecer, llama a su agente, y empieza a acosar a Moffat y a la oficina de producción de Doctor Who. Colin Baker (el sexto) y Silvester McCoy (el séptimo), llegan a la misma conclusión, y así los tres doctores empezarán una campaña para poder aparecer en The Day of The Doctor.

El capítulo es un contínuo de chistes, cameos sorprendentes, autoparodia, y mucho amor por los doctores clásicos. En muchos aspectos nos ha recordado a la serie de Ricky Gervais, Life’s too short, en la que Warwick Davies (el enano de Willow y Wicket en Star Wars), sigue obsesionado con su época gloriosa. Los doctores se ríen de si mismos, de lo pesados que pueden hacerse con familiares y demás sobre los viejos tiempos, e incluso se atreven a meterse con Tom Baker y sus aires de superioridad.

Pero no vale la pena gastar más espacio en hablaros del episodio, cuando lo mejor es verlo. Uno de esos deliciosos caramelos extra que nos ha dado la celebración del 50 aniversario de Doctor Who.

Epílogo: El futuro de Doctor Who, llega Capaldi

Después de que Matt Smith anunciara que el especial de navidad de 2013 sería su último capítulo como el Doctor, muchos fueron los nombres que, como habitualmente, se lanzaron en las quinielas. De diferentes edades, géneros y raza. Pero Steven Moffat tenía algo muy claro. Su elección tenía que dar un cambio de 180 grados al personaje. Tras un par de jóvenes y atractivos actores, y a riesgo de enfurecer a las fans adolescentes granadas por el undécimo, era la hora de hacerse con los servicios de todo un veterano. El equipo lo veía claro. Solo había un nombre en su lista. El de un verdadero fanático, y brillante actor de teatro y televisión, que ya se había cruzado con el universo Who en un par de ocasiones. Entre bombo y platillo, el 4 de agosto la BBC anunció a Peter Capaldi duodécimo Doctor, con el que, a partir de la octava temporada y acompañado todavía por Jenna Coleman, descubriremos una nueva faceta de su personalidad. La carrera del actor al que ya hemos visto en The Day of the Doctor, su relación histórica con la serie y lo que significa su número es sobradamente interesante como para no poder esperar la llegada de 2014.

Nacido el 14 de abril de 1958 en Glasgow, mucho antes de que formara una banda de rock underground con el cómico Craig Ferguson, este escocés descubrió su creatividad de la mano de su amor incondicional por Doctor Who. Durante la etapa de Jon Pertwee, el niño se atrevió a enviar su propio guion a la oficina. Este atrevimiento lo llevó a mantener correspondencia con el productor Barry Letts, lo que acabó abriéndole la puerta de los estudios de la BBC. El propio Capaldi define la experiencia, donde llegó a conocer al Doctor en persona, como definitoria para que un día optara por dedicarse al mundo de contar historias, como actor, guionista o director. Muestra de su fanatismo es esta carta a Radio Times, de cuando solo tenía 15 años, hecha pública hace un tiempo.

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Pero su afición no se estancó en la adolescencia (Su personaje en World War Z se llamaba, por ejemplo WHO Doctor, ¿Casualidad?). El renacer en 2005 de la serie le brindó la oportunidad de jugar en primera persona con sus juguetes de su infancia. Antes de transformarse en el Doctor, Capaldi ya tenía dos personajes en el Whoverso. Los Fuegos de Pompeia presentó la caída del noble Lucius Caecilius Lucundus, un comerciante de mármol con ambiciones políticas que ve como toda su ciudad cae presa del volcán. Por suerte, el décimo Doctor andaba cerca. Lucius y toda su familia consiguieron salir ilesos del suceso, y Moffat ya ha asegurado que ha ideado una estrategia para darle sentido a todo. Curiosamente, el episodio contaba también con Karen Gillan, quien acabaría por convertirse en Amy Pond, compañeras del undécimo Doctor. El director de cásting estaba inspirado ese día.

Su segundo rol en el Universo fue en Torchwood, o, más concretamente, en la magnífica tercera temporada/mini-serie Children of Earth. Esta vez, su personaje era mucho más cínico y maquiavélico, y su final indudablemente más trágico. No revelamos nada más, es algo que hay que ver. Sus cualidades interpretativas quedaban totalmente probadas gracias a este personaje, que incluso lograba a hacer sombra a Jack Harness y su equipo. Pero si hay un personaje icónico en la carrera e Peter Capaldi, ese es Malcolm Tucker, malhablado spin-doctor del gobierno británico del que no podíamos apartar la mirada cada vez que aparecía en The Thick of It y en la película In the Loop. El guionista Armando Iannucci encontró la horma de su zapato.

Doctor y Doctor.
Doctor y Doctor.

Somos conscientes de que Peter Capaldi tuvo un papel en Doctor Who antes y no lo ignoraremos. Diré esto. Russell me dijo que tenía un plan para explicar por qué dos Capaldis existían en el universo Who, uno en Pompeya y otro en Torchwood. Cuando elegí a Peter, se puso en contacto conmigo para comunicarme su satisfacción, y le dije ‘¿cómo era tu teoría y todavía funciona?’ y me dijo ‘Sí, es así..’. Así que no se si llegaremos a ello… jugaremos con eso durante un tiempo. Es en realidad bastante inteligente

Pero es que además Capaldi será el primer Doctor (y uno de los pocos actores de los que han pasado por la serie, sin contar a John Hurt) con un Oscar bajo el brazo. Eso sí, no lo gano por su labor interpretativa, sino gracia al corto Franz Kafka’s It’s a Wonderful Life. En este homenaje surrealista al escritor checo y a su Metamorfosis cedía el protagonismo a Richard E. Grant, otro veterano fan de Doctor Who que ha tenido la oportunidad de lograr un villanesco rol recurrente gracias a La Gran Inteligencia. Sea como fuere, como uno de los grandes de la televisión británica, su cara seguro que suena a todo televidente avispado. En breve lo veremos como el Cardinal Richelieu en un relanzamiento de Los Tres Mosqueteros, pero antes lo vimos en la segunda temporada de Las Horas; como el maquiavélico ángel Islington en el Neverwhere original de Neil Gaiman (a quien no nos importaría ver de nuevo por el Whoverso); en la mini The Whore of Babylon; o en Skins, Accused, Prime Suspect, Midnight Man, The Field of Blood y Selling Hitler.

Dalek Motherf*cker.
Dalek Motherf*cker.

Pero ¿es Peter Capaldi el duodécimo Doctor o el décimo-tercero? Sea cual sea la respuesta, Moffat tiene explicaciones de continuidad por dar. Una oportunidad que estamos seguro no dejará pasar. Y es que, según el canon original, la duodécima regeneración es la última para los Señores del tiempo, si bien es verdad que durante la historia se hayan dado múltiples excepciones. Veremos cómo logran dar una solución para explicarlo todo, al convertirlo en el primer Doctor de una nueva era (en la que las mujeres también puedan ser el Doctor), o en el último. Algunos incluso se han atrevido a decir que, en realidad, Capaldi será el decimocuarto (al contar el doble Doctor con un sólo corazón de Tennant). Estamos seguros de que el guionista no eludirá las respuestas y que muy probablemente lo utilizará como uno de sus arcos argumentales centrales. Tras ver The Night of the Doctor y la transformación de Paul McGann, no creemos mojarnos demasiado al decir que las hermanas de Karn estarán presentes de una modo u otro. The Day of the Doctor, además, nos pone bajo la pista de Gallifrey, cuya búsqueda seguro que da más de un dolor de cabeza al nuevo Señor del Tiempo.

Capaldi_Doctor

Otras preguntas quedan en el aire… ¿Qué más veremos? Poco se sabrá hasta que Capaldi no comience a rodar, aunque las referencias de Moffat al Valeyard no pueden ser simples casualidades. El resto son simples deseos. Sí sabemos, por lo menos, que Ben Wheatley dirigirá los dos episodios introductorios. Primero, sin embargo, tendremos que disfrutar con un nuevo especial de navidad, el último para Matt Smith. Allí viajaremos a Trenzalore una vez más, lugar donde vimos la tumba del Doctor donde hace tiempo se predijo que caería, y que por fin la pregunta que no debe ser respondida recibiría una explicación. Daleks, Silence, Cybermen, Weeping Angels… Silence will fall. ¡Gerónimo!

Enlaces de Interés

 Página oficial de la BBC decicada a Doctor Who

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Alejandro Ugartondo
Autor
25 noviembre, 2013 21:06

Un artículo genial. Vaya currada. Reconozco que no soy muy fan del buen doctor y la única etapa que he visto ha sido la de Tom Baker, hace muuuuchos años, pero después de vuestro artíuclo me entran ganas de ponerme al día con la nueva serie.

Aruso
Aruso
Lector
25 noviembre, 2013 21:22

Grandísimo artículo, a la altura del evento. Como whovian que soy prometo leermelo con calma cuando tenga algo de tiempo 😀

frankbanner71
frankbanner71
Lector
25 noviembre, 2013 21:29

¿cualquiera puede subir a bordo de este especial,o hay que tener un conocimiento previo de la serie para no perderse?lo pregunto para saber si merece la pena perder un rato en verlo.yo confieso no haber visto nada de nada del doctor.

que si es autoconclusivo,vaya….

Spirit
Spirit
Lector
25 noviembre, 2013 21:35

Joer, qué pedazo de artículo! De esos para enmarcar!

Yo lo he dicho alguna vez; estuve a punto de bajarme porque los primeros 6-7 episodios de la primera temporada son..er…durillos de ver si no entras en el juego, especialmente el de los extraterrestres tirapedos que me pareció absurdo, infantil y mal hecho.

Pero si se tiene un poco de paciencia…pues luego la cosa empieza a remontar y tiene episodios muy buenos e imaginativos, así como emoción y sentimiento.

Con la llegada de Tenant, la serie coge mucho más impulso y es un prodigio de imaginación y buen hacer. YO me quedé a mitad de la tercera temporada, y espero retomar su visionado en breve.

Me ha encantado el artículo, que aunque es largo se me ha hecho en un plis, aunque las últimas temporadas reconozco las he leído por encima para no comerme muchos espoilers. De todas formas, a modo de puñetería más que nada, dado que el artículo es tan completo…¿por qué no dedicar un apartado a los cómics, que los hay y buenos, del amigo Doctor?

Sputnik
Sputnik
Lector
25 noviembre, 2013 23:31

Resumiendo muy mucho, con este episodio me pasó lo que me viene pasando con la serie últimamente: todo muy espectacular y muy entretenido, pero lejos de la excelencia de guiones que la caracterizaron en épocas anteriores, dando lugar a giros pelín forzados o incluso a patinazos de la coherencia interna del relato sólo por hacer «algo molón».

Pikodoro
Pikodoro
Lector
26 noviembre, 2013 0:13

Jo. He leído veinteava y aún me sangran los ojos.

Walnais
Walnais
Lector
26 noviembre, 2013 7:47

Estoy introduciéndome poco a poco en el mundo del doctor, y cada paso que doy es mejor que el anterior. Gran artículo para un gran personaje. El doctor no se merecía menos.

Antoine
Antoine
Lector
26 noviembre, 2013 9:26

Enhorabuena, desde luego, este artículo es lo mejor que he leído sobre el Doctor en español.

Visto el capítulo, tras un tiempo alejado de la serie, he vuelto a disfrutar como cuando la vi por primera vez, grandes conceptos de ciencia ficción tratados desde una óptica juvenil y desenfadada (justo como deberían ser nuestro tebeos de superhéroes)
Además, abre un línea argumental muy interesante para la nueva época de Peter Capaldi que le da una nueva nueva dimensión y objetivo al Doctor.

Un placer volver a ver a Tennant en un papel al que se ajusta como anillo al dedo. Matt Smith da la talla y se lleva algunos de los mejores momentos del capítulo. John Hurt clava a su Doctor en una línea más de los antiguos que de los de la reimaginación.

Vamos, que estoy deseando que llegue el especial de navidad y la nueva temporada.

sinuba
sinuba
Lector
26 noviembre, 2013 12:44

El capítulo está bien, diría que es el mejor de la etapa Moffat, pero está muy lejos de nivel Russel T.Davies y no llega a lo que debería ser el especial 50 aniversario.

Muy buenas las interacciones entre los tres Doctores. Tennant se come la pantalla pese a que le den menos momentos de lucimiento. Es igual, no le hacen falta. Creo que ya lo han hecho así porque sino la diferencia de nivel cantaría mucho. El final es muy bonito también.

Por otro lado, los Daleks siguen rezando para que Moffat no les vuelva a poner el dedo encima y se han cargado gran parte de la mitología del Doctor.

Le daría un 7 o un 8.

BLUNTMAN
BLUNTMAN
Lector
26 noviembre, 2013 15:14

Esto no es un articulo, es una tesis doctoral 😀
Genial serie que engancha hasta al mas esceptico, sobretodo por las actuaciines de Tennant y Smith (quienes estan a la par en este especial) y por los guiones de moffat.
El especial es tan bueno que se hace corto pero ya se sabe «lo bueno si es breve…»

erecdequios
erecdequios
Lector
26 noviembre, 2013 16:00

Genial articulo tanto por repasar la trayectoria de este gran personaje(que yo particularmente desconocía en gran parte, por haber visto solo la serie moderna)como por las entusiastas críticas al especial,cuyas opiniones comparto.El hecho de tener tres Doctores en pantalla ha dado muchísimo de sí,como ha dicho BLUNTMAN en el comentario anterior se me hizo cortísimo….

PD:Con algo de retraso,aprovecho este post para darle las gracias a Ocioso por colgar el video de la despedida de Tennant y compañia en el post del ultimo trailer. No lo había visto y me encantó 🙂

El clon
El clon
26 noviembre, 2013 19:27

Enhorabuena por el artículo, Toni Boix y los demás, es magnífico, de verdad. Lo cierto es que mantiene excelente nivel al que nos tienen acostumbrados en Zona Negativa, pero no por habitual deja de ser meritorio.

Tanto el repaso a la historia de la serie como el de la vida del Doctor en sus múltiples encarnaciones es brillante, desde luego, así como los análisis de los distintos especiales emitidos con motivo del aniversario.

Sin embargo, si me lo permitís, creo que el abandono de Hartnell como el Doctor original, así como la búsqueda de un sustituto en el papel, se debió a motivos de salud. Sé que me equivocaré en esto, pero siempre he creído que esas fueron las razones que lo levaron a dejar la serie…

Por cierto, imagino que a estas alturas los aficionados al buen Doctor ya estarán más que enterados, pero en España tenemos dos libros publicados en nuestro idioma sobre la serie, ambos escritos por Marcos Muñoz, gran conocedor de la serie.

Con permiso:

http://www.ebay.es/sch/mil.monos/m.html

Ocioso
Ocioso
Lector
26 noviembre, 2013 20:00

erecdequios ha comentado: aprovecho este post para darle las gracias a Ocioso por colgar el video de la despedida de Tennant…

De nada 🙂 ¿A que le deja a uno con una sonrisa en la boca?

*Teoría de las 19:58 de la tarde*
No sé si Clara va a abandonar la serie con este doctor. De ser así es posible que ya tengamos nueva acompañante. Salvo Rose, por motivos evidentes, todas las actrices acompañantes aparecieron de una u otra forma en un capítulo anterior al de su presentación oficial.
Si Clara deja la serie apuesto por la friki del inhalador como futura inquilina de la TARDIS.

El clon
El clon
26 noviembre, 2013 20:57

Ocioso, me temo que te equivocas con lo de Clara, de momento.

Jenna Coleman confirmó hace tiempo su participación en la octava temporada. Supongo que, al menos durante la próxima temporada, seguiremos con ella. No obstante, también habló, recientemente, de lo que le gustaría hacer una vez abandone la TARDIS.

Recuerdo que Matt Smith afirmó también que continuaría en la misma en su octava temporada, justo antes de anunciar que finalmente la abandonaba.

No sé si esto es parte del método Moffat, pero cualquiera se fía. Lo mismo ni Peter Capaldi sustituye finalmente a Smith, y nos encontramos con un nuevo Doctor interpretado por, no sé, Danny de Vito…

En cuanto a Osgood, la friki del inhalador, no termino yo de verla viajando con el Doctor. Me parece un, no sé si llamarle así, homenaje a las «fangirls» de la serie. Aunque, quién sabe, quizás sea algo intencionado para buscar las simpatías de algunas espectadoras que podrían huir de la serie con un Doctor más maduro y, tal vez, menos «cool».

eldarc
eldarc
Lector
27 noviembre, 2013 17:34

Buenas! Me voy a estrenar en la web que hace tiempo que os sigo pero no había dado el paso de escribir hasta ahora.

Nunca he visto un solo capitulo de Doctor Who (curiosamente si he visto alguno de torchwood cuando la dieron por cuatro a altas horas de la madrugada y sin saber que era un spin off…) y siempre he oído comentar que el mejor punto para empezar es con la nueva serie de 2005. Pero ahora leyendo el articulo veo que no es un reinicio en si, sino una continuación de lo que ya había así que me hago un par de preguntas:

¿Merece la pena empezar a ver la serie desde el principio o es solo para los muy apasionados del tema?
¿Es posible conseguir la serie desde el principio al menos con subtitulos?

¡Un saludo a todos!

extraviado
extraviado
Lector
27 noviembre, 2013 23:12

Muy completo repaso a la trayectoria del Doctor Who y a los especiales del 50 aniversario, por lo que solo cabe felicitar a los autores.

Quizás he echado de menos que no se haya puesto el énfasis en el magnífico final del episodio, en la preciosa y perfecta interacción del intérprete más recordado y añorado del Doctor, Tom Baker, y el actual. Una escena perfecta, un diálogo perfecto repleto de ambigüedades y una interpretación mayúscula del actor que durante más tiempo interpretó al personaje, al que en algunas ocasiones hemos podido ver incluso en alguna cadena autonómica. Magnífica también la réplica de Matt Smith. Sin duda, uno de los grandes momentos televisivos del año para los que sepan valorarlo.

Sergio Robla
Autor
28 noviembre, 2013 10:52

frankbanner71:

A medias. El especial es autoconclusivo, y el Doctor, para bien o para mal, habla mucho y te lo explica todo muy bien. Sin embargo es muy posible que sea mucha información de golpe, y lo que es seguro es que no lo apreciarías de igual forma sin conocer el trasfondo de los personajes. O dicho de otra forma: una historia te importa mucho menos si es sobre alguien que no conoces que si es un amigo tuyo.

Spirit:

Cómics no los he leído todos, pero hay muchos y su continuidad, como la de las novelas, es muy debatible. Por mi parte no me interesan más que ocasionalmente, como curiosidad, pero no mucho más. No sé qué opinan mis compañeros…

Ocioso:

Lo de Clara me desconcierta, porque se dijo que precisamente Jenna-Louise Coleman fue la escogida por su química con Matt Smith, que sin duda es lo mejor del personaje, el ver lo buen equipo que forman, aunque habrá que ver lo que da el personaje de sí ahora que «su historia» está terminada. El caso es que han sido… ¿seis? ¿siete? episodios solamente, para seguidamente cambiar de Doctor. Veremos qué tal funciona el nuevo equipo y si tiene visos de perdurar más allá de Smith.

eldarc:

Ver la serie desde el principio requiere un ejercicio de frikismo importante. Al comienzo del episodio 4×03 de Community puedes ver la reacción de alguien viendo eso mismo, para hacerte una idea 😛 Sin embargo de los seriales antiguos se pueden encontrar episodios y etapas que merecen mucho la pena. Tal vez algún día podamos dedicar algún post a ello. Sin duda esta nueva serie es un punto de enganche idóneo, como se explica en este artículo, ya que el Doctor llega prácticamente «recién hecho» y conocemos su historia poco a poco desde el punto de vista de sus acompañantes. Vamos, que viendo la actual no necesitas ver nada anterior.

Y sí, es posible conseguir la serie, salvo las decenas de episodios de los dos primeros Doctores que andan perdidos en el limbo.

extraviado:

Hay ciertas cosas por las que hemos pasado de puntillas para evitar los spoilers 😉

frankbanner71
frankbanner71
Lector
28 noviembre, 2013 11:06

se agradece la aclaracion,sergio¡.y magnifico trabajo el tuyo y el de tus compañeros.de hoy no pasa que me ponga al dia con el mega-articulo