Historietas desde Latinoamérica #6 – Reseñas breves: Fierro #85; No Identificado; Ahogo; Heredia Detective

“Tres argentinos y un chileno…”, podría ser el comienzo de un chiste, pero en este caso no lo es, sino que se trata de la recopilación de cómics para este otro tipo de contenido que cabe dentro de la sección Historietas desde Latinoamérica. Varias reseñas breves sobre revistas o tomos que quiera comentar y no quepa en otra parte del plan que está desarrollándose para este apartado de Zona Negativa. Aquí puede reunirse en un mismo lugar todo tipo de cómic de distintos puntos del continente, estilos, géneros, etcétera; todo vale. Pero hoy en particular tenemos tres títulos argentinos y uno chileno.

Fierro #85, de varios autores; Juan Sasturain (Director) y Lautaro Ortiz (Jefe de Redacción). Editorial La Página (Argentina); grapa. 58 páginas.

Para quienes no la conocen, la Fierro en la actualidad es la revista de historietas argentina por antonomasia (además de ser una revista de importancia histórica, aunque su versión presente no sea igual a la de décadas pasadas). Más allá de gustos, críticas y discusiones que existen en torno a ella, no hay otra publicación en periodicidad, precio, distribución, autores reunidos en sus páginas (clásicos, reconocidos de la actualidad y en crecimiento) y material publicado (que muchas veces terminan en formato de libro) como ofrece la Fierro cada mes. Es por eso que puede arrogarse el título de “La Historieta Argentina” en su portada. Esto es posible, claro, por contar con el apoyo de un periódico de importancia (aún sin ser el más importante) como es Página/12, el cual le ofrece sobre todo impresión y la distribución, los elementos más costosos y más difíciles de obtener de este negocio. Mes a mes, exceptuando ocasionales especiales, la Fierro trae una variedad de historietas que poco suelen tener que ver entre sí, aparte de ser una muestra de algo de lo que se hace en el cómic argentino actual

La edición que tenemos acá es la correspondiente al mes de noviembre (que se nos está yendo ya) que presenta de manera destacada en su portada una novedad que por tocar el tema de la política se metió en cuestiones de mayor debate, pero no es eso lo que acá nos importa. Esta nueva historieta es Argentina Potencia, obra de Juan Carlos Quattordio, que plantea una Argentina en la que existieron los superhéroes en el pasado y mostrando por ende un presente muy diferente al nuestro actual; lo que se denomina una ucronía. Según el autor, el único contexto en el cual podrían haber existido los superhéroes en el país es en el de la Argentina del primer peronismo, entre los años 1946 y 1952. Es una premisa que en efecto puede ser interesante, pero lamentablemente en esta primera entrega hay poco para juzgar correctamente, como para saber con qué historia nos vamos a encontrar. Es un problema que suele tener la Fierro (y otras tantas antologías con historias serializadas); si hubiera sido mi decisión, habría otorgado más espacio a este cómic que se anuncia como gran lanzamiento desde su portada, para que el lector pudiera valorarlo mejor. Con lo visto en escasas ocho páginas, juzgarla sería como juzgar un cómic del mercado norteamericano leyendo un avance de las páginas iniciales. Ni siquiera sabemos en qué consiste esta ucronía, cómo es este mundo, aunque haya algunas pistas, no son suficientes. La curiosidad como para querer seguir leyendo está, así que un punto a favor del autor; veremos cómo se desarrolla y volveremos sobre ella. Lástima que haya que esperar 30 días entre entregas.

Pasando a otros contenidos de esta Fierro, resulta muy destacable el regreso de Lucas Varela y su personaje Paolo Pinoccio, como también de Paraná de Pablo Túnica, ambos con historias autoconclusivas de buen nivel. Otras noticias de este número son que concluye Edén Hotel de Diego Agrimbau y Gabriel Ippóliti que lamentablemente hemos leído en estas páginas a blanco y negro, aunque fuera editado a un hermoso todo color por Casterman (y esperemos reciba una reedición igual en algún momento futuro para el público de acá), en la cual la dupla de La Burbuja de Bertold y El Gran Lienzo nos cuentan la historia de un Ernesto Guevara adolescente en la Córdoba donde se crió, más precisamente en la ciudad de La Falda, en un hotel administrado por nazis en Argentina en los primeros años de la Segunda Guerra Mundial. También finaliza la publicación de una historieta de la década de 1980 de Carlos Trillo y Félix Saborido, coloreada por Humberto Miranda para esta edición, que es una pequeña joya: Rick City. En esta los autores juegan con los guiños a distintas obras del cine, comenzando por el bar de la película Casablanca, en esta ficticia ciudad en donde suceden tipos de historias con tintes policiales y cómicos.

Entremedio de todo esto, literalmente, se encuentra el suplemento de humor editado por Diego Parés con Lautaro Ortiz denominado Fierrito, que este mes nos deleita con un especial dedicado a Roberto Battaglia, dibujante argentino que emigró a los Estados Unidos y del cual se perdió prácticamente el rastro (en la revista lo explica en más detalle, claro).

Y eso no es todo, sino que hay más con Borges, Inspector de aves de Lucas Nine, sobre la cual también volveremos cuando concluya, y las tiras de Gustavo Sala, entre otras. Por eso resulta beneficioso seguir la Fierro; mucha historieta, a veces de otra manera inconseguibles, a bajo costo.

  Correo de lectores de la Revista Fierro #85

No Identificado, de Leo Sandler (selección y realización), Lucas Alarcón, Elbio Yadanza, Leandro Arteaga, Alejandro Farias, Walter Koza, Gerardo Pérez, Carlos Aón, Marcos Vergara, Juan Vázquez, Cristian Llamosas, Leo Sandler, Renzo Podestá y Pablo Colaso. Loco Rabia Editora (Argentina); Tomo rústica. 72 páginas.

No es fácil que en una antología todas las historias presentadas resulten buenas, disfrutables, con cierta calidad. No Identificado cumple esa difícil misión mediante una combinación de factores: libertad para los autores, tiempo de realización, una editorial preocupada por la calidad, buena selección y tal vez más.

La antología tiene un tema central que une a todas las historias y no es una mera recopilación; este tema es el contacto con extraterrestres, pero este es abordado libremente por cada autor o equipo autoral, planteando así una gran diversidad de maneras de tratarlo como de estilos de historias, narrativos, sin alejarse del todo de la cuestión. De esta manera, nos encontramos con breves historias autoconclusivas en donde alguna tiene que ver con la ciencia ficción, otra con la manera de Lovecraft, otros apelan a la comicidad, otros a lo social, etcétera, saliendo de las formas más clásicas de tratar el tema, y esto tanto en cuanto al guión como a los dibujos.

Esto genera que la lectura continuada de la antología no sea aburrida o repetitiva en torno a la vida en otro planeta, sino que a cada vuelta de página nos topamos con algo diferente. Y al mismo tiempo, el lector puede encontrarse con autores talentosos, algunos más conocidos (al menos en la región) y otros injustamente no tanto, como también puede verse a algunos experimentando otras formas de narrar, como al ya conocido por su trabajo en 27, Renzo Podestá, planteando un dibujo mucho más simple pero narrativamente muy preciso.

Aunque mencione específicamente a ese autor, sólo lo hago porque puede ser el más conocido para la web, ya que en verdad por uno u otro motivo cada breve historia merece su mención, pero al ser un total de ocho esta reseña se extendería demasiado. Merece que el lector se introduzca en él y conozca otras maneras de contacto con lo extraterrestre.

  Ficha del cómic en el sitio web de la editorial

Ahogo, de Guido Barsi y Leandro Silva. Llanto de Mudo Ediciones (Argentina); Tomo rústica. 64 páginas.

Esta novela gráfica de Guido Barsi y Leandro Silva nos presenta una premisa de ciencia ficción clásica, en la cual la clave es el control gubernamental sobre los ciudadanos, llevado al extremo de dictarles que deben hacer cada día, y la resistencia que inevitablemente se genera contra esto, tal como lo señalan en la sinopsis de la obra: «Cuando se controla a la gente, la resistencia al control y la lucha por obtener el dominio de ese control no se hacen esperar». Esa resistencia que se nos menciona, no obstante, no es lo que uno imaginaría prejuiciosamente como una resistencia física, armada, guerrillera o militarizada; por el contrario, que es una resistencia psicológica, lo cual resulta interesante y hace que esta historia se acerque al género de thriller psicológico. A la trama de este perfil se le agrega que en la narración subyace también (voluntaria o involuntariamente) el concepto de Michel Foucault de que lo único que escapa al control del poder es la muerte; ese planteo más o menos implícito en el guión, se suma a lo mencionado anteriormente para hacer aún más interesante a esa resistencia.

Además de esto, Ahogo tiene otros conceptos e ideas con mucho potencial. No obstante, no están desarrolladas tan profundamente como podría hacerse, y se imprime a la narrativa un ritmo veloz, tal vez dictado por el espacio acotado de la obra, de alrededor de 60 páginas. Esta narración está realizada a través de capítulos que resultan como historias breves interconectadas, lo cual no termina de ser del todo efectivo, ya que cuando se el lector comienza a involucrarse en la lectura, se produce un corte y vuelve a comenzar con otro capítulo. Esto se modifica hacia la segunda mitad del libro, realizando cortes más leves y exhibiendo una mayor conexión entre capítulos, logrando ahí sí enganchar al lector hasta el final.

En cuanto al dibujo de Silva, no se trata del típico estilo que uno esperaría se utilice para este tipo de historias, sino que tiende un poco hacia la caricatura, pero con una combinación de blanco, grises y negro que genera una ambientación opaca, que transmite la sensación de ahogo que sienten los personajes. Se crea entonces una extraña combinación que es efectiva para este cómic.

Esbozando una conclusión, Ahogo tiene elementos que lo posicionan como una obra interesante, pero la ejecución en el guión no logra explotar completamente su potencial, haciendo pensar que podría haber sido mejor.

  Sitio web oficial de Ahogo

Heredia Detective, de Ramón Díaz Eterovic, Carlos Reyes, Cristián Petit-Laurent, Gonzalo Martínez, Abel Elizondo, Demetrio Babul, Rodrigo Elgueta, Ítalo Ahumada y Félix Vega. LOM Ediciones (Chile); Tomo rústica. 128 páginas.

El detective Heredia es un personaje creado por el escritor Ramón Díaz Eterovic, escritor chileno, que ha protagonizado alrededor de 15 libros entre novelas y cuentos. Desde la publicación del primero en 1987 hasta hoy, ha cosechado cantidad de lectores y admiradores de sus historias policiales. Este volumen es obra de algunos de ellos, que además son cultores y creadores de la narrativa gráfica en Chile.

Carlos Reyes (a quien pueden recordar del artículo sobre Chile hace algunas semanas atrás) y Cristián Petit-Laurent como guionistas, y Gonzalo Martínez, Abel Elizondo, Demetrio Babul, Rodrigo Elgueta, Ítalo Ahumada y Félix Vega como dibujantes, con la supervisión y aprobación del creador del personaje, llevaron a Heredia a la historieta y con muy buenos resultados.

Como deducirán de la cantidad de nombres mencionados, este libro consiste en una sucesión de historias breves del detective, alternando entre ellas los guionistas y sucediéndose diferentes dibujantes, todas enlazadas por el hilo narrativo de un encuentro entre el personaje y su creador. La primera referencia que me trajo esto a la mente es la de Don Germán y Juan Salvo en El Eternauta de Oesterheld, aunque claro que no fue el legendario guionista argentino quien inventó este recurso metaficcional, que por otra parte no deja de ser efectivo si está bien utilizado, como en efecto es el caso de Heredia Detective.

Todas las historias por las que nos llevan los narradores, si bien son casos muy distintos entre sí, tienen características comunes como ser la de mostrar a la ciudad de Santiago tanto de manera visual como a través de comentarios sobre ella, así como de estar atravesadas las investigaciones por reflexiones sobre la situación de la sociedad en la que se enmarcan los crímenes; tal como explica Carlos Reyes en las palabras finales del tomo, se inscribe así al personaje y sus historias en la corriente del neopolicial latinoamericano.

De los casos presentados, algunos de ellos son adaptaciones de cuentos, pero también hay nuevas historias, originales, creadas para la ocasión de este volumen; e incluso en las adaptaciones, como por supuesto en el encuentro entre escritor y personaje, está la mano de los autores de las historietas que se nos presentan aquí.

Además de unas muy buenas y entretenidas historias policiales, en este libro contamos también con una excelente muestra de los grandes artistas que tiene la narrativa gráfica chilena; cada uno presenta un trazo distinto, con más o menos líneas, con predominancia del lápiz o de las tintas o de texturas, pero todos con un estilo realista absolutamente acorde al género. Esto, claro, en la parte de historietas, ya que luego hay una galería de ilustraciones en la que podemos apreciar otros estilos de dibujo también de buena calidad artística.

Sea para disfrutar de lecturas del género policial, por conocer al personaje de antes o para encontrarse con él aquí por primera vez, o para apreciar el trabajo de historieta de Chile, Heredia Detective es una gran opción.

  Sitio web oficial de Heredia Detective