Edición original: sep. 2007/feb. 2008; Vertigo (DC Comics).
Edición España: nov. 2008; Planeta DeAgostini.
Guión: Mike Carey.
Dibujo: Mark Simpson – ‘Jock’.
Entintado: Mark Simpson – ‘Jock’.
Portadas: Mark Simpson – ‘Jock’.
Color: Lee Loughridge.
Rotulista: Clem Robins.
Precio: 11,95 € (Rústica, 160 págs.)
Hace poco más de un año podríamos haber dicho que la línea Vertigo atravesaba en cuestión de series regulares un momento convulso pero, aún así, con obras de indudable calidad. Sin embargo, no podríamos haber dicho lo mismo respecto al otro gran pilar que el subsello adulto de DC ha tenido siempre en la recámara: esas miniseries que en el pasado, erigidas por equipos creativos capaces de otorgarles una densidad inusitada, habían proporcionado tan buenos ratos a los aficionados.
Tal vez con esa idea la editora Shelly Bond reclutó a Mike Carey para que, a partir de un juego de palabras en el que ambos se inventaban posibles tramas enunciando palabras sueltas, construyera una obra inspirada por el término «Faker» (literalmente «fingidor» o «que finge»); un vocablo que, en el juego de las relaciones sociales de nuestro mundo civilizado cobra cada vez mayor relevancia. La voluntad de este cómic, desde el principio, estaba bastante clara para Carey: realizar «en cierta forma, un libro de Vertigo en el sentido clásico».
Y como para Carey era un terreno conocido –antes había hecho para la línea la sobresaliente Lucifer, una brillante etapa en Hellblazer o la adaptación de Neverwhere, y venía justamente de escribir Dios salve a la Reina y Crossing Midnight– Bond tuvo a bien encontrar un dibujante que cumpliese tres requisitos: tener buena sintonía con el guionista, estar familiarizado con Vertigo, y ser un profesional como la copa de un pino. La elección, ya lo sabréis, recayó en un Mark Simpson –Jock– que efectivamente tiene un estilo y un buen hacer increíbles, había trabajado con Carey en Hellblazer y venía prácticamente de finiquitar Los Perdedores.
Menos de un año después de la finalización en USA del proyecto, podemos disfrutarlo ahora tranquilamente en España de la mano de Planeta DeAgostini en una edición muy cuidada que además de portadas originales incluye una estupenda galería de bocetos y una ficha para cada personaje simulando sus respectivas solicitudes de ingreso en la (ficticia) Universidad donde se desarrolla la acción. Respecto a la traducción, decir que es muy buena aunque con peros: mi balance es positivo en tanto en cuanto se ha intentado trasladar la jerga desenfadada de cierto grupo de veinteañeros de una forma la mayor parte de las veces conseguida, pero otras veces restando información y matices al texto original.
Faker trata sobre cuatro amigos de la Universidad de Minnesota con bastantes dobleces psicológicas (Jessica, Yvonne, Marky y Sack) que, en una noche de juerga, se emborrachan hasta el sopor. Al despertarse, vemos que se les ha sumado un quinto compañero –de nombre Nick– al que tratan como si fuese uno más de ellos. Sin embargo, una serie de extraños acontecimientos les demostrará que en realidad Nick no existía antes de la noche en cuestión, y que a pesar de que es estrictamente corpóreo no es sino un producto de sus propias psiques.
Noche de juerga
¿La solución al enigma? Un producto experimental del ejército –de nombre en clave Beso del Ángel o, en inglés, Angel’s Kiss– que ingirieron junto al alcohol y que, definido como una «base de datos líquida», ha producido la alucinación. Cómo ha terminado siendo corpórea, de qué forma lo llegaron a ingerir, y en qué medida un ser irreal será capaz de cambiar sus vidas es algo que no es necesario revelar…
Como algunos de mis lectores sabrán, no es la primera vez que hablo de Faker en esta página. En efecto, hace más o menos un mes tuve la oportunidad de charlar sobre ella con un autor tan accesible y abierto como Mike Carey. El caso es que, en previsión de la inminente publicación por parte de Planeta de este cómic, diseñé las preguntas no sólo para que constituyeran un acercamiento a la miniserie, sino también para que conjugaran de forma exhaustiva los apartados de «análisis conceptual» y los «autores acerca de la obra» que suelo incluir en mis textos. Así pues, hoy he decidido rescatar ese contenido para la ocasión… los que lo leyeron en su momento gustarán de revisarlo; los que no, se lo aconsejo encarecidamente; y aquéllos de vosotros que hayáis leído ya el cómic seréis sin duda los que más lo disfrutaréis. La valoración personal al respecto, como (casi) siempre, la trataremos al final del artículo.
Zona Negativa: ¡Buenos días! Me llamo José Torralba y actualmente dirijo la sección Vertigo en la página española sobre cómics Zona Negativa. Antes de nada, permítame disculparme por mi inglés; no tan bueno como desearía. En segundo lugar –como mi webmaster Raúl López le comentó ayer– me gustaría hacerle unas cuantas preguntas para mi sección acerca de Faker, un cómic que no ha sido publicado aún en España pero que debe ponerse a la venta en breve (octubre o noviembre, probablemente). Para ello, mi idea –si le gusta– es más una conversación que una entrevista; una conversación que nos permita hablar sobre el cómic y sus temas principales.
De hecho, note que no he usado la expresión «temas principales» en vano, ya que cuando terminé de leer los seis números de la miniserie me di cuenta de que, tras el guión, podemos ver una trama conceptual muy potente: existencialismo, exploración de la propia identidad e incluso cierta clase de primitivo cyberpunk –la idea de una «base de datos líquida»–. Todo combinado con declaradas influencias que van desde el Fargo de Joel y Ethan Coen hasta Buffy Cazavampiros –La Iniciativa de la cuarta temporada, o el episodio después de que Joyce muriera–. E historias de terror, por supuesto. ¿Podría explicar esto para nuestros lectores?
Mike Carey: Sí, creo que terror existencial es una buena manera de describir Faker. La idea de un protagonista que es de repente olvidado o negado por todos los que conoce ha sido usada un montón de veces antes: nosotros queríamos trabajar con un nuevo riff en este tema de la pérdida de identidad. En el centro del cómic tenemos a Nick, quien es olvidado exactamente de la misma forma. Pero a su alrededor tenemos toda una colección de otros personajes cuya identidad o sentido de sí mismos son puestos en cuestión de formas muy diversas: Jessie con sus inconsistentes recuerdos de abuso, Sack con el descubrimiento de su propio padre, Marky con su sexualidad ambivalente, y así con cada uno. La idea era lanzarlos a todos en un torbellino en el que el terror se alimentaría en última instancia de la gran cuestión sobre la identidad social y de cómo nos distorsionamos y nos falsificamos a nosotros mismos mientras caminamos por la vida.
En lo más profundo, todas las grandes historias de terror –al igual que todas las grandes historias de ciencia ficción– tratan sobre aspectos de la realidad que podemos reconocer. Jock y yo quisimos conseguir cierto grado de ese sentimiento de «oh dios mío, he estado en esa situación» para Faker, pero también queríamos que el terror fuese, cuando irrumpe, muy extremo. Ese fue el equilibrio que perseguimos.
Terror extremo
ZN: Pero, al mismo tiempo, una de las cosas más sorprendentes de Faker es su aire de película de serie B, especialmente en lo referente al Angel’s Kiss (¿un McGuffin quizás?), el ejército o la trama científica. Podemos ver ese aire pero no sentirlo, porque más allá del argumento está esta historia existencial con personajes tan potentes y reales que resulta más un drama psicológico que terror adolescente. Es como… si el contexto de la historia fuese complementario a sus acontecimientos pero no exactamente coincidente. Y eso me gusta bastante… lo que me recuerda a una cita de Peter Milligan que era algo como «Uso superhéroes para contar mis propias historias y desarrollar mis propios temas». ¿Piensa que ha usado en Faker el género de terror adolescente de serie B de esta manera? ¿Por qué este género?
MC: Sí, supongo que lo hicimos. En cierta forma, es cuestión de plantear unas expectativas y después demolerlas. El primer número de Faker flirtea con el planteamiento de una historia de terror adolescente al uso o una película slasher, pero entonces vira en una dirección diferente –casi convirtiéndose en un thriller paranoide en los números 3 y 4– antes de que el contenido existencial venga a colación en el acto final de la historia. Tienes razón en lo de que el Angel’s Kiss es un obvio, inequívoco McGuffin, que simplemente nos permite tener a los personajes angustiados, saboteados y amenazados por mentiras y falsas identidades en distintos sentidos. Es algo que el formato miniserie incluso se permite a sí mismo: una estructura fingida que telegrafía algunas de sus líneas maestras pero que entonces vira en una dirección inesperada para resolverse con una clave completamente diferente.
ZN: Otro asunto es, por supuesto, el concepto que hay detrás del Angel’s Kiss. Siempre me ha encantado el género cyberpunk, pero siempre leemos libros o vemos películas en las cuales el mundo ya ha cambiado a través de la tecnología, siendo mucho más infrecuente leer acerca de cómo el mundo cambia. Y esta «base de datos líquida» me recuerda a grandes novelas como Mona Lisa Acelerada o Neuromante, con esa clase de neurotecnología habitualmente usada para introducir subtextos existencialistas. Como también Philip K. Dick quizás. Y con una estructura de thriller, como Faker.
MC: Sigues comparándome con algunos de mis escritores favoritos… no me voy a quejar 🙂 Sí, es un concepto cyberpunk, pero obviamente lo que hemos hecho no tiene el regusto del cyberpunk. Mi novela favorita de William Gibson es (inevitablemente) Neuromante, en la que la historia entera parece convertirse en un espacio negativo que define la personalidad y la identidad de Wintermute/Neuromante, al que nunca llegamos a conocer realmente porque existe en una modalidad que no podemos visitar. Y de nuevo, es una historia sobre criminales [NdT: caper story, en el original], pero el crimen no es lo que pensamos que va a ser y el éxito está a un millón de millas de donde esperábamos. Me encanta esa aproximación narrativa.
ZN: Por otra parte, más allá de la visión existencialista y sobre la identidad, algunos lectores podrían leer este cómic desde una perspectiva religiosa: el personaje de Nick, una entidad hecha de pensamientos y memorias de seres humanos, presenta el debate sobre la naturaleza de la propia personalidad e, incluso, del alma. De hecho, en el número seis, Nick dice sobre la muerte de uno de los personajes principales que «una pequeña parte de él sigue viva» ya que «él [Nick] está hecho de partes» de este personaje. ¿Esta perspectiva se introdujo de forma deliberada?
MC: Yo no lo veo como una referencia seria a la clase de inmortalidad personal prometida por la religión. Si acaso, el lugar en el que quedamos cuando acaba la historia, en el que –sin spoilear demasiado– la situación con el Angel’s Kiss se ha ido completamente de las manos–, es más como el infierno que como el cielo. O tal vez sería más preciso decir que ambas, la salvación y la condena, son puramente estados internos. Conseguimos elegir nuestra propia recompensa o nuestro castigo. Ésos son los únicos cielo e infierno en los que puedo creer, siendo honesto.
Portada conceptual
ZN: No me refería tanto al Infierno o al Cielo –tampoco los veo–, pero… el lector puede ver que Nick es más que distintas partes unidas. Quiero decir… hay «algo» que Nick es y que no puede ser claramente explicado. Una de las cosas que me gusta es que es la expresión de todo lo que los personajes principales esconden detrás de sus máscaras. Pero no sólamente es eso; él tiene cierta clase de consistencia.
MC: Sí, es un poco como Legión en el episodio de Enano Rojo del mismo nombre… es una amalgama del resto de personajes, pero es claramente más que la suma de esas partes. Una forma de verlo es que él se compone de las porciones de sus personalidades que han sido suprimidas, censuradas o eludidas, lo que explica por qué sabe la verdad sobre Jessie al tiempo que es sensible y empático en inversa medida a su pragmatismo egocéntrico.
ZN: Ése de hecho, es un concepto psicoanalítico perfecto para pasar a centrarnos en cómo se gestó el cómic, porque he leído que el concepto vino de un juego de palabras al que suele jugar con la editora de Vertigo Shelly Bond («decir palabras uno al otro y ver cómo las palabras originan ideas para historias»). ¿Cómo construyó Faker –»fingidor» en inglés– a partir de una simple palabra? ¿Qué le evoca este concepto?
MC: Es difícil reconstruir el proceso. La palabra me sugirió los complejos juegos de apariencias e imagen externa en los que todos nos vemos envueltos todo el tiempo; la forma en la que creamos elaboradas y convincentes personalidades alternativas de nosotros mismos en cada situación social en la que nos vemos inmersos. No sólo fingimos todos, sino que a veces se siente como si no hubiera ninguna realidad bajo esta ficción: así que si pones juntas todas las máscaras que vestimos, entonces lo que obtienes podría más o menos considerarse la totalidad de uno mismo. Es este miedo, más que ningún otro, con lo que juega Faker.
ZN: A vueltas con el Angel’s Kiss, cuando leí el cómic pensé en todas las investigaciones militares estadounidenses de los años sesenta, la operación MK Ultra y el LSD. También estaba este interesante concepto de hacer de nuestros propios miedos un arma biológica. ¿Pretendía presentar un elemento de crítica social en algún sentido con ello?
MC: Sí, también leí artículos sobre el tema, y estoy seguro de que estaba rondando esa idea cuando escribí Faker. Al ejército le encantan las drogas psicológicas, porque el ejército trata sobre el control. Bueno, como otras muchas instituciones supongo, pero para la mente totalitaria, la idea de que puedes alcanzar las mentes de la gente y programar sus pensamientos y emociones es irresistible.
ZN: Ya para finalizar también me gustaría hablar acerca de Jock, un artista exuberante e increíblemente talentoso con el que había trabajado antes en Hellblazer. ¿Cómo es trabajar con él? ¿Hasta qué punto tomó parte en la concepción de la trama y los personajes con su trabajo?
MC: Jock es un artista increíble, y un tipo increíble. Se sumerge en la historia, la absorbe, y encuentra una expresión visual hasta para el más mínimo y preciso detalle. Raramente he trabajado con alguien que sea mejor en eso. Si miras un montón de momentos clave, como el resurgir de Jessie de las aguas o el tiroteo de Yvonne, lo visual atrapa el momento de una forma tan perfecta que es difícil imaginarlo de otra forma. Jock tiene este poder de desmontar una historia y ver cómo se articula casi instantáneamente. Su narrativa visual es inmaculada.
Resurgir
ZN: Eso fue todo. Me gustaría disculparme de nuevo por mi inglés antes de decir que ha sido un auténtico placer realizar esta entrevista/charla. Muchísimas gracias por su tiempo –y más considerando quién es usted–, sus palabras y su paciencia. Y espero seguir leyendo sus historias durante mucho tiempo.
MC: El placer ha sido mío. Me ha encantado charlar sobre la historia contigo – y tu inglés fue estupendo… 🙂
La composición de página en Faker, básicamente estructurada por viñetas panorámicas y cuadradas de pequeño y mediano tamaño en cadencia de 5-7 por página, se caracteriza por dos elementos clave: la superposición y los juegos con el espacio interviñeta (de color negro), ambos muy relacionados. En este sentido, el tebeo es perfecto y magistral… y es que el ritmo de lectura de las viñetas, así como la sensación que nos provoca ese marco oscuro y sombrío, están siempre dominados por unos autores que saben muy bien lo que se hacen. Así, el número de recursos desplegados es asombroso: desde la extensión del espacio interviñeta hasta ocupar el espacio que habitualmente ocuparía una viñeta en sí misma (obligando a la pausa sin añadir más información) hasta los numerosos efectos a base de hacer trascender a personajes sobre los límites que los contienen, pasando por las ingentes ocasiones en que se disponen viñetas superpuestas para separar dos imágenes –la superior y la inferior– que van a sangre sin solución de continuidad entre las mismas, por la superposición de viñetas clásica, por un orden de estas viñetas no reticulado y por una adaptación de la forma de las mismas (irregularizándose) a las connotaciones del momomento… todo ello haciendo de la lectura un auténtico placer y toda una lección de como disponer un tebeo. En este sentido, el cómic se merece un aplauso.
Hallazagos en la composición
Y en el apartado gráfico a cargo de Jock, se merece no sólo uno, sino un ciento… El británico, que quedó inmediatamente subyugado por el guión que le envió Shelly Bond, rápidamente definió que, artísticamente, sólo tenía que intentar hacer a la serie parecer tan cool y tan fresca como le fuese posible, para reflejar la naturaleza de personajes y situaciones, en una variante del estilo que empleara en Los Perdedores. Así nos lo cuenta: «Faker definitivamente tiene un aire diferente a Los Perdedores, pero sigue siendo un ‘mundo realista’ así que requiere documentación para hacerlo bien. Tanto Mike como Shelly mencionaron bastante la película Las Reglas del Juego (2002) y la vi varias veces. Y a pesar de que no soy el mayor fan del filme, tiene desde luego un montón de detalles que ayudan a sentir la vida en un campus universitario y toda su indulgencia». ¿Queréis saber un detalle supersticioso de la forma de trabajo del artista? Se inspira devorando un montón de curry, algo especialmente notable cuando le llega el guión de una nueva entrega o un nuevo trabajo.
Pero pasemos a ver algunas de las características que hacen a este autor tan reconocible y sobresaliente: a nivel de volúmenes, los personajes de Faker poseen dos rasgos muy destacados… en primer lugar, decir que aparecen muy estilizados; y, en segundo subrayar el hecho de que esta estilización se conjuga con un contorneado enormemente anguloso a base de una línea continua tremendamente fina y en la que apenas hay espacio para la curva o las ondulaciones, en un estilo que recuerda a veces al mejor expresionismo de Otto Mueller.
Originales del dibujante en B/N
Paralelamente, también podemos observar que en el estilo de Jock se producen diferencias muy marcadas entre los planos medios y los primeros planos de los personajes, en los que el nivel de definición de los rostros aumenta enormemente a partir de unos cuantos rasgos potenciados: la boca –sin mucha variación entre personajes–, una nariz apenas perfilada, unos ojos que acometen toda la carga expresiva del dibujo y líneas de expresión ocasionales… todo ello tendiendo a la asimetría. Cuando los primeros planos pasan a planos detalle, entonces tanto el grosor de la línea como el nivel de detalle aumentan exponencialmente. A este rasgo se le une un entintado poderosísimo que resulta encomiable en cuanto es usado de forma totalmente expresiva pero –y esto es muy importante– manteniendo en casi todos los casos la coherencia lumínica de la imagen, que no se ve alterada sino potenciada para conseguir el efecto deseado. Si a todo ello le sumamos un dominio de la perspectiva absoluto, con lugar para el efectismo inteligente (esos picados y contrapicados vertiginosos), tendremos una auténtica delicia de dibujo. Por último, la paleta de colores del siempre destacable Lee Loughridge complementa a la perfección un dibujo con riqueza y plasticidad a la vez, en base a tintas planas gradadas con una paleta cromática (a ratos sucia y a ratos límpida) que añade información sin imponerse un ápice a la labor de Jock.
Diversas muestras del trabajo definitivo
El apunte final, lo dedico a unas portadas que oscilan entre dos formatos: el conceptual, en el que el artista se desenvuelve bastante bien, y otro que parece una variante cartelizada del estilo que usa en páginas interiores y que –a mi juicio– resulta fallido, en tanto en cuanto al desproveer a los personajes de su contexto se queda en un mero posado frío sin apenas virtudes compositivas.
Portadas de Faker #2 y #6 USA
Hay dos formas de valorar este cómic. La primera es evaluarlo como producto de entretenimiento con un trasfondo rico. En este sentido, la verdad es que cumple: el desarrollo es notable, la intriga se mantiene y el lector se lo pasa bien. Tal vez en el último tercio la resolución sea excesivamente precipitada, pero es algo que se olvida gracias a un final agridulce perfecto y muy melancólico.
Pero la otra es considerar si el subtexto conceptual propuesto es desarrollado con maestría, profundidad y potencia. Y, bajo esta perspectiva, el cómic se queda a medio gas… aunque la descripción y la evolución inicial de los personajes está muy conseguida, el discurrir de la trama tal y como está expuesta no permite a Faker respirar, hablar por sí solo. Tal vez por eso Carey opta por subrayar explícitamente ese concepto del fingir social –que tanto juego habría dado y que no se palpa por desgracia de forma continua– con frases pseudofilosóficas innecesarias, como haciéndolo patente para rápidamente pasar a otra cosa.
Así pues, la historia se queda en un producto de terror bastante bueno, con personajes muy logrados y con un concepto poderoso que adolece sin embargo de mejor tratamiento y exposición. Tal vez si lo tuviera este cómic sería una obra imprescindible, en lugar de meramente notable y recomendable.
Artículo en la Wikipedia inglesa sobre la obra y su ficha correspondiente en la siempre imprescindible Comic Book Database.
Páginas oficiales de Mike Carey y Jock, y enlace al MySpace de este último. Si queréis entrevistas sobre la obra, tenemos pocas pero interesantes: tres para Carey (en Comics Bulletin, Broken Frontier y Comic Book Resources) y una para Jock (también en CBR).
Por último, si queréis echarle el ojo a reseñas de otros cómics de estos autores, os recomiendo en esta misma página las que le dediqué a Neverwhere y a Scalped (con un apartado dedicado a las portadas de Jock).
Bueno, parece que promete lo bastante para darle una oportunidad, y más visto como está Vertigo ultimamente…
Yo creo que sí… es bastante buena, aunque no todo lo que podría ser. En cualquier caso, no me he arrepentido para nada de comprarla.
Ok, apuntado queda. Y has visto que hoy he llegado a tiempo a leer el artículo y hasta he sido el primero en comentar, eh?
Juas
Magnífico, magnífico 😛 Que se te echaba de menos por aquí… La pena es que como ahora estoy más pegado a la actualidad y la sección ha variado el formato de «repaso a grandes series» a «repaso de novedades», hay menos espacio para las grandes conversaciones… pero vamos, ese cambio ha sido totalmente a conciencia (básicamente porque apenas quedaban cosas por comentar). Sólo queda Lucifer, de la que me encargaré cuando Planeta reedite los tres tomos iniciales.
Pero entre eso y que más de la mitad de las cosas no os las vais a comprar (a mi gusto sería tirar el dinero visto como está el patio) lo mejor en los últimos tiempos son los offtopics.
Ah Cannonball… hablando de offtopics… te dejé mi comentario sobre The Programme el otro día, aunque con un poco de retraso porque el sábado cuando preguntaste no estaba por aquí… Ahí lo llevas en un vulgar corta y pega.
[…] sobre The Programme, la verdad es que me ha gustado. Muy bien llevada y con bastante nivel. Ése “por fin soy imprescindible” ha sido estupendo Y sí, la narrativa temporal es estupenda. Como aspectos negativos destacaría algunas cosas como por ejemplo el ritmo (algo lento), ciertas incoherencias (Espíritu de Lenin parece que se ha chupado un master en geopolítica de la segunda mitad del XX sin salir del desierto cuando encuentra a Pravda XD) y algunos discursos como metidos con calzador (el del presidente ateo). Lo dicho… bastante buena pero por debajo del nivel que tenía antes –comparas los seis números de Skreemer, que la tengo muy reciente, con esto… y no hay color–. En todo caso, de lejos lo mejor que he leído desde el verano (si exceptuamos el RG de Dragon y Peeters que te dije el otro día, aunque sea comparar peras con manzanas claro).
Bueno, a mi lo del Espiritu de Lenin no me canta tanto, supuse que lo habian reprogramado antes de ponerlo de nuevo en libertad… mas extraño me parecio que el gobierno de los States dejara libre a un arma como el prota sin someterlo siquiera al mas minimo seguimiento
Por cierto, ya pille Faker pero aun lo tengo en la pila de pendientes XD… a ver si esta tarde encuentro hueco
Lo de Espíritu de Lenin… puede ser, pero yo no entendí que lo hubieran vuelto a poner en libertad sino se había liberado por accidente como consecuencia de los bombardeos americanos. Además ¿quién podría haberlo reprogramado? Sólo el científico sabía donde estaban y lleva en Siberia desde…
Lo del protagonista también me cantó… ¿qué menos que un chip con GPS? XD Pero también es cierto que lo están haciendo todo a la desesperada y sin mucho pensar.
No se, a lo mejor pueden interferir las transmisiones o «conectarse» a la red, quien sabe, tampoco ha quedado clara la magnitud de sus habilidades…
Hum… eso tiene sentido y no había caído. Además el origen de los poderes de EdL (en su totalidad o parte) parece que tiene un mecanismo mental… por eso de las sobrecargas. ¡Bien pensado!
Ademas, queda claro que a traves de un interfaz de PEM es como programan sus conocimientos y respuestas conductuales, como si sus cerebros fueran EEPROM
Bueno, claro, claro no queda, pero vamos, que parece que es asi como lo hacen XD
Te confieso que no tenía npi del tema hasta que lo has comentado y me lo he mirado. ¿Es eso verdad? Jejejjeej, ¡Gracias por la información!
Hola!! Pregunta tonta… pero «Faker» se ha publicado ya??? es q pregunté en las tiendas de mi ciudad (Málaga) ayer y no tenían ni idea…
Sí, se ha publicado 100% seguro. Yo la he comprado en mi tienda especializada.
Si, eso es
Aqui salio hace un par de semanas, si no me falla la memoria..
El guión está muy bien, lleno de buenas ideas. Graficamente me gusta menos, pero es uno de los imprecindebles del año!!!