Edición original: Les armes du Meta-Baron (Les Humanoides Associes, 2008).
Edición nacional/ España: Junio 2010 (Planeta DeAgostini).
Guión: Alejandro Jodorowsky.
Dibujo: Travis Charest, Zoran Janjetov.
Color: Travis Charest, Zoran Janjetov.
Formato: Cartoné. 64 págs.
Precio: 14,95€.
Las armas del Metabarón supuso la turbulenta colaboración del guionista chileno Alejandro Jodorowsky, creador de los personajes, con el dibujante canadiense Travis Charest y el artista serbio Zoran Janjetov para narrar un episodio inédito de la saga de los Metabarones en el que narran el origen de las armas que hacen invencibles a estos guerreros espaciales.
La primera aparición de los Metabarones se remonta a las páginas del Incal, una de las obras de ciencia ficción más importante del cómic europea escrita por el propio Jodorowsky y dibujada por el gran Moebius, en la que el último de los Metabarones se encargaba de perseguir al protagonista por el Universo. Tras esta aparición como secundario, Jodorowsky, junto al artista argentino Juan Jiménez, retomó al personaje y construyó una gran saga familiar en la que exploró el pasado de esta casta de guerreros en ocho álbumes aparecidos entre 1992 y 2003. A lo largo de estos ocho volúmenes, Jodorowsky desarrolló la historia de las Metabarones, sus rituales y su particular código de honor, el Bushitaka, por el cual el fin último de la vida de los Metabarones es la victoria, que se debe conseguir a cualquier precio incluso si ello implica renunciar a las emociones y sacrificar a la propia familia y cuya única alternativa posible es la muerte. Uno de los elementos recurrentes en las historias de los Metabarones es el rito de paso a la madurez por el cual el hijo debe enfrentarse a su padre en un combate a muerte y sólo cuando consiga matar a su predecesor heredará el título de Metabarón. Las historias de esta saga, con una fuerte carga de tragedia griega, se inscribirían en el género de la space opera aunque más cercana al Dune de Frank Herbert que al Star Wars de George Lucas.
En el año 2000 se anunció un nuevo álbum de la saga, Dreamshifters que iba a estar guionizado, una vez más, por Jodorowsky e iba a contar con los dibujos de Travis Charest, quien se encargaría tanto del dibujo a lápiz como del color. Este anunció era parte de una iniciativa que lanzó la editorial Humanoïdes Associés, responsable de la saga, para desembarcar en el mercado estadounidense con obras creadas por equipos mixtos de autores de cómic USA y de BD. Inicialmente la obra de Jodorowsky y Charest iba a ser la estrella de esta línea teniendo en cuenta la reputación del guionista, con una larga trayectoria a sus espaldas, y la fama de artista hot que se había ganado Charest gracias a su participación en la serie WildC.A.T.s junto a Alan Moore. Pero la que iba a ser la gran apuesta de la editorial se convirtió en un quebradero de cabeza para sus responsables, ya que pasaba el tiempo y no se anunciaba la fecha de publicación. Mientras tanto fueron apareciendo otras obras como el Soy Legión (2004) de Fabian Nury y John Cassaday o Coraline (2006) de Fillipi y Terry Dodson pero de esta obra en cuestión no se supo nada hasta el año 2007 en el que anunciaron que Travis Charest iba a ser sustituido en el dibujo por Zoran Janjetov, un colaborador habitual de Jodorowsky con quien ya había trabajado en otras series del universo del Incal. La razón del cambio, según el propio Charest, fue que se vio incapaz de acabar el libro en un plazo razonable ya que cada página le estaba costando mucho trabajo debido a su escasa rapidez a la hora de colorear las páginas. Así tras más de 6 años de esfuerzos sólo había sido capaz de completar 30 páginas de una historia de 64. De todas formas este trabajo no se descartó y la historia fue rescrita por Jodorowsky para justificar el cambio de dibujante y finalmente en el 2008 la obra vio la luz bajo el título de Las armas del Metabarón.
La historia está protagonizada por Sin Nombre, el último de los Metabarones quien, tras superar su rito de iniciación que acaba con la muerte de su padre, inicia una misión que le llevará hasta el Ónfale, un refugio en el centro del Universo donde habitan los Cambiadores de Sueños. Estos le ponen al tanto de una amenaza para todos los seres vivos, los Hulzgemelos, vampiros psíquicos cuyo único objetivo es acabar con las leyes que rigen el Universo. Para derrotarlos el Metabarón deberá conseguir tres armas de increíble poder diseminadas por el Universo. Conseguirlas no será fácil ya que deberá hacer frente a sus guardianes que le atacarán tanto física como psíquicamente hasta el límite de su resistencia.
Es difícil saber cómo hubiera sido la historia si Charest no hubiera abandonado el proyecto pero en el resultado final se nota mucho que Jodorowsky tuvo que hacer cambios en el guión para justificar el cambio de dibujante y mantener en la historia las páginas dibujadas por Charest. Así, el segmento dibujado por Janjetov representa el tiempo presente de la narración mientras que el trozo de historia dibujado por Charest queda configurado como un largo flahsback dedicado a recordar quién es el protagonista y como ha llegado hasta el punto inicial de la narración. El resultado final es una historia demasiado referencial a las historias previas de los personajes y es poco asequible para lectores que se acerquen por primera vez a este particular universo. Aunque se incluyan algunos elementos para caracterizar al protagonista, como la cruel prueba de madurez que deben superar todos los Metabarones, se dan pocas pistas para conocer la naturaleza y el entorno del personaje lo que hace difícil empatizar con él durante las pruebas que debe superar. Además hay momentos de la trama que están resueltos de forma atropellada lo que provoca la sensación de que los cambios en el guión se hicieron a toda prisa para conseguir publicar el cómic de una vez por todas. A diferencia de las otras obras de la saga, este episodio carece de profundidad tanto argumental como narrativa y cede casi todo el protagonismo a la labor de los dibujantes.
La treintena de páginas que Charest consiguió finalizar antes de abandonar el proyecto dejan bastante evidente cual iba a ser el punto fuerte de esta obra. El trabajo del artista canadiense es espectacular en muchos sentidos ya que lleva su ya de por si detallado estilo hasta un nivel superior que le acerca por momentos al realismo fotográfico. El artista, además, tiene la suficiente habilidad para no caer en trampas habituales de este tipo de dibujo super detallado y consigue que sus figuras aun sean fluidas y transmitan adecuadamente el dinamismo de la acción. A pesar de ello, en algunos momentos el nivel de detalle es tan grande que incluso juega en contra de la claridad de algunas viñetas, haciendo que cueste distinguir a simple vista lo que sucede en ellas. Sin duda este es el mejor trabajo en la carrera del artista y sus páginas son para disfrutarlas con calma, recreándose en cada viñeta y en la infinidad de detalles que hay en cada una de ellas. Si hubiera conseguido finalizar todo el álbum, estaríamos hablando de esta obra en unos términos bastante diferentes a los presentes, ya que sólo con el arte de Charest ya quedaría completamente justificada su lectura. En cambio, la presencia de dos dibujantes de estilos tan diferentes como Charest y Janjetov, discípulo de Moebius y practicante de un dibujo de trazo limpio y claro, hacen que el resultado final sea muy desequilibrado, hecho que se acentúa si tenemos en cuenta que el trabajo de Janjetov parece tan apresurado como el guión de Jodorowsky, ya que el artista serbio ha demostrado en otras obras tener un nivel artístico muy superior al mostrado en las páginas de ésta.
Lo que podría haber sido la perfecta tarjeta de presentación de una forma de concebir el cómic aunando lo mejor de los estilos USA y europeo quedó en una obra menor sólo apta para fans de la saga galáctica de Jodorowsky. Uno no puede evitar preguntarse si, tras casi siete años de espera, merecía la pena acelerar la publicación de la obra para conseguir resultados tan escasos y si no hubiera sido mejor permitir que Charest consiguiera finalizar todas las páginas para conseguir un producto más digno de los nombres implicados en él.
Tras años de esperar pacientemente a que fueran terminando la casta de los metabarones y ver como la historia se iba desinflando poco a poco, y tras revisar los últimos trabajos de Jodorowsky, he llegado a la conclusión de que este hombre es un tecnoplasta que se repite más que el ajo y ya no me acerco más a el. Puede que en su momento fuera la repanocha, tampoco conozco toda su obra ni mucho menos, pero ya hace tiempo que le tengo bastante manía a su rollo chamánico psicomágico trascendental.
De Travis Charest nunca he leído un sólo cómic, pero cada vez que veo una muestra de su arte me quedo impresionado.
Que bueno es Charest pero que lento también, alguien sabe como se gana la vida con ese ritmo de producción.
Yo tengo entendido que lo «echaron», porque a ver , tardar 4 años para hacer 30 páginas pues como que no es negocio para una editorial por muy genio que seas. De hecho en un entrevista dijo que se equivocó en la técnica usada , pues era su primer álbum «pintado». Prefiero sus estilo más a lo wildcats
Pues Esfingo, debe vivir de royalties y de portadas que hace. También tiene serie(lenta) propia llamada Spacegirl, muy recomendable y con un estilo más suelto
Yo leí hace unos años parte de las páginas de Charest,publicadas en un yomillo de formato similar a los prestigios de forum y zinco de Metal Hurtland. El dibujo era impresionante, cierto. Pero, psé, las páginas eran tan bonitas de mirar como vacuas,porque tampoco ed que lo que se contaba (y el cómo se contaba) me emocionase, precisamente. Cuanfo salió el álbum le eché un ojo. Pero pasé de él porque, como dice la reseña, los estilos de los dibujantes son tan diferentes que aquello no pegaba ni con cola incluso en un vistazo rápido por encima.
» Las historias de esta saga, con una fuerte carga de tragedia griega, se inscribirían en el género de la space opera aunque más cercana al Dune de Frank Herbert que al Star Wars de George Lucas.»
Yo voy más lejos. Gran parte de los conceptos e ideas de La Casta de los Metabarones (por no decir en prácticamente toda la obra de Jodorowski) están directamente fusilados de Dune.
Estoy de acuerdo, Jodo es un tecnoplasta.
De cómic americano tengo mis lagunas; de manga, las lagunas son ya considerables; pero de cómic europeo casi nada, en parte porque es bastante caro. Lo último que he leído es Érase una vez en Francia, que es un cómic magnífico.
Dicho esto, me gustó mucho El Incal y espero que algún día saque Norma ese coleccionable de Blueberry sobre el que se especuló en otro hilo, porque es un cómic que seguro que me iba a molar (otros, por ejemplo, XIII he probado y no me hicieron tilín). A lo que iba, ¿aparte de EL Incal, que obra de Jodo es especialmente recomendable?
Travis Charest se gana la vida haciendo diseños para películas (y no se si también para vídeo juegos), vi algunos diseños suyos para las pelis de Iron Man y tengo entendido que también hizo algo para el Capitán América, con lo lento que es, esta claro que desespera a cualquier aficionado
Mr.X, a mí también me gustó mucho el Incal, así que me puse a investigar para ver lo que merece la pena.
Por lo que he leído en otras páginas, aparte del Incal, lo mejor es La Casta de los Metabarones y Los Tecnopadres (por lo menos son los que tienen mejores críticas). El primero lo tengo en la pila de lectura y el segundo me lo pillaré o no dependiendo si me gusta La Casta…
Aquí te dejo una reseña de cada una.
http://gencomics.es/la-casta-de-los-metabarones/
http://comicritico.blogspot.com.es/2012/10/los-tecnopadres.html
Charest esta loco. Para sus wildcats juntó a Lobdell rompía las páginas porque no le gustaba el resultado. Cambiaba las historia y término por colmar a todo el mundo.
Al final nos quedamos con la joya de Casey y Phillips.
Lo que pasa es que el arte que tiene, una mezcla entré Jim lee y Haward Chakin (si no has leído codystarbuck entierrate), lo hace un crack, tanto que sus reediciones se venden muy bien.
No recuerdo un dibujante tan completo en aparecen en los últimos años.
Docz: Desespera a cualquier aficionado, editor…¡o guionista!
Y no solo por su velocidad. Recuerdo haber leído que Alan Moore tuviera sus más y sus menos por pequeñas licencias que se tomara el canadiense mientras ambos trabajaron juntos en WildC.A.T.s. Pero la cosa fue a mayores con Scott Lobdell en esa misma colección, el cual pilló un cabreo monumental cuando vió las páginas ya terminadas de Charest de uno de los números, en donde el canadiense se pasó por el forro el guión original, inventándose una pelea de Spartan contra un tanque que no venía a cuento. La respuesta de Travis a Scott fue «¡es que mola mucho más!»…o algo así… XD
Jim Lee trató de mediar entre los dos…pero ambos acabaron abandonando la colección al poco tiempo: uno por que se le acabó la paciencia, el otro por que no podía mantener el ritmo necesario para dibujar una colección regular.
Una pena que dejara tantos títulos inacabados a causa de de ese afán perfeccionista…¡por el tío es un crack!
A ver, que el tío es un genio, no cabe ninguna duda.
Pero dudo que tanto retrasio sea por su afán perfeccionista. Seguro que tarda mucho en acabra una página. Pero segur que era también de los que le cuesta ponerse a trabajar.
Si te retrasas para hacer un buen trabajo como Hitch en Ultimates, la espera merece la pena. Pero lo de Charest no son retrasos, es no entregar jamás.
«Por lo que he leído en otras páginas, aparte del Incal, lo mejor es La Casta de los Metabarones y Los Tecnopadres (por lo menos son los que tienen mejores críticas). El primero lo tengo en la pila de lectura y el segundo me lo pillaré o no dependiendo si me gusta La Casta…»
Seguramente cuando pueda, porque el integral tampoco es barato, pillaré la Casta (¡Gracias, Sr Tronak!). No me importa demasiado que se parezca al «universo» de Dune, porque me encanta tanto la primera novela como algunas de las secuelas (así como las post-secuelas y precuelas perpetradas por el hijo de Herbert son una mierdaca importante).
Mr X, no soy de Jodorowski pero he de reconocer que me gustó «Bouncer». Un western sin flipadas lisérgicas, ni chamanismos, ni rollos religiosos. Vamos, todo lo contrario que «El topo» salvo por la violencia.
* me comí el «que» en «¡por QUE el tío es un crack!» 😛
Sin duda alguna ese es el principal motivo, Khonshu. Precisamente iba a comentar una pequeña anécdota que habla del tema:
Hace unos años, durante una firma de Das Pastoras (otro dibujante «rápido» de narices) con motivo de la reciente publicación de un par de one-shots de Lobezno recopilados en un tomo por Panini, salió el tema de Travis Charest, ya que ambos estaban trabajando en ese momento en diferentes títulos para ‘Les Humanoïdes Associés’.
El ilustrador gallego comentó que llegó a conocer a Travis Charest en una visita a la editorial, ya que al parecer, durante el tramo final que el canadiense continuó dibujando en este álbum, la editorial lo obligó a trabajar en Francia en un estudio con horario fijo…¡para ver si así daba acabado y cumplía el contrato!. Das Pastoras comentaba que lo tenían «castigado sin salir de allí como si fuera un niño». Menudas risas XD
Creo que tengo ese comentario grabado en video. Lo busco y si lo encuentro os lo subo a YouTube.
«Un western sin flipadas lisérgicas, ni chamanismos, ni rollos religiosos»
Para western con flipadas lisérgicas y chamanismos la adaptación al cine de Blueberry. No sé que se metieron, pero… no la salvaba ni Juliette Lewis.
¡Thanks por la recomendación, Don Omar!
«El ilustrador gallego comentó que llegó a conocer a Travis Charest en una visita a la editorial, ya que al parecer, durante el tramo final que el canadiense continuó dibujando en este álbum, la editorial lo obligó a trabajar en Francia en un estudio con horario fijo…¡para ver si así daba acabado y cumplía el contrato!. Das Pastoras comentaba que lo tenían “castigado sin salir de allí como si fuera un niño”. Menudas risas XD»
Creo que eso es habitual, hasta cierto punto en Japón. He leído alguna vez que, si es necesario, contractualmente, la editorial está en su derecho de «secuestrar» al mangaka y meterlo en un hotel y ponerlo a trabajar sin parar si no cumple los plazos de entrega.
Bueno, Japón es otro mundo, pero lo normal en Europa y USA es que los ilustradores trabajen en su propia casa/estudio.
Lo de Charest fue un caso excepcional, no les quedó mas remedio. ¡Y aun así no lo termino! jajajaj, que pérson XD
¡charest,puto vago,que bueno eres,jodio…¡.
Para los interesados en la relación/homenajes/fusilamientos entre Jodo y Dune les recomiendo el visionado de la película/documental «Jodorowsky´s Dune» en el que se narra el alucinado y fracasado proyecto que el megalómano chileno y sus «guerreros espirituales»(Orson Wells,Dalí,Moebius,David Carradine,Mick Jagger,Pink Floyd…)habían diseñado para su particular adaptación de la novela y que nunca se llevó a cabo.Y como algunas de sus ideas fueron recicladas en La Casta de los Metabarones o en El Incal.
Orson Welles,perdón
»
18.
rorK
ha comentado el 8 febrero, 2014 a las 18:06h
Bueno, Japón es otro mundo, pero lo normal en Europa y USA es que los ilustradores trabajen en su propia casa/estudio.»
Hombre, claro, imaginaos que los esbirros de Marvel irrumpen en la casa de Madureira y le desconectan la play hasta que acabe un número. O Didio contrata un par de matones para obligar a Hughes a terminar All-Star Wonder Woman… (bueno, quizás no sería tan mala idea).
¿Hacemos un bote para ayudar a Didio a contratar ese par de matones? 🙂
Siento sumarme tarde a la conversació.
Lo de Travis Charest no tiene nombre. El que podría haberse convertido en uno de los dibujantes de comic más importantes de esta década a quedado casi en el olvido por culpa de su lentitud y falta de compromiso. Yo imagino que podría haber sido un artista para eventos especiales tipo Steve McNiven o Jim Cheung, y al final ha quedado relegado para hacer alguna portada suelta de vez en cuando.
Lo que hizo en Wildcats, la anecdota con Lobdell, fue de juzgado de guardia y lo peor es que los palos se los llevó Lobdell cuando toda la culpa había sido de Charest.
Respecto a Jodorowsky, se repite bastante sobre todo en lo referente al mundo del Incal, pero los primeros números de los Metabarones están bastante bien.
La realción de Jodorowsky con Dune viene de lejos ya que en 1975 intentó llevar la novela al cine en una película que hubiera contado con Salvador Dalí y Orson Welles en el reparto
Qué buena la anécdota de Charest castigado, rorK.
Y ni aún así consiguieron que acabara el tomo de marras. Esté tío es como Paul Newman de la Leyenda del Indomable pero en plan vagancia. Nadie puede doblegarle para que se ponga a trabajar. A su lado, Joe Madureira es un japonés en huelga.
Había también una anécdota de la editora de Inhumans que, harta de que Jae Lee le inventara por teléfono todo tipo de excusas para sus retrasos, se recorrió varios estados y le llamó desde la puerta de su casa. Lee le volvió a contar alguna excusa peregrina y ella le dijo que le abriera, que iba a obligarle a ponerse a dibujar.