Edición original: Drumhellar #1-5 (Image Comics/Shadowline).
Guión: Alex Link, Riley Rossmo.
Dibujo: Riley Rossmo.
Color: Riley Rossmo.
Formato: Grapa, 32 páginas.
Precio: $3,50.
La lectura de Drumhellar puede ser toda una experiencia, similar a las que vive el protagonista de esta historia. Esta serie nos expone a las desventuras (y resolución de casos que se le presentan) de una especie de detective de lo paranormal llamado Drum Hellar, atravesado por las alucinaciones y la psicodelia fruto de las drogas que consume regularmente. Junto con él, viviremos sus peripecias alucinógenas, por momentos sin enterarnos demasiado de lo que sucede, también como él.
Los autores de este cómic intencionalmente extraño y confuso son Alex Link y Riley Rossmo, ambos como co-ideadores de la trama, con el primero encargándose de los guiones y el otro consecuentemente, de los dibujos. A esta pareja autoral ya la pueden conocer de Rebel Blood, y de hecho todos los trabajos hasta la fecha de Link son junto a Rossmo. No obstante, en esta serie nos encontramos ante un estilo del dibujante muy diferente al de Rebel Blood, y su trabajo en Drumhellar se emparenta con el realizado en otra serie con algunas características similares como fue Cowboy Ninja Viking, con un trazo más suelto y relajado y unas figuras más alegres, caricaturescas, que aportan al tono de comedia que porta la narrativa.
Esta manera de dibujar le permite introducir de una manera natural figuras que con un estilo más realista no funcionarían en absoluto, además de que también sería inapropiado para la historia que se está contando. Dichas figuras corresponden al particular universo que presentan los autores en el cual conviven dinosaurios fantasmas, hombres lobo, un hombre que rejuvenece al estilo Benjamin Button, demonios y tantos seres más. Desde luego, este universo se basa en la actividad detectivesca del protagonista, quien también cuenta con una personalidad muy peculiar, entre lo errático y lo impulsivo, y además va acompañado de otra criatura particular: un amigo imaginario (que según se deja entrever, antes era un humano normal).
Ambientados en ese mundo y con esas cualidades del personaje principal, sin lugar a dudas existe un gran potencial para contar muchas historias. Y ahí es donde no cumple tan bien lo que pretende la serie, ya que la forma de narrar y lo que se narra presenta características similares al protagonista: errático, impulsivo, extraño. En cuanto a escenario, funciona perfectamente; en narrativa, ya no tanto, porque con estas formas puede perder la atención del lector, que en definitiva es la base del contar historias.
Si el lector hace un esfuerzo por comprender los pasajes en que se pierde, o simplemente se deja llevar sin entender, identificándose con la manera de ser y actuar del protagonista y algunos de los demás personajes del reparto, concluirá una historia (que es un primer arco argumental de una serie regular) en la que se habrá divertido y reído por momentos, ya que no deja de ser graciosa, y la cual entenderá de qué se trataba gracias a la reflexión final de las últimas páginas que enuncia Drum Hellar.
Aquí encontramos el principal problema del cómic: que los autores deben explicitar y explicar a través de su personaje qué es lo que querían transmitir con su historia, en lugar de darlo a entender correctamente a través de su historia. De esta manera pareciera que ellos mismos no confían en su forma de narrar, y se derrumba la pretensión de excentricidad. Sería preferible que finalizaran sin dar más explicaciones y de verdad exigir al lector volver sobre sus pasos para intentar entender qué leyó, si es que le interesa.
En definitiva, es una serie ante la cual cuesta decidirse ya que el mismo cómic no termine de decantarse hacia un estilo alternativo o hacia uno más tradicional, pero con personajes más extraños. Y como los autores y su obra no terminan de decidirse, muy probablemente suceda igual con sus lectores.
Leí los dos primeros números y no puedo estar más de acuerdo con la reseña. Hacer una rayada-con-sentido como Morrison o Jodo no está al alcance de todos. Prescindible.
Si en vez de Alex Link hubiera sido Ales Kot, otro gallo cantaría, que Rossmo y él ya demostraron que pueden aplicar ese mismo tono psicodélico/meta en WILD CHILDREN (auto-spam!).
En cualquier caso, mil gracias, Mariano, porque me encanta Rossmo y dudaba de si probar con el primer TPB por si mejoraba a ese insulso comienzo, pero me acabas de ahorrar dinero. ¡Un abrazo! 😉
Leí hace unos meses el número 1 y al final lo único que vislumbraba mi cerebro era un cartel con luces de neón con las palabras «huir como de la peste de esta serie» bien claras.
Admirable la dedicación de Rossmo a su trabajo, siempre está sacando algún proyecto en Image. Para mí es un autor a seguir.