Ésta semana la sequia en estrenos de Marvel nos ha permitido explayarnos un poco. Dado que el único lanzamiento del Miercoles ha sido Deadly Hands of Kung fu, hemos decidido ofreceros junto a la habitual reseña un repaso por la trayectoria del clásico pero oscuro personaje, por si alguno no estabais familiarizados con él. ¿Preparados? Luces, cámara…¡¡¡acción!!!!
El protagonista de Deadly hands of Kung Fu, Shang Chi, es un personaje de culto dentro de la producción Marvel que, debido a lo irregular de tanto sus apariciones en títulos de la editorial como de los lanzamientos para su exclusivo lucimiento, puede resultar un ilustre desconocido para muchos. En los últimos años su presencia ha ido paulatinamente aumentando, ya sea en la colección de Spiderman, en la saga Tierra de Sombras o en las distintas colecciones de esos Vengadores de los que sin duda ningún aficionado añejo del artista marcial pudo prever que llegaría a formar parte. Pero probablemente los recién llegados se queden algo desorientados ante la relevancia que poco a poco parece que se le quiere dar desde Marvel a un personaje del que apenas habían oído hablar antes y que es posible que a algunos les parezca que ha salido de la nada.
Ya en esta magnifica reseña publicada hace unos meses, el compañero Luis Javier Capote nos contaba mucho sobre la idiosincrasia y orígenes de este mítico personaje. Hoy, para celebrar la salida en Estados Unidos de un titulo protagonizado por Shang Chi, vamos a tratar de recorrer su trayectoria editorial para saber de dónde salió y cuál ha sido su andadura previa.
A principios de los años 70, Marvel estaba tratando de diversificar la temática de sus títulos para abrir mercado. Habiendo triunfado en la década anterior renovando a los superheroes, las cabeceras de la editorial dedicadas al terror, el western, los relatos bélicos etc estaban de capa caída o directamente habían sido canceladas. El pago por la licencia de uso de personajes salidos de la literatura pulp estaba empezando a dar buenos resultados por ejemplo con Conan, así que se adquirieron varias mas como Thongorr de Lemuria, Doc Savage, Tarzan, Kull de Valusia…y las novelas de Sax Rohmer sobre el villano oriental Fu Manchu.
Al mismo tiempo, el cine de artes marciales arrasaba en las salas estadounidenses y la moda había saltado a la televisión en forma de la serie Kung Fu, que se convirtió en un rotundo éxito. En ese contexto, a dos jóvenes creadores llamados a acabar siendo estrellas del medio, Steve Englehart y Jim Starlin, se les ocurrió que podía ser buena idea hacer un cómic para Marvel adaptando el material de la pequeña pantalla protagonizado por David Carradine. Como la compra de los derechos se reveló imposible (la serie Kung Fu pertenecía a Warner, cuya filial en el cómic es DC, la competencia directa), concibieron en sus correrías nocturnas cargadas de LSD a otro personaje creado en realidad para explorar las inquietudes de los autores respecto a la filosofía oriental. Englehart y Starlin se figuraban que tal vez podrían venderle Shang Chi (cuyo nombre significa algo así como » el avance y crecimiento del espíritu «) a Marvel apelando al interés para capitalizar el furor que las películas de Bruce Lee y allegados causaban. Pero en la editorial no veían muy clara la posible viabilidad comercial del proyecto. Finalmente le dieron vía libre con una condición: debía incorporar los elementos de las creaciones de Sax Rohmer por las que habían pagado a pesar de no tener ni idea de cómo usar. Encargarle a Englehart y Starlin que imbricasen los mitos de Fu Manchu en la historia del personaje que habían creado borrándole los números de serie al Kwai Chang Caine televisivo parecía algo con una lógica tremenda en la editorial (» Ambos son chinos, ¿no? Ahí tienen la conexión » debieron pensar), pero a los autores no les hizo mucha gracia éste paquete que les habían endosado. Englehart no se había leído ni una sola novela de Sax Rohmer y cuando se puso a ello para documentarse, quedo sorprendido de lo racista que era este material. De hecho, parece ser que trabajar en este proyecto le causo problemas con algunos amigos suyos orientales que se ofendieron al conocer la participación del guionista en una obra infame entre esta comunidad.
Con todo, en el número 15 de Special Marvel Edition (una revista que publicaba reimpresiones en sus primeras catorce entregas) de Diciembre de 1973 (paradójicamente el año de la muerte de Bruce Lee), su primera historia fue presentada al público con el título visible en portada de The hands of Shang Chi: Master of Kung Fu. Se nos contaba que el inmortal villano chino había tenido un hijo seleccionando genéticamente a la madre más adecuada (la cual, claro, resultaba ser estadounidense) con el objetivo de dar lugar a un vástago que fuese la persona con mayor potencial para el combate físico de la historia de la humanidad. Educado desde la niñez para la excelencia en las artes marciales (en todas ellas, no solo en el Kung Fu, por cierto), y para sentir la más absoluta devoción hacia la figura de su padre, este hijo era para Fu Manchu tan solo una herramienta más para la dominación mundial. Con un noble y compasivo corazón, la primera incursión de Shang Chi al mundo exterior fue para cumplir una misión asesinando al anciano Doctor Petrie, uno de los oponentes de su inmortal padre en las novelas de Rohmer. Entonces descubrió que ni Petrie era el monstruo que le habían contado, ni su padre el salvador del mundo que decía ser. Volviéndose contra Fu Manchu al descubrir esos innumerables crímenes de los cuales siempre se le había ocultado cualquier información, Shang Chi emprendió un camino en solitario recorriendo el mundo con modestia, enfrentándose a los males que iban saliendo al paso de su camino sin más armas que sus apabullantes aptitudes para el combate cuerpo a cuerpo y su noble pero perspicaz naturaleza.
Fue todo un éxito. El personaje volvió a aparecer en el número siguiente, y en el 17 la colección Special Marvel Edition ya cambió su nombre definitivamente a ese The hands of Shang Chi: Master of Kung Fu que mantendría hasta su cancelación en el 125. Considerando que éste fue publicado en 1983, diez años después del comienzo de su andadura, se puede afirmar tranquilamente que Master of Kung Fu sobrevivió al boom de la moda que propició su creación.
Pero a pesar de las favorables críticas y ventas, el interés de los creadores se había resentido. Ellos tenían en mente una colección que, de algún modo complementase a la del Doctor Extraño aún yendo por separado, explorando la mística y filosofía asiáticas. Con la inclusión de los elementos de Sax Rohmer, el resultado final era más bien una epopeya de espionaje y peleas espectaculares con un toque exótico que, eso sí, estaba muy bien hecha. Cuando sus agendas empezaron a abarrotarse por distintos trabajos y hubo que abandonar alguno de ellos, Starlin y Englehart decidieron dejar Master of Kung Fu sin llevar en ella ni una decena de episodios.
Y tal vez, a pesar de lo que pudiese parecer, fue lo mejor que podría haber pasado.
En su deambular por la tierra buscándose a sí mismo y enfrentándose a los secuaces de su padre (y a otros personajes tan malvados como él) a Shang Chi le pasaron dos cosas reseñables. Primero, empezó a relacionarse con el resto del universo Marvel, aunque nunca llegó a ser un parte muy visible del mismo. Se encontró con Spiderman, el Hombre Cosa, el Samurai de plata, Víbora, Bumerang, Puño de Hierro, Ben Grimm, Hydra… e incluso fue un involuntario peón en un juego del Doctor Muerte. Segundo, fue colaborando cada vez más a menudo con Sir Dennis Nayland Smith, el ya anciano archienemigo de su padre en las historias originales de Rohmer. Este alto cargo del MI-6, una agencia del servicio de inteligencia británico, desarrolló una relación bastante inestable con el hijo de su némesis, oscilando entre lo paterno filial (llenando así Shang de algún modo el vacío dejado por la figura de su progenitor) y el amargo desencuentro entre ambos motivado por el uso métodos poco honorables propios del mundo del espionaje por parte de Nayland Smith. Shang Chi sentía que había sido engañado toda su vida y no estaba dispuesto a volver a ser manipulado por otra figura paternal y terminar siendo de nuevo un arma con la que cumplir objetivos políticos, menos aun mediante actos definitivamente cuestionables. Pero a pesar de rechazar de plano los “juegos de muerte y engaño” inherentes a las intrigas de las agencias de inteligencia, el idealismo de Shang no le cegaba, y una y otra vez acababa colaborando con Nayland Smith para destruir males aun mayores, incluyendo frustrar los distintos planes de su padre.
Esta faceta de sus aventuras, la que acabó generando el desinterés de sus creadores, fue precisamente la que abrazaron e hicieron progresar quienes vinieron a sustituirles. Doug Moench y Paul Gulacy abundaron en la relación de Shang Chi con los agentes de Nayland Smith, convirtiendo en secundarios permanentes a Black Jack Tarr (un enorme y rudo inglés fascinado por el arte de Frank Frazetta), Clive Reston (supuestamente hijo de James Bond y nieto de Sherlock Holmes, aunque nunca se refirió a ellos por sus nombres) y a Leiko Wu, que acabaría siendo el amor del hijo de Fu Manchu. El grafismo de Gulacy, heredero del de Jim Steranko fue creciendo incorporando técnicas y referencias cinematográficas, y junto a los trepidantes guiones de Moench crearon uno de los clásicos indiscutibles del medio durante los años 70. Crítica y ventas se rindieron ante un tándem creativo que plasmaba en viñetas sagas tan espectaculares que parecían filmes jamás rodados de James Bond y Bruce Lee, películas imaginarias con presupuesto infinito.
Además, no se dejaba de lado la introspección de un Shang Chi que enfrentaba sus contradicciones internas mezclándose en actos de terrible violencia, mientras deseaba abrazar el pacifismo. Sus reservas a usar su inherente talento para la agresión le hacía más apropiado incluso que cierto mutante canadiense para el slogan “soy el mejor en lo que hago, pero lo que hago no es agradable”, si le arrebatásemos a la frase una dosis de fanfarronería y la sustituyésemos por otra de triste resignación. Las a veces lánguidas reacciones de los secundarios distaban mucho de describir personalidades planas, aportando unos sorprendentes toques casi Bergmanianos a estas películas de espías y artes marciales en papel.
Y así Moench y Gulacy grabaron a fuego un hito del cómic. El éxito fue tal que aparte de gozar de su propia serie, se empezó a publicar paralelamente la revista en blanco y negro para adultos Deadly Hands of Kung fu, con lo que Shang Chi, (acompañado allí por otros héroes Marvel relacionados con las artes marciales) tuvo un honor editorial reservado a Conan, Doc Savage o Dracula.
Pero todo acaba y esta época dorada duró hasta el número 51 de la colección regular, momento en el que el dibujante la abandona. Los guiones empiezan a tambalearse también y el brillo de la serie se va perdiendo mientras Jim Craig se ocupa de los lápices sin aportar nada especial. El título parece haber perdido el rumbo y la definición, publicando una historia insulsa tras otra.
Es la llegada de un joven Mike Zeck en el número 64 la que parece volver a poner en marcha el talento de Moench. Poco a poco Master of Kung Fu va dejando atrás su desgaste mientras se sumerge en la gigantesca saga “Guerreros del amanecer dorado”, que marca otro de los momentos álgidos de una colección llena ya de genialidades. Tanto el guion como el dibujo vuelven a alcanzar cotas altísimas durante casi cuarenta entregas.
Hay que resaltar que a los magníficos lápices de Zeck ayudaron los preciosistas acabados en tinta de Gene Day, el cual a la marcha en el número 102 del futuro dibujante de Secret Wars y Punisher, tomará el relevo como artista completo. Moench da cuerda a su nuevo dibujante, y terminan ofreciendo una historia de importancia capital, la de la muerte definitiva (por aquel entonces) de Fu Manchu.
Day consigue, a pesar de cierto estatismo en sus figuras, que su etapa recuerde en lo gráfico a las dos mejores de la serie: por un lado al haber entintado a Zeck, da una sensación de continuidad en el reemplazo, de no haber un cambio brusco; por otro decide ir en la dirección de Gulacy respecto a la experimentación en la puesta en escena de las viñetas en las páginas, consiguiendo resultados realmente brillantes, tal vez incluso superando en esta cuestiónal dibujante de Slash Maraud.
Pero tales experimentos no eran del agrado de Jim Shooter, el editor en jefe de Marvel. Sus encontronazos eran constantes y muchas de las propuestas plásticas de Day eran zancadilleadas desde arriba. Shooter tampoco tenía buena relación con Moench y estas fricciones terminaron ocasionando la salida de la serie, primero de Day en el número 120, y dos entregas después del propio Moench. Inmediatamente después, la polémica se desató en dos frentes. Moench acusó a Shooter de querer hacer cambios demenciales y una autentica escabechina matando a docenas de personajes, no solo en Master of Kung Fu, sino en toda la línea Marvel, enzarzándose con el editor en jefe de la editorial en un cruce de desmentidos y afirmaciones que todavía no parecen haber arreglado. Además, Gene Day murió casi inmediatamente después de abandonar Master of Kung Fu y una vez mas Shooter fue señalado con el dedo, esta vez por parte de Dave Sim (el creador de Cerebus) como responsable de haber presionado a un Day con delicada salud hasta haber provocado su muerte. Con los años, los hermanos del fallecido han salido a la palestra pública de internet para apoyar y exculpar a un aliviado Shooter de esta acusación.
En cualquier caso, la colección, cuyas ventas lo cierto es que ya iban en franco declive, se cerró en su entrega 125, tres después de la marcha de Moench. Los bizarros cambios que supuestamente Shooter iba a hacer (matar a todos los secundarios y volver a Shang Chi un villano) no se llegaron a dar y se le dio un adecuado final a las aventuras del protagonista, retirándole de la espiral de violencia que había caracterizado su existencia a una sencilla vida llena de armonía como pescador. Shang Chi, el hijo del infame Fu Manchu se reencontraba con su madre y por fin, conocía por fin la paz que siempre había ansiado.
Pero claro, en Marvel las cosas funcionan como funcionan y durante los siguientes treinta años, a Shang Chi se le ha ido sacando de su retiro aunque fuese con cuentagotas. Durante los ochenta un par de one-shots por aquí y un serial en la antología Marvel Comics presents por allá… En los años noventa apareció de invitado en un anual del Caballero Luna y en Journey into Mystery… pero sin duda, lo que más recordarán los aficionados españoles es su participación en X-Men cuando Carlos Pacheco acababa de desembarcar en el título, justo antes de Operación Tolerancia Cero. El Gaditano cambió el look del artista marcial para convertirlo en un sosias de Bruce Lee y así hacer patente el homenaje que Paul Gulacy ya había hecho en alguna ocasión.
En el año 2002, los aficionados y seguidores de Shang Chi recibieron con expectación una noticia: los mas aclamados autores de Master of Kung Fu, Moench y Gulacy revisitarían al personaje y sus secundarios en una miniserie bajo el sello MAX para adultos. Esto último parecía especialmente esperanzador, ya que daba la impresión de que nos dejaría una historia en la que los artistas podrían contar lo que quisieran sin cortapisas y dando rienda suelta a todo su talento. Sin embargo, ni escritor ni dibujante eran ya los que habían sido y la verdad es que Hellfire apocalypse fue una historia decepcionante y bastante olvidable.
Poco a poco las apariciones del personaje en diversos títulos van proliferando: le vemos en la serie Marvel Knights, en Heroes for Hire, en la saga Tierra de Sombras, entrenando a Spiderman cuando éste perdió su sentido arácnido, participando en Spider-island… Finalmente Ed Brubaker le recupera de una forma mas o menos fija en Vengadores Secretos, donde su resucitado padre juega un papel importante como parte del Concilio de las Sombras, los oponentes más o menos fijos de la colección. Cabe resaltar que no solo se trajo de vuelta al villano, también se le cambió de nombre. Esto fue debido a que Marvel ya había perdido hacía tiempo la licencia para usar a los personajes de Sax Rohmer, con lo que nunca se le podía nombrar directamente, hablándose de él como “mi padre ” o usando otros genéricos. Esto ha llevado a una situación parecida a la de ROM, en la que no puede reeditarse un clásico de estas dimensiones por contener referencias a personajes de los que Marvel ya no tiene los derechos, la cruz para la cara de mezclarlos con su universo propio.
Durante un tiempo, el co-creador Steve Englehart declaró en varias ocasiones que creía que simplemente Marvel cambiaría los nombres de los personajes de Rohmer en inminentes reediciones sorteando así el problema, y que en concreto Fu Manchu pasaría a ser Garra Amarilla, el villano casi idéntico de la casa. Pero nada de esto acabó cristalizando y Brubaker, ante la incómoda situación reveló en su serie que el villano ha tenido muchos nombres a lo largo de su prolongada existencia y que el verdadero siempre fue Zheng Zu, con el que se referirán a él a partir de ese momento.
Shang Chi ha sido incorporado en los últimos tiempos por Jonathan Hickman a la primera línea de Los Vengadores, apareciendo tanto en esa serie como en Vengadores Mundiales. Es un personaje secundario, de culto comparado con Spiderman, Iron Man, Thor o Lobezno. Pero ahí está, compartiendo cabecera con todos ellos en la franquicia más popular hoy por hoy de la editorial. Ahora se le ha concedido una miniserie propia. ¿Dará finalmente un salto en popularidad suficiente como para obtener una cabecera regular? Y, más importante: de darse tal cosa ¿llegaría a las cotas de calidad de sus anteriores etapas de los años 70 y 80?
Edición original: Marvel Comics
Guión: Mike Benson
Dibujo: Tan Eng Huat
Entintado: Craig Yeung
Color: Jesus Aburtov
Formato:Grapa, 32 páginas
Precio: 3,99 $
Deadly hands of Kung Fu era un magazine en blanco y negro editado en los años 70 por Curtis Circulation Company, un sello de Marvel para lanzar productos en éste formato, como lo fueron Dracula Lives!, Savage Sword of Conan o Marvel Preview. El título albergaba historias relacionadas con las artes marciales, una de las modas de la época, y aparte de artículos sobre esta temática y reseñas variadas de estrenos de cine del género, por allí podíamos ver a personajes como Puño de hierro, los Hijos del tigre y sobre todo a la estrella de la revista: Shang Chi, Master of Kung Fu. A la hora de presentarnos hoy por hoy una miniserie sobre este personaje, se ha optado por usar el viejo, nostágico y evocador nombre de aquella revista que contenía escritos homenajeando a Bruce Lee y que lucía portadas de gente como Neal Adams, Ken Barr o Bob Larkin.
Es difícil emitir un juicio sobre esta primera entrega sin hacer un desglose diferenciado, ya que sus dos aspectos fundamentales, guion y dibujo, se encuentran muy desigualados y suscitan sensaciones encontradas.
Por un lado, y dejando la magnífica portada de Dave Johnson aparte, la labor visual del artista malayo Tan Eng Huat deja mucho que desear, brillando por su ausencia cosas como los fondos y llegando a destilar un aire decididamente amateur. Una desconcertante involución parece haberse apoderado de los lápices de éste galardonado con un premio Eisner. Llama la atención que a estas alturas Marvel publique un producto con un apartado gráfico tan mediocre, pero vistos los resultados de Ultimate FF, tal vez no deberíamos extrañarnos tanto.
Por otra parte, el trabajo guionizando de Mike Benson resulta bastante más digno. Es cierto que no queda ningún rastro el exotismo que el título evocaba en los años setenta, y que más bien nos encontramos simplemente con una historia de espionaje y acción protagonizada por Shang Chi, uno de los mayores artistas marciales del universo Marvel. Pero es que efectivamente, a pesar de renunciar a esa baza del encanto por lo oriental, se nos compensa con un relato que fluye de forma dinámica, con acción a raudales, y con una apertura que impactará a los seguidores del personaje y de su elenco de secundarios.
Reconocemos además a Shang perfectamente en esos monólogos internos llenos de reflexiones que plasman los textos de apoyo en primera persona. Quizás una pizca de hipocresía haya anidado con los años en su noble alma a juzgar por su actitud cuando toma un escudo humano, pero esencialmente, el hijo de Fu Manchú nos resulta familiar en su caracterización. Varios elementos, tanto del viejo titulo Deadly hands of kung fu (los Hijos del tigre) como del universo Marvel (un villano habitual de uno de sus compañeros en los Vengadores) ayudan a consolidar el escenario en el que se desenvuelve el protagonista.
El blockbuster desenfrenado se toma una pausa cuando su protagonista es informado por el Capitán América de los hechos acontecidos en el prólogo y debe viajar de vuelta al Londres que hace años abandonó a cumplir con un triste deber. Allí, tras encontrarse con unos misteriosos atacantes, tendrá un frío reencuentro con uno de su viejos amigos del MI-6, el cual le manipulará para involucrarle en uno de esos “juegos de engaño y muerte ” que el maestro de Kung fu siempre despreció.
La trama parece interesante, y aquello que la desencadena nos causa el suficiente impacto como para dejarnos atónitos y con ganas de leer mas. El trepidante ritmo es adecuado, y el contraste con los pensamientos expuestos del protagonista ayudan a que no sea una simple sucesión de escenas de golpes y explosiones. Pero el apartado gráfico lastra de forma demasiado rotunda esta miniserie que, dada su escasa duración (cuatro números), probablemente no tenga ya margen de maniobra para rectificar y ofrecer un producto más equilibrado y disfrutable.
«la labor visual del artista malayo Tan Eng Huat deja mucho que desear, brillando por su ausencia cosas como los fondos y llegando a destilar un aire decididamente amateur. Una desconcertante involución parece haberse apoderado de los lápices de éste galardonado con un premio Eisner. Llama la atención que a estas alturas Marvel publique un producto con un apartado gráfico tan mediocre, pero vistos los resultados de Ultimate FF, tal vez no deberíamos extrañarnos tanto.»
Creo que no podría estar más en desacuerdo ni aun haciendo fuerza (y sin cagarme). De acuerdo con que el arte de Tan Eng Huat no es para todos los gustos, pero es el mismo Tan Eng Huat que ganó el Eisner, el mismo que acompañó a Simon Spurrier en su debut con Estela Plateada: En tu nombre, y el mismo que ha entregado algunos de los mejores números de X-Men Legacy. Su estilo apenas ha variado con los años y es más que habitual la alternancia de alto nivel de detalle en algunas viñetas y ondulaciones desatadas con locura en otras. La anatomía prima menos que la plasticidad, es cierto, pero a mí en este tipo de historias me parece hasta apropiado. En la Doom Patrol por los diseños estrafalarios, en el Surfero y Legacy por las posibilidades que otorga lo cósmico/psicodélico y aquí por las virguerías de artes marciales que realizan los personajes.
En cuanto al choque que produce en el lector medio, podría compararse con Humberto Ramos en la polarización de las respuestas ante su arte «diferente» (cambiando la influencia cartoon de uno por el LSD del otro). Y a mí, personalmente, me encanta su estilo y me parece que suma con creces al guión de Benson.
No es un cómic de sobresaliente, pero sí de notable y estoy seguro de que, si el guión sigue acompañando durante los 3 números restantes, va a quedar una miniserie muy apañada con la que me haré.
P.D. ¿Ves? Hoy no peleamos por las notas, sino por los gustos artísticos. Es una mejora xD. Y enhorabuena por el currazo de «investigación». Muy interesante. Gracias.
Gracias por estos artículos, supercurro!
Fantástico repaso.
Después de saber que en unos meses tendré Miracleman reeditado en mis manos (aunque sea con lo de «el guionista original») no pierdo la esperanza de tener el Sang Chi de Mounch Gulacy algún día. Y ya, por pedir, el resto de la etapa, aunque eso me parece casi más difícil.
La reseña no la leo hasta que lea el tebeo.
Muy buen repaso, sí señor. Me encanta que se intente mantener viva la llama de determinados tebeos que por problemas de derechos, por estar descatalogados o por circunstancias similares corren el riesgo de caer poco a poco en el olvido.
Como parece que ahora nos ha dado por revivir los tiempos de patadas voladoras y ataques de la grulla, no me quedaría bien conmigo mismo si, a pesar de lo poco que me gusta el spam, no emplazara a quien interese a leer los impresionantes (de verdad, echadles un vistazo, que merecen muy mucho la pena) artículos que el compañero de Universo Marvel Taneleer Tivan se ha currado en la web Excélsior a propósito de Master Of Kung-Fu: http://excelsior.universomarvel.com/articulos_excelsior.html. Para imprimirlos y degustarlos con calma.
Lo quiero de supporting cast en una pelicula de iron fist!
Dejando de lado la magnífica retrospectiva de la historia del personaje realizada por Sergio, creo que en la cuestión del apartado gráfico estoy más de acuerdo con el Reverendo que con él. Pero bueno, ya se sabe que Tan Eng Huat es un dibujante con un estilo muy particular dentro del feismo tirando a undie, y que no es lo mismo salir de disfrutar su trabajo en X-Men Legacy, que encontrárselo de bruces por primera vez o tras tiempo sin topar con él.
En este Deadly Hands of Kung-Fu no es que haga su mejor trabajo y se qudan patentes bastantes de sus limitaciones, pero lo veo nítido, claro y -sobre todo- con una agilidad tremendo para reflejar las peleas de artes marciales.
Cito por ejemplo el asalto al helicóptero de calavera o la pelea del callejón y no me tiembla el pulso para afirmar que la mayor parte del vertiginoso brío y la fuerza que transmiten es mayormente gracias a a Huat.
Sobre el cómic en general, está bien. Benson sabe componer una historia mezclando elementos de espionaje a lo James Bond con mucho kung fu a la mejor tradición de Bruce Lee, sazonado con un buen uso de la mitología Kung Fu del U.M. Aun así, tampoco pasa de ahí, faltándole ese «algo» que lo haga destacar más allá del mero tebeo cumplidor
Yo le hubiera puesto por lo menos un 1,37
El pavo éste tiene un trazo normalito pero no es mal narrador. El problema es que lo comparas con los grandísimos dibujantes de la serie original y y no llega ni a dibujante de fanzine. Mira que tenía de donde copiar y se ha limitado a colocar viñeta tras viñeta sin intentar aportar la mas mínima alegría a las páginas.
El artículo, una gozada.
Una pregunta: ¿Cuando pasa la familia Fu-manchu a dominio público? Leo en la Wiki que fué creado en 1913.
Y otra: ¿Tampoco se pueden reeditar o emitir en la tele las películas en las que sale este personaje?
Pues más grave ha sido mi caso, Jorge, que con el guión del principio el bueno de Sergio le daba un ¡-1!
Continuando con la tradición de repasar el resto de los cómics semanales del All-New Marvel Now!, decir que me baneen pero yo digo que…
– X-Force: Spurrier se mete brio, pero lo de Jorge Molina ya es de otro mundo. Posiblemente el mejor número de la serie hasta la fecha, pero sigue moviéndose en ese terreno en el que no sabe si conseguir el hervor que le falta para definirse o quedarse en tierra de nadie.
– Vengadores Encubiertos: Mantiene la sensación de que se están acelerando demasiado los acontecimientos, pero la interrelación entre los personajes y los nuevos jugadores sigue siendo oro
– Cuatro Fantásticos: Hora de las tortas. Número de galletas e introducción de más personajes clásicos (y no tan clásicos) de la franquicia, para que Robinson de un nuevo paso en la caída en desgracia de la primera familia
– Vengadores Secretos: Kot se esfuerza por molar. Lo consigue, pero habría que recordarle que también hay que currarse el fondo.
– All-New Ghost Rider: Tradd Moore es de ultraterreno, y Felipe Smith se divierte poniendo patas arriba la mitología del motoreta para que haga su magia.
– All-New Ultimates: Michel Fiffe puede terminar siendo una interesante adición al cómic mainstream americano. Aqui se le ven alardes, pero lo mismo todavía está demasiado verde
– Capitán Marvel: No tengo demasiado claro hacia donde va esta serie ni que pretenden contarnos DeConnick y López
– Rondador Nocturno: Probablemente lo más retro que haya escrito Claremont en su vida
– Lobezno: Suma y sigue
Me encantan estos artículos sobre series o personajes clásicos que te cuentan toda su historia con tanta claridad. Más o menos sabía lo de los derechos de Fu Manchu y los problemas de reedición de este material, pero el texto lo explica todo muy bien. Estupendo artículo Sergio.
Por otro lado, se echa de menos alguna muestra del desastroso o acertado arte del dibujante, no? Para que los que no le conocemos nos hagamos una idea.
Sugerencia: podríais hacer otro especial de la revista ZN con una recopilación de reseñas de este tipo, no? Quedaría muy chula. Recuerdo otra relativamente reciente de Batman y los Outsiders que me encantó. Seguro que tenéis material de sobra.
Pues a mí el tal Taun Eng Huat no me parece malo, sino lo siguiente. Este chico me repele especialmente.
Y precisamente como me canta más es como narrador. Me parece como un Leinil Francis Yu pero en mucho peor.
Me ha sorprendido bastante descubrir que tiene un Eisner.
La verdad es que en Punisher y Moon Knight no me molestó demasiado ni le presté mucha atención, pero fue leerme la serie Thor: Primer Trueno y me quedé bastante traumatizado con su arte.
Igual ahí no estuvo muy inspirado y es que no he leído su serie de Legión o sus mejores trabajos, pero no me gusta un pelo este chico.
Articulazo Sergio, especialmente la parte dedicada a la serie clásica.
«Una pregunta: ¿Cuando pasa la familia Fu-manchu a dominio público? Leo en la Wiki que fué creado en 1913.»
Las leyes cambian por paises. En EEUU va en función de la fecha de publicación y en Europa de la muerte del autor.
En teoría, Fu-Manchu ya es un personaje libre porque sus primeras novelas son anteriores a 1922. Pero en Marvel no solo usaban a Fu-Manchu, sino a su hija, Petrie, Dennis Nyland… etc. Puede que no todos estén libres por pertenecer a novelas posteriores a 1922.
Entonces, por qué Marvel no usa tranquilamente el nombre de Fu Manchu y en vez de eso se dedican a resucitarlo con otros alias? Pues porque todo es muy pantanoso legalmente y probablemente prefieren curarse en salud.
Desde hace décadas, Disney lleva metiendo mano entre senadores (hola, Sonny Bono) y Tribunal Supremo para que se aprueben leyes y prorrogas que impidan que Mickey y sus creaciones pasen a dominio público y de momento les va muy bien.
Creo que ahora mismo la cosa está más o menos en que lo que pasará a dominio público serán las obras originales, pero no los personajes en sí. Vamos, que en unos años podrás proyectar el corto ese de Mickey en el bote si te da la gana pero no crear tu propio material con él.
Debido a la lucha de Disney, todos los personajes posteriores a Mickey(que no es el caso de Fu-Manchu) se están beneficiando de las mismas ventajas.
Pero seguramente si lo intentas explotar te va a caer encima un ejército de abogados de aupa y no merezca la pena ni intentarlo. Cada personaje es un caso: en teoría en Europa Conan es Libre porque Howard murió muy joven y ya han pasado 50 años, pero en EEUU no lo es porque se rige por otros plazos y si intentas usarlo, la fundación Howard se mueve muy activamente para joderte la vida (ya les pasó a unos que estaban haciendo un corto); en cambio con John Carter sí se ha cumplido que puedes usar al personaje y elementos de sus primeras novelas, dándose el caso de que Dynamite publica un serie de comics desaprobados por los descendientes del autor… parece que cada caso hay que tratarlo por separado… El Zorro original de novela debería ser libre, pero la mayoría de sus elementos fueron inventados posteriormente para el cine… Peter Pan debería ser libre, pero no pudo ser usado en Fábulas porque hay una ley especial en Inglaterra que da sus derechos a perpetuidad a un Orfanato…
Al final, diría que todo se reduce a que, con el actual sistema legal, cualquier personaje que tenga interés económico para alguien con recursos jamás será liberado, ya se buscará el interesado alguna excusa para que la ley le de la razón . Si los del siglo XIX lo fueron era porque seguramente nadie pensaba que podrían tener tanto valor como marca comercial en sí misma.
Solo hay que fijarse que los personajes y películas que han sido declarados como de derechos libres ha sido siempre por descuidos o porque a nadie le intreresaban o no les veían algún valor (como muchísimos supers de la golden age), pero hoy día eso ya no se les va a pasar.
Con Fu Manchu debe pasar que habrá unos herederos de Rohmmer o alguna fundación o alguien que ejercen mucha presión o se habrán escudado en alguna clausula especial, porque no es solo Marvel, Alan Moore también tuvo que usarlo sin ponerle nombre.
Por supuesto, yo no soy abogado y todo esto que digo son cosas leídas por internet, igual me equivoco.
Gracias a todos por los comentarios, la verdad es que ha sido un gustazo escribir la entrada.
Sobre Tan Eng Huat, solo puedo reiterarme, y creo que el ejemplo que Reve pone, Humberto Ramos, viene al pelo porque le pasa lo mismo: Me carga que disculpen sus deficiencias técnicas escudándose en el estilo. Me da igual que sea Cartoon (Bruce Timm también lo es y no me veréis quejándome de él. O de Arthur Adams. O de Darwin Cooke. O de Paul Grist), incluso tipos tan grises como Paul Ryan son mucho mas merecedores de mi respeto como dibujantes a pesar de tener estilos menos atractivos y encuadres taan convencionales. No todo es dibujar caras agradables y lineas cinéticas, si distorsionas la perspectiva y la anatomía, en mi opinión debe ser porque las domines y quieras experimentar (y ahí tenemos como muestra de ese toque LSD a Sienkiewicz), no porque no tengas asentadas sus nociones. Y respecto a narrativa, tampoco creo que nos encontremos ante un Sal Buscema precisamente. Si encima estas vago y no dibujas los fondos, pues yo te pongo un 1.
PD: En cualquier caso, me alegra debatir esto y no el tema de las estrellitas, si 🙂
Genial artículo, Sergio, muchas gracias por tu currada!!
Y me uno al coro… Eng Huat me parece un dibujante flojísimo!!
y si su storytelling no funciona, igual es que se perdió la clase de narrativa…
Desde luego el resultado final del dibujo en Legacy le quedaba bastante mejor que aquí, ya sea por el cambio de colorista o porque Huat está menos motivado o anda más apurado. Pero si que en esta miniserie parece bastante flojo.
A destacar el par de escenas donde a ciertos personajes les clavan cuchillos y parece que en lugar de clavarse el cuchillo desaparece.
A este articulo le falta la bandas sonoras de las pelis de artes marciales de los 70 para acompañar.
En cuanto al cambio de nombre de Fu-man-chu, como anécdota, en la colección de Pantera Negra, aparecía este metido a calzador para pedir que el regente de Wakanda se casara con su hija y pedia que no le llamaran por ese nombre porque «Es un nombre estupido que significa Hombre de la Dinastia Manchú»
Khonshu: Me ha sorprendido bastante descubrir que tiene un Eisner.
Seguro que se lo compró a los de El precio de la historia.
Oye, vaya tocho te has marcado. Espero que lo hayas copipasteado.
Mantengo que la narrativa de este pavo no es mala. Se entiende todo perfectamente, algo de lo que no pueden presumir unos cuantos «artistas» consagrados y adorados por los fans. Es aburrido, pero está bien contado.
«Oye, vaya tocho te has marcado. Espero que lo hayas copipasteado»
Me autocopié de otro mensaje mío en un post anterior sobre Shang Chi. Lo reescribí todo con la idea de sintetizarlo, pero al final no pude evitarlo y creo que me quedó más largo. Envidio a la gente que es capaz de emplear solo las palabras justas.
En cuanto al artículo, coincido con Sergio en el chasco que supuso en su momento la mini Max de Master of Kung Fu. Pintaba que iba a estar tan guay y fue tan… Meh. Creo que Moench no supo adaptarse a los tiempos e hizo un producto muy desfasado.
Y verlo en los Vengadores (aq Shang, no a Moench) me resulta penoso. El «chino» no pega nada ahí con artefactos que le hacen superfuerte y codeándose con Thor.
Donde único ha molado el personaje en los últimos años ha sido en manos de Brubaker y Ellis (genial Aja) en Secretos. Será porque lo volvieron a meter en un entorno de espionaje con tintes superheroicos, que es donde mejor funciona.
Para mi lo ideal sería que Marvel le diera una serie de este palo con un guionista del estilo Bru o Rucka y con un buen dibujante con un tono más clásico y noir. Un Rags Morales, por ejemplo, que parece que no tiene curro fijo en la compañía.
Khonshu: «Para mi lo ideal sería que Marvel le diera una serie de este palo con un guionista del estilo Bru o Rucka y con un buen dibujante con un tono más clásico y noir. Un Rags Morales, por ejemplo, que parece que no tiene curro fijo en la compañía.»
Desde luego, esa serie contaría con mi dinero. Es más, creo que podría ser una serie que le iria muy bien a Bendis.
Un Deadly Hands of Kung-Fu rollo noir y con Bendis podríar mola mazo.
Por cierto, ¿nadie va a comentar el primer numerazo de The United States of Murder? El mejor Bendis de vuelta, señores.
No he leído el cómic reseñado, pero sí el artículo, y en mi opinión merece un 9,73. Sin duda sirve para conocer que el personaje era algo más que una mera copia de Bruce Lee.
Khonshu:
«Para mi lo ideal sería que Marvel le diera una serie de este palo con un guionista del estilo Bru o Rucka y con un buen dibujante con un tono más clásico y noir. Un Rags Morales, por ejemplo, que parece que no tiene curro fijo en la compañía.»
Mi voto a favor, especialmente por Rags Morales. Me parece perfecto para dibujar artes marciales y además tiene ese toque retro que puede ir perfecto para este tono clásico y noir que comentas.
Daniel Gavilán:
«- Rondador Nocturno: Probablemente lo más retro que haya escrito Claremont en su vida»
Pues sí, retro en doble sentido, porque si a veces decimos que las historias parece que no avancen, en este caso parece que hasta retrocede. No es sólo que no pase nada nuevo, es que hemos vuelto a la mitad del #1 de esta misma serie… Claremont me gusta (es guapo y escribe bien), y por supuesto que escriba a Rondador Nocturno siempre es una gozada (aunque sea el texto de apoyo de la ficha del personaje), pero como esta serie no despegue terminará por caer de mi lista… En todo caso, in Claremont and Kurt we trust! A ver qué tal el #3…
Saludos!
Articulado. Sobre todo, lo tocante a las series clásicas del personaje.
A mí, era un personaje que ni fu (manchú) ni fa, la verdad, pero últimamente me ha picado el gusanillo por conocer esos tebeos que estaban al margen (o en los márgenes) del Universo Marvel como ROM, Los Micronautas o este mismo Sangre Chi. Y me doy cuenta, además, de que estas series tenían una calidad igual o mayor que los mejores títulos de la Casa de las Ideas siendo, encima, más arriesgadas y personales. Ojalá reeditasen esos tebeos. Si no, tendré que buscarlos… por otros medios.
«Articulado»
La madre que me parió…
Evidentemente, quicir articulazo.
El repaso histórico genial, mola mazo y está claro y detallado.
Resulta curioso que hace poco cayó en mis manos un TOTEM de nueva frontera de finales de los 70.Para quien no los conozca, eran unos tebeos de gafapastas en cuyas páginas estaba lo más nutrido del cómic internacional de cualité; MOEBIUS, HUGO PRATT, CAZA, CREEPAX, etc…con historias intelectuales y tal. Pues bien; en este número había un artículo de JAVIER COMA, antiguo crítico de cómic gafapasta…alabando esta obra de Moench/ Gulacy y llamando la atención sobre ella y lo excelso de su propuesta. O sea; que incluso una revista de ese estilo (justo es decir que no tan presuntamente elitista como las de toutain) glosó las virtudes de esta obra.
Obra que, por cierto, sí que merece una reedición, aunque sea llamando Pepe a fu manchú.
Pues oye, lo de llamarlo Sangre Chi no está mal…
Saludos!
El #28 va por el #25
XXXXD
Gracias por el toque, Terrific. Se me había pasado por completo el gazapo.
Puto tablet.
XXXXD
Iso son ascusas. Llo tanviem etoi uzando un tabbblet i no tanjo nin gun problllemo.
No hombre, que iba en serio, el nombre de Sangre Chi mola!
Y Sangre China es todavía mejor.
Ya puestos, seguro que si lo llamaran Sangre Chi Chi vendería mucho más.
Y, Oci, estoy en desventaja. Yo no poseo un IPad, esa maravilla de la tecnología.
Cambio mi Ipad por una tableta Android ahora mismo. Esto es como una puta carcel.
XXXD
Ah, te jodes. Yo, con mi Android de 10 pulgadas, soy feliz cual perdiz.
Buff, Bendis con Shang Chi.
Eso ya lo vimos con Guerreros en Ultimate Spiderman. Estuvo bastante bien, pero no sé si repetiría. Creo que el de Cleveland tiraría por un toque más mundano, cambiándole al personaje el glamour de agencias secretas que tan bien le va por un toque urbano. No veo a Bendis no se currándose complejas tramas de espionaje, no va con él.
Yo creo que donde muchos vena a Bruce Lee en Operación Dragón cuando piensan en Shang, Bendis visualiza más bien a Jackie Chan en Duro de Matar.
Solo un apuntillo: Shang Chi también apareció en un número de MAX Wisdom, lo mejor que Paul Cornell ha hecho en Marvel, EMHO.
Repaso espectacular, felicidades otra vez Sergio. Este tipo de artículos son para enmarcar. Respecto a la mini-serie ( 4 números creo recordar) con pocas esperanzas de poder catarla por estos lares, al igual que todo ese material clásico tan demandado por casi todos. Del tal Tan eng Huat solo conozco el trabjo que hizo con Spurrier en Estela Plateada y no me disgustó ( un 5.779 con la nueva valoración)
«Shang Chi también apareció en un número de MAX Wisdom, lo mejor que Paul Cornell ha hecho en Marvel»
Añado el Capitán Britania y el MI-13, serie muy disfrutable y con unos personajes que yo echo de menos en algunos de los muchos supergrupos que andan por ahí ( el propio Wisdom o el caballero Negro)
«Añado el Capitán Britania y el MI-13,»
A mi esa serie, no sé si por el hype que había con ella o qué, no terminó de gustarme. Aunque sin duda tenía momentos muy buenos, otras veces se hacía un poco confusa.