Hace un par de años, durante el 50 aniversario de Spiderman, se le propuso a Dan Slott que como parte de la celebración escribiese una miniserie revisitando los orígenes del hombre araña, una especie de Año Uno como los dedicados a Batman, Robin, Batgirl, Green Hornet y tantos otros. El guionista empezó a darle vueltas a la idea pero el proyecto se le resistía, no encontraba manera de abordarlo de forma que le resultase satisfactoria. Según Slott el Amazing Fantasy número 15 en el que el trepamuros hizo su primera aparición es “una de las mejores historias de origen de todos los tiempos”, “algo bello y elegante”, y no veía forma de introducir algo no superfluo en ella. Resulta curioso que declarase algo así, que desprende un respeto casi reverencial hacia los episodios fundacionales de Spiderman, cuando tantos fans detractores suyos afirman que no conoce ni ama al personaje.
El año de la onomástica, 2012 fue pasando y el asunto quedó algo olvidado, pero el escritor seguía dándole vueltas, era una espinita clavada de la que no se conseguía deshacer. Poco a poco fue dando con ideas que consideró validas para crear una historia solida, y el proyecto fue tomando forma. Por fin, tras pasar un año presentando una versión distorsionada del hombre araña en Superior Spiderman, en Mayo pasado Slott pudo darse el gusto de presentar esta miniserie de la cual dijo que era “una carta de amor a Spidey”. Aprovechando el tirón del reciente estreno de la película Amazing Spiderman 2: El poder de Electro, y el consecuente relanzamiento de la mítica cabecera Amazing Spiderman, se lanzaron también cinco entregas con una curiosa numeración: 1.1, 1.2, 1.3, 1.4 y 1.5. En ellas se acogía esta retrospectiva de las primeras andanzas del lanzarredes, y unas hermosas portadas de Alex Ross contribuían a promocionarlas.
Para este relato titulado Learning to Crawl, Dan Slott ha tenido la buena vista de no repetir lo que muchos lectores consideraron los errores (o incluso ofensas) en la última revisión de este estilo que sufrió el personaje, aquel Chapter One firmado por John Byrne: En lugar de reescribir la historia conocida, simplemente le ha añadido a ésta acontecimientos supuestamente nunca vistos hasta ahora, siguiendo un poco la estela de Las Historias jamás contadas de Spiderman de Kurt Busiek y Pat Oliffe, o más cercanamente de Los Vengadores: Año Uno de Joe Casey y Scott Kolins. Se dan por sabidas y conocidas las aventuras originales contadas por Stan Lee y Steve Ditko de 1962, y se procede a contar lo que pasaba entre viñetas y páginas de ellas, engrasando mecanismos y rellenando fisuras. También se recrean escenas ya vistas, pero sólo puntualmente y para poner de relieve el marco de lo contado. El primer gran acierto de Learning to crawl es que no pretende sustituir a los clásicos, sino ampliarlos.
Ese método permite a Slott tocar la siempre espinosa cuestión del paso del tiempo en el universo Marvel. Un asunto ya manido, pero sin respuesta satisfactoria: Si las aventuras del hombre araña llevan publicándose más de 50 años ¿no debería éste ser un anciano? Y si, como se nos dice desde Marvel, aquellas aventuras sucedieron hace tan solo 12 o 13 años ¿no debería haber presencia de nuevas tecnologías o verse modas no tan lejanas en aquellos cómics? El escritor juega a introducir todos esos elementos en su relato, complementando los de Lee y Ditko para que el total parezca sucedido hace poco más de una década de una forma plausible. De ese modo podemos de algún modo sostener una suspensión de la incredulidad, y dotar a la obra de atemporalidad a la vez que, paradójicamente, de un emplazamiento temporal concreto. Slott lo compara en ese aspecto con el Pulp Fiction de Quentin Tarantino, que fue rodada y acontece en los años 90 pero tiene un espíritu y estética totalmente setenteros, o con la serie de dibujos animados Batman de Paul Dini y Bruce Timm, que parece transcurrir en los años 40 o 50, pero en la cual aparecen elementos como cintas de video VHS propias de la época en la que fue realizada. Y la verdad, el resultado convence y consigue esos objetivos, además de algunos otros. El magnífico arte de Ramón Pérez, feista, oscuro, angustioso, y alejado del estilo del cómic de superhéroes mainstream, aporta su granito de arena evocando de algún modo las atmósferas algo deprimentes de Steve Ditko, aunque conserve su propia personalidad.
Además, se han mantenido intactos los looks de los personajes, sin ser modernizados, achacando este hecho si queremos a las modas retro que cada cierto se imponen cíclicamente en el mundo real. Los tebeos de Lee y Ditko, por tanto, sólo mostrarían personajes y situaciones afectados por esa tendencia, quedando esta miniserie para enseñarnos el resto de indumentarias y avances implantados en el día a día de la gente de a pie de la época en la que ahora se decide que acontecieron los hechos de aquellos tebeos. Slott juega a que todo esto no se enseñaba en los cómics originales “casualmente”, pero que estaba ahí y que es solo ahora cuando lo vemos. Gran parte del disfrute de esta historia depende de la predisposición del lector para entrar en este juego y aceptar la premisa propuesta, para así dejarse llevar en este viaje que el guionista nos propone.
¿Cómo encaja exactamente Learning to crawl en los primeros episodios de Amazing Spider-man? Bueno, como hemos dicho el espíritu de la serie pretendía ser un Año Uno, y de hecho en un principio la miniserie fue publicitada con tal epígrafe.
Sin embargo, este Year One fue finalmente retirado del título debido a que precisamente la idea de Slott se restringía a los dos primeros meses de la carrera del arácnido, perdiendo el sentido esa denominación tan popular acuñada por Frank Miller cuando se revisitan los orígenes de los héroes. Por tanto, Learning to Crawl transcurre entre la viñeta final de Amazing Fantasy número 15 y el número 3 de Amazing Spider-man de 1963.
¿Por qué colocarlo ahí precisamente? Porque cuando Slott revisitó los relatos de Lee y Ditko, se dio cuenta de que hasta dicho número 3, contrariamente a lo que tendemos a pensar por inercia, Peter no actuaba como un luchador contra el crimen a pesar de la tragedia de la muerte de su tío Ben. Spiderman combate villanos en sus dos primeros episodios debido a encuentros casuales (el Chapucero y sus falsos extraterrestres), tratando de limpiar su nombre para que la policía no le persiga (cuando es elegido al azar como cabeza de turco por el Camaleón para que cargue con la culpa de sus delitos) o tratando de obtener dinero (el Buitre le ataca porque Spidey está sacándole fotos en sus robos para vendérselas al Daily Bugle). Es cierto que también salva a John Jameson como haría cualquier superhéroe (hasta allí sí llegaba la idea de la responsabilidad y el poder adquirida en Amazing Fantasy, parece ser) pero salir activamente de patrulla para perseguir el delito no es algo que haga hasta la tercera entrega de su cabecera, justo antes de luchar por primera vez contra el Doctor Octopus. ¿Qué le pasó a Spidey para tomar tal decisión?
Ese es precisamente el viaje que Dan Slott nos va a relatar: el de un Peter que teniendo ya claro que ahora tiene una gran responsabilidad, decide que esta también implica luchar contra el crimen y salvar a personas anónimas. Hasta ese momento, nos proponen en Learning to Crawl, el sobrino de la Tía May no ha aprendido del todo la lección y piensa que el único deber que tiene es sacar adelante a esa pequeña familia que tanto sufrió por su dejadez cuando dejó escapar a aquel ladrón. Aquí es donde las cosas cambiaron y donde Spiderman pasó a ser el que conocemos.
El número 1.1 comienza justo tras la última viñeta del Amazing Fantasy 15 de 1962 y transcurre paralelamente (el artículo que JJ Jameson está escribiendo así lo parece confirmar) a la primera mitad del número uno de Amazing Spider-man. Imitando el modelo lógico para el cómic superheroico de ese momento, las publicaciones del Superman editado por Mort Weisinger, cada tebeo de aquella primera época contenía varias (dos en este caso) historias cortas autoconclusivas. Veremos además un pequeño cameo de Quentin Beck antes de adoptar la identidad de Mysterio.
Podemos ubicar el número 1.2 de Learning to crawl al tiempo que la segunda historia de la primera entrega de Amazing Spiderman. Nos lo indican la aparición del Camaleón, el recuerdo del encuentro con los 4 Fantásticos, y el del rescate espacial de John Jameson. También podemos tener en cuenta el segundo artículo que el desagradecido padre de éste le dedica al hombre araña, desprestigiando al pobre Peter. Además vemos al Buitre, cosa que en principio parce transportarnos al Amazing Spider-man 2 de 1963, pero es una aparición previa al primer enfrentamiento con el trepamuros, y nos da la idea de que Adrian Toomes ya llevaba algún tiempo con su carrera delictiva antes de ser detenido por su futura némesis.
En el número 1.3, por fin se hace referencia al combate con el Buitre quedando por tanto situado éste durante la primera mitad de ése Amazing Spiderman 2 original. La recreación de la escena de la entrega de la cámara que antaño perteneciese a Ben Parker por parte de May a Peter, consolida ésta idea.
Durante la segunda parte del Amazing Spider-man 2 de Lee y Ditko o justo después, es cuando suceden los hechos del número 1.4 de la miniserie, si hemos de sopesar por ejemplo las referencias al encuentro con el Chapucero. Además asistimos a escenas fotografiadas por Peter que están sacadas de las colecciones de la época dedicadas a otros héroes Marvel, como Iron man, Thor o los 4 Fantásticos. Estas apariciones, junto con otras escenas a lo largo de toda la miniserie, refuerzan la evocación al trabajo de Kurt Busiek, no solo a sus Historias no contadas de Spiderman, sino también a su magnífica Marvels, al respirarse ése ambiente de los primeros tiempos de la era de los prodigios que tan bien describió allí el creador de Thunderbolts.
Finalmente, el número 1.5 toma lugar después del número 2 de Amazing Spider-man, antes del principio del tres. Y ahí, es donde veremos el punto de inflexión del cambio de actitud de Peter y su conversión hacia el heroísmo que ya sin dudas muestra en la tercera entrega de su cabecera original.
Obviamente, la miniserie no se sostendría por si sola sin tener un relato y tema propios. A veces se han dado comics que se han apoyado únicamente en una minuciosa recreación y revisión de éste tipo (Before Watchmen: Ozymandias, te estoy mirando a ti, si) y han dado lugar a proyectos interesantes, pero fallidos, sin valor como historia por sí mismos. No es el caso de esta Learning to crawl, que no se conforma con explicarnos los porqués de cuestiones como la creciente manía de Flash Thompson hacia Peter, la desaparición de aquel Doctor Cobbwell para el que el atormentado adolescente trabajaba (y al que vimos en un solo número), la desconfianza y horror de May hacia el alter ego de su sobrino, u ofrecernos más detalles sobre el fin de la carrera del cabeza de red como estrella mediática y su relación con su agente.
Slott usa varios hilos conductores en este relato, uno de los cuales lamentablemente abandona hacia el final, el del psicólogo y asesor del instituto asignado a Peter por la tragedia de la muerte de Ben. Da la impresión de que se va a sacar más jugo a este personaje y su circunstancia, cosa que parece bastante interesante, pero la verdad es que luego resulta un tanto olvidado. También introduce a un grupo de amigos geek de Peter de aquella época, e incluso un posible interés romántico, pero lo cierto es que da razones para que todo ello despareciese de la vida de Spidey. Quizás Slott los recupere para su actual etapa en Amazing Spiderman, como ha dicho que haría con varios de los elementos que ha introducido mediante retrocontinuidad en Learning to Crawl.
Otro de los hilos es obviamente la Tía May. Peter asume que lo que le ha pasado con Ben debe llevarle a cuidar de su familia, a ser el hombre de la casa (no una engreída popularidad) y traer el dinero necesario para subsistir dada su precaria situación económica. May va siendo consciente de que los resultados académicos de Peter están bajando, que falta a clases sin aparente motivo. A pesar de tener que lidiar con su propio dolor y carencias, se echa sobre sus espaldas la tarea de tratar de enderezar la vida de su sobrino, antes de que lo que interpreta como la reacción de desorientación ante la tragedia de un adolescente en un punto muy delicado del desarrollo vital lleve a quien ha cuidado como un hijo por el mal camino. Su reacción ante el laboratorio de química improvisado que encuentra en el cuarto de Peter es muy lógica: desde su perspectiva, ignorante de la auténtica doble vida de Peter, solo habría que sumar dos y dos para concluir que éste está pasando por una etapa Walter White y empezar a preocuparse de que tal vez esté cocinando drogas. La conversación de May con su sobrino del quinto número, aunque mostrando además un bizarro sentido del humor cercano al de Ren y Stimpy, algo que parece fuera de lugar en el personaje y ni de lejos tan buena como aquella que tuviesen en la etapa de JMS Straczynski, reimplanta a la anciana tía como un personaje fundamental e inspirador para el personaje, y no como un mero gimmick para generar enredos en la vida de Spidey hasta el hastío del lector. Es esta charla la que termina de decidir a Peter para crecer como persona y pasar a ser el héroe que hoy por hoy conocemos, siendo May por tanto un elemento crucial para el viaje vital narrado en esta historia.
El otro hilo de Learning to Crawl, probablemente el principal, es la aparición del villano Clash. Clayton Cole es un niño rico, un joven genio que se aburre y para el que la aparición de Spiderman, esa estrella de variedades de sus primeros pasos, es merecedora de toda su obsesiva atención. Clayton diseña un traje parecido al de su ídolo, lleno de dispositivos que le otorgan poderes sónicos, y se lanza a imitar a Spiderman. Pero su admiración por el hombre araña se limita a su figura pública, a su popularidad entre la juventud, no al emergente heroísmo de Peter. Clash es un arrogante genio en busca de notoriedad que no persigue el crimen ni pretende desesperadamente alimentar a los suyos: solo quiere el goce de pasear a toda velocidad ente edificios portando el traje, y la atención que pueda captar de otros jóvenes de su edad, especialmente de chicas. Aquel primer artículo de JJ Jameson advirtiendo del peligro de Spiderman, que podía dar lugar a que los jóvenes imitasen de forma irresponsable al entonces artista mediática hambriento de fama, resultó ser profético. De ese modo, Slott también dignifica, al igual que hiciese con May, la figura del editor del Bugle, que termina teniendo razón en sus suspicacias iniciales hacia el lanzarredes, por mucho que posteriormente se obsesionase con él mas allá de lo razonable.
Clash es, la verdad sea dicha, un villano algo soso. Es poco más que el Shocker y Ollie Osnick juntos (desprovisto, eso sí, de gran parte del patetismo galopante de ambos), y bastante menos que Klaw, el señor del sonido por derecho propio del Universo Marvel. Pero cumple las funciones que Slott tenía programadas para él. Para empezar es un villano más: el escritor deseaba huir del tópico de introducir mediante retrocontinuidad un malvado que estuviese manipulando en las sombras una conspiración y que esta explicase detalles incoherentes de la historia de un héroe. Cole es un enemigo del montón, con clara vocación de emular los diseños de Ditko, y podría dar el pego si se dijese que en sus años al frente de su colección el creador de Question, Mister A y Creeper también lo hubiese parido como oponente de Spiderman. No es más maquinador, archienenemigo ni fundamental para Spidey que Electro, Mysterio o el Escorpión, no teniendo pretensiones de haber llegado a las cotas del Duende Verde u Octopus. Pero a pesar de eso, sirve también como reflejo oscuro del hombre araña, jugando Slott por enésima vez a mostrarnos la esencia de éste presentándonos a personajes con similitudes, pero con diferencias fundamentales. Una vez más, el guionista nos muestra quien es Spiderman, poniendo de relieve quien NO es.
Pero además hay otra idea fundamental respecto a Clash que el propio Slott ponía de relieve en una entrevista: sería (mediante retrocontinuidad eso sí; No olvidemos a Hobie Brown, el Merodeador, de introducción algo posterior al periodo descrito) el primer, el único enemigo de Peter en aquella época de su misma rango de edad. Este hecho, a primera vista insignificante, cobra dimensiones mucho mayores una vez que hacemos un examen más minucioso de la figura del Hombre araña y la metáfora que le iba asociada en aquella época: Spiderman es en el fondo, entre otras muchas cosas, la historia de la transición de un niño al mundo adulto. Su arácnida transformación es fácilmente equiparable a los cambios de la adolescencia. La lucha vital de Peter para salir adelante en un mundo hostil tras la desaparición de quien ha sido a todos los efectos su progenitor viene representada por enemigos que siempre son personas mayores (Jameson, Octopus, Norman Osborn…), a veces incluso ancianos como el Buitre. Sus grandes problemas son los de dinero y los que le generan el cuidado de su tía entrada en años, asuntos sobre los que no se tenía que preocupar hasta hacía bien poco y que le desbordan.
Con eso en mente, es fácil pensar que la inclusión de Clash en sus mitos viene a ocupar lugar entre el de Flash Thompson, el instituto Midtown, Liz Allen y otros problemas juveniles que han de ser también afrontados para finalizar una etapa y embarcarse en la dura e interminable lucha de la siguiente.
La miniserie flojea un poco en su último número limitándose a concluir la trama de Clash de forma un tanto rutinaria y probablemente con intención de que el personaje resurja, como hemos dicho, en algún momento de la actualidad, recordándonos que hay cosas que creímos dejar atrás en algún momento de nuestras vidas pero que a veces vuelven para atormentarnos. Eso hace que le perdonemos a Slott un último número que (si no fuese por la decisiva charla con May) puede resultar algo tibio.
Porque ahí es donde reside la fuerza de la historias de Spiderman y todas aquellas que perduran con éxito en el recuerdo de consecutivas generaciones. En que nos hablan de temas mayores que las peripecias de sus héroes, en que su fondo, ya sea tanto de manera intencionada como casual o inconsciente por parte de los autores, nos tocan como seres humanos.
Esplendido artículo Sergio.
Me resulta extraño que Panini a día de hoy todavía no haya sacado esto en España. La lógica me dice que tarde o temprano saldrá, por ser spidey, pero ya nos quedamos en su día sin varios especiales que se sacaron para el número 700. Yo lo espero desde que se anunció, así que Panini, no me falles
Una cosa que esperaba leer en el artículo, pero no.
Hace un par de meses leía los tochogolds de Spiderman de Ditko. Entre los extras había una de esas páginas pin-uperas tipo «Spiderman y sus amigos» Ahora mismo no tengo el tocho a mano, pero creo recordar que el dibujo de Spidey estaba rodeado de cabecitas de todos sus enemigos hasta la fecha. Tampoco eran tantos.
Me llamó la atención uno de ellos al que no pude identificar, una capucha blanca con circunferencias concéntricas. Me imaginé que fue un diseño que nunca se llegó a utilizar.
Cual es mi sorpresa al ver que han «recuperado» aquel diseño para hacer el malo de esta miniserie, que cronológicamente se sitúa justo cuando aquel personaje debía haber debutado.
Esa cabecita que me llamó la atención y que pasaba bastante desapercibida parece que también llamó la atención de Slott.
Quien sabe, a lo mejor ese personaje que nunca existió ha sido una leyenda durante estos cincuenta años, pero yo nunca había leído nada sobre el asunto.
Sergio, te pongo deberes: ¡Indaga!
Uno de los problemas que tengo con Slott es lo mucho que encaja y brilla contando historias del antiguo Spidey y NO TANTO del actual al que a veces no parece haberle agarrado el tono.
Lo que es muy triste porque el hombre tiene unas ideas y planteamientos la mar de interesantes….
Gracias por los comentarios, de verdad. Arturo, no tengo idea de cuando planea editar esto Panini, pero hay que considerar que el quinto y último número apareció el pasado Miércoles, asi que considerando que parece carne de tomo, supongo que todavía es pronto.
Ocioso, ojiplático me has dejado con lo que comentas. En ninguna de las entrevistas a Slott hablando de la miniserie que he consultado comenta nada de esto, y parece extraño que no aprovechasen algo así como promoción. Recordemos la que liaron con el Vigía…y encima era falso. La verdad es que no tengo los Omnigolds de Panini dedicados al Spiderman de Ditko, sino los tres tomos que sacó Forum en su día, así que no puedo siquiera consultar la imagen de la que hablas…Me ha picado la curiosidad, indagaré y si encuentro algo, aquí os lo comento.
Delavieux, entiendo lo que dices, pero no lo comparto. Creo que ya he dejado constancia otras veces de mi admiración por Slott, aun con todos los «peros» que le pueda poner. 🙂
Cuando tenga un rato busco la imagen.
Parece que tanto Marvel como Slott se han olvidado de los Amazing Fantasy 16, 17 y 18 escritos por Busiek precisamente para rellenar el hueco entre el Amazing Fantasy 15 y el Amazing Spiderman 1. Debo suponer que se los ha pasado por el arco del triunfo en esta historia ¿no?
Seguramente que lo edite panini cuando termine la serie de The Superior Foes of Spiderman, y antes de que publiquen Spiderman y los x-men que seguramente en vez de grapa vaya al tomito mensual.
Las portadas de Ross son magnificas.
Una carta de amor al inicio del trepamuros. Mucho mejor esta miniserie que los seis números que van de la serie regular.
Mi apuesta es que lo sacarán en algún tomito integral de la serie «El Asombroso Spiderman». Quizá el 99, o quizá en el 100 si pretenden hacer un tochotomito.
Ocioso, ¿Te refieres a este Pin-Up?
http://i61.tinypic.com/2vmssc6.jpg
Si es ese, ¿no es el Camaleón?
Aquí otro que se queda con la mosca detrás de la oreja con lo de que no se haya hecho mención a la maravillosa miniserie de Kurt Busiek y Paul Lee titulada ‘Amazing Fantasy 16-18’. Me encantaba la portada del tomo de Forum y me parece una joya a recuperar. Espero que ‘Learning to crawl’ no la deje fuera de continuidad.
Y otro tema que también me tiene escamado es esa «modernización de los pasados» que parece que ahora se estila en Marvel, situando historias de los años 60 en los 90 o, peor, en los 2000. Curiosamente, la última vez que me chirrió fue cuando lo hizo Mark Waid en Daredevil, siendo él el mismo que hizo destacables historias con ambientación vintage en la serie del Capi ‘Centinela de la Libertad’. Espero que las modernizaciones que pueda haber introducido Slott en esta miniserie no sean muy dolorosas, que los fans arácnidos ya sufrimos a Tío Ben regalándole a Peter un ordenador en vez de un microscopio en el horrendo Chapter One de Byrne.
Kaulso: ¿Te refieres a este Pin-Up?
No creo que fuera este porque tengo muy claro que la máscara eran circunferencias concéntricas. Ahora tengo a la suegra okupando la habitación de los tebeos, pero prometo que mañana incursionaré, lo buscaré, lo encontraré y lo colgaré aquí, que el tema me tiene muy picado.
«Ahora tengo a la suegra okupando la habitación de los tebeos»
¿¡Otra vez!? XD
¿Qué hace? ¿Acampada anual? Macho; si soy yo, la mando a compartir cama con la hija, si hace falta. Pero la habitación de los tebeos, ¡ni se toca!
Y, tras el artículo, se me ha despertado la curiosidad y tengo ganas de leerme esto.
Ultron, pues me temo que sí, que esta miniserie invalida activamente esos Amazing Fantasy de Busiek. No tanto porque los hechos descritos en ambas sean incompatibles ( que podrían simultanearse aunque un tanto con calzador, creo recordar), sino por el leit motiv de Learning to crawl: Como he dicho, segun Slott el Spiderman de Lee y Ditko no se comporta como un superheroe hasta su tercer número ( y un punto de razón tiene), mientras que la obra de Busiek se cerraba con el trepamuros declarándose como tal, listo para inaugurar el primer episodio de su colección.
Y Ludwig, tranquilo. Como también digo, Slott introduce elementos tecnológicos y de moda mas modernos, pero no sobre lo ya establecido, sino solo sobre lo que añade, dejando los episodios originales intactos. Por ejemplo es a Clash es a quien se ve conectado a internet, etc
Me cuesta entender cómo es posible que los editores permitan ese tipo de cosas. Si los fans, simplemente leyendo tebeos por afición somos capaces de recordar historias y saber cuándo algo destroza la continuidad no comprendo cómo un editor, que se supone que es su maldito trabajo, es incapaz de hacer lo mismo.
A no ser, claro, que lo supiera y simplemente se la sudara y quisiera cargarse la obra de Busiek. Personalmente siempre consideraré mucho antes la obra de Busiek que la de Slott.
por más que miro y remiro entre los extras de los dos tochogolds, no encuentro el famoso pin-up.
intrigado de hallo.
esa suegra. se despierta o no?
lo que ha visto el abuelo no será la portada de ross que ilustra este mismo artículo y se ha hecho la picha un lío?
Cualquier cosa que invalide lo narrado por Busiek para mí queda fuera del canon oficial del trepamuros.
Pero si además lo hace metiendo con calzador un villano que usa tecnología que no pega ni con cola, ya no con la ambientación sesentera de los números a los que homenajea, sino al hipotético año 2000 en el que ubica la historia (hablamos de SMARTPHONES y YOUTUBE en el origen de Spider-Man), eso le resta cualquier posibilidad de conciliación ni que sea «haciendo la vista gorda».
La historia puede estar bien o no, eso ya es otro asunto.
El diseño de Clash recuerda mucho al de Chemistro, antiguo enemigo de Power Man.
http://www.writeups.org/img/fiche/4805c.jpg
Llevo toda la puñetera mañana buscando la imagen que me llamó la atención hace un par de meses y no hay manera. Estoy seguro de que era uno de los Omnigold de Spiderman y de que era una carita entre otras muchas de supervillanos de la etapa de Ditko. Pero no aparece.
A lo mejor no era un pin-up sino una de esas viñetas tan típicas de aquellos años con un montón de cabecitas rodeando a Peter.
A lo mejor no era de Ditko sino del primer Romita y por eso me resultó fácil comprobar que aquel diseño no había sido utilizado.
Pero no aparece. Aunque era un dibujo pequeñito con poca definición no era el Camaleón, ni Meteoro, ni el Escorpión, por citar algunas máscaras similares que podían dar lugar a confusión. No señor, era una máscara con círculos concéntricos.
No es un deja vu, recuerdo que en su día pasé un buen rato comprobando que no había sido utilizada e incluso busqué información por la red.
Total, que para no volverme loco voy a autosugestionarme con que aquel día estaba borracho o algo.
Lo que me jode es que dentro de unos años voy a volver a encontrarme con ese dibujo y me voy a rallar porque no me voy a acordar de qué iba toda esta historia. Puto Almeicer.
Hablando de cosas no publicadas por Panini, aun espero Marvel Knights: X-Men. También se están haciendo los desentendidos con Magneto y Elektra, ojala me sorprendan con eso 😉
Estupenda reseña, Sergio.
Respecto al comic en cuestión, la verdad es que se ve muy interesante y me lleva a recordar las magnificas «Historias jamás contadas» de mi admirado Busiek, como bien apuntas tú.
Y por el mismo motivo, si esta obra «anula» la otra miniserie del maestro, la mini «AF 16-18», maldita la gracia que me hace, teniendo en cuenta el ejercicio de orfebrería, de conocimiento de la historia y de amor al personaje que suponían las dos series citadas.
Por cierto que de la segunda, «AF 16-18», ya iría tocando una reedición en condiciones, Sres. de Panini 🙂
Y supongo que esta caerá cuando llegue aquí en un tomito
(si, yo también creo que por estos lares la editarán así)
Las portadas de Ross son preciosas, la verdad. Pero sería una pena que, visto lo comentado por ti, por los compañeros y por lo que un servidor deduce modestamente, sea lo que más valga del comic.
Veremos. Como muy mal, una vez comprada, siempre la puedo devolver al apartado de 2ª mano de la librería.
No será la primera ni la última.
Ah, y aquí otro que se apuntó a la busqueda de la ilustración «fantasma» de los tochogolds de Spidey,
comentada por Don Oci, pero tengo que decir que he revisado los extras de los dos tomos un par de veces
y no la encuentro por ningún lado, la verdad.
Yo, pa mi, que el abuelo ya no rige bien del todo. Va a ser que es cierto eso que dice él del al…, az…,
am… joder!!! ¿como leches se llamará eso???
Rockeros Saludos