Original Sin: Las mil muertes de [Spoiler]

Y aviso, por si no queda claro: SPOILERS de Original Sin #3

“No era Nick Furia, era un LMD”. Ese argumento es uno de los tópicos que Marvel más veces ha esgrimido para justificar las recurrentes muertes del director de SHIELD, al que hemos visto perecer tanto en las páginas como en el cine. El tercer número de Original Sin –y ahora vienen los Spoilers– ha concluido con un cliffhanger que vuelve reunir a Furia con la parca, pero, visto su historial, a nadie le extrañaría que esto volviera a ser una estratagema del imperecedero agente. Aunque quizás esta vez –quién sabe- resulte ser la definitiva. Quizás esta vez se haya decidido desde las grandes esferas que es la hora de que el universo Marvel tenga un solo Nick Furia afroamericano que contenten a esos lectores esperando ver a Samuel L. Jackson también en las viñetas.

Esto son, las muertes infinitas de Nick Furia:

La primera muerte, cronológicamente hablando, la tuvieron que sufrir sus compañeros de los Comandos Aulladores en una de sus guerrillas en el norte de África. Gary Friedrich y Dick Ayers narraron en el número 112 de la colección de los Comandos, a principios de los 70, cómo el Barón Strucker había jugado con la mente de Nick Furia, a través de drogas alucinógenas, para hacerle creer que todos sus compañeros, desde Dum-Dum Dugan hasta Gabe Jones, habían fallecido en un accidente de avión. Lo que ocurría en realidad era, sin embargo, que habían sido sus colegas de aventuras quienes dieron por muerto a Furia, pese a que el lector estuviera enterado en todo momento que era un simple engaño del nazi de Hydra.

Así, el número 115 comenzaba con la misa católica al sargento caído. Los comandos dejaban las escopetas, lloraban y recordaban al guerrero que todavía no calzaba parche. El ejemplar trataba a fondo lo que significaba para sus amigos perder a su líder. Toda una elegía. Un anticipo de las muchas muertes que llegarían con los años.

Cuatro años antes -según la cronología de nuestra tierra- los propios Friedrich y Ayers, además de Herb Trimpe en los dibujos, ya habían matado a Furia cuando creyeron que su serie propia -lanzada por Jim Steranko– iba a acabar. De este modo, el número 15 terminaba con el cliffhanger más conclusivo que podía haber. Después de superar una colección espectacular de intentos de asesinato por parte de Hydra -que fueron sumando en peligrosidad- un francotirador llamado Bull’s Eye cazaba a Furia, despistado en un concierto hippie al que le había llevado su nueva novia.

Tras la cancelación del título, Roy Thomas no tardó en traerlo de vuelta para Vengadores #72, justificándose con uno de los mecanismos más recurrentes de entre los creados por Jim Steranko para la colección del militar en Strange Tales: los LMD (Life-Model Decoy, siglas en inglés para Modelo de Vida Artificial). Ta desde su primera aparición los robots habían sido creados para engañar a los villanos haciéndoles creer que habían acabado con su enemigo. En este caso, a Furia simplemente no le apetecía ir a ese concierto, por lo que había enviado a uno de sus clones mecánicos. Los robots de Furía acabaron, con los años, explicando cualquier incongruencia alrededor del soldado: desde embrollos de continuidad hasta problemas de multiplicación por diversas series.

La verdadera locura por matar a Furia no llegó, aun así, hasta 1994, un año trágico para el soldado. Todo comenzó con Máquina de Guerra, que, en el número 15 de su primera serie propia de Dan Abnett y Dandu Florea, viajó al pasado para ayudar a Furia a combatir Nazis en la Segunda Guerra Mundial. En este 1943 que acabó resultando alternativo, el sargento mordía el polvo por los disparos de V3, una armadura con esvásticas creada por tecnología Industrias Stark. Por suerte, James Rhodes volvía al presente y arreglaba todos los problemas temporales causados en su viaje.

Pero la muerte más sorprendente llegó ese mismo año de la mano de Marvel Edge, el sello creado por la editorial para reunir a los héroes que no cuadraban en el resto de sellos, como Hulk, Daredevil o el Motorista Fantasma. Los editores crearon para la ocasión un título, Double Edge Omega de John Ostrander, que cruzaría a todos estos personajes dispares y daría coherencia a la iniciativa (cogida por los pelos desde el principio).

El crossover presentaba a un Castigador engañado por unos villanos que, dispuestos a hacerse con las riendas SHIELD, le habían hecho creer que Furia era el verdadero asesino de su familia. Durante el desarrollo de la historia, Frank Castle se enteraba de que Furia operaba con una serie de modelos LMD, así que acabó destruyendo a todos para que no quedara duda. El antihéroe se enfrentaba en las últimas páginas al propio Furia, al que disparaba por la espalda de manera salvaje. Su fallecimiento se anunció a bombo y platillo y hasta en portada. Dado que no existían más androides, Marvel dejaba claro que no era un engaño más. Aun así, Peter David presentaba su funeral en Incredible Hulk #434 con cierta sorna. Sus camaradas soldados de los Aulladores se reían de la posibilidad de mantenerlo mucho tiempo a dos metros bajo tierra, hasta que, en la última página, entendían que esta vez parecía definitiva.

La definitiva, en realidad, no significa demasiado para Marvel. Fue Sharon Carter -que tiene su propia historia de muertes, resurrecciones y engaños- la que descubrió que algo olía mal con este cadáver, cuando se enteró de que su único amigo al que recordaba estaba muerto. En las páginas del Capitán América, Mark Waid llevaba a Carter a descubrir que el cadáver era en realidad un LMD creado por Tony Stark, quien, pese a haber estado en el funeral, no se había percatado de este nimio detalle. Furia había logrado vivir un día más. Sin mayor explicación que dar, nunca había muerto.

Una de las muertes más fugaces de Nick Furia la narró Brian Michal Bendis en una de las mini-series de la Marvel moderna más definitorias, una cuyo final tardó en llegar pero que acabó sentando las bases de una nueva SHIELD. En Secret War, el director de la agencia de contraespionaje reunía a un equipo secreto de superhéroes para hacerse con las riendas de Latveria. Un año después, los héroes, a los que les habían lavado la mente, regresaban para clamar venganza contra Furia. Logan, cansado de que jueguen con su mente, ataca al hombre del parche sin contención alguna.

Furia, sin embargo, regresaba en la última página de la limitada dibujada por Gabrielle Dell’Otto para descubrirse ante Daisy Johnson como un agente secreto. El cadáver era un nuevo LMD. Maria Hill tomaba las riendas de SHIELD y el antiguo director pasaba a un segundo plano como un fantasma que aconsejaba al Soldado de Invierno y que reuniría un nuevo equipo encargado de anticiparse a las amenazas que se cernían sobre el Universo Marvel.

Este gusto por la muerte de Furia no solo ha sido palpable en las viñetas, sino también en la gran pantalla. En Capitán América: El soldado de invierno, Furia perecía tras enfrentarse a una de las escenas de acción más espectaculares de la película. La persecucción ponía fin con un soldado dolorido que terminaba dirigiéndose a la casa de Steve Rogers para comenzar a desembrollar uno de los secretos más oscuros de la agencia de espionaje. SHIELD enseñaba a la Viuda Negra, al Capitán América y a Maria Hill el cadáver de Furia, muerto después de una operación complicada, pero nada era lo que parecía. El veterano había urdido un plan para desaparecer y destapar los secretos de Hydra desde el exilio. Con SHIELD dándolo por muerto, era más fácil acabar con sus tentáculos y mover sus fichas del ajedrez. En el universo cinematográfico se sigue dando a Furia por muerto, aunque Samuel L. Jackson no ha perdido la oportunidad para pasearse por Agentes de SHIELD y volverse a codear con Phil Coulson (Clark Gregg). Aparecerá también, por supuesto, en Vengadores: La era de Ultrón. Más allá, no tenemos claro todavía cuál será su destino. Siempre hay tiempo para buscar un Furia blanco, y así volver a cambiar las tornas de cómics a cine.

Y entonces llegamos a la actualidad…

Furia es dado a morir incluso en universos alternativos. Uno de los más curiosos lo narraron Jim Valentino y Rob Liefeld en What If vol.2 #7 – ‘¿Qué pasaría si… Lobezno hubiera sido agente de SHIELD?’. Después de la muerte del Barón Strucker, un modelo robótico del villano trataba de acabar en esta dimensión paralela con la vida del Furia real al atacar a su Ferrari volador. El director consigue acabar con su adversario, pero el coche pierde el rumbo. Logra evitar muertes civiles para acabar explotando en el río y desapareciendo. Esto empuja a Lobezno, que se había convertido en el segundo al mando, a ser Director de SHIELD. Un nuevo futuro amanecía, y parecía que Logan lograba hacer que las cosas en el Universo Marvel fueran bastante mejor que bajo la dirección de Furia.

En el universo tradicional el Furia original lleva largo tiempo sin ser director de SHIELD, una posición que ha heredado un variado grupo de elegidos en los últimos años. ¿No le veremos otra vez dirigiendo SHIELD? ¿Está muerto o será otro LMD ahora más realista? ¿Asistiremos a un tercer funeral?