Ya en DVD: El Bosque

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EL BOSQUE (THE VILLAGE, EEUU 2004, Terror, 112 Minutos)
Dirección:
M. Night Shyamalan.
Guión: M. Night Shyamalan.
Reparto: Joaquin Phoenix, Bryce Dallas – Howard, William Hurt, Sigourney Weaver, Adrien Brody, Michael Pitt, Patricia Clarkson, Cherry Jones, Brendan Gleeson.
Música: James Newton Howard.

Valoración: 8/10

M Night Shyamalan es uno de los directores más destacados del denominado “nuevo cine de autor”, formado por creadores que consiguen imprimir a sus obras un sello único y característico. Que la marca del director indio sea la tensión permanente, hace que la mayoría de las veces cualquier detalle de más sobre sus películas haga desmerecer el resultado global, estropeando la siempre protegida conclusión desde que sorprendiera con su obra más conocida, El Sexto Sentido.

Sin embargo no es sólo el misterio o la sorpresa su único punto a favor, ya que apoyándose en su habilidad narrativa, Shyamalan ha usado un envoltorio atractivo para hacer hincapié en un mensaje oculto en cada una de sus películas. Que una historia fantástica resalte aspectos profundos del mundo real ha sido la aparente obsesión del escritor. Si en El Sexto Sentido tocaba de lleno el paso de la vida a la muerte, en Señales se cuestionaba sobre la religión y en El Protegido resaltaba la contraposición entre el bien y el mal, en El Bosque trata un tema de rabiosa actualidad.

Desde los atroces atentados del 11-S, muchas han sido las voces críticas contra la política exterior que la administración Bush ha llevado a cabo para combatir al enemigo invisible del terrorismo. De igual modo, muchos se han escandalizado por las medidas aplicadas en el propio territorio americano, con continuos saltos en la escala colora de la peligrosidad y de la instauración de la Homeland Security, versión bastarda y xenófoba del Gran Hermano de Orwell. El gobierno republicano se ha apoyado en el miedo infligido a sus propios súbditos para aprobar medidas extremas de seguridad, que si bien garantizan el bienestar físico de los ciudadanos, hacen cuestionarse sobre hasta qué punto se adecuan a la esencia de la democracia.

Curiosamente la sociedad que contemplamos en El Bosque es muy similar a la realidad estadounidense: Una comunidad, idílica en apariencia, aislada del exterior por un tenebroso bosque en el que moran unos misteriosos seres. Desde la infancia, todos los habitantes han aprendido a cumplir una serie de reglas para respetar el pacto tácito de no agresión que mantienen humanos y criaturas. Vestir ciertos colores, evitar otros y jamás penetrar en los árboles son parte del decálogo de la extraña villa. Las reglas se han respetado durante años, pero un día uno de los moradores se interna en el bosque y unas amenazadoras marcas aparecen en las puertas de las casas del pueblo.

En contra de lo que se ha intentado vender desde las presentaciones de la película, El Bosque no vale gran cosa como filme de terror. La atmósfera es impecable, pero los “sustos” son predecibles y Shyamalan llega a mostrar a sus criaturas como seres grotescos que no despiertan ningún horror, y a los que llega a ridiculizar. En dos retazos muestra claramente que lo que más tememos es lo desconocido, y que la verdad es el antídoto a cualquier horror por maligno que sea. Si se analiza el envoltorio, la historia resulta decepcionante, pero profundizando en la problemática política actual, Shyamalan arriesga el éxito de público de su película en beneficio del mensaje que pretende enviar.

Así que dejando en un plano muy secundario la primera intención de despertar el miedo del público, vuelve a basar su historia en las relaciones entre los personajes, en sus taras y virtudes, en los secretos que ocultan y en la propia organización social del poblado. De nuevo se muestra una historia de amor con la habitual defensa apasionada que el indio hace del “sentimiento más puro”, con una relación evidente y directa (Howard – Phoenix) y otra oculta e imposible, de soslayadas miradas y lenguaje corporal pleno de significado que bordan Hurt y Weaver.

Es precisamente este sentimiento, la anteposición del bienestar ajeno al propio, la mayor amenaza al status quo de la villa. El sorprendente giro de acontecimientos mediada la película, aboca a los personajes a deber decidir entre una seguridad egoísta y un sacrificio supremo en beneficio de aquellos a los que más quiere. A partir de este momento se nos empieza a desgranar la verdad, predecible en un primer instante. Pero por supuesto el indio guarda la mayor sorpresa para el final. Una vuelta de tuerca brillante, que sin embargo, los más suspicaces podrán adivinar. Conocer de antemano la presencia de la misma, como no podía ser de otra manera en una película de Shyamalan, tal vez la reste impacto, pero no mérito.

Como ya hiciera en Señales, Joaquin Phoenix vuelve a colaborar con Shyamalan. Phoenix realiza un sacrificado trabajo al ceder paulatinamente el protagonismo a una sorprendente Bryce Dallas Howard. El magnífico trabajo de los jóvenes se ve refrendado por la soberbia actuación de los veteranos Weaver y Hurt, que logran transmitir con sutiles matices la imposible atracción que les une. Brody está notable en su papel de disminuido psíquico, que resulta inquietante en algunos momentos puntuales en los que la acción lo necesita.

También repite James Newton Howard, compositor habitual de Shyamalan. El compositor entiende a la perfección las necesidades musicales de cada escena, llenando las imágenes de sublimes melodías que no sólo casan a la perfección con la parte visual, sino que deleitan el oído del espectador con temas cargados de identidad. Una banda sonora que por si sola es una obra notable, pero que como compañía de la película alcanza un nivel sobresaliente.

O.K.: -El mensaje que intenta enviar Shyamalan envuelto en un interesante historia.
-El original cameo del director.
-La impresionante banda sonora que compone James Newton Howard.
-El asombroso final marca de la casa.
-Las relaciones entre los personajes, a destacar el dúo William Hurt – Sigourney Weaver.
-La inquietante atmósfera del bosque, tenebrosa prisión de los habitantes de la villa.
-El excelente trabajo de todo el reparto que cuenta con una sorprendente Bryce Dallas – Howard.
-La dirección, capaz de dosificar la información que transmiten las imágenes de forma magistral.

K.O.: -Que se abandone el cine con la sensación de haber visto “sólo” una mala película de terror.
-Comparativamente no tiene la misma calidad (tal vez porque el impacto es menor) que anteriores películas de Shyamalan como El Sexto Sentido o El Protegido.

Conclusión: El Bosque es una película brillante como alegoría política, pero vulgar como entretenimiento de terror. Próximamente Shyamalan se apartará levemente de su actual línea creativa para llevar a la pantalla La Vida de Pi, novela de Yann Martel, y que a priori no se asemeja en mucho a lo que hasta ahora ha hecho el director. Será interesante contemplar como se desenvuelve desprovisto de su arma más representativa: la sorpresa catártica.

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