Edición original: Caballero Luna Vol V #1-6
Editorial: Marvel Comics (USA)
Fecha de publicación: Marzo a Agosto de 2014.
Guión: Warren Ellis.
Dibujo: Declan Shalvey.
Color: Jordie Bellaire.
Entrada en Comixology
Precio: 23,94$.
Lo que en su día comenzó como una fantasía fan de un guionista al que le gustaba demasiado Batman, ha terminado convirtiéndose en un personaje de culto con una marcada identidad propia y una trayectoria sumamente interesante. Desde la leyenda fraguada por Doug Moench y dibujantes tan sugerentes como Bill Sienkeiwicz hasta su relanzamiento como parte del All-New Marvel Now!, aproximaciones como las del experto en vigilantes enmascarados Chuck Dixon, la Redención Escarlata de J.M. DeMatteis, la desmitificación de Charlie Huston y Mike Benson, el regreso al heroísmo de Gregg Hurwitz o la controvertida etapa de Brian Michael Bendis y Alex Maleev se encargaron de mantener viva la llama del puño de Khonshu, cediendo ahora el testigo a un casi siempre mordaz Warren Ellis.
Habiendo ofrecido un sugerente acercamiento al personaje durante su breve pero intenso paso por el primer volumen de los Vengadores Secretos, Ellis tenía a su favor su experiencia en los entornos urbanos de corte deprimente gracias a trabajos como Fell, y en su contra el escaso entusiasmo al que se prestaba su último trabajo para Marvel Comics con la novela gráfica Vengadores: Guerra Interminable. Aun así, no eran pocos los que sostenían que tras Elijah Snow, Black Summer u otras creaciones como Simon Spector habían dejado más que demostrado que la combinación Warren Ellis más personajes vestidos de blanco era una apuesta ganadora, pudiendo ser la plataforma perfecta para que el guionista sacara a relucir su pasión por los vigilantes enmascarados de las novelas pulp.
Ellis pone rumbo a Nueva York, en un retorno a las raíces que despoja al Caballero Luna de cualquier añadido accesorio, para devolverlo a su más pura esencia y expandir su mitología a partir de ahí. Así que nada de vueltas de tuerca rebuscadas, premisas argumentales que se salgan de la idea básica ni añadidos innecesarios que adulteren lo que promete el título. Simplemente el Caballero Luna en todo su esplendor, durante seis números autoconclusivos con los que Ellis ahonda en la naturaleza de este turbulento vigilante enmascarado con serios signos de locura.
Hundiendo con precisión su escalpelo en el peculiar estado mental del personaje, Ellis pone en orden la azotea abordando cuestiones como cuanto hay de locura y cuanto de realidad en la influencia del dios lunar del antiguo Egipto en su determinada cruzada contra el crimen. Mercenario, vigilante, millonario y taxista, ya sea como Jack Lockley, Caballero Luna, Marc Spector y Jake Grant o con el Capitán América, Spider-Man, Lobezno y Eco, Ellis recalcan en la forma en la que el número cuatro ha estado oscilando de forma insistente en torno a la psique del protagonista.
Cuatro. Como las fases que de forma clásica se adjudicaban a la luna, o los cuatro rostros del dios Khonshu. Guardián de los caminantes que vela por aquellos que se aventuran en la noche ahuyentando a los malos espíritus, el Dios egipcio vuelve a tener un peso crucial sobre la vida del Caballero Luna, no de forma tan directa y persistente como la etapa de Charlie Huston (sino como como un hálito luminiscente que envuelve al vigilante, convirtiéndolo en un faro para los que buscan su protección, y una advertencia para los que merodean en la noche).
Siendo lo suficiente inteligente como para dejar muy clara su visión del personaje sin pretender imponerla como si fuera una verdad inalterable escrita en piedra, el guionista mantiene la dinámica de las cuatro personas a través de la atribulada identidad civil de Marc Spector, su forma guerrera como Caballero Luna, el siempre vigilante dios Khonshu y Mister Knigh, identidad trajeada creada por el escritor en Vengadores Secretos y que le permite moverse cómodamente por los rincones de la ciudad que no duerme y enfrentarse a sus enemigos de forma más dialéctica y cordial que cuando viste su hábito de monje guerrero. El guionista tampoco elude el recuerdo a anteriores identedidades del personaje, presentres como espectros de una vida pasada que moran en la fantasmal mansión de Marc Spector como cómplices del dios Khonshu y azote de su conciencia. Una suerte de amalgama entre las personalidades clásicas del personaje y la etapa de Brian Michael Bendis, que puede recordar al enfoque usado por este último en la línea Ultimate.
Ellis dibuja un protagonista compuesto por diferentes capas, siendo apreciable un notable contraste entre la alienación dubitativa de una identidad civil abrumada por las circunstancias y la implacable determinación de sus identidades enmascaradas. Más próximo a lo vigilantes de los años 30 que de los superhéroes actuales, tanto en la agresiva diplomacia de Mister Knight como en la contundente beligerancia de un Caballero Luna parco en palabras puede verse la mano de un Khonshu que mantiene el carácter severo y exigente de la etapa Houston, dejando de lado su faceta más jocosa y traviesa.
La voz seca y mordaz habitual en los personajes de Warren Ellis encaja como un guante con el Caballero Luna, otorgándole un carácter incisivo, frío y analítico, no exento de la fragilidad humana que presentara en algunas de sus encarnaciones recientes. Cuando se pone la máscara, el vigilante muestra una actitud intratable, feroz y prácticamente kamikaze, acabando con una precisión quirúrgica con el cuerpo y la voluntad de los criminales que se cruzan a su camino. El puño de Khonshu no busca dejar a los maleantes amarrados a un farola para que las autoridades se encarguen de ellos y a los dos días vuelvan a estar en las calles. Tampoco pretende llevar a cabo un exterminio selectivo de aquellos a los que considere culpables como haría Punisher. Pero cuando se enfrenta al crimen, lo hace con toda la brutalidad y violencia disuasoria en su mano, asegurándose de que aquellos que acechan a los se adentran en los dominios de la noche sirvan de escarmiento para cualquiera que se vea tentado de aprovecharse de los inocentes.
A pesar de reducir las similitudes con Batman de los cómics originales del Caballero Luna a la mínima expresión, Ellis no desperdicia la oportunidad de lanzar pullas al tejado del Caballero Oscuro, recalcando la diferencia entre la actitud de ambos. El discurso que lanzase allá por 2002 sobre la actitud pusilánime de Batman y la nula eficacia de su cruzada ante su determinación de actuar según las reglas vuelve a cobrar vida por las acciones de Marc Spector, y solo uno de los dos vigilantes dejará intactos los pezones de los criminales de su ciudad.
Experto en personajes de carácter difícil, el guionista aborda al personaje en toda su amplitud sin idealizar su rol como héroe ni dramatizar su condición como perturbado peligroso. El trauma cerebral y la siniestra influencia de poderes arcanos oscilan continuamente sobre el Caballero Luna, pero en ningún momento llegan a canibalizar la acción de sus aventuras, en las que predomina su vocación como héroe -o mejor dicho, protector- aunque no sea de la más ortodoxas de las maneras. El afilado ingenio verbal de Ellis fluye constantemente en la boca del personaje, y el escritor se mueve como pez en el agua compaginando el seco y elegantes dinamismo del Caballero Luna con ese malicioso sarcasmo británico que solo funciona cuando se escupe a cara de perro, como una carta de invitación que nos encomia a perdernos entre cada una de sus líneas de diálogo en busca de nuestras raciones de diversión.
Con estas reglas de juego, el guionista compone seis relatos autoconclusivos de 20 páginas, en cada uno de los cuales el Caballero Luna se enfrenta a retos en los que el lector reconocerá tanto las inquietudes habituales de Ellis como las reminiscencias a diferentes etapas e historias del personaje. Mercenarios, cajas fantasma, proyectos paramilitares ultrasecretos sin respeto por el cuerpo o la mente humana, redes de conexión naturales para contactar con los muertos, amenazas sobrenaturales, rivales enmascarados… ecos que seguramente resonaran entre los recuerdos de cualquier asiduo del escritor o el personaje, y con los que Ellis sabe desenvolverse con total naturalidad.
La serie arranca en plena tarde, introduciéndonos en el mito del Caballero Luna a través de una tercera voz. Los ojos imparciales pero a la vez ávidos de información de la prensa cobran vida a través de la reportera Joy Mercado. Un más que declarado guiño a Explorando Mitos (Moon Knight Vol I #33) que le sirve a Ellis para dejar claro que ha tenido muy presentes los relatos clásicos de Doug Moench para dar forma a su aproximación al personaje, mientras nos presenta al vigilante como una leyenda escrita entre callejones, temerarios uniformes de blanco impoluto y constantes crisis nerviosas que lo sitúan más próximo al rol de perturbado enmascarado que de ángel de la guarda. No veremos mucho más de la reportera reconvertida en blogger, puesto que el guionista no tiene mucho tiempo para secundarios. Sin embargo, es consciente de que uno de los atractivos de los personajes que habitan universos como el de Marvel Comics es toda la mitología que disponen a sus espaldas, y siempre que haya oportunidad estará ahí para sacarle partido.
Esta secuencia introductoria del primer número será además la última vez que veamos la luz del día durante la etapa Ellis. Nos adentramos en el territorio del Caballero Luna, la noche, y no lo abandonaremos hasta que concluya el viaje. Bautizados con títulos parcos pero muy significativos respecto a lo que encontraremos dentro de cada uno, la etapa de Warren Ellis en Caballero Luna se compone por seis relatos de patente carácter referencial, en el que se entremezclan los intereses propios del guionista con un legado al que se pule y saca brillo para consolidar los cimientos del personaje y el regocijo de la sociedad del remake con personalidad:
A pesar de ser uno de los padres del descompressive storytelling, Ellis no es precisamente novato en lo que a construir etapas mediante relatos unitarios se refiere. Pudiendo presumir en su curriculum de trabajos tan aclamados como Planetary o Global Frequency, el guionista se mueve en consonancia con la última apuesta de la Marvel de Axel Alonso, en su búsqueda por recuperar la relevancia de la grapa mediante cómics que ofrezcan una historia con principio y final. Y aunque algunos guionistas parecen haber encajado mejor que otros en la recuperación de esta forma de entender el cómic, la veteranía de Ellis suma un grado, dando muestra de que a día de hoy sigue siendo uno de los escritores que más partido le saben sacar a las veinte páginas.
Ellis se amolda a la dinámica entre guionista y dibujante tan de moda actualmente gracias a colecciones como Ojo de Halcón. No es que le pille exactamente de nuevas, dado a que está acostumbrado a exigir implicación por parte de los dibujantes que trabajan con él, y suele tener buen ojo a la hora de elegirlos. La única diferencia que encontraremos por tanto es un mayor protagonismo por parte del apartado gráfico, con comics repletos de secuencias de acción, narrativas que juegan con el modelo clásico y más de una página muda en la son las viñetas las que sostienen el peso de la narración.
Cómics de lectura rápida para una sociedad de consumo rápido, en los que se otorga una importancia capital a la escena y se evita cualquier atisbo de recurso literario o línea de texto más allá de lo estrictamente necesario. Todo aquello que no puedan transmitir los personajes de viva voz queda entre el dibujo y el lector, otorgando una lección magistral de economía narrativa en la que con solo veinte páginas -de las cuales es probable que solo el 50% contengan diálogos- consigue dejarnos más satisfechos que otros muchos guionistas con sagas de veinte números.
¿El secreto? Tener muy claro que una cosa es la historia y otra lo que vemos de forma tangencial en el cómic, y que lo primero siempre debe ser mucho más extenso que lo segundo. Con esa idea en mente y con una milimetrada estrategia sobre dónde colocar cada viñeta y diálogo, Ellis consigue que cada cómic se una ventana a un relato mucho más amplio de lo que podemos ver en sus páginas, evitando cualquier trámite innecesario o en rellenar huecos que tenemos más que asumidos. Si tuviera que contar La Jungla de Cristal, el guionista británico podría hacerlo narrando únicamente la escena en la que Hans Gruber apunta con su pistola a la cabeza de Holly mientras uno de sus esbirros hace lo propio con un John McLane que aguarda para soltar su “Yippee ki yay” y seguiríamos teniendo la impresión de haber disfrutado de la misma historia que vimos en la película.
Una forma de narración hipertextual con la que Ellis sabe jugar con la complicidad del lector, para dejarnos en ese punto exacto entre la satisfacción por el relato ofrecido y la intriga en torno a las incógnitas sin revelar. Incógnitas que ni son necesarias para entender la historia ni seguramente se vayan a resolver nunca, pero que se quedan adheridas a nuestro paladar como ese sabor del que nunca terminamos de vernos saciados por mucho que repitamos.
Cada uno de los seis relatos escritos por Warren Ellis para la cabecera están estructurados en torno a un esqueleto básico formado por la introducción de la amenaza, un nudo que capitaliza el grueso de la acción en la que el protagonista se enfrenta contra ella y un desenlace en el que el guionista lo aclara todo y nos pone en situación. La duración de cada una de estas fases varía en relación a las exigencias de cada historia, e incluso pueden ver alterado su orden o manejar varios frentes en paralelo si la ocasión lo requiere. Lo único que nunca cambia es la página que el guionista usa como presentación de cada una de las historias, convirtiéndolaen una suerte de marca identificativa de la colección.
Equivalente en viñetas a los títulos de crédito de las películas de James Bond, cada una de estas páginas se reconoce por una composición en cuatro viñetas horizontales, la primera de las cuales presenta parte del escenario en el que se desarollorará la historia (siempre encabezada por las palabras Marvel Comics Presents), para dar paso a una segunda en la que se muestra al protagonista de la serie en cualquiera de sus identidades de combate y una tercera con el logo del Caballero Luna. La cuarta viñeta siempre concluye con el título del episodio así como una ilustración de la amenaza o reto a la que se enfrenta el vigilante en el número en cuestión. Cualquier otro añadido, como los nombres de los responsables o la información editorial del cómic queda relegada a la primera página, junto al resumen y los datos de publicación.
En esta página encontramos otrade las señas de identidad de la colección. Y es que en todos y cada uno de sus seis números para la cabecera, Ellis repite la misma sinopsis, resumiendo los rasgos básicos del personaje. Toda una declaración de intenciones que nos retrotae a los tiempos en los que cada cómic era un número #1 y se limitaban a contar historias sin necesidad de enrevesados cambios de estatus ni artificios más allá de narrar una aventura protagonizada por el personaje titular de la colección.
Pero si bien Ellis se ocupa de la partitura, hasta que no se interpreta no es más que un conjunto de puntos y líneas más o menos inspirados. Consciente de la responsabilidad que conlleva -no ya trasladar al papel sus ideas, sino convertirse en el David Ajá de Warren Ellis-, el dibujante de origen irlandés Declan Shalvey es quien se encarga darle vida en su primera colaboración con el guionista de Essex.
Declarado fan de los X-Men, Batman, Spider-Man y -ante todo- Star Trek, Shalvey se curtió en las islas británicas, llamando la atención con su trazo ágil y sencillo con reminiscencias a Michael Avon Oeming y John Paul Leon con el one-shot Hero Killers. Ganador del premio Eagle, su trabajo en la novela gráfica del Frankenstein de Mery Shelley a cargo de Jason Cobley y la adaptación de Sweeney Todd le hizo llamar la atención del mercado americano. Así que tras ser reclutado por BOOM! Studios para los cómics de 28 Días Después Michael Alan Nelson, comenzó a trabajar para Marvel de forma regular.
De hacerle los fill-ins a Kev Walker en los Thunderbolts de Jeff Parker a convertirse en el dibujante titular de los mismos, su trayectoria ascendente continuaría con el Veneno de Cullen Bunn y Masacre de Gerry Duggan y Brian Posehn, hasta ser reclutado por Ellis para relanzar las aventuras del Caballero Luna como parte de la reivindicación de los personajes secundarios de la casa de las ideas con el bautizado All-New Marvel Now!.
Si el aire fantasmagórico de los personajes que dibujaba, su dominio de la narrativa y la especialización en entornos urbanos de aire decadente daban forma a un currículum perfecto para tomar las riendas del apartado gráfico de las nuevas aventuras del Caballero Luna, Shalvey era consciente de que con precedentes como Don Perlin, Bill Sienkeiwicz, Kevin Nowlan, Ron Garney, David Finch, Jerome Opeña o Alex Maleev tenía un listón cuando menos alto. Así que cuando Ellis le comento que su etapa en la cabecera sería ante todo un relato noir de crímenes extraños, Shalvey lo consideró un reto para probar algo nuevo, y su primera determinación fue darle una identidad gráfica propia al personaje.
El objetivo del dibujante era que, de forma similar a como ocurre con Ojo de Halcón o la Wonder Woman de Brian Azzarello y Cliff Chiang, cuando el lector abriese la primera página, el lector tuviera inmediatamente claro que estaba leyendo el Caballero Luna. Para Shalvey que una colección tenga un dibujo genérico, en el que los lectores no tengan claro si están leyendo Aquaman o Los Vengadores es lo peor que puede tránsmitir gráficamente una colección, y lo último que querían conseguir.
Una de sus decisiones para conseguir esta personalidad gráfica fue usar el sombreado en negro, una práctica muy habitual en los cómics de temática noir desde antes del Sin City de Frank Miller, y que le parecía bastante adecuado para conseguir ominosos horizontes con edificios rodeados de cielos de tinta, profundidades sin fin y rostros de expresión intensa.
El siguiente paso radicaba en la composición de página, punto fundamental a la hora de abocetar el cómic. Para Shalvey, este proceso puede requerir más tiempo que el dibujo en si, y en el caso concreto de Caballero Luna buscaba un ritmo que congregase el dinamismo que empleó en Thunderbolts y el enfoque más pausado y atmosférico de su paso por Northlanders. Siendo crucial para conseguirlo la disposición de las viñetas dentro de la página, su orden, tamaño y la masificación de las mismas, Shalvey planteó a Ellis el uso de paneles horizontales dado el control que ofrecen sobre el ritmo con el que el lector sigue la historia.
Y es que Shalvey siempre ha mostrado una preocupación casi obsesiva a la hora de planificar el dibujo de forma que se este el que dicte al lector el ritmo y dirección de la historia de forma subconsciente, sin necesidad de recurrir a arcaísmos como indicaciones mediante flechas o similares. En cada una de las escenas de acción dibujadas por Shalvey a lo largo de su carrera, puede verse como los movimientos de los personajes están milimétricamente estudiados, siendo estos los que dirigen el curso de la acción.
Otro aspecto fundamental a la hora de componer cada viñeta es tener muy claro que es lo que pretendes priorizar dentro de la misma y cual es la mejor manera para que sea lo primero que llame la atención del lector al contemplarla. Dentro de este aspecto, es vital tener muy clara la perspectiva y como el nivel de detalle de aquello que dibujamos debe variar en consonancia a su cercanía al lector, o de la relevancia que queramos darle.
En lo que respecta a las referencias, Shalvey afirma beber mucho de la televisión y el cine, aunque no siempre de forma tan directa como hicieron en Escarlata. Para ese número en concreto, él y Ellis tenían muy claro que querían conseguir una escena de acción de la intensidad del plano secuencia de Tom-Yum-Goong, y se permitieron la licencia de homenajear a otras cintas de culto del cine de acción reciente. De esta forma, podemos ver un plano similar a la secuencia del pasillo del Old Boy de Park Chan-wook en la portada, el billyclub del Caballero Luna sustituyendo al martillo de Ryan Gosling en Drive en los títulos de crédito, una columna destrozada que recuerda mucho a la que podemos ver en The Raid, al protagonista esquivando golpes con la elegancia de Vithaya Pansringarm en Solo Dios Perdona o algunos movimientos directamente sacados de Ong Bak.
Aparte de alguna reverencia dentro del propio cómic como el nombre de Gareth (Evans) escrito en uno de los grafitis del edificio, Shalvey expone los referentes empleados en esta entrada y esta otra, afirmando por otro lado que aunque en esta ocasión es lo que buscaban, otras producciones han influido de forma mucho más sútil en su trabajo. De esta forma, el dibujante expone que generalmente busca atmósferas que le permitan sumergirse en ellas antes de abordar un proyecto de temática similar, citando a la serie A Dos Metros Bajo Tierra como una de las principales responsables de su sentido narrativo, y el cine de John Woo en lo que respecta a dibujar escenas de acción.
Estas no consisten únicamente en tomar una imagen de aquí y allá, y trasladarlas a las viñetas, sino que el dibujante debe tener una imagen muy clara del espacio, dónde esta situado cada elemento, de que forma van a moverse las piezas de acuerdo a dicha situación o donde enfocar el plano para reflejar la acción al ritmo que le interesa hacerlo. Volviendo al citado número en el que el Caballero Luna se enfrenta a toda una banda para rescatar a la niña secuestrada, el orden en el que aparecen los matones -de fondo- en la splahs page en la que el protagonista se planta bajo las escaleras del edificio, es exactamente el mismo en el que luego se enfrentan contra él. Algo que podría considerarse de cajón, pero que no todos los dibujantes tienen siempre en cuenta: Los personajes se mueven de forma coherente, incluso cuando no aparecen en la viñeta.
De su colaboración con Ellis, Shalvey destaca el sentido visual del guionista y su paciencia y complicidad con todas las sugerencias y dudas planteadas a lo largo de la creación de las historias. El guionista británico tenía muy claro lo que quería, y al dibujante no le tembló el pulso de que le exigiera lo mejor de si. En este punto, el dibujante bromeaba en su Tumblr sobre el fiasco en su primer intento de diseñar la armadura de hueso que el protagonista desentierra de su botín egipcio, y como Ellis le respondio entre exclamaciones subrayando la idea «un maldito cráneo de pájaro gigante«. Y aunque se niega a mostrar este diseño original del que ahora parece avergonzarse, si que tuvo oportunidad de rediseñar a su antojo el nuevo traje del Caballero Luna, recuperando el color negro bajo la túnica, incluyendo en la pechera y los brazaletes varios motivos con forma de media luna.
Sin embargo, Shalvey no es el único responsable de las virtudes gráficas de El Caballero Luna, y le acompaña la colorista ganadora del premio Eisner por méritos propios Jordie Bellaire, con quien lleva colaborando de forma estrecha desde su paso por Masacre y cuyo trabajo durante los últimos años ha terminado en convertirla en una de las artistas más interesantes de la actualidad.
Omnipresente, su dominio de la iluminación y sus sugerentes mezclas de color han engalanado los lápices de dibujantes como Nick Pitarra, Emma Ríos, Chris Samnee o Ming Doyle en sus incontables trabajos parta editoriales como Marvel, Image, Boom o DC. Capaz de transformar en una delicia visual hasta el más esquemático de los bocetos, su contribución al Caballero Luna de Warren Ellis eleva a la magnificencia el trazo de Declan Shalvey, convirtiéndose en parte crucial del estimulante acabado visual de la colección.
Bellaire aporta a cada número su propia gama de colores identificativa, la cual se muestra al lector ya desde la propia portada. Desde el reluciente blanco que envuelve al Caballero Luna en el primer número hasta el negro del Espectro en el último, la artista recurre a colores fácilmente identificables que resaltan sobre el resto en cada una de las entregas. Así, tenemos el verde radiactivo de los pandilleros fantasmas en Caja, la constante presencia de los azules pálidos en Sueño, el ocre cálido que recorre la arquitectura del edificio donde se desarrolla Escarlata o los colores rojo y amarillo que salpican la viñeta en cada disparo que se realiza en Francotirador.
La colorista va un paso más allá y hace que incluso cada escenario tenga su propio código de color. Esto es especialmente reseñable en la primera entrega, donde el amarillo hueso de la escena del crimen se va oscureciendo conforme cae la noche, para después movernos por diferentes tonalidades conforme el Caballero Luna inicia su descenso en las profundidades de Nueva York -marrón pálido para los niveles de metro, naranja bajo la luz de las fogatas de los vagabundos que sobreviven en las cloacas- hasta llegar al cían de maquinaria combinado con rojo de las luces de emergencia en su parada final. Algo parecido ocurre en Sueño, donde los tonos azules se mezclan con los tonos apagados de la noche neoyorquina, para después dar paso a un psicotrópico festival de neón repleto de degradados con púrpura, amarillo intenso, rosa fluorescente y verdeazulados que se entremezclan entre sí.
Pero sin duda el principal hallazgo en el apartado del color fue la idea de Shalvey y Bellaire de emplear únicamente un blanco neto a la hora de representar el traje del Caballero Luna. Nada de gris, texturas al mínimo, nada de sombras más allá de las estrictamente necesarias en las zonas más oscuras del traje, y siempre por medio del entintado para conseguir la apariencia de un blanco inmaculado. El resultado es un vigilante que transmite un aspecto irreal, como si fuera una oquedad dentro de la viñeta que se hubiera quedado sin colorear. Esto no solo potencia todavía más esa apariencia fantasmal de otro mundo que se buscaba en tiempos de Sienkewicz, sino que -independientemente de la circunstancia en la que nos encontremos- atrae inmediatamente la atención del lector. Ya sea irrumpiendo en la escena de un crimen con su traje como Mister Knight o con el atuendo del Caballero Luna, donde la Capa actúa como marcador de movimiento, como si de un espectro que hubiera rasgado la viñeta introduciéndose desde los márgenes se tratase.
Declan (Shalvey) y Jordie (Bellaire) mantienen una comunicación constante en el proceso de desarrollo del apartado gráfico. Y aunque en ocasiones eso implica diferencias creativas que el dibujante describe como pequeños conflictos armados, la química es tan productiva que siempre están abiertos a lo que el otro vaya a proponer. Entendiendo que ambos son apasionados de su trabajo y que están donde están por sus cualidades, Shalvey generalmente envía los borradores con algunas indicaciones básicas a Bellaire, a lo que ella responde con su propuesta en base a la idea del dibujante. De está última fase del proceso creativo sale el acabado final de las páginas decidido entre ambos, y que es posteriormente enviado a los editores para su publicación.
Con un equipo creativo en estado de gracia, en el que Warren Ellis recupera la lucidez de sus mejores tiempos y Declan Shalvey y Jodie Bellaire dan lo mejor de si, El Caballero Luna es en definitiva una de las mejores series que ha dado All-New Marvel NOW!, y una de las lecturas más estimulantes que los apasionados por los vigilantes enmascarados de la novela pulp pueden encontrar en la actualidad. Un canto de amor al formato natural del cómic, y que cualquier buen aficionado al cómic desearía tener en grapa junto a sus vinilos y originales, en lugar de en tomo recopilatorio como un cualquiera.
Mostrando una simbiosis impecable entre personaje y equipo creativo, el triunvirato formado por Ellis, Shalvey y Bellaire devuelven al Caballero Luna a su más pura esencia, apelando a sus orígenes e incluyendo como parte de los mismos toda adición interesante que se haya realizado por el camino. El resultado es un personaje que brilla con luz propia, no como un mero sucedáneo de Batman, sino como una entidad con una voz única, con una fuerza irresistible y perfectamente diferenciada.
Todo lo que se le puede achacar a la etapa es la brevedad de la misma y que Ellis no sienta la ambición de querer ir más allá de firmar seis relatos autoconclusivos protagonizados por el Caballero Luna. Pero es que el de Essex no necesita más. Solo con esos seis, se las vale para poner en orden la mitología del personaje en una andadura más intensa que otras de extensión muy superior, y que se presenta como una sólida piedra angular para todo lo que Marvel quiera hacer con el personaje a partir de ahora.
Ya sea como disparo de salida para continuar sus aventuras en las viñetas o como hoja de ruta como base para un plausible traslado a imagen real, el Caballero Luna de Ellis, Shalvey y Bellaire congrega todo lo que define al personaje, necesitando únicamente de que lleguen los David Mack, Brian Michael Bendis, Ed Brubaker o Mark Waid que mantengan viva la llama del personaje como ocurrió con Daredevil cuando fue relanzado dentro de la línea Marvel Knights. De momento, serán el discípulo de Ellis y guionista de Demo y Ultimate X-Men Brian Wood y el dibujante de Dream Thief Greg Smallwood los que tomen el relevo. Si estarán a la altura de sus predecesores o no, es algo que todavía está por ver.
Agradecimientos: A las páginas personales en Tumblr de Warren Ellis, Declan Shalvey y Jordie Bellaire, a Ander Luque por la ayuda prestada con los números en los que se inspira cada uno de los cómics de esta etapa, Paste Magazine por su entrevista a Declan Shalvey, Atoll Comic por su análisis de la narrativa de Escarlata y a Comic Book Resources y Comic Vine por las imágenes.
Qué pasada de reseña, Sr G. La he ojeado por encima y esta noche lo leeré con calma. Felicidades.
El cómic de Ellis… pues lo mejor que publicado Marvel los seis últimos meses. He dicho.
Gavilán, teniendo en cuenta mi creciente nivel de ansiedad por no haber podido catar este cómic al estar esperando su edición española… considero una crueldad inhumana y un ataque personal el que publiques esta pedazo de reseña.
Pistolas o sables. Duelo a la luz de la luna.
» el guionista se mueve en consonancia con la última apuesta de la Marvel de Axel Alonso, en su búsqueda por recuperar la relevancia de la grapa mediante cómics que ofrezcan una historia con principio y final. »
Esto me ha sobrado, porque primero no hay ningún cómic en Marvel ni remotamente parecido a este, y tampoco me parece que ande sobradas de guionistas especializados en historias autoconclusivas. La referencia es como dice obras anteriores de Ellis, como Fell, Global Frecuency y su breve y cojonuda etapa en Hellblazer. De hecho, como hace poco que me he leído Fell, he tenido la impresión de que estaba leyendo Fell Vol 2..
«El Caballero Luna es en definitiva una de las mejores series que ha dado All-New Marvel NOW!,»
De las mejores no, diría, la mejor.
«De momento, serán el discípulo de Ellis y guionista de Demo y Ultimate X-Men Brian Wood y el dibujante de Dream Thief Greg Smallwood los que tomen el relevo. Si estarán a la altura de sus predecesores o no, es algo que todavía está por ver.»
Hay una preview en el último número de Ellis del primero de Wood, y la cosa no pinta muy bien. El dibujo, por lo menos, es muy muy inferior.
Y hombre: «que no necesita más». No necesitará más su cuenta corriente, los lectores de cómics del mundo estaríamos encantados con que hubiera escrito doce, dieciséis o cincuenta números ese nivel, amos 😉
El trabajo del dibujante es excepcional, como señala, señor Gavilán, y la verdad es que es uno de esos cómics en los que te gustaría echarle un ojo a los guiones. Me los imagino supersintéticos, un esquema, los diálogos y poco más, pero quizás sea todo lo contrario. A saber.
Dicho, esto, una estupenda reseña. Si fuera más pedante podría haber citado eso de Hemingway, de la teoría del iceberg, que en un buen relato hay un diez por ciento sobre la superficie y un noventa sumergido 🙂
«El Caballero Luna es en definitiva una de las mejores series que ha dado All-New Marvel NOW!, y una de las lecturas más estimulantes que los apasionados por los vigilantes enmascarados de la novela pulp pueden encontrar en la actualidad. »
La primera parte de la afirmación no la puedo calificar como palabras mayores, la segunda si 😉
Iba a decir que Este Moon Knight de Ellis me parece poco aprovechado y cosas por el estilo… Pero es leer el estupendo trabajo que se ha marcado Gavilán y tener que callarme como una p*t* para alabarle y darle la razón.
Y, sobre todo, me has dejado unas ganas locas de releer esta etapa (Panini, ya tardas) y la de Moench (que en pleno proceso de fan del Caballero Luna leí incompleta y me gustó mucho).
P.D: Una cosa que llevo tiempo pensando, y es que, para mí, el Caballero Luna, más que ser una copia de Batman, me parece una copia de La Sombra. No sé, las múltiples personalidades, los dos tienen un pasado que quieren «corregir´´…
Pedazo reseña Daniel!! Que maravilla. Si tu objetivo era que dejaramos lo que estuvieramos haciendo y buscasemos como locos este Moon Knight de Ellis, objetivo cumplido. Estoy en modo shut up and take my money!!
Me uno a los vítores: ¡Pedazo de reseña, Sr. Gavilán!
Y la verdad es que muy atinadas también las observaciones de Mr. X («no hay ningún cómic en Marvel ni remotamente parecido a este, y tampoco me parece que ande sobradas de guionistas especializados en historias autoconclusivas») y Espaidi («el Caballero Luna, más que ser una copia de Batman, me parece una copia de La Sombra»), entre otros.
Coincido con la mayor parte de la reseña. La verdad es que leerla me ha hecho disfrutar todavía más de lo bueno (¡qué documentación, chavales! ¡qué pasión! ¡qué criterio analítico!) y olvidarme de lo malo del cómic, que también lo hay.
Para ser justos, entre lo primero está:
-el esfuerzo autoconclusivo para contar historias poderosas (tan sólo hay que fijarse en los títulos… ¿quién no quiere leer historias con esos titulazos concisos como un puñetazo en el estómago?) y que crean entidad propia número a número
-La increíble variedad de recursos narrativos que usa (la división de las viñetas en «shooter», el narrar el desarrollo de la vida del antagonista viñeta tras viñeta en «Espectro», las viñetas-página en «slasher»…)
-El molonismo desaforado de TODOS los trajes que utiliza el Caballero
-Todo lo cual me lleva al acojonante y creativo grafismo del cómic, que hace que cada página sea atesorable en la retina y, en definitiva, bella (estremece la «grande bellezza» de cada detalle)
En lo segundo estaría:
-la velocidad vertiginosa en la que se leen estos números (se «miran» más que se leen)
-lo corto de la etapa (exacto, com se ha dicho, deja con demasiadas ganas de más como para no criticarle el no haber desarrollado un poco más su visión del universo lunar)
-el invertir tanto tiempo en la «presentación del capítulo» (que queda absolutamente genial, eso sí) para luego desarrollar la historia en tan pocas páginas
-todo lo cual me lleva a la sensación de que estos seis números dan para una historia de definición de personaje y entorno, tremendamente narrada, con muchos recursos creativos, pero que no cuenta nada trascendente… que desaprovecha la oportunidad de haberse marcado una Obra con mayúsculas a poco de haber sido un tanto más ambicioso
Por descontado que Wood y Smallwood (¿Madera y Maderita? ¡tela con los nombres!) tienen una papeleta y de las gordas. Me da cierta pereza continuar de la mano de otros autores, la verdad.
Genial reseña Daniel: una colección que en su primer número me gustó sin entusiasmarme, pero que en su segunda entrega ya me cautivó, convirtiéndome en un incondicional creyente en ésta lamentablemente corta etapa.
Y Espaiderman, la relación entre La Sombra y El Caballero Luna está ahí sin duda, aunque no sé si Doug Moench la estableció de forma intencionada. Como muestra, cuando Howard Chaykin actualizó al vengador pulp en los 80, uno de los retos que se autoimpuso fue precisamente darle un enfoque que lo diferenciase del puño de Khonshu. Al propio Chaykin le parecían conceptos casi idénticos y le preocupaba que el modelo original pasase por copia ante los lectores que se acercaban por primera vez a La Sombra.
Muy larga la reseña!
Como no la he leido entera, solo comentare que Ellis es un genio.
Todo lo que hace, guste o no, tiene un toque especial. Sólo que en Marvel bajó el nivel, vaya a saber porqué.
Pero no obstante, sigue a un buen nivel.
Para mi el mejor guionista del siglo XXI.
Tremenda reseña del Señor Gavilán, sobre un personaje que me resueltos siempre interesante. Ya echaba de menos estas historias de un número con tanta macrosagaeventohistorisepicarocambolesca por ahí suelta.
Slasher, Sniper, Sleep, Scarlet, Spectre, por un momento iba a preguntar sí el hecho declive todos los títulos comenzarán por «ese» tendría alguna razón. Pero ya he visto que uno se titula Box. Llama mucho la atención esta etapa, di seccionada magistralmente en todos sus apartados. Muy alto parece quedar el nivel para el siguiente equipo creativo. Buena suerte.
Por cierto, muy interesante lo de las referencias a los cómics de Moench. Me han dado unas ganas locas de leerme esa etapa tan mítica.
Mr. X: «Por cierto, muy interesante lo de las referencias a los cómics de Moench. Me han dado unas ganas locas de leerme esa etapa tan mítica.»
Estupendos tebeos que mucho estamos deseando ver publicados de nuevo.
El artículo del señor Gavilán excelente, para una etapa que, visto el resto de publicaciones, ha ido a contracorriente, y es muy de agradecer. Precisamente por eso, saben a poco estos 6 números, una etapita de 20 numeritos hubiera sido épica.
Gracias, gente. Me alegro de que os haya gustado la reseña
En cuanto al Caballero Luna de Doug Moench, puede que uno de sus principales handicaps visto en perspectiva sea lo mucho que se nota que el guionista tenía unas ganas irresistibles de escribir a Batman. Es por ejemplo imposible leer dos de los cómics originales a los que homenajea Ellis, sin que los nombres de “Deadshot” y “Ra’s Al Ghul” se le venga a la cabeza a uno.
Respecto a Fell, estuve tentado de mentarla junto a Planetary y Global Frequency, porque obviamente hay más de un elemento en común con el tono urbano de este Caballero Luna, pero: a) Creo que en esta última está incluso más atinado. b) Todavía me fastidia que la serie dibujada por Templesmith se quedase colgada como lo hizo.
En lo que atañe a la comparativa con el resto de colecciones All-New Marvel Now!, lo mismo he pecado de conservador porque -efectivamente- es el que mejor sabe aprovechar el formato del relato unitario en su forma más pura (de hecho creía recordar que lo llegaba a comentar en la parte del Iceberg que coemnta Mister Equis).
Aun así, tampoco creo que se pueda negar que ha habido un intento por recuperar este tipo de historias con las nuevas colecciones publicadas a lo largo de este año. Otra cosa es que, como digo en el texto, a unos se les haya dado mejor que otros.
Ellis sin duda es medalla de oro en este campo porque seis de una tacada -los seis así de cojonudos- no están al alcance de casi nadie en el mercado actual. Pero también hemos tenido otras colecciones con números autoconclusivos tan destacables como el de Hulka que se publicó la semana pasada, el de las citas o el de la espada de Sigfried de Loki, o más de uno de Enemigos Superiores de Spider-Man, Magneto o los Vengadores Secretos de Kot.
p.s.: Lo lamento Khonshu, pero las ideas estaban frescas y había que darlas salida. Solo espero que al menos sirva para engordar el apetito por la llegada de la serie a nuestro país, a ver si con suerte Panini acelera su publicación 😛
Bfff brutal reseña! el cómic no es para menos, me encanta que hayas analizado color, morfología y narrativa tan a fondo. En estas historias son de un peso capital.
Ganazas de leerlo en castellano, aunque en ingles es muy accesible, con el ahorro de diálogos que comentas.
Otra alegre sorpresa de este all-new, cada uno con sus cosas, silver surfer, hulka, elektra y este me están encantando.
Gustazo poder leer un articulazo así tranquilamente en agosto. Lo de esplayarse en el trabajo dek colorista ya es de traca.
Nunca he sido muy fan del personaje pero si editan los 6 números en formato unitario igual pico leída la reseňa. A ver ese precio…
«Solo espero que al menos sirva para engordar el apetito por la llegada de la serie a nuestro país, a ver si con suerte Panini acelera su publicación»
Esto es carne de 100% Marvel. De momento Panini ha anunciado para octubre Viuda Negra e Invasores en tomito. Imagino que Lunita se nos irá a Diciembre o así.
Ten por seguro que en cuanto lo lea iré de cabeza a recuperar este pedazo de artículo.
Pedazo de reseña, Gavilán.
Y qué buena pinta tiene esto, joder.
Panini; ¿P’a cuándo?
La verdad es que considerando que eran unos cómics tan gráficos, y en los que el color tiene tanta importancia, hablar de los cómics sin mentar el trabajo de Bellaire iba a ser quedarse a medias. Sobre todo teniendo en cuenta que destaca por si sola y que con el trabajo que está realizando con toda colección que pasa por sus manos no es para que gane un Eisner, sino 6 o 7. Es colorear los trazos de cualquier dibujante, y este pasa inmediatamente de bueno o interesante a ser la leche en verso
Por cierto, que todo el equipo de la serie se muda a Image, ¿no?, para una de las recién anunciadas.
Y respecto a las dos que tiene en marcha, Supreme y la de los arbolitos, no sé si las estáis siguiendo, pero son de un estilo bastante extraño y, por así decirlo, trascendente, que no había visto antes en Ellis.
Daniel; además de agradecer a Ander Luque la ayuda prestada en la realización de tan cojonuda reseña, dile que se pase por aquí alguna vez.
Que se echa de menos al cabronazo del Reve, coño.
De el Moon Night de Ellis y del gran Shalvey esperaba más sobre todo obvio de Ellis, porque Shalvey realmente cumplio de forma genial.
El único número que me gustó muchísimo fue el último. Si bien sé que es una historia autoconclusiva, el origen del villano es sencillo como no se veía en años y eso fue absurdamente genial!!!!!
-«Un canto de amor al formato natural del cómic, y que cualquier buen aficionado al cómic desearía tener en grapa junto a sus vinilos y originales, en lugar de en tomo recopilatorio como un cualquiera»
Hombre, pues depende, no?
Mis tomos recopilatorios (y le aseguro que tengo unos cuantos, ¿que son si no los TochoGolds, los MG, los 100%M, los M Héroes o los Héroes M, las Biblio Grandes Autores de DC o los Integrales de diversas editoriales, si no tomos recopilatorios?), igual que mis cd´s y/o vinilos recopilatorios (unos cuantos más también) lucen orgullosos en sus distintas estanterías igual que, seguramente, lo hará este después de su estupenda reseña que aún me ha dejado, si cabe, con más ganas de tenerlo (en tomo)
Y aprovecho la ocasión para unirme a las voces de los compañeros que claman, una vez más, por una reedición (en tomo recopilatorio, por supuesto) de la etapa clásica del Caballero Luna.
Sres. de Panini, aprovechen el momento de la gran etapa de Ellis, Shalvey y Bellaire.
Seguro que se lo quitan de las manos 😉
Rockeros Saludos
Pedazo de reseña sobre esta nueva etapa del Puño de Konshu.
No creo que se pueda sacar más jugo a estos seis números.
Nivel de ansiedad subiendo para que Panini lo publique (¡¡¡en tomo!!) de una vez.
Lo prometido es deuda.
Una vez leído este gran cómic he venido corriendo a empaparme con el estupendo análisis de Daniel.
Me ha encantado este MK y el Gran Gavilán ha sabido leer muy bien las sutilezas que esconde una obra, en apariencia sencilla, pero que está mucho más trabajada de lo que aparenta.
De entrada, se nota que Ellis se ha empapado de los cómics clásicos del personaje. Es curioso, cómo sin sacar apenas nada directamente de la obra de otros autores, hay muchas reminiscencias muy sutiles:
– El hecho de que cada capítulo se refiera a una historia de Moench.
– La mención al marido de Frenchie, de la etapa de Charlie Huston
– Marlene Alraune ahora es Fontaine, lo cual evidencia, sin decir nada, que ha vuelto con su ex marido, un personaje que salió muy brevemente en el Fist of Khonshu de Alan Zelenetz.
Qué lástima que Ellis no se quedara más, porque le había pillado el punto al personaje y son pocos los que lo logran.
Me ha parecido un cómic absolutamente fascinante. Y durante toda la lectura he tenido este runrún: Mr. A y Holy Motors.
Me acabas de dejar tó roto, Zape. HOLY MOTORS, claro. Si hasta tiene la limusina xD
Y otros elementos similares: personalidades múltiples, nocturnidad, actuación… incluso la de Carax es un peli de capítulos perfectamente autoconclusivos recopilados.
De ahí mi «hasta». Demasiados paralelismos. Habría que ver cómo de peluda es la esposa del señor Ellis…
Me alegro de que la hayáis disfrutado, caballeros. El sello de aprobación de Khonshu y Zape me ratifica que no tuve mal ojo en apostar por Ellis, Shalvey y Bellaire. Me apunto adelantar el visionado de Holy Motors, que ya la tenía en el punto de mira, pero no sabía que pudiera tener varios puntos en común con este sexteto en Caballero Luna mayor
Me ha parecido una joya, la verdad. Y como se ve, pese a su apariencia, muy íntimamente relacionada con la mitología del personaje. No como Green Arrow…
¡¡muy,muy chulo¡¡. 🙂
me lo he acabado esta mañana del tirón,y todas las criticas buenas que se han dicho por aquí estan sobradamente justificadas.
así que,por la parte que me toca, ¡¡ GRACIAS¡¡.
me gustaron especialmente los capitulos dedicados a los fantsmas punks,y el homenaje a the raid.
el último capitulo,en cambio,el del espectro me ha parecido algo deslucido en el conjunto.tanto en guión como en el dibujo.
quizás aquí entendió ellis que debia dejarlo.no sé….
brian bendis debió tirarse de los pel…(oops,perdón)por no haber descubierto antes a esa pareja formada por declan shalvey y jordie bellaire.muy grandes ambos.
lo dicho,un comic cojonudo.de verdad que sí.